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Sexo playero, las excitantes vacaciones en España, parte 1

Nunca olvidaremos nuestras vacaciones en España, sus ciudades bulliciosas, los monumentos cargados de historia, su variada gastronomía, sus playas… uhmmm sus playas… cómo olvidar aquella tarde tan memorable, con la brisa marina acariciando nuestra desnudez, bronceándola bajo el sol, tarde inocente tornada de deseo, excitación, pasión y sexo sin freno, en aquella pequeña cala remota de la costa norte.
El acceso a ella era difícil, a través de unas empinadas escaleras, pero el trayecto bien lo merecía, por lo hermoso y solitario del lugar, perfecto para nuestros propósitos de realizar una de nuestras sesiones fotográficas allí, lejos de miradas indiscretas y donde poder desarrollar nuestro arte libremente. Un arte catártico, a través del cual, juntos dejamos atrás nuestras inseguridades y miedos de adolescencia, en una metamorfosis sexual, mediante la cual renacimos dejando atrás aquellos nerviosos, torpes, pero excitantes inicios sexuales, descubriéndonos centímetro a centímetro, explorando las infinitas vías del placer… sin cerrarnos puertas a nada… aceptando la belleza natural, salvaje y maravillosamente imperfecta de nuestros cuerpos, disfrutando de ella a cada instante, poniendo nuestro placer sexual al límite, siempre un escalón más arriba cada vez.
Mi chica desnuda sobre la arena, posa sugerentemente, su figura recortada por el mar… su pelo acariciado por la brisa, me da la espalda, inclinada levemente, mostrando su culo redondo que tanto me gusta, ofreciéndolo sugerentemente mientras me sonríe y mira por encima del hombro al objetivo. Voy disparando mi cámara, dándole pequeñas instrucciones, para aprovechar la luz, el paisaje, como buena modelo y amante, sabe lo que quiero y no hace falta casi hablar, ella es muy ardiente, le encanta provocarme, sabe bien cómo hacerlo, las artísticas tomas empiezan a cargarse de un tinte más sexual poco a poco, su cara se viste de vicio, sonríe maliciosamente, acaricia sus pechos, firmes y juveniles, su mano comienza a deslizarse entre sus piernas, pero sin dejarme ver como toca su vagina, sus ojos se entrecierran, deja caer su cabeza hacia atrás y emite un gemido casi imperceptible, al levantar la cabeza su pelo, largo y sedoso, cubre una parte de su cara y entornando la mirada, mira con vicio a la cámara, directamente, mordiendo levemente su labio inferior…
Es demasiado para mí, desnudo al igual que ella no puedo esconder lo evidente, una incipiente erección iba en aumento a cada estudiada pose de ella, nada dispuesta a parar, ya que el hecho de excitar a otros con su cuerpo poderosamente sexual, de sentirse observada, deseada… de ser un anhelo sexual para los hombres que ven sus fotografías, imaginárselos aliviando sus bajos instintos mientras recorren con sus lascivas miradas, cada rincón de su anatomía joven y de tersa vitalidad.
Al poco rato de retos, juegos e insinuaciones, mi pene estaba tan duro que podría haber colgado mi pesada cámara fotográfica de el sin que cayese al suelo, no tengo una verga “de caballo”, más bien de tamaño normal, pero ¿ quien necesita una herramienta de carne, grande, torpe e incapaz de empalmarse totalmente?, ella siempre adoró mi pene de sangre, duro y vigoroso, y esta vez no fue la excepción, se acercó hacia mí besando mi boca muy profundamente, de una forma húmeda, al tiempo que acompañó una de mis manos a su coñito excitado, sujetando mi polla con firmeza con la otra susurrándome al oído: “ veo que te alegraste de verme… yo también…uhmmm” inclinando suavemente la cabeza hacia delante, volviendo a caer su pelo suave, fragante, por la cara, piel contra piel, tan cerca que podía percibir el aroma de su champú favorito, su cuerpo reaccionó al contacto de mis dedos, que tan bien conocían su vagina, sus músculos se contraen momentáneamente para relajarse al instante, su boca entreabierta de la cual apenas salía un gemido con un hilo de voz, sus ojos casi cerrados como si buscase concentrar sus pensamientos en el placer que comenzaba a sentir.
Sin soltar con la otra mi verga, masturbándome muy levemente, como si quisiese dejar claro que mi polla la pertenecía y estaba a su merced, toma mi mano que estaba acariciando su empapada vagina, con la suya, y la lleva a mi boca para saborear sus excitantes y deliciosos jugos, ligeramente viscosos y transparentes, con la voz entrecortada acerté a decir: “me encanta tu sabor”, sin soltar mi pene seda la vuelta y dándome la espalda me lleva hacia la toalla donde de un empujón me tumba boca arriba y sonriendo con vicio, se arrodilla a mi lado. Comienza a masturbarme frenéticamente, alternativamente se introduce en la boca mi excitado falo, lo escupe para lubricarlo, deslizo mi mano entre sus muslos hasta llegar a su feminidad, ardiente, húmeda, palpitante… ella está muy excitada y caliente, me pajea tan rápido que creo que no podré aguantar mucho más… la sujeto ambos brazos y la volteo, ahora es ella la que está boca arriba, separo bruscamente sus piernas poniéndolas sobre mis hombros, quedando abierta y expuesta para mí, sumerjo mi cabeza entre ellas, mi boca y mi lengua están hambrientas de sexo oral y… de repente a nuestra espalda, en la escalinata, unos escalones más arriba, una pareja eleva el tono de su conversación mientras desciende a la cala, queriendo alertarnos sutilmente de su presencia… disimulan como si no se diesen cuenta, como si no hubiesen sido testigos de nuestra sexualidad desatada. Era un matrimonio que rondaba los 45 o 50 años y…Continuará

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