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Tango hot...

Verlo fue un shock. Como si el tiempo no hubiera pasado y de nuevo estuviera ahí, frente a mi tío Carlos, aún en su madurez, intacto, sin secuelas del accidente que lo había postrado en la plenitud de su vida.
Pero no era él, claro, sino su hermano, aunque el parecido era tal que podrían haber pasado por mellizos, sino fuera porque se llevaban diez años de diferencia, y el mayor de los dos ya no está entre nosotros.
Se llama José y no es cantor de tangos, aunque sí los baila. 
De jóvenes, supo contarme, tenían un espectáculo juntos. Mi tío cantaba y él "le sacaba viruta al piso". 
Se hacían llamar "Los hermanos Molinari", y además de los barrios porteños, hacían giras por el interior del país. Hasta que en plena dictadura, el menor de los Molinari tuvo que emigrar a España.
-Es que tuve un metejón con una piba que militaba en la JP...- se excusa, como lamentándose por todos esos años desperdiciados.
Por eso no lo conocí. Sabía que tenía un hermano en Europa, pero cuándo mi tío y yo estábamos juntos, lo que menos hacíamos era hablar de la familia. El nuestro no era el lenguaje de las palabras, sino de los cuerpos.
Como de costumbre, había ido a visitar a mi tía Edith. Con mi tío no tuvieron hijos, por lo que los sobrinos ocupamos ese lugar. Bueno, hablo por mí, porqué mis hermanos no la visitan nunca.
Me quedé de piedra cuándo lo ví, empecé a temblar y hasta me entraron ganas de llorar. Mi tía me abrazó y me tranquilizó diciéndome que a ella le había pasado lo mismo.
-¿Lo viste? Es igual a tu tío, antes del accidente, claro- expresa mi tía.
-¡Son idénticos...!- coincido.
Bueno, para mí, mi tío era mucho más churro, pero el parecido resulta innegable.
Nos cuenta que después de tantos años en España, decidió volver para intentar algo relacionado con el tango.
-Podrías enseñar a bailarlo- lo alienta mi tía -Siempre fuiste un muy buen bailarín-
Al escucharla, no pude evitar recordar cuándo mi tío me enseñó a bailar tango, la forma en que me tocaba, como me retenía contra su cuerpo y no me soltaba, hasta que terminábamos enroscados en una amalgama de besos y caricias que solo eran la antesala de algo mucho más emotivo.
-Yo me anoto seguro...- intento incentivarlo.
Una de mis mejores amigas tiene una inmobiliaria, así que por medio de ella le prometí ayudarlo a buscar un lugar en dónde pudiera impartir sus clases.
Esa misma semana la llamo, y me comenta que tiene una casa que funcionaba como Academia de baile, pero que por la pandemia tuvo que cerrar.
-Tiene el piso de madera, espejos y vestidores- 
De inmediato lo llamo a José y quedamos en ir a verla. No podíamos perder tiempo porque si no conseguían alquilarla como Academia, los propietarios ya estaban decididos a refaccionarla como una casa común y corriente.
Nos encontramos con Lety, mi amiga, para conocer el lugar. Es un departamento antiguo, de esos que se sube por una escalera hasta un primer piso que originalmente eran dos habitaciones, convertidas en un amplio salón de baile. Tiene baño y vestidores, y un pequeño cuarto que puede hacer las veces de recepción y oficina.
El precio es un poco elevado, pero por mi amiga nos ahorramos la comisión de la inmobiliaria. La idea es probar, así que firmamos un contrato por tres meses, renovable automáticamente a seis y luego a doce. Por supuesto, yo le salgo de garante.
-Bueno, ahora solo me faltan los alumnos- suspira José, el día que terminamos de limpiar el lugar y de acondicionarlo como una verdadera academia de baile.
-Ya te dije que a tu primera alumna ya la tenés- le recuerdo, refiriéndome a mí misma.
Además de ser la primera en inscribirme, también me había hecho el tiempo para ayudarlo a organizar todo, haciéndole de recepcionista y hasta colocando anuncios en redes sociales. 
Por el momento no íbamos a poner carteles ni nada que llamara demasiado la atención, ya que todavía no habíamos tramitado la habilitación correspondiente.
--Entonces alumna- me dice colocándose ya en su rol de profesor -Lo primero que vamos a ver, es la postura, el abrazo y los pasos básicos-
Se coloca frente a mí, extendiendo sus brazos. Me sonrío, ya que me hace acordar a mi tío cuándo empezó a enseñarme hace tantos años.
Me sujeto el pelo en una cola y extiendo también los brazos.
-El abrazo...- continúa, rodeándome la cintura 
-Y éstos son los pasos básicos...- concluye, guiándome por la pista a través de ochos y barridas.
Por supuesto enseguida se da cuenta de que no soy ninguna improvisada en lo que a la milonga se refiere.
-Sos una excelente conpañera- proclama una vez que se termina la canción, "Milongueando en el 40", de Troilo y su orquesta. Sí la habré bailado con mi tío...
El tango siempre fue para mí sinónimo de sexo, de polvo. Con mi tío Carlos siempre terminábamos haciendo el amor después de escucharlo embelesada ensayando sus canciones.
-Esto es bueno para la gola. Mielcita pura...- solía decirme cuándo me chupaba la concha.
Estar ahí con su hermano, casi un calco suyo, removió en mí emociones que ya creía superadas. Mi tío ya no está, murió, nadie podrá reemplazarlo, sin embargo...
-Mary, quiero agradecerte mucho por tu ayuda, la verdad es que sin tu apoyo jamás me hubiera animado a tanto- me dice en medio de la pista, ya sin la música de fondo, aunque todavía aferrándome de la cintura.
Estamos frente a frente, con nuestras caras a centímetros, las bocas apenas separadas por nuestro aliento. Quiero besarlo, tengo ganas de besarlo, pero cuándo parece que va a ser él el primero en tomar la iniciativa, tocan el timbre. 
Nos quedamos un momento medio confusos, sin saber cómo reaccionar. Cuando vuelven a tocar, me asomo por la ventana y veo que es mi tía Edith. Desde abajo me ve y me saluda, ya es muy tarde para hacernos los que no estamos.
-Bajo a abrirte...- le digo.
-Es la tía- le digo a José - Seguro viene a ver la Academia-
-Muy oportuna la tía- repone y no puedo evitar sonreír.
La tía sube, observa todo, y nos felicita por el trabajo realizado. Luego me voy con ella, ya que "el momento" con José ha pasado.
Unos pocos días después estoy en la oficina, por la tarde, y no puedo dejar de pensar en él, ya no en mi tío, ni en lo mucho que se parecen. Mis pensamientos son para José y ese momento en que aún sin decirnos nada, solo mirándonos, nos dijimos todo.
No puedo aguantarme y lo llamo. Está en medio de una clase, pero deja a los alumnos practicando y me atiende.
Charlamos de cosas triviales, de sus clases, de mi trabajo, hasta que me dice:
-Te recuerdo que me dejaste una clase pendiente-
-Sí está con tiempo profesor, puedo pasar hoy mismo a recuperarla- le sugiero, con voz de alumna hot.
-Siempre tengo tiempo para usted, alumna- me confirma.
-¿A qué hora tenés la última clase?- le pregunto.
-A las siete estoy libre...-
-Me doy una vuelta entonces...-
Llegué siete y media, para disimular lo ansiosa que estoy. Las clases ya habían terminado, así que el salón está con las luces bajas.
José ya me está esperando con su uniforme de tango, el saco, el pañuelo de seda y el sombrero. Se pone en posición y empezamos a bailar, sin música, dejándonos llevar por los sentimientos.
De pronto se detiene, manteniéndome bien pegada a su cuerpo, el brazo aferrándome de la cintura más de lo habitual.
-Creo que acá nos quedamos el otro día- me recuerda.
-Entonces tenemos que seguir desde dónde lo dejamos- le sugiero.
Nos miramos apenas un instante y nos besamos. Los dos tomamos la iniciativa al mismo tiempo, confluyendo en un beso intenso y jugoso.
-Creo que ésta va a ser mi mejor clase- repone al despegarse nuestros labios, solo para volver a unirlos de nuevo con mayor fruición todavía.
Mientras nos besamos empezamos a quitarnos la ropa, agitados, exaltados, sintiendo como esa fiebre tan reconocible se apodera de nuestros cuerpos.
Durante todo ese rato le estuve apretando la pija por encima del pantalón, sintiendo como se le para y endurece, pero ni bien la pela, se la agarro y echándome delante suyo, se la chupeteo arriba y abajo.
Me encanta saborear esa humedad que se derrama por todo su contorno, oler la fragancia vital que la impregna, sentir en mi lengua la textura de su carne.
José suspira conmocionado al sentir como me la meto en la boca y se la empiezo a chupar sin respiro, comiéndomela toda, haciendo que la punta me raspe la garganta.
Es en esos momentos, cuándo estoy de rodillas, chupándole la pija a un tipo, que no me importa más nada, solo sentir y saborear, complacer y complacerme, disfrutar de esa licenciosa comunión que se da entre dos personas.
Le paso la lengua por las bolas, sintiendo ese delicioso crepitar, la urgencia del placer que se amontona y desborda.
Me levanto, dejándosela tan dura y parada, que las venas parecen querer salírsele de la piel. Me desvisto delante suyo, sintiendo sus ojos recorriéndome arriba y abajo.
A mi tío le encantaba verme desnuda. Antes de cogerme, a veces me hacía modelar sin nada de ropa, haciéndome ir y venir, mientras se la meneaba contemplando cada curva de mi cuerpo.
Me doy una vuelta, como para que no se pierda nada, y metiéndome los dedos en la concha, me apoyo de espalda contra uno de los espejos. Ahora es él quién se arrodilla delante mío, y calzándose una de mis piernas sobre los hombros, me introduce la lengua como si fuera un puñal.
Siento que me desarmo del gusto cuando empieza a chuparme por dentro y fuera, cubriendo con su boca todo mi sexo.
Ya está anocheciendo, los ruidos de la calle disminuyen, por lo que en ese salón de baile lo único que se escucha son mis jadeos y el chapoteo de su lengua.
Lo agarro de los pelos y le refriego el clítoris por el mentón, soltando un par de chorritos que se traga con suma delectación.
Se levanta y me besa, los labios empapados de mi propio flujo. Puedo sentir su verga parada, entumecida, rozándome la concha, punteándome justo en ese lugar en dónde las sensaciones se hacen más intensas.
Se la agarro, se la masajeo y me la pongo entre los gajos. Me sujeto de las barras y me abro de piernas cuando comienza a empujar. Durante la penetración nos miramos a los ojos y nos sonreímos, disfrutando esas sensaciones que se multiplican y expanden ya sin control alguno.
-¡Más... cogeme más fuerte...!- le pido.
No sé porqué pero me cogía como pidiendo permiso con cada metida.
Me agarra entonces de los muslos, y colocándolos en torno a sus caderas, me empieza a bombear con el rigor que tanto le reclamaba.
Ahora sí, el placer se ramifica, extendiéndose más allá de mis sentidos. Todo a nuestro alrededor parece difuminarse, mezclándose con la energía de nuestra pasión.
José podrá no ser un eximio cogedor como mi tío Carlos, pero se desempeña bastante bien. Cada pijazo me llega hasta lo más hondo, remeciendo esos sensores que me provocan un estallido tras otro.
Cuando me suelta, me echo en cuatro en el medio de la pista, con la cola bien levantada, esperando que venga a mí. Lo hace, aunque primero apaga las luces, y entonces sí, se coloca por detrás, me sujeta de la cintura y me la manda a guardar de un profundo e impactante sablazo.
Durante ese rato la pija no había decaído ni un ápice, por el contrario, en esa posición y desde ese ángulo, la sentía mucho más grande y dura todavía.
Ahora somos dos sombras entre las sombras que se mueven al compás, ya no al ritmo del tango, sino del sexo, envueltos en gemidos y sudor.
PLAP PLAP PLAP... resuena su cuerpo contra el mío, embistiéndome con brío y entusiasmo.
CHAS CHAS CHAS... resuenan las nalgadas con que acompaña cada ensarte.
AHHHHHH... AHHHHHH... AHHHHHH... resuenan mis jadeos, cada vez más excitados, estruendosos.
Cuando me doy la vuelta, se me echa encima, y por entre mis piernas me sigue garchando, intenso, brutal, dominante.
Nos besamos sin dejar de deslizarnos el uno dentro del otro, haciéndonos el amor también con las lenguas, con los labios, con todos los sentidos.
El empuja desde arriba y yo desde abajo, levantando la cadera y flexionando las piernas contra su cuerpo, sintiendo como se me clava en lo más profundo, llenando con su carne hasta mi recinto más sagrado.
Ya puedo sentir los cimbronazos del polvo que se acerca. El ardor, los jadeos, todo se intensifica. José acelera sus movimientos, excitado a más no poder, impulsado por esa marea de sensaciones que está a punto de arrasar con todo.
Nos seguimos dando hasta el último momento, hasta que la dulce agonía ya no puede posponerse más y ambos estallamos casi al mismo tiempo. Antes del final me mira en esa forma que no necesita interpretación alguna. Un leve asentimiento de mi parte, apenas perceptible, resulta más que suficiente para que me acabe adentro. Primero acaba él, y luego yo, mezclando mi esencia con la suya.
Me aferro aún más a su cuerpo y lo beso con pasión sintiendo como se diluye en mi interior, rebalsándome con esa agradable efusividad.
Luego del polvo nos quedamos un buen rato tendidos de espalda en el lustroso piso de madera, mi cabeza apoyada sobre su hombro.
No nos decimos nada, solo estamos ahí, juntos, respirando en esa forma sofocada en que uno respira luego de una buena sesión de sexo.
-¿Ya te cogiste a la tía Edith?- rompo el silencio, cuándo me levanto para vestirme.
Por la forma en que me mira, deduzco que la respuesta es negativa.
-Deberías, hace tiempo que está sola- le recomiendo.
-Es la mujer de mi hermano...- me recuerda como si no lo supiera.
-Yo también fuí su mujer, y aún así me cogiste-
Se me queda mirando.
-¿Te sorprende?- le pregunto mientras me pongo el corpiño.
-Para nada, mi hermano jamás se hubiera perdido algo como ésto- alega dándome una palmada en la cola.
Él tampoco, por lo visto, ya que acababa de echarme tremendo polvo...























38 comentarios - Tango hot...

Desert-Foxxxx
Seguis sumando marita, y esa miniatura hermosa. Envidio a los que pudieron saborearlas.
pedagogo47
Notable relato , felicitaciones.
chelocabito
Excelente relato!!!le demostraste al tio que ya sabias y que sos muy buen en 2x4 aunque creo que falta ahora que te pongas en 4 y el 2 sea en la cola
Enzora624
Tango feroz !!!
Excelente relato amiga
dantraloco
Bonito relato. Van ocho puntos.
Zucoa9
excelente ultimo dialogo jajaj...
criselkpo
👍💦💦💦💦💦💦
martvoyeur
Que fuerte la imágen cuando decís que son iguales.
Que grande lo tuyo Marita
Pervberto
Que nunca falte el 2 x 4, antesala de todas las lujurias.
Sute41
Diosa Marita... van puntos
peperompe7
Uyyy como me calentó tu relato !!!
morochiito2
@maritainfiel, quiero leer otro relato donde te embarazan. Ro quiere un hermanito
morochiito2
@maritainfiel, quiero leer otro relato donde te embarazan. Ro quiere un hermanito
gerardoriker
como me calientan tus relatos, no hay mas fotos de ese cuerpo hermoso desnudito???, muero por conocerte en una cama y darte toda mi leche bien en tu conchita
After16
Marita, siempre genial. Tenes q subir una foto de cuerpo entero desnuda, así todos comprobamos lo q imaginamos
After16
Marita, q pasa q no estas escribiendo????mínimamente el próximo relato es con foto de ese lomo quiero creer
Sute41
Volve Marita... se extrañan tus relatos...
juaniyorio2
Alguien sabe porke marita no escribe mas? La descubrio el marido?
juaniyorio2
Marita responde
Sute41
@Maritainfiel, se extrañan tus relatos...
Facalarga8
La foto de este relato es cualquiera!! Es de una piba de la uba , posteado por otro poringuero ... Fiasco !!
sexpatagon +3
Se extrañan tus relatos.. cuando Volves?
piyo39
Hola maryyy te extrañamos
Sute41
volve... te extrañamos Marita..
pururi
Para mi los del gangbang boquearon que se la enfiestaron y se le pudrio todo con el marido, ademas alguno de esos acerto en el blanco 😎
Sute41
Sera... igual se extrañan sus relatos.
pururi
Para mi es la nro 1 escribiendo relatos, no hay mina mas puta que ella 👌
Sute41
coincido con vos hermano... y por eso se extrañan sus relatos...
Marc_2 +2
Donde estas amiga?
piyo39
se me hace que marita perdio...
Bass_07
Se te extraña tanto Mari, espero que estés bien y que regreses pronto
MIsko-Jones
se te extraña Marita sos la mejor ,espreo que estes bien y vuelvas pronto