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Todo sucedió en verano (I)

TODO SUCEDIÓ EN VERANO(I)

Voy a contar un relato de lo que me sucedió cuando tenía 18 años, hace 10 años.
Como casi todos los años, en el mes de agosto mi familia y yo mismo nos íbamos a la costa a pasar el verano. Antes de empezar he de decir que mi familia estaba compuesta por mi padre, que por ese entonces contaba con 49 años, mi madre, 8 años más joven que él, mi hermana, que acababa de cumplir los 20 y yo mismo. Diré que mi padre se llamaba Emilio, mi madre Laura, mi hermana Lorena y yo, que me llamo Pablo.
Somos de Madrid, y como tantos habitantes de esa ciudad, cada vez que llega el verano, emigramos, o casi, ya que papá tenía que quedarse uno de los meses por motivo de su trabajo. Ese año tendría las vacaciones en julio y volvería a Madrid en agosto. El día que salimos fuimos en coche hasta el apartamento que tenemos en la playa, en una zona turística de la costa andaluza, pero no de las más conocidas. Tanto mi hermana como yo éramos buenos estudiantes, por lo que solíamos pasar los veranos sin los dichosos libros.
Ese primer mes de verano pasó sin nada especial, es decir, playa, salir con los amigos que íbamos los veranos, ir al cine o a tomar las primeras copas…
He de decir que en casa las costumbres eran de lo más conservador, así por ejemplo todo lo más que había visto a mi madre era en sujetador, y a mi hermana, desde que se desarrolló, ni eso. Tampoco era una cosa que me preocupase, ya que no las veía como mujeres, sino como madre y hermana.
En el apartamento mi habitación daba a la de mis padres, por lo que alguna noche pude oír como follaban, pero tampoco mucho, lo que me extrañaba, ya que con 17 años, la mayoría de tus pensamientos se concentran en uno, y yo no podía entender como alguien que podía follar todos los días solo lo hacía una vez cada 10 o 15, y más cuando mi madre es una mujer de lo más apetecible, ya que si bien no es alta (sobre metro setenta) si tiene un buen par de tetas y un culo firme y para nada caído. También he de decir que hasta ese momento era todo lo más que podía decir ya que en la playa solía ir con bikini.
Pues bien, la noche antes de la vuelta al trabajo de mi padre, pude oír una discusión, en voz baja, pero muy intensa, en la cual mi madre le decía a mi padre que ya se estaba cansando de no mantener relaciones con la misma frecuencia de antes, por lo que quería saber cual era el problema, si era de tipo físico o si bien era otro el tipo de problema(es decir uno no come porque ya ha comido).
A partir de ese momento yo noté a mamá un poco más triste, si bien no quería demostrarlo, para que no nos estropease las vacaciones. De hecho seguíamos con la rutina de ir a la playa, al cine, etc. Si bien he de decir que ahora mamá venía a la playa mucho más que antes, no en días pero si en tiempo, ya que se bajaba antes y volvía más tarde.
En agosto yo tenía un pequeño problema, y era que mi mejor amigo en la zona ya tenía que estudiar para los exámenes de septiembre, ya que era muy mal estudiante, y siempre tenía 3 ó 4 asignaturas pendientes. Si a eso le añadimos que por la pequeña diferencia de edad, yo no me relacionaba mucho con mi hermana, ya que estaba a punto de ir a la Universidad y ella todavía estaba en BUP, la mayoría de los días solía ir a la playa con mi madre, y a veces iban alguna de sus amigas. Además a mi me daba mucha pena mi madre por lo que había oído, y por eso tampoco quería dejarla sola mucho tiempo, si bien he de decir que en ningún momento había pensado en mi madre como mujer. Lo que sí noté fue que mi madre se había empezado a poner unos bikinis un poco más atrevidos que de costumbre, que si bien no llegaban a ser de tipo tanga, si dejaban ver una buena ración de su imponente culo. Eso y el oír decir a uno de mis amigos, sin que él lo supiese, lo buena que estaba mi madre, y que si pudiera se follaría ese pedazo de culo, empezaron a cambiar mi punto de vista respecto a mi madre.
A los pocos días de irse mi padre, a mi hermana la invitaron a ir de camping, a lo que mi madre accedió, ya que iban los padres de la amiga de mi hermana, que también lo eran de mis padres. Así que nos quedamos en casa sólo mamá y yo. Por entonces me alegré porque podía, a lo mejor disfrutar de algunas vistas no permitidas hasta entonces.
Una noche volví a casa después de ir al cine y al llegar me sorprendió lo que vi, ya que mi madre estaba fumando y bebiéndose un cubata, cosa muy poco habitual, ya que solo hace eso muy de tarde en tarde, y siempre con motivo de alguna celebración. Al preguntarle si le pasaba algo me respondió un poco con malos modos y me dijo que eran problemas suyos. Sin más me fui a dormir, ya que no quería entrar en una discusión en la que no tenía arte ni parte.
Al día siguiente mi madre se levantó un poco más pronto de lo normal, yo en mi caso porque después de lo de la noche anterior no pude conciliar bien el sueño, y supongo que mi madre por idéntico motivo Me preguntó si había desayunado, a lo que le respondí que si con la mayor naturalidad del mundo, sin darle importancia a lo de la noche anterior. Ella se sentó enfrente mía y lo primero que hizo fue pedirme perdón por haberme respondido de aquella manera, a lo que le dije que no tenía importancia, pero ella siguió diciéndome que lo sentía, que era un problema que tenía con mi padre, y que lamentaba mucho haberlo pagado conmigo, pero que me lo compensaría. En ese momento dijo que podíamos hacer una excursión a otra playa, para cambiar un poco de aires. Yo le dije que sí, ya que sabía que no estaba bien y n o quería contrariarla. Hicimos unos bocatas, metimos unos refrescos en la nevera de camping y nos fuimos al coche. Recorrimos unos 50 km. y fuimos a una playa que yo no conocía, pero mi madre si. Era grande y no había mucha gente, el agua era cristalina, y el único problema era que para llegar a ella había que ir un buen tramo por una carretera en malas condiciones, de tierra. El día era perfecto, sin una sola nube en el cielo, y con una ligera brisa que hacía que el calor no fuera insoportable.
Aparcamos y cogimos las cosas del coche. Nos fuimos a un sitio donde apenas había gente, ya que como he dicho la playa era grande y poco poblada.
Lo primero que me sorprendió fue ver que mucha de la gente que allí estaba iban desnudos, pero no por eso, sino porque mi madre me llevase a una playa de ese tipo. Digo que eso fue lo primero que me sorprendió, ya que lo segundo fue que mi madre me dijo que no me asustase pero que iba a ponerse en top less. Esa fue la primera vez que pude ver las magníficas tetas de mi madre. Evidentemente como no tomaba el sol así estaban blancas, pero me llamó la atención lo oscuro y grande de su pezón, que si bien se adivinaba cuando se ponía ropa ajustada, era una visión para mis ojos. Yo estaba perplejo y mi madre tuvo que sacarme del éxtasis preguntándome
–" ¿ que pasa, es que nunca has visto un buen par de tetas?"-,
a lo que le respondí que claro que si (iba a una playa donde se hacía top less, si bien no muy frecuentemente), pero que nunca había visto las suyas. Se empezó a reír y me dijo
– "eso no es cierto, ya que no solo me las has visto, sino que además has mamado de ellas"-.
Yo me debí poner rojo, ya que me dijo, que no me avergonzase, que era normal.
Al poco me pidió que le diese crema protectora en la espalda, ya que no quería quemarse. Con las manos temblorosas le extendí la crema. Ella debió notar mi nerviosismo, y me dijo que me tranquilizase, y dicho esto, se dio media vuelta y me dijo
-" ahora dame un poco de crema en la tetas, pero hazlo de una forma suave, ya que es una parte del cuerpo muy delicada"-.
Se me cayó el tubo con la crema, y casi me ahogo después de oír aquella frase. Pero mi madre seguía muy tranquila ( o al menos en apariencia) y dijo
–" vamos, que no pasa nada, solo es una parte más del cuerpo"-.
Me armé de valor y empecé a untar de crema esos dos monumentos naturales. Cuando terminé mi respiración seguía muy agitada. Mi madre volvió a sorprenderme al sacar un paquete de tabaco del bolso, sacar un cigarrillo para ella y me preguntó si quería uno(me sorprendió ya que yo no fumaba). Yo al recordar en las películas que cuando uno estaba nervioso se ponía a fumar le dije que sí.
Al rato nos fuimos a bañar y dar un paseo por la orilla de la playa. Me dí cuenta de lo buena que estaba mi madre, no solo porque lo sabía, sino porque la mayoría de los hombres se la quedaban mirando, especialmente sus tetas, grandes, pero firmes ( lleva una 100 de sujetador).
Yo ya andaba más tranquilo, hasta que nuevamente mi madre me sorprendió ( después de muchos años descubrí que mi madre era una caja de sorpresas). Me dijo
–" ¿eres capaz de ponerte en bolas aquí en la playa, conmigo?"-. Yo no había entendido bien la pregunta. Le pregunté
–" no se que me has querido preguntar, que si yo soy capaz de hacer nudismo delante tuya, o que los dos hagamos nudismo"-.
Ella se rió nerviosa y dijo
–" por supuesto sería los dos haciendo nudismo. En mi caso es seguir un poco más, ye que llevo dos horas enseñando las tetas y la parte de abajo del bikini apenas me tapa el culo, pero el coño no me lo has visto todavía"-.
Casi me muero de la impresión.
Le respondí
–" bueno… yo si soy capaz de quitarme el bañador, pero no se si …"-. Mi madre se dio cuenta de lo quería decir y respondió
–" no te preocupes si estás empalmado, eso al principio es normal, le suele pasar a casi todo el mundo"-.
Yo no podía alucinar más. El lenguaje de mi madre era el que he dicho. No tenía palabras. Para que la cosa fuese menos traumática mi madre sugirió que nos metiésemos en el agua, ya que ahí es más difícil aguantar la erección. Me pareció bien. Nos metimos en el agua y allí mi madre se quitó el bikini y yo el bañador. Cuando llevábamos un rato en el agua mi madre se dio cuenta que seguía con la polla dura. Me dijo
–"esto hay que arreglarlo, no puedes volver así a la arena"-.
Y sin más me cogió la polla y empezó a hacerme una paja. Mi pene es normal, pero eso nunca me ha importado. Yo le pregunté
- "¿pero que estás haciendo?"-.
ella respondió
–"¡es que no lo sabes, o qué! Pero esa no es la pregunta, la pregunta es te gusta o no? "-
yo le respondí que claro que me gustaba, pero que si eso estaba bien.
En ese momento fue cuando me enteré de gran parte del problema, cuando mi madre dijo
-" no sé si estará o no bien, pero tampoco está bien que yo tenga más cuernos que una manada de ciervos pero así es. Además, créeme que lo necesito".
En ese momento perdí todo tipo de inhibición ( la poca que me quedaba) y empecé a tocar las tetas de mi madre con una mano y su coño con la otra. Después de unos minutos avisé a mi madre que me iba a correr, descargué una buena cantidad de semen, y creí que me moría de gusto. En ese momento mi madre acercó sus labios a los míos y me dio el beso más hermoso de mi vida. Al principio fue muy suave, solo con los labios, pero poco a poco se dejó paso a nuestras lenguas, para terminar en un apasionado beso de tornillo, que siempre estará en mi recuerdo.
Esta es la primera parte del relato de mi historia ( continuará…)

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