Capítulo VII: ¿Dónde está la línea del límite?
El lunes, Florencia antes de ir a la escuela pensó en cambiarse la bombacha, la sentía demasiado húmeda por el orgasmo de anoche, pero se la dejó puesta, para excitar más a su hermano.
Estuvo toda la mañana excitada, a pesar de que a la noche se había masturbado. Tenía que hacerlo de nuevo, Florcha tenía la necesidad de tocarse otra vez. De a ratos, mientras estaba en el salón y se aseguraba que nadie la estuviera mirando, se rozaba disimuladamente los dedos debajo de su pollera del colegio, tocándose levemente la conchita por encima de la bombacha.
De regreso de la escuela, Florencia le agradeció a Martín por haberle echo los ejercicios de matemáticas que tenía que llevar ese día, pues estaban todos correctos.
A media tarde, mientras mamá todavía estaba en el trabajo, y Agustina en la universidad, Florencia le dejó sus apuntes de matemáticas a Martín en la mesa de la cocina, pues le habían dado más tarea. Martín abrió los apuntes mientras se tomaba un café.
- Hoy no estudiamos? –Preguntó el muchacho.
- No tengo muchas ganas, aparte en un rato tengo inglés.
- Ok. Aunque tengo ganas de verte un poquito la bombachita.
- Jajaja. El trato era que te la mostraba cuando estudiábamos!
- Sí, ya sé… pero como hoy no estudiamos…dejame vértela un poquito.
- Jaaa, no, sos re tramposo! Ahora me voy a bañar, te la dejo en el baño para que después te hagas una paja.
- Siii, gracias hermanita.
Tras meterse en el baño, Florencia se quitó toda la ropa menos la bombacha. Abrió la ducha y se empezó a tocar de nuevo antes de meterse.
Estaba parada frente a la bañera, apoyada contra la pared. Se tocaba el clítoris en círculos para darse placer. Más mojada, más cachonda, más excitada como una zorra. Se llevaba dos dedos a la boca para lamerlos, y luego otra vez al clítoris para estimularlo. No le costó llegar al clímax. Acabó como una perra, dejando el máximo rastro posible en la bombacha que a esa altura estaba casi completamente empapada directamente. Se había masturbado dos veces encima de esa bombacha.
Se secó toda la acabada de su concha con la bombacha y se la dejó tirada en el baño a su hermano.
En pocos días, se había transformado en una zorrita.
Florencia salió del baño ya vestida, se peinó el pelo y partió para inglés, saludando a su hermano que seguía haciéndole la tarea en la mesa de la cocina.
Una vez que el muchacho terminó la tarea, fue hasta el baño, recogió la bombacha mojada de su hermana, e hizo lo habitual. No podía creer lo empapada que las dejaba su hermana, pero lo agradecía. Tras sentirle el olor a la conchita sucia de su hermana, se puso la bombachita en la punta de la pija para terminar la paja y llenarla por completo de leche calentita.
Una vez hecho, la dobló toda y la metió al lavarropas bañada en semen.
Al rato, llegó su hermana mayor Agustina de la universidad. Lo primero que hizo fue ir a ducharse. ¿Qué sucedió cuando Martín fue a bañarse? Revolvió la ropa de Agustina, encontró su bombacha y se hizo otra paja.
Esta vez era una bombachita negra, al contrario de las de Florencia, no estaba mojada. Estaba toda seca, pero al olerla en la zona de la vagina, sintió el inconfundible olor a concha, aunque no tan profundo, pero igual de excitante.
A ésta bombacha no le podía echar su semen, asique se hizo la paja oliéndola solamente.
Tras todo aquello, ya muy satisfecho, se dispuso a ducharse.
Después de cenar, Martín se sentó junto a Florencia en el sillón del living, mientras Agustina y su madre ya se habían ido a dormir.
- Te terminé la tarea ya, Flor. Te dejé todo en tu carpeta.
- En serio??? Muchas gracias hermanito!!. Tu recompensa te la dejé en el baño como lo prometí.
- Siiiii, gracias por dejármela Flor, te juro que me encantó!!
- Que bueno, entonces la pasaste bien.
- Muy bien!!! Ayer y hoy las dejaste muy mojadas. Tenía un olor riquísimo. Me hice una paja con la tuya, y después me hice otra con la bombacha de Agus.
- Con las dos?!!!??
- Sí jeje.
- A las de Agustina también las oles?
- Sí.
- Jajaja, que pendejo cochino. Me voy a dormir. Hasta mañana.
- Hasta mañana hermanita.
El lunes, Florencia antes de ir a la escuela pensó en cambiarse la bombacha, la sentía demasiado húmeda por el orgasmo de anoche, pero se la dejó puesta, para excitar más a su hermano.
Estuvo toda la mañana excitada, a pesar de que a la noche se había masturbado. Tenía que hacerlo de nuevo, Florcha tenía la necesidad de tocarse otra vez. De a ratos, mientras estaba en el salón y se aseguraba que nadie la estuviera mirando, se rozaba disimuladamente los dedos debajo de su pollera del colegio, tocándose levemente la conchita por encima de la bombacha.
De regreso de la escuela, Florencia le agradeció a Martín por haberle echo los ejercicios de matemáticas que tenía que llevar ese día, pues estaban todos correctos.
A media tarde, mientras mamá todavía estaba en el trabajo, y Agustina en la universidad, Florencia le dejó sus apuntes de matemáticas a Martín en la mesa de la cocina, pues le habían dado más tarea. Martín abrió los apuntes mientras se tomaba un café.
- Hoy no estudiamos? –Preguntó el muchacho.
- No tengo muchas ganas, aparte en un rato tengo inglés.
- Ok. Aunque tengo ganas de verte un poquito la bombachita.
- Jajaja. El trato era que te la mostraba cuando estudiábamos!
- Sí, ya sé… pero como hoy no estudiamos…dejame vértela un poquito.
- Jaaa, no, sos re tramposo! Ahora me voy a bañar, te la dejo en el baño para que después te hagas una paja.
- Siii, gracias hermanita.
Tras meterse en el baño, Florencia se quitó toda la ropa menos la bombacha. Abrió la ducha y se empezó a tocar de nuevo antes de meterse.
Estaba parada frente a la bañera, apoyada contra la pared. Se tocaba el clítoris en círculos para darse placer. Más mojada, más cachonda, más excitada como una zorra. Se llevaba dos dedos a la boca para lamerlos, y luego otra vez al clítoris para estimularlo. No le costó llegar al clímax. Acabó como una perra, dejando el máximo rastro posible en la bombacha que a esa altura estaba casi completamente empapada directamente. Se había masturbado dos veces encima de esa bombacha.
Se secó toda la acabada de su concha con la bombacha y se la dejó tirada en el baño a su hermano.
En pocos días, se había transformado en una zorrita.
Florencia salió del baño ya vestida, se peinó el pelo y partió para inglés, saludando a su hermano que seguía haciéndole la tarea en la mesa de la cocina.
Una vez que el muchacho terminó la tarea, fue hasta el baño, recogió la bombacha mojada de su hermana, e hizo lo habitual. No podía creer lo empapada que las dejaba su hermana, pero lo agradecía. Tras sentirle el olor a la conchita sucia de su hermana, se puso la bombachita en la punta de la pija para terminar la paja y llenarla por completo de leche calentita.
Una vez hecho, la dobló toda y la metió al lavarropas bañada en semen.
Al rato, llegó su hermana mayor Agustina de la universidad. Lo primero que hizo fue ir a ducharse. ¿Qué sucedió cuando Martín fue a bañarse? Revolvió la ropa de Agustina, encontró su bombacha y se hizo otra paja.
Esta vez era una bombachita negra, al contrario de las de Florencia, no estaba mojada. Estaba toda seca, pero al olerla en la zona de la vagina, sintió el inconfundible olor a concha, aunque no tan profundo, pero igual de excitante.
A ésta bombacha no le podía echar su semen, asique se hizo la paja oliéndola solamente.
Tras todo aquello, ya muy satisfecho, se dispuso a ducharse.
Después de cenar, Martín se sentó junto a Florencia en el sillón del living, mientras Agustina y su madre ya se habían ido a dormir.
- Te terminé la tarea ya, Flor. Te dejé todo en tu carpeta.
- En serio??? Muchas gracias hermanito!!. Tu recompensa te la dejé en el baño como lo prometí.
- Siiiii, gracias por dejármela Flor, te juro que me encantó!!
- Que bueno, entonces la pasaste bien.
- Muy bien!!! Ayer y hoy las dejaste muy mojadas. Tenía un olor riquísimo. Me hice una paja con la tuya, y después me hice otra con la bombacha de Agus.
- Con las dos?!!!??
- Sí jeje.
- A las de Agustina también las oles?
- Sí.
- Jajaja, que pendejo cochino. Me voy a dormir. Hasta mañana.
- Hasta mañana hermanita.
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