Lo que les voy a comentar comenzó a pasar hace poco más de un mes, y no ha dejado de suceder desde ese entonces. Yo trabajo como cuidador en un internación domiciliaria, básicamente dándole los cuidados básicos a un paciente. Es una familia típica de Rawson, nada especial, familia de trabajadores, mamá, papá, y tres hijos. Ya hace tres años que trabajo ahí, y desde el primer que día empecé a trabajar, siempre me sentí atraído por el padre de mi paciente. No es que tenga un súper cuerpo, ni nada que se le parezca, pero si tiene una actitud muy masculina y dominante que me calentó desde el primer momento en que lo ví.
Venía notando desde bastante tiempo que el siempre me miraba la cola, sobre todo porque con el ambo que uso se me marca mucho, además de que soy bastante culon. Esas miradas muchas veces eras bastante incómodas. Por momentos sentía que me penetraba con la mirada, era cuestión de tiempo para que uno de los dos diera el primer paso.
Asi fue como un día se dieron las circunstancias perfectas para sucediera. El había tenido un accidente laboral, y se había hecho un corte en la mano, por lo que necesitaba que se le realicen curaciones todos los días. Fue uno de estos días en que le estaba haciendo las curaciones que me di cuenta que mientras yo lo curaba el no dejaba de mirarme la cola, y mientras me miraba se mordía los labios. Yo llevaba ya un tiempo sin coger y sentía una gran necesidad de que alguien me la meta. Así que decidí arriesgarme y le empecé a decir cosas, le dije que me gustaban sus manos que se veían muy masculinas, muy fuertes. Lo noté algo nervioso, medio descolocado por la situación, que según me contó después, era la primera vez que le pasaba. Muy tímidamente me digo "gracias por los halagos". Yo, obviamente con mucha más experiencia que el, le dije que no había problema, le comenté que lo notaba estresado, que por lo que no podía trabajar por ese problemita de salud, últimamente lo veía preocupado, que tal vez le hacía falta relajarse. Le propuse hacerle un masaje. Una vez más, tímidamente, me dijo que si estaba seguro, que si yo sabía hacer. Obviamente no deje pasar la oportunidad y le dije qu si, que no tenía problema en darle un masaje en la espalda, y en dónde le hiciera falta.
Comenzamos en la misma silla del comedor, dónde anteriormente le había hecho sus curaciones. Sentír esa espalda en mis manos, acariciarlo de esa manera, me llevo al cielo en un segundo. Ya no podía parar ahí. Le dije que para que fuera más fácil y tuviera mejor resultados era mejor que se sacara la remera. Y sin esperarlo, me dijo que si no era mejor hacerlo en la cama. La respuesta fue casi como un gemido: si!!
Fuimos a su habitación, se sacó la remera y se recostó boca abajo; pero antes me pido que por favor no comentara esto con nadie. Le dije que no había problema, que esto quedaba entre el y yo, que no tuviera miedo. Lo sentí más cómodo, más predispuesto, más entregado a lo que fuera que se diera. El miedo que tenía, ya solo era curiosidad, y lo que nos esperaba solo era placer.
Recorrí cada centímetro de su espalda, entre masajes, caricias y besos. Lo sentía entregado, casi mío.
Le pedí que se diera vuelta, que quería seguir con su pecho. Cuando se dió vuelta, noté que tenía una gran erección. No me había equivocado, se veía que era bastante grande. Segui masajeando su cuerpo, su cuello, su pecho, sus axilas, su abdomen, no me prive de besar ninguna parte de su cuerpo. Ese olor, con solo recordarlo siento ganas de sentirlo nuevamente dentro de mi.
Ya estaba todo predispuesto, no había nada que aclarar. Pero solo por una cuestión casi protocolar le pregunté que si podía seguir más abajo. Su respuesta no dejo dudas: si por favor, chúpamela!!
Comence bajando su pantalón, poco a poco. Besando milímetro por milímetro. A medida que bajaba iba notando todos más duro. Estaba todo listo para bajar todo y al fin chuparla...cuando escuchamos el ruido del portón del frente abriéndose. Era su mujer, había regresado antes de tiempo.
Rápidamente salí del dormitorio, volví con mi paciente, y el se metió al baño.
Si bien había sido frustrante para una primera vez, ya estaba todo listo para las muchas veces que nos encontramos luego, y que obviamente voy a contar en otros relatos.
Venía notando desde bastante tiempo que el siempre me miraba la cola, sobre todo porque con el ambo que uso se me marca mucho, además de que soy bastante culon. Esas miradas muchas veces eras bastante incómodas. Por momentos sentía que me penetraba con la mirada, era cuestión de tiempo para que uno de los dos diera el primer paso.
Asi fue como un día se dieron las circunstancias perfectas para sucediera. El había tenido un accidente laboral, y se había hecho un corte en la mano, por lo que necesitaba que se le realicen curaciones todos los días. Fue uno de estos días en que le estaba haciendo las curaciones que me di cuenta que mientras yo lo curaba el no dejaba de mirarme la cola, y mientras me miraba se mordía los labios. Yo llevaba ya un tiempo sin coger y sentía una gran necesidad de que alguien me la meta. Así que decidí arriesgarme y le empecé a decir cosas, le dije que me gustaban sus manos que se veían muy masculinas, muy fuertes. Lo noté algo nervioso, medio descolocado por la situación, que según me contó después, era la primera vez que le pasaba. Muy tímidamente me digo "gracias por los halagos". Yo, obviamente con mucha más experiencia que el, le dije que no había problema, le comenté que lo notaba estresado, que por lo que no podía trabajar por ese problemita de salud, últimamente lo veía preocupado, que tal vez le hacía falta relajarse. Le propuse hacerle un masaje. Una vez más, tímidamente, me dijo que si estaba seguro, que si yo sabía hacer. Obviamente no deje pasar la oportunidad y le dije qu si, que no tenía problema en darle un masaje en la espalda, y en dónde le hiciera falta.
Comenzamos en la misma silla del comedor, dónde anteriormente le había hecho sus curaciones. Sentír esa espalda en mis manos, acariciarlo de esa manera, me llevo al cielo en un segundo. Ya no podía parar ahí. Le dije que para que fuera más fácil y tuviera mejor resultados era mejor que se sacara la remera. Y sin esperarlo, me dijo que si no era mejor hacerlo en la cama. La respuesta fue casi como un gemido: si!!
Fuimos a su habitación, se sacó la remera y se recostó boca abajo; pero antes me pido que por favor no comentara esto con nadie. Le dije que no había problema, que esto quedaba entre el y yo, que no tuviera miedo. Lo sentí más cómodo, más predispuesto, más entregado a lo que fuera que se diera. El miedo que tenía, ya solo era curiosidad, y lo que nos esperaba solo era placer.
Recorrí cada centímetro de su espalda, entre masajes, caricias y besos. Lo sentía entregado, casi mío.
Le pedí que se diera vuelta, que quería seguir con su pecho. Cuando se dió vuelta, noté que tenía una gran erección. No me había equivocado, se veía que era bastante grande. Segui masajeando su cuerpo, su cuello, su pecho, sus axilas, su abdomen, no me prive de besar ninguna parte de su cuerpo. Ese olor, con solo recordarlo siento ganas de sentirlo nuevamente dentro de mi.
Ya estaba todo predispuesto, no había nada que aclarar. Pero solo por una cuestión casi protocolar le pregunté que si podía seguir más abajo. Su respuesta no dejo dudas: si por favor, chúpamela!!
Comence bajando su pantalón, poco a poco. Besando milímetro por milímetro. A medida que bajaba iba notando todos más duro. Estaba todo listo para bajar todo y al fin chuparla...cuando escuchamos el ruido del portón del frente abriéndose. Era su mujer, había regresado antes de tiempo.
Rápidamente salí del dormitorio, volví con mi paciente, y el se metió al baño.
Si bien había sido frustrante para una primera vez, ya estaba todo listo para las muchas veces que nos encontramos luego, y que obviamente voy a contar en otros relatos.
3 comentarios - Cogiendo en el trabajo