Papá es el mejor - parte 2

La semana siguiente mamá me llevó a lo de papá. En cuanto bajé del auto, ella arrancó. Papá salía a recibirme con un café en la mano. 
- Tu madre sigue tan enojada?
- Es una amargada...
Su mirada triste hacia donde se iba el auto me enojó. Me acerqué a su oído y le dije bajito:
- Traje la bikini... Me la pongo?
Su cara cambió totalmente. El brillo de sus ojos y su sonrisa me dieron permiso.
Una vez adentro le dije que se pusiera cómodo en el sillón grande y me esperara. Aparecí caminando sexi, apreté mis gomas y me di vuelta. 
- Con mamá estamos ejercitando en casa. Se nota?
Me estiré y me sujeté los tobillos separando las piernas. La vista debía ser matadora.
- Estás cada día más linda!
 Miré por arriba de mi hombro, para que siga viéndome la cola. Él estaba relajado en el sillón con una bata de raso azul.
- Abrite la bata... si querés!
- Ok!
Llevaba puesto un boxer negro ajustado y nada más. Ya podía ver que se le estaba parando. Mi cara de sorpresa debió ser evidente.
Le di la espalda nuevamente y me separé las nalgas para provocarlo un poco más. Babeaba...
Me acerqué y me subí encima arrodillada frente a él. Lo miraba de arriba y él miraba mis tetas.
- Me extrañaste papi?
- Muchísimo!
Me abrazó apretándome contra su pecho. Su boca apoyada en mis gomas me prendió. Les dió suaves besitos a cada una.
- Que lindos besos das, papi! Me das unos en la espalda?
Me senté aplastando su bulto con mi culo. Sentía su calor y su dureza. Me moví un poco para darle espacio para que me recorriera con su boca. Que erótico resultaba todo. Le froté más su piedra. Volví a sentarme de frente y noté que se le había bajado el boxer dejando salir la cabeza. Él se había tirado con la cabeza en el respaldo. Ver la punta me hizo desear más.
- Papi, relajate, quiero hacer que te sientas muy bien.
- Mmm... Bueno!
Le bajé despacio un poco más el boxer dejando la mitad de esa pija hermosa afuera. Ahora era yo la que babeaba. Era grande, dura y venosa, y era de mi papá. Mi tanga estaba empapada. Sin esperar más me apoyé en la punta y me la froté toda. Me movía atrás y adelante mirando como subía y bajaba la cabeza. Quería más.
- Pa, me molesta tu boxer, lo puedo bajar?
- No sería mucho?
Su voz temblaba de ansiedad. Lo quería tanto como yo. Ataqué. Le dije bebota:
- No. Me dejo la bikini... Es que me raspa un poco la concha!
- Ook, entonces... Hacé... como gustes!
Lo tenía a mi merced. Le tironeé del boxer, dejando su pija parada libre. No creía lo que estaba haciendo. Pero era una pija hermosa y yo necesitaba eso. No me importaba que fuera de mi padre... O quizás eso la hacía más deseable?
La atrapé con una mano y me la pasé en círculos, apretando contra mi concha cuando la pasaba por el medio. Sin la tela de la bikini entraba seguro.
- Mmm... No...
No quería terminar antes de tiempo, así que para que no se resistiera más, empecé a pajearlo lento.
- Quiero que acabes para mí!
- Está... Está bien!
Me sentó a su lado y me abrió las piernas. Con una mano muy habilidosa me corrió la tanga y metió dos dedos en mi concha. Me frotaba, los clavaba, me tecleaba el clítoris. Me volvía loca. Se estiró, me soltó la bikini y me chupó una teta. Acabé al toque.
- Ay papi! Ay... Ay... Papi siiiii!
Casi me derrito en su mano de lo fuerte que me mojé.
- Ahora sí! Estamos en igualdad de condiciones.
- Ahhh... Papi malo! Vas a ver!
Me arrodillé en la alfombra, me saqué la parte de arriba de la bikini y le hice una paja bien hecha. 
- Aah ufff... sí aa... hijita, hacé acabar a papá!
Duró un minuto y acabó en mis tetas.
- Aaaaahh!
Después de asegurarme de sacarle hasta la última gota, me unté el semen por todo el pecho.
- Necesito un ducha y algo rico! Jaja
- Helado y cenamos pizza?
- Me parece genial!
A la tarde, después de su "home office", tomamos un café en la cocina. Daba un sol precioso. Habló él primero.
- No se si pasamos el límite antes. Pero debo admitir que me gustó!
- No creo. No tuvimos sexo. Ese debería ser el límite. Te parece?
- O sea, sin penetración, todo lo demás sí?
- Claro. Lo de hoy estuvo bien, entonces!
- Ah sí?
Me miró con gesto pícaro. Se acercó metió mano dentro de mi calza y me estampó un beso.
- Eso está bien?
- Sí.
Yo me hacía la indiferente, como si no fuera la gran cosa. 
Me bajó la calza con la tanga y me amasó las nalgas con ambas manos. Me besó el cuello usando su lengua.
- Y esto?
- Ajá!
Yo lo dejaba hacerme lo que quisiera. Ese era mi plan de seducción.
Se lamió un dedo y lo metió todo adentro de mi concha. Hizo lo mismo con la otra mano en mi culo. Eso me sorprendió.
- Y ahora? 
- Nunca jugaron con mi cola... Pero lo permito.
- Bueno, entonces...
Me dio vuelta, separó mis nalgas y me pasó la lengua varias veces. Se sacó la pija y se masturbó con mi culito. Que placer nuevo para mí!
- Que culo divino que tenés, mi amor!
- Gracias papi! Opino lo mismo de tu pija!
Se movía como si me estuviera cogiendo de parados, pero su pija solo pasaba por mi surco, abriendo cada vez más mi agujero virgen. Si en ese momento me hubiera culeado, lo hubiera permitido con placer. Su pija se movía desde arriba hacia abajo. Se agachó un poco y alargó el movimiento desde mi culo hasta mi concha. Me temblaban las piernas.
- Ay papi!
- Esto está bien?
- Muuuy bien!
Se la sacudió un par de veces y me llenó la cola de leche.
Jadeando los dos aun, no me dio tiempo a limpiarme. Me sentó en la mesa, se tiró al piso y me comió la concha.
- Aaah... Papi no pareeeesss!
Que boca que tenía. Todo un descubrimiento!
Me hizo acabar dos veces, sin sacar su lengua ni un segundo.
- Aaaah... Basta poor favoooor!
Se levantó y apoyó su pija aún goteando sobre mi pubis. Su tacto me quemaba. Parte de mí quería olvidarse del límite y clavarse esa pija. La otra parte me mantenía quieta.
- Hasta ahí estuvo bien?
- Hasta ahí estuvo geniaall!
Sonreímos mirándonos a los ojos como bobos.
- Te hago feliz papi?
- Me hacés muy feliz hija!