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Pato y los albañiles 8.

Hola amigos, seguidores de esta saga, para los que leyeronel episodio 7, esta es la continuación de ese día.
Una vez que Pato se quedó sola, por su cabeza recorría todoslos sucedido con Carlos, a ver sentido su verga tan apretada a su culo, másprecisamente a su tanga, prácticamente estuvieron garchando de no haber sidopor las finas telas que separaban ambos cuerpos. La cara con la que se fueCarlos, y el bulto marcado en el pantalón, hacían que mi mujer estuviese muycaliente y excitada, a eso hay que sumarle la cara de Jhonny cuando se diocuenta que el no había sido el elegido, entre bronca y celos, y lo putita quese había comportado dentro de la obra, solo hacía que su calentura estuviese enel punto más alto.
Luego de mandarme unos mensajes contándome todo, decidió queno podía seguir así, entonces se dirigió hacia la pieza, dejo entre abierta,como siempre hacia, las cortinas, se quitó el pantalón, y se recostó en lacama, dispuesta a bajar la calentura, aunque sea ella solita. No aguantaba más.
Comenzó a tocarse suavemente, primero por sobre la tanga quelucía mojada, y con la otra mano se sobaba los pechos, que seguían firmes y conlos pezones duros.
Luego introdujo, una de las manos por debajo de la tanguita,flexiono las piernas, y comenzó a masturbarse, pero siempre suave, pensando entodas las cosas que habían sucedidos estos días, recordaba la pija del jhonnyen sus manos, los dedos de el buscando su caliente conchita, la calentura conla que había notado que los dos chicos estaban día tras día.
Escucho un ruido, como una puerta abriéndosesilenciosamente, tenía miedo, estaba excitada, no sabía si levantarse y verquien era, pero la calentura era tal, que decidió cerrar los ojos, y que paselo que tuviese que pasar.
Siguió masturbándose con los ojos bien cerrados, hasta quedespués de unos segundos, sintió como una mano se posaba en una de sus piernas,luego otra más, sabía que ya no había vuelta atrás, el intruso al notar que nohubo resistencia de parte de mi mujer, fue llevando sus manos hasta su ardientevagina.
El, le retiro la mano que ella usaba para tocarse, y comenzóa tocar suavemente su clítoris, mi mujer estaba en un estado de calentura pococomún, era superior a todo lo que había sentido estos días, era toda lacalentura acumulada, junta.
Siguió con sus ojos cerrados y se dejó hacer por el intruso.Ella no sabía quien era, tampoco deseaba saberlo, esta incógnita le producíamas excitación y le agregaba mas morbo a la sorpresa.
Noto, que el comenzó a acercar su cabeza a su entrepierna,en un ágil movimiento le retiro la empapada tanga, y hundió su lengua en su tancaliente sexo.
Ninguno de los dos hablaba, solo se escuchaba en esa piezalos gemidos contenidos de mi mujer, con la chupada de concha que el intruso leestaba propinando. No aguantaba mas, quiso abrir los ojos, pero ella misma nose lo permitió. Sabía que esto no era parte del acuerdo. Sabia que yo podíallegar a enojarme, pero las cartas ya estaban echadas, y ella estaba muycaliente para detener a su incognito compañero.
En un momento, el se levantó un poco, y con sus brazos lagiro, dejándola boca abajo, y con su culito en pompa. Era el momento de laverdad. Sintió como el compañero iba acercado su verga para penetrarle desdeatrás. Nunca abrió los ojos. Simplemente se dedicó a gozar cada segundo.
En ese preciso momento, sintió como una barra dura de carnese le introducía en la concha, cm a cm fue abriéndose paso, hasta sentirla todaadentro, hasta el fondo, como minutos antes le había dicho a Carlos. Bien, bienadentro.
Y el intruso comenzó a bombearla con fuerza, no paso mas deun minuto en que ella tuvo un orgasmo impresionante, le temblaba todo elcuerpo, fue largo, intenso.
Abrió los ojos, sin ver a su compañero, pero mirando haciala ventana, y podía ver como otra persona miraba lo que sucedía, y semasturbaba con fuerza desde afuera de la pieza, no llegaba a distinguir quienera.

Pato y los albañiles 8.


El compañero de sexo seguía como sacado, como mostrándole alde afuera que es asi la forma en que una putita tiene que gozar, le tomo losbrazos a mi mujer, por detrás de la espalda, y los usos para poder clavarle lapija mas adentro y con mas fuerte. Ella gemía como loca, a los gritos, queríaque el de afuera la escuchar gozar. Tan salvaje como hacía tiempo no se lohabía hecho.
El muchacho de afuera, seguía masturbándose con furia, ellanoto que este muchacho era Carlos, el pendejo se pajeaba viendo la escena,tratando de no ser visto, pero sin perder detalle.
En ese momento, el intruso la vuelve a girar, y ahí ella vequien era. Me ve a mi. Estabacogiéndome a mi esposa como salvaje, y la gire para poder acabar sobre supecho. 

esposa




Expulse un largo chorro de leche, mi mujer estaba mas tranquila, nohabía roto el trato. A su vez pudimos ver como Carlos también largaba unoschorros de leche espesa, casi encorvándose, y sin limpiar ni nada, rápidamenteguardo su dura pija dentro del pantalón, se volteo y se dirigió hacia la obra.
Yo me había dado cuenta de lo caliente que estaba ellacuando me comento lo que había sucedido, y decidí adelantarme cualquiera de losmuchachos. Sabía que ella no los iba a detener.
Ella me beso con fuerza, nos quedamos recostados unosminutos, y yo me levante de la cama me termine de vestir, y me fui al laburo,muy satisfecho por la terrible garchada que le había pegado a mi mujer. Pero mefui con la incógnita de que hubiese pasado si llegaba 15 minutos más tardes?Hubiese sido Carlos el que ocupara mi lugar? Porque estaba ahí y no en la obra?Había ido a buscar un poco más de mi mujer? Pues eso no lo sabremos nunca, solopor el hecho que yo llegue primero.
Espero les haya gustado.
Abrazos, y a disfrutar de la vida que es bastante cortita……

3 comentarios - Pato y los albañiles 8.

EAR1976100876 +1
Muy buen relato...Q lindo ser albañil así...
leloir2010 +1
Menos mal que llegaste a tiempo, sino carlos se la hubiera en pomado hasta moño. Van puntitos
mirandopaso +1
me paree que no aguantaba mas...si no llegabas se comia a cualquiera de los dos