Las amigas de mi novia 3

Me vestí, me fui a desayunar a un bar, pensé que hacer. Fui a almorzar a la casa de mi madre, ella se había separado de mi padre por una infidelidad hace años, ella sabría aconsejarme. 
Cuando le pregunté si se podía perdonar una infidelidad, ella me devolvió una pregunta.
- La querés?
- Sí.
- Ella te quiere?
- Sí.
- Y que sería peor, ser un "cornudo" o no estar con ella?
- Gracias má! Sos una genia.
Después hablamos de otras cosas y me fui a caminar un rato hasta entrada la noche. Un mensaje al celular me hizo volver.
"Te espero para cenar, hablar y lo que quieras"
Encaminé para casa, pero antes hice un par de compras. Nos esperaba una larga noche...
Cuando llegué al departamento, María había cocinado y puesto la mesa para una cena romántica.
Después de comer hablamos y le dije que podía aceptar su modo de relación, pero que antes tenía un pedido. Ella me abrazó contenta.
- Pedime lo que sea!
- Quiero un trío, con vos y Rose.
- Epa, que atrevido! Ok, voy a hablarle.
Un rato después me dijo que Rose había aceptado y llegaría en menos de una hora.
- Mientras que podemos hacer?
- Tengo unas ideas...
Nos dimos una ducha juntos, con un jabón relajante que compré y que tenía un olor riquísimo. Después le di una tanga de encaje y el consolador que había comprado también en un sexshop.
- Ponete solo la tanga.
Verla desnuda y sumisa me hacía sentir bien y mal al mismo tiempo. Excitado y con culpa, decidí ver hasta donde llegaría esa noche.
- Hoy vamos a jugar y divertirnos, pero quiero que sepas que es algo de una sola noche.
- Por mí no hay problema, no me molesta compartirte con Rose.
- Me alegra saber eso. Ya debe estar por llegar, vamos al living.
La llevé de la mano hasta el sillón y la subí arriba mio, para besarla y chuparle las tetas con esos pezones hermosos que tiene. Yo solo llevaba un boxer apretado y mi erección no se hizo esperar. Corrí si tanga y jugué con unos dedos en su concha, la lubriqué bien y luego, mirándola a los ojos le metí el dildo de 17x4 de a poco. Ella me sostuvo la mirada todo el tiempo. Seguimos así, con besos, lamidas y el juguete unos minutos hasta que sonó la puerta. Un delicado golpe nos avisaba la llegada de Rose. Mi corazón se aceleró.
- Recibila con un buen beso, dale.
En cuanto la vio a Mery desnuda, Rose abrió grande los ojos y sonrió.
- Así me esperaban?
Mery le comió la boca como respuesta y la ayudó a desnudarse. Rose era una putita en un cuerpo de muñeca. 
Las dos se me acercaron y se arrodillaron en la alfombra a mis pies. Me sacaron el boxer y sin decir nada más me la chuparon entre las dos. Yo las miraba con el dildo en la mano.
- Rose, chupá este un segundo...
Se lo metió en la boca y se dio cuenta del sabor a concha enseguida.
- Estuvieron jugando antes...
- Sí, y ahora vamos a jugar los 3!
Hicimos una ronda de orales, nos chupamos todo, ellas a mí, yo a las dos, ellas entre sí... En fin, algo que calentaría a cualquiera al límite.
Estaba Rose en cuatro en el piso chupando a Mery y decidí que era el momento de volver a coger ese culito, pero iría despacio, era temprano y llevaba casi 24 horas sin acabar. Me puse detrás de ella y penetré su concha sin preguntar. Ella solo gimió y siguió lamiendo a su amiga que acabó viéndome coger a la otra.
Mery me miraba coger a Rose y sonreía con cara de "yo sabía". Yo sin apartar la vista de sus ojos, le dije.
- Vamos a preparar este culito, amor.
Rose se subió al sillón y nos ofreció su delicioso orto. Lo lubricamos y le metimos dedos mientras yo lengüeteaba su delicado sexo. Una vez listo ñ, me puse detrás y empujé la pija, que entró hasta la mitad sin problema. Eso me encantaba de esa cola, era de goma por dentro y duro por fuera.
Mery miraba como mi pija se perdía dentro de su amiga y le separaba las nalgas para abrírselo más.
- Cogela fuerte! Dale hasta el fondo!
- Pero le va a doler!
- Rompela toda, solo así va a acabar ella!
Rose no decía nada, solo gemía despacio y le chupaba las tetas a Mery. Obedecí a mi novia y le empecé a dar duro y profundo a ese culo divino. Ella gritaba de placer.
- Aah aahh más! MÁS!
Le di más. Se empezó a sacudir, moviendo el culo arriba y abajo. Acabó con un grito abrazada a Mery.
- AAAAAAHH!
 No me contuve más, la clavé al fondo y solté una gran carga de semen en su interior. Se desplomó en el sillón y quedó agotada, con suaves temblores y la leche escurriendo del culo.
- Guau. Como te la cogiste, amor!
Besé a Mery y le toqué la concha, estaba empapada. 
- Disfrutaste el show?
- Me calentó ver a Rose siendo violada por vos!
Tomamos algo, descansamos unos minutos y ayudamos a la pobre Rose a reponerse y lavarse. Después fuimos a la cama y reanudamos las caricias. Cuando estuve al palo otra vez, Mery se subió arriba mío y se puso a cabalgar, subiendo el ritmo de a poco.
- Rose, trae el consolador.
- Ok!
Abracé a Mery y la besé, dejándola en 4 arriba mío. Rose volvió con el juguete y me miró.
- Es para el culo de Mery. 
Ella entendió enseguida y escupió el ojete de su amiga antes de meterle dos dedos. Lamía mis bolas y la concha de Mery mientras le dilataba el culo. Después chupó el dildo y le clavó el glande nomás.
Mery jadeaba y puteaba.
- Aahh... Son dos hijos de putaa!
- Amiga, te gustó como me rompió el culo Sebas? Adiviná a quién le van a romper el culo ahora!
Le metió el dildo bien adentro.
- Noo! Puta!
Rose no tuvo piedad. Apuñalaba el orto de Mery mientras yo no dejaba de cogerle su jugosa concha. La estábamos haciendo gozar y sufrir como nunca.
- Aahh! Me van a hacer acabar, la puta madrreeee!
La concha de Mery empezó a mojarse mucho, sus piernas temblaban. Aceleré las embestidas y le acabé lo que me quedaba de leche. Nos quedamos quietos, recuperando el aire, hasta que mi pija blanda se salió, junto con nuestros fluidos. Sentí una lengua pasar por todas partes.
- Mmm... Que rico que es esto!
Rose se acercó con la lengua afuera a la boca de Mery, que la recibió con ganas.
- Mmm... Sí! Muy rico! Seba debería probar también!
Sonrieron pícaras y Mery se puso abierta de piernas para que Rose le coma la concha. Luego me besó a mi con la cara enchastrada en semen y jugos vaginales. La mezcla en la boca de Rose me gustó, por lo que ella siguió chupando concha y besándonos a los dos.
Después de esa noche, amé mucho más a Mery, más que a mi María.

Fin.