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Me lo contó una amiga - Cap 1

Bienvenidos todos a esta serie de confesiones, escuchadas a lo largo de los años, que decidí plasmar en relatos. Cada uno de los capítulos de "Me lo contó una amiga" será auto conclusivo, pero siempre seguirán un mismo hilo conductor: la revelación, confidencia o desahogo de una querida amiga.


Capítulo 1 - Cecilia


Apenas había entrado a la oficina hace cinco minutos y ya no veía la hora de salir. La templada tarde de primavera que me esperaba a las seis de la tarde ya se hacía desear. El día anterior había arreglado para verme con una amiga a la que llamaremos Cecilia, vieja e inseparable compañera desde la época de la primaria.


Si bien la jornada laboral fue larga y agotadora, mi oficina es un lugar digno de pasar esas penas. Créanme, la tensión sexual en ese lugar es sencillamente emocionante, pero esos serán relatos para próximos capítulos. Salí a las 18 clavadas, tomé un taxi y me dirigí al bar en el que había quedado con Ceci. Por supuesto que llegué yo antes, esa mujer cayó tarde hasta a su propio nacimiento. Sin embargo, lo que tiene de colgada lo compensa con bondad y una sonrisa que ablandaría al corazón más cerrado. Suerte para ella que puede acompañarla con un cuerpo de lo más bonito, con un culo muy bien trabajado en el gimnasio. A los quince minutos la vi llegar caminando, con el celular en mano seguramente buscando la dirección del lugar. Desde mi mesa en la vereda le hice una seña para que me ubicase:


- ¡Ceci! - tuve que gritarle para que levantara la vista.


- ¡Ja! Sabía que era por acá - se felicitó la muy despistada - ¿Cómo estás, tanto tiempo?


- Yo muy bien amiga, no como vos, que parece que te olvidaste de traer hasta el corpiño - le respondí señalando con la vista sus pezones en punta, que pedían salir de abajo de esa blusa blanca.


- Ah no, yo seré una colgada pero esto fue queriendo. Hace calor y quiero estar cómoda. Además, no te voy a negar que disfruté algunas de las miradas que me llevé, sobre todo en mi laburo.


Se sentó enfrente mío y el mozo tomó nuestra orden. Si bien yo había pensado en merendar algo más clásico, como un café, la alegría de mi amiga me convenció en pedir una buena cerveza, algo en lo que ella me acompañó. Al fin y al cabo, también era viernes. Comenzamos poniéndonos al día con nuestras vidas, ya que no nos habíamos visto en por lo menos un año, sin contar algún que otro mensaje de texto. La vida laboral a nuestros 25 años a veces puede no dar respiros, mucho menos espacio para estos encuentros. Por eso mi emoción con reencontrarme con Ceci. Al rato, para variar, la charla se dirigió a mi tema favorito: el sexo. Jamás tuve problemas en hablar de ese tema, en ese aspecto tengo la mente muy abierta, y mi amiga siempre estuvo dispuesta a escuchar y ayudarme en lo que pudiera. En esta ocasión, mi problema pasaba por cómo plantearle a mi pareja mi cada vez más grande necesidad de experimentar un trío:


- ¿O sea que querés innovar en eso? Yo esa experiencia no la tuve con parejas, creo que ahí es complicado. En la soltería se da y es como que no tenés ataduras a nada. Ahora, si me preguntas si con Mauro (su actual pareja) lo haría, seguramente que no - contestó Ceci tras revelarle mi predicamento.


- Yo también pienso así respecto de mi relación. Ya son muchos años y jamás había tocado el tema, ni siquiera se cómo abordarlo. Igual esperá, dijiste que no tuviste la experiencia con parejas, ¿pero soltera sí? - pregunté con total asombro, porque si bien entendía que ella había tenido una vida sexual activa antes de su relación, jamás me imaginé que estuviera dispuesta a un trío.


- Ah si, soltera si. En realidad no me acuerdo bien si ya estaba cortando con mi novio anterior. Pasa que tengo una memoria de mierda jajaja, pero creo que con él estaba mal ya. Igual, no fue nada pautado, surgió en el momento y ni siquiera sé cómo, no estaba borracha ni nada. Fue en una fiesta en la casa de unos chicos. Creo que me fui con un pibe a una habitación y después se sumaron otros. Yo me copé y se dió así jajaja - confesó mi amiga cómo si nada algo que yo estaba intuyendo, pero que pregunté para asegurarme:


- ¿Otros? Ceci, eso suena a más de dos chicos.


- Es que si, fácil eran cinco pibes.


Mi mandíbula debió tocar el piso luego de escuchar semejante declaración. Esta chica no había experimentado un trío, fue la puta de cinco hombres, lo que se dice un gangbang hecho y derecho. Ahora debía conocer todos los detalles, y solamente bastaba con preguntar:


- ¿¡Cinco chicos!? ¡Eras el Diego contra los ingleses!


- ¡Jajajaja tampoco es para tanto!


- ¿Cómo que no? Si yo estuviese con cinco personas no sabría qué hacer, ni siquiera por dónde comenzar. ¿Qué se sintió? - consulté.


- Fue muy estilo peli porno, tal cual te lo imaginás. Cómo te dije, primero fui a una habitación con uno de los chicos, el que más me atraía. En la cama estuvimos largo rato besándonos y arrimándonos vestidos. Esa previa es muy importante para mí.


- Concuerdo. Debería serlo para todos de hecho. ¿Y luego?


- Nos desvestimos y bajé a chuparle bien la verga. Sabés que es una de mis debilidades y bueno, este muchacho tenía una pija preciosa, así que estuve un muy buen rato deleitándome. Subía y bajaba lentamente, le daba besitos y pasaba mi lengua como si fuese un helado. Ah y las bolas también, me encantaron - comentaba Ceci mientras se desabotonaba un poco la blusa. Seguramente las cervezas, más la calentura del relato, estaban subiendo su temperatura.


- Para ser alguien con mala memoria estás dando muchos detalles, amiga.


- ¿Qué puedo decirte? Para estas cosas tengo almacenamiento de sobra jajaja. 


- Podés continuar cuándo quieras eh.


- Ok, dejame que me termine este vaso primero - dijo antes de bajarse media pinta - ¿En dónde me quedé?
- Le chupabas los huevos.


- Ah si si, bueno yo estaba muy a gusto degustando esa buena poronga cuando escucho que se abre la puerta de la habitación. Levanté la vista y vi a los otros cuatro pibes asomando sus cabezas con asombro. Les guiñé un ojo y seguí con lo mío.


- Y ese guiño fue la invitación a que se sumaran.


- No. O sí, no lo se. Simplemente en ese momento me sentía la chica más puta del mundo y poco me importaba que hicieran ellos después. Bueno, terminaron por entrar al cuarto y comenzaron a desvestirse. Luego comencé a sentir sus ocho manos recorriendo mi cuerpo, acariciando mi espalda, bajando por mis muslos, manoseando mi culo y mis tetas, todo mientras yo seguía mamando pito.


Les repito, solo mi excitación al oír esas palabras eran mayores a mi asombro por escuchar a alguien tan despistada narrar una vivencia con tanto detalle. No podía parar de imaginarme la situación.


- Hasta que, bueno, comencé a sentir otras vergas cerca mío. Primero, tomé una en cada mano y comencé a masturbarlas. Otro pibe se arrodilló en la cama al lado de mi chico inicial y alterné a chupar esas dos pijas. La quinta, por supuesto, la sentí entrando por mi concha. 


- Suena un poco abrumador. ¿Pudiste con todos?


- Lo fue. Me dieron para que tenga y guarde en todas las posiciones. Lógicamente a quienes se las chupaba luego querían penetrarme, y viceversa, por lo que hubo bastante rotación. Ya te digo, 70% del tiempo tuve las manos, boca y vagina ocupadas. El tiempo restante ellos se ocupaban de chuparme las tetas y el clítoris.


- Tengo que preguntártelo: ¿Hubo anal?


- No, todavía no me animo a eso - respondió triste, como sintiendo que me decepcionaba.


- Es comprensible, todo a su tiempo Ceci, jajaja. Bien, solo resta que cuentes el final.


- Después de cogerme de todas las formas posibles, me soltaron en el piso y formaron un circulo al rededor de mi cara. Yo sacaba la lengua y pedía la lechita mientras ellos se masturbaban. Al poco tiempo tuve mi recompensa: semen en todo mi rostro, entrando por mi boca y bajando a mis tetas. Era un sueño sin fin.


- Cómo si hubieras querido que terminase.


- Touché. Pero es que es al día de hoy que lo recuerdo, no como algo traumático, pero si a veces un poco chocante hacer memoria y decir "Wow, yo hice eso". Es como que a veces no caigo. No se por qué lo hice. Estaba en piloto automático por la calentura.


- Tranquila, no soy nadie para juzgarte.


- Gracias, se que no lo harías. No es algo que le cuente a todo el mundo.


- Sin embargo - le contesté - todavía no se cómo encarar el tema del trío con mi pareja. ¡Lo tuyo ni lo planeaste Ceci!


- Ah, eso es fácil. Comentale lo que sentís y ya.


- ¿Así de fácil?


- Así de fácil. No le des más vueltas al asunto. Andá a tu casa ahora y decile: "Amor, quiero un trío".


- ¿Vos decís?


- Si no se lo decís vos se lo digo yo, y me los garcho a ambos jajaja.


Terminamos de beber, pagamos y nos fuimos directo a mi casa. Para sorpresa de nadie, terminamos los tres, Ceci, mi pareja y yo en una fiesta sexual para el recuerdo, pero eso también será historia para otro capítulo.

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