Hola, mi nombre es Dani y me gustaría contar una experiencia con mi mejor amigo que me ha pasado recientemente. Lo hago porque me gustaría saber sus opiniones y porque quiero aclarar mi mente reviviendo lo que ha pasado. Lo que voy a platicarles me pasó hace aproximadamente un mes.
Actualmente tengo 21 años y vivo en la capital de mi país, yo soy de una ciudad cercana pero no tengo familia aquí, por lo que vivo sola en un departamento alquilado. En una situación similar vive uno de mis mejores amigos, que estudia también conmigo en la capital y que viene de la misma ciudad que yo. Somos muy cercanos desde la preparatoria y aunque considero que es un hombre guapo nunca me había sentido atraída por él. Sin embargo, desde que llegamos a vivir a la capital nos vemos con mucha menor frecuencia y casi siempre lo hacemos en alguna fiesta de un amigo en común o porque nos reunimos a beber algo en su departamento o en el mío. Por alguna razón (y esa razón debe ser el alcohol más que cualquier otra) durante estos encuentros había notado una manera distinta de vernos y de platicar entre nosotros.
Con el paso de los días, me había quedado bastante claro que yo sentía ahora algo más por él, aunque de su parte no podría decir que hubiera un sentimiento que durará más allá que su embriaguez en las fiestas. Esa diferencia debió ser lo que hizo que yo terminara admitiendo que estaba enamorada de él, aunque nunca me atreviera a decirlo.
Pasaron dos años sin que nada parecido ocurriera. Un día quedamos de vernos en su departamento después de mucho tiempo de no hacerlo. Llegué por la mañana porque lo planeado era desayunar juntos. Para aquél entonces yo tenía pareja y él no. Al llegar a su departamento mi amigo tenía preparados nuestro desayuno. A diferencia de mi caso, él vivía con otro compañero, pero a esa hora la casa estaba sola. Después de desayunar yo me sentía algo cansada todavía pues habíamos quedado de vernos muy temprano, así que le dije:
-¿podemos acostarnos un rato? nunca me despierto tan temprano
El se rio de mí, pero me dijo que sí, que no había problema. Entramos entonces a su cuarto y le pedí que pusiera música. Así lo hizo y luego vino a acostarse conmigo a la cama. No era la primera vez que estábamos juntos a solas en una cama, pero nunca había sucedido nada en una situación así. Él solo me veía como amiga.
Un breve paréntesis. Soy una mujer de estatura mediana, de senos y trasero de buen tamaño y buen ver. Tengo la piel muy blanca y suave. Mi complexión es normal, sinceramente tengo un cuerpo que no pasa desapercibido. Usaba entonces el cabello lacio y castaño hasta los hombros. Aquél día llevaba puesta una blusa blanca de tirantes y con los brazos descubiertos, pantalón de mezclilla y calzones normales de color beige.
Una vez acostados yo me sentía muy nerviosa, sentía muchas ganas de besarlo. A decir verdad, tenía muchas ganas de que me tocara... Instintivamente comencé a hablarle de mi novio. Le dije que ya llevaba varios meses sin verlo porque estaba de intercambio, que estar sola mucho tiempo era difícil no nada más por el cariño (llevaba poco tiempo con él y la verdad es que no lo amaba) sino también por el sexo. No pareció llamarle la atención o incomodarle que hablara de sexo.
En general es de mente muy abierta. Le dije que extrañaba tocar a un hombre y que a veces deseaba a otras personas pero que era difícil hablar de eso con otros muchachos. Él solo escuchaba sin decir nada, para entonces los dos estábamos abrazados, él boca arriba y yo recostada en su pecho. Yo terminé de hablar y estaba muy nerviosa y excitada, de pronto noté que su corazón latía muy rápido, también debía estar nervioso. Entonces me animé y comencé a besarle el cuello, muy discretamente, y él seguía sin inmutarse. Entonces comencé a hacerlo más evidente y con más pasión, entonces se movió y comenzó a acariciarme la cabeza. Yo me detuve y él se giró para besarme. Comenzamos a besarlos y lentamente fuimos poniéndonos el uno frente al otro, entonces comenzó a acariciarme la cintura, luego las piernas. Para entonces estaba muy excitada y presentía que esta vez íbamos a llegar más lejos.
De pronto él ya estaba arriba de mí y comenzó a besar mi cuello. Sus manos habían levantado un poco mi blusa y entonces bajó a besar mi estómago. Subió luego a acariciarme los senos por encima de la camisa, luego por debajo hasta levantarme el brasier para tocarlas directamente. Yo estaba tan excitada que no podía moverme. Subió a mi cara para besarme de nuevo y mientras tanto una mano la dirigió a mi entrepierna, comenzó a acariciarme mi vagina por encima del pantalón. Luego comenzó a desabrocharlo y bajó su cabeza para besar mis senos.
Nada más de ver su boca acercarse a mis pezones sentí ganas de lanzar un grito pero me contuve. Comenzó a lamerme lentamente y su humedad me estremeció. Subió una de sus manos para tocar mi seno mientras lo besaba y luego comenzó a bajarla sin dejar de acariciar mi piel, en un movimiento recto y firme que me hizo concentrarme por completo en su mano. Bajó lentamente hasta llegar al borde de mi calzón, vaciló un segundo pero no pasó por debajo, sino por arriba hasta llegar a mi vagina que ya estaba muy mojada. Comenzó entonces a acariciarme mi rajita de arriba a abajo hasta que se detuvo en mi clítoris y comenzó a presionar haciendo círculos delicados. Yo estaba que explotaba.
Después de un rato repitió con su cabeza el recorrido que había hecho antes con su mano, cuando llegó de nuevo a mis calzones lo detuve para quitarle la camiseta, entonces él me quitó también mi blusa y mi brasier. Luego lo ayudé a quitarme el pantalón y mis calzones. Yo ya estaba completamente desnuda y volví a recostarme. Él bajó entonces hasta mis piernas y comenzó a besarlas con mucha calma lo cual hizo que el tiempo me pareciera eterno. Entonces comenzó a acercarse a mi entrepierna sin dejar de besarme hasta que finalmente sentí la humedad de su boca en mi vagina. Comenzó a hacerme sexo oral, yo le acariciaba la cabeza, casi jalándole el pelo para contrarrestar mis deseos de gemir, estuvo allí durante un rato, lamiendo mi clítoris y luego introduciendo su lengua en mi hoyo de manera deliciosa. Finalmente se paró sobre sus rodillas y abrió mis piernas como para introducir su pene... Yo lo detuve y le dije:
-¿Tienes condones?
Fin de la parte 1
Me he alargado mucho, pero si les gusta continúo con la parte dos. Comenten 🙂
Actualmente tengo 21 años y vivo en la capital de mi país, yo soy de una ciudad cercana pero no tengo familia aquí, por lo que vivo sola en un departamento alquilado. En una situación similar vive uno de mis mejores amigos, que estudia también conmigo en la capital y que viene de la misma ciudad que yo. Somos muy cercanos desde la preparatoria y aunque considero que es un hombre guapo nunca me había sentido atraída por él. Sin embargo, desde que llegamos a vivir a la capital nos vemos con mucha menor frecuencia y casi siempre lo hacemos en alguna fiesta de un amigo en común o porque nos reunimos a beber algo en su departamento o en el mío. Por alguna razón (y esa razón debe ser el alcohol más que cualquier otra) durante estos encuentros había notado una manera distinta de vernos y de platicar entre nosotros.
Con el paso de los días, me había quedado bastante claro que yo sentía ahora algo más por él, aunque de su parte no podría decir que hubiera un sentimiento que durará más allá que su embriaguez en las fiestas. Esa diferencia debió ser lo que hizo que yo terminara admitiendo que estaba enamorada de él, aunque nunca me atreviera a decirlo.
Pasaron dos años sin que nada parecido ocurriera. Un día quedamos de vernos en su departamento después de mucho tiempo de no hacerlo. Llegué por la mañana porque lo planeado era desayunar juntos. Para aquél entonces yo tenía pareja y él no. Al llegar a su departamento mi amigo tenía preparados nuestro desayuno. A diferencia de mi caso, él vivía con otro compañero, pero a esa hora la casa estaba sola. Después de desayunar yo me sentía algo cansada todavía pues habíamos quedado de vernos muy temprano, así que le dije:
-¿podemos acostarnos un rato? nunca me despierto tan temprano
El se rio de mí, pero me dijo que sí, que no había problema. Entramos entonces a su cuarto y le pedí que pusiera música. Así lo hizo y luego vino a acostarse conmigo a la cama. No era la primera vez que estábamos juntos a solas en una cama, pero nunca había sucedido nada en una situación así. Él solo me veía como amiga.
Un breve paréntesis. Soy una mujer de estatura mediana, de senos y trasero de buen tamaño y buen ver. Tengo la piel muy blanca y suave. Mi complexión es normal, sinceramente tengo un cuerpo que no pasa desapercibido. Usaba entonces el cabello lacio y castaño hasta los hombros. Aquél día llevaba puesta una blusa blanca de tirantes y con los brazos descubiertos, pantalón de mezclilla y calzones normales de color beige.
Una vez acostados yo me sentía muy nerviosa, sentía muchas ganas de besarlo. A decir verdad, tenía muchas ganas de que me tocara... Instintivamente comencé a hablarle de mi novio. Le dije que ya llevaba varios meses sin verlo porque estaba de intercambio, que estar sola mucho tiempo era difícil no nada más por el cariño (llevaba poco tiempo con él y la verdad es que no lo amaba) sino también por el sexo. No pareció llamarle la atención o incomodarle que hablara de sexo.
En general es de mente muy abierta. Le dije que extrañaba tocar a un hombre y que a veces deseaba a otras personas pero que era difícil hablar de eso con otros muchachos. Él solo escuchaba sin decir nada, para entonces los dos estábamos abrazados, él boca arriba y yo recostada en su pecho. Yo terminé de hablar y estaba muy nerviosa y excitada, de pronto noté que su corazón latía muy rápido, también debía estar nervioso. Entonces me animé y comencé a besarle el cuello, muy discretamente, y él seguía sin inmutarse. Entonces comencé a hacerlo más evidente y con más pasión, entonces se movió y comenzó a acariciarme la cabeza. Yo me detuve y él se giró para besarme. Comenzamos a besarlos y lentamente fuimos poniéndonos el uno frente al otro, entonces comenzó a acariciarme la cintura, luego las piernas. Para entonces estaba muy excitada y presentía que esta vez íbamos a llegar más lejos.
De pronto él ya estaba arriba de mí y comenzó a besar mi cuello. Sus manos habían levantado un poco mi blusa y entonces bajó a besar mi estómago. Subió luego a acariciarme los senos por encima de la camisa, luego por debajo hasta levantarme el brasier para tocarlas directamente. Yo estaba tan excitada que no podía moverme. Subió a mi cara para besarme de nuevo y mientras tanto una mano la dirigió a mi entrepierna, comenzó a acariciarme mi vagina por encima del pantalón. Luego comenzó a desabrocharlo y bajó su cabeza para besar mis senos.
Nada más de ver su boca acercarse a mis pezones sentí ganas de lanzar un grito pero me contuve. Comenzó a lamerme lentamente y su humedad me estremeció. Subió una de sus manos para tocar mi seno mientras lo besaba y luego comenzó a bajarla sin dejar de acariciar mi piel, en un movimiento recto y firme que me hizo concentrarme por completo en su mano. Bajó lentamente hasta llegar al borde de mi calzón, vaciló un segundo pero no pasó por debajo, sino por arriba hasta llegar a mi vagina que ya estaba muy mojada. Comenzó entonces a acariciarme mi rajita de arriba a abajo hasta que se detuvo en mi clítoris y comenzó a presionar haciendo círculos delicados. Yo estaba que explotaba.
Después de un rato repitió con su cabeza el recorrido que había hecho antes con su mano, cuando llegó de nuevo a mis calzones lo detuve para quitarle la camiseta, entonces él me quitó también mi blusa y mi brasier. Luego lo ayudé a quitarme el pantalón y mis calzones. Yo ya estaba completamente desnuda y volví a recostarme. Él bajó entonces hasta mis piernas y comenzó a besarlas con mucha calma lo cual hizo que el tiempo me pareciera eterno. Entonces comenzó a acercarse a mi entrepierna sin dejar de besarme hasta que finalmente sentí la humedad de su boca en mi vagina. Comenzó a hacerme sexo oral, yo le acariciaba la cabeza, casi jalándole el pelo para contrarrestar mis deseos de gemir, estuvo allí durante un rato, lamiendo mi clítoris y luego introduciendo su lengua en mi hoyo de manera deliciosa. Finalmente se paró sobre sus rodillas y abrió mis piernas como para introducir su pene... Yo lo detuve y le dije:
-¿Tienes condones?
Fin de la parte 1
Me he alargado mucho, pero si les gusta continúo con la parte dos. Comenten 🙂
4 comentarios - Siendo infiel con mi mejor amigo