Hola amigos, hoy les traigo algo diferente, esta historia no es propia, la encontré en un post alemán y la traduje... espero que no pierda lo picante.
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Esta es la historia de Marlene, una mujer casada con dos hijos, ya acercándose a los 40 pero demuestra 10 años menos; cuerpo promedio bonito: delgada, con senos medianos, culo pequeño, blanca, rubia, de ojos verdes y pelo corto.
Ella es una mujer como cualquier otra, con una vida estable, lo tiene todo, vive feliz con su familia, no le falta el dinero, se da el lujo de trabajar a medio tiempo, su hijo mayor está por terminar el bachillerato y su hija va por la mitad... así que no necesitan atención y a Marlene le sobra el tiempo... tiempo que invierte haciendo nada, llevando una vida aburrida y monótona... sus hijos ya no paran en casa, están con los amigos y amigas y su marido siempre está trabajando. Para matar el tiempo, lee revistas, arregla el jardín, toma sol, visita a sus padres... y de vez en cuando sale con sus amigas.
Las cosas con su marido no van bien en los últimos años, cosa que cada vez se ve más seguido por este lado del charco: el mercado crece y hay que buscar clientes en otros países, así que toca viajar, viajar y viajar y al marido de Marlene le toca muy duro. Por un lado ella se siente sola, y los niños también, pero por otro lado lo piensa mejor y cae en cuenta de que es mejor así:
- los hijos de todas formas no están en casa
- y ella tiene más tiempo para invertir en ella misma
Pero como ella es una persona muy recatada y conservadora, le cuesta mucho cambiar sus rutinas...
Sin embargo, a finales del 2017 se inscribió en un gimnasio, su plan no era volverse fitness, sino salir de la rutina un día a la semana, algo dónde despejar la mente y encontrar una distracción...
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Marlene entrenaba esporádicamente, pero se motivó a ser más activa, iba a la montaña, caminaba más seguido y hasta salía a correr... fue bendecida con buena genética y veía resultados muy rápidos a pesar de ser delgada, bajó aún más de peso y tonificó el cuerpo, justo las partes que quería y sin matarse todos los días en el gimnasio. Estaba orgullosa de sí misma.
Ella siempre fue una mujer superficial, se fijaba mucho en el dinero, la apariencia, qué dirán los demas y ahora que estaba en forma comenzó a despreciar a los que no se veían bien físicamente; pensaba que si ella lo había logrado en tan poco tiempo y esfuerzo, por qué los demás no pueden... pero ella no consideraba que no todos somos iguales, y que a ella le sobraba el tiempo... qué ingenua... o idiota, típico de una persona arrogante...
Se dio cuenta de que su marido ya no era el más guapo, cada vez engordaba más, cada vez lo veía más feo, hasta el punto de ya no querer acostarse con él... pero tampoco se le pasaba por la mente acostarse con otro, eso era impensable...
Ella se veía mejor, se veía más hermosa, ella se sentía más hermosa... pero nadie se lo decía, absolutamente nadie... ni los compañeros de trabajo, ni sus círculos de amistades más íntimos... ni sus padres ni marido que sabían que estaba haciendo deporte... Se dio cuenta de que en el gimnasio tampoco la miraban, nadie dirigía su mirada hacia ella... ni su entrenador la motivaba diciéndole que se veía mejor... sólo ella misma
Todo eso le hirió su ego superficial, comenzó a plantearse la idea de que tal vez no era tan bonita como pensaba, de que ya no era tan joven, de que invirtió sus buenos años al lado de un hombre que tal vez ya no quiere, de que dejó de hacer muchas cosas para dedicarse a sus hijos y ahora ellos ya están a puertas de su propia vida... se dio cuenta de que lo tiene todo, pero a la vez se ve sola
Entró en una crisis existencial... ella se consideraba joven y bella, pero lo que recibía de parte de su entorno era otra cosa...
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Comenzó a ir a sesiones de masajes, generalmente con hombres, con la esperanza de que alguno tocara más alla de lo que debía.
En la primera cita no pasó nada... llegó a casa muy decepcionada y con algo de remordimiento: qué habría pasado si el chico toca sus partes???
Marlene comenzó a llenarse de morbo y de ciertos malos pensamientos a la vez de que su desespero existencial crecía: ya no solo se sentía aburrida, sola, vieja, fea y poco deseada, sino que comenzaba a desear ser tocada por otro hombre... ahora su moral y buenas costumbres comenzaba a derrumbarse también, comenzaba a dudar de su propia integridad
Ella no se veía mal, se veía joven, pero nadie se lo decía... tal vez era su propia arrogancia y sobervia la que alejaba a la gente de ella... ella misma lo provocó... pero no lo sabía... qué arrogante acepta que está equivocado?
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Fue a su tercera cita con el masajista... llegó con un plan; estaba muy nerviosa y anciosa. En las citas previas ella trataba de hacerle conversa, cosa que ya era un desafío para Marlene, su actitud conservadora la limitaba a realizar conversaciones que sólo eran necesarias, pero esta vez ella quería ganar terreno con su masajista... estaba poniendo todo de su parte, pero el chico era joven, tal vez tenía miedo también, tal vez era muy callado, solo respondía con fríos "si", "no"... era muy difícil...
Marlene fue a la cabina para desnudarse como de costumbre, se miró al espejo y se dijo a sí misma que sí podía
Se acostó boca abajo en la camilla; un par de minutos más tarde llegó el chico y le colocó una toalla a la altura de los senos y en las nalgas
Esta vez Marlene estaba más tensa de lo normal, el solo hecho de tener un plan ya la exitaba...
El chico comenzó con un masaje enérgico por toda su espalda, cada vez que bajaba por su columna el corazón de Marlene palpitaba con más fuerza y velocidad... será este el momento? pero aún no se decidía...
Después de un par de minutos, el masaje llegó a sus piernas y ella le dijo que mejor se concentrara en sus muslos que los tenía tensos. De manera intencional ella abrió sus piernas, cómo invitándolo a que subiera más de la cuenta y así fue, no tanto como ella esperaba pero desde hacía un buen tiempo que nadie tocaba esas partes, nadie había tocado sus muslos en meses... su corazón estaba casi desbocado
Dedicó buenos minutos a cada pierna y luego la invitó a ponerse boca arriba y mientras ella lo hacía, él sostuvo las toallas profesionalmente para no descubrir sus zonas íntimas... Continuó con sus piernas y ella se coloco como en mariposa, abriendo sus rodillas y juntando sus pies... El chico hizo una pequeña pausa, no lo esperaba, pero siguió con el masaje... Al cabo de un rato él comenzó a masajear su cadera de manera vigorosa, Marlene se calentó de inmediato
Sus pensamientos volaron y se decidió: agarró la mano del chico con la esperanza de que entendiera la señal... él no reaccionaba, lo interpretó al revés y se quedó inmóvil y no hacía nada... ella con delicadeza empujaba su mano hacia sus partes, pero él estaba fijo en su cadera... ella ayudó un poco más quitándose lentamente la toalla que la tapaba...
Las mejillas del chico se ruborizaron de inmediato, pero no actuaba... ella cerró los ojos y asintió con la cabeza, como invitándolo... para darle un poco más de ayuda se quitó la toalla de los senos y se la puso en la cara, así tapaba algo la vergüenza
El chico continuó el masaje en su vientre, justo por encima del monte de venus, subió sus manos hasta los senos y los acarició dándoles una buena apretada, resbalando sus manos hasta los pezones... Marlene levantó su pecho para sentir sus manos con fuerza a medida que frotaba sus piernas... Él deslizó sus manos por todo su cuerpo de arriba hacia abajo y cuando se acercaba a su vagina, Marlene movía sus caderas con deseo... muy esporádicamente rozaba sus labios con los dedos y cuando lo hacía, era de una manera muy tenue, muy sensual... eso la desesperaba más
Las caricias comenzaron a relentizarse, a perder fuerza y cada vez se alejaban más de sus zonas erógenas hasta que el chico dejó de tocar su cuerpo y le informó de que su tiempo había acabado... Marlene con cara muy segura y muy tranquila le dijo que no importaba, que pagaba otra hora o lo que fuera necesario a la vez que le picaba el ojo junto con una sonrisa provocadora. El chico le dijo que tenía que preparar todo para la próxima clienta y que lamentablemente no se podía... Ella le propuso terminar el masaje en otro sitio, otro día, pero recibió un rotundo no, sólo trabaja allí...
Marlene quedó desconcertada, con una vergüenza enorme... ese día llegó a su casa a llorar de rabia y dolor, fue despreciada de la peor manera... qué clase de hombre rechaza algo así?... sería gay? o muy joven? o muy profesional? o realmente era fea y vieja? eran las preguntas que se hacía la pobre Marlene...
Esa semana la pasó mal... y para echarle leña al fuego, días después vió al chico en el supermercado junto con una hermosa chica, agarrados de la mano, felices, besándose... ok, no era gay, solo respetaba a su novia y ella estaba tratando de serle infiel a su marido... cosa que la puso peor...
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Esta es la historia de Marlene, una mujer casada con dos hijos, ya acercándose a los 40 pero demuestra 10 años menos; cuerpo promedio bonito: delgada, con senos medianos, culo pequeño, blanca, rubia, de ojos verdes y pelo corto.
Ella es una mujer como cualquier otra, con una vida estable, lo tiene todo, vive feliz con su familia, no le falta el dinero, se da el lujo de trabajar a medio tiempo, su hijo mayor está por terminar el bachillerato y su hija va por la mitad... así que no necesitan atención y a Marlene le sobra el tiempo... tiempo que invierte haciendo nada, llevando una vida aburrida y monótona... sus hijos ya no paran en casa, están con los amigos y amigas y su marido siempre está trabajando. Para matar el tiempo, lee revistas, arregla el jardín, toma sol, visita a sus padres... y de vez en cuando sale con sus amigas.
Las cosas con su marido no van bien en los últimos años, cosa que cada vez se ve más seguido por este lado del charco: el mercado crece y hay que buscar clientes en otros países, así que toca viajar, viajar y viajar y al marido de Marlene le toca muy duro. Por un lado ella se siente sola, y los niños también, pero por otro lado lo piensa mejor y cae en cuenta de que es mejor así:
- los hijos de todas formas no están en casa
- y ella tiene más tiempo para invertir en ella misma
Pero como ella es una persona muy recatada y conservadora, le cuesta mucho cambiar sus rutinas...
Sin embargo, a finales del 2017 se inscribió en un gimnasio, su plan no era volverse fitness, sino salir de la rutina un día a la semana, algo dónde despejar la mente y encontrar una distracción...
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Marlene entrenaba esporádicamente, pero se motivó a ser más activa, iba a la montaña, caminaba más seguido y hasta salía a correr... fue bendecida con buena genética y veía resultados muy rápidos a pesar de ser delgada, bajó aún más de peso y tonificó el cuerpo, justo las partes que quería y sin matarse todos los días en el gimnasio. Estaba orgullosa de sí misma.
Ella siempre fue una mujer superficial, se fijaba mucho en el dinero, la apariencia, qué dirán los demas y ahora que estaba en forma comenzó a despreciar a los que no se veían bien físicamente; pensaba que si ella lo había logrado en tan poco tiempo y esfuerzo, por qué los demás no pueden... pero ella no consideraba que no todos somos iguales, y que a ella le sobraba el tiempo... qué ingenua... o idiota, típico de una persona arrogante...
Se dio cuenta de que su marido ya no era el más guapo, cada vez engordaba más, cada vez lo veía más feo, hasta el punto de ya no querer acostarse con él... pero tampoco se le pasaba por la mente acostarse con otro, eso era impensable...
Ella se veía mejor, se veía más hermosa, ella se sentía más hermosa... pero nadie se lo decía, absolutamente nadie... ni los compañeros de trabajo, ni sus círculos de amistades más íntimos... ni sus padres ni marido que sabían que estaba haciendo deporte... Se dio cuenta de que en el gimnasio tampoco la miraban, nadie dirigía su mirada hacia ella... ni su entrenador la motivaba diciéndole que se veía mejor... sólo ella misma
Todo eso le hirió su ego superficial, comenzó a plantearse la idea de que tal vez no era tan bonita como pensaba, de que ya no era tan joven, de que invirtió sus buenos años al lado de un hombre que tal vez ya no quiere, de que dejó de hacer muchas cosas para dedicarse a sus hijos y ahora ellos ya están a puertas de su propia vida... se dio cuenta de que lo tiene todo, pero a la vez se ve sola
Entró en una crisis existencial... ella se consideraba joven y bella, pero lo que recibía de parte de su entorno era otra cosa...
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Comenzó a ir a sesiones de masajes, generalmente con hombres, con la esperanza de que alguno tocara más alla de lo que debía.
En la primera cita no pasó nada... llegó a casa muy decepcionada y con algo de remordimiento: qué habría pasado si el chico toca sus partes???
Marlene comenzó a llenarse de morbo y de ciertos malos pensamientos a la vez de que su desespero existencial crecía: ya no solo se sentía aburrida, sola, vieja, fea y poco deseada, sino que comenzaba a desear ser tocada por otro hombre... ahora su moral y buenas costumbres comenzaba a derrumbarse también, comenzaba a dudar de su propia integridad
Ella no se veía mal, se veía joven, pero nadie se lo decía... tal vez era su propia arrogancia y sobervia la que alejaba a la gente de ella... ella misma lo provocó... pero no lo sabía... qué arrogante acepta que está equivocado?
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Fue a su tercera cita con el masajista... llegó con un plan; estaba muy nerviosa y anciosa. En las citas previas ella trataba de hacerle conversa, cosa que ya era un desafío para Marlene, su actitud conservadora la limitaba a realizar conversaciones que sólo eran necesarias, pero esta vez ella quería ganar terreno con su masajista... estaba poniendo todo de su parte, pero el chico era joven, tal vez tenía miedo también, tal vez era muy callado, solo respondía con fríos "si", "no"... era muy difícil...
Marlene fue a la cabina para desnudarse como de costumbre, se miró al espejo y se dijo a sí misma que sí podía
Se acostó boca abajo en la camilla; un par de minutos más tarde llegó el chico y le colocó una toalla a la altura de los senos y en las nalgas
Esta vez Marlene estaba más tensa de lo normal, el solo hecho de tener un plan ya la exitaba...
El chico comenzó con un masaje enérgico por toda su espalda, cada vez que bajaba por su columna el corazón de Marlene palpitaba con más fuerza y velocidad... será este el momento? pero aún no se decidía...
Después de un par de minutos, el masaje llegó a sus piernas y ella le dijo que mejor se concentrara en sus muslos que los tenía tensos. De manera intencional ella abrió sus piernas, cómo invitándolo a que subiera más de la cuenta y así fue, no tanto como ella esperaba pero desde hacía un buen tiempo que nadie tocaba esas partes, nadie había tocado sus muslos en meses... su corazón estaba casi desbocado
Dedicó buenos minutos a cada pierna y luego la invitó a ponerse boca arriba y mientras ella lo hacía, él sostuvo las toallas profesionalmente para no descubrir sus zonas íntimas... Continuó con sus piernas y ella se coloco como en mariposa, abriendo sus rodillas y juntando sus pies... El chico hizo una pequeña pausa, no lo esperaba, pero siguió con el masaje... Al cabo de un rato él comenzó a masajear su cadera de manera vigorosa, Marlene se calentó de inmediato
Sus pensamientos volaron y se decidió: agarró la mano del chico con la esperanza de que entendiera la señal... él no reaccionaba, lo interpretó al revés y se quedó inmóvil y no hacía nada... ella con delicadeza empujaba su mano hacia sus partes, pero él estaba fijo en su cadera... ella ayudó un poco más quitándose lentamente la toalla que la tapaba...
Las mejillas del chico se ruborizaron de inmediato, pero no actuaba... ella cerró los ojos y asintió con la cabeza, como invitándolo... para darle un poco más de ayuda se quitó la toalla de los senos y se la puso en la cara, así tapaba algo la vergüenza
El chico continuó el masaje en su vientre, justo por encima del monte de venus, subió sus manos hasta los senos y los acarició dándoles una buena apretada, resbalando sus manos hasta los pezones... Marlene levantó su pecho para sentir sus manos con fuerza a medida que frotaba sus piernas... Él deslizó sus manos por todo su cuerpo de arriba hacia abajo y cuando se acercaba a su vagina, Marlene movía sus caderas con deseo... muy esporádicamente rozaba sus labios con los dedos y cuando lo hacía, era de una manera muy tenue, muy sensual... eso la desesperaba más
Las caricias comenzaron a relentizarse, a perder fuerza y cada vez se alejaban más de sus zonas erógenas hasta que el chico dejó de tocar su cuerpo y le informó de que su tiempo había acabado... Marlene con cara muy segura y muy tranquila le dijo que no importaba, que pagaba otra hora o lo que fuera necesario a la vez que le picaba el ojo junto con una sonrisa provocadora. El chico le dijo que tenía que preparar todo para la próxima clienta y que lamentablemente no se podía... Ella le propuso terminar el masaje en otro sitio, otro día, pero recibió un rotundo no, sólo trabaja allí...
Marlene quedó desconcertada, con una vergüenza enorme... ese día llegó a su casa a llorar de rabia y dolor, fue despreciada de la peor manera... qué clase de hombre rechaza algo así?... sería gay? o muy joven? o muy profesional? o realmente era fea y vieja? eran las preguntas que se hacía la pobre Marlene...
Esa semana la pasó mal... y para echarle leña al fuego, días después vió al chico en el supermercado junto con una hermosa chica, agarrados de la mano, felices, besándose... ok, no era gay, solo respetaba a su novia y ella estaba tratando de serle infiel a su marido... cosa que la puso peor...
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