Una noche de enero estaba boludeando en el chat y pegué onda con una pareja de Tucumán que vino a la costa buscando acción. Hubo química entre nosotros, nos pasamos los telefónos y quedamos encontrarnos en la plaza central de Mar de Cobos.(queda como 30 kms de mdp). Era medianoche, un miércoles y con una mezcla de curiosidad, calentura, coraje y miedo por las dudas que pase algo (no andaba nadie, ni los grillos) encaré a la cita.
Tras esperar 10 minutos en el auto los vi llegar al banco de la plaza. Eran cuarentones, el canoso y de mediana estatura; ella una rubia de metro sesenta, culona y de piel blanca. Estaban de entrecasa, joggin y remera el y ella solamente en bata rosa y pantuflas. Nos sentamos en un banco y nos pusimos a charlar. Se presentaron como Ana y Alberto y me contaron que llegaron ese día a Mardel y que hablaron con muchos pero no pudieron concretar porque los machos arrugaban o histeriqueban, pero aprovecharon para ir a la Escondida a tomar sol desnudos y conocer esa playa.
Entre charla y charla Alberto sacó el celular y me mostraba fotos de Ana desnuda en la playa, con las piernas abiertas que se la veía toda depilada. A ella le dio un poco de cosa pero noté que estaban estudiando como yo reaccionaba y yo como un caballero solo elogie lo bonita que salía en las fotos y que lo envidiaba a él por tener una hermosa mujer, mientras hacia esfuerzos de no mirarle el escote que le asomaba de la bata. Les cai en confianza, me invitaron a la cabaña donde estaban parando a tomar unos mates, entramos a la cocina y mientras ella se iba al cuarto a acomodarse, Alberto me dice:
-Que te parece mi mujer?
-Es copada. Es buena onda y está linda-
-Le gustas pendejo.
-¿Estas seguro?
-Si. A ella le gustan los chicos de tu edad y desde que te vio te cogió con la mirada.
No termina de decir eso que Ana sale con la bata desprendida, mostrándonos un par de tetas paraditas, tan lindas y con unos pezones color piel bien duros que eran la envidia de una mina mucho más joven.
-¿Qué hacían mis bebotes?
-Charlabamos de las ganas que tenes de darle la teta a este bebito
-Mmmmmm y que esperan? Mamita tiene las tetitas calentitas para los dos.
Nos prendimos como locos a los pechos de Ana. Entre ambos le comíamos los pezones, se los pellizcamos, mordíamos y jugábamos con ellos mientras ella nos manoteaba la verga que estaban fuera de los pantalones.
Cuando las tuvo bien dura, Anita se arrodillo y se las llevó a la boca. No les puedo describirlo lindo que fue sentir los labios de ella ensalivados y calientes apretándomela cabeza de la poronga y ver como bajaba la cabeza hasta la base, sacando la lengua para juguetear con las bolas, era una maestra del pete y Alberto gozaba verla haciendo su arte. Estuvimos así 15 minutos a pleno oral, porque mientras ella lo chupeteaba al marido yo aproveché y bajé a besarle la conchita que la tenia toda jugosa y empapada. Me chupé todo su flujo, jugué con ellos desparramándolos con la punta de la lengua y lamia los bordes de los labios vaginales mientras escuchaba como gemía fuerte con la chota de Albert en la boca.
-Hijo deputa, me estas volviendo loca.
-Queres que siga?
-Si si, no pares que me estas haciendo acabar guachito.
-Acabame en la boca mamu.
-Ayy siiii sii dale, chúpame fuerte que no aguanto más.
Le metí la lengua hasta el útero. Estimulando el clítoris con el dedo gordo y dándole con la lengua como si la estuviera besando, me acabó en la cara gritando como una loca. Temblaba como una hoja pobre mina, se acabó todo y Alberto aprovechó para darla vuelta y enterrársela hasta el pingo. Eraun espectáculo hermoso verlos. Escuchar ese ese plaf plaf del bombeo mientras el marido la tenía del pelo era sublime, una porno en vivo y en directo.
-Veni papito que te la chupo. Estuviste divino pendejo, quiero tu leche en la boca.
-Mi leche la vas a tener en la cola putita. Tu orto pide otra pija a gritos.
-Siii hijo de puta, culeame toda guacho.
Con el visto bueno del marido, me calce el forro, le puse lubricante (la tengo gruesa) y Alberto se acomodó debajo de ella mientras yo me ponía detrás. Era una belleza ese orto todo rojo y carnoso, imposible no acabarse solo.
-Dale. Entrale por el orto a esta yegua pero no te zarpes eh
-No me zarpo, pero abrilselo que entra mas fácil.
Con el marido abriéndole las nalgas a su hembrita, le metí de a poco la cabeza sin prisa pero sin pausa. Gritaba como una cerda porque lo tenia muy cerrado su anito, pero se consolaba teniendo la chota de su macho latiendo dentro de su conchita mientras yo le atornillaba el ogete.
Cuando tuvo las dos vergas adentro, Ana se empezó a mover de a poco con cierto dolor. A los 3 minutos agarramos ritmo y lo que era dolor se convirtió en una maquinaria perfecta y aceitada diseñada para coger. Le dimos con todo, el loco la agarraba de las ancas mientras yo me aferraba de los hombros de ella mientras ella gemía y acababa como una hija de puta.
Habremos estado así como una hora y en el ambiente se respiraba a sexo, nos estábamos viniendo a pleno y se lo hicimos saber.
-Flaquita te estoy por acabar.
-Y yo bebé.
-Ay la quiero toda papus, quiero la mema en la boca.
No nos hicimos rogar. Nos paramos a duo con ella arrodillada con la boca abierta, todos transpirados y pajeandonos buscando acabarle toda en la cara a Ana. Nos chupó 3 minutos intercalando chota e incluso llevándoselas las dos a la boca y no aguantamos mas. Yo le acabé chorros y chorros de huasca como pocas veces en mi vida, Alberto se vino después y la terminó de enchastrar toda hasta la pera. Parecía la mejor de las putas y la hija de mil se embadurnó con semen la mano y los pezones con nuestra leche y se las llevó a la boca. Nos quemó el bocho mal con esa imagen.
Nos tomamos un respiro. Ni nos dimos cuenta de la hora pero le calculé fácil que duró dos horas la velada. Ana no tenia fuerzas para levantarse y nosotros nos habíamos quedado sin piernas de tanto coger. Nos quedamos charlando un rato mas, combinamos para repetir el encuentro y luego los vi irse juntos a la ducha a bañarse. Los esperé, el loco quedó re agradecido porque era lo que buscaban y les había colmado las expectativas y más. Nos despedimos con la promesa de repetir y por suerte se dio la semana siguiente, pero se los contaré en otro relato.
Tras esperar 10 minutos en el auto los vi llegar al banco de la plaza. Eran cuarentones, el canoso y de mediana estatura; ella una rubia de metro sesenta, culona y de piel blanca. Estaban de entrecasa, joggin y remera el y ella solamente en bata rosa y pantuflas. Nos sentamos en un banco y nos pusimos a charlar. Se presentaron como Ana y Alberto y me contaron que llegaron ese día a Mardel y que hablaron con muchos pero no pudieron concretar porque los machos arrugaban o histeriqueban, pero aprovecharon para ir a la Escondida a tomar sol desnudos y conocer esa playa.
Entre charla y charla Alberto sacó el celular y me mostraba fotos de Ana desnuda en la playa, con las piernas abiertas que se la veía toda depilada. A ella le dio un poco de cosa pero noté que estaban estudiando como yo reaccionaba y yo como un caballero solo elogie lo bonita que salía en las fotos y que lo envidiaba a él por tener una hermosa mujer, mientras hacia esfuerzos de no mirarle el escote que le asomaba de la bata. Les cai en confianza, me invitaron a la cabaña donde estaban parando a tomar unos mates, entramos a la cocina y mientras ella se iba al cuarto a acomodarse, Alberto me dice:
-Que te parece mi mujer?
-Es copada. Es buena onda y está linda-
-Le gustas pendejo.
-¿Estas seguro?
-Si. A ella le gustan los chicos de tu edad y desde que te vio te cogió con la mirada.
No termina de decir eso que Ana sale con la bata desprendida, mostrándonos un par de tetas paraditas, tan lindas y con unos pezones color piel bien duros que eran la envidia de una mina mucho más joven.
-¿Qué hacían mis bebotes?
-Charlabamos de las ganas que tenes de darle la teta a este bebito
-Mmmmmm y que esperan? Mamita tiene las tetitas calentitas para los dos.
Nos prendimos como locos a los pechos de Ana. Entre ambos le comíamos los pezones, se los pellizcamos, mordíamos y jugábamos con ellos mientras ella nos manoteaba la verga que estaban fuera de los pantalones.
Cuando las tuvo bien dura, Anita se arrodillo y se las llevó a la boca. No les puedo describirlo lindo que fue sentir los labios de ella ensalivados y calientes apretándomela cabeza de la poronga y ver como bajaba la cabeza hasta la base, sacando la lengua para juguetear con las bolas, era una maestra del pete y Alberto gozaba verla haciendo su arte. Estuvimos así 15 minutos a pleno oral, porque mientras ella lo chupeteaba al marido yo aproveché y bajé a besarle la conchita que la tenia toda jugosa y empapada. Me chupé todo su flujo, jugué con ellos desparramándolos con la punta de la lengua y lamia los bordes de los labios vaginales mientras escuchaba como gemía fuerte con la chota de Albert en la boca.
-Hijo deputa, me estas volviendo loca.
-Queres que siga?
-Si si, no pares que me estas haciendo acabar guachito.
-Acabame en la boca mamu.
-Ayy siiii sii dale, chúpame fuerte que no aguanto más.
Le metí la lengua hasta el útero. Estimulando el clítoris con el dedo gordo y dándole con la lengua como si la estuviera besando, me acabó en la cara gritando como una loca. Temblaba como una hoja pobre mina, se acabó todo y Alberto aprovechó para darla vuelta y enterrársela hasta el pingo. Eraun espectáculo hermoso verlos. Escuchar ese ese plaf plaf del bombeo mientras el marido la tenía del pelo era sublime, una porno en vivo y en directo.
-Veni papito que te la chupo. Estuviste divino pendejo, quiero tu leche en la boca.
-Mi leche la vas a tener en la cola putita. Tu orto pide otra pija a gritos.
-Siii hijo de puta, culeame toda guacho.
Con el visto bueno del marido, me calce el forro, le puse lubricante (la tengo gruesa) y Alberto se acomodó debajo de ella mientras yo me ponía detrás. Era una belleza ese orto todo rojo y carnoso, imposible no acabarse solo.
-Dale. Entrale por el orto a esta yegua pero no te zarpes eh
-No me zarpo, pero abrilselo que entra mas fácil.
Con el marido abriéndole las nalgas a su hembrita, le metí de a poco la cabeza sin prisa pero sin pausa. Gritaba como una cerda porque lo tenia muy cerrado su anito, pero se consolaba teniendo la chota de su macho latiendo dentro de su conchita mientras yo le atornillaba el ogete.
Cuando tuvo las dos vergas adentro, Ana se empezó a mover de a poco con cierto dolor. A los 3 minutos agarramos ritmo y lo que era dolor se convirtió en una maquinaria perfecta y aceitada diseñada para coger. Le dimos con todo, el loco la agarraba de las ancas mientras yo me aferraba de los hombros de ella mientras ella gemía y acababa como una hija de puta.
Habremos estado así como una hora y en el ambiente se respiraba a sexo, nos estábamos viniendo a pleno y se lo hicimos saber.
-Flaquita te estoy por acabar.
-Y yo bebé.
-Ay la quiero toda papus, quiero la mema en la boca.
No nos hicimos rogar. Nos paramos a duo con ella arrodillada con la boca abierta, todos transpirados y pajeandonos buscando acabarle toda en la cara a Ana. Nos chupó 3 minutos intercalando chota e incluso llevándoselas las dos a la boca y no aguantamos mas. Yo le acabé chorros y chorros de huasca como pocas veces en mi vida, Alberto se vino después y la terminó de enchastrar toda hasta la pera. Parecía la mejor de las putas y la hija de mil se embadurnó con semen la mano y los pezones con nuestra leche y se las llevó a la boca. Nos quemó el bocho mal con esa imagen.
Nos tomamos un respiro. Ni nos dimos cuenta de la hora pero le calculé fácil que duró dos horas la velada. Ana no tenia fuerzas para levantarse y nosotros nos habíamos quedado sin piernas de tanto coger. Nos quedamos charlando un rato mas, combinamos para repetir el encuentro y luego los vi irse juntos a la ducha a bañarse. Los esperé, el loco quedó re agradecido porque era lo que buscaban y les había colmado las expectativas y más. Nos despedimos con la promesa de repetir y por suerte se dio la semana siguiente, pero se los contaré en otro relato.
1 comentarios - Trio con una pareja de turistas en Mar De Cobos