Creo que fue la tardanza más larga entre un capítulo y otro así que haré la introducción breve. Álex comienza a entrenarse en secreto con sus pókemon para la gran venganza contra Luca, mientras eso ocurre, Serena tiene una sesión fotográfica con dos caras conocidas y la situación, como de costumbre, se le va de las manos. Consideren el entrenamiento de Álex con su equipo pókemon como un capítulo bonus, es algo que tenía ganas de escribir, si están impacientes y quieren ir a las escenas picantes pueden saltearse esa parte.
En el universo de este fanfiction todos los personajes tienen 18 años o más.
Starring:
Serena
Capítulo 46. La preparación
Era un día soleado desde primeras horas de la mañana y un hombre vistiendo una musculosa, muñequeras de algodón y acarreando una mochila en la espalda, salía a correr en las calles desiertas de Azulona. No iba solo, uno de sus variopintos acompañantes, un ser que solo podría describirse como la cruza venenosa de un rinoceronte y un conejo iba tras él dando pasos pesados. Se encontraba trotando en las inmediaciones de la ciudad, donde había barrios privados con casas ocultas entre bosquecillos y paisajes más agrestes, libres del tumultuoso tránsito del polucionado centro.
- Aguante he, recién empezamos. – Le dijo Álex a su Nidoking que, siendo más corto de altura, se esforzaba por mantener el ritmo. Había sido un tiempo largo en el pc y el pókemon veneno/tierra lo sentía, no así quien los sobrevolaba.
Haciéndoles sombra, un murciélago gigantesco de color violáceo, como casi todos los pókemon veneno, surcaba los cielos con sus cuatro alas. Debido a su velocidad, Crobat podía traspasarlos con facilidad si se lo proponía, por ende, el trote mañanero bajo sus alas le parecía un simple juego y solo disfrutaba de las corrientes de aire bajo sus alas.
Casi del mismo color que los demás, (una señal que advertía su peligro en el mundo pókemon) una enorme serpiente mezcla entre constrictor y cobra (de membrana sólida alrededor de su cuello así como cuerpo musculoso) siseaba mientras se abría paso llegando sin esfuerzo al lado de su entrenador.
- ¡Arbokkkaaah! – Esta los paso sin piedad adelantándose al destino: los calmos prados de la ruta 16. Con los amplios movimientos de su cola corría el polvo del camino de un lado a otro dejando una huella en forma de “S”.
- No presumas Gorgon, la tienes fácil por ser más grande que el resto. – Expresó a las pocas cuadras del taller, sudando como un soldado extraviado en el desierto.
El hombre se detuvo a unos pocos cientos de metros y tanto Arbok como Nidoking lo pasaron: – Mierda, estoy hecho un desastre, hace unos años me cansaba recién al kilómetro. – Expresó secándose el sudor de la frente con su muñequera de algodón, viendo a su Arbok perderse en la calle siguiente.
- Joder, volverse viejo es peor que estar encerrado en el pc ¿O será que pueden hace ejercicio ahí dentro?
Cuando estaba por beber una botella de agua, una liana rematada en una hoja afilada se la arrebató con precisión quirúrgica. Muy en el fondo, rebotando en la acera, venía Victreebel disfrutando del cálido sol que recargaba con sus inmensas y afiladas hojas. El pókemon se tragó la botella entera arrojándola en su inmensa bocaza con forma de alcantarilla. Sus jugos gástricos podían derretir el plástico, el concreto y hasta el aluminio, lo había probado cuando en su juventud tenía por hobby arrojarle basura para ver como reaccionaba. El pókemon acumulaba los desechos y los empleaba para emitir un olor nauseabundo.
- ¡Hey traje para todos, no hay necesidad de robar! – Le gritó recobrando el aliento y retomando el trote mientras Crobat bajaba y le aleteaba sobre la cabeza tirándole viento. – Gracias, tú si eres un verdadero amigo.
- ¡Cro, cro, crooobat!
- Tranquilo, no voy a dejar que Gorgon llegue tan fácil a la meta, le tengo una sorpresita. – Acto seguido, jadeando por el cansancio, Álex liberó a uno de sus nuevos integrantes cortesía de su última compañera de trabajo, Scarlett, la entrenadora de pókemon acero de Johto. – Veamos cómo se desenvuelve nuestro recién llegado en una carrera…
Azulona, como casi todas las ciudades de Kanto, estaba rodeada de bosques densos que iban perdían su frondosidad a medida que se acercaban a las rutas que conectaban a la ciudad con las otras, creando lugares de transición con algunos cúmulos de árboles ocasionales a los lados de las rutas. Durante sus años de entrenamiento para competir por la concesión del gimnasio de ciudad Fucsia había adoptado como propio un claro rodeado de árboles donde había creado una arena espiritual donde sus pókemon se medían en distintas pruebas.
Su Arbok bautizado Gorgon sabía de la locación y estaba a menos de 500 metros cuando sintió, gracias su piel sensible a las vibraciones, pasos metálicos detrás y por más que aceleró su serpentear no pudo evitar ser alcanzado. Estaba casi llegando a los campos de entrenamiento cuando un bólido de color rojo y plateado corriendo a gran velocidad le ganó en último momento y llegó al prado.
Levantando tierra y cortando el aire con brazos afilados, el recién llegado supero a la cobra con facilidad y volteó dedicándole una mirada más que desafiante.
- ¡A Arbaaaak! – Siseó golpeando el suelo con fuerza increpando a su competidor.
Con brazos metálicos rematados en cuchillas, una hoja de navaja en medio de su cabeza con forma de casco y una postura heroica, Bisharp no retrocedió y se preparó para el enfrentamiento en medio del claro.
Los ojos fríos y calculadores de ambos centellearon antes de que se trenzaran en un combate violento.
Álex llegó como a los quince minutos, quizás más agitado que nunca en su vida. Correr no era igual que levantar grandes pesos en el gimnasio y se había desacostumbrado a los aeróbicos más de lo que imaginó. Bulldozer, su Nidoking, lo sucedía. Crobat también bajó al instante, totalmente desinteresado en la competencia. A Victreebel le faltaban un par de cientos de metros para llegar y se lo veía rebotar en el suelo a la distancia.
- Bueno, me imaginé que no se tomaría la derrota tan bien. Parece que no digirió muy bien la derrota.
Su Arbok estaba enroscada en el cuerpo sólido de Bisharp y este atajaba sus mordidas venenosas con sus brazos de cuchilla, cada intento de ataque parecía infructuoso (el veneno púrpura que emanaban sus colmillos salpicaba la cubierta metálica sin dañarlo) y para cuando Álex llegó, el pókemon acero/siniestro se liberó del abrazo constrictor y le dio un peligroso cabezazo que dejó a la cobra atontada, desparramándose en el suelo inconsciente.
Arbok respondió endureciendo su portentosa cola y realizando una cola férrea que Bisharp eludió, provocando que esta impactara en el suelo provocando una polvareda. El pókemon metálico se posicionó para asestar un tajo umbrío y corriendo hacia la serpiente, lo acertó. Arbok voló varios metros hasta impactar contra un tronco grueso como una puerta, haciendo volar trozos de corteza y ramas por doquier. Un grupo de Pidgey y un par de Pidgeotto alzaron vuelo debido el estruendo.
Aunque hacía años que Álex no entrenaba allí, todavía se veían los maderos cortados usados como pesas, las marcas de batallas en las cortezas y cráteres en el suelo donde la hierba había ganado terreno. La serpiente preparó un 2do ataque absorbiendo energía de sus alrededores, inflando su buche para escupir la energía cuando su entrenador la llamo interrumpiendo su contrataque.
- ¡Basta, es suficiente! – Vociferó interponiéndose entre ambos. – Estamos aquí para entrenar una vez más como en los viejos tiempos, necesitamos prepararnos para una nueva batalla y no voy a permitir que gasten energías en contiendas sin sentido cuando tenemos que recuperar nuestras fuerzas y enseñarles a nuestros recién llegados nuestra manera de hacer las cosas. – Los arengó con decisión.
- ¿Niido, nidoking kiing…?
- Así es, dos recién llegados, les presento a Shinobi, recibido por intercambio, estará con nosotros para reforzar nuestro equipo y ayudarnos en la batalla, es por eso que The Blob no está con nosotros (además de que hubiera tardado una semana en llegar aquí).
El Bisharp llamado Shinobi se quitó el veneno de Arbok de sus brazos con el filo de sus cuchillas y observó a sus compañeros con su expresión robótica. Parecía analizar a sus contemporáneos como un programa de escaneo.
The Blob era el mote de un Muk dado a Scarlett a modo de agradecimiento por el Bisharp. Aunque no era necesario hacerlo, lo consideró correcto, como casi todo el equipo de Scarlett era lento, Muk no desentonaría en él.
“Un pajarito eléctrico me contó de tu estrategia usando espacio raro, así que The Blob te va a funcionar de maravillas. Golpea duro como un camión, puede minimizarse y endurecerse con armadura ácida, no desentona en nada, no obstante, el césped crece más rápido de lo que él se mueve y solo en espacio raro puede ser útil. Dado que me intercambias a tu veloz Bisharp, que no encaja en tu estrategia, busque darte un miembro de mi equipo que te sea útil, espero que así sea. Espero volver a trabajar de nuevo pronto o verte en cualquier contexto (guiño guiño) Mis más sinceros agradecimientos. Te mantendré informada.”
Le escribió en una carta adherida a la viscosa piel del Muk.
- Y por último, antes de que preguntes por el segundo recién llegado… ¡Abyss, fuera!
Un haz luminoso emergió de una pokebola dibujando sobre el césped una silueta aterradora: un cuerpo alargado de serpiente con aletas dorsales y dos enormes brazos rematados en garras, Abyss en efecto era un Eelektross obsequiado por Duke, un pókemon eléctrico proveniente de los mares de Teselia, donde sale de ellos gracias a sus grandes brazos para cazar en la costa. Se desenvuelve tan bien en tierra como en agua y es capaz de eludir ataques de tierra flotando en un colchón de electricidad.
Álex se quedó impresionado por la altura. Aunque estaba acostumbrado a tratar con pókemon de gran tamaño (ninguno en su equipo podía considerarse pequeño) cuando Eleektross se elevó sobre su cola supero los dos metros de altura con facilidad, observando al resto de sus compañeros con aterrorizantes e inexpresivos ojos de pez.
- Muy bien, Abyss, Shinobi, bienvenidos al grupo, fueron traídos a mí para formar un nuevo equipo del que solo uno de mis integrantes del tipo veneno estará. – Revelar eso hizo que sus pókemon originales se observaran desconcertados. Bulldozer rasco el suelo con sus pezuñas en señal de descontento. – Voy a librar la batalla pókemon más dura de mi vida contra el actual campeón y necesito un equipo consistente. Aunque los recién llegados me dan un nuevo repertorio de ataques no estoy completo, verán nuevas caras en los siguientes días y tendrán que darlo todo si quieren entrar entre los 6 elegidos.
- ¡Niiiidoking! – Lo desafió agitando su cuerno como si empalara un rival invisible.
- No, ni tú ni nadie tiene el puesto asegurado, solo hay una vacante para el tipo veneno y tendrán que demostrarme quién se merece el lugar. ¿Está claro? – Le respondió adelantándose y elevando la voz.
Victreebell, Crobat, Arbok y por supuesto Nidoking no estaban nada contentos, sin embargo, cuando Álex dio la orden de empezar, fueron los primeros en prepararse. Ya conocían los métodos y la decisión de su entrenador y no estaban en posición de desafiarlo. Los cuatro querían esa vacante y lucharían por conseguirla.
Álex dibujo un círculo en el suelo con una rama y Nidoking y Bisharp lucharon en el intentando sacarse mutuamente, empujándose, tacleándose y levantándose. Era una competencia de fuerza, habilidad y velocidad. Los tipos no les daban ninguna ventaja o debilidad y aunque Nidoking, por ser más bajo y fuerte, pudo levantar y sacar del ring a su contendiente un par de veces, a la tercera Bisharp previó su movimiento, lo eludió y de un empujón con su brazo cortante tuvo revancha.
Por otro lado, a Crobat le colocó un arnés del que colgaba un madero cortado en una batalla pasada para que reforzara sus alas manteniendo el vuelo. El pobre murciélago se esforzó por mantenerse en el aire por varios minutos mientras su entrenador lo cronometraba.
- Bien, bien, aguantaste un minuto más. – Presionando el botón del cronómetro. - ¿No tan rápido ahora he? – Arrojándole una barra de carne prensada de recompensa. – Descansa unos minutos y lo volveremos a intentar.
Gorgon trabajaba en su velocidad saltando de un tronco a otro, tocando unas marcas de cruces que Álex había dejado muchos años atrás, debía formar un tirabuzón con su cuerpo e impulsarse de un árbol a otro por un recorrido de varios metros que finalizaba en su recompensa: una jugosa cola de Slowpoke cruda.
Por otra parte, Victreebell y Eelectross tuvieron un entrenamiento diferente en el que compitieron entre sí. Álex llevó un frisbee de acero y lo arrojó sobre ambos a alta velocidad, el primero en alcanzarlo con cualquier ataque a distancia obtendría su premio. Al pókemon eléctrico le costó adaptarse a dicho entrenamiento de reflejos y precisión, por lo que la planta carnívora le dio tres veces seguidas con su hoja aguda desviando su trayectoria, recién al cuarto intento la anguila gigante le acertó una enorme energíbola que impactó en un grupo de árboles y en lugar de destruir el entorno como otros ataques, formó un manto de enredaderas y flores que crecieron como si estuvieran en cámara rápida.
- La primera vez que veo ese ataque en acción, increíble. – Opino mientras les dejaba una recompensa (una cápsula de carne podrida para Victreebell y pescado triturado en hielo para Eelectross) y se agachaba para recuperar el maltrecho frisbee.
Así pasaron las horas, con distintos tipos de entrenamiento: de fuerza, resistencia, precisión y reflejos, hasta que la mochila de Álex se quedó sin recompensas y bayas, decidiendo pegar la vuelta. Él estaba más cansado que sus pókemon y solo tenía para almorzar una jarra con un batido de frutas.
- Me pregunto cómo le estará yendo a Serena. – Dijo mientras llenaba su jarra vacía con agua de un riachuelo. Nidoking junto a él se inclinaba para beber. El resto estaba rezagado, ya sea porque estaban agotados o porque seguían enfrascados en competencias personales. Los recién llegados, aunque no eran amigos del resto, instalaron una sana competencia leal en el equipo.
- Nido, niiido, King, nidoking…
- Lo sé, es que preferí aprovechar el tiempo para entrenar con ustedes sabiendo que ella estaría ocupada, no quiero que sepa de nuestra pelea.
- Kiiing, Niiidokiiing.
- Recién estamos saliendo, no quiero que conozca mi lado vengativo tan pronto, aunque sabe que fui miembro de una pandilla y participé en muchas batallas no quiero que me vea moviendo cielo y tierra por venganza… sé que es difícil de entender.
La conversación humano/pókemon continuó por unos minutos hasta que terminaron de refrescarse y siguieron su camino de vuelta a la civilización…más pronto que tarde la charla mutó en algo más interesante, al parecer Hypno le había contado a Nidoking que era más que el pókemon de Serena.
- Con qué envidia ¿he? ¿Acaso te gusta? – En los días anteriores no solo los pokemon de Serena habían deambulando libres por el taller, el departamento y el patio, algunos de los pokemon de Álex habían estirado las piernas y conocieron la belleza de la kalense así como a sus pókemon, con los que hubo algunas fricciones. – Aleja esos pensamientos amigo, es mía… aunque ahora que es una actriz oficial de Pokeporn se la prestaré a unos cuantos.
- ¿Niiido, king, nido, king?
- Descuida, aún necesita experiencia y le viene bien conocer nuevas personas, nuevos lugares, tener nuevas experiencias… tengo miedo de que no esté lista y quiero que aproveche cada momento.
Precisamente eso estaba sintiendo su querida Serena. Aprovechando el momento contra una áspera pared de ladrillo de un callejón, sintiendo las bocas de dos negros explorando la suya en turnos cada vez más prolongados. Sus lenguas se encontraban tanto dentro como fuera de las bocas, empujándose mutuamente como en una competencia de vencidas.
Mientras esos labios gruesos y esas lenguas danzaban húmedas juntas, los hombres de color palpaban sus carnes tiernas al desnudo, en especial sus senos pulposos y sus nalgas blanquecinas, respirando contra ella, besándola en todas partes, acariciándola y despeinándola mientras competían para ver quien llegaba más lejos dentro de su boca… no tardaron en apretujar sus nalgas sintiendo la carne suave escurrirse entre sus dedos, dejando surcos colorados con cada caricia profunda.
El fotógrafo detrás de ellos se sintió sobrando, dio por concluida su jornada, recogió sus cosas y dejó a Serena divertirse con los dos negros a solas.
Capítulo 47. Unas horas antes…
Ni bien Serena llegó por la mañana a Pokeporn Live, Duke la invitó a pasar a su oficina para mostrarle uno de los primeros y más importantes ladrillos en la construcción de su carrera: su pestaña en la página oficial de Pokeporn.
Pokeporn Live tenía una de las mejores y más seguras interfaces entre todos los sitios porno de suscripción. En la pestaña de actrices los clientes podían seleccionar a su favorita para un rápido y ordenado acceso a su material, Serena estrenaba su pestaña con un solo video para que todos la conozcan: el fragmento de presentación filmado en International White Sting Whores 69. Duke necesitaba una sesión fotográfica de ella para complacer a los expectantes clientes y además comenzar a llenar su sección en la página. Incluso su foto de perfil era una captura del video con el mensaje “Foto, biografía y álbumes en progreso”.
- No puedo creerlo, ya es oficial, ya soy parte de la familia… – Susurró dándose cuenta de que por primera vez conseguía concretar un logro profesional importante. No era ser admitida de camarera en un bar o conseguir una llave en un espectáculo pókemon, se había propuesto ser actriz porno y trabajar junto a su novio y lo había logrado, era su primer éxito concreto profesional y no se había dado cuenta de lo lejos que había llegado hasta ese día. Por fin podía pintar una gran tilde verde en su lista de objetivos en la vida.
- Bienvenida, Serena. Hare todo lo que esté en mis manos para que te sientas cómoda y trabajes con nosotros por muchos años.
Duke le tomó la mano y se la besó como todo un caballero, sonrojándola un poco (no había que ser ningún prodigio para darse cuenta de que era una joven actriz y su jefe solos en la oficina). Sin dudas trataba a sus empleadas no tanto como un jefe sino como un padre, un protector, un hermano mayor.
- ¿Hay un chat? ¿Dijeron algo de mí? Aunque no sé si quiero leerlo…
- Tranquila, hay un chat habilitado solo para los clientes “Top Tier” y es más que seguro. Solo nuestros clientes más selectos tienen permitido el ingreso y ninguno es tan desquiciado como para dejar un comentario inapropiado, los que lo han hecho son vetados temporal o permanentemente del chat.
Duke le menciono que había sido el foco de las conversaciones entre clientes (protegido por un moderador y un intrincado algoritmo para expulsar a los irrespetuosos o los que realicen spam) desde su aparición en la producción de White Sting y que todos los comentarios habían sido positivos.
“Es muy hermosa, me encantaron sus ojos azules y su pelo miel (además de su cuerpo, obvio) ¿Cómo termino en pokepórn si bien pudo haber sido modelo, actriz o artista?” Comentó uno a lo que otro cliente no tardó en responder “Fue artista, una muy buena, tuve la suerte de verla ganar en vivo en Anistar, nunca me imaginé que vería a esa niña ya crecida detrás de escenas siendo cogida por varios tipos.” Y otro agregó un comentario algo cuestionable: “Ya mismo me pongo a buscar sus videos, antes de ver su primer trabajo anunciado me voy a ver cada performance de ella, no pregunten porqué…” Un comediante dijo con mucho acierto: “Nacimos muy tarde para madrearnos a mano limpia con los pókemon de Hisui pero en el momento justo para disfrutar del nacimiento de la carrera de la novia de White Sting” a lo que otro le respondió: “¿Quién cree que pelear con los pókemon con los puños era bueno y que tiene que ver eso con Serena?”.
- Aunque son respetuosos suelen desviarse del tema. Todos destacaron lo obvio, tu belleza, la sorpresa de verte en tales circunstancias y la fortuna de White Sting. No discutiré ningunos de los tres puntos.
- Yo también me considero afortunada de conocerlo a él. - Opino la joven.
- Ya tuvieron un primer vistazo, hoy hay que darles algo más. – Explico. - Es vital que los clientes tengan lo quieren, lo tengan rápido y lo tenga de forma eficiente. Lo que quieren es verte cuanto antes. – Le explicó Duke. – Ya sabes a que me refiero con verte.
- Ni lo digas, quieren verme en cuatro patas, con Álex detrás, u otro, u otros…
– Hoy vamos a tirarles un hueso antes de llenarles el plato de alimento balanceado Premium. Llenaremos tu solapa de contenido fresco para oficializar tu llegada y darles un anticipo, te verán plasmada desnuda, con dos hombres de compañía en el celuloide.
- Entiendo, para eso la sesión de hoy. Entonces está todo listo, a desnudarse pues.
- Por cierto, antes de que te vayas. – La detuvo cuando la joven dio la vuelta para partir al lugar acordado para la sesión. –¿Pensaste en algún apodo o conservaras tu nombre? Sabes que casi todas las chicas usan motes por cuestiones de privacidad y por comodidad. Es aconsejable si quieres mantener la vida dentro de nuestros edificios de tu vida afuera de ellos.
- Que sea Serena, no tengo problemas con eso. - Resolvió con decisión. – Me gusta mi nombre, me queda y ni en mi época de artista pensé en cambiarlo. Trato de ser yo misma, de ser auténtica y mantener mi nombre es parte de mi forma de ser.
- Perfecto, eres de esas a las que su nombre les queda de perlas, déjame decirlo. – Aceptó alzando su pulgar. - Entonces serás Serena, bienvenida recluta y buena suerte. Marchando.
En efecto, salió de la oficina de Duke hacia el automóvil donde sus dos compañeros de trabajo (los primeros) la esperaban: T.J. y Little Joe, más que deseosos de trabajar con la ya conocida Serena desde que la conocieron detrás de escenas. Hasta dejaron huecos en sus agendas actorales toda la semana con tal de salir en la sesión.
- ¿Se nos nota la ansiedad de trabajar contigo? – Preguntó el más alto, Little Joe, vistiendo una musculosa blanca y pantalones holgados que parecía un paracaídas enredado. Llevaba extraños tatuajes mal hechos en los brazos y algunos pequeños en el rostro.
- No la asustes, es su primer trabajo y si haces que huya te quiebro la… - Lo amenazó el negro más grueso con un pañuelo rojo en la cabeza, más robusto que el primero. Este usaba barba candado y cadenas doradas.
- No pasa nada, estoy bien. – Intervino la chica ingresando al auto (T. J. le abría la puerta). – Si supieran por todo lo que pasé sabrán que nunca le huyo a nada.
- Interesante, me gusta escuchar eso. – Susurró T. J. cautivado por su respuesta. – Vayamos, no veo la hora de empezar.
Entre risas y varios comentarios subidos de tono propios de los trabajadores de la industria a la que pertenecían (que Serena agradecía ya que la ayudaban a aclimatarse), llegaron a un callejón sucio y desierto donde el fotógrafo ya los esperaba, fumando contra una pared grafiteada mientras tocaba botones en su inmensa cámara con dedos inquietos. Parecía bastante nervioso.
Era delgado, rubio, rapado a los lados y con lentes de armazón de plástico. Vestía una camisa a cuadros que le quedaba grande. Tenía un aspecto moderno como los que se acostumbraba a ver en la ciudad.
- Hola, me llamo Kevin, vine media hora antes para dejar todo impecable. - Dándole la mano de manera nerviosa, agitándola con velocidad desmedida. – Tuve que mover esas bolsas de basura y ese contenedor porque huele terrible, debe haber algo muerto en una bolsa.
- Oh, nos hubieras esperado y te dábamos una mano. – Se solidarizó Serena.
- Me hubiera venido bien una mano, tarde quince minutos en correr ese contenedor, tiene una rueda rota y tuve que arrastrarlo haciendo un ruido infernal.
- Hubieras dejado algunas bolsas para darle realismo, si vieras las paredes de mi barrio esto te parecerá los pasillos del Salón de la Fama. – Dijo T. J. – Faltan jeringas, bolsas con pegamento, algún que otro Grimer en la sombra, lo que hace a un callejón un callejón.
- Entiendo, pero no quedaría bien sobrecargar la escena, con Serena, ustedes y el muro de ladrillo alcanza y sobra.
Tras un breve intercambio de palabras la sesión comenzó con Serena a solas y sus compañeros detrás del fotógrafo, observándola con deseo. Primero se sacaban fotografías de la protagonista a solas y luego en acción conjunta perpetrando alguna clásica escena pornográfica. Ese día nos sería la excepción.
Serena estaba vestida con su atuendo característico, el mismo que uso en el video de Álex, descrito ya tanas veces: una camiseta de hombreras de color negro con un cuello blanco, un vestido rosa clavel y unas medias que le llegan hasta la mitad del muslo, también de color negro. Botas tejanas marrones y un sombrero de color rosa con una franja negra, en el cual hay un moño pequeño también del mismo color.
La chica poso de manera casual, como si esperara de forma desinteresada a alguien en dicho callejón. Mirando a la cámara y a los lados, cada vez más suelta, empezó a desvestirse con lentitud. Esta fue la parte más sencilla para Kevin dado que la kalense entendió el modus operandi a la perfección: Primero se desabrochó la camisa, la dejo caer quedando suelta en su cintura, enseño el corpiño hasta que tras una docena de fotos en distintas poses se lo despojó y quedó en topless enseñando el busto.
Lo más interesante vino luego. Incluso T. J. y Little Joe que tenían casi cien producciones entre los dos quedaron boquiabiertos cuando la pollera de Serena cayó al suelo estando de espaldas, enseñando su hermoso trasero y una bombachita muy infantil con estampados de bayas meloc. La chica apoyó sus manos en la pared de ladrillo y observo la cámara sacando cola, de frente, de espalda, de los lados. Su rostro ya se había transformado y daba caras muy metidas en papel.
- Perfecto, perfecto. Bueno, si te animas, podemos hacerlo completo, luego te vistes y entran ellos.
- De acuerdo. – Aceptó la kalense.
Aunque sonaba algo a contramano, las modelos solían desvestirse a solas, y luego volvían a vestirse para la escena compartida en la que una pequeña historia requería encontrarla vestida de nuevo. La primera sección solía ser una presentación para aquellos que solo querían de una sesión del tipo pin-up.
- No tengo problemas, si el resto de las chicas lo hace completo yo también. – Aceptó llevando sus manos a la cadera, estirando la ropa interior y jugueteando con ella, estirándola, bajándola de a poco, dándose la vuelta para que la cámara capture su cuerpo a punto de desnudarse de un lado y otro.
Ante ellos se puso de frente y sacando pecho, posó con su vagina casi descubierta y la ropa interior enrollada hasta que la bajo hasta los muslos, de frente, con las piernas así de entrecerradas, su vagina era una simple y casi imperceptible ranura parecida a la de una alcancía.
- Parece que White Sting no la usa como yo la usaría. – Murmuró Little Joe. – Parece las de esas muñecas de plástico sin estrenar.
- Esto me hace envidiarlo aún más… maldición, hijo de puta afortunado. – Dijo entre dientes T. J. sin dejar de relojear su pequeño tajito entre dos sinuosas colinas rosadas.
- Aún no ven lo mejor, bueno, es relativo, creo que lo mejor de mí está detrás. – Intervino Serena dándose la vuelta y mostrando sus pompis blancas y redondas, juntas como dos mejillas estrujadas. La kalense jugueteo con ellas frente a la cámara subiendo y bajando sus panties para que sus nalgas se bambolearan, se apretujaran y quedaran totalmente expuestas mientras pensaba en que tan deleitados estarían los suscriptores.
- ¿Me la sostienes? No quiero que se ensucie porque no traje otra. –Dándosela a T. J. – Perdón, sigamos.
Serena siguió posando (contra la pared, inclinada dejando que sus pechos colgaran, de perfil con una pierna levantada…) y sin que ella lo notara, cuando se puso de espaldas, el actor olio su ropa interior de manera profunda.
- Presta pá la orquesta, vamos, no seas así. – Exigió Little Joe intentando arrebatársela.
- Huele a pureza, perfume caro y una vagina exquisita.
- ¡Joder vamos, antes de que se dé cuenta!
- Consíguete la tuya, me la dio a mí. – Riñeron intentando pasar desapercibidos bajando la voz, aunque no lo suficiente.
- Amigos no es necesario, pronto entraran en escena y podrán oler y hacer todo lo que quieran. – Los interrumpió Serena sonrojada, disfrutando de tener a esos monumentales hombres negros comiendo de la palma de su mano. – Solo déjenme terminar mi segmento a solas y nos divertiremos juntos.
Si se trataba de su belleza o del morbo de ser la novia de White Sting no lo sabía, lo que sí sabía era que estaban totalmente embobados viéndola, quizás más que el mismo fotógrafo. “Con esto se les van a reventar los pantalones… tú me dijiste que ganara experiencia así que no puedes enojarte conmigo por ser una puta.” pensó Serena en una conversación imaginaria con Álex preparando su siguiente movimiento.
- ¡Ta-da! Lo que todos quieren ver. – Dijo levantando una pierna (solo conservaba puestas sus botas y su sombrero) y con la otra, separando sus labios vaginales ante el ojo de cristal. Un pequeño hilo de humedad prístino conectaba las paredes de su agujero rosado y al separarlas, este se cortó ante ellos, detalle que el fotógrafo pudo captar.
- Demonios, ahí no entra un dedo, no sé cómo entro la mía el otro día. – Susurró relamiéndose Little Joe recordando cuando la habían hecho gozar por turnos de ambos lados, compartiéndola con varios compañeros.
- Bueno, el otro día fue una cuestión de vida o muerte, digamos que no estaba en mis cabales.
Los actores que no pudieron evitar acercarse a ver sus labios suaves y blancos abiertos enseñando el centro rosado y poniéndose algo nerviosa por ellos, preguntó: - ¿Ya tomaste lo que tienes que tomar? – Manteniendo su vagina totalmente expuesta a pesar de sentir un hormigueo en las mejillas. Se sentía tan ruborizada que temía arder víctima de una combustión espontánea.
- He, Ah, sí, claro, por supuesto, creo que estamos cubiertos, tengo todo lo que…
Antes de que terminara Serena bajo su pierna, se dio vuelta, y posicionando sus manos en sus nalgas, las abrió de par en par para enseñar su ano. – Estoy segura de que esto les va a encantar, por lo menos sé que a Álex le gusta. – Dijo totalmente sonrojada por su impúdica posición, así de inclinada, con ambos agujeros expuestos y el sonido del gatillo plástico siendo pulsado una y otra vez.
- Demonios, mira eso… me encantan los culos de las blancas, son tan… lindos. – Dijo T. J. con dificultad para encontrar las palabras justas.
- ¿Te refieres a las pompas o al agujero? Yo no podría elegir, ambas partes hacen un combo ideal, y son todos lindos, no solo los de las blancas.
- No aguanto más, entremos de una vez ¿Cuándo entramos, entrenador? - Se impacientó T.J. tratando al fotógrafo como el coach de algún deporte.
- Bueno, striptease, check. Tetas, check. Vagina, check. Culo, aunque no era necesario, check, tengo todo, podemos hacer el numerito y terminar. – Aceptó Kevin sacando dinero falso de su mochila. – Ya saben, esto no es el teatro de Ciudad Iris, Serena se viste… – (cosa que ya estaba haciendo, aprovechando su explicación que distrajo a los actores evitando así que se abalancen sobre ella incapaces de contenerse) – llegan ustedes y tras una charla breve, obviamente fingida porque las fotos no tienen sonido jeje y…
- ¡Muy gracioso Kevin, muy gracioso! – Lo interrumpió Little Joe. – Le ofrecemos el dinero como si fuera una puta y hacemos lo nuestro, relájate y disfruta que sabemos lo que hacemos.
- No es nuestro primer rodeo. – Se impacientó T. J.
- Bien, bueno, entonces empecemos. ¿Todos listos? ¿Serena, estas a punto?
- ¡Si! – Aceptó ya como la habían visto subir al auto. – Entonces finjo que soy una señorita aburrida en un callejón, a la espera de una aventura y llegan estos dos señores, me ofrecen una buena suma de dinero por ver un poco de mi piel y la situación se me va de las manos, sí, de acuerdo, es algo que podría pasar.
- Me gusta tu humor. – Rio Little Joe poco antes de que arrancara la 2da parte de la sesión, la más breve, por cierto.
Kevin capturó a Serena actuando de una chica aburrida y despreocupada a la espera de una aventura y tras unas pocas fotos (no era necesario extenderse en ese segmento de la sesión) ellos aparecieron y sorprendidos por su belleza, iniciaron una plática.
Para sorpresa de Serena, le preguntaron cómo conoció a Álex y esta les detallo la noche en el Ónix de Cristal junto a Shauna mientras el fotógrafo hacía lo suyo, capturando algunos movimientos de la conversación. Se sorprendieron de que su experiencia haya sido tan reciente y en nada más y nada menos que en un trío. Luego posaron a cada lado haciendo la transacción de dinero por un vistazo de su cuerpo. No era cine experimental ni una novela de misterio, ellos empezaron a tirarle billetes, a ponerlos en lugares inapropiados en su cuerpo y ella, movida por deseos que desconocía o por avaricia, terminó como cuando llegó al mundo, conservando tan solo las botas tejanas y siendo palpada como bayas a punto de ser compradas.
Aunque no había más dinero falso y la escena bien podía concluir ahí, en una preciosa jovencita con aspecto de niña bien desnudada por unos billetes ofrecidos por dos facinerosos en un recóndito y sucio callejón, ellos fueron más allá y sin preguntar, la rodearon y la besaron.
- Okey… suficiente. – Intento pararlos Kevin sin éxito. – Bueno, puedo tomar unas fotos más, aunque creo que ya estamos. Chica rica y dos pendencieros desnudándola, al menos eso tengo en el guion y no era necesario más.
Para ellos y en especial para Serena, si era necesario mucho más y por eso se dejó besar una y otra vez por los negros.
- Se nota que es la novia de White Sting, ese cabrón le enseño a besar muy bien. – Dijo T. J. que tras despegar sus labios de los suyos pasó a succionar su pezón rosado. Los labios de Serena estaban brillantes y ensalivados debido a tantos ósculos ininterrumpidos.
- Sí, lo noté, besa como las perras de sus videos. – Sin escalas, Little Joe introdujo su lengua en la boca de Serena mientras frotaba la vagina de la kalense con su mano entera, sintiendo sus suaves labios entre sus dedos. Little Joe era tan alto que debía inclinarse para llegar tanto a la boca como a la vulva de la joven.
- Podría besarla todo el día, comerle las tetas, haría jadear a esta perrita a cada a cada hora, joder, muero de envidia. – Se exasperó T. J.
- Chicos, estoy aquí y puedo escucharlos… - Los reprimió, aunque la excitaba de sobremanera que se refirieran a ella como una puta, algo impensado hace meses antes de conocer a su Álex.
Aunque ya habían tenido el gusto de conocerla cuando Gladio la intoxicó, estaban deseosos de trabajar a su lado (o arriba, o abajo) y ni bien tuvieron la oportunidad, fueron los primeros en dejarle un hueco en sus agendas para tener el placer de ser los primeros en deleitarse con la nueva promesa de Pokeporn Live, no obstante, no era un video y estaban dificultando el trabajo…
- Amigos, les recuerdo que tengo que es una sesión de fotos y no un video sigh… no me la tapen, es su sesión no la de ustedes. - Intervino resignado, acomodando sus lentes gruesos.
- ¿Sabes lo jodido que es no tirarse encima de este primor y solo besarla y manosearla? Si estuvieras en mi lugar ya estarías desnudo brincando sobre ella como un Spoink. – Se excusó Liitle Joe.
- Ya saben cómo es el trabajo, deben hacer movimientos lentos, pausados y sin interponerse entre ella y la cámara.
- ¡Esta bien, joder! Que fastidio, haz tu trabajo que nosotros hacemos el nuestro. – Se fastidio Little Joe como quien se despierta de mala manera temprano en la mañana.
- Vamos, se supone que participaron en sesiones muchas veces, no me lo hagan difícil.
- No con una debutante, ni con la jodida novia del White Sting, siento que estoy comiendo el banquete del rey en una fiesta en la que no fui invitado. – Expresó algo emocionado T J.
- Cada beso es un año más en prisión, casi puedo escuchar la maquina tejiendo el número de mi nuevo traje de rayas. – Serena río ante la ocurrencia del negro más alto.
- Miren, hagamos esto. – Interrumpió las bromas Kevin, frotando su frente con la mano del fastidio. – Deme unas buenas fotos más y los dejo solos, me iré por mi cuenta, las editaré, las subiré, y me libero de este stress.
- ¡Hey tranquilo viejo! Es un día hermoso, estamos en buena compañía, solo la estamos pasando bien. – Trato de calmarlo T. J.
- Perdón, quizás sea mi culpa, es mi primera sesión, olvido las cosas con facilidad en situaciones así. – Se excusó Serena, a la que succionaban en los pezones al mismo tiempo. – Ay, despacio, no van a sacar nada de ahí…
- Es que tienes unas tetas deliciosas, blancas, naturales, pezones rosaditos, justo las ubres de blanca que me gustan. – Dijo T. J. golpeteando su pezón con la lengua.
El pobre fotógrafo gozó de pocos minutos pudiendo realizar su trabajo y más pronto que tarde, la sesión se descontroló y los hombres pasaron de colaborar para solo probar a la joven en todo el cuerpo a su antojo. Besaron su cuello, incluso T. J. le levanto un brazo para lamer sus axilas y se le dificultaba a Kevin capturar cada momento.
- Ah, ah, ah, chicos, no me cubran, recuerden la sesión…- Gimió Serena sintiéndose manoseada en todas partes, desde las nalgas hasta la vagina, ya había perdido la noción de que negro era cual, y sentía a ambos como una entidad autónoma de cuatro brazos y dos bocas, besándola y respirando sobre ella.
- Con los dos cubriéndola y metiéndole mano por doquier contra la pared tengo el final perfecto, terminé por hoy… - Al darse cuenta de que ninguno en el trío le prestaba atención, el fotógrafo decidió tomar sus cosas y dar por concluido su trabajo.
- Chicos… Kevin se fue… - Expresó viéndolo perderse por el callejón, dejando el lugar. – ¿No lo seguimos? Creo que la gente que pasa puede vernos… es una calle concurrida.
- Cientos sino miles te van a ver pronto, no debería ponerte nerviosa que un par de transeúntes te vean desnuda entre nosotros. – Dijo T. J. que no dejaba de masajear su trasero. – Además, nadie le presta atención a este viejo callejón, podemos divertirnos por varios minutos si es que White Sting no se molesta.
- No tiene por qué enterarse. – Intervino Little Joe que besaba sus pezones hasta dejarlos tiesos. – Seria muy aguafiestas terminar justo en lo mejor, diría que recién estamos empezando.
- Él no tiene problemas en enterarse, al contrario, me alienta a que gane experiencia y viva aventuras de todo tipo, calculo que sí podemos divertirnos, aunque si viene un oficial les echaré la culpa de todo.
- Es justo, estamos acostumbrados a codearnos con el peligro de ser arrestados. – Menciono el más alto.
- ¿Tienen problemas con la ley por ser negros? – Dicho comentario les sacó dos ruidosas carcajadas, incluso por estar tan cerca de la chica le salpicaron con unas gotitas de saliva.
- ¿¡Bromeas!? ¿No viste nuestros videos? – Preguntó retorciéndose de risa T. J. – Hacemos videos de sexo en la vía pública en tiempo real y castings en la calle que pueden durar horas y horas.
- Recorremos la calle gravándonos haciendo propuestas indecentes a las chicas atractivas que nos cruzamos, ya de por si eso puede ser peligroso ya que varias no se toman nada bien que las traten como prostitutas y les ofrezcan dinero por coger. – Continuó Little Joe. – A veces no encontramos a nadie y nos volvemos con las manos vacías, pero igual usamos esos momentos para rellenar otros episodios o hacer compilados, me extraña que no conozcas nuestros videos.
En esas noches en las que Álex le enseñaba videos porno, recordó uno que parecía un programa de cámaras ocultas que pasó por alto debido a que el sexo tardaba demasiado en arrancar y a Álex no le gustaba que les dijeran barbaridades a las mujeres.
- Tampoco se toman bien que les filmemos el cuerpo de atrás o que les hagamos comentarios pervertidos, de todas formas, muchos clientes disfrutan más la parte de la búsqueda que el sexo en sí. – Completó T. J. – Una mitad nos siguen por la premisa y otros por las risas.
- ¿Qué ocurre si una acepta? ¿Van a un hotel?
- No es necesario pagar para pasarla bien, preferimos buscar un sitio como este para gravar lo mejor del video.
Acto seguido, el negro robusto se bajó el pantalón y dejo la polla erecta suelta, su compañero lo siguió. Serena se las vio con lujo de detalle por estar a plena luz y no en la oscuridad de un estudio detrás de escena como la otra vez. T. J. la tenía más rolliza y gruesa, con vello púbico corto y enrulado que formaba pequeños remolinos y testículos grandes y contraídos. Su acompañante era más dotado y contaba con un rabo más venoso, aunque también más fino y de testículos que colgaban como saco de boxeo. Tenía un tatuaje en el pubis que rezaba “Look me in the Eyes” en letras góticas y desdibujadas.
- Ahora que firmaste en la empresa es tu deber sacarnos de este predicamento. – Dijo T J. – No podemos andar por ahí todo palotes y necesitamos ayuda profesional de una actriz porno.
- Si White Sting te alienta a divertirte nos puede agradecer después de que te demos una doble dosis de experiencia. – Aportó Little Joe.
Serena no se lo pensó demasiado, ya sabía que responder ni bien sacaron a relucir sus pollas negras.
- Como bien decís, ahora soy una profesional, como tal, tengo un precio distinto. – Explicó seductora. – Digo, el dinero que les ofrecen a desconocidas amateurs no va a ser suficiente, considero que merezco una tarifa algo mayor por ser actriz porno, novia de White Sting y, además, muy, muy hermosa.
- Interesante, no pensé que fueras una cachorrita avariciosa y egocéntrica. - Se sorprendió Little Joe ante el giro de eventos. - ¿De cuánto estamos hablando digamos, por usar tu boca como se nos antojé?
- Bueno, lo que les paguen a las suripantas que se encuentran en la calle multiplicado por tres. Es un precio justo, no creo que encuentren un trato mejor en sus vidas.
- Aunque te guste este numerito de sacarnos dinero y prostituirte te advierto que una vez que paguemos vas a tener que darnos aquello por lo que pagamos. – Y T. J. saco un grueso fangote de pokécuartos de su billetera. – Si hacemos la transacción, estás obligada a complacernos como una puta cualquiera, de cualquier forma, hasta que quedemos saciados ¿Segura de esto, muñeca?
Serena se tomó una pausa para pensarlo.
- ¿Qué dices, nos dejaras usar tu boca como se nos plazca? Quiero quitarte esa expresión impertinente, mocosa novata.
Serena tomó el dinero, lo contó, y muy satisfecha por la cuantiosa cantidad (eran casi 14.000 pokécuartos) se arrodilló entre ambos y comenzó: “Terminemos antes de que nos descubran.”
Aunque Serena empezó el sexo oral como solía empezar, de manera cariñosa, pasando su lengua por cada sección del pene antes de tragarlo, entendió más pronto que tarde que habían pagado por otra cosa, por otro tipo de trato…
Allí, en el callejón, arrodillada en el suelo sucio, fue tomada de los cabellos con fuerza y usaron su cabeza para satisfacerse de forma rápida, profunda y continua. Menearon su cabeza de atrás hacia adelante como una palanca de cambio dándole empellones de pene que llegaban hasta la parte interna de su nuca.
- Aaghk, aaghk, sluurp, hackk, slaarp, ugh, uugh… - Profirió por culpa de la saliva agolpándose en su boca y chorreándose por su pera y de la polla negra que la embestía sin pausa. Serena abrió los ojos, dolorida, y vio un tatuaje en primer plano que se estrellaba contra su rostro una y otra vez.
Luego se la pasó a T. J., que la giro y le refregó el pene por toda la nariz para que sintiera su olor, luego, usó su boca como una 2da vagina penetrándola a toda máquina. Al parecer así iba a ser hasta eyacular, una prueba de garganta profunda brutal.
- ¿Así tratan a las chicas que contratan? Cof, cof, es algo rudo… - Dijo para provocar compasión, sin éxito.
- A las que encontramos en la calle no las tratamos tan mal, solo a las profesionales que nos cobran una tarifa inflada. – Explico T. J. antes de callarla con una nueva inyección de carne negra directa al fondo de su garganta. Serena sintió el glande inflado y duro pujando más allá de sus cuerdas vocales, intentando pasar hacia su tráquea.
Serena fue usada (o abusada) pasando de una verga a otra varias veces. Ambos, como si fueran uno, la hicieron producir litros de saliva debido a que oprimían sus glándulas salivales al fondo de su boca con cada arremetida. Cada tanto uno y otro le escupían en la boca para lubricarla mejor. Eran escupitajos espesos y cargados que sintió deslizándose desde el extremo de su lengua hasta la garganta antes de ingerirlos.
- ¿Sabes que pienso Little? Que valió cada maldito centavo. – Expresó T. J. satisfecho viendo hacia abajo, obligando a Serena a mantener su verga entera dentro de su boca. Su miembro era tan grueso que su boca formaba un círculo perfecto a tope de sus capacidades.
- White Sting eligió bien, muy bien, a pesar de no tener un video filmado parece que tuviera una docena en su haber. – Coincidió su amigo, que volvía a tomar a la kalense como si se pasaran una bebida refrescante para sentir lo mismo.
El pene del segundo negro era más lago y Serena, a pesar de que hizo una arcada, no pudo evitar sentir el falo recorriendo toda su boca llegando a parte de su garganta, manteniéndolo allí por varios segundos, erecto y violando toda ley de la fisiología. Cuando el rostro de la joven se tornó tan rojo que parecía la frente de un Magmar, fue liberada permitiéndosele respirar, agitada, tuvo uno segundos de descanso (en el que frotaron sus penes contra sus labios) y volvieron al ruedo.
- Mira, empezó a masturbarse, eso es bueno. Empieza a gozarlo. – Notó T. J, que la balanceaba de atrás hacia adelante haciéndole recorrer los labios desde la punta del glande hasta el nacimiento del tronco.
- Es toda una zorrita, no pudo evitar mojarse, aunque estemos abusando de su boca, zorrita insaciable.
Serena, aunque tenía la garganta como si hubiera abusado del alcohol y el tabaco toda una vida, igual se sentía excitada, lo cual era el combustible que necesitaba para sobrepasar cualquier situación. Ya había ocurrido cuando tuvo otros “malentendidos” sexuales ya sea con la Oficial Jenny, Hypno, Pangoro o los tres guardabosques en el Rancho (había perdido la cuenta de todos los episodios sexuales que se habían salido fuera de control). Si se excitaba, sentía que podía superar cualquier situación, de hecho, en pocos días sería filmada con casi 30 centímetros de carne entrando a contramano en su culo, tenía que aprender a extraer la fuerza y dedicación necesarias en cualquier situación, 'sin importar lo adversa que esta fuera.
- ¿Y? ¿Cuándo piensan llenarme la boquita de semen? – Preguntó en una pausa. – Estoy sedienta y los escupitajos no me satisfacen, quiero leche de sus huevos.
- Demonios, sigue hablando así y te voy a rellenar hasta la nariz de mi crema especial. - Acepto T. J. que la llevó hacía sus grandes testículos para que los chupara. La kalense los succionó con dedicación sintiendo un gusto muy ácido y salado, producto de la excesiva traspiración mientras, con una expresión lujuriosa en la cara, T. J. se masturbaba con furia.
- Ahí sale, ahí sale, ven aquí, vamos. – El negro volvió a tomarla de los pelos y penetró su boca con salvajismo. La mente de Serena divagó para distraerse de la dolorosa fricción en su garganta. Pensó en lo excitante que debía verse siendo abusada en la boca de esa forma, y en lo bien que la pasarían los suscriptores de Pokeporn Live al verla en ese estado tan deplorable, con saliva en todo el rostro, despeinada y enrojecida como una afiebrada.
Sus pensamientos libidinosos la distrajeron de lo importante y la eyaculación la encontró sin preparación. Cuando el glande estuvo en el extremo más profundo posible, eyaculó con violencia y al tener la boca totalmente sellada, se ahogó con furia y el semen emergió por su nariz en dos chorros espesos y nauseabundos. Sentía el olor del semen impregnado en cada receptor olfativo como si hubiera nacido con ese olor en ella. Nunca sintió el perfume del semiente tan fuerte en su vida y temió no poder quitárselo por semanas.
El negro desenfundó su polla y observó a Serena, colorada y brillante por el sudor y la saliva recorriéndole el rostro. No había semen en su boca o labios, aunque si en su nariz, le había quedado impregnado como la tinta en la tela.
- ¿Cuánto por cogerte la vagina? – Preguntó Little Joe. – Quiero venirme en tu interior, que tu vagina absorba mi semen en los días siguientes, y que una parte de mi te acompañe como un obsequio silencioso.
Serena se aclaró la voz y dijo: - ¿Cuánto tienes?
- No pagaré más de 7000. – Ofreció enseñando un rollo de billetes algo arrugados. – Estoy siendo más que generoso después de lo que te pagamos por el oral… y creo que no me queda nada más.
- Amigo, creo que se está abusando de nosotros…
- Entonces serán 7000, no te preocupes. – Serena se incorporó, tomo el rollo de billetes y lo metió en su culo, en parte para alimentar el morbo de los hombres y en parte, para que no le metieran nada ahí (había aprendido tras su experiencia en la mina lo tentador que su ano desnudo podía ser en las mentes masculinas). – Estoy lista, puedes meterla y eyacular tan profundo como quieras.
La kalense, agradecida de no tener que emplear su boca en tal brutal carnicería, separo sus piernas torneadas y abrió los labios vaginales con sus dedos índice y medio, aunque sabía que esos hombres no necesitaban señalamientos para encontrar su agujero rosado.
- Demonios, que zorra…- Expresó Little Joe antes de acercar su pene y pujar en un solo movimiento. Como aquella vez detrás de escenas mientras Álex trabajaba, se dejó coger por el negro.
No sabía si era más de puta dejarse coger tras bambalinas en una producción porno de a varios, estando drogada y rodeada de espectadores (y espectadoras) o en ese sucio y maloliente callejón, recibiendo dinero de por medio para ser usada de formas denigrantes por ambos actores. De una forma u otra, sintió como el longo miembro de Little Joe se abría paso llegando con facilidad hasta su fondo y dándole violentos empellones que por poco la hacen estrellarse contra el muro.
Serena aprendió a posicionarse de manera firme con las manos contra el ladrillo y apretando las piernas para no ser estampillada con cada choque del negro que, detrás de ella, no dejaba de penetrarla haciendo sonar ambas carnes al chocar. Las nalgas blancas de Serena se ondulaban como papel corrugado cada vez que el negro llegaba al fondo de su cérvix uniendo por un instante su piel negra con la blanca.
Aunque era el momento del segundo negro, el primero no tardó en aburrirse ante el monótono espectáculo y para no quedar afuera declaró una nueva propuesta.
- Me quedan 920 pokécuartos y son tuyos si me chupas el culo. – Propuso refregándole los billetes delante de los ojos.
- Enróllalos y ponlos en mi culo, te lo chupo todo… - Dijo con el semen aun chorreando de su nariz.
De manera desprolija, hizo un rollo con el dinero y lo introdujo de forma descuidada, algunos billetes no entraron y cayeron al suelo, acto seguido, se bajó los pantalones y dándole la espalda, dejó que Serena le hiciera un rimming de pie, haciendo esfuerzos sobrehumanos para sostenerse mientras seguía siendo cogida por Little Joe, que la tomaba de la cadera con fuerza. Como aquella vez en el estudio, tenía un negro por delante y por detrás, aunque por primera vez, se deleitaba con el trasero de un hombre de color, alimentándose con el morbo de sentirse toda una puta, capaz de cualquier obscenidad por unas monedas. El hecho de que era una blanca entre dos negros no hacía más que deleitarla, sin dudas alguna trabajaría con ellos muchas veces tras su debut con su amado Álex, hacerlo con negros bien dotados tenía un gusto único (literalmente) y era de un morbo mayor.
- Ohhh, sí, sí, no puedo creerlo, ataca el centro de mi culo con su lengua, con sus labios, es como si de verdad quisiera comérmelo. – Dijo mirando hacia atrás, sorprendido de como Serena no dejaba de pujar su lengua hasta el fondo de su ano, metiéndola lo más adentro que podía.
- Vagina estrecha como la de una colegiala, boca insaciable de tragaleche y apetitos muy sucios, tenías razón, no pagamos nada por el servicio que obtuvimos, hicimos el negocio de nuestras vidas y podremos decir que cogimos a la puta novia de Álex.
- Yo podré decir que me comió el culo como una perra antes que todos los otros actores, bueno, calculo que por la experiencia que tiene ya lo hizo hasta el hartazgo. – Sentenció más que complacido mientras retomaba una paja. Desde el momento en que la joven conectó sus labios al ano del hombre, sintiendo su respiración contra la sudada raja, el pene había vuelto a reaccionar y estaba listo para un 2do round.
- ¿Tanto te gustan los culos? Parece que de verdad lo disfrutas, apuesto a que ni siquiera está muy limpio. – Preguntó Little Joe hundiendo su verga hasta el fondo y dejándola quieta, negándose eyacular porque quería seguir sintiendo esa vagina ardiente y estrecha un rato más.
- Es lógico, no creo que haya pensado que alguien se lo fuera a chupar, es comprensible que no esté muy limpio. – Dijo Serena en una pausa que duró una fracción de segundo. – De todas formas, ahora está impecable. – Hundiéndose entre ambas nalgas otra vez, dedicándole una mirada lujuriosa mientras deslizaba su lengua por ese ano oscuro.
Así, ajenos del mundo cotidiano de Azulona a menos de treinta metros, Serena en su burbuja de perversiones y lujuria, sintió los gemidos de Little Joe acrecentándose, así como la intensidad con la que la embestía, a tal punto que su nariz quedó dolorida de tanto que se frotó con T. J. dónde no le da el sol.
- Oh, oh, ouuu, sí, eso es, uuuh, uh, uh, aaaaaah. – Gimió el negro corriéndose en su vagina, de seguro, en lo más profundo, llenando su útero con su semen como él deseaba mientras la mantenía ensartada a fondo. Fueron tan rápidos y sucesivos los empellones que las pompas de la chica quedaron como si le hubieran dado una tunda de nalgueadas.
Al terminar uno, T. J. no quiso ser menos y deleitado con el anilingus de la joven, se dio la vuelta y volvió a eyacular en la boca de Serena, esta vez, apuntando a su lengua y labios. Estaba tan a punto que casi no necesito masturbarse.
- Para que te quites el sabor y olor a culo de la boca, eso es, así se hace, la putita se ganó cada billete. – Susurró mientras tapizaba su boca de blanco semiente. Aunque no era la sustancia más agradable y digerible del mundo, era mejor que el sabor y el olor del platillo anterior por ende se relamió y terminó agradecida.
- Joder, no voy a dejar de decirlo, envidio a White Sting, mataría por una Serena para mí solo que me espere en casa, con la que divertirme cada noche. – Dejó volar su imaginación el más alto del dúo. - . ¿No tendrás una hermana gemela o una prima que se te parezca?
- Lo siento, me hicieron y al terminar les patee el molde para que no pudieran replicarme.
Serena ingirió el semen a la vez que sentía la misma sustancia, pero del otro hombre, recorriéndole la húmeda vagina impulsada hacia el exterior por la gravedad. Se habían corrido con suma intensidad y ahora que el fragor del sexo daba lugar a la razón, y las neuronas de la kalense se encendían como farolas al caer la noche, se daba cuenta en el estado deplorable que se encontraba. Despeinada, con las manos y las rodillas sucias, con saliva en todo el rostro y cuerpo, maloliente y sin poder quitarse el olor a semen de la nariz.
Los negros se vistieron con parsimonia, algo atontados por haber tenido la mejor mañana en mucho tiempo, haciendo algún que otro comentario como en una plática de borrachos. Serena tuvo que vestirse sola y en silencio, no hicieron como Álex, que disfrutaba de desvestirla y vestirla por igual.
- Nos quedamos en pelotas, literalmente. – Dijo T. J. observando su billetera vacía. - ¿Nos prestas para un taxi?
Little Joe buscó en el suelo en busca de algún billete que se hubiera caíd, sin embargo, Serena los había juntado todos.
- Aaay, lo siento mucho, me costó mucho trabajo ganarme estos pokécuartos y como no me la hicieron nada fácil tendrán que caminar. – Dijo resuelta, algo más peinada y arreglada. Había acertado al llevar una loción y un peine en su bolso. – Será hasta la próxima, fue un inmenso placer trabajar con ustedes, gracias por ser tan caritativos y atentos.
Serena se despidió dejándoles un beso en cada mejilla y muy sorprendidos con su actitud altanera y tacaña.
- Bueno, no queda otra que caminar. – Resopló T. J. viendo a la kalense abordar un taxi sola.
- Sin dudas es un angelito con un lado oscuro, le va a ir muy bien en la industria. Tiene todo lo que se necesita, belleza, actitud y personalidad, me agrada… me agrada.
Continuará…
¡Gracias por leer! Sé que tarde demasiado, es que llegado a un punto pude haberlo subido antes, pero prefiero que la espera valga la pena y darles mayor contenido. El momento tan ansiado va a llegar en el siguiente capítulo, así es, el debut anal de Serena y por supuesto que voy a incluir varias sorpresas.
Si les gustó sean buenos y muéstrenme su apoyo puntuando y comentando, no sean Ratatas y no manden solamente a favoritos, please, escribir relatos no es algo de una hora y lo tienen gratis. Si no les gustó, por supuesto que entiendo que no den puntos o comentarios.
Capítulos anteriores:
Parte 15:http://www.poringa.net/posts/relatos/4036524/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-15.html
Parte 16:http://www.poringa.net/posts/relatos/4076547/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-16.html
Parte 17:http://www.poringa.net/posts/relatos/4162502/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-17-Resubido.html
En el universo de este fanfiction todos los personajes tienen 18 años o más.
Starring:
Serena
Capítulo 46. La preparación
Era un día soleado desde primeras horas de la mañana y un hombre vistiendo una musculosa, muñequeras de algodón y acarreando una mochila en la espalda, salía a correr en las calles desiertas de Azulona. No iba solo, uno de sus variopintos acompañantes, un ser que solo podría describirse como la cruza venenosa de un rinoceronte y un conejo iba tras él dando pasos pesados. Se encontraba trotando en las inmediaciones de la ciudad, donde había barrios privados con casas ocultas entre bosquecillos y paisajes más agrestes, libres del tumultuoso tránsito del polucionado centro.
- Aguante he, recién empezamos. – Le dijo Álex a su Nidoking que, siendo más corto de altura, se esforzaba por mantener el ritmo. Había sido un tiempo largo en el pc y el pókemon veneno/tierra lo sentía, no así quien los sobrevolaba.
Haciéndoles sombra, un murciélago gigantesco de color violáceo, como casi todos los pókemon veneno, surcaba los cielos con sus cuatro alas. Debido a su velocidad, Crobat podía traspasarlos con facilidad si se lo proponía, por ende, el trote mañanero bajo sus alas le parecía un simple juego y solo disfrutaba de las corrientes de aire bajo sus alas.
Casi del mismo color que los demás, (una señal que advertía su peligro en el mundo pókemon) una enorme serpiente mezcla entre constrictor y cobra (de membrana sólida alrededor de su cuello así como cuerpo musculoso) siseaba mientras se abría paso llegando sin esfuerzo al lado de su entrenador.
- ¡Arbokkkaaah! – Esta los paso sin piedad adelantándose al destino: los calmos prados de la ruta 16. Con los amplios movimientos de su cola corría el polvo del camino de un lado a otro dejando una huella en forma de “S”.
- No presumas Gorgon, la tienes fácil por ser más grande que el resto. – Expresó a las pocas cuadras del taller, sudando como un soldado extraviado en el desierto.
El hombre se detuvo a unos pocos cientos de metros y tanto Arbok como Nidoking lo pasaron: – Mierda, estoy hecho un desastre, hace unos años me cansaba recién al kilómetro. – Expresó secándose el sudor de la frente con su muñequera de algodón, viendo a su Arbok perderse en la calle siguiente.
- Joder, volverse viejo es peor que estar encerrado en el pc ¿O será que pueden hace ejercicio ahí dentro?
Cuando estaba por beber una botella de agua, una liana rematada en una hoja afilada se la arrebató con precisión quirúrgica. Muy en el fondo, rebotando en la acera, venía Victreebel disfrutando del cálido sol que recargaba con sus inmensas y afiladas hojas. El pókemon se tragó la botella entera arrojándola en su inmensa bocaza con forma de alcantarilla. Sus jugos gástricos podían derretir el plástico, el concreto y hasta el aluminio, lo había probado cuando en su juventud tenía por hobby arrojarle basura para ver como reaccionaba. El pókemon acumulaba los desechos y los empleaba para emitir un olor nauseabundo.
- ¡Hey traje para todos, no hay necesidad de robar! – Le gritó recobrando el aliento y retomando el trote mientras Crobat bajaba y le aleteaba sobre la cabeza tirándole viento. – Gracias, tú si eres un verdadero amigo.
- ¡Cro, cro, crooobat!
- Tranquilo, no voy a dejar que Gorgon llegue tan fácil a la meta, le tengo una sorpresita. – Acto seguido, jadeando por el cansancio, Álex liberó a uno de sus nuevos integrantes cortesía de su última compañera de trabajo, Scarlett, la entrenadora de pókemon acero de Johto. – Veamos cómo se desenvuelve nuestro recién llegado en una carrera…
Azulona, como casi todas las ciudades de Kanto, estaba rodeada de bosques densos que iban perdían su frondosidad a medida que se acercaban a las rutas que conectaban a la ciudad con las otras, creando lugares de transición con algunos cúmulos de árboles ocasionales a los lados de las rutas. Durante sus años de entrenamiento para competir por la concesión del gimnasio de ciudad Fucsia había adoptado como propio un claro rodeado de árboles donde había creado una arena espiritual donde sus pókemon se medían en distintas pruebas.
Su Arbok bautizado Gorgon sabía de la locación y estaba a menos de 500 metros cuando sintió, gracias su piel sensible a las vibraciones, pasos metálicos detrás y por más que aceleró su serpentear no pudo evitar ser alcanzado. Estaba casi llegando a los campos de entrenamiento cuando un bólido de color rojo y plateado corriendo a gran velocidad le ganó en último momento y llegó al prado.
Levantando tierra y cortando el aire con brazos afilados, el recién llegado supero a la cobra con facilidad y volteó dedicándole una mirada más que desafiante.
- ¡A Arbaaaak! – Siseó golpeando el suelo con fuerza increpando a su competidor.
Con brazos metálicos rematados en cuchillas, una hoja de navaja en medio de su cabeza con forma de casco y una postura heroica, Bisharp no retrocedió y se preparó para el enfrentamiento en medio del claro.
Los ojos fríos y calculadores de ambos centellearon antes de que se trenzaran en un combate violento.
Álex llegó como a los quince minutos, quizás más agitado que nunca en su vida. Correr no era igual que levantar grandes pesos en el gimnasio y se había desacostumbrado a los aeróbicos más de lo que imaginó. Bulldozer, su Nidoking, lo sucedía. Crobat también bajó al instante, totalmente desinteresado en la competencia. A Victreebel le faltaban un par de cientos de metros para llegar y se lo veía rebotar en el suelo a la distancia.
- Bueno, me imaginé que no se tomaría la derrota tan bien. Parece que no digirió muy bien la derrota.
Su Arbok estaba enroscada en el cuerpo sólido de Bisharp y este atajaba sus mordidas venenosas con sus brazos de cuchilla, cada intento de ataque parecía infructuoso (el veneno púrpura que emanaban sus colmillos salpicaba la cubierta metálica sin dañarlo) y para cuando Álex llegó, el pókemon acero/siniestro se liberó del abrazo constrictor y le dio un peligroso cabezazo que dejó a la cobra atontada, desparramándose en el suelo inconsciente.
Arbok respondió endureciendo su portentosa cola y realizando una cola férrea que Bisharp eludió, provocando que esta impactara en el suelo provocando una polvareda. El pókemon metálico se posicionó para asestar un tajo umbrío y corriendo hacia la serpiente, lo acertó. Arbok voló varios metros hasta impactar contra un tronco grueso como una puerta, haciendo volar trozos de corteza y ramas por doquier. Un grupo de Pidgey y un par de Pidgeotto alzaron vuelo debido el estruendo.
Aunque hacía años que Álex no entrenaba allí, todavía se veían los maderos cortados usados como pesas, las marcas de batallas en las cortezas y cráteres en el suelo donde la hierba había ganado terreno. La serpiente preparó un 2do ataque absorbiendo energía de sus alrededores, inflando su buche para escupir la energía cuando su entrenador la llamo interrumpiendo su contrataque.
- ¡Basta, es suficiente! – Vociferó interponiéndose entre ambos. – Estamos aquí para entrenar una vez más como en los viejos tiempos, necesitamos prepararnos para una nueva batalla y no voy a permitir que gasten energías en contiendas sin sentido cuando tenemos que recuperar nuestras fuerzas y enseñarles a nuestros recién llegados nuestra manera de hacer las cosas. – Los arengó con decisión.
- ¿Niido, nidoking kiing…?
- Así es, dos recién llegados, les presento a Shinobi, recibido por intercambio, estará con nosotros para reforzar nuestro equipo y ayudarnos en la batalla, es por eso que The Blob no está con nosotros (además de que hubiera tardado una semana en llegar aquí).
El Bisharp llamado Shinobi se quitó el veneno de Arbok de sus brazos con el filo de sus cuchillas y observó a sus compañeros con su expresión robótica. Parecía analizar a sus contemporáneos como un programa de escaneo.
The Blob era el mote de un Muk dado a Scarlett a modo de agradecimiento por el Bisharp. Aunque no era necesario hacerlo, lo consideró correcto, como casi todo el equipo de Scarlett era lento, Muk no desentonaría en él.
“Un pajarito eléctrico me contó de tu estrategia usando espacio raro, así que The Blob te va a funcionar de maravillas. Golpea duro como un camión, puede minimizarse y endurecerse con armadura ácida, no desentona en nada, no obstante, el césped crece más rápido de lo que él se mueve y solo en espacio raro puede ser útil. Dado que me intercambias a tu veloz Bisharp, que no encaja en tu estrategia, busque darte un miembro de mi equipo que te sea útil, espero que así sea. Espero volver a trabajar de nuevo pronto o verte en cualquier contexto (guiño guiño) Mis más sinceros agradecimientos. Te mantendré informada.”
Le escribió en una carta adherida a la viscosa piel del Muk.
- Y por último, antes de que preguntes por el segundo recién llegado… ¡Abyss, fuera!
Un haz luminoso emergió de una pokebola dibujando sobre el césped una silueta aterradora: un cuerpo alargado de serpiente con aletas dorsales y dos enormes brazos rematados en garras, Abyss en efecto era un Eelektross obsequiado por Duke, un pókemon eléctrico proveniente de los mares de Teselia, donde sale de ellos gracias a sus grandes brazos para cazar en la costa. Se desenvuelve tan bien en tierra como en agua y es capaz de eludir ataques de tierra flotando en un colchón de electricidad.
Álex se quedó impresionado por la altura. Aunque estaba acostumbrado a tratar con pókemon de gran tamaño (ninguno en su equipo podía considerarse pequeño) cuando Eleektross se elevó sobre su cola supero los dos metros de altura con facilidad, observando al resto de sus compañeros con aterrorizantes e inexpresivos ojos de pez.
- Muy bien, Abyss, Shinobi, bienvenidos al grupo, fueron traídos a mí para formar un nuevo equipo del que solo uno de mis integrantes del tipo veneno estará. – Revelar eso hizo que sus pókemon originales se observaran desconcertados. Bulldozer rasco el suelo con sus pezuñas en señal de descontento. – Voy a librar la batalla pókemon más dura de mi vida contra el actual campeón y necesito un equipo consistente. Aunque los recién llegados me dan un nuevo repertorio de ataques no estoy completo, verán nuevas caras en los siguientes días y tendrán que darlo todo si quieren entrar entre los 6 elegidos.
- ¡Niiiidoking! – Lo desafió agitando su cuerno como si empalara un rival invisible.
- No, ni tú ni nadie tiene el puesto asegurado, solo hay una vacante para el tipo veneno y tendrán que demostrarme quién se merece el lugar. ¿Está claro? – Le respondió adelantándose y elevando la voz.
Victreebell, Crobat, Arbok y por supuesto Nidoking no estaban nada contentos, sin embargo, cuando Álex dio la orden de empezar, fueron los primeros en prepararse. Ya conocían los métodos y la decisión de su entrenador y no estaban en posición de desafiarlo. Los cuatro querían esa vacante y lucharían por conseguirla.
Álex dibujo un círculo en el suelo con una rama y Nidoking y Bisharp lucharon en el intentando sacarse mutuamente, empujándose, tacleándose y levantándose. Era una competencia de fuerza, habilidad y velocidad. Los tipos no les daban ninguna ventaja o debilidad y aunque Nidoking, por ser más bajo y fuerte, pudo levantar y sacar del ring a su contendiente un par de veces, a la tercera Bisharp previó su movimiento, lo eludió y de un empujón con su brazo cortante tuvo revancha.
Por otro lado, a Crobat le colocó un arnés del que colgaba un madero cortado en una batalla pasada para que reforzara sus alas manteniendo el vuelo. El pobre murciélago se esforzó por mantenerse en el aire por varios minutos mientras su entrenador lo cronometraba.
- Bien, bien, aguantaste un minuto más. – Presionando el botón del cronómetro. - ¿No tan rápido ahora he? – Arrojándole una barra de carne prensada de recompensa. – Descansa unos minutos y lo volveremos a intentar.
Gorgon trabajaba en su velocidad saltando de un tronco a otro, tocando unas marcas de cruces que Álex había dejado muchos años atrás, debía formar un tirabuzón con su cuerpo e impulsarse de un árbol a otro por un recorrido de varios metros que finalizaba en su recompensa: una jugosa cola de Slowpoke cruda.
Por otra parte, Victreebell y Eelectross tuvieron un entrenamiento diferente en el que compitieron entre sí. Álex llevó un frisbee de acero y lo arrojó sobre ambos a alta velocidad, el primero en alcanzarlo con cualquier ataque a distancia obtendría su premio. Al pókemon eléctrico le costó adaptarse a dicho entrenamiento de reflejos y precisión, por lo que la planta carnívora le dio tres veces seguidas con su hoja aguda desviando su trayectoria, recién al cuarto intento la anguila gigante le acertó una enorme energíbola que impactó en un grupo de árboles y en lugar de destruir el entorno como otros ataques, formó un manto de enredaderas y flores que crecieron como si estuvieran en cámara rápida.
- La primera vez que veo ese ataque en acción, increíble. – Opino mientras les dejaba una recompensa (una cápsula de carne podrida para Victreebell y pescado triturado en hielo para Eelectross) y se agachaba para recuperar el maltrecho frisbee.
Así pasaron las horas, con distintos tipos de entrenamiento: de fuerza, resistencia, precisión y reflejos, hasta que la mochila de Álex se quedó sin recompensas y bayas, decidiendo pegar la vuelta. Él estaba más cansado que sus pókemon y solo tenía para almorzar una jarra con un batido de frutas.
- Me pregunto cómo le estará yendo a Serena. – Dijo mientras llenaba su jarra vacía con agua de un riachuelo. Nidoking junto a él se inclinaba para beber. El resto estaba rezagado, ya sea porque estaban agotados o porque seguían enfrascados en competencias personales. Los recién llegados, aunque no eran amigos del resto, instalaron una sana competencia leal en el equipo.
- Nido, niiido, King, nidoking…
- Lo sé, es que preferí aprovechar el tiempo para entrenar con ustedes sabiendo que ella estaría ocupada, no quiero que sepa de nuestra pelea.
- Kiiing, Niiidokiiing.
- Recién estamos saliendo, no quiero que conozca mi lado vengativo tan pronto, aunque sabe que fui miembro de una pandilla y participé en muchas batallas no quiero que me vea moviendo cielo y tierra por venganza… sé que es difícil de entender.
La conversación humano/pókemon continuó por unos minutos hasta que terminaron de refrescarse y siguieron su camino de vuelta a la civilización…más pronto que tarde la charla mutó en algo más interesante, al parecer Hypno le había contado a Nidoking que era más que el pókemon de Serena.
- Con qué envidia ¿he? ¿Acaso te gusta? – En los días anteriores no solo los pokemon de Serena habían deambulando libres por el taller, el departamento y el patio, algunos de los pokemon de Álex habían estirado las piernas y conocieron la belleza de la kalense así como a sus pókemon, con los que hubo algunas fricciones. – Aleja esos pensamientos amigo, es mía… aunque ahora que es una actriz oficial de Pokeporn se la prestaré a unos cuantos.
- ¿Niiido, king, nido, king?
- Descuida, aún necesita experiencia y le viene bien conocer nuevas personas, nuevos lugares, tener nuevas experiencias… tengo miedo de que no esté lista y quiero que aproveche cada momento.
Precisamente eso estaba sintiendo su querida Serena. Aprovechando el momento contra una áspera pared de ladrillo de un callejón, sintiendo las bocas de dos negros explorando la suya en turnos cada vez más prolongados. Sus lenguas se encontraban tanto dentro como fuera de las bocas, empujándose mutuamente como en una competencia de vencidas.
Mientras esos labios gruesos y esas lenguas danzaban húmedas juntas, los hombres de color palpaban sus carnes tiernas al desnudo, en especial sus senos pulposos y sus nalgas blanquecinas, respirando contra ella, besándola en todas partes, acariciándola y despeinándola mientras competían para ver quien llegaba más lejos dentro de su boca… no tardaron en apretujar sus nalgas sintiendo la carne suave escurrirse entre sus dedos, dejando surcos colorados con cada caricia profunda.
El fotógrafo detrás de ellos se sintió sobrando, dio por concluida su jornada, recogió sus cosas y dejó a Serena divertirse con los dos negros a solas.
Capítulo 47. Unas horas antes…
Ni bien Serena llegó por la mañana a Pokeporn Live, Duke la invitó a pasar a su oficina para mostrarle uno de los primeros y más importantes ladrillos en la construcción de su carrera: su pestaña en la página oficial de Pokeporn.
Pokeporn Live tenía una de las mejores y más seguras interfaces entre todos los sitios porno de suscripción. En la pestaña de actrices los clientes podían seleccionar a su favorita para un rápido y ordenado acceso a su material, Serena estrenaba su pestaña con un solo video para que todos la conozcan: el fragmento de presentación filmado en International White Sting Whores 69. Duke necesitaba una sesión fotográfica de ella para complacer a los expectantes clientes y además comenzar a llenar su sección en la página. Incluso su foto de perfil era una captura del video con el mensaje “Foto, biografía y álbumes en progreso”.
- No puedo creerlo, ya es oficial, ya soy parte de la familia… – Susurró dándose cuenta de que por primera vez conseguía concretar un logro profesional importante. No era ser admitida de camarera en un bar o conseguir una llave en un espectáculo pókemon, se había propuesto ser actriz porno y trabajar junto a su novio y lo había logrado, era su primer éxito concreto profesional y no se había dado cuenta de lo lejos que había llegado hasta ese día. Por fin podía pintar una gran tilde verde en su lista de objetivos en la vida.
- Bienvenida, Serena. Hare todo lo que esté en mis manos para que te sientas cómoda y trabajes con nosotros por muchos años.
Duke le tomó la mano y se la besó como todo un caballero, sonrojándola un poco (no había que ser ningún prodigio para darse cuenta de que era una joven actriz y su jefe solos en la oficina). Sin dudas trataba a sus empleadas no tanto como un jefe sino como un padre, un protector, un hermano mayor.
- ¿Hay un chat? ¿Dijeron algo de mí? Aunque no sé si quiero leerlo…
- Tranquila, hay un chat habilitado solo para los clientes “Top Tier” y es más que seguro. Solo nuestros clientes más selectos tienen permitido el ingreso y ninguno es tan desquiciado como para dejar un comentario inapropiado, los que lo han hecho son vetados temporal o permanentemente del chat.
Duke le menciono que había sido el foco de las conversaciones entre clientes (protegido por un moderador y un intrincado algoritmo para expulsar a los irrespetuosos o los que realicen spam) desde su aparición en la producción de White Sting y que todos los comentarios habían sido positivos.
“Es muy hermosa, me encantaron sus ojos azules y su pelo miel (además de su cuerpo, obvio) ¿Cómo termino en pokepórn si bien pudo haber sido modelo, actriz o artista?” Comentó uno a lo que otro cliente no tardó en responder “Fue artista, una muy buena, tuve la suerte de verla ganar en vivo en Anistar, nunca me imaginé que vería a esa niña ya crecida detrás de escenas siendo cogida por varios tipos.” Y otro agregó un comentario algo cuestionable: “Ya mismo me pongo a buscar sus videos, antes de ver su primer trabajo anunciado me voy a ver cada performance de ella, no pregunten porqué…” Un comediante dijo con mucho acierto: “Nacimos muy tarde para madrearnos a mano limpia con los pókemon de Hisui pero en el momento justo para disfrutar del nacimiento de la carrera de la novia de White Sting” a lo que otro le respondió: “¿Quién cree que pelear con los pókemon con los puños era bueno y que tiene que ver eso con Serena?”.
- Aunque son respetuosos suelen desviarse del tema. Todos destacaron lo obvio, tu belleza, la sorpresa de verte en tales circunstancias y la fortuna de White Sting. No discutiré ningunos de los tres puntos.
- Yo también me considero afortunada de conocerlo a él. - Opino la joven.
- Ya tuvieron un primer vistazo, hoy hay que darles algo más. – Explico. - Es vital que los clientes tengan lo quieren, lo tengan rápido y lo tenga de forma eficiente. Lo que quieren es verte cuanto antes. – Le explicó Duke. – Ya sabes a que me refiero con verte.
- Ni lo digas, quieren verme en cuatro patas, con Álex detrás, u otro, u otros…
– Hoy vamos a tirarles un hueso antes de llenarles el plato de alimento balanceado Premium. Llenaremos tu solapa de contenido fresco para oficializar tu llegada y darles un anticipo, te verán plasmada desnuda, con dos hombres de compañía en el celuloide.
- Entiendo, para eso la sesión de hoy. Entonces está todo listo, a desnudarse pues.
- Por cierto, antes de que te vayas. – La detuvo cuando la joven dio la vuelta para partir al lugar acordado para la sesión. –¿Pensaste en algún apodo o conservaras tu nombre? Sabes que casi todas las chicas usan motes por cuestiones de privacidad y por comodidad. Es aconsejable si quieres mantener la vida dentro de nuestros edificios de tu vida afuera de ellos.
- Que sea Serena, no tengo problemas con eso. - Resolvió con decisión. – Me gusta mi nombre, me queda y ni en mi época de artista pensé en cambiarlo. Trato de ser yo misma, de ser auténtica y mantener mi nombre es parte de mi forma de ser.
- Perfecto, eres de esas a las que su nombre les queda de perlas, déjame decirlo. – Aceptó alzando su pulgar. - Entonces serás Serena, bienvenida recluta y buena suerte. Marchando.
En efecto, salió de la oficina de Duke hacia el automóvil donde sus dos compañeros de trabajo (los primeros) la esperaban: T.J. y Little Joe, más que deseosos de trabajar con la ya conocida Serena desde que la conocieron detrás de escenas. Hasta dejaron huecos en sus agendas actorales toda la semana con tal de salir en la sesión.
- ¿Se nos nota la ansiedad de trabajar contigo? – Preguntó el más alto, Little Joe, vistiendo una musculosa blanca y pantalones holgados que parecía un paracaídas enredado. Llevaba extraños tatuajes mal hechos en los brazos y algunos pequeños en el rostro.
- No la asustes, es su primer trabajo y si haces que huya te quiebro la… - Lo amenazó el negro más grueso con un pañuelo rojo en la cabeza, más robusto que el primero. Este usaba barba candado y cadenas doradas.
- No pasa nada, estoy bien. – Intervino la chica ingresando al auto (T. J. le abría la puerta). – Si supieran por todo lo que pasé sabrán que nunca le huyo a nada.
- Interesante, me gusta escuchar eso. – Susurró T. J. cautivado por su respuesta. – Vayamos, no veo la hora de empezar.
Entre risas y varios comentarios subidos de tono propios de los trabajadores de la industria a la que pertenecían (que Serena agradecía ya que la ayudaban a aclimatarse), llegaron a un callejón sucio y desierto donde el fotógrafo ya los esperaba, fumando contra una pared grafiteada mientras tocaba botones en su inmensa cámara con dedos inquietos. Parecía bastante nervioso.
Era delgado, rubio, rapado a los lados y con lentes de armazón de plástico. Vestía una camisa a cuadros que le quedaba grande. Tenía un aspecto moderno como los que se acostumbraba a ver en la ciudad.
- Hola, me llamo Kevin, vine media hora antes para dejar todo impecable. - Dándole la mano de manera nerviosa, agitándola con velocidad desmedida. – Tuve que mover esas bolsas de basura y ese contenedor porque huele terrible, debe haber algo muerto en una bolsa.
- Oh, nos hubieras esperado y te dábamos una mano. – Se solidarizó Serena.
- Me hubiera venido bien una mano, tarde quince minutos en correr ese contenedor, tiene una rueda rota y tuve que arrastrarlo haciendo un ruido infernal.
- Hubieras dejado algunas bolsas para darle realismo, si vieras las paredes de mi barrio esto te parecerá los pasillos del Salón de la Fama. – Dijo T. J. – Faltan jeringas, bolsas con pegamento, algún que otro Grimer en la sombra, lo que hace a un callejón un callejón.
- Entiendo, pero no quedaría bien sobrecargar la escena, con Serena, ustedes y el muro de ladrillo alcanza y sobra.
Tras un breve intercambio de palabras la sesión comenzó con Serena a solas y sus compañeros detrás del fotógrafo, observándola con deseo. Primero se sacaban fotografías de la protagonista a solas y luego en acción conjunta perpetrando alguna clásica escena pornográfica. Ese día nos sería la excepción.
Serena estaba vestida con su atuendo característico, el mismo que uso en el video de Álex, descrito ya tanas veces: una camiseta de hombreras de color negro con un cuello blanco, un vestido rosa clavel y unas medias que le llegan hasta la mitad del muslo, también de color negro. Botas tejanas marrones y un sombrero de color rosa con una franja negra, en el cual hay un moño pequeño también del mismo color.
La chica poso de manera casual, como si esperara de forma desinteresada a alguien en dicho callejón. Mirando a la cámara y a los lados, cada vez más suelta, empezó a desvestirse con lentitud. Esta fue la parte más sencilla para Kevin dado que la kalense entendió el modus operandi a la perfección: Primero se desabrochó la camisa, la dejo caer quedando suelta en su cintura, enseño el corpiño hasta que tras una docena de fotos en distintas poses se lo despojó y quedó en topless enseñando el busto.
Lo más interesante vino luego. Incluso T. J. y Little Joe que tenían casi cien producciones entre los dos quedaron boquiabiertos cuando la pollera de Serena cayó al suelo estando de espaldas, enseñando su hermoso trasero y una bombachita muy infantil con estampados de bayas meloc. La chica apoyó sus manos en la pared de ladrillo y observo la cámara sacando cola, de frente, de espalda, de los lados. Su rostro ya se había transformado y daba caras muy metidas en papel.
- Perfecto, perfecto. Bueno, si te animas, podemos hacerlo completo, luego te vistes y entran ellos.
- De acuerdo. – Aceptó la kalense.
Aunque sonaba algo a contramano, las modelos solían desvestirse a solas, y luego volvían a vestirse para la escena compartida en la que una pequeña historia requería encontrarla vestida de nuevo. La primera sección solía ser una presentación para aquellos que solo querían de una sesión del tipo pin-up.
- No tengo problemas, si el resto de las chicas lo hace completo yo también. – Aceptó llevando sus manos a la cadera, estirando la ropa interior y jugueteando con ella, estirándola, bajándola de a poco, dándose la vuelta para que la cámara capture su cuerpo a punto de desnudarse de un lado y otro.
Ante ellos se puso de frente y sacando pecho, posó con su vagina casi descubierta y la ropa interior enrollada hasta que la bajo hasta los muslos, de frente, con las piernas así de entrecerradas, su vagina era una simple y casi imperceptible ranura parecida a la de una alcancía.
- Parece que White Sting no la usa como yo la usaría. – Murmuró Little Joe. – Parece las de esas muñecas de plástico sin estrenar.
- Esto me hace envidiarlo aún más… maldición, hijo de puta afortunado. – Dijo entre dientes T. J. sin dejar de relojear su pequeño tajito entre dos sinuosas colinas rosadas.
- Aún no ven lo mejor, bueno, es relativo, creo que lo mejor de mí está detrás. – Intervino Serena dándose la vuelta y mostrando sus pompis blancas y redondas, juntas como dos mejillas estrujadas. La kalense jugueteo con ellas frente a la cámara subiendo y bajando sus panties para que sus nalgas se bambolearan, se apretujaran y quedaran totalmente expuestas mientras pensaba en que tan deleitados estarían los suscriptores.
- ¿Me la sostienes? No quiero que se ensucie porque no traje otra. –Dándosela a T. J. – Perdón, sigamos.
Serena siguió posando (contra la pared, inclinada dejando que sus pechos colgaran, de perfil con una pierna levantada…) y sin que ella lo notara, cuando se puso de espaldas, el actor olio su ropa interior de manera profunda.
- Presta pá la orquesta, vamos, no seas así. – Exigió Little Joe intentando arrebatársela.
- Huele a pureza, perfume caro y una vagina exquisita.
- ¡Joder vamos, antes de que se dé cuenta!
- Consíguete la tuya, me la dio a mí. – Riñeron intentando pasar desapercibidos bajando la voz, aunque no lo suficiente.
- Amigos no es necesario, pronto entraran en escena y podrán oler y hacer todo lo que quieran. – Los interrumpió Serena sonrojada, disfrutando de tener a esos monumentales hombres negros comiendo de la palma de su mano. – Solo déjenme terminar mi segmento a solas y nos divertiremos juntos.
Si se trataba de su belleza o del morbo de ser la novia de White Sting no lo sabía, lo que sí sabía era que estaban totalmente embobados viéndola, quizás más que el mismo fotógrafo. “Con esto se les van a reventar los pantalones… tú me dijiste que ganara experiencia así que no puedes enojarte conmigo por ser una puta.” pensó Serena en una conversación imaginaria con Álex preparando su siguiente movimiento.
- ¡Ta-da! Lo que todos quieren ver. – Dijo levantando una pierna (solo conservaba puestas sus botas y su sombrero) y con la otra, separando sus labios vaginales ante el ojo de cristal. Un pequeño hilo de humedad prístino conectaba las paredes de su agujero rosado y al separarlas, este se cortó ante ellos, detalle que el fotógrafo pudo captar.
- Demonios, ahí no entra un dedo, no sé cómo entro la mía el otro día. – Susurró relamiéndose Little Joe recordando cuando la habían hecho gozar por turnos de ambos lados, compartiéndola con varios compañeros.
- Bueno, el otro día fue una cuestión de vida o muerte, digamos que no estaba en mis cabales.
Los actores que no pudieron evitar acercarse a ver sus labios suaves y blancos abiertos enseñando el centro rosado y poniéndose algo nerviosa por ellos, preguntó: - ¿Ya tomaste lo que tienes que tomar? – Manteniendo su vagina totalmente expuesta a pesar de sentir un hormigueo en las mejillas. Se sentía tan ruborizada que temía arder víctima de una combustión espontánea.
- He, Ah, sí, claro, por supuesto, creo que estamos cubiertos, tengo todo lo que…
Antes de que terminara Serena bajo su pierna, se dio vuelta, y posicionando sus manos en sus nalgas, las abrió de par en par para enseñar su ano. – Estoy segura de que esto les va a encantar, por lo menos sé que a Álex le gusta. – Dijo totalmente sonrojada por su impúdica posición, así de inclinada, con ambos agujeros expuestos y el sonido del gatillo plástico siendo pulsado una y otra vez.
- Demonios, mira eso… me encantan los culos de las blancas, son tan… lindos. – Dijo T. J. con dificultad para encontrar las palabras justas.
- ¿Te refieres a las pompas o al agujero? Yo no podría elegir, ambas partes hacen un combo ideal, y son todos lindos, no solo los de las blancas.
- No aguanto más, entremos de una vez ¿Cuándo entramos, entrenador? - Se impacientó T.J. tratando al fotógrafo como el coach de algún deporte.
- Bueno, striptease, check. Tetas, check. Vagina, check. Culo, aunque no era necesario, check, tengo todo, podemos hacer el numerito y terminar. – Aceptó Kevin sacando dinero falso de su mochila. – Ya saben, esto no es el teatro de Ciudad Iris, Serena se viste… – (cosa que ya estaba haciendo, aprovechando su explicación que distrajo a los actores evitando así que se abalancen sobre ella incapaces de contenerse) – llegan ustedes y tras una charla breve, obviamente fingida porque las fotos no tienen sonido jeje y…
- ¡Muy gracioso Kevin, muy gracioso! – Lo interrumpió Little Joe. – Le ofrecemos el dinero como si fuera una puta y hacemos lo nuestro, relájate y disfruta que sabemos lo que hacemos.
- No es nuestro primer rodeo. – Se impacientó T. J.
- Bien, bueno, entonces empecemos. ¿Todos listos? ¿Serena, estas a punto?
- ¡Si! – Aceptó ya como la habían visto subir al auto. – Entonces finjo que soy una señorita aburrida en un callejón, a la espera de una aventura y llegan estos dos señores, me ofrecen una buena suma de dinero por ver un poco de mi piel y la situación se me va de las manos, sí, de acuerdo, es algo que podría pasar.
- Me gusta tu humor. – Rio Little Joe poco antes de que arrancara la 2da parte de la sesión, la más breve, por cierto.
Kevin capturó a Serena actuando de una chica aburrida y despreocupada a la espera de una aventura y tras unas pocas fotos (no era necesario extenderse en ese segmento de la sesión) ellos aparecieron y sorprendidos por su belleza, iniciaron una plática.
Para sorpresa de Serena, le preguntaron cómo conoció a Álex y esta les detallo la noche en el Ónix de Cristal junto a Shauna mientras el fotógrafo hacía lo suyo, capturando algunos movimientos de la conversación. Se sorprendieron de que su experiencia haya sido tan reciente y en nada más y nada menos que en un trío. Luego posaron a cada lado haciendo la transacción de dinero por un vistazo de su cuerpo. No era cine experimental ni una novela de misterio, ellos empezaron a tirarle billetes, a ponerlos en lugares inapropiados en su cuerpo y ella, movida por deseos que desconocía o por avaricia, terminó como cuando llegó al mundo, conservando tan solo las botas tejanas y siendo palpada como bayas a punto de ser compradas.
Aunque no había más dinero falso y la escena bien podía concluir ahí, en una preciosa jovencita con aspecto de niña bien desnudada por unos billetes ofrecidos por dos facinerosos en un recóndito y sucio callejón, ellos fueron más allá y sin preguntar, la rodearon y la besaron.
- Okey… suficiente. – Intento pararlos Kevin sin éxito. – Bueno, puedo tomar unas fotos más, aunque creo que ya estamos. Chica rica y dos pendencieros desnudándola, al menos eso tengo en el guion y no era necesario más.
Para ellos y en especial para Serena, si era necesario mucho más y por eso se dejó besar una y otra vez por los negros.
- Se nota que es la novia de White Sting, ese cabrón le enseño a besar muy bien. – Dijo T. J. que tras despegar sus labios de los suyos pasó a succionar su pezón rosado. Los labios de Serena estaban brillantes y ensalivados debido a tantos ósculos ininterrumpidos.
- Sí, lo noté, besa como las perras de sus videos. – Sin escalas, Little Joe introdujo su lengua en la boca de Serena mientras frotaba la vagina de la kalense con su mano entera, sintiendo sus suaves labios entre sus dedos. Little Joe era tan alto que debía inclinarse para llegar tanto a la boca como a la vulva de la joven.
- Podría besarla todo el día, comerle las tetas, haría jadear a esta perrita a cada a cada hora, joder, muero de envidia. – Se exasperó T. J.
- Chicos, estoy aquí y puedo escucharlos… - Los reprimió, aunque la excitaba de sobremanera que se refirieran a ella como una puta, algo impensado hace meses antes de conocer a su Álex.
Aunque ya habían tenido el gusto de conocerla cuando Gladio la intoxicó, estaban deseosos de trabajar a su lado (o arriba, o abajo) y ni bien tuvieron la oportunidad, fueron los primeros en dejarle un hueco en sus agendas para tener el placer de ser los primeros en deleitarse con la nueva promesa de Pokeporn Live, no obstante, no era un video y estaban dificultando el trabajo…
- Amigos, les recuerdo que tengo que es una sesión de fotos y no un video sigh… no me la tapen, es su sesión no la de ustedes. - Intervino resignado, acomodando sus lentes gruesos.
- ¿Sabes lo jodido que es no tirarse encima de este primor y solo besarla y manosearla? Si estuvieras en mi lugar ya estarías desnudo brincando sobre ella como un Spoink. – Se excusó Liitle Joe.
- Ya saben cómo es el trabajo, deben hacer movimientos lentos, pausados y sin interponerse entre ella y la cámara.
- ¡Esta bien, joder! Que fastidio, haz tu trabajo que nosotros hacemos el nuestro. – Se fastidio Little Joe como quien se despierta de mala manera temprano en la mañana.
- Vamos, se supone que participaron en sesiones muchas veces, no me lo hagan difícil.
- No con una debutante, ni con la jodida novia del White Sting, siento que estoy comiendo el banquete del rey en una fiesta en la que no fui invitado. – Expresó algo emocionado T J.
- Cada beso es un año más en prisión, casi puedo escuchar la maquina tejiendo el número de mi nuevo traje de rayas. – Serena río ante la ocurrencia del negro más alto.
- Miren, hagamos esto. – Interrumpió las bromas Kevin, frotando su frente con la mano del fastidio. – Deme unas buenas fotos más y los dejo solos, me iré por mi cuenta, las editaré, las subiré, y me libero de este stress.
- ¡Hey tranquilo viejo! Es un día hermoso, estamos en buena compañía, solo la estamos pasando bien. – Trato de calmarlo T. J.
- Perdón, quizás sea mi culpa, es mi primera sesión, olvido las cosas con facilidad en situaciones así. – Se excusó Serena, a la que succionaban en los pezones al mismo tiempo. – Ay, despacio, no van a sacar nada de ahí…
- Es que tienes unas tetas deliciosas, blancas, naturales, pezones rosaditos, justo las ubres de blanca que me gustan. – Dijo T. J. golpeteando su pezón con la lengua.
El pobre fotógrafo gozó de pocos minutos pudiendo realizar su trabajo y más pronto que tarde, la sesión se descontroló y los hombres pasaron de colaborar para solo probar a la joven en todo el cuerpo a su antojo. Besaron su cuello, incluso T. J. le levanto un brazo para lamer sus axilas y se le dificultaba a Kevin capturar cada momento.
- Ah, ah, ah, chicos, no me cubran, recuerden la sesión…- Gimió Serena sintiéndose manoseada en todas partes, desde las nalgas hasta la vagina, ya había perdido la noción de que negro era cual, y sentía a ambos como una entidad autónoma de cuatro brazos y dos bocas, besándola y respirando sobre ella.
- Con los dos cubriéndola y metiéndole mano por doquier contra la pared tengo el final perfecto, terminé por hoy… - Al darse cuenta de que ninguno en el trío le prestaba atención, el fotógrafo decidió tomar sus cosas y dar por concluido su trabajo.
- Chicos… Kevin se fue… - Expresó viéndolo perderse por el callejón, dejando el lugar. – ¿No lo seguimos? Creo que la gente que pasa puede vernos… es una calle concurrida.
- Cientos sino miles te van a ver pronto, no debería ponerte nerviosa que un par de transeúntes te vean desnuda entre nosotros. – Dijo T. J. que no dejaba de masajear su trasero. – Además, nadie le presta atención a este viejo callejón, podemos divertirnos por varios minutos si es que White Sting no se molesta.
- No tiene por qué enterarse. – Intervino Little Joe que besaba sus pezones hasta dejarlos tiesos. – Seria muy aguafiestas terminar justo en lo mejor, diría que recién estamos empezando.
- Él no tiene problemas en enterarse, al contrario, me alienta a que gane experiencia y viva aventuras de todo tipo, calculo que sí podemos divertirnos, aunque si viene un oficial les echaré la culpa de todo.
- Es justo, estamos acostumbrados a codearnos con el peligro de ser arrestados. – Menciono el más alto.
- ¿Tienen problemas con la ley por ser negros? – Dicho comentario les sacó dos ruidosas carcajadas, incluso por estar tan cerca de la chica le salpicaron con unas gotitas de saliva.
- ¿¡Bromeas!? ¿No viste nuestros videos? – Preguntó retorciéndose de risa T. J. – Hacemos videos de sexo en la vía pública en tiempo real y castings en la calle que pueden durar horas y horas.
- Recorremos la calle gravándonos haciendo propuestas indecentes a las chicas atractivas que nos cruzamos, ya de por si eso puede ser peligroso ya que varias no se toman nada bien que las traten como prostitutas y les ofrezcan dinero por coger. – Continuó Little Joe. – A veces no encontramos a nadie y nos volvemos con las manos vacías, pero igual usamos esos momentos para rellenar otros episodios o hacer compilados, me extraña que no conozcas nuestros videos.
En esas noches en las que Álex le enseñaba videos porno, recordó uno que parecía un programa de cámaras ocultas que pasó por alto debido a que el sexo tardaba demasiado en arrancar y a Álex no le gustaba que les dijeran barbaridades a las mujeres.
- Tampoco se toman bien que les filmemos el cuerpo de atrás o que les hagamos comentarios pervertidos, de todas formas, muchos clientes disfrutan más la parte de la búsqueda que el sexo en sí. – Completó T. J. – Una mitad nos siguen por la premisa y otros por las risas.
- ¿Qué ocurre si una acepta? ¿Van a un hotel?
- No es necesario pagar para pasarla bien, preferimos buscar un sitio como este para gravar lo mejor del video.
Acto seguido, el negro robusto se bajó el pantalón y dejo la polla erecta suelta, su compañero lo siguió. Serena se las vio con lujo de detalle por estar a plena luz y no en la oscuridad de un estudio detrás de escena como la otra vez. T. J. la tenía más rolliza y gruesa, con vello púbico corto y enrulado que formaba pequeños remolinos y testículos grandes y contraídos. Su acompañante era más dotado y contaba con un rabo más venoso, aunque también más fino y de testículos que colgaban como saco de boxeo. Tenía un tatuaje en el pubis que rezaba “Look me in the Eyes” en letras góticas y desdibujadas.
- Ahora que firmaste en la empresa es tu deber sacarnos de este predicamento. – Dijo T J. – No podemos andar por ahí todo palotes y necesitamos ayuda profesional de una actriz porno.
- Si White Sting te alienta a divertirte nos puede agradecer después de que te demos una doble dosis de experiencia. – Aportó Little Joe.
Serena no se lo pensó demasiado, ya sabía que responder ni bien sacaron a relucir sus pollas negras.
- Como bien decís, ahora soy una profesional, como tal, tengo un precio distinto. – Explicó seductora. – Digo, el dinero que les ofrecen a desconocidas amateurs no va a ser suficiente, considero que merezco una tarifa algo mayor por ser actriz porno, novia de White Sting y, además, muy, muy hermosa.
- Interesante, no pensé que fueras una cachorrita avariciosa y egocéntrica. - Se sorprendió Little Joe ante el giro de eventos. - ¿De cuánto estamos hablando digamos, por usar tu boca como se nos antojé?
- Bueno, lo que les paguen a las suripantas que se encuentran en la calle multiplicado por tres. Es un precio justo, no creo que encuentren un trato mejor en sus vidas.
- Aunque te guste este numerito de sacarnos dinero y prostituirte te advierto que una vez que paguemos vas a tener que darnos aquello por lo que pagamos. – Y T. J. saco un grueso fangote de pokécuartos de su billetera. – Si hacemos la transacción, estás obligada a complacernos como una puta cualquiera, de cualquier forma, hasta que quedemos saciados ¿Segura de esto, muñeca?
Serena se tomó una pausa para pensarlo.
- ¿Qué dices, nos dejaras usar tu boca como se nos plazca? Quiero quitarte esa expresión impertinente, mocosa novata.
Serena tomó el dinero, lo contó, y muy satisfecha por la cuantiosa cantidad (eran casi 14.000 pokécuartos) se arrodilló entre ambos y comenzó: “Terminemos antes de que nos descubran.”
Aunque Serena empezó el sexo oral como solía empezar, de manera cariñosa, pasando su lengua por cada sección del pene antes de tragarlo, entendió más pronto que tarde que habían pagado por otra cosa, por otro tipo de trato…
Allí, en el callejón, arrodillada en el suelo sucio, fue tomada de los cabellos con fuerza y usaron su cabeza para satisfacerse de forma rápida, profunda y continua. Menearon su cabeza de atrás hacia adelante como una palanca de cambio dándole empellones de pene que llegaban hasta la parte interna de su nuca.
- Aaghk, aaghk, sluurp, hackk, slaarp, ugh, uugh… - Profirió por culpa de la saliva agolpándose en su boca y chorreándose por su pera y de la polla negra que la embestía sin pausa. Serena abrió los ojos, dolorida, y vio un tatuaje en primer plano que se estrellaba contra su rostro una y otra vez.
Luego se la pasó a T. J., que la giro y le refregó el pene por toda la nariz para que sintiera su olor, luego, usó su boca como una 2da vagina penetrándola a toda máquina. Al parecer así iba a ser hasta eyacular, una prueba de garganta profunda brutal.
- ¿Así tratan a las chicas que contratan? Cof, cof, es algo rudo… - Dijo para provocar compasión, sin éxito.
- A las que encontramos en la calle no las tratamos tan mal, solo a las profesionales que nos cobran una tarifa inflada. – Explico T. J. antes de callarla con una nueva inyección de carne negra directa al fondo de su garganta. Serena sintió el glande inflado y duro pujando más allá de sus cuerdas vocales, intentando pasar hacia su tráquea.
Serena fue usada (o abusada) pasando de una verga a otra varias veces. Ambos, como si fueran uno, la hicieron producir litros de saliva debido a que oprimían sus glándulas salivales al fondo de su boca con cada arremetida. Cada tanto uno y otro le escupían en la boca para lubricarla mejor. Eran escupitajos espesos y cargados que sintió deslizándose desde el extremo de su lengua hasta la garganta antes de ingerirlos.
- ¿Sabes que pienso Little? Que valió cada maldito centavo. – Expresó T. J. satisfecho viendo hacia abajo, obligando a Serena a mantener su verga entera dentro de su boca. Su miembro era tan grueso que su boca formaba un círculo perfecto a tope de sus capacidades.
- White Sting eligió bien, muy bien, a pesar de no tener un video filmado parece que tuviera una docena en su haber. – Coincidió su amigo, que volvía a tomar a la kalense como si se pasaran una bebida refrescante para sentir lo mismo.
El pene del segundo negro era más lago y Serena, a pesar de que hizo una arcada, no pudo evitar sentir el falo recorriendo toda su boca llegando a parte de su garganta, manteniéndolo allí por varios segundos, erecto y violando toda ley de la fisiología. Cuando el rostro de la joven se tornó tan rojo que parecía la frente de un Magmar, fue liberada permitiéndosele respirar, agitada, tuvo uno segundos de descanso (en el que frotaron sus penes contra sus labios) y volvieron al ruedo.
- Mira, empezó a masturbarse, eso es bueno. Empieza a gozarlo. – Notó T. J, que la balanceaba de atrás hacia adelante haciéndole recorrer los labios desde la punta del glande hasta el nacimiento del tronco.
- Es toda una zorrita, no pudo evitar mojarse, aunque estemos abusando de su boca, zorrita insaciable.
Serena, aunque tenía la garganta como si hubiera abusado del alcohol y el tabaco toda una vida, igual se sentía excitada, lo cual era el combustible que necesitaba para sobrepasar cualquier situación. Ya había ocurrido cuando tuvo otros “malentendidos” sexuales ya sea con la Oficial Jenny, Hypno, Pangoro o los tres guardabosques en el Rancho (había perdido la cuenta de todos los episodios sexuales que se habían salido fuera de control). Si se excitaba, sentía que podía superar cualquier situación, de hecho, en pocos días sería filmada con casi 30 centímetros de carne entrando a contramano en su culo, tenía que aprender a extraer la fuerza y dedicación necesarias en cualquier situación, 'sin importar lo adversa que esta fuera.
- ¿Y? ¿Cuándo piensan llenarme la boquita de semen? – Preguntó en una pausa. – Estoy sedienta y los escupitajos no me satisfacen, quiero leche de sus huevos.
- Demonios, sigue hablando así y te voy a rellenar hasta la nariz de mi crema especial. - Acepto T. J. que la llevó hacía sus grandes testículos para que los chupara. La kalense los succionó con dedicación sintiendo un gusto muy ácido y salado, producto de la excesiva traspiración mientras, con una expresión lujuriosa en la cara, T. J. se masturbaba con furia.
- Ahí sale, ahí sale, ven aquí, vamos. – El negro volvió a tomarla de los pelos y penetró su boca con salvajismo. La mente de Serena divagó para distraerse de la dolorosa fricción en su garganta. Pensó en lo excitante que debía verse siendo abusada en la boca de esa forma, y en lo bien que la pasarían los suscriptores de Pokeporn Live al verla en ese estado tan deplorable, con saliva en todo el rostro, despeinada y enrojecida como una afiebrada.
Sus pensamientos libidinosos la distrajeron de lo importante y la eyaculación la encontró sin preparación. Cuando el glande estuvo en el extremo más profundo posible, eyaculó con violencia y al tener la boca totalmente sellada, se ahogó con furia y el semen emergió por su nariz en dos chorros espesos y nauseabundos. Sentía el olor del semen impregnado en cada receptor olfativo como si hubiera nacido con ese olor en ella. Nunca sintió el perfume del semiente tan fuerte en su vida y temió no poder quitárselo por semanas.
El negro desenfundó su polla y observó a Serena, colorada y brillante por el sudor y la saliva recorriéndole el rostro. No había semen en su boca o labios, aunque si en su nariz, le había quedado impregnado como la tinta en la tela.
- ¿Cuánto por cogerte la vagina? – Preguntó Little Joe. – Quiero venirme en tu interior, que tu vagina absorba mi semen en los días siguientes, y que una parte de mi te acompañe como un obsequio silencioso.
Serena se aclaró la voz y dijo: - ¿Cuánto tienes?
- No pagaré más de 7000. – Ofreció enseñando un rollo de billetes algo arrugados. – Estoy siendo más que generoso después de lo que te pagamos por el oral… y creo que no me queda nada más.
- Amigo, creo que se está abusando de nosotros…
- Entonces serán 7000, no te preocupes. – Serena se incorporó, tomo el rollo de billetes y lo metió en su culo, en parte para alimentar el morbo de los hombres y en parte, para que no le metieran nada ahí (había aprendido tras su experiencia en la mina lo tentador que su ano desnudo podía ser en las mentes masculinas). – Estoy lista, puedes meterla y eyacular tan profundo como quieras.
La kalense, agradecida de no tener que emplear su boca en tal brutal carnicería, separo sus piernas torneadas y abrió los labios vaginales con sus dedos índice y medio, aunque sabía que esos hombres no necesitaban señalamientos para encontrar su agujero rosado.
- Demonios, que zorra…- Expresó Little Joe antes de acercar su pene y pujar en un solo movimiento. Como aquella vez detrás de escenas mientras Álex trabajaba, se dejó coger por el negro.
No sabía si era más de puta dejarse coger tras bambalinas en una producción porno de a varios, estando drogada y rodeada de espectadores (y espectadoras) o en ese sucio y maloliente callejón, recibiendo dinero de por medio para ser usada de formas denigrantes por ambos actores. De una forma u otra, sintió como el longo miembro de Little Joe se abría paso llegando con facilidad hasta su fondo y dándole violentos empellones que por poco la hacen estrellarse contra el muro.
Serena aprendió a posicionarse de manera firme con las manos contra el ladrillo y apretando las piernas para no ser estampillada con cada choque del negro que, detrás de ella, no dejaba de penetrarla haciendo sonar ambas carnes al chocar. Las nalgas blancas de Serena se ondulaban como papel corrugado cada vez que el negro llegaba al fondo de su cérvix uniendo por un instante su piel negra con la blanca.
Aunque era el momento del segundo negro, el primero no tardó en aburrirse ante el monótono espectáculo y para no quedar afuera declaró una nueva propuesta.
- Me quedan 920 pokécuartos y son tuyos si me chupas el culo. – Propuso refregándole los billetes delante de los ojos.
- Enróllalos y ponlos en mi culo, te lo chupo todo… - Dijo con el semen aun chorreando de su nariz.
De manera desprolija, hizo un rollo con el dinero y lo introdujo de forma descuidada, algunos billetes no entraron y cayeron al suelo, acto seguido, se bajó los pantalones y dándole la espalda, dejó que Serena le hiciera un rimming de pie, haciendo esfuerzos sobrehumanos para sostenerse mientras seguía siendo cogida por Little Joe, que la tomaba de la cadera con fuerza. Como aquella vez en el estudio, tenía un negro por delante y por detrás, aunque por primera vez, se deleitaba con el trasero de un hombre de color, alimentándose con el morbo de sentirse toda una puta, capaz de cualquier obscenidad por unas monedas. El hecho de que era una blanca entre dos negros no hacía más que deleitarla, sin dudas alguna trabajaría con ellos muchas veces tras su debut con su amado Álex, hacerlo con negros bien dotados tenía un gusto único (literalmente) y era de un morbo mayor.
- Ohhh, sí, sí, no puedo creerlo, ataca el centro de mi culo con su lengua, con sus labios, es como si de verdad quisiera comérmelo. – Dijo mirando hacia atrás, sorprendido de como Serena no dejaba de pujar su lengua hasta el fondo de su ano, metiéndola lo más adentro que podía.
- Vagina estrecha como la de una colegiala, boca insaciable de tragaleche y apetitos muy sucios, tenías razón, no pagamos nada por el servicio que obtuvimos, hicimos el negocio de nuestras vidas y podremos decir que cogimos a la puta novia de Álex.
- Yo podré decir que me comió el culo como una perra antes que todos los otros actores, bueno, calculo que por la experiencia que tiene ya lo hizo hasta el hartazgo. – Sentenció más que complacido mientras retomaba una paja. Desde el momento en que la joven conectó sus labios al ano del hombre, sintiendo su respiración contra la sudada raja, el pene había vuelto a reaccionar y estaba listo para un 2do round.
- ¿Tanto te gustan los culos? Parece que de verdad lo disfrutas, apuesto a que ni siquiera está muy limpio. – Preguntó Little Joe hundiendo su verga hasta el fondo y dejándola quieta, negándose eyacular porque quería seguir sintiendo esa vagina ardiente y estrecha un rato más.
- Es lógico, no creo que haya pensado que alguien se lo fuera a chupar, es comprensible que no esté muy limpio. – Dijo Serena en una pausa que duró una fracción de segundo. – De todas formas, ahora está impecable. – Hundiéndose entre ambas nalgas otra vez, dedicándole una mirada lujuriosa mientras deslizaba su lengua por ese ano oscuro.
Así, ajenos del mundo cotidiano de Azulona a menos de treinta metros, Serena en su burbuja de perversiones y lujuria, sintió los gemidos de Little Joe acrecentándose, así como la intensidad con la que la embestía, a tal punto que su nariz quedó dolorida de tanto que se frotó con T. J. dónde no le da el sol.
- Oh, oh, ouuu, sí, eso es, uuuh, uh, uh, aaaaaah. – Gimió el negro corriéndose en su vagina, de seguro, en lo más profundo, llenando su útero con su semen como él deseaba mientras la mantenía ensartada a fondo. Fueron tan rápidos y sucesivos los empellones que las pompas de la chica quedaron como si le hubieran dado una tunda de nalgueadas.
Al terminar uno, T. J. no quiso ser menos y deleitado con el anilingus de la joven, se dio la vuelta y volvió a eyacular en la boca de Serena, esta vez, apuntando a su lengua y labios. Estaba tan a punto que casi no necesito masturbarse.
- Para que te quites el sabor y olor a culo de la boca, eso es, así se hace, la putita se ganó cada billete. – Susurró mientras tapizaba su boca de blanco semiente. Aunque no era la sustancia más agradable y digerible del mundo, era mejor que el sabor y el olor del platillo anterior por ende se relamió y terminó agradecida.
- Joder, no voy a dejar de decirlo, envidio a White Sting, mataría por una Serena para mí solo que me espere en casa, con la que divertirme cada noche. – Dejó volar su imaginación el más alto del dúo. - . ¿No tendrás una hermana gemela o una prima que se te parezca?
- Lo siento, me hicieron y al terminar les patee el molde para que no pudieran replicarme.
Serena ingirió el semen a la vez que sentía la misma sustancia, pero del otro hombre, recorriéndole la húmeda vagina impulsada hacia el exterior por la gravedad. Se habían corrido con suma intensidad y ahora que el fragor del sexo daba lugar a la razón, y las neuronas de la kalense se encendían como farolas al caer la noche, se daba cuenta en el estado deplorable que se encontraba. Despeinada, con las manos y las rodillas sucias, con saliva en todo el rostro y cuerpo, maloliente y sin poder quitarse el olor a semen de la nariz.
Los negros se vistieron con parsimonia, algo atontados por haber tenido la mejor mañana en mucho tiempo, haciendo algún que otro comentario como en una plática de borrachos. Serena tuvo que vestirse sola y en silencio, no hicieron como Álex, que disfrutaba de desvestirla y vestirla por igual.
- Nos quedamos en pelotas, literalmente. – Dijo T. J. observando su billetera vacía. - ¿Nos prestas para un taxi?
Little Joe buscó en el suelo en busca de algún billete que se hubiera caíd, sin embargo, Serena los había juntado todos.
- Aaay, lo siento mucho, me costó mucho trabajo ganarme estos pokécuartos y como no me la hicieron nada fácil tendrán que caminar. – Dijo resuelta, algo más peinada y arreglada. Había acertado al llevar una loción y un peine en su bolso. – Será hasta la próxima, fue un inmenso placer trabajar con ustedes, gracias por ser tan caritativos y atentos.
Serena se despidió dejándoles un beso en cada mejilla y muy sorprendidos con su actitud altanera y tacaña.
- Bueno, no queda otra que caminar. – Resopló T. J. viendo a la kalense abordar un taxi sola.
- Sin dudas es un angelito con un lado oscuro, le va a ir muy bien en la industria. Tiene todo lo que se necesita, belleza, actitud y personalidad, me agrada… me agrada.
Continuará…
¡Gracias por leer! Sé que tarde demasiado, es que llegado a un punto pude haberlo subido antes, pero prefiero que la espera valga la pena y darles mayor contenido. El momento tan ansiado va a llegar en el siguiente capítulo, así es, el debut anal de Serena y por supuesto que voy a incluir varias sorpresas.
Si les gustó sean buenos y muéstrenme su apoyo puntuando y comentando, no sean Ratatas y no manden solamente a favoritos, please, escribir relatos no es algo de una hora y lo tienen gratis. Si no les gustó, por supuesto que entiendo que no den puntos o comentarios.
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