LLegue a mi a casa a comer algo y de paso darme una buena ducha. Pero quizás la temperatura ambiente o que se yo, me hicieron ya desnuda para la ducha ponerme a jugar con un “dildito” en el sofá grande del living. Elijo ese lugar porque me resulta cómodo abrir las piernas por sobre el posa brazos mientras en cuatro me doy abastecimiento desde abajo poniendo el juguetito parado.
No me percate para nada, que mi marido había regresado, me había estado observando y ante la evidencia de la situación se puso en pelotas.
allí desnudo, con su verga endurecida acercándose a mi, me calento de tal modo que no pude articular palabra y menos movimiento alguno. Quede como petrificada, clave mi cara contra el negro cuero del mullido sillón buscando ser cogida por ale
Una mano de mi esposo , acaricio mi cabeza para continuar deslizándose por mi espalda, recorrer la redondez de mi trasero y llegar entre mis piernas a tomar el juguete que me había yo acondicionado. Su otra mano, acaricio mis pechos con una rapidez y destreza que me hizo estremecer en un sinsentido de sentidos que se despertaban con lujuria.
Fue su pija dura, caliente, viril lo que sentí en mi cuello, como buscando atravesar mi garganta.
Ya todo su cuerpo estaba apoyándose sobre mi apretándome contra el respaldo del gran sillón.
-Estas caliente, marce así que vas a probar una buena verga, después de chuparla un poquito
No se cuanto tiempo estuvo allí, manoseándome, cosa que me encantaba , mientras yo se la chupaba toda
Lo lamí con tantas ganas que, mi deseo fue creciendo, creciendo.
Cuando el me pidió que abrirá las piernas, lo hice obediente, cuando el me exigió que las extendiera abriéndolas al máximo, supe cuan entregada a ese juego me estaba el proponiendo.
Su boca lleno mi vulva, mis labios se abrieron, los labios interiores se endurecieron con su lengua y mi clítoris estallaba en frenéticos movimientos que le imprimía su boca.
Su pija comenzó a cogerme mientras yo me acariciba mis tetas
Termine hamacándome con sus arremetidas, devolviéndole sus cogidas con una lujuria
Gozaba yo en la misma proporción que su enorme verga.
- En cuatro, mamita, ahora en cuatro, me exigió mi marido
Obedecí al instante que el me la retiro, suponiendo bien que el me la mandaría guardar de nuevo desde atrás, cosa que a mi siempre me había gustado.
Fue al voltearme que no solo sentí que el me tomaba de las caderas para comenzar a metérmela de nuevo, vi algo inesperado……. en el otro sillón, completamente desnudo estaba Federico, el amigo de mi esposo
Federico, entendió que era su turno, pues se arrimo por el respaldo del sillón y tomando mi cara con las dos manos, me dio su grueso pene a chupar, mientras se movia cogiéndome la boca. Federico era un amigo de mi marido,
- Dale que no me aguanto, le dijo a mi esposo … avisando que se iba a acabar……
Federico me la metió groseramente, pero estaba yo tan caliente, abierta y querendona que comencé a gozar como yegua en celo, con un orgasmo continuado que hizo acabar al macho que me ensartaba.
Federico acabo y se fue. ale me hizo montarlo para gozarme mientras yo lo cabalgaba.
- Esta noche, después que descanses, la sigo, me dijo….. te voy a hacer la colita, que la temes riquísimaaaaaaaa….. y me lleno la conchita de leche….. jadeando y riendo.
Me conto que el hacia tríos con la mujer de su jefe y el jefe desde hacia largo tiempo, que ya habían hablado sobre el estado tan atractivo de mi físico, de mi devoción por los juguetitos y que era un desperdicio no darme unas buenas cogidas. Así que, si bien no lo habían programado, lo habían pensado, y yo ese medio día les había abierto las puertas a la gran posibilidad de darme fiestitas.
No me percate para nada, que mi marido había regresado, me había estado observando y ante la evidencia de la situación se puso en pelotas.
allí desnudo, con su verga endurecida acercándose a mi, me calento de tal modo que no pude articular palabra y menos movimiento alguno. Quede como petrificada, clave mi cara contra el negro cuero del mullido sillón buscando ser cogida por ale
Una mano de mi esposo , acaricio mi cabeza para continuar deslizándose por mi espalda, recorrer la redondez de mi trasero y llegar entre mis piernas a tomar el juguete que me había yo acondicionado. Su otra mano, acaricio mis pechos con una rapidez y destreza que me hizo estremecer en un sinsentido de sentidos que se despertaban con lujuria.
Fue su pija dura, caliente, viril lo que sentí en mi cuello, como buscando atravesar mi garganta.
Ya todo su cuerpo estaba apoyándose sobre mi apretándome contra el respaldo del gran sillón.
-Estas caliente, marce así que vas a probar una buena verga, después de chuparla un poquito
No se cuanto tiempo estuvo allí, manoseándome, cosa que me encantaba , mientras yo se la chupaba toda
Lo lamí con tantas ganas que, mi deseo fue creciendo, creciendo.
Cuando el me pidió que abrirá las piernas, lo hice obediente, cuando el me exigió que las extendiera abriéndolas al máximo, supe cuan entregada a ese juego me estaba el proponiendo.
Su boca lleno mi vulva, mis labios se abrieron, los labios interiores se endurecieron con su lengua y mi clítoris estallaba en frenéticos movimientos que le imprimía su boca.
Su pija comenzó a cogerme mientras yo me acariciba mis tetas
Termine hamacándome con sus arremetidas, devolviéndole sus cogidas con una lujuria
Gozaba yo en la misma proporción que su enorme verga.
- En cuatro, mamita, ahora en cuatro, me exigió mi marido
Obedecí al instante que el me la retiro, suponiendo bien que el me la mandaría guardar de nuevo desde atrás, cosa que a mi siempre me había gustado.
Fue al voltearme que no solo sentí que el me tomaba de las caderas para comenzar a metérmela de nuevo, vi algo inesperado……. en el otro sillón, completamente desnudo estaba Federico, el amigo de mi esposo
Federico, entendió que era su turno, pues se arrimo por el respaldo del sillón y tomando mi cara con las dos manos, me dio su grueso pene a chupar, mientras se movia cogiéndome la boca. Federico era un amigo de mi marido,
- Dale que no me aguanto, le dijo a mi esposo … avisando que se iba a acabar……
Federico me la metió groseramente, pero estaba yo tan caliente, abierta y querendona que comencé a gozar como yegua en celo, con un orgasmo continuado que hizo acabar al macho que me ensartaba.
Federico acabo y se fue. ale me hizo montarlo para gozarme mientras yo lo cabalgaba.
- Esta noche, después que descanses, la sigo, me dijo….. te voy a hacer la colita, que la temes riquísimaaaaaaaa….. y me lleno la conchita de leche….. jadeando y riendo.
Me conto que el hacia tríos con la mujer de su jefe y el jefe desde hacia largo tiempo, que ya habían hablado sobre el estado tan atractivo de mi físico, de mi devoción por los juguetitos y que era un desperdicio no darme unas buenas cogidas. Así que, si bien no lo habían programado, lo habían pensado, y yo ese medio día les había abierto las puertas a la gran posibilidad de darme fiestitas.
4 comentarios - empecé con mi marido y terminamos en trio