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Engañada y esclavizada

Habia estado buscando un trabajo desesperadamente toda la semana y al fin lo habia encontrado. El trabajo era en un pub, la direción era en un edificio abandonado que según me habian dicho lo convirtieron en bar, llegó y veo que no tiene ningún tipo de acondicionamiento para su nueva función y solo habian preparado el interior, entro y me topo con un hombre de unos 50 años.
- Hola, buenas tardes, venia por el trabajo
- Ah, si
- Bien, yo soy Marcos, pasa.
Una vez dentro comprobe que estaba en lo que debia ser la oficina del local, y que una segunda persona estaba también allí. Se trataba de José, socio de la misma edad.
Tras una breve entrevista consegui el trabajo sin demasiadas complicaciones, fui conducida por José a otro cuarto para cambiar mi ropa por un uniforme de trabajo que debia ponerme ña cual era muy escotada y corta, apenas me tapaba las tetas y la cola, me coloco unos grilletes de metal en mis tobillos, comencé a asustarme
- Si quieres el trabajo tenés que aceptar nuestras condiciones, y una de ellas, es que debes ponerte lo que yo quiero. Y si no estás deacuerdo, aun estas a tiempo de marcharte. Ya verás como acabas acostumbrandote a ello. Al rato entró Marcos.
- Tenemos algo que decirte, la razón por la cual estás aquí no es por ningún trabajo. Nos dedicamos a localizar muchachas y prepararlas para venderlas a algún cliente.
- Realmente tenemos que agradecerte que hasta ahora no hayas sospechado nada. De hecho es necesario que siguas colaborando por tu propio bien. Puesto que no deseamos causarte más daño del necesario.
En cuestión de segundos Marcos sujetó mis brazos y los hechó hacia atrás. Al mismo tiempo, José, cojió una camisa de fuerza de cuero y enfundó mis brazos en ella. Unas correas cruzando mis pechos iban a impedir que pudiese librarme de ella, mientras que unos cordones a lo largo de la camisa eran apretados fuertemente inmovilizando totalmente rectos y unidos mis dos miembros. La tensión de la camisa apretando mis brazos era tal que probocaron que mis pechos sé hechasen hacia delante de forma insolente.
- Muy bien, ves como ha sido muy sencillo
- Por favor, me hacen daño
Me vendo los ojos
- Por favor...dejarme marchar yo no...Mmmmmmm.
No pude decir nada más, una mordaza fue introducida en mi boca y sujetada a mi nuca.
- Mmmmmmm, mmmm
A continuación me colocaron un collar de fuerza de cuero, el cual iba a impedir que pudiese mover la cabeza a partir de ese momento.
- Bien, casi estás lista para ser entregada a tu dueño, pero falta un "pequeño" detalle con el que queremos que colabores
- Mmmmmmmmmm. Mmmmmmmmm.
- En fin no vamos andar con mas rodeos, ¡abre las piernas!
De repente siento un calor abrasibo en mi culo y a continuación un dolor intenso. Acababa de recibir un latigazo con una fusta por parte de José.
- MMMMMMMMMMM
- ¡Te he dicho que las abras!
Un segundo latigazo en el culo rompio el silencio del cuarto.
- MMMMMMMMMMMMMMMMMM.
Despues de este le siguieron tres mas y con el cuarto perdió el equilibrio y callo de rodillas. Mi llanto se mezclaba con los gemidos apagados que salian de mi boca amordazada, pero los azotes continuaron. Hasta diez recibí, a continuación volvió a insistir Marcos.
- Por tu propio bien es necesario que obedezcas, tu amo no será tan benebolente contigo como yo.
Me dieron veinte azotes más, obedecí y separe las piernas. Mi culo estaba ardiendo y me recordaba constantemente lo que podía suceder si no lo hacía.
A continuación cogió un vibrador bien grueso y me lo introdujo en mi concha, poniendolo en funcionamiento.
- Mmmmmmmmm.
Cojió un nuevo vibrador largo y tras lubricarlo me lo introdujo en el culo.
- Muy bien, ya está listo
- Bien muchacha, ahora junta las piernas para que pueda atártelas.
Obedecí y Marcos procedió a unir las dos anillas de los grilletes de mis tobillos con un candadó. Acto seguido utilizó varios cinturones de cuero para unir fuertemente las piernas y me vendo los ojos. Me habían metido en algún lugar y estaba en movimiento, un coche, un camión, imposible saberlo. Llegamos y pude percibir que allí había más de una persona ya que me sujetaban por los brazos, cintura y tobillos. Me pusieron de pie e inmediatamente caí al suelo ya que mantener el equilibrio estando tan inmovilizada y después de tantas horas era realmente imposible. El precio que pagó por tal atrevimiento fue una dura serie de golpes con algo que se asemejaba a las típicas fustas de montar a caballo. 
Alguien se me acercó lo suficiente para que pudiera escuchar las instrucciones claras: 

- Ahora eres una esclava. No puedes escapar. Si no haces lo que se te ordena pagarás por ello. Vamos a soltarte, no preguntes, no hables, no hagas nada que no se te ordene. ¡Muge bajo tu mordaza si has entendido bien las normas esclava! 
- UUUHHHHHHMMM 
Sentí como empezaron a desatar mis piernas y con dos buenos golpes de fusta me indicaron que debía tenerlas bien separadas. 

- De ahora en adelante los únicos momentos en los que tus piernas estarán juntas serán cuando estén atadas ¿entendido? 
- UUUUHHHHHHHMMM 
- Veo que aprendes rápido esclava 

Con fuerza me arrancaron la cinta adhesiva que sujetaba los vibradores que tenía en mis agujeritos. El grito de dolor bajo mi mordaza fue inmenso y trate vagamente de soltarme de los brazos que me sujetaban. Me retiraron los vibradores, podía sentir lo dilatados que tenía mis orificios. 

- De aquí no saldrás nunca, lo que te pase de ahora en adelante sólo dependerá de mí y de tu comportamiento.

A partir de ahora mi vida sería un calvario...

2 comentarios - Engañada y esclavizada

pulporubio
esto es violencia y es denigrante