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El Onlyfans de mi hermana. Parte 9

Vaya que pasó tiempo, pido perdón por el retraso, la historia sigue en pie a pesar de la demora y hoy da un paso fundamental presentando a Noelia en carne y hueso.

Este episodio no es la excepción y tiene una nueva sesión y un nuevo flashback, que sé que a muchos les gusta cuando traigo al presente fragmentos de la relación de los hermanos antes de desencadenar sus perversiones.

La musa de esta historia es la ucraniana Alexandra Kroha, trabajo para diversas compañías como Met-Art, Teen Funs, 18 Only Girls o Fleexy Teens, bajo los seudónimos de Isabella Kalinka, Isabella A, Grace, Mary… nació en 1988, de 1, 65 mts de altura y 87, 64, 90 de medidas.



El suelo se encoge bajo nuestros pies



Juan, el del 7B llegó al edificio temprano tras salir a correr. Aunque su cuerpo era delgado y atlético, le gustaba trabajar el cardio dando unas vueltas en una pista de la salud cercana por la mañana, al vivir del alquiler y alguna que otra changa ligada a la informática y el reparado de computadoras, podía darse el lujo de salir a ejercitarse ni bien el sol emergía en el horizonte.

Agitado y algo traspirado, notó que Miguel, el portero cincuentón de bigote, rollizo y simpaticón lo llamó al ingresar. Era poseedor de un parecido notable al cartero de El Chavo.

- Juancito querido, para un cachito ¿Corriste mucho? – Le preguntó con simpatía. – Toma aire, vení que te pregunto algo. – Dijo bajándose el barbijo.

- Lo de siempre, con mantener las cinco vueltas me conformo, me entreno para estar bien, nada más.

- Vas a desaparecer flaquito, dejale las vueltas a los gordos como yo. – Bromeó meneando una barriga ajustada bajo una camisa. Esos botones amenazaron con dispararse como balas de una Desert Eagle con cada meneo de su barriga. - ¿Sabes qué, Juancito? Tengo un inconveniente, bha, una inquietud, mejor dicho. – Se corrigió dándole misticismo a sus palabras. Se traía un chisme gordo como su vientre.

Miguel señalo la pizarra con los apellidos de los habitantes del edificio. Aunque Juan no vio con exactitud a que apellido señalaba, supo que hablaba de los supuestos hermanos Gabriel y María José.

- Ya sabés que hablo de ellos…

- ¿Pasó algo con la parejita? – Pregunto Juan sabiendo que se venía una conversación larga e incómoda. Para que Miguel le llamara la atención debía de ser algo grave… o tendría que haber perdido River, equipo del que eran fanáticos.

- ¿Parejita? Tienen el mismo apellido, son hermanos. – Me dijo con gravedad. – Soy el portero, aunque no tengo documentación sé muy bien cómo están conformadas las familias de este edificio. Ellos entraron como hermanos y no sé qué son ahora.

- ¿Si? Pensé que eran pareja, pareja legal, digo como siempre andan tan juntos. Andan de acá para allá como uña y mugre. – Omitiendo que los había visto besándose en el ascensor, con Gabriél tomándola del culo, como si el gesto del beso en la boca hubiera dejado lugar a otras interpretaciones. - ¿Qué pasa con ellos?

- Yo tengo entendido que son hermanos de toda la vida, tienen el mismo apellido, sus rasgos se parecen, conocí a su madre ¿Qué te hace pensar que no lo son?

- Bueno, una vez nos encontramos y charlamos un poco sobre eso, dijo que era su novia y que le dicen hermana por, bueno, me dio una excusa tonta, no me acuerdo. – Dijo siendo sincero al admitir que no recordaba los detalles. – Si fueran hermanos sería raro, andan demasiado pegados, como una parejita de novios con diferencia de edad.

- No es casualidad que te los confundas, no sos el único que se pregunta que son en realidad… les dicen “los hermanitos.” – Me explico dibujando comillas en el aire. Juan se preguntó si cada persona que los llamaba así con sarcasmo dibujaba las comillas. – Siempre andan juntitos, los han visto andar por la calle como una parejita de novios y lo peor, y el motivo por el que te cuento esto…

- ¿Qué? ¿Qué cosa? – Se impacientó Juan tras un silencio que Miguel usó para crear suspenso.

- Ya son tres las familias que se quejan de ruidos molestos, dos de su piso, y uno de debajo… ruidos de sexo, S-E-X-O, sexoooo. Todo parece indicar que alguien, con seguridad él, le da caña sin parar o hace quién sabe qué con ella, su propia hermana, es un escándalo mayúsculo si se prueba.

- ¿No hay chances de que haya sido con una 3era, o un 3ero? Es decir, que haya entrado con una mujer que no viste… o ella con un hombre.

- Me ofendes, Juancito, soy muchas cosas pero no un portero descuidado. Tengo más noción de quien entra y quién sale de mi edificio que un celador con sus prisioneros. – Dijo visiblemente ofendido. – Nadie deja el edificio sin que yo lo sepa, a no ser que se esté acostando con el hombre araña son ellos los que lo hacen.

- Dijiste que sabe de todo aquel que entra y sale, queda la posibilidad de que alguien del piso la visite, digo “la” porque no creo que sea el que gime.

- Les dije eso mismo a los vecinos y dicen que siempre son los mismos ruidos, ella chillando como cochino en matadero y algún que otro murmullo masculino, además del típico repiqueteo de colchón, golpes de todo tipo y sacudones, no es la primera vez que se quejan de esos ruidos aunque si la primera vez que tenemos un escándalo en puerta.

Juan se tomó un momento para procesarlo. No se había tragado el cuento de que María José era su novia a la que apodaban hermana (por algún motivo estúpido que olvidó), sabía muy bien lo que había visto, del parecido que tenían, de todas las consecuencias que un escándalo así podía traer al edificio. Los hermanitos tenían todas las pruebas en su contra y sin que lo supieran, el suelo se les estaba achicando como casilleros de ajedrez derrumbándose, si seguían perpetrando el supuesto crimen del incesto estarían bajo un jaque mate pronto.

- ¿Qué va a pasar con ellos? – Preguntó preocupado.

- Bueno, los vecinos están bastante seguros de lo que escuchan y están pensando en una asamblea, como cuando se juntaron para quejarse sobre la vieja caldera o el coleccionista de serpientes, no quieren a los móviles de crónica haciendo leña del edificio caído, acá entre nosotros... – Al acercarse la silla tras el mostrador rechino como el guarrido de un cordero. – La mayoría en los pisos altos son gente de plata, los departamentos son grandes, lujosos, temen que un escándalo los devalúe, son gente tranquila que no quiere escándalos de ningún tipo.

- ¿Piensan correrlos o algo así? – Se alarmó. Aunque no eran sus amigos les tenía simpatía. Siempre saludaban, siempre tenían algún comentario agradable que dar y, sobre todo, ella estaba más buena que un gol olímpico. Era la más linda del edificio y cruzarse con ella y su culo encalzado siempre despertaba una sonrisa y algo más. Eran de esas visiones que podían alegrar el día de cualquiera.

- Se van a reunir y se van a barajar las opciones, la opción más probable es hacer la denuncia.

- Delito es delito. - Acotó de forma lacónica Juan, tratando de sonar neutral. – Debo admitir que voy a lamentar no cruzarme con ella de nuevo.

Acercándose un poco más se mostró confeso: - No tengo en nada contra de ellos, hasta se me hace interesante que se lleven tan bien, todos tenemos algunos ratoncillos en la cabeza… no soy ningún santo y como todos escuche de estas cosas antes, pienso que es una lástima que hagan un escándalo terrible y hayan llamado la atención de todos así.

- Dejame que les hable. Que no hagan nada todavía, voy a advertirles de las que se les viene y veamos qué pasa, en el mejor de los casos debe ser todo un gran, gran malentendido.

- ¿Los conoces? ¿Son tus amigos?

Miguel hacía bien en extrañarse. El conocía cada movimiento del edificio y sabía que no era un amigo de los hermanos incestuosos. Sabía que Juan convivía con dos o tres estudiantes que le cobraban el alquiler y por eso no estaba mucho en su casa.

- No del todo. Me caen bien, nada más. Tengo miedo de que sea un malentendido, capaz uno de los ve pornografía a alto volumen o practican lucha libre, no sé, hay que averiguarlo.

- Sos libre de averiguar, aunque yo no me encariñaría demasiado, cuando los de arriba se enojan a los de abajo no les queda mucho tiempo.

- Que metafórico. – Observó Juan.

Juan intervino sin saber del todo en lo que se metía. Es decir ¿Qué haría exactamente? ¿Les golpearía la puerta y les diría: “Hola, buen día, los vecinos los escucharon coger, no es que me interese, es que quería advertirles que piensan correrlos del edificio porque saben que son hermanos y nadie se cree que sean novios”? No tenía ese nivel de confianza ni era tan caradura, sin embargo…

- Bueno, les voy a decir a los vecinos que los van a advertir y que esperen antes de tomar acciones legales, les voy a decir que les den una o dos semanitas más, si la situación no mejora… que “los hermanitos” – (haciendo las comillas con los dedos) - vayan buscando un buen abogado o se busquen una relación que sea legal, capaz que ambas cosas.

- Buena suerte, si se va esa colita también la voy a extrañar. – Le dijo Miguel guiñándole el ojo. – Si fuera por mí, más que denuncia le daría una medalla a ese hijo de mil.

- Yo también, Majito es hermosa, sería una lástima perderla. – Sentenció antes de seguir rumbo al ascensor.

Juan, a solas en el mismo, asintió triunfante frente a los espejos. Sabía que eran hermanos viviendo en el pecado y eso no hacía más que embriagarlo con una curiosa excitación que le recorría el cuerpo como el calor que infunden las bebidas fuertes. Advertirles del peligro a ambos era una manera de ganárselos, de entrar en ese pequeño círculo íntimo y quizás, sacar una jugosa tajada de por medio. Juan no era tan buenito como todos creían, como todos decían y en su retorcida mente tenía un plan con sus pequeños proyectos de laboratorio.

- Sería una pena, una verdadera pena que ese bombón dejara el edificio. – Se dijo. – Los van a echar sobre mi cadáver. – Dijo frente al espejo.

Ya sea quedándose más tiempo del necesario en la recepción charlando con Miguel o saliendo y entrando del edificio por cualquier cosa para forzar un encuentro, en los días siguientes Juan intentó cruzarse con los hermanitos varias veces sin éxito. Temiendo no poder confrontarlos por lo difícil que era abordar la cuestión (no era una persona tan social y ducha en el habla como para involucrarse en semejante lodazal con dos desconocidos) más de una vez llegaba a la puerta del 8A, dónde vivían y se detenía ante ella, incapaz de golpear.

Sentía una fascinación creciente por los hermanos y podía pasar minutos al otro lado de la puerta, como un psicópata, preguntándose si estarían realizando los actos de los que se los acusaban detrás de ella. Imaginándose que sí… Era como un científico, un ictiólogo más precisamente ante una pecera de aguas turbias, sabiendo que se cuece algo fascinante en sus aguas sin poder ver a causa de la oscuridad. Quería aclarar las aguas, esclarecer su espesor, aunque eso conlleve en terminar con el fascinante misterio. Si no hacía algo pronto esos vecinos intolerantes con el amor alternativo los correrían como delincuentes…

- Si tan solo tuviera el valor de tocar…- Susurró, acercándose a la puerta de madera, intentando escuchar el mundo tras ella.

Había silencio, se escuchaba esa mínima correntada de aire propia de los pasillos de los edificios y sonidos provenientes de las otras casas, amortiguados por las paredes y las puertas, detrás de la puerta de los hermanos, no parecía estar ocurriendo nada, quizás estaban durmiendo o ni siquiera estaban. Esos pisos eran de personas más adineradas y solían tener paredes más sólidas… Juan ignoraba como habían podido conseguir los hermanos un departamento así.

- Mejor me voy a hacer guardia, algún día tienen que salir. – Susurró Juan, con su manía de hablar solo dejando la puerta, preguntándose qué hubiera ocurrido si golpeaba.


Detrás de la puerta


Si hubiera tocado, seguramente no le hubieran atendido, sus dos obsesiones estaban ocupadas, enfrascadas en sus juegos eróticos tan extremos como de costumbre, juegos cada vez menos secretos y más públicos. Sin saberlo los hermanos disfrutaban de tiempo de calidad juntos ignorando que la paz podía peligrar.

Habían tenido la intención de llevar a cabo una nueva sesión de fotos por demanda popular, Majo temía la perdida de suscriptores al entrar a un nuevo mes y pensaban subir un aluvión de fotos sorpresa, no obstante, como venía ocurriendo, estar desnuda y en presencia de su hermano la había encendido de tal manera que no pudo contener sus instintos malsanos.

Nos encontrábamos en un estado de gracia tal que no era yo el que iniciaba las trifulcas, esta vez, había sido ella.

- ¿Te imaginabas hace un mes que terminaríamos haciendo estas cosas? – Le pregunté sentado en el sofá, abierto de piernas como un duque, disfrutando de una excelente mamada de verga de Majo arrodillada entre mis piernas. – Digo, aunque siempre me gustaste y la idea de sacarte fotos desnuda era una parte de mi plan no creí que saldría tan bien como para que interrumpas la sesión para hacerme un pete.

- Si te molesta puedo parar. – Dijo dándose una pausa y tomándome el pene agarrotado con la mano. – Me di cuenta de que ya la tenías dura y quise tomar la iniciativa, siempre terminamos haciéndolo de todos modos.

Era cierto, habíamos arrancado con una sesión mañanera con Majo en ropa casual. Había comprado una musculosa azul que combinaba muy bien con una malla del mismo color que ya tenía. A diferencia de otras sesiones, despejamos la sala para que se luciera en el piso de madrea recién encerado. Además, contaba con una bikini celeste debajo y medias cian, así que el hilo conductor era la vestimenta en gama de azules, desde el azul fuerte de la musculosa hasta las medias y su cian casi fluorescente.

Como frutilla del postre, el postre más empalagoso posible, se había hecho dos trenzas que le quedaban preciosas, como si hubiera nacido con ellas. Era una lástima que Hollywood ya no pueda hacer un remake de la película Lolita del 97 (aunque la primera adaptación cinematográfica de la novela es de 1962) debido a que corren tiempos menos valientes en cuanto a producciones cinematográficas. Si una película como la protagonizada por Jeremy Irons y Dominique Swain saliera en nuestros días no solo la horda de ofendidos se haría oír más que nunca descargando su ponzoña en cuanta red social habida y por haber existiera, además, Majito podría tener el papel principal sin siquiera audicionar. Su rostro sin saberlo había nacido para un papel imposible en tiempos modernos.

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- Ahora me gustaría que te la bajaras despacito, de perfil… - Le pedí cuando comenzó a juguetear con su bombacha y se venía el plato fuerte. – Capaz no te das cuenta, tu espalda y tu cola dibujan una curva preciosa y la quiero capturar.

- Como vos digas, sos el profesional, el que ve cosas que yo no veo. – Acepto dedicándome una mirada de lolita increíble. - ¿Así te gusta?


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- Me encana, hacelo despacito, quiero capturarlo paso a paso… - Insistí muy compenetrado sacándole fotos a su sensual striptease.


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Esos días Majito había tenido la acertada idea de dejar crecer un poquito de suave pelusa en la zona alta de su pubis, por primera vez conocí su vagina con una sutil capa de vello y no podía estar más encantado. Le daba un toque exótico y de realismo mayor.

Lo que hizo salir a Gabriel Jr. casi por completo de su reposo fueron las últimas fotos en las que, Majito, posaba en el rincón de una cómoda, sacando cola en posición de ranita. Y no solo eso, dedicándome una mirada capaz de derretir un iceberg, de nena traviesa y sonrisa pícara, comenzó a frotarse subiendo y bajando contra el borde del mueble como si estuviera refregándose contra un caño.

Viendo esa colita privilegiada, fibrosa y grande subir y bajar, viendo a su vagina sacándole lustro al borde de la madera y su mirada provocativa me agarroto el amigo dejándomelo como pata de perro envenenado.


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Así como la premisa y el escenario eran simples, Majo considero que una vez desnuda del todo, solo con las medias puestas, podía pasar a la acción y decidió tomar la iniciativa al notar mi prominente erección. Ni siquiera necesite besarla o decirle alguna barbaridad, Majito se acercó a mi gateando, dejó mi cámara en un lado y arrodillada, me descubrió la pija y la succiono.

Complacida con mi dureza, me tomó del rabo como si fuera su mascota y me condujo al sofá, donde me empujo para deleitarme con un excelente pete.

Se había vuelto buena, condenadamente buena, abrazaba muy bien el tronco con sus labios, succionaba y cabeceaba, todo a la vez, lo que me gustaba llamar el servicio completo. Cada tanto descansaba lamiendo de manera felina o masturbándome con su suave mano. Además, me podía su mirada inocente y su amplia frente que le conferían aspecto de bebota.

Siempre tuve debilidad por las frentonas, es uno de esos rasgos fuertes que me gusta en las mujeres y mi hermana bien podría cobrar por llevar un sponsor en su amplia frente.

- Uuum, que rico que la chupas por favor. – La felicite mirándola a los ojos mientras seguía bajando su cabeza sin pausa. Me encantaban los sonidos que hacía, antes solo profería sonidos de succión húmedos, el clásico “Sluurp, sluurp, sluurp, sluurp…” ahora había aprendido a hacer un nuevo sonido, un tamborileo seco y rítmico producto del golpe del glande haciendo sopapa en el fondo de su garganta, era un solo de batería mágico que hacía algo así: “Tack, tack, tack, tack, tack…”

- Bueno, con tantas chupadas que te hice estos días si no me vuelvo buena me tengo que retirar. – Admitió con varios hilos de baba colgando entre su boca y mi pene como lianas de un pequeño George de la Selva.

- Tranquila, sin presión, conmigo podés practicar todos los trucos que quieras. Esa era la idea en un principio, que tu hermano mayor sea tu muñecote de pruebas.

- ¿Cómo te sacrificas por tu hermanita he? Se ve agotador volverse el crash dummy de tu hermana…

- Últimamente me estás haciendo trabajar horas extra. – Le seguí el juego, disfrutando de acariciar sus cabellos castaños y de sentir su mano habilidosa y pegajosa masturbándome. – A veces te da curiosidad si sabe mejor a la mañana, o si los licuados le dan sabor a frutas, también te gusta probar la consistencia, en fin, se está volviendo agotador ser tu hermano.

- Hablando de trucos hay otro truco que quiero ver si me sale, ahí va…

- ¿Sí? ¿De qué se trata? – Pregunté ansioso.

- No seas impaciente, ahí va.

María José dejo caer un salivazo importante que me dibujo un condón de baba sobre la verga y una vez aceitada, envolvió mi glande con sus labios y comenzó a bajar, y bajar, y bajar… hasta que sentí el fondo de su garganta y se mantuvo ensartada.

- Uuuuh, Majito, te la estás comiendo toda. – Dije sorprendido mientras mantenía mi verga erecta toda en su boca. Acto seguido tomé sus trenzas castañas manteniéndolas firmes, sin hacerle doler, solo para sentirla sometida, viendo con lujo de detalle su mandíbula abierta, sus ojos cerrados y su rostro colorado. En lugar de apiadarme por ella, me aferré a sus trenzas con más fuerza y la mantuve ensartada unos segundos más.

- ¿Cuántos vas? ¿Doce, trece? Bueno, no podes responder, pero creo que cerca. – Dije manteniéndola haciendo una deliciosa garganta profunda. Era una sensación impagable la de sentir su saliva ardiente chorreando de su tronco a mis bolas, refrescándome al llegar a mi raya y mi culo.

Majo empezó a hacer fuerza para liberarse y la dejé respirar, había mantenido mi nada despreciable polla entera en su boca y en una posición difícil, hasta me había dejado los labios y los dientecitos marcados.

- ¿Satisfecha? – Pregunté. – Es mejor practicar una garganta profunda en un 69 o con vos en una mesa, así la verga entra derecho alineada por la garganta, en tu posición actual es más difícil.

Majo quiso responderme y tosió saliva con estruendo y entendí que era horade complacerla.

- Quede hecha pelota, me quedo la campanilla aplastada como un globo desinflado.

- Veni preciosa, subite y seamos democráticos. – La invité acostado en el sofá, con una pierna apoyada en el respaldo y a la espera de que me monte. Quería disfrutar también del sabor de todos sus orificios. – Ponete cómoda que te voy a chupar hasta el apellido.

- Tenes el mismo, podés chupártelo vos ¿No?

- No funciona así, mejor dejemos la charla para después, tengo la boca seca y solo se me ocurre una manera de refrescarla…

María José se contorsionó sobre mi formando una tienda de campaña humana, con un pie firme estirado apoyado en el suelo y la otra pierna contorsionada sobre el respaldo, lo importante era que su preciosa mariposa de piel estaba revoloteando sobre mí y podía cazarla a bocados.

Casi al mismo tiempo que le mande lengua por su ranura rosada, chupeteando sus pequeños labios mayores sobresalientes, ella se enfundo a mi metiéndose mi verga en la boca, esta vez entrando como con un calzador. En esa posición mi pija y su garganta estaba alineadas y se podían acoplar como si su boca fuera un 2do sexo.

Sentí a Majo entrenando su garganta para resistir un pene erecto por tiempo prolongado mientras yo le sacaba brillo a mi golosina favorita, su suave, rosada y delicada vulva, que había estado brillante de excitación casi desde que se desnudó durante la sesión. Esa chica era un grifo viviente y yo su sediento predilecto.

Con mis manos mantuve sus nalgas lo más abiertas posibles, así pude introducir mi lengua en su vagina para darme un baño de éxtasis, siempre disfrutando de la deliciosa visión de su ano sobre mi como un sol. Casi que me parecía escucharlo llamándome, clamando por atención, aunque debía esperar, su conchita húmeda y goteante aún me tenía mucho para darme.

- Mmm hermano, que rica verga tenes, uuuuh. – Me elogió mientras me masajeaba las bolas todas ensalivadas, sintiendo sus manos pegajosas dejándome los testículos enchastrados. – Me encanta el olorcito que tiene cuando se mezcla con el de mi saliva, podría esnifarte como a una droga, es como un perfume mitad tuyo mitad mío.

- Como dicen los pibes de ahora, estas basadisima. – Admití. – Nada más rico que disfrutar de tus mamaditas todas ruidosas y pegajosas mientras me dejas comerte la conchita traviesa que tenes.

Y ni hablar de sus suaves masajes testiculares, parecían incentivar mi fabricación de esperma a límites insospechados.

- ¿Cómo fue que nos volvimos tan hornys y pervertidos? – Preguntó. – Ya no nos alcanzan los besos, las fotos, vernos desnudos, los orales normales, no sé el día de mañana con qué nos vamos a satisfacer.

- Yo sé muy bien con qué. – Dije abriendo sus labios vaginales de par en par, observando su corte color salmón de manera perfecta. – Ya sabés muy bien que cuando te sientas lista te voy a estrenar la conchita. – Acto seguido, deslice un dedo en su orificio vaginal, aún bordeado por un himen con forma de raba, irregular como un anillo fundido. Con cierta delicadeza, hice ganchitos por toda su concha sintiendo como la temperatura aumentaba mientras más adentro introducía mi dedo. - ¿Te das cuenta de que si mi dedo y mi lengua se sienten así de bien mi verga aceitada se va a sentir mil veces mejor? Tengo todo listo para hacerte gozar como a una loquita, vas a quedar como una presa de Arkham si me das el privilegio.

- Uuuuh, seguí, gíralo, gíralo, me encanta que me mandes dedo uuuh… - Jadeo en un tono muy fuerte para mi gusto. – Sabes que tengo mis dudas… el debut, debutar, es algo que no puedo dar tan a la ligera, siento que te di demasiado siendo mi hermano, siento que si te regalo mi virginidad entonces no queda nada a lo que aspirar juntos.

- Si no te arrepentiste de nada de lo que hicimos hasta ahora no veo porque en un futuro te arrepentirías de regalarme tu virginidad. – Retruque sacando a relucir mi faceta más manipuladora. No era la primera vez que teníamos esa conversación y tenía la sensación de que mis dedos podían convencerla mejor que mis palabras. – Siempre hay un horizonte cuando se tiene amor, nosotros además tenemos chispa, imaginación y mucho tiempo juntos.

Mientras hablaba, no dejaba de hacer ganchitos con mis dedos dentro de su vagina. Era irónico que debutar le pareciera ir demasiado lejos cuando estábamos en un exquisito 69, con mis yemas frotando el interior de su vagina prohibida.

- Lo sé, lo sé, no se trata de arrepentimiento, se trata de que no sé si después de eso vamos a poder regresar… va a ser cruzar el punto de no retorno.

Sintiendo su himen peligrar al introducir un segundo dedo en su vagina, le acaricie con delicadeza las paredes vaginales teniendo cuidado de no desvirgarla a mano limpia. Haría sido un pecado capital desperdiciar semejante momento así por lo que retire los dedos casi en cámara lenta.

- ¿Regresar a una vida normal? Quién querría vivir una vida normal cuando tenemos algo así de especial. Por supuesto que podes conseguirte un novio cuando quieras, casarte, tener hijos, de todas formas pase lo que pase siempre que pueda te voy a recordar que no hay como el amor de un hermano.

Aproveche que le tocaba hablar a ella para chupetear mis dedos edulcorados a fondo, saboreándolos y oliéndolos casi como un adicto disfrutando de su droga en su callejón favorito.

- Gabo, me das miedo, pareces guionado por un director de película de asesinos seriales y psicópatas. Estas a un discurso de que venga Batman a darte una paliza y encerrarte.

- ¿Me va a encerrar en una horny jail? No creo que sea un peligro para vos o para nosotros, ni siquiera para la sociedad. – Le recordé. – Y por cierto, estábamos siendo democráticos, volve a lo que estabas haciendo que lo hacías muy bien. – Dije moviendo mi cadera para que mi verga erecta se balancee bajo ella como un rabo de perro contento. – Dale, dale un cariñito a tu hermano.

- Perdón, es que me distraes con tus discursos de asesino serial. Capaz si sigo con lo mío llegue a una respuesta, permiso.

Majo apresó el pene bajo la base del glande, lengüeteando el hongo dentro de su boca y cabeceó de forma rápida y precipitada. Me estaba haciendo un clásico carpinterito, una mamada rápida de corto recorrido que era de mis favoritas porque emulaba con sus labios la maestría de una mano.

Por mi parte, no iba a quedarme atrás y ayudándome con los dedos, descubrí su orificio chorreante y lo lamí con esmero, casi como si quisiera dejarlo reluciente de limpio. Majo comenzó a proferir gemidos ahogados debido a que no interrumpía su felatio mientras giraba mi lengua en su vagina.

No deje de enloquecerla con mi cunnilingus hasta que sentí gotitas tibias rociándome el mentón y los labios. La muy horny se había corrido sin avisar, como de costumbre y me había dejado el rosto todo bañado.

- ¿Te falta mucho? Me empieza a doler el cuello. – Dijo al ver que aún no llegaba al orgasmo.

- Seguí un poco más por favor, ya te voy a dar lo que queres. – Acto seguido, tanto para complacerla a ella como para satisfacer mis obsesiones, pasé a jugar mi comodín, lo que sabía que la encendía como a la mecha de la dinamita en los dibujos animados.

Puse mis pulgares a la izquierda y la derecha de su asterisco y se lo estiré para vérselo una vez más, para luego, sin previo aviso, besarlo y mandarle lengua lo más profundo posible. Descubrí que estirándolo con mis dedos podía hacer ceder mejor su agujero astringente hasta poder meter casi un cuarto de mi lengua en su interior. Majo como era de esperar, comenzó a gemir y contorsionarse, frotándome el culo contra mi boca. No podía estar más complacido con ello.

Sintiendo sus nalgas apoyándose contra mi rostro, estiré mis brazos y conduje su cabeza hacia mi pija, sin importarme tanto su bienestar, tomé sus trenzas como si fueran riendas con fuerza. Haciéndola cabecear una vez más, sintiendo el sabor y olor de su culo y vagina apretados contra mí, inundando mis sentidos y nublando mi mente, pude eyacular con violencia como una manguera de bombero descontrolada dentro de la boca de Majo, que una vez más, dio muestras de su inconmensurable amor al sentir que iba tragando a media que largaba mi leche.

- Oh, oh, oh, uuum, así, que rico pete por Dios, que buena que sos Majito, que linda por favor. – Expresé entre sus nalgas, aun lengüeteándole el asterisco como sabía que tanto le gustaba.

Antes de abandonar posición, balanceándose de adelante hacía atrás me refregó la vagina mojada por toda la boca usando mi boca y mi rostro como su toallita de limpieza, luego se acomodó el pelo, algo despeinado por culpa de mis maltratos, y acomodándose sobre y frente a mí, me besó, compartiendo el sabor que le obsequié en un beso de lengua húmedo, prolongado, excitante, lleno de fragancias exóticas provenientes de nuestros más recónditos hemisferios.

El pensar que mi lengua había estado en sus dos agujeros y ahora se entrelazaba con la suya me la estaba parando por segunda vez, y para colmo, Majo seguía y seguía metiendo su lengua dentro de mi boca. Sin dudas le había enseñado a besar muy bien.

- Ya sabes lo que sigue, subí las fotos, edítalas, que me voy a dar una duchita rápida. – Me susurró con la boca toda mancillada, algo colorada por la continua fricción a la que era sometida.

Algo embobado por el saborcito que me quedo en la boca, la deje marcharse no sin antes verla perderse rumbo al baño, meneando ese culo fibroso con el que me había dado un festín.

- Majito. – La detuve antes de que entrara. – Acordate de que cuando quieras podemos pasar al siguiente nivel. – Insistí. – Pensalo bajo la ducha.

- Lo voy a pensar, lo voy a pensar, vos pensa en cuándo vas a invitar de una buena vez a tu amiguita para que venga a visitarnos. – Dijo estando desnuda con una gracia que ni las parejas de casados tenían. – No duermas como dormiste siempre.

- ¿He, ¿qué querés decir?

- Hay hermanito, tuviste tantas novias y no sé cómo no te diste cuenta de la onda que te tiraba. Todavía me acuerdo de cuando vino por primera vez y la conocí, se notaba que quería caerme bien porque te tenía ganas.

- Vos no entendés, Majito. Siempre fuimos buenos amigos con mucha confianza, nada más, que nos llevemos bien o ella sea simpática no necesariamente significa que…

- Que lento que sos a veces. – Me interrumpió poniendo los ojos en blanco y perdiéndose en el baño, dejándome hecho un mar de dudas mientras intentaba recordar aquella primera visita de Noelia, algo perdida en el tiempo, algo olvidada debido a que tenía mejores cosas que recordar.

- Ah, me olvidaba. – Abrió la puerta del baño de súbito, dejando salir una nube de vapor. – Funcionó, seguí con los licuados de fruta que me dejaste la boca con un gustito dulzón, como si hubiera masticado pulpa de mandarina o melón, con tu leche azucarada te la re compras, hermanito.

- Me di cuenta cuando te besé, las leyendas eran ciertas. – Admití triunfante haciéndola sonreír y volver al vapor del baño como una sílfide retornando a sus aposentos místicos.


Noelia


Era una tarde de invierno, un domingo, cuando Noelia y su cabellera dorada agitada por el gélido viento se apersono en la puerta de la casa de Gabriel. Tras elegirme como compañero para un trabajo teórico de fotografía sobre composición, se autoinvitó y llegó a casa por primera vez.

- Hola, vos debes ser Noe, pasá. – La saludó de manera escueta Majo, tras abrir la puerta y observarla de arriba a abajo con una mueca de escepticismo, sin darle espacio para pasar. En ese tiempo tenía el pelo recortado y vestía un pulóver rayado y un short de jean recortado.

- Hola, Majo, tu hermano me hablo un montón de vos, permiso. – Expresó Noe siendo una Miss Simpatía obsequiándole un beso en cada mejilla. – Perdón, es la costumbre, tengo raíces griegas y solemos dar dos besos.

- Me di cuenta por tu apellido, está bien, a mi hermano dale uno solo, acá no damos dos. – Se apartó algo abochornada limpiándose los besos con el antebrazo con descaro.

- ¡Obvio! ¡No me voy a hacer la loca frente a vos! – Expresó comprándose a mi hermana casi de inmediato. - ¿Dónde dejo el abrigo?

Majo tomó el abrigo y lo dejó sobre un sillón viejo y descolorido.

- Tienen una linda casa, grande, tradicional… rústica – Mencionó la blonda dándole un vistazo al living, que sufría del espantoso gusto por las cruces de madera, los santos de porcelana y una docena de adornos distintos que no combinaban y parecían provenir de cinco ventas de garaje distintas. – ¡Incluso un segundo piso!

- Sí, después hacemos un tour, vamos, Gabo me estaba ayudando con los deberes, terminamos y pasan a… lo suyo. – Conduciéndola con cierto desgano al comedor, donde en una mesa circular, Gabriel hacía ejercicios que parecían de matemática con prisa.

- Hey, se supone que me tenías que ayudar, no hacerlos vos.

- Eso pasa por decirme que precisabas mi ayuda hace media hora. – Contestó enojado levantándose. – ¡Parece que lo haces a propósito, sabías que tenía que hacer un trabajo de fotografía!

- Bueno, bueno, no se peleen que cuando los hermanos se pelean se los devoran los de afuera. – Rompió el hielo Noe, los amigos se encontraron y en efecto, ella estampó un beso solitario en la mejilla de Gabriel, aunque igual Majo no pudo contener su disgusto.

- No es la primera vez que me hace esto, sabe que tengo que tengo planes y me pide ayuda a último momento. – La reprimió, o premió, Noe no pudo dilucidarlo dado que Gabriel abrazo a su hermana menor desde atrás y la apretujó levantándola, sentándose con ella encima: - Dame unos minutos, le explico cómo resolver los problemas y que se las arregle.

- ¿Cómo que me las arregle? – Se molestó Majo y apoyándose con los brazos en la mesa levanto la cola y la dejo caer varias veces sobre la falda de su hermano. Noe sabía que para la edad que tenía debía de darse cuenta del doble sentido de su juego. Ese movimiento solo podía dar lugar a pensar cosas pervertidas, y seguía y seguía haciéndolo. – ¡Si no me ayudas como es debido te voy a aplastar dónde más te duele!

“¡Incómodo, incómodo, incómodo, incómodo!” Gritó en sus adentros la rubia.

- ¡Para, mocosa, estás pesada! ¡Mira que te hago mi abrazo de oso! – Gabriel en vez de reprimir su conducta quejumbrosa, la alentó abrazándola y apretujándole el torso con sus brazos. - ¿Te vas a quedar quieta o te voy a tener que exprimir como a un pomo de dentífrico?

Noe quedó petrificada al ver cómo eran de corporales los hermanos, aunque decidió enternecerse y sentarse a la mesa. En efecto, parecía que la adolescente había sacado de la manga un trabajo práctico entero de matemática que, de seguro, debía resolver para mañana, lunes.

- ¡Tengo calor, basta, soltame! – Se retorció la jovencita entre los brazos de su hermano, quedando colorada y con el pulóver todo torcido. Aunque más que intentar zafarse parecía estar frotando su acalorado cuerpo contra el de su hermano.

- ¡Los osos cuando abrazan a su presa no la sueltan hasta que esta queda inmóvil, vas a tener que portarte bien o no te suelto!

- No digas pavadas, los osos no dan abrazos, flashero. Además, la última vez me abrazaste, me subiste por la escalera y me tiraste a la cama a lo bruto…

- ¡Bueno… capaz vine en mal momento, que juguetones que son! – Intervino Noe, que se sintió de sobra desde el momento en que se sentó a la mesa.

- Perdón, es que solemos jugar bastante para matar el tiempo y a la mocosa todavía le gustan las achurías.

En Argentina llamamos achurías a los juegos cariñosos y bruscos como los apretujones, las cosquillas, etc.

- Me encanta lo bien que se llevan, nunca vi dos hermanos que sean tan… cariñosos, me gusta, detesto cuando no paran de pelearse. – Mencionó la blonda más con intención de generar diálogo y romper con la extraña tensión que por necesidad de expresarse.

- ¿Cómo voy a llevarme mal si es mi princesita? – Añadió leña al fuego Gabriel, besando a su hermana en la mejilla desde atrás, dejándole los labios marcados. – Aunque es un poco revoltosa y se olvida de los deberes a menudo.

La joven no limpio ese beso de su mejilla como los que Noe le dejó.

Para Noe, ya que la adolescente este cómodamente ubicada sobre la falda de su hermano era demasiado inusual, no obstante, ella no era nadie para juzgar y decidió esperar a que el hermano mayor la ayudara con los problemas matemáticos. Aunque había resuelto unos cuantos, María José insistió en que le explicara como los había resuelto además de terminar los restantes.

- Bueno, Majito, andando. – Dijo sacándosela de la fala con demasiado cariño, casi tomándola de la cadera, posicionando su mano en su vientre, tocando su piel visiblemente. – Tenemos que hacer el trabajo de fotografía.

- Terminen tranquilos, no hay problema. – Se solidarizó Noe. – Esos ejercicios parecen difíciles, yo tampoco no entiendo nada.

- La matemática se vuelve una mierda cuando la mezclan con lengua. – Resumió su sentír Majo, algo desilusionada por ser apartada. Noe, aprovechando el momento, sacó la teoría y los útiles con los que trabajaría antes de que su compañero se arrepintiera y decidiera seguir jugueteando.

Aunque por culpa de Gabriel y su incapacidad de disciplinar a Majo, el dúo se concentró y completo gran parte del trabajo práctico, dividiéndose las consignas faltantes para completarlas por separado y unirlas a último momento.

- Bueno, un placer. Sabía que nos íbamos a llevar bien, tenías pinta de estudioso, por eso te pregunté rápido si podíamos hacer grupo. – Confirmó Noelia antes de marcharse. – Además me re causan tus comentarios, me haces reír.

- El placer fue todo mío, terminamos más de lo que pensé. – Coincidió sin saber a qué cumplido responder primero. – Perdonáme esa escena con mi hermana, sé que a muchos les resulta chocante que sea tan… pegote.

- ¡Por favor, Gabriel! – Le restó importancia la blonda abrazándolo con ternura. – Me re agrada tu hermana, es una campeona, espero que le vaya bien con las matemáticas, decile que le deseo suerte.

- Gr…gracias. – Tartamudeó. - ¿Cuándo hacemos el práctico? A mí no se me cayó una idea sobre a qué podemos sacarle fotos.

Así como habíamos avanzado con la teoría, esta representaba el 50%, el resto consistía, obviamente, en poner en práctica lo aprendido y presentar fotografías respetando las consignas sobre composición, planos, iluminación, etc.

- No te preocupes, algo se nos va a ocurrir… si no de última puedo hacer de modelo y vos sacas ya que tenes buen pulso, digo, no es que me crea modelo, para nada, nomás tiro la idea para salir del apuro… - Propuso abochornada.

- Tengo alguna que otra figura de Star Wars por ahí, podemos sacarles fotos en el patio recreando alguna escena de la película, no te gastes. – Respondí demostrando un grado de virginidad alarmante, incluso tras haber tenido varias novias y haberla metido múltiples veces, por un momento el espíritu del protagonista e de Virgen a los 40, la emblemática película de Steve Carrel me poseyó.

- Star Wars, yupiii. – Contesto sarcástica antes de despedirse…

Los años pasaron, con una carrera completada por ambos de por medio, varios noviazgos por parte de él y un matrimonio fallido por parte de ella. La amistad se consolidó gracias al humor de Gabriel y las redes sociales que los mantuvieron enlazado aún en la distancia. Por fin, tras una agobiante pandemia y crisis de todo tipo, María José le abrió la puerta a la blonda como aquella vez.

- ¡Por Dios, lo que creciste, estás hecha una diosa! – La abrazó enfáticamente Noelia entrando a mi departamento.

- ¿Yo diosa? Por favor, pasa, pasa, no me hagas reír que al lado tuyo parezco una linyera. – A diferencia de la primera vez, fue ella quien estampo dos besos en las mejillas de Noe.

- Uuuh que cariñosa, pensar que antes me rechazabas la tradición.

- ¿Te acordás? Que infumable que fui ese día, me acuerdo que casi los hago desaprobar.

- Para nada, llegamos re bien me acuerdo. – Le restó importancia. - ¿Bueno, y tu hermano por dónde anda? Que deje de huir que hace no sé cuánto que pone escusas para no verme.

- Esta en el baño… y a él un solo beso, no te propases. – Bromeó despertando risas en la recién llegada, que como si estuviera en su casa, se sacaba una campera aterciopelada con pelos de peluche en las mangas y la capucha, quedando en una camisa color vivo desabotonada hasta los pechos, dejando ver colgantes plateados.

No solo el cuerpo de mi hermana se había desarrollado por delante y por detrás (a las pruebas fotográficas me remito) también Noe parecía más diva que nunca. Mientras que mi hermana lucía a la perfección el look deportivo, las calzas, tops, medias largas y demás accesorios, su contraparte rubia no tenía nada que envidiarle una actriz, conductora o celebridad, parecía tener un talento natural para elegir y vestir la ropa adecuada y resaltar sus atributos, en este caso, su voluptuoso trasero que llenaba un jean de tiro alto.

- ¡Por fin apareciste, perdido! – Exclamó al verme corriendo a abrazarme. – ¡Te voy a empezar a decir Wally por lo difícil de encontrar!

- ¿No es muy temprano para empezar con los chistes malos? Ya me estoy arrepintiendo de esto… – Dije recién bañado mientras la blonda me daba un abrazo tan anticipado por los amigos como por Majo, que para nada ajena al explosivo reencuentro, vio como la rubia estampaba dos besos en las mejillas de Gabriel mientras sus manos recorrían con cierto disimulo el cuerpo trabajado del hombre. Su hermano vestía una remera ajustada de una banda que desconocía y se había puesto su mejor colonia. Abajo, la parte más importante para muchas, tenía un jean achupinado con un cinturón con cadena.

- Ya les puse la pava en el fuego y acá están las facturas. – Señaló la castaña dejando una bandeja de deliciosas facturas en la mesa. - ¿Te gustaban la carasucias no? Me acuerdo porque a mi hermano en cambio le gustan las santiagueñas y hacían comentarios boludos sobre racismo.

Carasucias y santiagueñas son dos facturas de forma redondeada prácticamente iguales solo que una coronada con una capa de azúcar negra y la otra de azúcar blanca.

- ¡Es que es racista! ¿Por qué la azúcar negra es asociada con mugre y la otra no? – Pensó mientras tomaba asiento. – A las santiagueñas no les dice caras pálidas…

- Escóndete Majito, que Noe y los descerebrados que la sigue en twitter te van a cancelar.

- Es una factura, no seamos tan frágiles. – Le restó gravedad. - ¿Les traigo la pava o esa palabra también ofende a alguien?

- Decile tetera ahora, que sino el pavo de tu hermano se va a sentir identificado.

Majo no tardó en traerles el agua caliente y el mate, al que compartirían de todas formas contradiciendo las recomendaciones de salud concernientes a la pandemia.

- Estas más servicial que de costumbre he. – Observó la rubia cuando la castaña se dispuso a cebar. – Antes en vez de cebarme un mate me tirabas el agua encima.

- ¡Que exagerada! Me acuerdo cuando viniste la primera vez y ella te trató bastante bien. – Rememoró Gabriel.- No fue así con otras… otras que es mejor no recordar.

- Es la pandemia viste, me la paso viéndole la carota de nabo a mi hermano todo el día y me viene ver una cara nueva.

- ¡Que mala! Con lo lindo que es tu hermano y lo tratas así, pareces otra la verdad… antes eras un amor con él, hasta tenía que amenazar con irme para que dejaran de jugar.

- Para mí que te ponías celosa porque me manoseaba toda. – Tiró como una bomba Majo, haciendo que su hermano se atragante con el mate.

- Okey, esa es la Majo que conozco, tenes un carácter más pesado que la música de lata que escucha este he

- Tranqui, me vas a sufrir un rato hasta que no queden facturas los dejo solos. – Advirtió dedicándole una mirada suspicaz a su hermano.

- ¿Tenés planes?

– Me voy a ir por ahí… a dónde pueda entrar. Voy a aprovechar a revivir viejas costumbres así que no me esperen.

- Me parece perfecto, sea lo que sea que eso signifique, espero que no sea nada malo. – Dijo Noelia algo desconcertada con las palabras de la castaña.

“Sí hoy no la pones hoy, te corto la pija hermano, más te vale que lo hagas…” Pensó Majo con una sonrisa siniestra mientras en su cabeza repasaba el plan. Primero un mate con facturas entre ambos con ella revoloteando por ahí, y para cuando salgan a comprar algo que comer, ya sea unas prepizzas, empanadas o lo que sea que se les antoje, ella llevaría a cabo su tan anhelada fantasía una vez más.


Continuará…


hermano y hermana


Gracias por leer, perdón por la demora, se debió a varias cosas algunas concernientes al sitio y otras a mi vida que me restaron tiempo, espero que sepan disculpar.

Capítulos anteriores:

Capítulo 1:http://www.poringa.net/posts/relatos/4020235/El-Onlyfans-de-mi-Hermana.html
Capítulo 2:http://www.poringa.net/posts/relatos/4027496/El-Onlyfans-de-mi-Hermana-Parte-2.html
Capítulo 3:http://www.poringa.net/posts/relatos/4041501/El-Onlyfans-de-mi-Hermana-Parte-3.html
Capítulo 4:http://www.poringa.net/posts/relatos/4072304/El-Onlyfans-de-mi-hermana-Parte-4.html
Capítulo 5:http://www.poringa.net/posts/relatos/4103216/El-Onlyfans-de-mi-hermana-Parte-5.html
Capítulo 6:http://www.poringa.net/posts/relatos/4141400/El-Onlyfans-de-mi-hermana-Parte-6.html
Capítulo 7:http://www.poringa.net/posts/relatos/4194586/El-Onlyfans-de-mi-hermana-Parte-7.html
Capítulo 8:http://www.poringa.net/posts/relatos/4213991/El-Onlyfans-de-mi-Hermana-Parte-8.html

7 comentarios - El Onlyfans de mi hermana. Parte 9

Trvp7 +1
Jajaja el final
El_Cochinoco
En el siguiente capítulo se va a saber porque quiere que pase algo entre ellos.
Trvp7 +1
@El_Cochinoco igual algo me imagino para espiarlos como cuando era chiquita
LaGarraAsesina +1
uf, como lo esperé, excelente relato
El_Cochinoco +1
Gracias man, se agradece el apoyo
super_jorgito23 +1
como pata de perro envenenado JAJAJJAJAJAJ mori
El_Cochinoco +1
Es un dicho conocido por dónde vivo jeje
Jungkook77 +1
Si me habré ajusticiado en mi adolescencia mirando Lolita en i.sat
El_Cochinoco +1
Que peliculón, más fuerte que patada de allanamiento por las escenas y la temática, pero tambien muy bien actuada y contada.
diegoprey +1
Excelente amigo...alto capítulo...van 10pts...y a esperar la continuación...
El_Cochinoco
Gracias por puntuar y comentar! ya esta en proceso
nahueln77n +1
ahí fueron diez amigo, esperando la próxima parte
El_Cochinoco +1
Gracias, esta en proceso 🙂
kjhgffffg +3
esperando la próxima parte