https://m.poringa.net/posts/relatos/4213966/Como-Cambio-Mi-Vida-Capitulo-19.html
Capítulo 20 Mas sorpresas y no todo puede ser fácil:
Tomé un bus pese a que tanto tía Dani como mamá se ofrecieron para ir a dejarme, no quise molestarlas dejándolas con un poco de pena y calentura, ya que el salir de casa fue una lluvia de besos y más de algún toqueteo, a los que se sumaron Ani y Flo. Una vez libre de mis musas, tomé mi equipaje y cuando iba a abrir la puerta estaba entrando Isa que me obligó a despedirme en toda regla, o sea una nueva despedida, en fin solo pude salir después de darle un tremendo morreo que de seguro la dejó tan caliente como yo lo estaba. El trayecto fue sin ninguna novedad, es más por ser sábado pasado el medio día, fue sumamente rápido, llegando a mi destino un poco antes de las tres de la tarde.
Aproveché que un vecino del edificio donde vive papá salía, por lo que entré sin anunciarme en la botonera del intercomunicador de entrada. Saludé al conserje y subí en el ascensor sin mayor dilación, presentándome ante la puerta; toqué el timbre, pasaron unos dos minutos hasta que la puerta finalmente se abrió
¿Mi amor volviste?
Claudio: Sí, corazón volví.
Paula: ¿Pero qué haces aquí?, tu padre no está y no eres mi amor.
Claudio: Pero lo podría ser, jejeje
Paula: Vete de aquí, no debes verme sin tu padre presente.
Claudio: ¿Por qué?, ¿te da morbo tenerme cerca con mi padre presente?
Paula: No, no es eso, no debes estar aquí conmigo, lo de la vez anterior fue una locura un desmadre que no puede ser.
Claudio: Paula, déjame entrar y conversemos.
Paula: No eres un chiquillo peligroso… no debes entrar.
Claudio: te prometo que no te haré nada, solo conversar.
Paula: Okey, está bien entra pero pórtate bien.
Claudia: Lo prometo
Entré y vi que Paula estaba en pijamas, uno de esos cómodos que parecen de hombre, dada sus curvas se veía demasiado deseable, yo por mi parte maravillado por su atractivo y casi sin razonar comencé a calentarme; mi verga se fue endureciendo en la medida que veía sus contoneos al caminar, era realmente embrujadora. Ella hizo que me sentara en el sofá mientras ella se situaba en una silla del comedor del diminuto apartamento.
Tú dirás, me dijo.
Claudio: Paula, vine por que sentí que congeniábamos muy bien
Paula: la verdad es que lo que hicimos fue más que congeniar y eso no está bien.
Claudio: Puede que no esté bien, pero es una realidad a la que no puedo desechar.
Paula: Mira Claudito, ya el hecho de haberme inmiscuido entre tu madre y tu padre fue malo, créeme que involucrarme con el hijo de ambos es malísimo.
Claudio: Yo no lo veo así, puede que el embrujo de mi padre ya te haya pasado y ahora estás apreciando otras opciones que son reales.
Paula: Mira quiero a tu padre, tal vez no es un amor profundo pero es un amor que se iba fortaleciendo día a día hasta que apareciste tú,… no sé que me pasó, tal vez el brujo eres tú y tu magia me alteró, no lo sé. Lo único que tengo claro que no puedo estar contigo a solas, ya que cometería una estupidez.
Claudio: No creo que fuese una estupidez,… no tiene por qué ser algo traumático, si nos gustamos hagamos algo que nos haga sentir bien…
Me levanté del sofá para acercarme a ella, pero automáticamente se levantó para iniciar un escape que no duró mucho, la tome con ambas manos de su cabeza y la besé profundamente, ella izo un ademán de rechazo pero finalmente se entregó a mi beso, desde ese momento comencé a acariciarla entera. El sentir sus trémulas carnes bajo la pijama enardecieron mi accionar, Paula me volvía loco (para ser sinceros, todas me vuelven loco), hasta que de un solo empujón me dejó sentado en el sofá, me sentí realmente sorprendido, había pensado que ya la tenía subyugada, pero no fue así.
Alto, no sigas, si sigues no podré resistirme.
Claudio: pero eso es exactamente lo que quiero.
Paula: Pero entiéndeme, no debe ni puede ser.
Claudio: Tal vez no deba ser, pero sí puede ser, tú me hechizas.
Paula: Pero mucho mayor que tú sin mencionar que soy la mujer de tu padre.
Claudio: Y mi padre era el hombre de mi madre y no tuviste problemas con ello, le solté sin pensar, además solo eres cinco años mayor que yo.
Paula: Tienes razón, pero eso no significa que yo actué bien….en cuanto a la edad, es una gran diferencia.
Claudio: No te critico por tu anterior actuación, si no que por lo nuestro, además cuando tu tengas 100 años yo tendré 95, la diferencia de edad no se notará.
Paula: jajaja, eres un…. eres un tontuelo, son unos cálculos absurdos, jajaja.
Claudio: Te ves linda riendo.
Me levanté y volví a la carga besándola, ahora ella no me rechazó, la abracé y caímos al sofá donde ya sin ningún freno le saqué sus portentosas tetas del pijama y la engullí con ansiedad. De pronto nos desatamos en caricias, nuestros cuerpos se fueron calentando al máximo, hasta que nuevamente ella casi cayéndose del sofá se levanta y corre para situarse detrás de la mesa y mientras cubría sus preciosas tetas me dice.
Vete de aquí,… no quiero vivir en un mundo de traiciones…
Claudio: ¿No te parece un poco tarde para tu deseo? En todo caso piensa que yo no te he traicionado ni te traicionaré, siempre te diré la verdad.
Paula: No te creo
Claudio: Te lo juro.
Paula: Te lo pido por favor, te lo ruego, vete, si lo haces me pensaré lo nuestro.
Claudio: En ese caso me iré, pero no me gustaría irme a casa en estas circunstancias, por lo que me gustaría cenar contigo antes de marchar.
Paula: ¿Qué circunstancias? ¿Por qué te quieres quedar a cenar?
Claudio: Es simple, me estas rechazando con algo de enojo y no me gustaría que solo recuerdes eso y el segundo deseo se explica, que el ir a casa me tomará casi una hora, pronto serán las siete y tengo hambre.
Paula: jajaja, ¿En serio?, el primero estoy de acuerdo, pero el segundo, jajaja
Claudio: Sí, soy joven y como joven siempre pienso en…
Paula: jajaja, en comer y sexo, lo sé, tengo dos hermanos menores, jajaja.
Claudio: Que bueno que me entiendas, jajaja.
Paula: Okey, te creo y te entiendo, pero te quedas y cenamos solo si prometes no hacerme nada.
Claudio: Nunca te haría daño.
Paula: No dije eso, creo que fui clara, no hacerme nada… nada sexual para ser más clara.
Claudio: Okey, no te tocaré.
Paula: Muy bien y yo pensaré lo nuestro.
Cené con Paula ella en un lado de la mesa y yo en el otro, debo decir que lo pasé muy bien, pese a no poder concretar mis intenciones, pues ella es la mar de simpática. En todo caso las puertas no estaban del todo cerradas si jugaba bien mis cartas, lo primero que debía lograr es que ella llegara a confiar en mí. La cena fue muy agradable, debo decir que cocina bien y conversamos muchas cosas, algunas interesantes otras solo tonterías pero nos fuimos conociendo, la sobremesa terminó un poco pasado las nueve, por lo que me debía regresar a casa rápido para llegar a una hora “decente” y así poder encontrar a alguna de las chicas, todo esto con el fin de apaciguar mis deseos sexuales reprimidos, pero previamente potenciados con la pastillita azul (ustedes pensaran que no las necesito, tal vez sea cierto, pero quería darle muy duro a Paula, o sea causarle una buena primera impresión).
Al igual que la vez anterior Paula me acompañó a la parada del autobús; y al igual que esa vez, la llevé a un portal, creo que era el mismo donde en esa oportunidad me despedí. Comencé a besarla con pasión diría que con lujuria, ella se separó un instante y me dijo:
¡Epa!… En que quedó la promesa.
Claudio: Pensé que era válida por la cena en tu casa
Paula: Eres un sinvergüenza, jajaja
Claudio: Un poco, jajaja.
En el portal nuevamente la abracé, besándola con pasión, ella ya no se resistió por lo que nuevamente le amasé su apretado culo, presionándola contra mí para que sintiera mi hinchada verga. Ahora Paula no intentó separase de mí, por lo que di rienda suelta a mis manos, acariciándola toda, pese a que circulaba gente por la calle y nuevamente subí mis manos hasta sus enormes tetas, sintiendo sus erizados pezones que rompían la suavidad de la tela de su blusa. No sé cuánto tiempo pasamos en este tórrido magreo, pero fueron varios minutos, hasta que finalmente llegó el autobús que me llevaría a casa y debimos separarnos. Tanto ella como yo nos debimos componer un poco, me subí al autobús mirando lo espectacular que era, al mirara al interior del vehículo, me di cuenta que casualmente iba el mismo conductor de la vez anterior, el cual al subir me miró a los ojos y dijo:
Eres un chaval con una suerte endemoniada, no sabes como te envidio tu novia.
Claudio: No es suerte y aún no es mi novia, pero algún día…
Chofer: No me cabe la menor duda que así será, jejeje.
Llegué pasado las 22:00 horas a las inmediaciones de casa y caminé presuroso las últimas cuadras en dirección a ella. Estaba que me volvía loco de caliente por mi frustrada correría con la novia de papá. Dado que era sábado en la noche y que mis parientes no me esperaban, existía la posibilidad que más de alguna pudiese haber salido a distraerse para no aburrirse, o a algún compromiso, o simplemente que varias hubiesen salido de marcha para divertirse. Pero pensaba o en realidad apostaba, a que ¿cómo entre cinco mujeres no estaría a lo menos alguna de ellas?
Nuevamente la casa se encontraba a oscuras ¡es que no encienden las luces de la entrada que da a la calle!, en fin entré pensando que si había alguna estaría en su dormitorio, por lo que pasé directo en esa dirección. Con el fin de no asustarlas y a la vez darles una sorpresa, fui muy silencioso, cuidando de no tropezar con algún mueble. Primero me dirigí al dormitorio de Flo y Mamá, estaba vacío ¿dónde estará mi nueva novia?, luego fui al de Ani e Isa, tampoco estaban, ¡uf, que malo! pensé, ¿habrán salido las tres más jóvenes juntas? Ya con algo de incertidumbre esperando que estuviesen las adultas me fui al dormitorio de tía Dani, estaba por abrir la puerta cuando escucho unas voces a su interior, mi corazón se sobresaltó, pensé que estaría con mamá, por lo que podría darle duro a las dos, pero algo me llamó la atención y acerqué el oído a la puerta y escuché:
Tía Dani: Mmm, sí que rico comes el coñito… mmm lo sabía eres una diablilla.
Doña Montserrat: ¿Te gusta cómo te lo como?... corazón
Tía Dani: Mmm sí, no sabía cuánto placer me podía dar una mujercita tan adorable como tú.
Doña Montserrat: Yo tampoco sabía que una mujer me podía dar placer y realmente está muy bueno.
Mis pensamientos y emociones se agolparon en mi mente, no era la pareja que yo suponía, de tía Dani sospechaba que se liaba con mamá, pero nunca imaginé a doña Montserrat era bollera o si ahora se las daba de tal nunca lo sospeché o imaginé. Con todo el morbo que se puedan imaginar seguí escuchando un poco más, pues mi calentura iba en aumento. Dudaba de entrar y sorprenderlas por lo que por mientras las espiaba, pese a que no me gusta mucho el tema de voyerismo (me gusta actuar más que mirar), las sentía suspirar y gemir, realmente lo estaban pasando muy bien ahí adentro. Estaba por sacar mi verga y “aliviar mi sufrimiento”, cuando siento que se abre la puerta de casa, de inmediato pensé que estaba de suerte y llegaban las chicas o mi madre, por lo que podría desfogarme con alguna de ellas, por lo que con alguna dificultad guardé a mi amiguito para que no se fuera a golpear con algo en el camino y fui en dirección de la sala, estaba llegando a ella cuando vi la escena que nunca pensé ver en mi vida.
Mis tres “novias” venían entrando acompañadas de tres chicos desconocidos, Isa era abrazada por detrás de uno de ellos al que no podía ver su cara pues la besaba en el cuello mientras con una mano le sobaba las tetas y con la otra el coño…. Mi furia me asaltaba de improviso, ya con la furia a flor de piel, me fijé que a Ani otro sujeto la tenía estampada a la pared de entrada mientras intentaba sacar sus tetas del encierro para comérselas, la tercera era Florencia, mi amada Flo, la cual se colgaba del cuello de un fulano alto, en realidad muy alto que la tomaba del culo para levantarla en vilos y la punteaba con la verga aún encerrada en su pantalón. No me lo pensé ni un segundo, al igual que un toro que entra a la lidia surgí de las sombras en una acometida cegada por un furioso ataque de celos y me abalancé sobre el que estaba con Isa:
¡¡Suéltenlas malditos gilipollas!!
Isa: ¿Claudio?
Ani: ¿Qué... ?
Flo: Suéltame Ivan…. Suéltame.
Le pegué un feroz golpe al primero de ellos, el que por la fuerza de mi impulso cayó de lado y se estampó contra uno de los muros de la sala rompiendo de pasada la blusa de mi Isa. Sin pensar en nada más me abalancé sobre el sujeto que tenía tomada del culo a Flo, el cual antes de que lo golpeara, la soltó de improviso dejándola caer de culo al suelo (afortunadamente sobre la alfombra), pero sin evitar que mi choque contra su pecho lo dejara sin aire, cayendo los dos al suelo, estaba en eso cuando sentí una patada en mi cara, supe que el golpe fue duro, pero la adrenalina no me impidió seguir luchando.
De pronto sentí otra patada en la cabeza proveniente de otra dirección, me sentí desorientado al mismo tiempo que un líquido tibio me nublaba la visión, logré esquivar a duras penas otras patadas dirigida a mi cara, una de ellas me dio de refilón en la oreja, rodé sobre mi cuerpo para ponerme de pie, pero pronto me llegaron golpes por detrás, ahora me enfrentaba a los tres, mi furia inicial se transformó en miedo generado por mi instinto de supervivencia; no sentía dolor ni nada, era como estar viéndome desde una dimensión diferente a la que estaba (algo así como que mi espíritu estuviese fuera de mi). Logré conectar una sucesión de golpes a uno de ellos, pero el otro tomó un adorno de la mesa de centro y me dio duro en la cabeza, fue lo último que recuerdo.
No sé cuánto tiempo después de perder la conciencia desperté, como tampoco sabía dónde estaba, mi visión con el ojo izquierdo era borrosa, como si estuviera mirando detrás de un cristal empañado, además de dolerme todo el cuerpo. Comencé a hacer un diagnóstico de mi estado, además de sentir dolor en el arco superciliar izquierdo, vista borrosa en el mismo ojo, sentía que mi oreja derecha estaba como una coliflor, varias partes de mi cuerpo estaban contusas y las sentía entumecidas. Al intentar moverme para mirar mejor, mis costillas me recordaron la pateadura que me estaban dando antes de perder el conocimiento.
Casi sin deseos de moverme comencé a mirar a mi alrededor, estaba en una sala de hospital, conectado a algún tipo de suero y a monitores, intenté hablar pero no pude emitir más que algunos gruñidos y me di cuenta que tenía mis labios hinchados y con unos puntadas interiores, de inmediato comencé a tocar mis dientes con la lengua, estaban todos pero sentía a dos bastante sueltos, cuando en eso una voz femenina me dice:
Veo que el bello durmiente está despertando, nos tenías preocupados.
Claudio: ¿Có…cómo estoy?
Desconocida: Para tener un TEC cerrado con pérdida de conciencia, una fisura en el arco superciliar izquierdo, dos cotilla rotas, hematomas múltiples, un dedo de tu mano derecha fracturado en una falange, corte profundo en la boca y dos piezas dentales sueltas, bastante bien.
Claudio: ¿Dónde estoy?
Desconocida: En el Hospital Santo Tomás, unidad de cuidados intermedios
Claudio: ¿Pero cómo?
Desconocida: Por una feroz pelea que tuviste en tu casa, en otro lugar están dos de tus contrincantes, claro que menos dañados que tú, pero igual de graves que tú, solo el tercero se fue a su casa después de constatar lesiones menos graves.
Claudio: No recuerdo mucho, ¿mi familia?
Desconocida: Es normal no recordar mucho y estar desorientado, en cuanto a tu familia, están esperando afuera a que te recuperes un poco para que te puedan ver. Llamaré a tu madre ahora que estás despierto.
Claudio: Gracias
Me sentía a morir, no solo por mis heridas, si no por que comencé a recordar como mis “novias” estaban por ser folladas por tres cabrones, si es que ya no la habían hecho antes de verlas entrar a casa, nuevamente la furia irracional me asaltó pensando como las tenían los tres chicos…. Putas cabronas pensé, me estaban colocando los cuernos… a mí que las quiero y las amo… no las tocaré nunca más, me las pagarán.
Mamá Julia: Hola mi niñito, como te sientes…
Claudio: Me duele todo, pero lo que más me duele es el corazón… snif, snif, me engañaron mamá, son unas putas…
Mamá Julia: Un momento jovencito y que me dices de ti, de tú comportamiento
Claudio: ¡Mamá!, ellas son mis novias y no tenían derecho a ponerme cornamenta.
Mamá Julia: Pero tú nos has puesto cornamentas a todas, tantas que tienes un harem, al cual sea cual sea la causa no has podido controlar y menos dejar contento.
Claudio: Pero yo, solo….
Mamá Julia: Ay Claudito, no pienses tonterías, ahora lo importante es que te recuperes…
Lo que me decía mamá era como si me clavara un puñal en el corazón, por primera vez caí en cuenta que yo les exigía algo que yo no cumplía para nada, pues nunca les fui fiel, pero así y todo me sentía traicionado. En alguna medida, por no decir en toda, mi madre tenía completa razón, ellas no habían hecho nada que yo no les hubiese hecho, así y todo las odiaba o por lo menos eso pensaba en ese minuto.
Mamá Julia: Ellas quieren verte… solo pueden pasar de una en una.
Claudio: No quiero verlas…
Mamá Julia: Pero están preocupadas por ti.
Claudio: Ahora no puedo verlas, solo siento una furia incontenible… la verdad es que no puedo perdonarlas… si me hubiesen dicho que querían salir con otros tal vez podría perdonarlas… pero nunca lo hicieron.
Mamá Julia: Piénsalo bien, ellas te quieren, no sea tonto, convérsalo con ellas, no las condenes por algo que tú haces frecuentemente.
Claudio: Necesito descansar, no puedo verlas, dije como un total gilipollas.
Mamá Julia: Bueno, descansa iré a hablarle a ellas, tu padre vendrá una vez que salga.
Claudio: ¿Papá está aquí?
Mamá Julia: Sí, tenía que avisarle de lo que te ocurrió, solo que no le conté el motivo de tu ataque a los chicos.
Claudio: Solo protegía lo mío.
Mamá Julia: No sabes lo equivocado que estas con ellas. Adiós mi niñito.
Al rato entro papá, con su cara desencajada la que quedó casi sin colores al verme en el estado que me encontraba, se acercó a mi lado y me tomó de la mano sin decirme nada, yo le miraba y dado el silencio le dije:
No me siento tan mal como me veo, jejeje.
Papá: Que bueno hijo, pero si veo a tus agresores los mato, ya verán que no se pueden meter con un chaval tan joven como tú, en especial si es mi hijo.
Claudio: Yo los ataqué primero….
Papá: Pero eran tres mocetones mucho mayores que tú y estaban en tu casa.
Claudio: Papá, creo que todo lo causé yo con mi estúpido proceder
Papá: Como sea, apenas estés bien te irás a vivir conmigo, ya solicité la custodia total de ti a mi abogado.
Claudio: Pero papá, yo vivo feliz con mamá y la familia.
Papá: No quiero que pases otro encuentro como el que tuviste con los delincuentes que estaban con esas furcias de tus primas (solo culpando a Ani y Flo)
El hecho de que papá quisiera llevarme a su casa me asustó, no quería ir con el, una cosa era querer ponerle los cuernos con Paula y otra cosa era vivir lejos de mi familia… de las chicas, solo en ese momento me di cuenta que las necesitaba como el aire que respiro y que ellas eran parte de mi vida pero no eran mis pertenencias. Conversamos algo más intentando que cambiara de parecer, pero él estaba decidido a llevarme a su casa y yo no podía hacer nada para evitarlo, luego me dejó solo por terminar la hora de visita, por lo que me sentí muy triste y abandonado. Pasé dos días más hospitalizado hasta mi alta, estaba tan apenado, lo que sumado a que cuando me miré a un espejo me encontré horriblemente deforme, que no quise recibir a nadie más que a mamá y papá, incluso rechacé a tía Dani la cual se fue muy triste.
Mi salida del hospital fue otro drama, por lo menos para mí, pues al momento de llegar mis padres a buscarme, se desencadenó una feroz discusión entre ellos, ya que al momento de la salida mi padre le dice a mamá Julia que yo me debo ir con él; ya que el juez de familia había dictaminado sentencia a su favor, por lo que había acontecido en casa durante la custodia de mamá, lo que significaba que debía de irme con papá sí o sí. Mamá rompió en llanto, agrediendo a papá hasta que la detuvieron unas personas de seguridad, cosa que sirvió de poco pues además del desahogo de llorar y darle un tremendo rodillazo en la ingle a papá, mi ida de su lado era inevitable, ¡todo en mi vida volvía a cambiar!
El trayecto a mi “nueva casa” fue muy triste, a mis penas de amores se sumaba una que me sentía un monstruo deforme, por no mencionar que la situación de la custodia o tutela familiar no me gustaba para nada, un cosa era pasar un fin de semana cada tanto en casa de papá y otra era vivir con él; su traición hacia la familia estaba lejos de ser posible de perdonar por mí. Para más remate, no me llevaba nada mío a ella, ni siquiera una simple muda de ropas, era ir a empezar todo de nuevo.
Llegué mudo a mi nuevo hogar si se puede llamar así al pequeño piso que posee mi padre y su amante Paula, ella me saludó con mucho afecto y me regaló varias sonrisas que fueron paulatinamente cambiando mi humor, por lo que a la hora de almuerzo al menos ya conversaba con ellos, nuevamente la rutina de papá nos invadió, al momento en que él salió a trabajar yo ayudé a Paula a lavar los trastos, con la diferencia que en esta oportunidad ni siquiera me acerqué a ella en la reducida cocina, mi desánimo era tal que ella me preguntó
¿Qué te pasa Claudito?
Claudio: ¿A qué te refieres?
Paula: A que ni siquiera has intentado rozarme casualmente como solías hacer…
Claudio: Será que no estoy de humor…
Paula: No te pongas así, ya verás que todo mejorará y podrás ver a tu familia… tu papá solo se está dando un “gusto” molestando a tu madre, cuando ya no pueda manejar tu estadía aquí te devolverá.
Claudio: ¿Tú crees?
Paula: Estoy segura… vamos a ver una película para alegrarte.
Claudio: Okey, yo la elijo….
Paula: No, ya que conociéndote elegirás una guarra y te pondrás malo, jajaja.
Claudio: Soy un monstruo horrible, tu ni siquiera me dejarías besarte.
Paula: No eres un monstruo, tus moretones y malestares se irán pasando y serás el adorable chico de siempre.
Claudio: En ese caso pondré una película que me levante el ánimo.
Paula: Si eso te hace feliz y te levanta el ánimo, soportaré que te pongas malo.
Claudio: No me pongo malo, solo juguetón, jajaja (reí por primera vez en el día).
Encontré una película que me llamó la atención, era antigua pero reconocí a una de las actrices que más me ha encantado en la vida Laura Antonelli, su título era “Malicia”, la puse en el reproductor y en ese mismo instante Paula sonrió diciéndome:
Veo que sabes elegir las películas para ponerte malo, jajaja.
Claudio: ¿Por qué lo dices?
Paula: Porque es un clásico para que un joven como tú se ponga malo, pero muy malo, jajaja.
Claudio: ¿Eso te molesta?
Paula: No, ya no, debo resignarme, jajaja.
Comenzamos a ver la película en un comienzo muy tranquilos, pero en la medida que avanzaba me fui calentando como un volcán que acumulaba energía después de mucho tiempo sin una erupción, disimuladamente coloqué mi brazo en el respaldo del sofá por detrás de ella, pese a que el movimiento me causaba un gran dolor por las costillas, pero eso no sería un impedimento para mis malsanas intenciones. Al rato ya mi mano tomaba su hombro y la acariciaba en forma inocente, ella sonrió pero no me miró, continúe con mis caricias hasta que ya sin mucho disimulo puse una mano en su teta izquierda por sobre su ropa, ella me miró de reojo y sonrió para decirme:
Eres incorregible,… tanto te gustan mis tetas.
Claudio: Sí a lo primero y sí a lo segundo, jejeje
No me dijo nada más seguimos viendo la película, ya a esas alturas tenía una erección indisimulable, además de que no quería disimularla, pese a mis dolores y sentimientos encontrados con respecto a Paula (no dejaba de olvidar que era la amante de papá), la deseaba sin miramientos. Ya cuando el protagonista logra vencer las febles defensas de Laura Antonelli, beso a Paula y pese al dolor de voltearme completamente, le como la teta amasada por sobre la ropa, ella no me rechaza, mientras hago esto, le desabotono la blusa y la voy dejando descubierta, con alguna dificultad libero la apetitosa areola y la chupo con frenesí, escucho los primeros suspiros de Paula
Mis avances son cada vez más osados, logro dejar ambas tetas al descubierto a mi entera disposición mientras ella acaricia mi cabeza jugando con mis cabellos, luego meto mi mano entre sus piernas pero ella me detiene y dejando mi mano sobre una de sus sedosas piernas desabrocha mi bragueta y saca mi verga, ¡creí morir!, me dice
Te aliviaré, este será nuestro secreto, pero nada más, ¿entendido?
Claudio: Sí, gracias…
Paula se me acercó dándome pequeños besos por el cuello mientras me pajeaba mi endurecida verga hasta llegar a la barriga y con su sedosa lengua recorrió toda la longitud de mi amiguito, en un segundo subí a las nubes y estuve a punto de correrme, sobre todo cuando paso por el frenillo del glande, luego daba pequeños besitos sobre la cabeza de mi verga hasta que la engullo completamente, nunca se la habían tragado entera hasta llegar a mi ingle en un solo intento, no me corrí por que el dolor de mis costillas me devolvió a la tierra, dando un pequeño grito de dolor
Paula: Mmm… ¿te dolió?
Claudio: Mis costillas aún me duelen.
Paula: Espera ponte cómodo.
Paula se arrodilló frente a mí y me separó las piernas, para continuar con su mágica obra oral puso su boca sobre mi afiebrada verga y tiró un gran hilillo de saliva sobre ella que fue bajando por todo el tronco hasta mis bolas. Con la otra mano empezó a moverme los huevos mientras me miraba a los ojos.
Paula: Cariño, ¿estás cómodo?
Claudio: Ahora sí, le contesté mirándola a sus ojos.
Paula: Que bueno porque la mamada de hoy no la vas a olvidar en toda tu vida.
Su lengua pasaba por mi verga mientras cogía con fuerza mi tronco y lo apretaba, con su otra mano amasaba suavemente mis bolas hacía. Desde arriba veía como la saliva caía por toda mi verga desde su boca, cada vez había más y empapaba toda mi hombría. Mi excitación iba cada vez más en aumento Sus arrumacos y verdaderos masajes de lengua y boca en pocos minutos minaron mi resistencia, comencé a profundizar su mamada con suaves movimientos de mis caderas, como si estuviese haciéndole el amor a sus labios y boca, ella solo interrumpía su accionar para suspirar a causa de mis caricias en sus tetas que estaban coronada por sus erizados pezones.
Claudio: Paula me voy a correr le anuncié,
Paula: Mmmm biemf dale mm
Seguimos en faena hasta que sentí las pulsaciones de mi verga que empezó a hincharse aún más, soltando los borbotones de leche que llegaban al paladar y garganta de Paula, mientras yo apretaba suavemente sus tetas y resoplaba con fuerza. Las gotas de sudor caían por mi frente, no hacía mucho calor, pero estaba muy excitado que transpiraba como si fuese una maratón.
Claudio: Aahhh , me corro, me corro, ¡Me corroooooo!
Paula: ¿Te gustó?
Claudio: Me encantó, fue increíble.
Paula: Me voy a enjuagar y lavar la boca.
Claudio: Pero antes dame un beso
Paula: Jajaja, eres un guarro que quiere probar su propia leche.
Claudio: En realidad quiero probarte a ti con ti leche.
Se marchó al baño mientras yo veía el término de la película, el resto de la tarde me dejó solo pues fue a comprarme algunas cosas para mi ya no tan obligada estadía, de hecho llegó después que papá con el cual me puse a conversar acerca de mi recuperación y de cómo lo haríamos para ir al colegio cada día a contar de el lunes siguiente Dios mediante, pues suponíamos que estaría en buenas condiciones.
Por la noche cenamos y terminado todo como ya era una costumbre ayudé a Paula a lavar y ordenar mientras papá veía televisión en la sala, estábamos en eso cuando como de costumbre volvía a las andanzas y apoyé mi hinchada verga en el portentoso culo de Paula, que les puedo decir, ella es un bombón de chocolate con almendras (son los que más me gustan).
Paula: Mmm en que quedamos… además que se supone que estás aliviado
Claudio: es que contigo es imposible estar calmado.
Paula: Pero tu padre está a solo pasos de distancia y nos puede descubrir.
Claudio: Solo un poco, le dije mientras le pasaba mi verga por el culo simulando un coito.
Paula: Si te portas bien mañana hablamos ahora debes cuidar tus costillas.
Esa noche fui a dormir sobresaltado por los sentimientos encontrados que tenía, por un lado deseaba a la amante de papá y por otro lado deseaba volver a casa y que todos nos perdonáramos de nuestras estupideces, por lo que me desperté casi afiebrado por lo que me levanté a tomar agua al baño común para las habitaciones, pensé en mirar a Paula, pero finalmente creí mejor esperar un nuevo amanecer…
Continuará
Capítulo 20 Mas sorpresas y no todo puede ser fácil:
Tomé un bus pese a que tanto tía Dani como mamá se ofrecieron para ir a dejarme, no quise molestarlas dejándolas con un poco de pena y calentura, ya que el salir de casa fue una lluvia de besos y más de algún toqueteo, a los que se sumaron Ani y Flo. Una vez libre de mis musas, tomé mi equipaje y cuando iba a abrir la puerta estaba entrando Isa que me obligó a despedirme en toda regla, o sea una nueva despedida, en fin solo pude salir después de darle un tremendo morreo que de seguro la dejó tan caliente como yo lo estaba. El trayecto fue sin ninguna novedad, es más por ser sábado pasado el medio día, fue sumamente rápido, llegando a mi destino un poco antes de las tres de la tarde.
Aproveché que un vecino del edificio donde vive papá salía, por lo que entré sin anunciarme en la botonera del intercomunicador de entrada. Saludé al conserje y subí en el ascensor sin mayor dilación, presentándome ante la puerta; toqué el timbre, pasaron unos dos minutos hasta que la puerta finalmente se abrió
¿Mi amor volviste?
Claudio: Sí, corazón volví.
Paula: ¿Pero qué haces aquí?, tu padre no está y no eres mi amor.
Claudio: Pero lo podría ser, jejeje
Paula: Vete de aquí, no debes verme sin tu padre presente.
Claudio: ¿Por qué?, ¿te da morbo tenerme cerca con mi padre presente?
Paula: No, no es eso, no debes estar aquí conmigo, lo de la vez anterior fue una locura un desmadre que no puede ser.
Claudio: Paula, déjame entrar y conversemos.
Paula: No eres un chiquillo peligroso… no debes entrar.
Claudio: te prometo que no te haré nada, solo conversar.
Paula: Okey, está bien entra pero pórtate bien.
Claudia: Lo prometo
Entré y vi que Paula estaba en pijamas, uno de esos cómodos que parecen de hombre, dada sus curvas se veía demasiado deseable, yo por mi parte maravillado por su atractivo y casi sin razonar comencé a calentarme; mi verga se fue endureciendo en la medida que veía sus contoneos al caminar, era realmente embrujadora. Ella hizo que me sentara en el sofá mientras ella se situaba en una silla del comedor del diminuto apartamento.
Tú dirás, me dijo.
Claudio: Paula, vine por que sentí que congeniábamos muy bien
Paula: la verdad es que lo que hicimos fue más que congeniar y eso no está bien.
Claudio: Puede que no esté bien, pero es una realidad a la que no puedo desechar.
Paula: Mira Claudito, ya el hecho de haberme inmiscuido entre tu madre y tu padre fue malo, créeme que involucrarme con el hijo de ambos es malísimo.
Claudio: Yo no lo veo así, puede que el embrujo de mi padre ya te haya pasado y ahora estás apreciando otras opciones que son reales.
Paula: Mira quiero a tu padre, tal vez no es un amor profundo pero es un amor que se iba fortaleciendo día a día hasta que apareciste tú,… no sé que me pasó, tal vez el brujo eres tú y tu magia me alteró, no lo sé. Lo único que tengo claro que no puedo estar contigo a solas, ya que cometería una estupidez.
Claudio: No creo que fuese una estupidez,… no tiene por qué ser algo traumático, si nos gustamos hagamos algo que nos haga sentir bien…
Me levanté del sofá para acercarme a ella, pero automáticamente se levantó para iniciar un escape que no duró mucho, la tome con ambas manos de su cabeza y la besé profundamente, ella izo un ademán de rechazo pero finalmente se entregó a mi beso, desde ese momento comencé a acariciarla entera. El sentir sus trémulas carnes bajo la pijama enardecieron mi accionar, Paula me volvía loco (para ser sinceros, todas me vuelven loco), hasta que de un solo empujón me dejó sentado en el sofá, me sentí realmente sorprendido, había pensado que ya la tenía subyugada, pero no fue así.
Alto, no sigas, si sigues no podré resistirme.
Claudio: pero eso es exactamente lo que quiero.
Paula: Pero entiéndeme, no debe ni puede ser.
Claudio: Tal vez no deba ser, pero sí puede ser, tú me hechizas.
Paula: Pero mucho mayor que tú sin mencionar que soy la mujer de tu padre.
Claudio: Y mi padre era el hombre de mi madre y no tuviste problemas con ello, le solté sin pensar, además solo eres cinco años mayor que yo.
Paula: Tienes razón, pero eso no significa que yo actué bien….en cuanto a la edad, es una gran diferencia.
Claudio: No te critico por tu anterior actuación, si no que por lo nuestro, además cuando tu tengas 100 años yo tendré 95, la diferencia de edad no se notará.
Paula: jajaja, eres un…. eres un tontuelo, son unos cálculos absurdos, jajaja.
Claudio: Te ves linda riendo.
Me levanté y volví a la carga besándola, ahora ella no me rechazó, la abracé y caímos al sofá donde ya sin ningún freno le saqué sus portentosas tetas del pijama y la engullí con ansiedad. De pronto nos desatamos en caricias, nuestros cuerpos se fueron calentando al máximo, hasta que nuevamente ella casi cayéndose del sofá se levanta y corre para situarse detrás de la mesa y mientras cubría sus preciosas tetas me dice.
Vete de aquí,… no quiero vivir en un mundo de traiciones…
Claudio: ¿No te parece un poco tarde para tu deseo? En todo caso piensa que yo no te he traicionado ni te traicionaré, siempre te diré la verdad.
Paula: No te creo
Claudio: Te lo juro.
Paula: Te lo pido por favor, te lo ruego, vete, si lo haces me pensaré lo nuestro.
Claudio: En ese caso me iré, pero no me gustaría irme a casa en estas circunstancias, por lo que me gustaría cenar contigo antes de marchar.
Paula: ¿Qué circunstancias? ¿Por qué te quieres quedar a cenar?
Claudio: Es simple, me estas rechazando con algo de enojo y no me gustaría que solo recuerdes eso y el segundo deseo se explica, que el ir a casa me tomará casi una hora, pronto serán las siete y tengo hambre.
Paula: jajaja, ¿En serio?, el primero estoy de acuerdo, pero el segundo, jajaja
Claudio: Sí, soy joven y como joven siempre pienso en…
Paula: jajaja, en comer y sexo, lo sé, tengo dos hermanos menores, jajaja.
Claudio: Que bueno que me entiendas, jajaja.
Paula: Okey, te creo y te entiendo, pero te quedas y cenamos solo si prometes no hacerme nada.
Claudio: Nunca te haría daño.
Paula: No dije eso, creo que fui clara, no hacerme nada… nada sexual para ser más clara.
Claudio: Okey, no te tocaré.
Paula: Muy bien y yo pensaré lo nuestro.
Cené con Paula ella en un lado de la mesa y yo en el otro, debo decir que lo pasé muy bien, pese a no poder concretar mis intenciones, pues ella es la mar de simpática. En todo caso las puertas no estaban del todo cerradas si jugaba bien mis cartas, lo primero que debía lograr es que ella llegara a confiar en mí. La cena fue muy agradable, debo decir que cocina bien y conversamos muchas cosas, algunas interesantes otras solo tonterías pero nos fuimos conociendo, la sobremesa terminó un poco pasado las nueve, por lo que me debía regresar a casa rápido para llegar a una hora “decente” y así poder encontrar a alguna de las chicas, todo esto con el fin de apaciguar mis deseos sexuales reprimidos, pero previamente potenciados con la pastillita azul (ustedes pensaran que no las necesito, tal vez sea cierto, pero quería darle muy duro a Paula, o sea causarle una buena primera impresión).
Al igual que la vez anterior Paula me acompañó a la parada del autobús; y al igual que esa vez, la llevé a un portal, creo que era el mismo donde en esa oportunidad me despedí. Comencé a besarla con pasión diría que con lujuria, ella se separó un instante y me dijo:
¡Epa!… En que quedó la promesa.
Claudio: Pensé que era válida por la cena en tu casa
Paula: Eres un sinvergüenza, jajaja
Claudio: Un poco, jajaja.
En el portal nuevamente la abracé, besándola con pasión, ella ya no se resistió por lo que nuevamente le amasé su apretado culo, presionándola contra mí para que sintiera mi hinchada verga. Ahora Paula no intentó separase de mí, por lo que di rienda suelta a mis manos, acariciándola toda, pese a que circulaba gente por la calle y nuevamente subí mis manos hasta sus enormes tetas, sintiendo sus erizados pezones que rompían la suavidad de la tela de su blusa. No sé cuánto tiempo pasamos en este tórrido magreo, pero fueron varios minutos, hasta que finalmente llegó el autobús que me llevaría a casa y debimos separarnos. Tanto ella como yo nos debimos componer un poco, me subí al autobús mirando lo espectacular que era, al mirara al interior del vehículo, me di cuenta que casualmente iba el mismo conductor de la vez anterior, el cual al subir me miró a los ojos y dijo:
Eres un chaval con una suerte endemoniada, no sabes como te envidio tu novia.
Claudio: No es suerte y aún no es mi novia, pero algún día…
Chofer: No me cabe la menor duda que así será, jejeje.
Llegué pasado las 22:00 horas a las inmediaciones de casa y caminé presuroso las últimas cuadras en dirección a ella. Estaba que me volvía loco de caliente por mi frustrada correría con la novia de papá. Dado que era sábado en la noche y que mis parientes no me esperaban, existía la posibilidad que más de alguna pudiese haber salido a distraerse para no aburrirse, o a algún compromiso, o simplemente que varias hubiesen salido de marcha para divertirse. Pero pensaba o en realidad apostaba, a que ¿cómo entre cinco mujeres no estaría a lo menos alguna de ellas?
Nuevamente la casa se encontraba a oscuras ¡es que no encienden las luces de la entrada que da a la calle!, en fin entré pensando que si había alguna estaría en su dormitorio, por lo que pasé directo en esa dirección. Con el fin de no asustarlas y a la vez darles una sorpresa, fui muy silencioso, cuidando de no tropezar con algún mueble. Primero me dirigí al dormitorio de Flo y Mamá, estaba vacío ¿dónde estará mi nueva novia?, luego fui al de Ani e Isa, tampoco estaban, ¡uf, que malo! pensé, ¿habrán salido las tres más jóvenes juntas? Ya con algo de incertidumbre esperando que estuviesen las adultas me fui al dormitorio de tía Dani, estaba por abrir la puerta cuando escucho unas voces a su interior, mi corazón se sobresaltó, pensé que estaría con mamá, por lo que podría darle duro a las dos, pero algo me llamó la atención y acerqué el oído a la puerta y escuché:
Tía Dani: Mmm, sí que rico comes el coñito… mmm lo sabía eres una diablilla.
Doña Montserrat: ¿Te gusta cómo te lo como?... corazón
Tía Dani: Mmm sí, no sabía cuánto placer me podía dar una mujercita tan adorable como tú.
Doña Montserrat: Yo tampoco sabía que una mujer me podía dar placer y realmente está muy bueno.
Mis pensamientos y emociones se agolparon en mi mente, no era la pareja que yo suponía, de tía Dani sospechaba que se liaba con mamá, pero nunca imaginé a doña Montserrat era bollera o si ahora se las daba de tal nunca lo sospeché o imaginé. Con todo el morbo que se puedan imaginar seguí escuchando un poco más, pues mi calentura iba en aumento. Dudaba de entrar y sorprenderlas por lo que por mientras las espiaba, pese a que no me gusta mucho el tema de voyerismo (me gusta actuar más que mirar), las sentía suspirar y gemir, realmente lo estaban pasando muy bien ahí adentro. Estaba por sacar mi verga y “aliviar mi sufrimiento”, cuando siento que se abre la puerta de casa, de inmediato pensé que estaba de suerte y llegaban las chicas o mi madre, por lo que podría desfogarme con alguna de ellas, por lo que con alguna dificultad guardé a mi amiguito para que no se fuera a golpear con algo en el camino y fui en dirección de la sala, estaba llegando a ella cuando vi la escena que nunca pensé ver en mi vida.
Mis tres “novias” venían entrando acompañadas de tres chicos desconocidos, Isa era abrazada por detrás de uno de ellos al que no podía ver su cara pues la besaba en el cuello mientras con una mano le sobaba las tetas y con la otra el coño…. Mi furia me asaltaba de improviso, ya con la furia a flor de piel, me fijé que a Ani otro sujeto la tenía estampada a la pared de entrada mientras intentaba sacar sus tetas del encierro para comérselas, la tercera era Florencia, mi amada Flo, la cual se colgaba del cuello de un fulano alto, en realidad muy alto que la tomaba del culo para levantarla en vilos y la punteaba con la verga aún encerrada en su pantalón. No me lo pensé ni un segundo, al igual que un toro que entra a la lidia surgí de las sombras en una acometida cegada por un furioso ataque de celos y me abalancé sobre el que estaba con Isa:
¡¡Suéltenlas malditos gilipollas!!
Isa: ¿Claudio?
Ani: ¿Qué... ?
Flo: Suéltame Ivan…. Suéltame.
Le pegué un feroz golpe al primero de ellos, el que por la fuerza de mi impulso cayó de lado y se estampó contra uno de los muros de la sala rompiendo de pasada la blusa de mi Isa. Sin pensar en nada más me abalancé sobre el sujeto que tenía tomada del culo a Flo, el cual antes de que lo golpeara, la soltó de improviso dejándola caer de culo al suelo (afortunadamente sobre la alfombra), pero sin evitar que mi choque contra su pecho lo dejara sin aire, cayendo los dos al suelo, estaba en eso cuando sentí una patada en mi cara, supe que el golpe fue duro, pero la adrenalina no me impidió seguir luchando.
De pronto sentí otra patada en la cabeza proveniente de otra dirección, me sentí desorientado al mismo tiempo que un líquido tibio me nublaba la visión, logré esquivar a duras penas otras patadas dirigida a mi cara, una de ellas me dio de refilón en la oreja, rodé sobre mi cuerpo para ponerme de pie, pero pronto me llegaron golpes por detrás, ahora me enfrentaba a los tres, mi furia inicial se transformó en miedo generado por mi instinto de supervivencia; no sentía dolor ni nada, era como estar viéndome desde una dimensión diferente a la que estaba (algo así como que mi espíritu estuviese fuera de mi). Logré conectar una sucesión de golpes a uno de ellos, pero el otro tomó un adorno de la mesa de centro y me dio duro en la cabeza, fue lo último que recuerdo.
No sé cuánto tiempo después de perder la conciencia desperté, como tampoco sabía dónde estaba, mi visión con el ojo izquierdo era borrosa, como si estuviera mirando detrás de un cristal empañado, además de dolerme todo el cuerpo. Comencé a hacer un diagnóstico de mi estado, además de sentir dolor en el arco superciliar izquierdo, vista borrosa en el mismo ojo, sentía que mi oreja derecha estaba como una coliflor, varias partes de mi cuerpo estaban contusas y las sentía entumecidas. Al intentar moverme para mirar mejor, mis costillas me recordaron la pateadura que me estaban dando antes de perder el conocimiento.
Casi sin deseos de moverme comencé a mirar a mi alrededor, estaba en una sala de hospital, conectado a algún tipo de suero y a monitores, intenté hablar pero no pude emitir más que algunos gruñidos y me di cuenta que tenía mis labios hinchados y con unos puntadas interiores, de inmediato comencé a tocar mis dientes con la lengua, estaban todos pero sentía a dos bastante sueltos, cuando en eso una voz femenina me dice:
Veo que el bello durmiente está despertando, nos tenías preocupados.
Claudio: ¿Có…cómo estoy?
Desconocida: Para tener un TEC cerrado con pérdida de conciencia, una fisura en el arco superciliar izquierdo, dos cotilla rotas, hematomas múltiples, un dedo de tu mano derecha fracturado en una falange, corte profundo en la boca y dos piezas dentales sueltas, bastante bien.
Claudio: ¿Dónde estoy?
Desconocida: En el Hospital Santo Tomás, unidad de cuidados intermedios
Claudio: ¿Pero cómo?
Desconocida: Por una feroz pelea que tuviste en tu casa, en otro lugar están dos de tus contrincantes, claro que menos dañados que tú, pero igual de graves que tú, solo el tercero se fue a su casa después de constatar lesiones menos graves.
Claudio: No recuerdo mucho, ¿mi familia?
Desconocida: Es normal no recordar mucho y estar desorientado, en cuanto a tu familia, están esperando afuera a que te recuperes un poco para que te puedan ver. Llamaré a tu madre ahora que estás despierto.
Claudio: Gracias
Me sentía a morir, no solo por mis heridas, si no por que comencé a recordar como mis “novias” estaban por ser folladas por tres cabrones, si es que ya no la habían hecho antes de verlas entrar a casa, nuevamente la furia irracional me asaltó pensando como las tenían los tres chicos…. Putas cabronas pensé, me estaban colocando los cuernos… a mí que las quiero y las amo… no las tocaré nunca más, me las pagarán.
Mamá Julia: Hola mi niñito, como te sientes…
Claudio: Me duele todo, pero lo que más me duele es el corazón… snif, snif, me engañaron mamá, son unas putas…
Mamá Julia: Un momento jovencito y que me dices de ti, de tú comportamiento
Claudio: ¡Mamá!, ellas son mis novias y no tenían derecho a ponerme cornamenta.
Mamá Julia: Pero tú nos has puesto cornamentas a todas, tantas que tienes un harem, al cual sea cual sea la causa no has podido controlar y menos dejar contento.
Claudio: Pero yo, solo….
Mamá Julia: Ay Claudito, no pienses tonterías, ahora lo importante es que te recuperes…
Lo que me decía mamá era como si me clavara un puñal en el corazón, por primera vez caí en cuenta que yo les exigía algo que yo no cumplía para nada, pues nunca les fui fiel, pero así y todo me sentía traicionado. En alguna medida, por no decir en toda, mi madre tenía completa razón, ellas no habían hecho nada que yo no les hubiese hecho, así y todo las odiaba o por lo menos eso pensaba en ese minuto.
Mamá Julia: Ellas quieren verte… solo pueden pasar de una en una.
Claudio: No quiero verlas…
Mamá Julia: Pero están preocupadas por ti.
Claudio: Ahora no puedo verlas, solo siento una furia incontenible… la verdad es que no puedo perdonarlas… si me hubiesen dicho que querían salir con otros tal vez podría perdonarlas… pero nunca lo hicieron.
Mamá Julia: Piénsalo bien, ellas te quieren, no sea tonto, convérsalo con ellas, no las condenes por algo que tú haces frecuentemente.
Claudio: Necesito descansar, no puedo verlas, dije como un total gilipollas.
Mamá Julia: Bueno, descansa iré a hablarle a ellas, tu padre vendrá una vez que salga.
Claudio: ¿Papá está aquí?
Mamá Julia: Sí, tenía que avisarle de lo que te ocurrió, solo que no le conté el motivo de tu ataque a los chicos.
Claudio: Solo protegía lo mío.
Mamá Julia: No sabes lo equivocado que estas con ellas. Adiós mi niñito.
Al rato entro papá, con su cara desencajada la que quedó casi sin colores al verme en el estado que me encontraba, se acercó a mi lado y me tomó de la mano sin decirme nada, yo le miraba y dado el silencio le dije:
No me siento tan mal como me veo, jejeje.
Papá: Que bueno hijo, pero si veo a tus agresores los mato, ya verán que no se pueden meter con un chaval tan joven como tú, en especial si es mi hijo.
Claudio: Yo los ataqué primero….
Papá: Pero eran tres mocetones mucho mayores que tú y estaban en tu casa.
Claudio: Papá, creo que todo lo causé yo con mi estúpido proceder
Papá: Como sea, apenas estés bien te irás a vivir conmigo, ya solicité la custodia total de ti a mi abogado.
Claudio: Pero papá, yo vivo feliz con mamá y la familia.
Papá: No quiero que pases otro encuentro como el que tuviste con los delincuentes que estaban con esas furcias de tus primas (solo culpando a Ani y Flo)
El hecho de que papá quisiera llevarme a su casa me asustó, no quería ir con el, una cosa era querer ponerle los cuernos con Paula y otra cosa era vivir lejos de mi familia… de las chicas, solo en ese momento me di cuenta que las necesitaba como el aire que respiro y que ellas eran parte de mi vida pero no eran mis pertenencias. Conversamos algo más intentando que cambiara de parecer, pero él estaba decidido a llevarme a su casa y yo no podía hacer nada para evitarlo, luego me dejó solo por terminar la hora de visita, por lo que me sentí muy triste y abandonado. Pasé dos días más hospitalizado hasta mi alta, estaba tan apenado, lo que sumado a que cuando me miré a un espejo me encontré horriblemente deforme, que no quise recibir a nadie más que a mamá y papá, incluso rechacé a tía Dani la cual se fue muy triste.
Mi salida del hospital fue otro drama, por lo menos para mí, pues al momento de llegar mis padres a buscarme, se desencadenó una feroz discusión entre ellos, ya que al momento de la salida mi padre le dice a mamá Julia que yo me debo ir con él; ya que el juez de familia había dictaminado sentencia a su favor, por lo que había acontecido en casa durante la custodia de mamá, lo que significaba que debía de irme con papá sí o sí. Mamá rompió en llanto, agrediendo a papá hasta que la detuvieron unas personas de seguridad, cosa que sirvió de poco pues además del desahogo de llorar y darle un tremendo rodillazo en la ingle a papá, mi ida de su lado era inevitable, ¡todo en mi vida volvía a cambiar!
El trayecto a mi “nueva casa” fue muy triste, a mis penas de amores se sumaba una que me sentía un monstruo deforme, por no mencionar que la situación de la custodia o tutela familiar no me gustaba para nada, un cosa era pasar un fin de semana cada tanto en casa de papá y otra era vivir con él; su traición hacia la familia estaba lejos de ser posible de perdonar por mí. Para más remate, no me llevaba nada mío a ella, ni siquiera una simple muda de ropas, era ir a empezar todo de nuevo.
Llegué mudo a mi nuevo hogar si se puede llamar así al pequeño piso que posee mi padre y su amante Paula, ella me saludó con mucho afecto y me regaló varias sonrisas que fueron paulatinamente cambiando mi humor, por lo que a la hora de almuerzo al menos ya conversaba con ellos, nuevamente la rutina de papá nos invadió, al momento en que él salió a trabajar yo ayudé a Paula a lavar los trastos, con la diferencia que en esta oportunidad ni siquiera me acerqué a ella en la reducida cocina, mi desánimo era tal que ella me preguntó
¿Qué te pasa Claudito?
Claudio: ¿A qué te refieres?
Paula: A que ni siquiera has intentado rozarme casualmente como solías hacer…
Claudio: Será que no estoy de humor…
Paula: No te pongas así, ya verás que todo mejorará y podrás ver a tu familia… tu papá solo se está dando un “gusto” molestando a tu madre, cuando ya no pueda manejar tu estadía aquí te devolverá.
Claudio: ¿Tú crees?
Paula: Estoy segura… vamos a ver una película para alegrarte.
Claudio: Okey, yo la elijo….
Paula: No, ya que conociéndote elegirás una guarra y te pondrás malo, jajaja.
Claudio: Soy un monstruo horrible, tu ni siquiera me dejarías besarte.
Paula: No eres un monstruo, tus moretones y malestares se irán pasando y serás el adorable chico de siempre.
Claudio: En ese caso pondré una película que me levante el ánimo.
Paula: Si eso te hace feliz y te levanta el ánimo, soportaré que te pongas malo.
Claudio: No me pongo malo, solo juguetón, jajaja (reí por primera vez en el día).
Encontré una película que me llamó la atención, era antigua pero reconocí a una de las actrices que más me ha encantado en la vida Laura Antonelli, su título era “Malicia”, la puse en el reproductor y en ese mismo instante Paula sonrió diciéndome:
Veo que sabes elegir las películas para ponerte malo, jajaja.
Claudio: ¿Por qué lo dices?
Paula: Porque es un clásico para que un joven como tú se ponga malo, pero muy malo, jajaja.
Claudio: ¿Eso te molesta?
Paula: No, ya no, debo resignarme, jajaja.
Comenzamos a ver la película en un comienzo muy tranquilos, pero en la medida que avanzaba me fui calentando como un volcán que acumulaba energía después de mucho tiempo sin una erupción, disimuladamente coloqué mi brazo en el respaldo del sofá por detrás de ella, pese a que el movimiento me causaba un gran dolor por las costillas, pero eso no sería un impedimento para mis malsanas intenciones. Al rato ya mi mano tomaba su hombro y la acariciaba en forma inocente, ella sonrió pero no me miró, continúe con mis caricias hasta que ya sin mucho disimulo puse una mano en su teta izquierda por sobre su ropa, ella me miró de reojo y sonrió para decirme:
Eres incorregible,… tanto te gustan mis tetas.
Claudio: Sí a lo primero y sí a lo segundo, jejeje
No me dijo nada más seguimos viendo la película, ya a esas alturas tenía una erección indisimulable, además de que no quería disimularla, pese a mis dolores y sentimientos encontrados con respecto a Paula (no dejaba de olvidar que era la amante de papá), la deseaba sin miramientos. Ya cuando el protagonista logra vencer las febles defensas de Laura Antonelli, beso a Paula y pese al dolor de voltearme completamente, le como la teta amasada por sobre la ropa, ella no me rechaza, mientras hago esto, le desabotono la blusa y la voy dejando descubierta, con alguna dificultad libero la apetitosa areola y la chupo con frenesí, escucho los primeros suspiros de Paula
Mis avances son cada vez más osados, logro dejar ambas tetas al descubierto a mi entera disposición mientras ella acaricia mi cabeza jugando con mis cabellos, luego meto mi mano entre sus piernas pero ella me detiene y dejando mi mano sobre una de sus sedosas piernas desabrocha mi bragueta y saca mi verga, ¡creí morir!, me dice
Te aliviaré, este será nuestro secreto, pero nada más, ¿entendido?
Claudio: Sí, gracias…
Paula se me acercó dándome pequeños besos por el cuello mientras me pajeaba mi endurecida verga hasta llegar a la barriga y con su sedosa lengua recorrió toda la longitud de mi amiguito, en un segundo subí a las nubes y estuve a punto de correrme, sobre todo cuando paso por el frenillo del glande, luego daba pequeños besitos sobre la cabeza de mi verga hasta que la engullo completamente, nunca se la habían tragado entera hasta llegar a mi ingle en un solo intento, no me corrí por que el dolor de mis costillas me devolvió a la tierra, dando un pequeño grito de dolor
Paula: Mmm… ¿te dolió?
Claudio: Mis costillas aún me duelen.
Paula: Espera ponte cómodo.
Paula se arrodilló frente a mí y me separó las piernas, para continuar con su mágica obra oral puso su boca sobre mi afiebrada verga y tiró un gran hilillo de saliva sobre ella que fue bajando por todo el tronco hasta mis bolas. Con la otra mano empezó a moverme los huevos mientras me miraba a los ojos.
Paula: Cariño, ¿estás cómodo?
Claudio: Ahora sí, le contesté mirándola a sus ojos.
Paula: Que bueno porque la mamada de hoy no la vas a olvidar en toda tu vida.
Su lengua pasaba por mi verga mientras cogía con fuerza mi tronco y lo apretaba, con su otra mano amasaba suavemente mis bolas hacía. Desde arriba veía como la saliva caía por toda mi verga desde su boca, cada vez había más y empapaba toda mi hombría. Mi excitación iba cada vez más en aumento Sus arrumacos y verdaderos masajes de lengua y boca en pocos minutos minaron mi resistencia, comencé a profundizar su mamada con suaves movimientos de mis caderas, como si estuviese haciéndole el amor a sus labios y boca, ella solo interrumpía su accionar para suspirar a causa de mis caricias en sus tetas que estaban coronada por sus erizados pezones.
Claudio: Paula me voy a correr le anuncié,
Paula: Mmmm biemf dale mm
Seguimos en faena hasta que sentí las pulsaciones de mi verga que empezó a hincharse aún más, soltando los borbotones de leche que llegaban al paladar y garganta de Paula, mientras yo apretaba suavemente sus tetas y resoplaba con fuerza. Las gotas de sudor caían por mi frente, no hacía mucho calor, pero estaba muy excitado que transpiraba como si fuese una maratón.
Claudio: Aahhh , me corro, me corro, ¡Me corroooooo!
Paula: ¿Te gustó?
Claudio: Me encantó, fue increíble.
Paula: Me voy a enjuagar y lavar la boca.
Claudio: Pero antes dame un beso
Paula: Jajaja, eres un guarro que quiere probar su propia leche.
Claudio: En realidad quiero probarte a ti con ti leche.
Se marchó al baño mientras yo veía el término de la película, el resto de la tarde me dejó solo pues fue a comprarme algunas cosas para mi ya no tan obligada estadía, de hecho llegó después que papá con el cual me puse a conversar acerca de mi recuperación y de cómo lo haríamos para ir al colegio cada día a contar de el lunes siguiente Dios mediante, pues suponíamos que estaría en buenas condiciones.
Por la noche cenamos y terminado todo como ya era una costumbre ayudé a Paula a lavar y ordenar mientras papá veía televisión en la sala, estábamos en eso cuando como de costumbre volvía a las andanzas y apoyé mi hinchada verga en el portentoso culo de Paula, que les puedo decir, ella es un bombón de chocolate con almendras (son los que más me gustan).
Paula: Mmm en que quedamos… además que se supone que estás aliviado
Claudio: es que contigo es imposible estar calmado.
Paula: Pero tu padre está a solo pasos de distancia y nos puede descubrir.
Claudio: Solo un poco, le dije mientras le pasaba mi verga por el culo simulando un coito.
Paula: Si te portas bien mañana hablamos ahora debes cuidar tus costillas.
Esa noche fui a dormir sobresaltado por los sentimientos encontrados que tenía, por un lado deseaba a la amante de papá y por otro lado deseaba volver a casa y que todos nos perdonáramos de nuestras estupideces, por lo que me desperté casi afiebrado por lo que me levanté a tomar agua al baño común para las habitaciones, pensé en mirar a Paula, pero finalmente creí mejor esperar un nuevo amanecer…
Continuará
2 comentarios - Como Cambió Mí Vida: Capítulo 20