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Las hermanas del pueblo. Capítulo 8

Las hermanas del pueblo. Capítulo 8

Esta es la historia de Naiara, Rocío y Valeria, tres hermanas que viven en un pueblo en el cual sus vidas van cambiando a medida que diferentes personas se involucran con ellas, ayudándolas a descubrir nuevos límites y llevándolas por diferentes caminos de placer. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 8: Noche de amigas (Valeria)
   Si Mateo se creía que podía ser mi dueño, entonces yo le iba a demostrar que en realidad se equivocaba. No solo estaba convencida que ese año la iba a pasar excelente con mis amigos, sino que estaba dispuesta a disfrutar del sexo como yo quería. Gian Franco y yo volvíamos en auto un sábado a la noche después del boliche y tras dejar a Manuel y Clara en sus respectivas casas. No teníamos mucho tiempo ya que el sol asomaba en el horizonte y su padre iba a necesitar el auto para irse al campo. Fue por ello que estacionó en una cuadra alejada del centro y que tenía algunos terrenos vacíos y se desabrochó el cierre pidiéndome que lo complaciera. Yo lo miré con una sonrisa y le dije que no tenía problema, siempre y cuando otro día él me devolviera el favor.
   Para tener más comodidad nos trasladamos al asiento trasero y yo me agaché entre los asientos para empezar a chuparle la pija con ganas. Me calentaba muchísimo esa escena y me volvía loca saber que si alguien pasaba en ese momento por la calle, podía vernos ya que los vidrios no eran polarizados. Gian Franco se relajó y comenzó a disfrutar de mi lengua bordeando su pija de arriba abajo y de mis labios baboseando su cabecita toda roja. De vez en cuando alzaba la mirada y lo observaba a los ojos y le regalaba una sonrisa que sabía que lo volvía aún más loco.
   Entonces sacó del bolsillo de su pantalón su celular y empezó a jugar con él. Me di cuenta de lo que estaba por hacer segundos antes de que me preguntara si podía grabar ese momento. “Quiero revivirlo y calentarme pensando en vos” me dijo y yo asentí con la cabeza pensando en Gian acostado en su cama y pajeándose mientras miraba el video. Entonces el flash iluminó mi cara y mi actitud cambió por completo, como si de golpe sintiera que tenía que dar lo mejor de mí para el registro que estaba quedando. Ya no podía ver su rostro, pues el celular me lo tapaba, pero elevaba la vista para mirar a la cámara y que este supiera que yo lo estaba mirando.
   Seguí chupándosela por varios minutos y él de vez en cuando hablaba y me pedía que le mostrara la lengua para pegarme con su pija sobre ella. Se notaba que Gian Franco también estaba actuando y por alguna razón también me calentaba su actitud. Di lo mejor de mí en ese momento, pajeándolo y chupándosela como loca mientras el flash me alumbraba la cara y dejaba en evidencia mis expresiones de placer. “¡Vení que te lleno la boquita de leche!” me dijo luego de unos minutos y se empezó a pajear frente a mi boca. No tardó en acabármela toda y en llenármela de semen bien espeso y caliente, el cual me tragué hasta no dejar ni una sola gota sobre mi lengua.
   - A ver la boquita.- Me dijo segundos antes de finalizar el video y yo se la mostré para dejar constancia en cámara que me había tragado toda su leche.

   Como era de esperar, el video se difundió por todos lados. Pueblo chico, infierno grande y esa semana fue un infierno para mí al darme cuenta que todo en el pueblo habían recibido el video. Gian Franco se lo pasó a Santiago y a Manuel, como una confidencia entre amigos que comparten algo íntimo entre ellos. Pero ellos dos se lo pasaron a otros chicos y así todos llegaron a recibir el video. “Amiga sos vos?” me preguntó Cintia y no pude negarlo ya que era evidente que era yo la que protagonista de ese video. Hasta Nicolás, mi ex que vivía en la ciudad lo recibió. “Vale me llegó un video tuyo, te digo porque hay gente difundiéndolo y no me parece bien que lo hagan” me escribió y su actitud me pareció tan madura que terminé agradeciéndole.
   El video llegó al celular de Mateo dos días después del hecho. El lunes a la tarde me lo mandó después de no hablar por unas horas y me preguntó si esa era yo. “Sí, soy yo. Pero es viejo el video. De antes de conocernos” le mentí y la mentira duró muy poco ya que la remera que tenía puesta en el mismo era una que él me había regalado hacía tan solo unas semanas. “Tenemos que hablar” me dijo y yo supe lo que se venía. Traté de esquivar esa conversación a toda costa y pensé en que podía llegar a complacerlo de la misma manera en la que lo había hecho con Gian Franco. Pero no hubo caso. Mateo vino a mi casa esa misma tarde y tras un discurso duro y severo en el que me decía que lo había hecho quedar como un pelotudo frente a todo el pueblo, me cortó y se fue.
   Estaba soltera. A pesar de que me dolía haber sido dejada por mi novio, poco me importaba lo que él podía llegar a pensar y les escribí a mis amigas para contarles la situación. “Que garrón boluda! Necesitas que vayamos a tu casa?” me preguntó Luciana asumiendo que yo estaba deprimida y llorando en la cama como una idiota. “No! Necesito que este finde salgamos de joda y hagamos cualquiera!” le respondí y la conversación cambió rápidamente al ver que no estaba para nada triste por lo que acaba de ocurrir. Lo único que me encargué de hacer es de hablar con el otro protagonista del video, Gian Franco, para hacerle saber que era un pelotudo por haberlo difundido y que no iba a coger con él nunca más.
   - Pero Vale…- Trató de excusarse cuando me lo crucé al otro día en el colegio.
   - ¡“Pero” nada! ¡Imbécil!”- Le dije completamente enojada y amagué a pegarle una cachetada.- Nunca te di permiso para difundir ese video. ¡Ahora vas a tener que mirarlo y hacerte una paja, porque yo no te la chupo nunca más!
   Lo cierto es que estaba totalmente enojada por la difusión del mismo, pero no podía darle el gusto a muchísima gente de verme mal por ello. Decidí hacerme la superada, cada vez que alguien murmuraba a mis espaldas yo sonreía y hacía como si no me importaba. Los primeros días lloraba a la noche en mi habitación, sin que nadie pudiera verme. Mi mayor miedo era que el video llegara a mis padres y que ellos supieran lo que yo hacía en mi intimidad. Por suerte, nunca lo vieron y de hecho ni se enteraron que había un video íntimo mío circulando. La que si llegó a verlo fue Naiara, quien entró a mi habitación el jueves siguiente a la noche para hablar conmigo y hacerme saber que estaba de mi lado.
   Me dijo que yo no había hecho nada malo y me confesó que ella también se había grabado en su momento con Lucas, el chico de la ciudad con el que había salido durante bastante tiempo. “El tarado es él, por haberlo difundido creyendo que es dueño de ese video” me dijo y terminó de convencerme que yo no tenía la culpa de nada de lo que había pasado. Cuando le conté que había cortado con Mateo me dijo que eso era para bien. “Vos misma me reconociste que tu relación con él no era para nada buena” me dijo y a pesar de que tenía razón, no podía evitar sentirme mal por haber cortado con mi novio. Luego de una charla intenso que fue del llanto a la risa, Nai se levantó y se puso a mirar las fotos que yo tenía pegadas en la pared con mis compañeros de la secundaria.
   - Aparte… Este Gian Franco tiene una cara de pelotudo.- Me dijo y logró sacarme una sonrisa.- El que se puso lindo es Gabriel. Tiene un look nerd pero le queda sexy.- Agregó y yo me reí a carcajadas al imaginarme a Gabriel como alguien sensual.

   El fin de semana siguiente salimos a bailar con las chicas tal como habíamos acordado esa semana. A pesar de las insistencias de Santiago y Manuel de salir todos juntos y de que nos aclararon varias veces que Gian Franco no iba a ir, nosotras decidimos que esa iba a ser una noche de chicas. Azul agarró el auto y junto a Cintia, Luciana y Clara, salimos a bailar al boliche de un pueblo cercano al nuestro, con la idea de no ver a nadie conocido esa noche. Compramos un poco de alcohol en un mini que estaba abierto y lo tomamos al lado del auto mientras escuchábamos música y bailábamos y cantábamos como locas. Luego de eso, pusimos rumbo al boliche y entramos para pasar una noche muy divertida.
   A medida que pasaba el tiempo el calor iba aumentando y nosotras hacíamos cualquier cosa con tal de conseguir algo de tomar. Luciana aprovechó sus grandes tetas para apoyarlas en la barra en más de una oportunidad y hacer que uno de los barman más babosos nos diera tragos gratis en dos oportunidades. Cintia se puso a bailar encima de una tarima y cuando un chico le preguntó que podía hacer para conseguir un beso de ella, nuestra amiga le dijo que tenía que comprarnos un trago a cada una. Obviamente cumplió su promesa pero dejó al chico solo para volver a bailar con nosotras luego de darle un simple beso. Yo, estaba dispuesta a conseguir otro trago y sabía muy bien cómo hacerlo.
   A pocos metros de donde estábamos bailando había un grupito de chicos de unos 22 años que nos miraban todo el tiempo. Uno de ellos me llamaba la atención con su carita divina, su barba desprolija y sus ojos claros. Intercambiamos unas miradas y después de eso me alejé de las chicas alegando que iba al baño. Cuando me di cuenta, el chico me seguía y aproveché para alejarme de la muchedumbre e ir a una zona del boliche mucho más tranquila. Tras presentarse como Mariano y conversar durante unos pocos minutos, terminamos chapando contra una pared de forma bien caliente. “¿No me regalas un trago?” le pregunté con la idea de conseguir mi objetivo y volver con mis amigas a seguir bailando. Sin embargo Mariano me retrucó la apuesta y me propuso de ir a su casa y que allí podíamos tomar lo que queríamos.
   Rápidamente le dije que no, que estaba con mis amigas y que no podía irme e insistí en que me comprara un trago para después darle nuevamente un beso bien caliente. Sin embargo, Mariano no se conformó con eso y tras dudar unos segundos me propuso que fuéramos a su auto para estar algo más solos. En ese momento me di cuenta de que Mariano sabía muy bien quien era yo y que seguramente había visto el video en más de una oportunidad. A pesar de eso, me hice la desentendida, pero el morbo de saber que él se estaba calentando simplemente sabiendo quien era me excitaba. Él siguió con sus besos y tocándome sutilmente la cintura y yo me mantuve en la postura de que primero quería mi trago.
   Pero yo ya había tomado demasiado y el chico que me estaba atrapando con sus palabras fue mucho más firme y me terminó convenciendo de que fuéramos al estacionamiento los dos solos. Salimos del boliche luego de que nos pusieran un sellito en la mano para volver a entrar sin pagar y comenzamos a caminar entre los autos que estaban afuera. Nos alejamos un poco del lugar y terminamos entrando en un campo que vacío que se usaba como estacionamiento el cual estaba lleno de autos. La oscuridad era absoluta y solamente la luz de la luna iluminaba parte de la escena a pesar de la sombra que daban los árboles. Terminamos llegando hasta el auto de Mariano y este amagó a subirse al asiento del conductor, por lo que rápidamente le dije que fuéramos al asiento trasero.
   - ¿No querés que vayamos a mi casa?- Insistió él y rápidamente le dije que no, que prefería que nos sentáramos en el asiento trasero.
   La posibilidad de revivir la escena del video llegó a su cabeza y se hizo tan evidente ya que en su rostro se dibujó una sonrisa inmensa que no pudo disimular. Entramos a la parte de atrás del auto y enseguida me abalancé sobre él y empecé a besarlo de forma mucho más suelta. Mariano se sentó en el medio y yo me acomodé encima suyo, colocando una pierna de cada lado y abrazándolo por encima de los hombros. Se notaba que Mariano intentaba dominar la situación, pero era yo la que estaba encima de él y la que decidía cada uno de los movimientos. Primero unos besos bien caliente, mientras mis manos se enredaban en los pelos de su nuca y las suyas iban directamente a mi cola. Luego un poco más de lengua, bajando hasta su cuello y lamiéndoselo inclusive hasta los hombros al mismo tiempo que él tiraba la cabeza hacia atrás y gozaba. Por último, abrí su camisa de forma apresuraba y empecé a pasar mis manos por encima de su pecho para calentarlo aún más.
   No pudo aguantarse las ganas y me pidió que se la chupara. Sabía que por su cabeza surgía la idea de que él también iba a poder filmarme en ese momento. Sin embargo, mientras me acomodaba en el piso del auto, metí la mano en su bolsillo y le saqué el celular sin que se diera cuenta. “Esto vamos a dejarlo de lado” le dije y lo tiré al asiento delantero para que no pudiera usarlo en ningún momento. Marino rio revelando así sus intenciones pero enseguida me aclaró que no tenía pensado hacerlo. Sin embargo yo ya había dado vuelta la página ya tenía su pija en mi mano y lo pajeaba a toda velocidad. Su cabeza se puso en blanco de golpe y yo aproveché para que viviera en primera persona lo que había visto como público.
   Comencé a chupársela con ganas, metiéndomela en la boca hasta el fondo y baboseándola entera. No la tenía muy grande, sin embargo era bien gruesa y por alguna razón eso me calentaba muchísimo. Mariano enseguida colocó su mano sobre mi nuca y agarrándome de los pelos, tomó control de la situación y me empezó a guiar en los movimientos. Le gustaba que lo hiciera de forma más lenta, que fuera desde la punta hasta la base recorriéndola toda y que me quedara un ratito con su pija entera en mi boca. Yo trataba de oponerme a su control, pero la idea de que él pudiera revivir el video a su manera me excitaba muchísimo y hacía que me dejara controlar por su mano.
   - ¡Que linda peterita que sos!- Me dijo y después largó un gemido de placer que me encantó.
   Aproveché un momento en el que me soltó el pelo para bajar hasta sus huevos y lamerlos por completo. Pasé mi lengua de uno al otro en varias oportunidades y a Mariano parecía encantarle ya que me dejó actuar libremente durante un buen rato. Subía y bajaba por su pija despacito, recorría su cabecita con mi lengua y después me la metía toda en la boca para darle placer. Él subía y bajaba contantemente su mirada, admirando mi boca y mis ojos que no se despegaban de los suyos. Me encantaba la idea de estar reviviendo lo que había hecho con Gian Franco, pero en esa oportunidad quería ir más allá.
   Le pregunté si tenía un forro allí y él extendió su mano hasta la guantera para abrirla y sacar uno de los tantos que había allí adentro. “¡Ahh venís preparado!” le dije en forma de chiste mientras me sentaba en el asiento y me sacaba el short que tenía puesto. Mariano se colocó el preservativo y rápidamente volví a ponerme encima suyo, comiéndole la boca con ganas y sintiendo su verga rozar mi cuerpo. Corriéndome la tanguita hacia un costado con la mano, me fui sentando sobre esta y noté como iba entrando en mi cuerpo. Ahogué un gemido abriendo bien grande la boca y él me observó fascinado como yo me sentaba sobre su cuerpo y recibía esa pija bien gruesa adentro mío.
   No tardé en volverme loca. Entre el alcohol y la calentura que tenía de haber revivido la experiencia del auto tan solo una semana después, estaba tan caliente que me puse a saltar a lo bestia sobre el cuerpo de Mariano que me miraba sin poder creerlo. Sus manos se posaron en mi cola mientras que yo seguía saltando y clavándome su pija bien a fondo. Fui directo a su cuello y le pasé la lengua como loca, mientras que sentía sus suspiros en mi oído, algo que me calentaba mucho más. “¡Si pendeja! ¡Dale!” me decía él motivándome a que me moviera más y más rápido. Yo volvía sentir el morbo de que cualquier pudiera vernos en cualquier momento. No me importaba que alguien pudiera grabarme nuevamente o que un video nuevo de mi apareciera. Ahora estaba soltera e iba a disfrutar del sexo a mi manera.
   Cambiamos de posición y me puse en cuatro contra la puerta. Mariano se bajó del auto con la camisa abierta y el pantalón a la alutra de las rodillas y volvió a correr mi tanguita hacia un costado para metérmela bien a fondo. Yo me incliné hacia adelante y mordí el asiento para no gritar como loca y él empezó a cogerme a lo bestia, como a mi me gustaba. Sentía su pija entrar y salir de mi conchita a toda velocidad y eso me encantaba. Notaba como mi cuerpo se mojaba más y más a cada segundo que pasaba, como mis piernas temblaban de placer y como mi cuerpo transpiraba en la noche oscura. Mariano elevó una de sus manos y me pegó un chirlo que me sacó un gritito agudo. Giré la cabeza y comprobé su rostro morboso y su expresión de deseo, la cual me encantó.
   - ¿Te gusta pendeja puta? ¿Te gusta cómo te estoy cogiendo?- Me preguntó apretando fuerte los dientes.
   Sin decirle nada, respondí asintiendo con la cabeza y volví a mirar hacia adelante para segundo después recibir un nuevo chirlo sobre mi cola. No podía aguantarme las ganas y la calentura. La estaba pasando tan bien y me gustaba tanto la manera en la que Mariano me cogía, que no tardé en acabar al cabo de unos segundos. Noté como mi conchita se empapaba por completo mientras mordía el asiento trasero del auto y como mi amante me seguía dando bien duro. Me volvió a pegar un chirlo una y otra vez, mientras seguía diciéndome lo mucho que le gustaba cogerme y repitiendo la palabra “puta” una y otra vez.
   Para el gran final decidí regalarle una versión alternativa del video. No estaba dispuesta a tragarme su leche, pero si a que me acabara sobre el cuerpo. Me saqué el top que tenía puesto y le propuse que me acabara en las tetas, pero él insistió con hacerlo en mi boca. “Dale pendeja… ¡Si te encanta la leche!” me dijo y ese comentario me molestó tanto que me levanté de golpe. Empecé a vestirme y él ante esa situación se desesperó. “No perdoname Vale. No quise decir eso. Es parte del juego” me dijo y notaba como su pija bien dura se movía en todas direcciones. Pero en ese momento me di cuenta que tenía el control absoluto y no iba a desperdiciar esa oportunidad.
   - ¿Querés acabar?- Le pregunté seria luego de haberme puesto el top.
   - ¡Si! ¡Como vos quieras!- Me dijo casi rogándome.- ¡Por favor, no me dejes así de duro!
   Me paré firme en frente de él, agarré su pija con mi mano y mirándolo a los ojos le propuse que se hiciera una paja mientras me chupaba la concha. “Eso o me voy” le dije seria y rápidamente Mariano aceptó la propuesta. Volví a acostarme en el asiento trasero del auto, esta vez boca arriba y él se arrodilló en frente mío. Corrió mi tanguita de lugar con una de sus manos y sumergió su cara entre mis piernas para darme placer con su boca. Con la otra mano, podía ver como se pajeaba a toda velocidad y esa escena me calentaba muchísimo. El pibe había perdido el control total de la situación y yo me había apoderado de ello.
   No era tan bueno chupándola, pero se sentía muy bien ver como movía desesperado su lengua con el objetivo de darme placer. Logró concretar algunos movimientos y llegó a mi clítoris en varias oportunidades, moviendo su lengua de lago a lado a toda velocidad. En ese momento decidí regalarle algunos gemidos para motivarlo y estos fueron súper eficaces, ya que al escuchar como yo simulaba placer adentro del auto, él empezó a acabar manchando de semen parte del guardabarros y el costado del asiento del auto. Continuó pasando su lengua por unos cuantos segundos más, pero yo ya había acabado antes y estaba lejos de conseguir un segundo orgasmo de esa forma, por lo que decidí terminar el encuentro.
   Nos vestimos lo más rápido que pudimos y volvimos al boliche para ir directo a la barra. Tal como me había prometido, Mariano me compró un trago y me regaló un segundo a cambio de mi teléfono. A pesar de eso, le di uno distinto ya que no tenía intenciones de volver a estar con él. Volví con mis amigas y les mentí diciéndole que me había quedado hablando con un chico por un rato hasta que me regaló un trago y ellas me creyeron. Nos quedamos bailando un tiempito más y cuando ya estaba amaneciendo, salimos del lugar y volvimos al pueblo tras una excelente noche de amigas


SIGUIENTE


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CASTIGADA (HISTORIA CORTA)
LA PRESENTACIÓN (FANTASÍA)
TODOS LOS SENTIDOS (FANTASÍA)

2 comentarios - Las hermanas del pueblo. Capítulo 8

Hernann27 +1
siempre, pero siempre un placer leerte. Espero que pronto podamos charlar un buen rato..Besote!!!
HistoriasDe
Muchas gracias!!
juuli88 +1
pobre vale, es un garrón eso. una pena que no entiendan lo que es disfrutar un video en privado y tengan que estar pasandoselo entre sus amiguitos para hacerse los bananas. con lo lindo que es filmarse 😃
HistoriasDe +1
Gracias por comentar!