"Hay algo diferente en ti". George miró a su esposa al otro lado de la mesa. "¿Nuevo corte de cabello?"
"No." Julie negó con la cabeza y se sonrojó. ¿Era su marido realmente tan despistado? Había hecho un trato con una mujer muerta. Ese trato de alguna manera había cambiado su cuerpo. Más importante aún, había hecho cosas irredimibles con su hijo. "No hay nada".
"Ella solo está usando ropa diferente, papá." Daniel miró su brócoli y lo empujó alrededor de su plato con su tenedor.
"Sí, mamá. Siempre estás descuidando de las cosas, pero realmente hiciste un esfuerzo adicional esta noche". Brittney señaló la camisa de gran tamaño que Julie usaba sobre su vestido. "¿Esa es una de las sudaderas de papá?"
"Sí." Julie asintió y tomó un sorbo de agua. "Creo que me gustaría un poco de vino esta noche. ¿Quieres un poco de vino, George?"
"Sí, por favor." George se acarició la barba. "Pero no es la ropa. Algo más cambió, pero no puedo identificarlo".
"No es nada", dijo Julie en voz baja. Rápidamente se puso de pie y corrió a la cocina a buscar una botella de vino y dos vasos.
"Yo también tomaré un poco de vino", dijo Brittney.
"Cuando tengas veintiún años". George le dirigió a su hija una mirada severa. "Ni un día antes."
"Aquí tienes, George." Julie regresó al comedor con dos vasos y la botella. Puso una copa de vino frente a su esposo y miró el líquido rojo moverse de un lado a otro, pensando en ese resplandor infernal que había emanado de sus pechos, caderas y entre sus piernas. ¿Qué tipo de trato había hecho? Julie no lo sabía.
"Gracias." George miró a su esposa, que estaba junto a él, mirando el vino. "Puedes sentarte".
"¿Qué?" Las mejillas de Julie se sonrojaron de un rojo intenso y regresó a su asiento. "Lo siento, solo estaba pensando." Dejó la botella de vino en el centro de la mesa y tomó un largo sorbo de vino.
"Bueno ..." Daniel aún tenía que terminar su comida. Sus mejillas también se pusieron rosadas al pensar en por qué su madre podría estar tan nerviosa. Daniel la había invadido ese mismo día. La había usado y estirado. Era más que extraño intentar fingir que todo era normal cuando no lo era. Daniel se sintió un poco mareado. ¿Su coño se tensaría de nuevo o sería diferente ahora?
"¿Qué pasa con ustedes dos?" Brittney miró a su hermano de cerca. "Estás actuando raro, Danny."
"Ha sido un día largo y extraño, Britt." George vio a su esposa terminar su vino y servirse otra copa. "¿Qué pasa con el merodeador y todo?"
"Quiero que traigamos a un experto en lo sobrenatural, George. Siento que nuestra casa está encantada". Julie miró a su esposo con suaves ojos marrones.
"Otra vez con eso." George tomó un bocado de pollo y masticó. "Incluso si pensé que era una buena idea, no tenemos el dinero. Los fantasmas no son reales".
Julie estuvo tentada a refutar su terquedad contándole a George sus experiencias ese día. Podría desnudarse allí mismo en la mesa y mostrarle lo que le había hecho la mansión. Pero ella nunca lastimaría a su esposo de esa manera. Ella eligió un rumbo diferente. "Está en la Biblia. Solo mira Samuel 1-28. El rey Saúl trae a la Bruja de Endor para comunicarse con el fantasma del profeta Samuel. Y funciona. El fantasma les habla". Tomó otro sorbo de vino. "Encontraré a alguien que nos ayude gratis. Lo prometo".
"¿Tu propia Bruja de Endor?" George podía sentir que estaba perdiendo este argumento.
"Algo como eso." Julie asintió y apuró su segunda copa de vino. Se sirvió un tercio.
"Bueno." George suspiró. "Pero no quiero que esto se interponga en el camino de nuestra remodelación".
"Bueno." Julie asintió. Ella podría manejar la situación.
~~
Esa noche, Julie se encerró en el estudio. Compró sujetadores nuevos en línea, pero realmente no sabía qué talla necesitaba. Borracha y exhausta, en realidad estaba esperando a que su esposo se fuera a dormir antes de irse a la cama.
Mucho más tarde, en la oscuridad de su dormitorio, se quitó la ropa hasta las bragas y se deslizó bajo las sábanas junto a George, que roncaba. ¿Qué le diría cuando finalmente se diera cuenta de su cuerpo? ¿Se daría cuenta siquiera?
Julie permaneció en su cama mucho tiempo, su mente volviendo una y otra vez a esa profunda penetración de la enorme cosa de Daniel. Sabía que después de esos eventos, nunca volvería a ser la misma. Pero esperaba que si podían exorcizar la casa, ella y Daniel podrían volver a algo parecido a la normalidad. Sin pensarlo, sus manos se movieron por debajo de sus bragas. Se acarició en silencio hasta llegar al orgasmo mientras su marido roncaba a su lado. Estaba aterrorizada de ser atrapada por él, pero no podía detenerse. Después de unos diez minutos, se estremeció de éxtasis y se esforzó por recuperar el aliento.
La masturbación tuvo un efecto calmante. Poco tiempo después, el sueño se apoderó de ella y soñó con entregarse a criaturas oscuras. Fue una noche agitada de dar vueltas y vueltas en la cama.
~~
El pasillo era un lugar aterrador por la noche. Por supuesto, Pero Daniel tenía la edad suficiente para que la oscuridad no lo asustara. Y eso fue cierto hasta que Frederick Palmer lo cambió. Ahora la gran mansión era una amenaza inminente con todas sus luces apagadas por la noche. Desafortunadamente, Daniel tuvo que orinar y la única forma de llegar al baño era cruzar ese lúgubre pasillo.
Daniel se quitó la manta y cruzó cojeando su habitación. La luz de la luna bañaba las tablas del suelo con un brillo pálido. Se ajustó los boxers, lo único que vestía, y se estremeció. Miró a ambos lados, pero el largo pasillo no ofrecía nada más que sombras. Quería correr al baño, pero su tobillo no se lo permitió. Cruzó lentamente el pasillo, encendió la luz del baño y orinó. Cuando terminó, se volvió hacia la puerta del baño y se quedó paralizado. Todavía tenía su polla entorpecida en sus manos.
"¿No me sonríes, Daniel?" Eloise estaba en el pasillo, mirándolo. Llevaba un camisón largo y blanco y tomaba su gran barriga con la mano izquierda. Eloise miró el pene blando. "Tu leviatán duerme, ya veo. Puedo entender que estaría cansado. En un día tan ajetreado".
"Lo siento, Sra. Palmer." Daniel volvió a meter la polla en la ropa interior. Tiró el inodoro y se lavó las manos en el fregadero. "Me asustaste. Pensé que podrías ser ... él."
"¿Sr. Palmer?" Eloise arqueó una ceja y miró a su izquierda y derecha con complicidad. Ciertamente esta buscando, incluso ahora. Pero su ira lo ciega, querido. No... esta en el presente. No temas. Mantuvo los brazos abiertos frente a ella. "Ahora, déjame abrazar a mi pequeño conquistador. Tenemos mucho que celebrar".
Sin pensarlo, Daniel finalmente le dio esa sonrisa y cojeó a sus brazos. A pesar de la fría temperatura de su piel, se sentía perfectamente en casa presionado contra las montañas hinchadas de sus senos y vientre. La apretó con fuerza y la miró a los ojos alegres. "Lo hice, Sra. Palmer. No sé si debería haberlo hecho, pero lo hice".
"Ciertamente lo hiciste." Eloise lo besó en la frente y tomó su mano entre las suyas. Ella lo condujo de regreso a su dormitorio y cerró la puerta detrás de ellos. "Nunca sientas vergüenza por lo que haces con tu madre, Danny. Es lo más natural y les traerá a ambos un océano de felicidad". Ella lo llevó a su cama, lentamente para no presionar demasiado su tobillo. Se sentaron en el borde del colchón. Miró una imagen en la pared con muchas líneas curvas y círculos. "¿Qué dice esa ilustración?"
"¿Ese cartel?" Daniel miró a la pared. "Eso muestra todas las misiones más allá de la órbita de la Tierra. Verás, esa es la Tierra. Eso es Marte, Júpiter, Saturno, etc."
"¿Misiones? No te entiendo." Un leve ceño se deslizó por su rostro. Había mucho en este nuevo mundo que estaba más allá de ella.
"Bueno ... um ... ¿tal vez podría explicarlo más tarde?" Daniel contempló la suave curva de su mandíbula femenina y su delicado y seductor cuello. "¿Estábamos hablando de mi mamá?"
"Sí, por supuesto." La tristeza desapareció y los dientes blancos de Eloise reaparecieron, enmarcados en una brillante sonrisa. "Encontraste una tarea digna de ese poderoso garrote". Ella miró su ropa interior y pudo ver su pene endurecerse. "Y no es tan difícil como pensaba. Todo para un bien".
"Entonces, ¿estás feliz?" Daniel se echó el pelo rubio hacia atrás y le dio una mirada llena de entusiasmo. "Podemos ...?"
Eloise dejó escapar su risa alegre y melódica. "Los hombres jóvenes solo piensan en una cosa. Pero primero, un poco de discurso. Si bien me complace que hayas llevado a Julie Anderson a la cama, siento cierta inquietud por tus modales una vez que sucedio".
"¿Qué quieres decir?" Los dedos de Daniel retorcieron la manta en su mano. ¿Hice algo mal? Bueno, por supuesto que había hecho algo mal. Había tenido sexo con su madre.
"Atiende, Daniel." Eloise se acercó y le acarició la suave mejilla con las yemas de los dedos. "Ya no eres la persona mansa que eras. Si te apareas asi, perderás a tus mujeres por el semental en el pasto vecino. ¿Entiendes? No quieres jugar el papel de un caballo castrado, como tu padre. "
"Espera un segundo, él -" Daniel se dejó caer en la cama mientras sus manos frías empujaban su pecho desnudo.
"Pero no temas." Eloise se levantó el camisón hasta la cintura y se sentó a horcajadas sobre Daniel. "Te enseñaré todo lo que debes saber. Ahora, toma mi pecho".
"¿Qué?" Daniel la miró confundido.
"Demuestra tu anhelo. Toma mis pechos en tus manos y golpéalos, cariño." Ella le sonrió dulcemente, como si le hubiera pedido que le trajera un helado.
"No se supone que deba hacerlo. Ni siquiera debería haberte tirado del pelo esa vez. Quiero decir, quiero hacerlo, pero no está bien". Daniel la miró con los ojos muy abiertos.
"No me hagas enojar." El rostro de Eloise se oscureció y su sonrisa se evaporó. De repente, con un aspecto formidable, movió la mano derecha y golpeó la mejilla izquierda de Daniel con la palma abierta. El sonido de la bofetada reverberó por la habitación. "Haz lo que te pido."
"Sí, Sra. Palmer." La mejilla de Daniel ardió. Juro no volver a decepcionar a Eloise. "¿Asi?" Levantó la mano y le masajeó los senos. Estaban tan llenos y flexibles, y tan fríos.
"Puedo ver que tendré que ser paciente. Eres un alma tan tierna". Eloise suspiró y una pequeña media sonrisa regresó a sus labios. La oscuridad había pasado. "Tienes las herramientas, cariño. Pero tienes mucho que aprender. Daremos pequeños pasos". Metió la mano debajo de ella y le bajó los bóxers hasta los muslos. "Pero no quiero reprenderte en tu día de gloria. Puedes tener tu recompensa". Ella agarró su polla palpitante y la deslizó dentro de su vagina. La vara estaba tan caliente que la llenó de un calor maravilloso. "Déjame guiarte un poco". Ella se inclinó y colocó sus pequeñas manos en sus caderas meciéndose. "Te sentabas allí como un bulto mientras tu madre hacía todo el trabajo. Puedes pensar que tus prodigiosas palabras son suficiente para cualquier mujer. Pero no es así.
"No quiero ... uh ... uh ... lastimar a nadie." Daniel gruñó cuando su frígido coño le apretó la polla.
"Nunca temas ... oooohhhhhh ... Solo te pido que me abrazas con algo de urgencia en este momento. Las mujeres anhelan ser necesitadas". Eloise aceleró sus caderas. Se sacó el camisón por la cabeza, exponiendo su piel pálida a la luz de la luna. "Todas las mujeres quieren ser deseadas". Arrojó el camisón al suelo. Los montículos redondos de sus pechos temblaron con el esfuerzo de su movimiento. "Muestra a una mujer tu deseo al liberar tu naturaleza masculina. Práctica conmigo. Ahora."
"Okey." Daniel se sentó para poder extender la mano y ahuecar su trasero. Apretó con fuerza su carne helada y masajeó cada mejilla.
"Siiii". Eloise apreciaba la sensación de su delgado pecho presionando contra su vientre embarazado. Encajan perfectamente. El joven caballero y la madura, ambos en el colmo de la vitalidad. "No necesitas permiso. Gana mi corazón a través de mi cuerpo, como lo haría un rufián. Toma lo que quieras. Esto es lo que quiere una mujer. Esto es lo que quiere tu madre".
"Yo ... uh ... uh ... entiendo." El placer de Daniel aumentó cuando la mujer pálida se ondulaba en su regazo. Se inclinó hacia delante, sin preguntar, y apretó los labios contra el frío de sus pechos. Mordisqueó suavemente el flexible pezón que tenía entre los dientes.
"Eso es, cariño," siseó Eloise. Ella tomo su cabeza entre sus manos, pasando sus dedos por su cabello rubio. "Toma ... toma ... toma ... todo lo que te ofrezco. Y luego empújame para que ofrezca más".
"Mmmmmmmmm". Daniel chupó el pezón y una leche fría y dulce fluyó hacia su boca. Se tragó la bebida embriagadora. Sus manos agarraron su firme trasero, presionándola contra su polla con cada movimiento hacia adelante de sus caderas.
Eloise montó a Daniel así durante mucho tiempo. Ella arrulló y gruñó mientras él movía su boca de un pecho al otro, quitándole la leche. Finalmente, sintió los espasmos en sus muslos y caderas. Estaba listo. "Ahora es ... oooohhhhh ... tu turno de dar, Danny. Lléname con tu semilla infernal."
Daniel apenas escuchó sus palabras, estaba tan perdido en el éxtasis del momento. "Aaaaahhhhhhhhhhh". Se descargó dentro del coño del expectro, convulsionando con cada disparo de semen. Estaba tan cansado. Miró hacia arriba para ver a la pelirroja desnuda inclinarse sobre él y darle un beso en la frente. "Buenas noches", dijo Daniel y cerró los ojos.
"Buenas noches, mi príncipe," susurró Eloise. "Que puedas conquistar muchos en tus sueños". Se enderezó y le sonrió al chico mientras se dormía. Y ella misma también se quedó dormida, desapareciendo de la habitación como polvo en el viento.
~~
Los gemelos se sentaron en el comedor a desayunar antes de la escuela. "¿Cómo está el tobillo?" Brittney dijo entre bocados de pan.
"Viviré." Daniel detuvo su cucharada de cereal camino a su boca. "¿Cómo está tu mano?"
"Viviré." Brittney levantó su mano ligeramente vendada y le ofreció una leve sonrisa. "Simplemente no quiero volver a ver a ese hombre con sombrero de copa".
"Yo también." Daniel asintió y tomó un bocado de cereal. Eso fue muy cierto.
Sonó el timbre, tocando las primeras ocho notas de la Quinta Sinfonía de Beethoven.
"Lo conseguí." Julie salió de la cocina y atravesó el comedor. Llevaba una falda y una camiseta de gran tamaño.
"Te ves ... diferente, mamá," le dijo Brittney.
"No seas así, cariño." Julie le sonrió a su hija. Su plan de hoy era fingir que no pasaba nada. Fingir hasta que se arreglara.
Daniel apenas podía escuchar a Julie hablando con alguien mientras abría la puerta. Unos minutos después, regresó al comedor con dos personas detrás de ella. "Daniel y Brittney, conozcan a nuestros invitados". Julie sonrió a sus hijos. "Este es el Sr. Maxamed Samatar y la Sra. Khadra Samatar". Julie se hizo a un lado para que sus hijos pudieran saludar. Maxamed era un hombre alto de piel oscura, cabello negro corto y traje y corbata azul impecable. No sonrió a los gemelos. Khadra era una mujer baja y delgada, con un vestido que cubría todo menos sus manos, y un pañuelo en la cabeza que cubría su cabello y cuello. Su tez coincidía con la de su esposo, pero ofreció una amplia sonrisa con dientes blancos.
"Hola niños." Khadra asintió con la cabeza a cada uno de los gemelos.
"Hola." Brittney le devolvió la sonrisa y miró el equipo que tenía cada invitado. Tenían todo tipo de dispositivos electrónicos en sus manos y colgaban sobre sus hombros.
"Hola." Daniel nunca antes había conocido a una mujer con hiyab, pero había escuchado de el. Pensó que Khadra era bastante sorprendente con su bonito rostro en forma de corazón. Se preguntó cómo sería su cabello. Pero, supuso, ese era el objetivo del hiyab. "¿Estás ayudando con la remodelación?"
"Estamos aquí para … -" Khadra comenzó a decir algo, pero su esposo la interrumpió.
"Somos expertos en lo paranormal". El semblante de Maxamed parecía sombrío. "Estamos aquí para investigar y librar a tu hogar de cualquier demonio que pueda persistir. Tengo la sensación de que podemos ser necesarios. Siento la presencia de Dhegdheer. ¿No es así, Khadra?"
"No asustemos a los niños". La sonrisa de Kahdra se ensanchó aún más mientras trataba de tranquilizar a los dos jóvenes.
"No somos niños. Tenemos dieciocho." Brittney levanto una ceja y miró a Julie. "¿De qué se trata esto, mamá?"
"Nada, cariño." Julie se acercó a su hija y le dio una palmada en el hombro.
"¿Fantasmas?" El rostro de Daniel se puso pálido. De repente se preocupó por Eloise. "¿Estás aquí para librar a la casa de fantasmas?"
Mientras Daniel hablaba con los Samatar, Brittney se puso de pie y se inclinó hacia Julie. "¿Fantasmas, mamá? Esto es extraño. No creo que ni siquiera sean cristianos", susurró Brittney.
"Tranquila", le susurró Julie a su hija mientras Daniel acosaba a los Samatar con preguntas. "No me importa a quién adoran. Solo quiero que revisen la casa. Es solo una precaución". Julie se apartó de Brittney y se dirigió a la habitación. "Los gemelos tienen que ir a la escuela. ¿Te gustaría dejar tus cosas?"
"Los dejaremos debajo de las escaleras principales y comenzaremos. Esto podría llevar toda la mañana". Maxamed miró a Julie como si no le gustara lo que vio. "¿Dónde está tu marido?"
Está en la torre oeste. Julie pasó junto a sus invitados hasta la puerta del comedor. "Te llevaré hasta él. Puedes dejar tus cosas en el camino." Se volvió hacia los gemelos. "A la escuela ustedes dos." Luego se fue con los Samatar justo detrás de ella.
"No me gusta". Daniel frunció el ceño y miró fijamente la entrada vacía.
"Es extraño, pero como sea". Brittney tomó su mochila de donde estaba apoyada en la pared. "¿Te parece que mamá está engordando?"
"Tal vez un poco." Daniel se puso de pie lentamente y se acercó a su propia mochila. No quería salir de la casa y dejar que esa gente dañara a Eloise. Pero ¿qué podía hacer?
"Se ve bien, no me malinterpretes." Brittney no notó la mirada lejana en los ojos de su hermano. "Solo me preocupa que la mudanza haya sido más difícil para ella de lo normal. El aumento de peso es una señal de ..." Brittney habló y habló mientras se dirigían a la puerta principal.
Más allá de la voz de su hermana, Daniel escuchó un susurro pasar por el largo pasillo. Era la dulce voz de Eloise.
"No temas, querido", dijo Eloise. "Me he enfrentado a cosas peores. Estaré aquí cuando regreses".
Daniel sonrió y miró a su hermana. Ella todavía estaba hablando de peso. Ella no pareció escuchar a Eloise. Tomó un respiro profundo. Esto fue bueno. Todo saldría bien. Los gemelos salieron de la casa para tomar su autobús.
"No." Julie negó con la cabeza y se sonrojó. ¿Era su marido realmente tan despistado? Había hecho un trato con una mujer muerta. Ese trato de alguna manera había cambiado su cuerpo. Más importante aún, había hecho cosas irredimibles con su hijo. "No hay nada".
"Ella solo está usando ropa diferente, papá." Daniel miró su brócoli y lo empujó alrededor de su plato con su tenedor.
"Sí, mamá. Siempre estás descuidando de las cosas, pero realmente hiciste un esfuerzo adicional esta noche". Brittney señaló la camisa de gran tamaño que Julie usaba sobre su vestido. "¿Esa es una de las sudaderas de papá?"
"Sí." Julie asintió y tomó un sorbo de agua. "Creo que me gustaría un poco de vino esta noche. ¿Quieres un poco de vino, George?"
"Sí, por favor." George se acarició la barba. "Pero no es la ropa. Algo más cambió, pero no puedo identificarlo".
"No es nada", dijo Julie en voz baja. Rápidamente se puso de pie y corrió a la cocina a buscar una botella de vino y dos vasos.
"Yo también tomaré un poco de vino", dijo Brittney.
"Cuando tengas veintiún años". George le dirigió a su hija una mirada severa. "Ni un día antes."
"Aquí tienes, George." Julie regresó al comedor con dos vasos y la botella. Puso una copa de vino frente a su esposo y miró el líquido rojo moverse de un lado a otro, pensando en ese resplandor infernal que había emanado de sus pechos, caderas y entre sus piernas. ¿Qué tipo de trato había hecho? Julie no lo sabía.
"Gracias." George miró a su esposa, que estaba junto a él, mirando el vino. "Puedes sentarte".
"¿Qué?" Las mejillas de Julie se sonrojaron de un rojo intenso y regresó a su asiento. "Lo siento, solo estaba pensando." Dejó la botella de vino en el centro de la mesa y tomó un largo sorbo de vino.
"Bueno ..." Daniel aún tenía que terminar su comida. Sus mejillas también se pusieron rosadas al pensar en por qué su madre podría estar tan nerviosa. Daniel la había invadido ese mismo día. La había usado y estirado. Era más que extraño intentar fingir que todo era normal cuando no lo era. Daniel se sintió un poco mareado. ¿Su coño se tensaría de nuevo o sería diferente ahora?
"¿Qué pasa con ustedes dos?" Brittney miró a su hermano de cerca. "Estás actuando raro, Danny."
"Ha sido un día largo y extraño, Britt." George vio a su esposa terminar su vino y servirse otra copa. "¿Qué pasa con el merodeador y todo?"
"Quiero que traigamos a un experto en lo sobrenatural, George. Siento que nuestra casa está encantada". Julie miró a su esposo con suaves ojos marrones.
"Otra vez con eso." George tomó un bocado de pollo y masticó. "Incluso si pensé que era una buena idea, no tenemos el dinero. Los fantasmas no son reales".
Julie estuvo tentada a refutar su terquedad contándole a George sus experiencias ese día. Podría desnudarse allí mismo en la mesa y mostrarle lo que le había hecho la mansión. Pero ella nunca lastimaría a su esposo de esa manera. Ella eligió un rumbo diferente. "Está en la Biblia. Solo mira Samuel 1-28. El rey Saúl trae a la Bruja de Endor para comunicarse con el fantasma del profeta Samuel. Y funciona. El fantasma les habla". Tomó otro sorbo de vino. "Encontraré a alguien que nos ayude gratis. Lo prometo".
"¿Tu propia Bruja de Endor?" George podía sentir que estaba perdiendo este argumento.
"Algo como eso." Julie asintió y apuró su segunda copa de vino. Se sirvió un tercio.
"Bueno." George suspiró. "Pero no quiero que esto se interponga en el camino de nuestra remodelación".
"Bueno." Julie asintió. Ella podría manejar la situación.
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Esa noche, Julie se encerró en el estudio. Compró sujetadores nuevos en línea, pero realmente no sabía qué talla necesitaba. Borracha y exhausta, en realidad estaba esperando a que su esposo se fuera a dormir antes de irse a la cama.
Mucho más tarde, en la oscuridad de su dormitorio, se quitó la ropa hasta las bragas y se deslizó bajo las sábanas junto a George, que roncaba. ¿Qué le diría cuando finalmente se diera cuenta de su cuerpo? ¿Se daría cuenta siquiera?
Julie permaneció en su cama mucho tiempo, su mente volviendo una y otra vez a esa profunda penetración de la enorme cosa de Daniel. Sabía que después de esos eventos, nunca volvería a ser la misma. Pero esperaba que si podían exorcizar la casa, ella y Daniel podrían volver a algo parecido a la normalidad. Sin pensarlo, sus manos se movieron por debajo de sus bragas. Se acarició en silencio hasta llegar al orgasmo mientras su marido roncaba a su lado. Estaba aterrorizada de ser atrapada por él, pero no podía detenerse. Después de unos diez minutos, se estremeció de éxtasis y se esforzó por recuperar el aliento.
La masturbación tuvo un efecto calmante. Poco tiempo después, el sueño se apoderó de ella y soñó con entregarse a criaturas oscuras. Fue una noche agitada de dar vueltas y vueltas en la cama.
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El pasillo era un lugar aterrador por la noche. Por supuesto, Pero Daniel tenía la edad suficiente para que la oscuridad no lo asustara. Y eso fue cierto hasta que Frederick Palmer lo cambió. Ahora la gran mansión era una amenaza inminente con todas sus luces apagadas por la noche. Desafortunadamente, Daniel tuvo que orinar y la única forma de llegar al baño era cruzar ese lúgubre pasillo.
Daniel se quitó la manta y cruzó cojeando su habitación. La luz de la luna bañaba las tablas del suelo con un brillo pálido. Se ajustó los boxers, lo único que vestía, y se estremeció. Miró a ambos lados, pero el largo pasillo no ofrecía nada más que sombras. Quería correr al baño, pero su tobillo no se lo permitió. Cruzó lentamente el pasillo, encendió la luz del baño y orinó. Cuando terminó, se volvió hacia la puerta del baño y se quedó paralizado. Todavía tenía su polla entorpecida en sus manos.
"¿No me sonríes, Daniel?" Eloise estaba en el pasillo, mirándolo. Llevaba un camisón largo y blanco y tomaba su gran barriga con la mano izquierda. Eloise miró el pene blando. "Tu leviatán duerme, ya veo. Puedo entender que estaría cansado. En un día tan ajetreado".
"Lo siento, Sra. Palmer." Daniel volvió a meter la polla en la ropa interior. Tiró el inodoro y se lavó las manos en el fregadero. "Me asustaste. Pensé que podrías ser ... él."
"¿Sr. Palmer?" Eloise arqueó una ceja y miró a su izquierda y derecha con complicidad. Ciertamente esta buscando, incluso ahora. Pero su ira lo ciega, querido. No... esta en el presente. No temas. Mantuvo los brazos abiertos frente a ella. "Ahora, déjame abrazar a mi pequeño conquistador. Tenemos mucho que celebrar".
Sin pensarlo, Daniel finalmente le dio esa sonrisa y cojeó a sus brazos. A pesar de la fría temperatura de su piel, se sentía perfectamente en casa presionado contra las montañas hinchadas de sus senos y vientre. La apretó con fuerza y la miró a los ojos alegres. "Lo hice, Sra. Palmer. No sé si debería haberlo hecho, pero lo hice".
"Ciertamente lo hiciste." Eloise lo besó en la frente y tomó su mano entre las suyas. Ella lo condujo de regreso a su dormitorio y cerró la puerta detrás de ellos. "Nunca sientas vergüenza por lo que haces con tu madre, Danny. Es lo más natural y les traerá a ambos un océano de felicidad". Ella lo llevó a su cama, lentamente para no presionar demasiado su tobillo. Se sentaron en el borde del colchón. Miró una imagen en la pared con muchas líneas curvas y círculos. "¿Qué dice esa ilustración?"
"¿Ese cartel?" Daniel miró a la pared. "Eso muestra todas las misiones más allá de la órbita de la Tierra. Verás, esa es la Tierra. Eso es Marte, Júpiter, Saturno, etc."
"¿Misiones? No te entiendo." Un leve ceño se deslizó por su rostro. Había mucho en este nuevo mundo que estaba más allá de ella.
"Bueno ... um ... ¿tal vez podría explicarlo más tarde?" Daniel contempló la suave curva de su mandíbula femenina y su delicado y seductor cuello. "¿Estábamos hablando de mi mamá?"
"Sí, por supuesto." La tristeza desapareció y los dientes blancos de Eloise reaparecieron, enmarcados en una brillante sonrisa. "Encontraste una tarea digna de ese poderoso garrote". Ella miró su ropa interior y pudo ver su pene endurecerse. "Y no es tan difícil como pensaba. Todo para un bien".
"Entonces, ¿estás feliz?" Daniel se echó el pelo rubio hacia atrás y le dio una mirada llena de entusiasmo. "Podemos ...?"
Eloise dejó escapar su risa alegre y melódica. "Los hombres jóvenes solo piensan en una cosa. Pero primero, un poco de discurso. Si bien me complace que hayas llevado a Julie Anderson a la cama, siento cierta inquietud por tus modales una vez que sucedio".
"¿Qué quieres decir?" Los dedos de Daniel retorcieron la manta en su mano. ¿Hice algo mal? Bueno, por supuesto que había hecho algo mal. Había tenido sexo con su madre.
"Atiende, Daniel." Eloise se acercó y le acarició la suave mejilla con las yemas de los dedos. "Ya no eres la persona mansa que eras. Si te apareas asi, perderás a tus mujeres por el semental en el pasto vecino. ¿Entiendes? No quieres jugar el papel de un caballo castrado, como tu padre. "
"Espera un segundo, él -" Daniel se dejó caer en la cama mientras sus manos frías empujaban su pecho desnudo.
"Pero no temas." Eloise se levantó el camisón hasta la cintura y se sentó a horcajadas sobre Daniel. "Te enseñaré todo lo que debes saber. Ahora, toma mi pecho".
"¿Qué?" Daniel la miró confundido.
"Demuestra tu anhelo. Toma mis pechos en tus manos y golpéalos, cariño." Ella le sonrió dulcemente, como si le hubiera pedido que le trajera un helado.
"No se supone que deba hacerlo. Ni siquiera debería haberte tirado del pelo esa vez. Quiero decir, quiero hacerlo, pero no está bien". Daniel la miró con los ojos muy abiertos.
"No me hagas enojar." El rostro de Eloise se oscureció y su sonrisa se evaporó. De repente, con un aspecto formidable, movió la mano derecha y golpeó la mejilla izquierda de Daniel con la palma abierta. El sonido de la bofetada reverberó por la habitación. "Haz lo que te pido."
"Sí, Sra. Palmer." La mejilla de Daniel ardió. Juro no volver a decepcionar a Eloise. "¿Asi?" Levantó la mano y le masajeó los senos. Estaban tan llenos y flexibles, y tan fríos.
"Puedo ver que tendré que ser paciente. Eres un alma tan tierna". Eloise suspiró y una pequeña media sonrisa regresó a sus labios. La oscuridad había pasado. "Tienes las herramientas, cariño. Pero tienes mucho que aprender. Daremos pequeños pasos". Metió la mano debajo de ella y le bajó los bóxers hasta los muslos. "Pero no quiero reprenderte en tu día de gloria. Puedes tener tu recompensa". Ella agarró su polla palpitante y la deslizó dentro de su vagina. La vara estaba tan caliente que la llenó de un calor maravilloso. "Déjame guiarte un poco". Ella se inclinó y colocó sus pequeñas manos en sus caderas meciéndose. "Te sentabas allí como un bulto mientras tu madre hacía todo el trabajo. Puedes pensar que tus prodigiosas palabras son suficiente para cualquier mujer. Pero no es así.
"No quiero ... uh ... uh ... lastimar a nadie." Daniel gruñó cuando su frígido coño le apretó la polla.
"Nunca temas ... oooohhhhhh ... Solo te pido que me abrazas con algo de urgencia en este momento. Las mujeres anhelan ser necesitadas". Eloise aceleró sus caderas. Se sacó el camisón por la cabeza, exponiendo su piel pálida a la luz de la luna. "Todas las mujeres quieren ser deseadas". Arrojó el camisón al suelo. Los montículos redondos de sus pechos temblaron con el esfuerzo de su movimiento. "Muestra a una mujer tu deseo al liberar tu naturaleza masculina. Práctica conmigo. Ahora."
"Okey." Daniel se sentó para poder extender la mano y ahuecar su trasero. Apretó con fuerza su carne helada y masajeó cada mejilla.
"Siiii". Eloise apreciaba la sensación de su delgado pecho presionando contra su vientre embarazado. Encajan perfectamente. El joven caballero y la madura, ambos en el colmo de la vitalidad. "No necesitas permiso. Gana mi corazón a través de mi cuerpo, como lo haría un rufián. Toma lo que quieras. Esto es lo que quiere una mujer. Esto es lo que quiere tu madre".
"Yo ... uh ... uh ... entiendo." El placer de Daniel aumentó cuando la mujer pálida se ondulaba en su regazo. Se inclinó hacia delante, sin preguntar, y apretó los labios contra el frío de sus pechos. Mordisqueó suavemente el flexible pezón que tenía entre los dientes.
"Eso es, cariño," siseó Eloise. Ella tomo su cabeza entre sus manos, pasando sus dedos por su cabello rubio. "Toma ... toma ... toma ... todo lo que te ofrezco. Y luego empújame para que ofrezca más".
"Mmmmmmmmm". Daniel chupó el pezón y una leche fría y dulce fluyó hacia su boca. Se tragó la bebida embriagadora. Sus manos agarraron su firme trasero, presionándola contra su polla con cada movimiento hacia adelante de sus caderas.
Eloise montó a Daniel así durante mucho tiempo. Ella arrulló y gruñó mientras él movía su boca de un pecho al otro, quitándole la leche. Finalmente, sintió los espasmos en sus muslos y caderas. Estaba listo. "Ahora es ... oooohhhhh ... tu turno de dar, Danny. Lléname con tu semilla infernal."
Daniel apenas escuchó sus palabras, estaba tan perdido en el éxtasis del momento. "Aaaaahhhhhhhhhhh". Se descargó dentro del coño del expectro, convulsionando con cada disparo de semen. Estaba tan cansado. Miró hacia arriba para ver a la pelirroja desnuda inclinarse sobre él y darle un beso en la frente. "Buenas noches", dijo Daniel y cerró los ojos.
"Buenas noches, mi príncipe," susurró Eloise. "Que puedas conquistar muchos en tus sueños". Se enderezó y le sonrió al chico mientras se dormía. Y ella misma también se quedó dormida, desapareciendo de la habitación como polvo en el viento.
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Los gemelos se sentaron en el comedor a desayunar antes de la escuela. "¿Cómo está el tobillo?" Brittney dijo entre bocados de pan.
"Viviré." Daniel detuvo su cucharada de cereal camino a su boca. "¿Cómo está tu mano?"
"Viviré." Brittney levantó su mano ligeramente vendada y le ofreció una leve sonrisa. "Simplemente no quiero volver a ver a ese hombre con sombrero de copa".
"Yo también." Daniel asintió y tomó un bocado de cereal. Eso fue muy cierto.
Sonó el timbre, tocando las primeras ocho notas de la Quinta Sinfonía de Beethoven.
"Lo conseguí." Julie salió de la cocina y atravesó el comedor. Llevaba una falda y una camiseta de gran tamaño.
"Te ves ... diferente, mamá," le dijo Brittney.
"No seas así, cariño." Julie le sonrió a su hija. Su plan de hoy era fingir que no pasaba nada. Fingir hasta que se arreglara.
Daniel apenas podía escuchar a Julie hablando con alguien mientras abría la puerta. Unos minutos después, regresó al comedor con dos personas detrás de ella. "Daniel y Brittney, conozcan a nuestros invitados". Julie sonrió a sus hijos. "Este es el Sr. Maxamed Samatar y la Sra. Khadra Samatar". Julie se hizo a un lado para que sus hijos pudieran saludar. Maxamed era un hombre alto de piel oscura, cabello negro corto y traje y corbata azul impecable. No sonrió a los gemelos. Khadra era una mujer baja y delgada, con un vestido que cubría todo menos sus manos, y un pañuelo en la cabeza que cubría su cabello y cuello. Su tez coincidía con la de su esposo, pero ofreció una amplia sonrisa con dientes blancos.
"Hola niños." Khadra asintió con la cabeza a cada uno de los gemelos.
"Hola." Brittney le devolvió la sonrisa y miró el equipo que tenía cada invitado. Tenían todo tipo de dispositivos electrónicos en sus manos y colgaban sobre sus hombros.
"Hola." Daniel nunca antes había conocido a una mujer con hiyab, pero había escuchado de el. Pensó que Khadra era bastante sorprendente con su bonito rostro en forma de corazón. Se preguntó cómo sería su cabello. Pero, supuso, ese era el objetivo del hiyab. "¿Estás ayudando con la remodelación?"
"Estamos aquí para … -" Khadra comenzó a decir algo, pero su esposo la interrumpió.
"Somos expertos en lo paranormal". El semblante de Maxamed parecía sombrío. "Estamos aquí para investigar y librar a tu hogar de cualquier demonio que pueda persistir. Tengo la sensación de que podemos ser necesarios. Siento la presencia de Dhegdheer. ¿No es así, Khadra?"
"No asustemos a los niños". La sonrisa de Kahdra se ensanchó aún más mientras trataba de tranquilizar a los dos jóvenes.
"No somos niños. Tenemos dieciocho." Brittney levanto una ceja y miró a Julie. "¿De qué se trata esto, mamá?"
"Nada, cariño." Julie se acercó a su hija y le dio una palmada en el hombro.
"¿Fantasmas?" El rostro de Daniel se puso pálido. De repente se preocupó por Eloise. "¿Estás aquí para librar a la casa de fantasmas?"
Mientras Daniel hablaba con los Samatar, Brittney se puso de pie y se inclinó hacia Julie. "¿Fantasmas, mamá? Esto es extraño. No creo que ni siquiera sean cristianos", susurró Brittney.
"Tranquila", le susurró Julie a su hija mientras Daniel acosaba a los Samatar con preguntas. "No me importa a quién adoran. Solo quiero que revisen la casa. Es solo una precaución". Julie se apartó de Brittney y se dirigió a la habitación. "Los gemelos tienen que ir a la escuela. ¿Te gustaría dejar tus cosas?"
"Los dejaremos debajo de las escaleras principales y comenzaremos. Esto podría llevar toda la mañana". Maxamed miró a Julie como si no le gustara lo que vio. "¿Dónde está tu marido?"
Está en la torre oeste. Julie pasó junto a sus invitados hasta la puerta del comedor. "Te llevaré hasta él. Puedes dejar tus cosas en el camino." Se volvió hacia los gemelos. "A la escuela ustedes dos." Luego se fue con los Samatar justo detrás de ella.
"No me gusta". Daniel frunció el ceño y miró fijamente la entrada vacía.
"Es extraño, pero como sea". Brittney tomó su mochila de donde estaba apoyada en la pared. "¿Te parece que mamá está engordando?"
"Tal vez un poco." Daniel se puso de pie lentamente y se acercó a su propia mochila. No quería salir de la casa y dejar que esa gente dañara a Eloise. Pero ¿qué podía hacer?
"Se ve bien, no me malinterpretes." Brittney no notó la mirada lejana en los ojos de su hermano. "Solo me preocupa que la mudanza haya sido más difícil para ella de lo normal. El aumento de peso es una señal de ..." Brittney habló y habló mientras se dirigían a la puerta principal.
Más allá de la voz de su hermana, Daniel escuchó un susurro pasar por el largo pasillo. Era la dulce voz de Eloise.
"No temas, querido", dijo Eloise. "Me he enfrentado a cosas peores. Estaré aquí cuando regreses".
Daniel sonrió y miró a su hermana. Ella todavía estaba hablando de peso. Ella no pareció escuchar a Eloise. Tomó un respiro profundo. Esto fue bueno. Todo saldría bien. Los gemelos salieron de la casa para tomar su autobús.
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