Karma
Hola a todos, bueno, al fin me decidí y cree este primer relato. Es un poco extenso, sepan disculpar, ya mejorare
Y si, a todos les llega su San Martin diceel dicho. Esta es la historia del día que el karma nos dio la cachetada masdura de nuestra vida.
Digo “nos”, porque esta no es solo mihistoria, sino la de mi amigo y compañero de trabajo también. Pero empecemospor lo primero, me presento.
Mi nombre es German, soy profe deeducación física y cuando todo esto pasó, trabajaba en uno de los gimnasios masimportantes y caros de mi ciudad y me animo a decir del país. Tengo 31 años,mido 1.82 mts., pelo castaño, ojos marrones, de complexión atlética, bastantemarcado, tanto por el entrenamiento de gimnasio como por mi habito de jugar dosveces por semana al futbol. Mi compañero de laburo y amigo era Martin, “Tincho”para los conocidos, un morocho de 1.79 mts. y ojos verdes, robusto y bastantemás musculoso que yo, ya que dedicó su vida exclusivamente a entrenar y a jugaral rugby.
Los dos entramos casi a la vez a trabajaren el gimnasio, apenas abrió y nos formamos una reputación en el ambiente delentrenamiento. Pero fundamentalmente, forjamos juntos una gran amistad ycomplicidad que nos llevó a vivir un sinfín de aventuras de todo tipo, tanto enel trabajo, como en la noche de la city. Juntos compartimos amantes, parejas(obvio, entre nosotros lo sabíamos, pero le hacíamos creer a ellas que no eraasí), nos enfiestamos con cuantas mujeres pisaban el gimnasio, solteras, enpareja, casadas, viudas. Todas iban a parar al “matadero”, el departamento deTincho, el cual estaba especialmente acondicionado para fiestas, cumpleaños,asados, reuniones y orgias.
Como siempre, todos los años, había unaflaca que destacaba de todas las demás. Esa Venus, única e increíble que logróque todo el mundo, hombres y mujeres, se dieran vuelta a mirarla cuando entraal lugar. Y como siempre, todos los que nos conocían, sabían que los dos queúnicamente teníamos oportunidades de ganar a ese tipo de mina, éramos Tincho yyo.
Así fue como hace un año atrás, nos deleitocon su presencia Karla. Es imposible describirla y hacerle justicia a subelleza, pero voy a intentarlo: Karla era una chica de 32 años, piel trigueña,no mucho, imagínense a una mujer bronceada en pleno verano, con una piel colorcaramelo que realza cada línea de su cuerpo a la perfección y que, al estartranspirada, hace que brille cual modelo de propaganda de bronceador. Su peloera castaño, largo hasta la espalda, lacio con algunos claritos muy delicados.Su cara estaba decorada con un par de ojos verdes que hacían que te pierdas,suavemente delineados con un sutil maquillaje color negro, que los haciaresaltar más. Su nariz era suave y redondeada, el tamaño perfecto para su cara.Pero lo que mas destacaba eran sus labios. Una boca sublime, perfecta, nigrande ni chica, unos labios que te invitaban a perderte en ellos y a fantasearcon que te recorran todo el cuerpo. Su anatomía era una escultura, 1.75 mts.,totalmente trabajado, pero sin perder las líneas femeninas, se notaba queentrenaba, cual competidora de fitness, pero no al extremo de no tener grasa,al contrario, su cuerpo era el de una amazona, con un par de pechosmaravillosamente implantados por el mejor cirujano, lo que hacia que cualquiercosa que se pusiera, desde un top, hasta la remera mas holgada, atrajeramiradas. La frutilla del postre era su cola y sus piernas, perfectamentemoldeadas, con glúteos redondos y parados, que desafiaban la ley de la gravedadcon cada uno de sus movimientos.
Karla era todo lo que está bien y más, lafantasía de todos los hombres y de muchas mujeres del gimnasio. Y no solo porcomo se veía, sino por su carisma y su alegría constante. Su sonrisa podíaderretir al corazón mas frio y su mirada podía llevarte a un mundo donde nadamás que ella importaba.
En ese marco, Tincho y yo nos propusimosconquistarla a toda costa, charlamos y tiramos indirectas al principio,tanteándola. Ella siempre se reía, pero nunca daba indicios de nada mas quesimpatía. Con el tiempo, pasamos a invitarla constantemente a cenas, bares,fiestas con la gente del gimnasio. Parecíamos dos aviones militares yankisbombardeando sin piedad a nuestro objetivo. Pero ella nada.
Una noche, se entretuvo probando unasclases nuevas de Zumba, verla ir a la clase, paralizo a todo el gimnasio y conla excusa de “apoyar a los profes nuevos” todos fuimos a verla bailar a ella.Habiendo terminado la clase, la vemos tomar su celular y hacer una llamada,dibujando una sonrisa de dulzura mientras hablaba. Al colgar, Tincho y yo nosacercamos
Yo: Eh Kar, que maravilla, como te moves,increíble como bailas
Tincho: ¡¡¡Uffff, casi me matas de uninfarto Kar!!!
Kar: jajaja gracias chicos, no es paratanto, solo me divertí y me dejé llevar – dijo mientras se abrigaba y acomodabasus cosas
Yo: Che Kar, cuanta sonrisa al teléfono… -pregunte, intentando sacarle data
Kar: Si! Lo llame a mi novio para que mepase a buscar porque es tarde ya y no tengo ganas de manejar hasta casa –respondió con una enorme sonrisa
Tincho: Ah, tenes novio? ¡¡No nos contastepicarona!! Quien es el afortunado – inquirió mi amigo, sin el mínimo interésrealmente, pero cualquier información serviría para nuestros planes
Kar: Si!!! El gordo y yo estamos juntoshace años, es un amor. Mi compañero – lo dijo con un nivel de dulzura ysentimiento que juro que casi me daba lastima querer volteármela y arruinarlela relación
Tincho: ahhhh mira… el “gordo” – dijo casidespectivamente – tan gordo no debe ser, como para estar con un camión como vos
Kar: jajajaja si supieras, es una maquinade comer, no tiene fondo – dijo entre carcajadas
Esto ultimo provoco en los dos unsentimiento raro, de desprecio y odio a la vez en contra del “gordo”. Bastomirarnos con Tincho para saber que el próximo paso, para lograr nuestroobjetivo, era destruir la imagen del novio de Karla. Y así fue como con elpasar de los días nos dedicamos a sacarle el cuero al “gordo”, comentarios loscuales Karla no daba importancia. Todo acompañado de reiteradas invitacionespor parte de ambos a salir o cenar.
Después de unas semanas, no se si porcansancio o porque nuestro plan de hacer ver mal al novio de la Diosa delgimnasio, dio sus frutos, Karla aceptó una invitación nuestra. Entre una cosa yla otra, arreglamos todo. Una juntada a tomar algo en lo de Tincho y para noser tan obvios invitamos a Marianita, un gatito caro, rubia teñida, marcada ymuy bien tuneada, que iba a la misma hora que Karla y que ya había garchado conTincho y conmigo, por separado, juntos y con otros amigos del gimnasio. Ellaiba a servir de “cubierta” para que no fueran tan obvias nuestras intencionespara esa juntad, más allá de que no formaría parte de nuestro plan.
Llego el sábado, Tincho y yo hicimos lascompras, preparamos el ambiente, velas aromáticas, música, luces bajas, buenamúsica house, un poco de merca y pastis para todos los gustos, para ponerlepicante a la noche. Todo estaba listo, Marianita nos avisa por wssp que Karlaquedo en pasarla a buscar y que a eso de las 23 hs llegaban al departamento.
El timbre sonó a la hora indicada, primeroentro Marianita, con un vestido muy corto plateado, que cubría apenas suhermoso culo de gato, de esos sin espalda y con dos tiras que apenas conteníansus pechos operados de vedette. Tras ella entro Karla, era un sueño. Un vestidonegro corto, pero no tanto, con un escote suelto, casi hasta el ombligo, deesos que si se agachan te dejan ver lo suficiente. El pelo recogido con dosmechones a los lados de su cara y unas sandalias de taco largo con tiras atadas,casi hasta la rodilla. Una reina, una diosa, no se podía creer lo potra queera. Mientras Tincho saludaba a Mariana, yo hacia lo propio con Karli sinsacarle la vista de encima y mientras cerraba la puerta tras ella, sentí untope que la freno en seco…
Voz desconocida: Perdón, ¿puedo pasar? –dijo una voz desconocida hasta ese momento y dándome vuelta para ver quien era,me encuentro con una imagen enorme de Goku, que cubría casi la mitad el anchode la puerta. Esa imagen no era otra cosa que la remera que llevaba puesta elnovio de Karli… Si, ni lerda ni perezosa, nuestra presa trajo a su perroguardián.
Sin palabras comencé a recorrer con lamirada al “gordo”, quien le hacia honor a su apodo, pero no como nosotrospensábamos. Era un tipo de unos 35 años, que fácil media 1.90 mts o más. Depelo corto castaño y una barba relativamente larga, estilo vikingo. Llevabapuesto unos lentes de marco negro, la remera negra que antes me hizo creer queel personaje del dibujito japonés me estaba hablando, su espalda ocupabaprácticamente el ancho de la puerta y ni hablar de sus brazos que parecían dostambores de petróleo que terminaban en un par de manos dignas de un gorila, condedos toscos y gruesos. Tenía panza (asumí que de ahí el apodo “gordo”), peroclaramente la disimulaba con la espalda y los brazos.
Kar: ay chicos, espero que no les moleste,le dije al gordo que nos acompañe, ya que estas semanas estuvieron muyinsistentes hablando de él jaja – llamativamente, su habitual alegría yjocosidad, había mutado en una cierta acidez al decir este comentario
Yo: n…no…no esta todo bien… Hola soyGerman – trate de encubrir mi asombro y decepción
Mari: Tranqui Kar, los chicos aceptan atodo el mundo en las juntadas, además Tin, Ger, no saben, un copado el novio deKar, nos pasó a buscar en su “camionsote” jajajaja
Gordo: jaja no es un “camionsote” Mari, esuna F100 del ´60 remodelada – dijo tranquilamente el gigante
Los cinco pasamos al living y nosacomodamos en la mesa, Tincho seguía sin decir nada, sin poder ocultar suprofundo disgusto y desprecio hacia el inoportuno invitado. La noche fuepasando, las chicas, llevaban adelantela charla, yo trataba de amenizar el ambiente, mientras el novio de Karla nosseguía la corriente muy tranquilo, haciendo algún que otro comentario entresorbo y sorbo de las bebidas que habíamos traído. En eso, Tincho me hace unaseña, para que vaya a la cocina. Ya los dos solos me dice:
Tincho: No lo puedo creer, algo tenemosque hacer, no se nos puede escapar la perra esta, hay que sacar del medio alboludaso ese – entre indignado y furioso – ya se!!!! Mira – me dijo mientras abríael armario donde guardaba los suplementos del gimnasio y los medicamentos –Estas me las dio Paulita, la psiquiatra que me garchaba, son para dormir, se lotiramos al gordo en la bebida y cuando se duerma, nos comemos al a noviadelante de el
Yo: para loco!!! El flaco ya viene tomandoalcohol, mira si le hace algún efecto y se nos muere acá – dije con ciertogrado de preocupación – mientras decía esto, Tincho ya había molido dospastillas y las había diluido en un vaso con la bebida que el gordo tomaba… Nohabía vuelta atrás, mi amigo quería cogerse a Karla a cualquier precio.
Volvimos al living y repartimos los vasoscon sumo cuidado de darle el especial al grandote. Los dos nos pusimos mascordiales y nos dedicamos a flirtear con las chicas, principalmente con nuestrapresa, todo con tal de que no sospechen nada nuestros invitados. La charlaavanzo más y más, nos enteramos que el gordo se llamaba Dante, que eraingeniero en sistemas y profe de la facultad de informática (claramente un ñoñocon todas las letras), que le gustaban los videojuegos y los comics. Todo estodicho por Karla, quien con cada comentario lo miraba con ternura.
La noche avanzo y notábamos que no lehacia efecto la bebida cargada a Dante, hasta que en un momento…
Dante: mmmm amor, vos sabes que me sientoun poco raro – la cara de Tincho se transfiguro como si fuera el Grinch, al quele estaba saliendo el plan.
Kar: ¿Gor te sentís bien? – lo miro concara de preocupación
Tincho: si te sentís cansado o mal podestirarte en el sillón – tratando de parecer un anfitrión considerado.
Dante: no, en realidad no estoy cansado,estoy mas que nada intrigado, de por que ustedes dos, creyeron que metiéndomealgo en el vaso iban a poder voltearme – expreso con suma tranquilidad
Todos excepto Karla, nos quedamosatónitos, hasta que Mari, de una carcajada trato de excusarnos diciendo queéramos incapaces de hacer eso, a lo que Dante, con un movimiento de su mano,levanto el vaso que había escondido bajo la mesa sin que nos diéramos cuenta ydejo ver a tras luz restos de las pastillas que Martin había pulverizadotorpemente
Dante: ¿ves esto Mari? Eso seguramente esuna pastilla para dormir, o varias, muy mal molidas porque no legaron adiluirse y seguro son genéricas, porque sentí un olor raro en la bebida apenasme lo acerqué a la cara –
Los dos nos miramos y tratamos de emitiralgún tipo de excusa, pero fue en vano, Dante, con una mirada seria y potente,apoyo el vaso en la mesa. Mientras, Karla empezó a reír de manera maliciosa,como nuca la vimos jamás
Kar: jajaja… ustedes dos se piensan que elgordo es boludo? ¿Se creen que él no sabe todas las estupideces que me dijeronestas semanas y que me están tirando los perros desde que empecé el gimnasio? –mientras nos miraba fijamente – Amor, estos dos se piensan que les voy a darbola, no tienen ni idea de lo que se necesita para estar conmigo y más aún,para dejarme satisfecha – sentencio, la hasta ese momento, la dulce Karla
Dante: ¿Les mostramos? – dijo con una caramaquiavélica, a la par que invitaba con su mano a su novia a que se levante desu silla y se acercase a él para besarlo apasionadamente.
La pareja se fundió en un beso profundo,lleno de deseo y lujuria, mientras ella se aferraba a la cabeza de Dante, elapoyaba sus enormes manos en su cuerpo, recorriéndolo, levantando su vestido,dejando al descubierto esa imponente cola. Llevaba puesta una tanguita de encajenegro, que contrastaba con su hermosa piel y se perdía entre esos glúteosperfectos.
Dante llevo su silla mas lejos de la mesa,quedando casi en medio de la sala, dejándonos ver la escena completa, mientras ella,desabrochaba su pantalón y metía su mano dentro, para sacar algo que en nuestravida pensábamos ver.
Con esfuerzo y estirando a mas no poder elpantalón, ella logro sacar un terrible pedazo de pija, que, estando flácida,por lo menos llegaba a 25 cm, con un grosor monstruoso, que apenas le permitíacerrar la mano a Karla. Mariana, atónita, solo pudo decir “ay por Dios, peroque pedazo de pija…”, Martin y yo estábamos mudos viendo a esa bestia emergerdel pantalón del “gordo”.
Karla: Ahora entienden por qué le digo “gordo”?Esto es lo que se necesita para dejarme satisfecha, un macho como el, con unaporonga que no me alcancen las manos – dijo viéndonos de reojo con una actitud jamásvista, la de una hembra lujuriosa.
Terminando la frase, procedió aengullir la poronga de su novio. Apenas podía contenerla en su boca, pero conunos movimientos que denotaban una habilidad innata para el pete, consiguió contenerla en su cavidad bucal. Abría su boca dejando caer saliva sobre esemiembro que comenzaba a despertar y a endurecerse. Al cabo de unos minutos practicandouna mamada magistral, ensalivando toda esa pija, recorriéndolo completo, desdesus bolas hasta su glande, Karla, llevó a su máxima expresión a labestia que su novio tenia guardada entre sus piernas. Fácilmente superaba los30 cm de largo y unos 8 o 9 cm de ancho. Una pija digna de un negro dotado delcine porno de más alta calidad.
Mari: hay Kar… como haces para meterte esoen la boca… es enorme – dijo, mostrando claros indicios de excitación.
Kar: ay Mari… mmmmmggggg… llevo años…practicando MMMMMGGGGG… esta bestia… no se doma así nomas – decía entre mamaday mamada, intercalando lamidas lentas y largas a lo largo del tronco ysucciones a las bolas de su novio.
Dante, gentilmente hizo que su mujer separe, girándola y soltando su vestido, lo dejo caer al piso, regalándonosla imagen más majestuosa de nuestra vida. Karla de frente a nosotros, con sus pechosredondos y turgentes, adornados por unos pezones perfectos, armónicos y enpunta, los que demostraban su nivel de calentura. Con una mano, él la tomo dela cintura, llevándola hacia él y con la otra mano corrió su tanga a uncostado, apuntalando la cabeza de su pija en la perfecta y depilada concha desu mujer. Y cuando digo perfecta era porque así lo era, carnosa, redondeada,sin que le sobre nada, brillante, por el flujo liberado por la excitación.
Apenas esa pija, comenzó a abrirse paso enel sexo de Karla, ella comenzó a gemir como una perra en celo y al llegar a untercio de poronga, pudimos ver como ella llegaba, increíblemente, a un orgasmo frenéticoy poderoso, plagado de espasmos y temblores de esa hembra maravillosa. En esemomento, Dante, apoyando su enorme mano en el hombro de Kar, la hizo bajar deuna hasta ensartarla completamente. Ella lanzo un grito de placer, arqueando suespalda y dando vuelta sus ojos hacia atrás, para después empezar a cabalgarsemejante animal. Se movía como poseída sobre su hombre, contoneaba suscaderas, engullendo completamente esa pija. Era increíble ver esa escena, eraun baile frenético donde la música eran gemidos y jadeos de ambos amantes.
Mari: Dios… es increíble que se banque esapija, apenas entro la hizo acabar… - decía ella mientras inconscientementeacariciaba sus pechos bajo su vestido y llevaba su mano entre sus piernas, enun estado casi hipnótico.
Tincho y yo solo pudimos más que sacarnuestras pijas para masturbarnos. No podíamos creer que esa escena tenía comoprotagonista a la dulce Karla, no podíamos razonar que esa amazona sexual erala misma dulce mujer que se reía de cualquier cosa y siempre estaba alegre enel gimnasio.
En eso, Dante se levantó de un solomovimiento, sin salir de adentro de Karla, sosteniéndola de un pecho y de lacintura, y la llevo a la mesa, haciendo que apoye sus manos sobre esta,mientras la agarraba del pelo, tirando atrás su cabeza para besarla, a la parque, embestía como un tren, el sexo de su mujer. Sacaba esa pija lento de ellay de un movimiento fuerte y explosivo se enterraba en en lo mas profundo de susvísceras. Casi podíamos ver como la cabeza de su pija presionaba las paredesdel abdomen de Karla, cual alien tratando de emerger de su victima, llenándolacompletamente y haciéndola delirar de placer
Dante: Ven pendejos… Esto es lo que ellase merece, que se la cojan como debe ser – exclamo el gordo, mientras nosclavaba la mirada, manejando la cabeza de su mujer para que nos mire de frente,mientras nos hacíamos la paja – amor, decile a estos dos si te hubieraalcanzado con esas dos pijitas…
Kar: MMMMGGGHHHHH no amor… AYYY … POR …DIOS… tu pija es única amor… la mejor – mientras sus ojos nos miraban fijamentey esbozaba una sonrisa maléfica, sentencio – AHHHH … ufffff si amor… me vas ahacer acabar otra vez… te dije … estos … dos… son dos pitos cortos … AAAAHHHHHDIOOOOOSSSSS ACABOOOO AMOOOOORRR!!!!!! - grito estallando en un orgasmo que la sacudió desde sus pies hasta su cabeza, haciendo que tu clave sus uñas en la mesa
Estas palabras me destruyeron la moral,mientras la miraba, vi mi pija, que no era despreciable, pero en comparación,parecía un escarbadientes y solo sentí vergüenza. Pero en Tincho provoco todolo contrario, un estado de furia que lo llevo a saltar de la silla con su pijaen la mano e ir directo hacia Karla
Tincho: YO TE VOY A MOSTRAR LO QUE PUEDEHACER ESTE PITO CORTO, PUTA!!!!!! – dijo claramente descolocado y furioso
Por desgracia para él, Dante una vez másnos sorprendió, de un movimiento saco del medio a Karla alejándola de Martin, colocándoseentre ambos como si fuera uno de esos guardaespaldas que se ponen frente a unabala y de un solo movimiento, le dio un revés en la cara a Martin, haciéndolovolar un metro hacia atrás. Mari y yo estábamos petrificados. Dante con un airede guerrero se acercó a Tincho, que yacía atontado por el golpe en el piso, consangre en su cara. Con una mano lo agarro de la cabeza, envolviendo su cráneo desdearriba con sus dedos, cual garra de maquinita de peluches y lo levantó,mientras que con la otra le propicio un puñetazo de proporciones bíblicas, fuecomo si un camión se llevara puesto un pájaro a toda velocidad.
Martin una vez más voló lejos de suagresor sin poder defenderse, con la cara claramente dañada y cubierta desangre. El gigante, camino hasta su víctima y lo agarro ahora del tobillo,arrastrándolo cual trapo de piso al sillón.
Dante: ¡¡¿Así que muy machito, queriendocogerse a traición a la mujer de otro y encima insultándola?!!! ¿¿Te crees muymachito?? ¡¡¡¡Ahora vas a ver lo que es un HOMBRE de verdad, que cuida a sumujer de los boludos como vos que le quieren faltar el respeto!!!! – dijo conun tono enojado, pero sin perder la calma.
Tiro boca abajo a Martin sobre el sillón,quien estaba completamente perdido después de los dos golpes recibidos. Loacomodo en cuatro patas, con su torso sobre el sillón y de un movimiento brutale impiadoso, penetro el culo de mi amigo. Fue impresionante, simplemente seacomodo detrás de el y apunto su garrote directo a Martin, dudo que algún culohaya podido resistir semejante embate, fue tan violento y certero, que mandohasta casi la mitad su pija dentro de Martin. Este, solo pudo amagar aagarrarse con fuerza del sillón en vista de que, por tamaño y peso, Dante losuperaba de forma abrumadora. Una segunda embestida llevo la pija del gigantehasta el fondo de su víctima.
Dante: Ahí Tenes “machito” … ¡¡¡¡¡Te vas abancar toda mi pija… TE VOY A ROMPER TODO COMO EL PUTO CAGON QUE SOS!!!!! -mientras tanto, pude ver, como Karla, ya se había acomodado en el sillón, consus piernas separadas y viendo a su macho con total lujuria y gozo, se metíalos dedos en su concha, de forma salvaje, haciendo brotar de ella un líquidobrillante.
Kar: SI amor!!! SIII!!!! Hacelo…. AYYYDIOS COMO ME CALENTAS!!! …. UFFFFF… hacelo mierda, amor… quiero acabar viéndotedefenderme!!!!! AHHHHHHHHH SIIIIIIIIIIIIII – Decía totalmente perdida en untorbellino de lujuria y orgasmos, eyaculando a chorros sobre el cuerpo inertede Martín, que solo se movía por espasmos involuntarios y por las embestidassalvajes de Dante.
Así estuvieron por casi una hora. Mari yaestaba casi desnuda, sentada en un charco de flujo, totalmente desalineadatemblando por el ultimo orgasmo que tuvo, yo no podía mas que masturbarme yeyacular una y otra vez, dominado por la calentura y el temor de terminar comomi amigo, violado por un semental salvaje.
Finalmente, Dante, acabo dentro de miamigo, fue una acabada terrible, digna de un toro. Todo su cuerpo se tensó, suespalda parecía expandirse, sus manos se clavaron cual garras en la cintura deMartin y lanzo una mezcla de gruñido y rugido salvaje que debe haberseescuchado en todo el edificio. Fue increíble, hasta para un hombre heterosexualver semejante espectáculo, incluso pude apreciar, que debajo de Tincho, habíaun charco de semen que brotaba de la pija de mi amigo, más allá de todo, el habíaacabado involuntariamente y por la cantidad, mas de una vez.
Aun bufando como un animal, Dante, saliódel ano de Martin, con su pija descomunal aun erecta, sucia de semen y sangre.Cual guerrero de antaño, procedió a limpiar su “arma”, con las cortinas delventanal que daba al balcón frontal, dejando las manchas de su masacre.
Dante: Nadie te va a lastimar o a faltarteel respeto nunca amor, yo soy tu amante, tu macho y tu guardián- dijo a sumujer, dándole un profundo y apasionado beso.
Ella, con una mirada de amor profundo loabrazo, parándose del sillón y agarrando su ropa, se vistieron tranquilamente.
Karla: Mari, todavía tengo que dejarsatisfecho al gordo, apenas tuvo un calentamiento acá, si queres podes venircon nosotros y mirar- dijo con picardía a Marianita
Porsu parte Dante, volviendo a ser el mismo tipo tranquilo de cuando entro, seacerco a mi y muy calmado me dijo mirándome a los ojos:
Dante: ¿German no? Espero que hayas entendidolo que le pasa a la gente irrespetuosa y chota. No me quiero enterar que algunode ustedes dos se quiere encarar de nuevo a mi mujer… y si al marica de tuamigo se le ocurre denunciarme o hacerle algo a Karli, decile que lo de hoy, essolo el comienzo, que lo voy a hacer vivir el infierno mismo si se atreve ameterse con mi mujer o conmigo – me dijo con una tranquilidad que soloconsiguió llenar de pánico mi alma.
Al rato que se fueron, me acerque aMartin, que yacía embadurnado en semen y sangre, tirado en el sillón. Como pudelo lleve a la ducha y lo bañe. Apenas y se podía quejar del dolor que sentía,aunque sabia que lo realmente dañado era su orgullo y su masculinidad.
Después de tantas faenas, tantas mujeres alas que nos cogimos en ese departamento, de tantas parejas que destrozamos porel solo placer de demostrar nuestra hombría, finalmente el universo nos habíadevuelto la cachetada.
Limpie lo mejor que pude el living, tirelas cortinas y las fundas del sillón, mientras deje a Tincho dormir. Al otro díanada fue igual, pase parte de enfermo para Martin en el trabajo, mientras serecuperaba, no quiso ir a un medico para mantener lo que le quedaba dedignidad, hasta que el dolor fue insoportable. A los 3 días, fuimos juntos auna clínica privada, ya que a el se le dificultaba caminar. Nos atendieron dos médicos,que al ver las lesiones de Tincho y al no dar muchas explicaciones de nuestraparte, sacaron sus propias conclusiones. Pude escuchar fuera de la sala a losmédicos que habían visto a Martin decir:
Medico 1: Miralos a estos dos, seguro elflaco le quiso romper el culo al otro y se pasaron de rosca, encima seguro lemetieron un poco de sado, por los golpes.
Medico 2: che estos no son los dos profesdel gimnasio cheto del centro, a donde van nuestras mujeres?
Medico 1: ahhh con razón se me hacíanconocidos, quien hubiera dicho que eran maricones JAJAJA
La vergüenza era intolerable, no tantopara mí, pero me imaginaba lo que mi amigo sentía…
Finalmente, un tiempo después, Tinchodecidió desaparecer del gimnasio. Me entere por terceros, ya que dejo inclusode hablar conmigo, que había rescindido el alquiler del departamento y se habíaido de la ciudad, sin decir a donde. Yo por mi parte, renuncie, ya que se hizoconocida la anécdota de los dos profes maricones que fueron a la clínica porqueuno terminó con el culo muy roto. Me dedique a seguir estudiando y terminetrabajando como rehabilitador en un geriátrico.
La vida es mucho más tranquila y monótona,ya nunca mas supe de Martin. Me enteré por Mari, una de las pocas con la que sigoen contacto, que Karla aun va a entrenar, pero que ya nadie se pasaba de vivocon ella, no solo porque Mari desparramo el chisme de que el novio le rompió lacabeza a uno que le falto el respeto a Karli, sino que, además, Dante empezó aentrenar en el gimnasio, haciendo gala de su fuerza y marcando sutilmente lacancha para todos sus intentos de rivales. De ellos nunca salió una palabra delo sucedido, siguen como si nada, juntos y felices, llevándose bien con todo elmundo.
Hola a todos, bueno, al fin me decidí y cree este primer relato. Es un poco extenso, sepan disculpar, ya mejorare
Y si, a todos les llega su San Martin diceel dicho. Esta es la historia del día que el karma nos dio la cachetada masdura de nuestra vida.
Digo “nos”, porque esta no es solo mihistoria, sino la de mi amigo y compañero de trabajo también. Pero empecemospor lo primero, me presento.
Mi nombre es German, soy profe deeducación física y cuando todo esto pasó, trabajaba en uno de los gimnasios masimportantes y caros de mi ciudad y me animo a decir del país. Tengo 31 años,mido 1.82 mts., pelo castaño, ojos marrones, de complexión atlética, bastantemarcado, tanto por el entrenamiento de gimnasio como por mi habito de jugar dosveces por semana al futbol. Mi compañero de laburo y amigo era Martin, “Tincho”para los conocidos, un morocho de 1.79 mts. y ojos verdes, robusto y bastantemás musculoso que yo, ya que dedicó su vida exclusivamente a entrenar y a jugaral rugby.
Los dos entramos casi a la vez a trabajaren el gimnasio, apenas abrió y nos formamos una reputación en el ambiente delentrenamiento. Pero fundamentalmente, forjamos juntos una gran amistad ycomplicidad que nos llevó a vivir un sinfín de aventuras de todo tipo, tanto enel trabajo, como en la noche de la city. Juntos compartimos amantes, parejas(obvio, entre nosotros lo sabíamos, pero le hacíamos creer a ellas que no eraasí), nos enfiestamos con cuantas mujeres pisaban el gimnasio, solteras, enpareja, casadas, viudas. Todas iban a parar al “matadero”, el departamento deTincho, el cual estaba especialmente acondicionado para fiestas, cumpleaños,asados, reuniones y orgias.
Como siempre, todos los años, había unaflaca que destacaba de todas las demás. Esa Venus, única e increíble que logróque todo el mundo, hombres y mujeres, se dieran vuelta a mirarla cuando entraal lugar. Y como siempre, todos los que nos conocían, sabían que los dos queúnicamente teníamos oportunidades de ganar a ese tipo de mina, éramos Tincho yyo.
Así fue como hace un año atrás, nos deleitocon su presencia Karla. Es imposible describirla y hacerle justicia a subelleza, pero voy a intentarlo: Karla era una chica de 32 años, piel trigueña,no mucho, imagínense a una mujer bronceada en pleno verano, con una piel colorcaramelo que realza cada línea de su cuerpo a la perfección y que, al estartranspirada, hace que brille cual modelo de propaganda de bronceador. Su peloera castaño, largo hasta la espalda, lacio con algunos claritos muy delicados.Su cara estaba decorada con un par de ojos verdes que hacían que te pierdas,suavemente delineados con un sutil maquillaje color negro, que los haciaresaltar más. Su nariz era suave y redondeada, el tamaño perfecto para su cara.Pero lo que mas destacaba eran sus labios. Una boca sublime, perfecta, nigrande ni chica, unos labios que te invitaban a perderte en ellos y a fantasearcon que te recorran todo el cuerpo. Su anatomía era una escultura, 1.75 mts.,totalmente trabajado, pero sin perder las líneas femeninas, se notaba queentrenaba, cual competidora de fitness, pero no al extremo de no tener grasa,al contrario, su cuerpo era el de una amazona, con un par de pechosmaravillosamente implantados por el mejor cirujano, lo que hacia que cualquiercosa que se pusiera, desde un top, hasta la remera mas holgada, atrajeramiradas. La frutilla del postre era su cola y sus piernas, perfectamentemoldeadas, con glúteos redondos y parados, que desafiaban la ley de la gravedadcon cada uno de sus movimientos.
Karla era todo lo que está bien y más, lafantasía de todos los hombres y de muchas mujeres del gimnasio. Y no solo porcomo se veía, sino por su carisma y su alegría constante. Su sonrisa podíaderretir al corazón mas frio y su mirada podía llevarte a un mundo donde nadamás que ella importaba.
En ese marco, Tincho y yo nos propusimosconquistarla a toda costa, charlamos y tiramos indirectas al principio,tanteándola. Ella siempre se reía, pero nunca daba indicios de nada mas quesimpatía. Con el tiempo, pasamos a invitarla constantemente a cenas, bares,fiestas con la gente del gimnasio. Parecíamos dos aviones militares yankisbombardeando sin piedad a nuestro objetivo. Pero ella nada.
Una noche, se entretuvo probando unasclases nuevas de Zumba, verla ir a la clase, paralizo a todo el gimnasio y conla excusa de “apoyar a los profes nuevos” todos fuimos a verla bailar a ella.Habiendo terminado la clase, la vemos tomar su celular y hacer una llamada,dibujando una sonrisa de dulzura mientras hablaba. Al colgar, Tincho y yo nosacercamos
Yo: Eh Kar, que maravilla, como te moves,increíble como bailas
Tincho: ¡¡¡Uffff, casi me matas de uninfarto Kar!!!
Kar: jajaja gracias chicos, no es paratanto, solo me divertí y me dejé llevar – dijo mientras se abrigaba y acomodabasus cosas
Yo: Che Kar, cuanta sonrisa al teléfono… -pregunte, intentando sacarle data
Kar: Si! Lo llame a mi novio para que mepase a buscar porque es tarde ya y no tengo ganas de manejar hasta casa –respondió con una enorme sonrisa
Tincho: Ah, tenes novio? ¡¡No nos contastepicarona!! Quien es el afortunado – inquirió mi amigo, sin el mínimo interésrealmente, pero cualquier información serviría para nuestros planes
Kar: Si!!! El gordo y yo estamos juntoshace años, es un amor. Mi compañero – lo dijo con un nivel de dulzura ysentimiento que juro que casi me daba lastima querer volteármela y arruinarlela relación
Tincho: ahhhh mira… el “gordo” – dijo casidespectivamente – tan gordo no debe ser, como para estar con un camión como vos
Kar: jajajaja si supieras, es una maquinade comer, no tiene fondo – dijo entre carcajadas
Esto ultimo provoco en los dos unsentimiento raro, de desprecio y odio a la vez en contra del “gordo”. Bastomirarnos con Tincho para saber que el próximo paso, para lograr nuestroobjetivo, era destruir la imagen del novio de Karla. Y así fue como con elpasar de los días nos dedicamos a sacarle el cuero al “gordo”, comentarios loscuales Karla no daba importancia. Todo acompañado de reiteradas invitacionespor parte de ambos a salir o cenar.
Después de unas semanas, no se si porcansancio o porque nuestro plan de hacer ver mal al novio de la Diosa delgimnasio, dio sus frutos, Karla aceptó una invitación nuestra. Entre una cosa yla otra, arreglamos todo. Una juntada a tomar algo en lo de Tincho y para noser tan obvios invitamos a Marianita, un gatito caro, rubia teñida, marcada ymuy bien tuneada, que iba a la misma hora que Karla y que ya había garchado conTincho y conmigo, por separado, juntos y con otros amigos del gimnasio. Ellaiba a servir de “cubierta” para que no fueran tan obvias nuestras intencionespara esa juntad, más allá de que no formaría parte de nuestro plan.
Llego el sábado, Tincho y yo hicimos lascompras, preparamos el ambiente, velas aromáticas, música, luces bajas, buenamúsica house, un poco de merca y pastis para todos los gustos, para ponerlepicante a la noche. Todo estaba listo, Marianita nos avisa por wssp que Karlaquedo en pasarla a buscar y que a eso de las 23 hs llegaban al departamento.
El timbre sonó a la hora indicada, primeroentro Marianita, con un vestido muy corto plateado, que cubría apenas suhermoso culo de gato, de esos sin espalda y con dos tiras que apenas conteníansus pechos operados de vedette. Tras ella entro Karla, era un sueño. Un vestidonegro corto, pero no tanto, con un escote suelto, casi hasta el ombligo, deesos que si se agachan te dejan ver lo suficiente. El pelo recogido con dosmechones a los lados de su cara y unas sandalias de taco largo con tiras atadas,casi hasta la rodilla. Una reina, una diosa, no se podía creer lo potra queera. Mientras Tincho saludaba a Mariana, yo hacia lo propio con Karli sinsacarle la vista de encima y mientras cerraba la puerta tras ella, sentí untope que la freno en seco…
Voz desconocida: Perdón, ¿puedo pasar? –dijo una voz desconocida hasta ese momento y dándome vuelta para ver quien era,me encuentro con una imagen enorme de Goku, que cubría casi la mitad el anchode la puerta. Esa imagen no era otra cosa que la remera que llevaba puesta elnovio de Karli… Si, ni lerda ni perezosa, nuestra presa trajo a su perroguardián.
Sin palabras comencé a recorrer con lamirada al “gordo”, quien le hacia honor a su apodo, pero no como nosotrospensábamos. Era un tipo de unos 35 años, que fácil media 1.90 mts o más. Depelo corto castaño y una barba relativamente larga, estilo vikingo. Llevabapuesto unos lentes de marco negro, la remera negra que antes me hizo creer queel personaje del dibujito japonés me estaba hablando, su espalda ocupabaprácticamente el ancho de la puerta y ni hablar de sus brazos que parecían dostambores de petróleo que terminaban en un par de manos dignas de un gorila, condedos toscos y gruesos. Tenía panza (asumí que de ahí el apodo “gordo”), peroclaramente la disimulaba con la espalda y los brazos.
Kar: ay chicos, espero que no les moleste,le dije al gordo que nos acompañe, ya que estas semanas estuvieron muyinsistentes hablando de él jaja – llamativamente, su habitual alegría yjocosidad, había mutado en una cierta acidez al decir este comentario
Yo: n…no…no esta todo bien… Hola soyGerman – trate de encubrir mi asombro y decepción
Mari: Tranqui Kar, los chicos aceptan atodo el mundo en las juntadas, además Tin, Ger, no saben, un copado el novio deKar, nos pasó a buscar en su “camionsote” jajajaja
Gordo: jaja no es un “camionsote” Mari, esuna F100 del ´60 remodelada – dijo tranquilamente el gigante
Los cinco pasamos al living y nosacomodamos en la mesa, Tincho seguía sin decir nada, sin poder ocultar suprofundo disgusto y desprecio hacia el inoportuno invitado. La noche fuepasando, las chicas, llevaban adelantela charla, yo trataba de amenizar el ambiente, mientras el novio de Karla nosseguía la corriente muy tranquilo, haciendo algún que otro comentario entresorbo y sorbo de las bebidas que habíamos traído. En eso, Tincho me hace unaseña, para que vaya a la cocina. Ya los dos solos me dice:
Tincho: No lo puedo creer, algo tenemosque hacer, no se nos puede escapar la perra esta, hay que sacar del medio alboludaso ese – entre indignado y furioso – ya se!!!! Mira – me dijo mientras abríael armario donde guardaba los suplementos del gimnasio y los medicamentos –Estas me las dio Paulita, la psiquiatra que me garchaba, son para dormir, se lotiramos al gordo en la bebida y cuando se duerma, nos comemos al a noviadelante de el
Yo: para loco!!! El flaco ya viene tomandoalcohol, mira si le hace algún efecto y se nos muere acá – dije con ciertogrado de preocupación – mientras decía esto, Tincho ya había molido dospastillas y las había diluido en un vaso con la bebida que el gordo tomaba… Nohabía vuelta atrás, mi amigo quería cogerse a Karla a cualquier precio.
Volvimos al living y repartimos los vasoscon sumo cuidado de darle el especial al grandote. Los dos nos pusimos mascordiales y nos dedicamos a flirtear con las chicas, principalmente con nuestrapresa, todo con tal de que no sospechen nada nuestros invitados. La charlaavanzo más y más, nos enteramos que el gordo se llamaba Dante, que eraingeniero en sistemas y profe de la facultad de informática (claramente un ñoñocon todas las letras), que le gustaban los videojuegos y los comics. Todo estodicho por Karla, quien con cada comentario lo miraba con ternura.
La noche avanzo y notábamos que no lehacia efecto la bebida cargada a Dante, hasta que en un momento…
Dante: mmmm amor, vos sabes que me sientoun poco raro – la cara de Tincho se transfiguro como si fuera el Grinch, al quele estaba saliendo el plan.
Kar: ¿Gor te sentís bien? – lo miro concara de preocupación
Tincho: si te sentís cansado o mal podestirarte en el sillón – tratando de parecer un anfitrión considerado.
Dante: no, en realidad no estoy cansado,estoy mas que nada intrigado, de por que ustedes dos, creyeron que metiéndomealgo en el vaso iban a poder voltearme – expreso con suma tranquilidad
Todos excepto Karla, nos quedamosatónitos, hasta que Mari, de una carcajada trato de excusarnos diciendo queéramos incapaces de hacer eso, a lo que Dante, con un movimiento de su mano,levanto el vaso que había escondido bajo la mesa sin que nos diéramos cuenta ydejo ver a tras luz restos de las pastillas que Martin había pulverizadotorpemente
Dante: ¿ves esto Mari? Eso seguramente esuna pastilla para dormir, o varias, muy mal molidas porque no legaron adiluirse y seguro son genéricas, porque sentí un olor raro en la bebida apenasme lo acerqué a la cara –
Los dos nos miramos y tratamos de emitiralgún tipo de excusa, pero fue en vano, Dante, con una mirada seria y potente,apoyo el vaso en la mesa. Mientras, Karla empezó a reír de manera maliciosa,como nuca la vimos jamás
Kar: jajaja… ustedes dos se piensan que elgordo es boludo? ¿Se creen que él no sabe todas las estupideces que me dijeronestas semanas y que me están tirando los perros desde que empecé el gimnasio? –mientras nos miraba fijamente – Amor, estos dos se piensan que les voy a darbola, no tienen ni idea de lo que se necesita para estar conmigo y más aún,para dejarme satisfecha – sentencio, la hasta ese momento, la dulce Karla
Dante: ¿Les mostramos? – dijo con una caramaquiavélica, a la par que invitaba con su mano a su novia a que se levante desu silla y se acercase a él para besarlo apasionadamente.
La pareja se fundió en un beso profundo,lleno de deseo y lujuria, mientras ella se aferraba a la cabeza de Dante, elapoyaba sus enormes manos en su cuerpo, recorriéndolo, levantando su vestido,dejando al descubierto esa imponente cola. Llevaba puesta una tanguita de encajenegro, que contrastaba con su hermosa piel y se perdía entre esos glúteosperfectos.
Dante llevo su silla mas lejos de la mesa,quedando casi en medio de la sala, dejándonos ver la escena completa, mientras ella,desabrochaba su pantalón y metía su mano dentro, para sacar algo que en nuestravida pensábamos ver.
Con esfuerzo y estirando a mas no poder elpantalón, ella logro sacar un terrible pedazo de pija, que, estando flácida,por lo menos llegaba a 25 cm, con un grosor monstruoso, que apenas le permitíacerrar la mano a Karla. Mariana, atónita, solo pudo decir “ay por Dios, peroque pedazo de pija…”, Martin y yo estábamos mudos viendo a esa bestia emergerdel pantalón del “gordo”.
Karla: Ahora entienden por qué le digo “gordo”?Esto es lo que se necesita para dejarme satisfecha, un macho como el, con unaporonga que no me alcancen las manos – dijo viéndonos de reojo con una actitud jamásvista, la de una hembra lujuriosa.
Terminando la frase, procedió aengullir la poronga de su novio. Apenas podía contenerla en su boca, pero conunos movimientos que denotaban una habilidad innata para el pete, consiguió contenerla en su cavidad bucal. Abría su boca dejando caer saliva sobre esemiembro que comenzaba a despertar y a endurecerse. Al cabo de unos minutos practicandouna mamada magistral, ensalivando toda esa pija, recorriéndolo completo, desdesus bolas hasta su glande, Karla, llevó a su máxima expresión a labestia que su novio tenia guardada entre sus piernas. Fácilmente superaba los30 cm de largo y unos 8 o 9 cm de ancho. Una pija digna de un negro dotado delcine porno de más alta calidad.
Mari: hay Kar… como haces para meterte esoen la boca… es enorme – dijo, mostrando claros indicios de excitación.
Kar: ay Mari… mmmmmggggg… llevo años…practicando MMMMMGGGGG… esta bestia… no se doma así nomas – decía entre mamaday mamada, intercalando lamidas lentas y largas a lo largo del tronco ysucciones a las bolas de su novio.
Dante, gentilmente hizo que su mujer separe, girándola y soltando su vestido, lo dejo caer al piso, regalándonosla imagen más majestuosa de nuestra vida. Karla de frente a nosotros, con sus pechosredondos y turgentes, adornados por unos pezones perfectos, armónicos y enpunta, los que demostraban su nivel de calentura. Con una mano, él la tomo dela cintura, llevándola hacia él y con la otra mano corrió su tanga a uncostado, apuntalando la cabeza de su pija en la perfecta y depilada concha desu mujer. Y cuando digo perfecta era porque así lo era, carnosa, redondeada,sin que le sobre nada, brillante, por el flujo liberado por la excitación.
Apenas esa pija, comenzó a abrirse paso enel sexo de Karla, ella comenzó a gemir como una perra en celo y al llegar a untercio de poronga, pudimos ver como ella llegaba, increíblemente, a un orgasmo frenéticoy poderoso, plagado de espasmos y temblores de esa hembra maravillosa. En esemomento, Dante, apoyando su enorme mano en el hombro de Kar, la hizo bajar deuna hasta ensartarla completamente. Ella lanzo un grito de placer, arqueando suespalda y dando vuelta sus ojos hacia atrás, para después empezar a cabalgarsemejante animal. Se movía como poseída sobre su hombre, contoneaba suscaderas, engullendo completamente esa pija. Era increíble ver esa escena, eraun baile frenético donde la música eran gemidos y jadeos de ambos amantes.
Mari: Dios… es increíble que se banque esapija, apenas entro la hizo acabar… - decía ella mientras inconscientementeacariciaba sus pechos bajo su vestido y llevaba su mano entre sus piernas, enun estado casi hipnótico.
Tincho y yo solo pudimos más que sacarnuestras pijas para masturbarnos. No podíamos creer que esa escena tenía comoprotagonista a la dulce Karla, no podíamos razonar que esa amazona sexual erala misma dulce mujer que se reía de cualquier cosa y siempre estaba alegre enel gimnasio.
En eso, Dante se levantó de un solomovimiento, sin salir de adentro de Karla, sosteniéndola de un pecho y de lacintura, y la llevo a la mesa, haciendo que apoye sus manos sobre esta,mientras la agarraba del pelo, tirando atrás su cabeza para besarla, a la parque, embestía como un tren, el sexo de su mujer. Sacaba esa pija lento de ellay de un movimiento fuerte y explosivo se enterraba en en lo mas profundo de susvísceras. Casi podíamos ver como la cabeza de su pija presionaba las paredesdel abdomen de Karla, cual alien tratando de emerger de su victima, llenándolacompletamente y haciéndola delirar de placer
Dante: Ven pendejos… Esto es lo que ellase merece, que se la cojan como debe ser – exclamo el gordo, mientras nosclavaba la mirada, manejando la cabeza de su mujer para que nos mire de frente,mientras nos hacíamos la paja – amor, decile a estos dos si te hubieraalcanzado con esas dos pijitas…
Kar: MMMMGGGHHHHH no amor… AYYY … POR …DIOS… tu pija es única amor… la mejor – mientras sus ojos nos miraban fijamentey esbozaba una sonrisa maléfica, sentencio – AHHHH … ufffff si amor… me vas ahacer acabar otra vez… te dije … estos … dos… son dos pitos cortos … AAAAHHHHHDIOOOOOSSSSS ACABOOOO AMOOOOORRR!!!!!! - grito estallando en un orgasmo que la sacudió desde sus pies hasta su cabeza, haciendo que tu clave sus uñas en la mesa
Estas palabras me destruyeron la moral,mientras la miraba, vi mi pija, que no era despreciable, pero en comparación,parecía un escarbadientes y solo sentí vergüenza. Pero en Tincho provoco todolo contrario, un estado de furia que lo llevo a saltar de la silla con su pijaen la mano e ir directo hacia Karla
Tincho: YO TE VOY A MOSTRAR LO QUE PUEDEHACER ESTE PITO CORTO, PUTA!!!!!! – dijo claramente descolocado y furioso
Por desgracia para él, Dante una vez másnos sorprendió, de un movimiento saco del medio a Karla alejándola de Martin, colocándoseentre ambos como si fuera uno de esos guardaespaldas que se ponen frente a unabala y de un solo movimiento, le dio un revés en la cara a Martin, haciéndolovolar un metro hacia atrás. Mari y yo estábamos petrificados. Dante con un airede guerrero se acercó a Tincho, que yacía atontado por el golpe en el piso, consangre en su cara. Con una mano lo agarro de la cabeza, envolviendo su cráneo desdearriba con sus dedos, cual garra de maquinita de peluches y lo levantó,mientras que con la otra le propicio un puñetazo de proporciones bíblicas, fuecomo si un camión se llevara puesto un pájaro a toda velocidad.
Martin una vez más voló lejos de suagresor sin poder defenderse, con la cara claramente dañada y cubierta desangre. El gigante, camino hasta su víctima y lo agarro ahora del tobillo,arrastrándolo cual trapo de piso al sillón.
Dante: ¡¡¿Así que muy machito, queriendocogerse a traición a la mujer de otro y encima insultándola?!!! ¿¿Te crees muymachito?? ¡¡¡¡Ahora vas a ver lo que es un HOMBRE de verdad, que cuida a sumujer de los boludos como vos que le quieren faltar el respeto!!!! – dijo conun tono enojado, pero sin perder la calma.
Tiro boca abajo a Martin sobre el sillón,quien estaba completamente perdido después de los dos golpes recibidos. Loacomodo en cuatro patas, con su torso sobre el sillón y de un movimiento brutale impiadoso, penetro el culo de mi amigo. Fue impresionante, simplemente seacomodo detrás de el y apunto su garrote directo a Martin, dudo que algún culohaya podido resistir semejante embate, fue tan violento y certero, que mandohasta casi la mitad su pija dentro de Martin. Este, solo pudo amagar aagarrarse con fuerza del sillón en vista de que, por tamaño y peso, Dante losuperaba de forma abrumadora. Una segunda embestida llevo la pija del gigantehasta el fondo de su víctima.
Dante: Ahí Tenes “machito” … ¡¡¡¡¡Te vas abancar toda mi pija… TE VOY A ROMPER TODO COMO EL PUTO CAGON QUE SOS!!!!! -mientras tanto, pude ver, como Karla, ya se había acomodado en el sillón, consus piernas separadas y viendo a su macho con total lujuria y gozo, se metíalos dedos en su concha, de forma salvaje, haciendo brotar de ella un líquidobrillante.
Kar: SI amor!!! SIII!!!! Hacelo…. AYYYDIOS COMO ME CALENTAS!!! …. UFFFFF… hacelo mierda, amor… quiero acabar viéndotedefenderme!!!!! AHHHHHHHHH SIIIIIIIIIIIIII – Decía totalmente perdida en untorbellino de lujuria y orgasmos, eyaculando a chorros sobre el cuerpo inertede Martín, que solo se movía por espasmos involuntarios y por las embestidassalvajes de Dante.
Así estuvieron por casi una hora. Mari yaestaba casi desnuda, sentada en un charco de flujo, totalmente desalineadatemblando por el ultimo orgasmo que tuvo, yo no podía mas que masturbarme yeyacular una y otra vez, dominado por la calentura y el temor de terminar comomi amigo, violado por un semental salvaje.
Finalmente, Dante, acabo dentro de miamigo, fue una acabada terrible, digna de un toro. Todo su cuerpo se tensó, suespalda parecía expandirse, sus manos se clavaron cual garras en la cintura deMartin y lanzo una mezcla de gruñido y rugido salvaje que debe haberseescuchado en todo el edificio. Fue increíble, hasta para un hombre heterosexualver semejante espectáculo, incluso pude apreciar, que debajo de Tincho, habíaun charco de semen que brotaba de la pija de mi amigo, más allá de todo, el habíaacabado involuntariamente y por la cantidad, mas de una vez.
Aun bufando como un animal, Dante, saliódel ano de Martin, con su pija descomunal aun erecta, sucia de semen y sangre.Cual guerrero de antaño, procedió a limpiar su “arma”, con las cortinas delventanal que daba al balcón frontal, dejando las manchas de su masacre.
Dante: Nadie te va a lastimar o a faltarteel respeto nunca amor, yo soy tu amante, tu macho y tu guardián- dijo a sumujer, dándole un profundo y apasionado beso.
Ella, con una mirada de amor profundo loabrazo, parándose del sillón y agarrando su ropa, se vistieron tranquilamente.
Karla: Mari, todavía tengo que dejarsatisfecho al gordo, apenas tuvo un calentamiento acá, si queres podes venircon nosotros y mirar- dijo con picardía a Marianita
Porsu parte Dante, volviendo a ser el mismo tipo tranquilo de cuando entro, seacerco a mi y muy calmado me dijo mirándome a los ojos:
Dante: ¿German no? Espero que hayas entendidolo que le pasa a la gente irrespetuosa y chota. No me quiero enterar que algunode ustedes dos se quiere encarar de nuevo a mi mujer… y si al marica de tuamigo se le ocurre denunciarme o hacerle algo a Karli, decile que lo de hoy, essolo el comienzo, que lo voy a hacer vivir el infierno mismo si se atreve ameterse con mi mujer o conmigo – me dijo con una tranquilidad que soloconsiguió llenar de pánico mi alma.
Al rato que se fueron, me acerque aMartin, que yacía embadurnado en semen y sangre, tirado en el sillón. Como pudelo lleve a la ducha y lo bañe. Apenas y se podía quejar del dolor que sentía,aunque sabia que lo realmente dañado era su orgullo y su masculinidad.
Después de tantas faenas, tantas mujeres alas que nos cogimos en ese departamento, de tantas parejas que destrozamos porel solo placer de demostrar nuestra hombría, finalmente el universo nos habíadevuelto la cachetada.
Limpie lo mejor que pude el living, tirelas cortinas y las fundas del sillón, mientras deje a Tincho dormir. Al otro díanada fue igual, pase parte de enfermo para Martin en el trabajo, mientras serecuperaba, no quiso ir a un medico para mantener lo que le quedaba dedignidad, hasta que el dolor fue insoportable. A los 3 días, fuimos juntos auna clínica privada, ya que a el se le dificultaba caminar. Nos atendieron dos médicos,que al ver las lesiones de Tincho y al no dar muchas explicaciones de nuestraparte, sacaron sus propias conclusiones. Pude escuchar fuera de la sala a losmédicos que habían visto a Martin decir:
Medico 1: Miralos a estos dos, seguro elflaco le quiso romper el culo al otro y se pasaron de rosca, encima seguro lemetieron un poco de sado, por los golpes.
Medico 2: che estos no son los dos profesdel gimnasio cheto del centro, a donde van nuestras mujeres?
Medico 1: ahhh con razón se me hacíanconocidos, quien hubiera dicho que eran maricones JAJAJA
La vergüenza era intolerable, no tantopara mí, pero me imaginaba lo que mi amigo sentía…
Finalmente, un tiempo después, Tinchodecidió desaparecer del gimnasio. Me entere por terceros, ya que dejo inclusode hablar conmigo, que había rescindido el alquiler del departamento y se habíaido de la ciudad, sin decir a donde. Yo por mi parte, renuncie, ya que se hizoconocida la anécdota de los dos profes maricones que fueron a la clínica porqueuno terminó con el culo muy roto. Me dedique a seguir estudiando y terminetrabajando como rehabilitador en un geriátrico.
La vida es mucho más tranquila y monótona,ya nunca mas supe de Martin. Me enteré por Mari, una de las pocas con la que sigoen contacto, que Karla aun va a entrenar, pero que ya nadie se pasaba de vivocon ella, no solo porque Mari desparramo el chisme de que el novio le rompió lacabeza a uno que le falto el respeto a Karli, sino que, además, Dante empezó aentrenar en el gimnasio, haciendo gala de su fuerza y marcando sutilmente lacancha para todos sus intentos de rivales. De ellos nunca salió una palabra delo sucedido, siguen como si nada, juntos y felices, llevándose bien con todo elmundo.
3 comentarios - Karma (primer relato)
ahora, el narrador es terrible cobarde. como siempre el valiente paga jaja