Parte 3
Después de que me pajeara y acabara sobre mi hermana, pasamos una semana bastante normal, intentando no mencionar el domingo lujurioso. No permanecÃamos mucho tiempo en silencio ni mucho rato juntos sin hacer algo o parecer ocupados. Pero llegó el fin de semana y Elena no tenÃa planes para la noche del sábado. Cuando salió de la ducha la vi con una cara entre malestar y aburrimiento.
- No salÃs hoy Leni?
- No, prefiero quedarme y descansar, tuve una semana agotadora.
- Claro, ahora me entendés por qué no suelo salir los findes.
- SÃ. Estoy rota... Me duele todo el cuello y la espalda!
- Por la postura al estudiar. Tensamos mucho los tendones del trapecio, forzando a la zona dorsal a compensar.
- Que nerd que sos! Jaja
- Burlate, yo te iba a ofrecer un masaje!
- No, por favor Gabito, no te enojes y haceme masajitos!
Me abrazó y me hizo ojitos tiernos.
- Ok. Sentate en una silla.
Ella solo tenÃa un toallón alrededor de su cuerpo y una toalla en el pelo. Al sacársela, el perfume embriagador de su shampoo me llegaba.
Empecé con unos masajes suaves en los hombros y parte del cuello, su piel aun estaba caliente por la ducha. La tocaba con dedicación y cariño. QuerÃa hacer que se sintiera mejor.
- Uhhh... Que buenas manos tenés!
- Son para tocarte mejooorrr! Jaja
- Jaja bobo! Seguà que vas bien.
- Lo sé. Afloja?
- SÃ, pero lo que más me duele es la espalda.
- Bueno... Para eso te tenés que acostar boca abajo.
-Lo que digas. Estoy en tus manos!
"Ya empezamos" pensé. Me calentaba con frases que eran normales a los oÃdos de otros, pero que para mi cabeza pervertida eran invitaciones sexuales.
La hice acostarse boca abajo con la cabeza fuera de la cama.Â
- Esperá que me corro la toalla.
Dejó la piel de su espalda libre hasta el nacimiento de las nalgas.
-Ok... A ver como tenés la espalda.
La masajeaba en seco y ella se quejaba.
- En el baño tengo una crema que puede servir para masajes.
Fui a buscarla. Era una de esas cremas para cuerpo, aceitosa y con un aroma frutal agradable. Le puse bastante y retomé.
- Aah siii... Mucho mejor! Sacame la contractura por favor!
- Es que no llego a toda la espalda en esta posición. TendrÃa que estar en la cama.
- Y dale. Que esperás?
- Que la crema me mancharÃa la ropa.
- Sacate la ropa nene! No es tan difÃcil!
Ella estaba siendo lógica y yo me sentÃa incitado cada vez más. Me saqué todo menos la ropa interior. Me subà encima de ella y masajeé bajo sus omóplatos. Ella disfrutaba.
- Mmmm... No pares nunca... Pero seguà más abajo...
- Acá?
- SÃ, pero más abajo también!
- El ciático?Â
Puse mis pulgares cerca del final de la columna y el resto de la mano se apoyaba en su culo.
- Aah... AhÃ, despacito! Correme la toalla si molesta, que el culo ya me lo has visto.
Bajé la toalla dejando su culito hermoso al descubierto. Fue demasiado. Se me paró casi instantáneamente y esta vez tenÃa un slip. No podÃa controlarme. Me puse más crema y ataqué sus dolores.
- Aaahh... Sos un genio! Pero no te olvides que todavÃa me duele acá arriba.
- Ahà voy...
Tratando de no parecer nervioso me estiré sin moverme de mi lugar. Mi erección rozó su culo.
- Mmm esooo... AsÃ!
Mis movimientos eran de abajo hacia arriba a lo largo de su espalda, lo que generaba que la rozara cada vez.
- Tu amigo también sabe dar masajes?
- Ah! Perdón!
Me dio vergüenza, pero me quedé quieto a medio camino. Volvà a la zona lumbar.
- Jaja. No me pidas perdón! No me molestó!
- Ok... Donde sigo?
- Volvé al ciático... Y por ahÃ...
Me fui con las manos bajando, dibujando cÃrculos en su piel. La yema de mis dedos tocaba tÃmidamente sus cachetes.
- AsÃ?
- Mmm...Â
Sus sonidos me invitaron a seguir. Bajé más y froté la parte de arriba de sus nalgas. Estaba al palo. Quise ir por más.
- Duele acá?Â
Apoyé mis manos plenamente en sus nalgas.
- SÃ! Como sabés! SeguÃ! Me estás dejando como nueva!
- Que cola divina que tenés!
- Gracias! Jaja
Masajeé su cola moviendo las manos en cÃrculos, separando sus nalgas cada vez.
- Eso ya es un masaje pervertido! Lo estás disfrutando más vos que yo!
- Ah sÃ? Eso es pervertido?
Mi parte incestuosa estaba aflorando. Abrà su culo y apoyé mi bulto en el medio, subiendo y bajando.
- Y esto que serÃa?
- Mmm... Ya no sé... SeguÃ...
Saqué mi pija del slip y la pasé por su raya.
- Aaahh... Nooo! Eso es muy pervertido!Â
Le saqué la toalla y mientras sostenÃa su culo en mis manos apoyé la cabeza en la abertura de sus piernas y la movà un par de veces como si la quisiera penetrar.Â
- Aaay... No podés ser tan... maldito! La quiero... Quiero sentirla!
Su concha ya estaba mojada y mi pija tenÃa unas gotas brillantes en la punta. Nuestros cuerpos lo querÃan, yo lo querÃa y Elena lo querÃa.Â
Levantaba sus caderas acercándola más a mÃ. TenÃa los ojos cerrados y la boca abierta, parecÃa como si delirara de fiebre. Deseaba cogerla como si ese deseo hubiera estado encerrado en mà mucho tiempo y a la vez dudaba. Ella pareció leer mi mente.
- SÃ... Mmm... SeguÃ!
Abrà sus labios vaginales con una mano y miré antes de dirigir la punta a su entrada con la otra mano. Pasé mi pija como si fuera un pincel, Leni se estremeció. Me puse mucha saliva y la metà despacio, menos de la mitad.
- Aaay... Estás entrandooo! Es muy gruesaaa!
- Mmm Leni! Tu concha es espectacular!
- La... metiste entera?
Que linda se veÃa pidiendo más. Solo querÃa complacerla.
-No.Â
La metà hasta el fondo de un empujón suave.
- Aaaahhh... Me estás...
- Te estoy cogiendo, hermanita! Y me encanta!
Me movà unas cuantas veces más, saliendo un poco y entrando hasta el fondo. El incesto lo convertÃa en el placer más grande de mi vida!
- Mmm... No. Pará! Sacala por favor!
Me empujó y se sentó en la cama.
- No... Tenemos que parar acá. Esto es una locura, somos hermanos. Si seguimos asà nos vamos a volver locos.
- Uf... Como llegamos a esto? No podÃa parar!
- Yo tampoco, se sentÃa como si estuviera bien! Me estabas volviendo loca. Pero no quiero que hagamos una cagada!
- SÃ... Tenés razón. Pero... No podemos dejarlo a la mitad. No te parece?
Me miraba la pija con una mezcla de deseo y temor.
- Y qué querés hacer?
- Acostate. No te la voy a meter. Cerrá los ojos.
Me miró a los ojos y obediente aunque dudando se acostó y cerró los ojos. Me arrodillé y sin demoras lamà su concha con un hambre animal. Me impresionó lo familiar y dulce de su olor y sabor. Nunca me cansarÃa de comerla.
- Aaahh... Siii... No pares!
LamÃ, chupé y succioné clÃtoris, labios y agujeros hasta que sus gemidos se hicieron intensos. Le metà dos dedos y aumenté la intensidad de mi lengua.
- Aah... Aaah... Mmm... Aaahahhh!!
Se retorcÃa y acaba en mi boca dejando mi cara llena de sus jugos. Delicioso.
Me paré para verla, era hermosa! Su pelo revuelto, su respiración agitada, sus tetas pequeñas con pezones rosa duros, su piel, su cadera, sus piernas... Todo en ella me volvÃa un animal inmoral.
Se incorporó, agarró mi pija dura y sin decir nada metió en la boca. Puso sus manos en mi abdomen y me chupó por todas partes, con lengüetazos largos y lentos, como una gata. Luego de jugar conmigo, se sentó y se puso a chupármela con muchas ganas. Ver su boca soltando saliva en mi glande fue una imagen inolvidable. Me miró a los ojos y sonrió antes de meterse la pija hasta el fondo de su boca.
- Voy a acabar en cualquier momento si me la chupás asÃ!
Me soltó y con ojos de pÃcara, me dijo:
- Tirámela encima, que me encanta!
Se tiró en la cama abriendo las piernas para hacerme lugar. Me puse encima, apuntando a sus tetas. Acabé unos chorros largos que se chorrearon por su panza, se colaron entre sus piernas y llegaron a su concha.
- Aaaayy siiiÃ! Como me gusta! Toda calentita!
Se pasó las manos por las tetas como si estuviera pasándose crema, luego hizo cÃrculos con mi semen por la panza. Por último abrió las piernas y se frotó el clÃtoris y toda la concha con sus dedos llenos de mi leche. Satisfecha, se los llevó a la boca y los chupó.
- Mmm... Estuvo muy bueno! Y muy rico! Me voy a bañar!
Yo me quedé ahà parado con cara de estúpido y más excitado que nunca con esta pendeja loca.
Después de que me pajeara y acabara sobre mi hermana, pasamos una semana bastante normal, intentando no mencionar el domingo lujurioso. No permanecÃamos mucho tiempo en silencio ni mucho rato juntos sin hacer algo o parecer ocupados. Pero llegó el fin de semana y Elena no tenÃa planes para la noche del sábado. Cuando salió de la ducha la vi con una cara entre malestar y aburrimiento.
- No salÃs hoy Leni?
- No, prefiero quedarme y descansar, tuve una semana agotadora.
- Claro, ahora me entendés por qué no suelo salir los findes.
- SÃ. Estoy rota... Me duele todo el cuello y la espalda!
- Por la postura al estudiar. Tensamos mucho los tendones del trapecio, forzando a la zona dorsal a compensar.
- Que nerd que sos! Jaja
- Burlate, yo te iba a ofrecer un masaje!
- No, por favor Gabito, no te enojes y haceme masajitos!
Me abrazó y me hizo ojitos tiernos.
- Ok. Sentate en una silla.
Ella solo tenÃa un toallón alrededor de su cuerpo y una toalla en el pelo. Al sacársela, el perfume embriagador de su shampoo me llegaba.
Empecé con unos masajes suaves en los hombros y parte del cuello, su piel aun estaba caliente por la ducha. La tocaba con dedicación y cariño. QuerÃa hacer que se sintiera mejor.
- Uhhh... Que buenas manos tenés!
- Son para tocarte mejooorrr! Jaja
- Jaja bobo! Seguà que vas bien.
- Lo sé. Afloja?
- SÃ, pero lo que más me duele es la espalda.
- Bueno... Para eso te tenés que acostar boca abajo.
-Lo que digas. Estoy en tus manos!
"Ya empezamos" pensé. Me calentaba con frases que eran normales a los oÃdos de otros, pero que para mi cabeza pervertida eran invitaciones sexuales.
La hice acostarse boca abajo con la cabeza fuera de la cama.Â
- Esperá que me corro la toalla.
Dejó la piel de su espalda libre hasta el nacimiento de las nalgas.
-Ok... A ver como tenés la espalda.
La masajeaba en seco y ella se quejaba.
- En el baño tengo una crema que puede servir para masajes.
Fui a buscarla. Era una de esas cremas para cuerpo, aceitosa y con un aroma frutal agradable. Le puse bastante y retomé.
- Aah siii... Mucho mejor! Sacame la contractura por favor!
- Es que no llego a toda la espalda en esta posición. TendrÃa que estar en la cama.
- Y dale. Que esperás?
- Que la crema me mancharÃa la ropa.
- Sacate la ropa nene! No es tan difÃcil!
Ella estaba siendo lógica y yo me sentÃa incitado cada vez más. Me saqué todo menos la ropa interior. Me subà encima de ella y masajeé bajo sus omóplatos. Ella disfrutaba.
- Mmmm... No pares nunca... Pero seguà más abajo...
- Acá?
- SÃ, pero más abajo también!
- El ciático?Â
Puse mis pulgares cerca del final de la columna y el resto de la mano se apoyaba en su culo.
- Aah... AhÃ, despacito! Correme la toalla si molesta, que el culo ya me lo has visto.
Bajé la toalla dejando su culito hermoso al descubierto. Fue demasiado. Se me paró casi instantáneamente y esta vez tenÃa un slip. No podÃa controlarme. Me puse más crema y ataqué sus dolores.
- Aaahh... Sos un genio! Pero no te olvides que todavÃa me duele acá arriba.
- Ahà voy...
Tratando de no parecer nervioso me estiré sin moverme de mi lugar. Mi erección rozó su culo.
- Mmm esooo... AsÃ!
Mis movimientos eran de abajo hacia arriba a lo largo de su espalda, lo que generaba que la rozara cada vez.
- Tu amigo también sabe dar masajes?
- Ah! Perdón!
Me dio vergüenza, pero me quedé quieto a medio camino. Volvà a la zona lumbar.
- Jaja. No me pidas perdón! No me molestó!
- Ok... Donde sigo?
- Volvé al ciático... Y por ahÃ...
Me fui con las manos bajando, dibujando cÃrculos en su piel. La yema de mis dedos tocaba tÃmidamente sus cachetes.
- AsÃ?
- Mmm...Â
Sus sonidos me invitaron a seguir. Bajé más y froté la parte de arriba de sus nalgas. Estaba al palo. Quise ir por más.
- Duele acá?Â
Apoyé mis manos plenamente en sus nalgas.
- SÃ! Como sabés! SeguÃ! Me estás dejando como nueva!
- Que cola divina que tenés!
- Gracias! Jaja
Masajeé su cola moviendo las manos en cÃrculos, separando sus nalgas cada vez.
- Eso ya es un masaje pervertido! Lo estás disfrutando más vos que yo!
- Ah sÃ? Eso es pervertido?
Mi parte incestuosa estaba aflorando. Abrà su culo y apoyé mi bulto en el medio, subiendo y bajando.
- Y esto que serÃa?
- Mmm... Ya no sé... SeguÃ...
Saqué mi pija del slip y la pasé por su raya.
- Aaahh... Nooo! Eso es muy pervertido!Â
Le saqué la toalla y mientras sostenÃa su culo en mis manos apoyé la cabeza en la abertura de sus piernas y la movà un par de veces como si la quisiera penetrar.Â
- Aaay... No podés ser tan... maldito! La quiero... Quiero sentirla!
Su concha ya estaba mojada y mi pija tenÃa unas gotas brillantes en la punta. Nuestros cuerpos lo querÃan, yo lo querÃa y Elena lo querÃa.Â
Levantaba sus caderas acercándola más a mÃ. TenÃa los ojos cerrados y la boca abierta, parecÃa como si delirara de fiebre. Deseaba cogerla como si ese deseo hubiera estado encerrado en mà mucho tiempo y a la vez dudaba. Ella pareció leer mi mente.
- SÃ... Mmm... SeguÃ!
Abrà sus labios vaginales con una mano y miré antes de dirigir la punta a su entrada con la otra mano. Pasé mi pija como si fuera un pincel, Leni se estremeció. Me puse mucha saliva y la metà despacio, menos de la mitad.
- Aaay... Estás entrandooo! Es muy gruesaaa!
- Mmm Leni! Tu concha es espectacular!
- La... metiste entera?
Que linda se veÃa pidiendo más. Solo querÃa complacerla.
-No.Â
La metà hasta el fondo de un empujón suave.
- Aaaahhh... Me estás...
- Te estoy cogiendo, hermanita! Y me encanta!
Me movà unas cuantas veces más, saliendo un poco y entrando hasta el fondo. El incesto lo convertÃa en el placer más grande de mi vida!
- Mmm... No. Pará! Sacala por favor!
Me empujó y se sentó en la cama.
- No... Tenemos que parar acá. Esto es una locura, somos hermanos. Si seguimos asà nos vamos a volver locos.
- Uf... Como llegamos a esto? No podÃa parar!
- Yo tampoco, se sentÃa como si estuviera bien! Me estabas volviendo loca. Pero no quiero que hagamos una cagada!
- SÃ... Tenés razón. Pero... No podemos dejarlo a la mitad. No te parece?
Me miraba la pija con una mezcla de deseo y temor.
- Y qué querés hacer?
- Acostate. No te la voy a meter. Cerrá los ojos.
Me miró a los ojos y obediente aunque dudando se acostó y cerró los ojos. Me arrodillé y sin demoras lamà su concha con un hambre animal. Me impresionó lo familiar y dulce de su olor y sabor. Nunca me cansarÃa de comerla.
- Aaahh... Siii... No pares!
LamÃ, chupé y succioné clÃtoris, labios y agujeros hasta que sus gemidos se hicieron intensos. Le metà dos dedos y aumenté la intensidad de mi lengua.
- Aah... Aaah... Mmm... Aaahahhh!!
Se retorcÃa y acaba en mi boca dejando mi cara llena de sus jugos. Delicioso.
Me paré para verla, era hermosa! Su pelo revuelto, su respiración agitada, sus tetas pequeñas con pezones rosa duros, su piel, su cadera, sus piernas... Todo en ella me volvÃa un animal inmoral.
Se incorporó, agarró mi pija dura y sin decir nada metió en la boca. Puso sus manos en mi abdomen y me chupó por todas partes, con lengüetazos largos y lentos, como una gata. Luego de jugar conmigo, se sentó y se puso a chupármela con muchas ganas. Ver su boca soltando saliva en mi glande fue una imagen inolvidable. Me miró a los ojos y sonrió antes de meterse la pija hasta el fondo de su boca.
- Voy a acabar en cualquier momento si me la chupás asÃ!
Me soltó y con ojos de pÃcara, me dijo:
- Tirámela encima, que me encanta!
Se tiró en la cama abriendo las piernas para hacerme lugar. Me puse encima, apuntando a sus tetas. Acabé unos chorros largos que se chorrearon por su panza, se colaron entre sus piernas y llegaron a su concha.
- Aaaayy siiiÃ! Como me gusta! Toda calentita!
Se pasó las manos por las tetas como si estuviera pasándose crema, luego hizo cÃrculos con mi semen por la panza. Por último abrió las piernas y se frotó el clÃtoris y toda la concha con sus dedos llenos de mi leche. Satisfecha, se los llevó a la boca y los chupó.
- Mmm... Estuvo muy bueno! Y muy rico! Me voy a bañar!
Yo me quedé ahà parado con cara de estúpido y más excitado que nunca con esta pendeja loca.
![Mi hermana y yo - CapÃtulo 3 Mi hermana y yo - CapÃtulo 3](https://img-12.poringa.net/poringa/img/8/3/B/D/F/F/ger1983/5B6.gif)
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