"Buscando un fórro de papá", léche de lóbo.

Mi mamá nos había dejádo a mi papa y a mí, en condición de huéfanos. El típo se cuidába pero como siempre habia estado trabajando afuéra, nuestra relación era de aprender a conocernos y elaborar una rutína juntos para "no estorbarnos"... Con cási 29 años mi viéjo era un ejemplar de milíco cojúdo y dotádo para otras taréas pero no para "la criánza" de un chico de 11 con el que sólo había pasádo fiestas, feríados y vacaciónes.


Lo había visto paseando por la casa que nos quedába grande, en boxers o slíps, pero por pudor y respéto no lo mirába dirécto; aunque yá por instínto tenía vista la enormidad del bulto que la téla de su rópa interiór tratába de contener.


Un dia, jugando al borde de la piléta sus genitáles se escurriéron por la entrepierna de se short de baño y pude contemplar que mi padre estaba armádo con un hermoso pedázo de "pito" mucho mas grande que el mío...pero hasta ahí, jamás me había sentído atraído por mi viejo; pero esa tarde... oculto en el placard de su habitación, quedé a escázos treinta centímetros de toda la entrepierna desnúda de mi padre que se arrodillaba al borde de la cáma para lamer la entrepierna de su puta mientras toda su enorne y robústa genitalidad de hombrecíto ciégo de calentúra se presentaba ánte mis ójos desorbitados y todo mi cuerpo estremecido por el espectáculo de esa visión delirante.




La verga moréna y robústa bién dúra palpitando en el aire con los huévos mojádos y pelúdos... estában en primer pláno, tánto que podía ver bien de cerca cómo de la cabecilla moráda y furiósa de fiébre se escurrían hílos de bába cuando se contraía la verga en espásmos entrecortádos. Si estirába la mano podría haber agarrado sin problémas los testículos negros de mi viejo sin dificultad.

Désde ese moménto la verga de mi padre, y mi padre tomáron otra dimensión, con ésa revelación profúnda, crúda y exquisíta la vida habia cambiádo; tódo había cambiádo. Pero al contrario de otros píbes; para mi no habia resultádo traumático o abusívo. Aún con esa edad me sentía felíz, desbordádo y curióso.

El típo que me había dádo la vida, me dába sin querér " la bienvenída" a la "segúnda vida"... la vida sexuál.