Estando los dos sentados en nuestras toallas hemos visto venir al vendedor de pulseras que sin necesidad de decir nada se ha acercado a nosotros y en cuclillas se ha puesto a mi lado para vender sus artículos, durante la conversación nos ha dicho su nombre (Richard) y su edad (23 años), entre las bromas de mi marido y mis risas yo no dejaba de mirar el bulto que se adivinaba debajo de su pantalón corto y el siempre sonriéndome con sus gruesos labios no apartaba la mirada de mis redondas tetas terminadas en rosados pezones. Alargué el brazo para agarrar una pulsera de la bandeja que ya estaba en el suelo y aproveché para rozar mis tetas con su hombro
Me puse en la muñeca la pulsera blanca y marrón y levantando el brazo se lo mostré a Javier el cual sin pensarlo dos veces agarró mi mano y la depositó sobre el abultado pantalón de Richard.
Aún muy sorprendida por la acción de mi marido cerré la mano de una manera instintiva , era la pija de mis fantasías pues aunque no estaba en erección era enorme, carnosa, era esa verga con la que había bromeado con mis amigas.
Yo estaba desconcertada, volví la mirada a Javier y empecé a retirar mi mano cuando mi marido agarrando mi brazo por la muñeca volvió a poner mi mano sobre ese gran bulto haciendo un frotamiento lento y profundo desde la ingle hasta la rodilla de Richard.
Todo estaba pasando fácil, rápidamente y en ese momento dejé de preocuparme, mi hombre me estaba animando, decidí disfrutar el momento y no pensar.
Acariciando la oscura rodilla metí mi mano por la manga del pantalón corto hasta llegar al suave y terso glande que reaccionó con unos pequeños movimientos al contacto con mis dedos.
Me gustaba rodear con mi mano una pija cada vez más dura según la frotaba y acariciaba.
El ruido de unos hombres poniendo las hamacas y las sombrillas de la playa nos devolvieron a la realidad, entonces Javier sonriendo pícaramente y sin apartar su mirada de mi mano dentro del pantalón de Richard dijo “Vamos a la habitación y allí elegimos la pulsera
Me incorporé abrochandomeme la blusa y con un temblor de piernas seguí a mi marido por delante de Richard.
Los tres entramos en nuestra habitación, Richard parecía acostumbrado, yo excitada me dejaba llevar, Javier agarro la bandeja de las pulseras, la dejó en la mesa me hizo arrodillarme frente a Richard y con su mano izquierda acercó mi cara al bulto del africano.
Con mis manos bajé los pantalones de Richard y ante mi apareció una enorme pija negra durante unos segundos la observé cerca de mi cara y agarrándola con mi mano derecha la llevé a mi boca y poco a poco la fui introduciendo en mi boca, era grande, apenas podía mover la lengua como sé que le gusta a mi marido, empecé a chuparla con los labios, con la lengua introduciendo y sacando el gran capullo negro de Richard en mi boca.
La pija era tan grande que mis dos manos no eran suficientes para cubrirla.
Me sentí arrastrada a la cama y unas poderosas manos me quitaron con suavidad la blusa y la tanga del bikini, las mismas manos abrieron y levantaron mis piernas y entonces unos gruesos labios se apoyaron en mi clítoris y suavemente empezaron a lamerlo y a succionarlo acompasadamente primero despacio, después con fuerza y ahí llegó mi primer orgasmo-
Oí la voz de mi marido diciéndome “No grites tanto cariño” y justo en ese momento la enorme pija de Richard inició la penetración, fué muy placentero y esta vez notaba dentro de mí un pene grande, grueso, diferente a cualquier experiencia anterior.
La enorme tranca negra entraba y salía con maravillosa cadencia mientras mi marido acariciaba mis tetas puso su pene dentro de mi boca.
Tener dos pijas dentro de mi cuerpo era lo mejor que nunca había sentido.
Richard empezó a bombear mas rápido y mientras acababa noté como una fuente de semen caliente me inundaba por dentro haciéndome llegar al extasis, justo en ese instante mi marido empezó a eyacular dentro de mi boca, yo seguía moviendo mi pelvis con la pija de Richard dentro y chupaba y tragaba toda la leche del pene de mi marido en mi boca.
Los dos habían terminado
Transcurridos unos minutos ambos se salieron de mí.
Lástima, me hubiera gustado dormir con ambas pijas dentro.
Javier, se levantó de la cama le pagó la pulsera, le dio una propina despidió a Richard en la puerta y se tumbó junto a mí.
Ambos desnudos, los dos con las piernas abiertas, su mano en mi concha mi mano en su pija
Me puse en la muñeca la pulsera blanca y marrón y levantando el brazo se lo mostré a Javier el cual sin pensarlo dos veces agarró mi mano y la depositó sobre el abultado pantalón de Richard.
Aún muy sorprendida por la acción de mi marido cerré la mano de una manera instintiva , era la pija de mis fantasías pues aunque no estaba en erección era enorme, carnosa, era esa verga con la que había bromeado con mis amigas.
Yo estaba desconcertada, volví la mirada a Javier y empecé a retirar mi mano cuando mi marido agarrando mi brazo por la muñeca volvió a poner mi mano sobre ese gran bulto haciendo un frotamiento lento y profundo desde la ingle hasta la rodilla de Richard.
Todo estaba pasando fácil, rápidamente y en ese momento dejé de preocuparme, mi hombre me estaba animando, decidí disfrutar el momento y no pensar.
Acariciando la oscura rodilla metí mi mano por la manga del pantalón corto hasta llegar al suave y terso glande que reaccionó con unos pequeños movimientos al contacto con mis dedos.
Me gustaba rodear con mi mano una pija cada vez más dura según la frotaba y acariciaba.
El ruido de unos hombres poniendo las hamacas y las sombrillas de la playa nos devolvieron a la realidad, entonces Javier sonriendo pícaramente y sin apartar su mirada de mi mano dentro del pantalón de Richard dijo “Vamos a la habitación y allí elegimos la pulsera
Me incorporé abrochandomeme la blusa y con un temblor de piernas seguí a mi marido por delante de Richard.
Los tres entramos en nuestra habitación, Richard parecía acostumbrado, yo excitada me dejaba llevar, Javier agarro la bandeja de las pulseras, la dejó en la mesa me hizo arrodillarme frente a Richard y con su mano izquierda acercó mi cara al bulto del africano.
Con mis manos bajé los pantalones de Richard y ante mi apareció una enorme pija negra durante unos segundos la observé cerca de mi cara y agarrándola con mi mano derecha la llevé a mi boca y poco a poco la fui introduciendo en mi boca, era grande, apenas podía mover la lengua como sé que le gusta a mi marido, empecé a chuparla con los labios, con la lengua introduciendo y sacando el gran capullo negro de Richard en mi boca.
La pija era tan grande que mis dos manos no eran suficientes para cubrirla.
Me sentí arrastrada a la cama y unas poderosas manos me quitaron con suavidad la blusa y la tanga del bikini, las mismas manos abrieron y levantaron mis piernas y entonces unos gruesos labios se apoyaron en mi clítoris y suavemente empezaron a lamerlo y a succionarlo acompasadamente primero despacio, después con fuerza y ahí llegó mi primer orgasmo-
Oí la voz de mi marido diciéndome “No grites tanto cariño” y justo en ese momento la enorme pija de Richard inició la penetración, fué muy placentero y esta vez notaba dentro de mí un pene grande, grueso, diferente a cualquier experiencia anterior.
La enorme tranca negra entraba y salía con maravillosa cadencia mientras mi marido acariciaba mis tetas puso su pene dentro de mi boca.
Tener dos pijas dentro de mi cuerpo era lo mejor que nunca había sentido.
Richard empezó a bombear mas rápido y mientras acababa noté como una fuente de semen caliente me inundaba por dentro haciéndome llegar al extasis, justo en ese instante mi marido empezó a eyacular dentro de mi boca, yo seguía moviendo mi pelvis con la pija de Richard dentro y chupaba y tragaba toda la leche del pene de mi marido en mi boca.
Los dos habían terminado
Transcurridos unos minutos ambos se salieron de mí.
Lástima, me hubiera gustado dormir con ambas pijas dentro.
Javier, se levantó de la cama le pagó la pulsera, le dio una propina despidió a Richard en la puerta y se tumbó junto a mí.
Ambos desnudos, los dos con las piernas abiertas, su mano en mi concha mi mano en su pija
11 comentarios - trio con mi marido y un negro
pero me encantaria cogerte
van 10