Bueno pues, llegamos a la parte cuatro, espero les guste.
Si es la primera vez que encuentras uno de mis relatos, aquí tienes la primera parte:
Casa compartida parte I: http://www.poringa.net/posts/relatos/4105810/Casa-compartida.html
Unos meses después, un domingo, Daisy y yo salimos a hacer la compra para la casa, no tardamos nada, ya que no nos hacia falta tanta cosa, aun así, no regresamos directamente a la casa, nos dirigimos a un centro comercial para hacer compras, porque el cumpleaños de mi mamá estaba cerca y su amiga quería conseguirle algún regalo.
Caminamos por todo el centro comercial, pero nada terminaba por convencerla, hasta que nos encontramos con una sex shop mientras salíamos que quedaba a cuatro cuadras, por lo que terminó decidiendo que le compraría lencería y ropa interior para calentar a mi papá.
-Creo que una perdida de tiempo, mis padres no han tenido sexo desde hace tiempo porque mi mamá anda ocupada todo el rato.
- ¿Estas seguro querido? Tu mamá siempre me dice que desde que te fuiste lo hacen como cuan-
-No sigas hablando, no es información que me es necesaria- Dije cortándola, por lo que ella soltó una pequeña risa, era linda verla de esa forma.
-Tengo una duda Daniel ¿Desde cuando te fijabas en mi? ¿Desde que te mudaste o mucho antes?
-Mucho antes... Joder, me da pena decirlo ahora.
- ¿Por? ¿Por qué ahora los dos hacemos lo que queramos con el otro en la cama? -Dijo Daisy mientras se inclinaba sobre mi, tocando mi entrepierna para empezar a calentarme.
-No hagas eso aquí, por favor- Dije señalando a las otras mujeres en la tienda que revisaban los productos- Tienes suerte que no nos prestan atención.
-Nunca te dejas si es en publico, pero me gusta como te pones en seguida. Pero ajá, responde.
-Bueno... Hubo una vez, cuando mi hermano y yo teníamos 7, viniste a una reunión que mi mamá quiso hacer entre ustedes como amigas y con sus maridos, y estabas vestida con una blusa con escote y unos shorts, y desde ese día los dos no dejábamos de verte.
- ¿Tu hermano también? Dijiste que eso fue cuando tenían 7, o sea que yo tenia... 24, eso serian 16 años ¿Me tenias ganas desde hace tanto tiempo querido?
Me estaba empezando a poner rojo de la vergüenza por tener que admitir eso, estando rodeado de mujeres que igualaban a edad a Daisy o que eran más jóvenes, realmente estábamos teniendo suerte de que no nos prestaban atención.
Asentí con toda la pena que sentía y Daisy solo volvió a reír, tocando otra vez mi entrepierna, la cual ya empezaba a generar un bulto por tanto toqueteo, y me dio un beso en la mejilla. Se puso a buscar otra vez que llevarle a mi mamá, haciéndome mirar todo lo de la tienda para ayudarla a decidir, mostrándome bragas y sujetadores de encaje que te dejaban ver a través, lencería de una pieza e incluso consoladores de varios tipos.
Todo esto no ayudaba a mi creciente erección, menos cuando ella llevaba puesto un top holgado que a veces te dejaba verle las tetas y unos leggins algo ajustados, tenia que quedarme callado, porque sabia que si le decía algo o salía de la tienda, Daisy se burlaría de mi por no poder aguantar el juego, y no quería eso.
-Buenas, disculpe ¿Tiene de este tipo en mi talla? -Me preguntó una mujer de lo que podría decir entre 25 o 28 años, con una tanga de hilo que apenas y serviría para tapar algo en su mano.
- ¿Habla conmigo?
-Si, ¿Con quien más voy a hablar? Estas ayudando esta mujer desde hace rato y los otros trabajadores también están ocupados.
Pensé por un buen momento lo que me acababa de decir, y entendí a lo que se refería luego de pensar bien la situación. Un joven de 23 ayudando a una mujer de 40 en una sex shop, era obvio que solo parecía un trabajador de la tienda, más cuando, todos los trabajadores andaban sin uniforme, solo tenían un pin del icono de la tienda, además de también ayudaban a mujeres entre edades de 30 a 40.
Daisy decidió explicarle nuestra relación a la mujer, haciéndola sentirse apenada. La mujer se disculpó y se dirigió a otro trabajador. Después de eso, varias mujeres se acercaron a nosotros, todas pensando igual que la primera, lo cual terminó por molestar a Daisy, por lo que cuando otra mujer se nos acercó para preguntarnos algo, ella termino por casi gritarle a la tienda que soy su amante.
-Anda ¿Daisy?
- ¿María? ¿Cuándo volviste?
-No hace mucho, no me comunique con ustedes porque literal, me voy en tres días.
-Aun así, en estos tres días podemos salir a cualquier lado- Las dos siguieron hablando, me costó un momento reconocer a la mujer, pero si, era María, otra de las amigas de mi madre y de Daisy de 40, la cual ya no vive en Colombia y que solo viene como una vez por año.
-Oye ¿Y este hombretón? -Preguntó María mientras comenzaba a tocar mis brazos y pasaba su mano por mi pecho -Siempre te gustaron altos ¿Pero así jóvenes?
-Oh, él es un simple estudiante que se esta quedando en mi casa, la cosa se dio y pues decidí que me acompañara mientras busco un regalo para Carolina.
Las dos se pusieron a hablar de lo suyo, mientras que yo soltaba un suspiro de alivio porque Daisy al menos no dijo que mi mamá es Carolina. Mientras hablaban, María le mostró lo que tenia pensado comprarle a mi madre, una lencería de una pieza que, el panty, tenia una abertura para dejar ver el coño de quien lo lleve. Ver eso y saber que iba a ser algo que mi mamá iba a ponerse para mi papá hizo que me pasara un escalofrió.
- ¿Y tu Daisy? ¿Qué piensas comprarle a Carolina?
-Creo que le comprare unos conjuntos de tangas y algún vestido de noche ¿Qué te parecen a ti querido?
- ¿Eh? Yo... -La pregunta de Daisy me tomo por sorpresa, yo no les estaba prestando atención por andar mirando sus cuerpos mientras intentaba acomodar el bulto en mis pantalones.
- ¿El gato te comió la lengua? -Preguntó María, la cual llevaba un escote que mostraba bastante de sus senos.
-Pues no se, no tengo idea de como se ve su amiga, pero si ustedes piensan que le gustaría, cómprenlo.
Las dos se sonrieron y llevaron todo a la caja para pagar, siguiéndolas, vi una lencería parecida a la que María estaba comprando para mi madre, lo único distinto era que el color de este era un azul fuerte, no rojo, además de que el bra se notaba algo pequeño y también tenia una abertura para ver los pezones. Pregunté rápidamente la talla de Daisy y lo compre sin dudar, ya tenia plata gracias a empezar a trabajar en el café junto con Laura hace un mes.
- ¿Y eso?
-Un regalo para una novia- Respondí, intentando hacerlo sonar lo más convincente posible para que María no diga nada, pero pude notar una sonrisa picara en su cara.
-Antes de que me vaya, quiero preguntar algo ¿Te conozco de antes niño?
Daisy y yo nos quedamos callados un momento, como si fuéramos a decir que soy el pequeño de Carolina de la nada, más ahora que ella sabe que compre la lencería para la mujer a mi lado.
-No creo, nunca la había visto, porque estoy seguro que recordaría a una mujer tan atractiva como usted- Apenas esas palabras salieron de mi boca, las dos volvieron a reír, María solo me dijo que ya tenia a Daisy, así que no debería estar coqueteando con otra. Se despidió y nos dejo solos mientras regresábamos a la casa.
-Eres bien atrevido, me tienes al lado y le hablas así a una de mis amigas y de tu mamá- Dijo Daisy mientras me daba un golpe en el brazo y mostrándome un poco de sus senos al asegurarse que nadie nos vería, haciendo nuevamente que me excite, pero lo llevo a más cuando decidió acercase a mi oído y susurrar -Cuando sea de noche, voy a estrenar tu regalito- Dándome un beso en la mejilla para terminar.
Llegamos a la casa y dejamos todas las compras listas, escondiendo rápidamente la lencería en su cuarto. Por la noche, los cuatro nos sentamos en el sofá para comer y ver una película juntos, cosa que solo sucede pocas veces, todo dependiendo de si Alice esta libre de trabajos. Mientras miraban la película, Daisy decide preguntarme por mi hermano.
-Pues se fue hace un año a otro país, se gano el viaje por estudiar el idioma.
-Con razón no escuchaba de él desde hace rato.
-Espera espera ¿Tienes un hermano? -Preguntaron Alice y Laura prácticamente al mismo tiempo.
-Anda, llevo casi un año aquí y nunca les dije.
La película quedó de lado, me la pasé explicando todo sobre mi hermano, el hecho de que somos mellizos, el hecho de que sabe inglés y japonés por su gusto a los idiomas, y que gracias a eso pudo tomar el examen para obtener el diploma de maestría para ir a Japón, dónde lleva estudiando ya casi dos años.
-Tu mamá nunca me contó eso.
-Porque mi hermano prefirió que no lo fuéramos diciendo, prácticamente la obligó a quedarse callada.
-Ay con razón.
- ¿Y si se parecen? Es que dijiste que son mellizos- Preguntó Laura, la cual se levantaba de su silla para llevar el cuenco dónde ella y Alice comieron palomitas.
-Exacto, mellizos. Él tiene pelo marrón liso, el mío es negro crespo, soy más alto, y él está más quemado por el sol.
-Suena atractivo- Dijo Alice con una sonrisa.
-A ok, o sea que mi hermano te suena más atractivo, pero yo, su mellizo, no soy la gran cosa para ti.
Alice simplemente siguió sonriendo mientras subía las escaleras para ir a su cuarto, Laura ayudo con lo que se tenia que lavar y se fue corriendo a su cuarto porque tenia que dormirse temprano. Ya eran las once de la noche, Daisy yo preferimos quedarnos despiertos un rato más antes de ir a su cuarto por si acaso alguna de las dos bajaban en medio de la noche o algo. Yo ya sabia que no había problema con Alice, pero es mejor estar 100% seguros.
Nos dirigimos a su cuarto cuando ya era obvio que nadie bajaría, cerramos la puerta y Daisy decidió ponerse la lencería en el baño para sorprenderme mientras que yo me quede en boxers. Pasó un buen rato mientras la esperaba, y ese hecho me hacia calentarme con la simple imagen de lo bien que debería verse.
Después de un buen rato de tanto esperar, ella abrió la puerta del baño y se mostró en todo su esplendor. La lencería le quedaba perfecta, la abertura para los senos y la entre pierna daban una vista directa a sus pezones y su vagina, como siempre, estando rasurado con algunos pelos empezando a crecer.
-Estoy empezando a dudar esto. No me gusta como se me ve.
-Espero que solo lo digas para molestarme, se te ve perfecto.
Me levanté de la cama y comencé a escanear su cuerpo, pasando mis manos por sus muslos, cintura, estomago y senos, masajeándolos y rosando mis dedos contra sus pezones. Daisy comenzó a soltar pequeños gemidos con cada toque de mis dedos por su cuerpo, por lo que decidió rosar su trasero contra mi entrepierna, sintiendo mi creciente erección contra ella. Los dos nos miramos con una sonrisa, le di unos cuantos besos en el cuello, soltando uno de sus senos y colocando mi mano en su coño para comenzar a masturbarla, pasando mi mano y sintiendo su pubis rosarme, mientras ella seguía moviendo su trasero contra mi.
Ella se separo y se dirigió a la pared colocándose en cuatro para mi, dejando que la abertura en la lencería me diera una mejor visión de su coño. Me acerqué a ella y la moví, acomodándola para dejarla mirándome de frente. La agarre desde los muslos con toda la fuerza que tenia para alzarla y cargarla, sacando mi verga del boxer.
Daisy se agarro fuerte de mi, siendo esta la primera vez que la cargaba de esta forma, la cual se me dificultaba un poco mantener. Me puse un condón e introduje mi pene de a poco, comenzando moverme, y Daisy hizo lo mismo, moviendo su cintura de tal forma que logró sacar un poco mi pene, por lo que al introducirlo de nuevo, llegó mucho más profundo.
-Ufff~ Sentir tu pene dentro después de esperar durante la semana es impresionante- Dijo mientras besaba mi cuello y soplaba en mi oído, otro jueguecito que le gustaba hacer, ya que siempre me hacia temblar un poco.
-A veces parece que te quejas por no hacerlo, pero, aun así, me obligas a esperar la semana incluso cuando tu también quieres coger- Le respondí, reposando su espalda contra la pared y moviéndome lo más rápido que podía.
Los dos seguimos en esa posición por nueve minutos, estaba empezando a durar más por los juegos de Daisy. Me saqué el condón mientras la colocaba en el piso, ella se quito la lencería, poniéndose de rodillas y dándome una mamada por un buen rato, jugando con la cabeza y estimulándome por un buen rato sin dejarme terminar
Luego pasamos a una posición de vaquerita, sentándose en mis piernas y saltando sobre mi verga. Estando en esa posición, Daisy comenzó a hacerme de todo, desde lamer, besar, morder y chupar mi cuello y boca/labios. También se aseguraba, de, de vez en cuando mover su trasero para no hacerme terminar tan rápido.
Como siempre, pasamos así por un buen rato hasta que termine dentro del condón, dándonos un beso con lengua antes de que ella se levantase para retirar el condón y como siempre, tragándose mi semen, el cual estaba aumentando en cantidad por aguantar las semanas tan seguido.
Al día siguiente, me dirigí a la universidad corriendo, se me había hecho tarde porque había quedado exhausto después de coger con Daisy, incluso si ya se estaba haciendo una rutina para nosotros coger por media hora durante la noche, a mi me estaba afectando mis rutinas de sueño.
Entre al salón de clases, tenia suerte que la profesora no me tenia rabia ni nada, por lo que me dejo pasar sin problemas. La clase pasó normalmente, mis amigos y yo salimos del salón y fuimos directamente a la tienda de la U, encontrándonos con Selene y unas amigas de ella. Juan Camilo, David y Marcelo le habían agarrado gusto a estar con Selene en los recesos y hablando con ella fuera de la universidad, invitándola incluso cuando me visitaban en la cafetería, por lo que también terminaron conociendo a Laura.
-Mierda... -Decía Juan Ca mientras miraba su celular.
- ¿Qué pasó?
-Que ya no aguanto a mi novia, apenas y me presta atención, además que es demasiado fría conmigo. Voy a terminarle la próxima vez que la vea.
- ¿Seguro? Seria mejor si lo hablan primero- Dijo Selene mientras se acomodaba las gafas, mirándonos a todos para ver si la apoyábamos.
-Ya he hablado con ella, pero solo me dice que son ideas mías y me trata de loco.
-Te quejas de algo que es fácil de arreglar en frente de tus amigos que viven sin novias- Dijo Davo mientras nos señalaba a Marcelo y a mi, haciéndome reír un poco para mis adentros, porque aun si no éramos novios, Daisy y yo al menos hacíamos más cosas de lo que David podría pensar -Solo se más afectivo con ella y ella terminara por demostrarte más afecto.
-No tengo tiempo para eso, llevamos meses juntos y ella no muestra interés ni en celebrarlo. Le voy a terminar, punto final.
Todos nos miramos y terminamos por aceptar la decisión de Juan Camilo. Seguimos hablando por un buen rato mientras cada uno comía de lo que se había comprado. Lo que me pareció interesante, era lo cercanos que Marcelo y Selene se veían juntos.
Cómo había dicho antes, Marcelo es alguien demasiado cerrado, no se abre fácilmente a las personas. Incluso cuando se unió a nuestro grupo, durante dos meses enteros, mayormente me hablaba a mí, pero Selene solo necesitó semanas para conseguir que Marcelo le cogiera confianza.
Ambos se veían bien juntos, un mono/peli rubio de pelo recogido y una con mechones tintados de azul. Uno con ojos verdes y una con ojos hetero cromaticos entre azúl y café. Uno de un metro setenta y una de metro sesenta. Podrías fácilmente decir que ambos eran pareja, y por lo fácil que Marcelo formó la amistad con Selene, no pude evitar pensar que tal vez él estaba enamorándose de ella.
Todos regresamos a nuestros respectivos salones, esperamos a la profe hasta que entró y nos recibió diciéndonos que teníamos que hacer un trabajo en conjunto con los estudiantes de otro salón, diciendo justamente el salón de Selene. Pude tanto a Marcelo, David y a Juan Camilo inmediatamente metiéndose a nuestro grupo de WhatsApp para ver si lograban pedirle a Selene primero que sean compañeros, todo por lo buena que ella era en la materia.
Me reí un poco por lo predecibles que eran, me metí también, solo para ver quién lo había hecho primero, pero me encontré con la sorpresa que Selene había dicho primero que quería que yo fuera su compañero. Los tres tuvieron que resignarse y atender a la profesora que decía los nombres de los otros estudiantes para decirle cuál elegían, yo diciéndole directamente que trabajaría con Selene.
Cuando terminaron las clases, Selene me habló por privado que si me podía acompañar a mi casa para trabajar enseguida. Acepté, y la guíe hacia esta junto con Alice, la cual se desenvolvió fácilmente con ella, burlándose de distintas cosas que llegaba a hacer en la casa.
Cuando llegamos, Daisy nos recibió como siempre, se le notó un poco sorprendida al ver a Selene junto conmigo, ya que ni le habíamos avisado de la repentina compañía.
-Bueno, ponte cómoda linda, ustedes pueden trabajar en lo suyo- Decía con una sonrisa y con sus manos en mis hombros -Otra cosa Daniel, Laura salió con Jesús, así que solo estamos nosotros cuatro.
-Ah bueno- Respondí, entendiendo que me daba vía libre para toquetearla en la cocina si tenía cuidado de que Selene no nos viera.
Daisy fue a la cocina moviendo su trasero sin importarle la presencia de Selene, me deleite con ella yéndose por un momento hasta que me centré en mi compañera para empezar con el trabajo.
-Pregunta ¿Ustedes tienen sexo? Es que hay una tensión sexual entre ustedes que es impresionante- Dijo sonriendo, acomodandose las gafas mientras me miraba con una cara entre inocencia y lo que tal vez podría describir como malicia.
¡Finalmente! Me tomo un buen rato escribir está parte, todo por flojera y por distraerme. Tengo lo que se podrían considerar malas noticias, la siguiente parte será la final de Casa compartida.
Pero no sé preocupen, ya que tengo pensado algo especial para después con Daisy y Daniel.
También quisiera agradecer por los puntos, este siendo mi primer relato, ha tenido mucho más apoyo de lo que me podría haber imaginado. Aquí te dejo el link de la ultima parte;
Si te gustó esta parte de Casa compartida, es posible que te puedan gustar mis otros relatos:
Amante japonesa: https://m.poringa.net/posts/relatos/4109453/Amante-japonesa.html
Bye!
Si es la primera vez que encuentras uno de mis relatos, aquí tienes la primera parte:
Casa compartida parte I: http://www.poringa.net/posts/relatos/4105810/Casa-compartida.html
Unos meses después, un domingo, Daisy y yo salimos a hacer la compra para la casa, no tardamos nada, ya que no nos hacia falta tanta cosa, aun así, no regresamos directamente a la casa, nos dirigimos a un centro comercial para hacer compras, porque el cumpleaños de mi mamá estaba cerca y su amiga quería conseguirle algún regalo.
Caminamos por todo el centro comercial, pero nada terminaba por convencerla, hasta que nos encontramos con una sex shop mientras salíamos que quedaba a cuatro cuadras, por lo que terminó decidiendo que le compraría lencería y ropa interior para calentar a mi papá.
-Creo que una perdida de tiempo, mis padres no han tenido sexo desde hace tiempo porque mi mamá anda ocupada todo el rato.
- ¿Estas seguro querido? Tu mamá siempre me dice que desde que te fuiste lo hacen como cuan-
-No sigas hablando, no es información que me es necesaria- Dije cortándola, por lo que ella soltó una pequeña risa, era linda verla de esa forma.
-Tengo una duda Daniel ¿Desde cuando te fijabas en mi? ¿Desde que te mudaste o mucho antes?
-Mucho antes... Joder, me da pena decirlo ahora.
- ¿Por? ¿Por qué ahora los dos hacemos lo que queramos con el otro en la cama? -Dijo Daisy mientras se inclinaba sobre mi, tocando mi entrepierna para empezar a calentarme.
-No hagas eso aquí, por favor- Dije señalando a las otras mujeres en la tienda que revisaban los productos- Tienes suerte que no nos prestan atención.
-Nunca te dejas si es en publico, pero me gusta como te pones en seguida. Pero ajá, responde.
-Bueno... Hubo una vez, cuando mi hermano y yo teníamos 7, viniste a una reunión que mi mamá quiso hacer entre ustedes como amigas y con sus maridos, y estabas vestida con una blusa con escote y unos shorts, y desde ese día los dos no dejábamos de verte.
- ¿Tu hermano también? Dijiste que eso fue cuando tenían 7, o sea que yo tenia... 24, eso serian 16 años ¿Me tenias ganas desde hace tanto tiempo querido?
Me estaba empezando a poner rojo de la vergüenza por tener que admitir eso, estando rodeado de mujeres que igualaban a edad a Daisy o que eran más jóvenes, realmente estábamos teniendo suerte de que no nos prestaban atención.
Asentí con toda la pena que sentía y Daisy solo volvió a reír, tocando otra vez mi entrepierna, la cual ya empezaba a generar un bulto por tanto toqueteo, y me dio un beso en la mejilla. Se puso a buscar otra vez que llevarle a mi mamá, haciéndome mirar todo lo de la tienda para ayudarla a decidir, mostrándome bragas y sujetadores de encaje que te dejaban ver a través, lencería de una pieza e incluso consoladores de varios tipos.
Todo esto no ayudaba a mi creciente erección, menos cuando ella llevaba puesto un top holgado que a veces te dejaba verle las tetas y unos leggins algo ajustados, tenia que quedarme callado, porque sabia que si le decía algo o salía de la tienda, Daisy se burlaría de mi por no poder aguantar el juego, y no quería eso.
-Buenas, disculpe ¿Tiene de este tipo en mi talla? -Me preguntó una mujer de lo que podría decir entre 25 o 28 años, con una tanga de hilo que apenas y serviría para tapar algo en su mano.
- ¿Habla conmigo?
-Si, ¿Con quien más voy a hablar? Estas ayudando esta mujer desde hace rato y los otros trabajadores también están ocupados.
Pensé por un buen momento lo que me acababa de decir, y entendí a lo que se refería luego de pensar bien la situación. Un joven de 23 ayudando a una mujer de 40 en una sex shop, era obvio que solo parecía un trabajador de la tienda, más cuando, todos los trabajadores andaban sin uniforme, solo tenían un pin del icono de la tienda, además de también ayudaban a mujeres entre edades de 30 a 40.
Daisy decidió explicarle nuestra relación a la mujer, haciéndola sentirse apenada. La mujer se disculpó y se dirigió a otro trabajador. Después de eso, varias mujeres se acercaron a nosotros, todas pensando igual que la primera, lo cual terminó por molestar a Daisy, por lo que cuando otra mujer se nos acercó para preguntarnos algo, ella termino por casi gritarle a la tienda que soy su amante.
-Anda ¿Daisy?
- ¿María? ¿Cuándo volviste?
-No hace mucho, no me comunique con ustedes porque literal, me voy en tres días.
-Aun así, en estos tres días podemos salir a cualquier lado- Las dos siguieron hablando, me costó un momento reconocer a la mujer, pero si, era María, otra de las amigas de mi madre y de Daisy de 40, la cual ya no vive en Colombia y que solo viene como una vez por año.
-Oye ¿Y este hombretón? -Preguntó María mientras comenzaba a tocar mis brazos y pasaba su mano por mi pecho -Siempre te gustaron altos ¿Pero así jóvenes?
-Oh, él es un simple estudiante que se esta quedando en mi casa, la cosa se dio y pues decidí que me acompañara mientras busco un regalo para Carolina.
Las dos se pusieron a hablar de lo suyo, mientras que yo soltaba un suspiro de alivio porque Daisy al menos no dijo que mi mamá es Carolina. Mientras hablaban, María le mostró lo que tenia pensado comprarle a mi madre, una lencería de una pieza que, el panty, tenia una abertura para dejar ver el coño de quien lo lleve. Ver eso y saber que iba a ser algo que mi mamá iba a ponerse para mi papá hizo que me pasara un escalofrió.
- ¿Y tu Daisy? ¿Qué piensas comprarle a Carolina?
-Creo que le comprare unos conjuntos de tangas y algún vestido de noche ¿Qué te parecen a ti querido?
- ¿Eh? Yo... -La pregunta de Daisy me tomo por sorpresa, yo no les estaba prestando atención por andar mirando sus cuerpos mientras intentaba acomodar el bulto en mis pantalones.
- ¿El gato te comió la lengua? -Preguntó María, la cual llevaba un escote que mostraba bastante de sus senos.
-Pues no se, no tengo idea de como se ve su amiga, pero si ustedes piensan que le gustaría, cómprenlo.
Las dos se sonrieron y llevaron todo a la caja para pagar, siguiéndolas, vi una lencería parecida a la que María estaba comprando para mi madre, lo único distinto era que el color de este era un azul fuerte, no rojo, además de que el bra se notaba algo pequeño y también tenia una abertura para ver los pezones. Pregunté rápidamente la talla de Daisy y lo compre sin dudar, ya tenia plata gracias a empezar a trabajar en el café junto con Laura hace un mes.
- ¿Y eso?
-Un regalo para una novia- Respondí, intentando hacerlo sonar lo más convincente posible para que María no diga nada, pero pude notar una sonrisa picara en su cara.
-Antes de que me vaya, quiero preguntar algo ¿Te conozco de antes niño?
Daisy y yo nos quedamos callados un momento, como si fuéramos a decir que soy el pequeño de Carolina de la nada, más ahora que ella sabe que compre la lencería para la mujer a mi lado.
-No creo, nunca la había visto, porque estoy seguro que recordaría a una mujer tan atractiva como usted- Apenas esas palabras salieron de mi boca, las dos volvieron a reír, María solo me dijo que ya tenia a Daisy, así que no debería estar coqueteando con otra. Se despidió y nos dejo solos mientras regresábamos a la casa.
-Eres bien atrevido, me tienes al lado y le hablas así a una de mis amigas y de tu mamá- Dijo Daisy mientras me daba un golpe en el brazo y mostrándome un poco de sus senos al asegurarse que nadie nos vería, haciendo nuevamente que me excite, pero lo llevo a más cuando decidió acercase a mi oído y susurrar -Cuando sea de noche, voy a estrenar tu regalito- Dándome un beso en la mejilla para terminar.
Llegamos a la casa y dejamos todas las compras listas, escondiendo rápidamente la lencería en su cuarto. Por la noche, los cuatro nos sentamos en el sofá para comer y ver una película juntos, cosa que solo sucede pocas veces, todo dependiendo de si Alice esta libre de trabajos. Mientras miraban la película, Daisy decide preguntarme por mi hermano.
-Pues se fue hace un año a otro país, se gano el viaje por estudiar el idioma.
-Con razón no escuchaba de él desde hace rato.
-Espera espera ¿Tienes un hermano? -Preguntaron Alice y Laura prácticamente al mismo tiempo.
-Anda, llevo casi un año aquí y nunca les dije.
La película quedó de lado, me la pasé explicando todo sobre mi hermano, el hecho de que somos mellizos, el hecho de que sabe inglés y japonés por su gusto a los idiomas, y que gracias a eso pudo tomar el examen para obtener el diploma de maestría para ir a Japón, dónde lleva estudiando ya casi dos años.
-Tu mamá nunca me contó eso.
-Porque mi hermano prefirió que no lo fuéramos diciendo, prácticamente la obligó a quedarse callada.
-Ay con razón.
- ¿Y si se parecen? Es que dijiste que son mellizos- Preguntó Laura, la cual se levantaba de su silla para llevar el cuenco dónde ella y Alice comieron palomitas.
-Exacto, mellizos. Él tiene pelo marrón liso, el mío es negro crespo, soy más alto, y él está más quemado por el sol.
-Suena atractivo- Dijo Alice con una sonrisa.
-A ok, o sea que mi hermano te suena más atractivo, pero yo, su mellizo, no soy la gran cosa para ti.
Alice simplemente siguió sonriendo mientras subía las escaleras para ir a su cuarto, Laura ayudo con lo que se tenia que lavar y se fue corriendo a su cuarto porque tenia que dormirse temprano. Ya eran las once de la noche, Daisy yo preferimos quedarnos despiertos un rato más antes de ir a su cuarto por si acaso alguna de las dos bajaban en medio de la noche o algo. Yo ya sabia que no había problema con Alice, pero es mejor estar 100% seguros.
Nos dirigimos a su cuarto cuando ya era obvio que nadie bajaría, cerramos la puerta y Daisy decidió ponerse la lencería en el baño para sorprenderme mientras que yo me quede en boxers. Pasó un buen rato mientras la esperaba, y ese hecho me hacia calentarme con la simple imagen de lo bien que debería verse.
Después de un buen rato de tanto esperar, ella abrió la puerta del baño y se mostró en todo su esplendor. La lencería le quedaba perfecta, la abertura para los senos y la entre pierna daban una vista directa a sus pezones y su vagina, como siempre, estando rasurado con algunos pelos empezando a crecer.
-Estoy empezando a dudar esto. No me gusta como se me ve.
-Espero que solo lo digas para molestarme, se te ve perfecto.
Me levanté de la cama y comencé a escanear su cuerpo, pasando mis manos por sus muslos, cintura, estomago y senos, masajeándolos y rosando mis dedos contra sus pezones. Daisy comenzó a soltar pequeños gemidos con cada toque de mis dedos por su cuerpo, por lo que decidió rosar su trasero contra mi entrepierna, sintiendo mi creciente erección contra ella. Los dos nos miramos con una sonrisa, le di unos cuantos besos en el cuello, soltando uno de sus senos y colocando mi mano en su coño para comenzar a masturbarla, pasando mi mano y sintiendo su pubis rosarme, mientras ella seguía moviendo su trasero contra mi.
Ella se separo y se dirigió a la pared colocándose en cuatro para mi, dejando que la abertura en la lencería me diera una mejor visión de su coño. Me acerqué a ella y la moví, acomodándola para dejarla mirándome de frente. La agarre desde los muslos con toda la fuerza que tenia para alzarla y cargarla, sacando mi verga del boxer.
Daisy se agarro fuerte de mi, siendo esta la primera vez que la cargaba de esta forma, la cual se me dificultaba un poco mantener. Me puse un condón e introduje mi pene de a poco, comenzando moverme, y Daisy hizo lo mismo, moviendo su cintura de tal forma que logró sacar un poco mi pene, por lo que al introducirlo de nuevo, llegó mucho más profundo.
-Ufff~ Sentir tu pene dentro después de esperar durante la semana es impresionante- Dijo mientras besaba mi cuello y soplaba en mi oído, otro jueguecito que le gustaba hacer, ya que siempre me hacia temblar un poco.
-A veces parece que te quejas por no hacerlo, pero, aun así, me obligas a esperar la semana incluso cuando tu también quieres coger- Le respondí, reposando su espalda contra la pared y moviéndome lo más rápido que podía.
Los dos seguimos en esa posición por nueve minutos, estaba empezando a durar más por los juegos de Daisy. Me saqué el condón mientras la colocaba en el piso, ella se quito la lencería, poniéndose de rodillas y dándome una mamada por un buen rato, jugando con la cabeza y estimulándome por un buen rato sin dejarme terminar
Luego pasamos a una posición de vaquerita, sentándose en mis piernas y saltando sobre mi verga. Estando en esa posición, Daisy comenzó a hacerme de todo, desde lamer, besar, morder y chupar mi cuello y boca/labios. También se aseguraba, de, de vez en cuando mover su trasero para no hacerme terminar tan rápido.
Como siempre, pasamos así por un buen rato hasta que termine dentro del condón, dándonos un beso con lengua antes de que ella se levantase para retirar el condón y como siempre, tragándose mi semen, el cual estaba aumentando en cantidad por aguantar las semanas tan seguido.
Al día siguiente, me dirigí a la universidad corriendo, se me había hecho tarde porque había quedado exhausto después de coger con Daisy, incluso si ya se estaba haciendo una rutina para nosotros coger por media hora durante la noche, a mi me estaba afectando mis rutinas de sueño.
Entre al salón de clases, tenia suerte que la profesora no me tenia rabia ni nada, por lo que me dejo pasar sin problemas. La clase pasó normalmente, mis amigos y yo salimos del salón y fuimos directamente a la tienda de la U, encontrándonos con Selene y unas amigas de ella. Juan Camilo, David y Marcelo le habían agarrado gusto a estar con Selene en los recesos y hablando con ella fuera de la universidad, invitándola incluso cuando me visitaban en la cafetería, por lo que también terminaron conociendo a Laura.
-Mierda... -Decía Juan Ca mientras miraba su celular.
- ¿Qué pasó?
-Que ya no aguanto a mi novia, apenas y me presta atención, además que es demasiado fría conmigo. Voy a terminarle la próxima vez que la vea.
- ¿Seguro? Seria mejor si lo hablan primero- Dijo Selene mientras se acomodaba las gafas, mirándonos a todos para ver si la apoyábamos.
-Ya he hablado con ella, pero solo me dice que son ideas mías y me trata de loco.
-Te quejas de algo que es fácil de arreglar en frente de tus amigos que viven sin novias- Dijo Davo mientras nos señalaba a Marcelo y a mi, haciéndome reír un poco para mis adentros, porque aun si no éramos novios, Daisy y yo al menos hacíamos más cosas de lo que David podría pensar -Solo se más afectivo con ella y ella terminara por demostrarte más afecto.
-No tengo tiempo para eso, llevamos meses juntos y ella no muestra interés ni en celebrarlo. Le voy a terminar, punto final.
Todos nos miramos y terminamos por aceptar la decisión de Juan Camilo. Seguimos hablando por un buen rato mientras cada uno comía de lo que se había comprado. Lo que me pareció interesante, era lo cercanos que Marcelo y Selene se veían juntos.
Cómo había dicho antes, Marcelo es alguien demasiado cerrado, no se abre fácilmente a las personas. Incluso cuando se unió a nuestro grupo, durante dos meses enteros, mayormente me hablaba a mí, pero Selene solo necesitó semanas para conseguir que Marcelo le cogiera confianza.
Ambos se veían bien juntos, un mono/peli rubio de pelo recogido y una con mechones tintados de azul. Uno con ojos verdes y una con ojos hetero cromaticos entre azúl y café. Uno de un metro setenta y una de metro sesenta. Podrías fácilmente decir que ambos eran pareja, y por lo fácil que Marcelo formó la amistad con Selene, no pude evitar pensar que tal vez él estaba enamorándose de ella.
Todos regresamos a nuestros respectivos salones, esperamos a la profe hasta que entró y nos recibió diciéndonos que teníamos que hacer un trabajo en conjunto con los estudiantes de otro salón, diciendo justamente el salón de Selene. Pude tanto a Marcelo, David y a Juan Camilo inmediatamente metiéndose a nuestro grupo de WhatsApp para ver si lograban pedirle a Selene primero que sean compañeros, todo por lo buena que ella era en la materia.
Me reí un poco por lo predecibles que eran, me metí también, solo para ver quién lo había hecho primero, pero me encontré con la sorpresa que Selene había dicho primero que quería que yo fuera su compañero. Los tres tuvieron que resignarse y atender a la profesora que decía los nombres de los otros estudiantes para decirle cuál elegían, yo diciéndole directamente que trabajaría con Selene.
Cuando terminaron las clases, Selene me habló por privado que si me podía acompañar a mi casa para trabajar enseguida. Acepté, y la guíe hacia esta junto con Alice, la cual se desenvolvió fácilmente con ella, burlándose de distintas cosas que llegaba a hacer en la casa.
Cuando llegamos, Daisy nos recibió como siempre, se le notó un poco sorprendida al ver a Selene junto conmigo, ya que ni le habíamos avisado de la repentina compañía.
-Bueno, ponte cómoda linda, ustedes pueden trabajar en lo suyo- Decía con una sonrisa y con sus manos en mis hombros -Otra cosa Daniel, Laura salió con Jesús, así que solo estamos nosotros cuatro.
-Ah bueno- Respondí, entendiendo que me daba vía libre para toquetearla en la cocina si tenía cuidado de que Selene no nos viera.
Daisy fue a la cocina moviendo su trasero sin importarle la presencia de Selene, me deleite con ella yéndose por un momento hasta que me centré en mi compañera para empezar con el trabajo.
-Pregunta ¿Ustedes tienen sexo? Es que hay una tensión sexual entre ustedes que es impresionante- Dijo sonriendo, acomodandose las gafas mientras me miraba con una cara entre inocencia y lo que tal vez podría describir como malicia.
¡Finalmente! Me tomo un buen rato escribir está parte, todo por flojera y por distraerme. Tengo lo que se podrían considerar malas noticias, la siguiente parte será la final de Casa compartida.
Pero no sé preocupen, ya que tengo pensado algo especial para después con Daisy y Daniel.
También quisiera agradecer por los puntos, este siendo mi primer relato, ha tenido mucho más apoyo de lo que me podría haber imaginado. Aquí te dejo el link de la ultima parte;
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Amante japonesa: https://m.poringa.net/posts/relatos/4109453/Amante-japonesa.html
Bye!
1 comentarios - Casa compartida parte IV