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Una Dama Que Sabe Lo Que Quiere Y Lo Hace
#Bon/Dom#Heterosexual
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Un día cualquiera estaba en un bar tomando algo tranquilo, tipo tres de la tarde de un día de semana y notaba que había un grupo de tres mujeres que no paraban de cagarse de risa y me miraban. Lo primero que pensé fue que me había manchado con algo, o que tenía algo mal y me miraba disimuladamente para ver qué podía ser. Supuse que me estarían gastando porque me veían parecido a algún conocido o que consideraban que tenía cara de pelotudo (bastante probable) así que decidí dejar de prestar atención. En un momento, una de las mujeres viene hasta mi mesa y se sienta en la silla de enfrente mío y me dice "una de mis amigas perdió una apuesta y la prenda es que se tenía que coger al tipo que le eligiéramos las otras". Me sorprendí, primero me alegré porque pensé que había salido favorecido y después caí en la cuenta de que en verdad las otras dos buscarían al tipo más incogible. Eso hubieramos hecho con mis amigos si se nos hubiera ocurrido un juego así. Y ahí escuché algo maravilloso, me dice "pero ahora arrugó, así que decidí reemplazarla yo con el tipo que me parecía más degenerado del lugar". Convengamos que por la hora y el día no había muchos tipos en el lugar, alguno perdido por otra mesa, los mozos y el que estaba en la caja. Y agrega "no te estoy jodiendo, vamos!" Escuché la orden y dejé la plata de mi consumisión en la mesa y me levanté tratando de disimular mi erección y la seguí. Subimos a un taxi y le indicó al chofer "llevanos al telo que está en Perón y Jean Jaures". El tachero hizo como que le parecía normal eso y ella le dijo "me lo acabo de levantar y no tiene idea de la cogida que le voy a pegar". A mí me daba un poco de vergüenza, empecé a sospechar que estaba merqueada o que era psicótica por el desparpajo con el que se manejaba. Era una mujer de unos 45 años, vestida de un modo elegante, pelo rubio de peluquería, ojos color miel, tetas que se notaban hechas por algún cirujano que merecía ser escultor y cuando sonreía se le formaban oyuelos en las mejillas. Parecía una mujer super formal y recatada pero a la vez tenía una energía y condiciones de mando que me excitaban mucho. Además, cuando me miraba profundo lograba calentarme más todavía. Llegamos al telo, ella le dice a la persona que estaba del otro lado de la ventana "danos una habitación con jacuzzi y mandanos una botella de vino blanco". A mí me gusta más el tinto, pero no me iba a poner a discutir. Entramos a la habitación y puso un freno a sus impulsos. Yo pensé que no iba a pasar más nada y me dijo "lo único que quiero es que nos besemos en la boca, mi marido no sabe besar y necesito eso". Internamente me sentí desilusionado pero como a mí tambien me gustan los besos y mimos decidí seguir adelante. Debemos haber estado una hora besándonos y como cada vez que yo quería avanzar con las manos no me dejaba decidí no insistir y me entregué a los besos. En un momento ella me empieza a acariciar la pija por encima del pantalón, me abre el cierre, me afloja el cinturón y me empieza a pajear mientras seguíamos besándonos. Después de un rato de pajearme me dejó meter mano por debajo de su sweter y empece a jugar con sus tetas. Ahí aflojó, se reclinó en el sillón y me dejó sacarle el sweter y que le corriera el corpiño para comerle las tetas. Ella empezó a jadear y me empezó a empujar hacia abajo. Jugué un rato con su ombligo, seguí bajando, le aflojé el pantalón, se quitó los zapatos, le saqué el pantalón y ella me pidió que no le saque la tanga. Me empujó hacia abajo del sillón y empecé despacito a besarle la concha sobre la tanga, que estaba empapada. De a poco le corrí la tanga y empecé a besarle la concha suavemente, como le había besado los labios de la boca. Primero despacito, mojando con saliva, jugando con la lengua por sus labios y de a poco poniendo dura la lengua para metersela en la concha. Se fue soltando y me agarraba de los pelos con suavidad para que no fuera bruto al chuparla. Le metí primero un dedo y en seguida su concha me pedía otro más y empecé a pajearla. Me agarró fuerte de la cabeza y me metio la cara contra la concha y empezó a frotarse ella, mientras yo seguí con los dedos masajéandola por dentro. Me dijo "ya quiero pija", me empujó la cara con la planta del pie y caí sentado contra la cama. Se acomodó y me empezó a montar, primero de frente durante un buen rato, después sin sacársela de adentro se dió vuelta y quedó de espaldas a mí y empezó a moverse para adelante y para atrás frenéticamente. Era una cogida deliciosa, sentía mis muslos todos mojados, ella había empezado a acabar y seguía y seguía teniendo orgasmos. En un momento paró y me dijo si me faltaba mucho para acabar y le dije la verdad, que si bien lo estaba disfrutando muchísimo no sentía que estuviera por acabar. Supongo que toda la sorpresa me llevaba a no poder tener yo un orgasmo. Se levantó, fue hasta el bar de la puerta a buscar el vino y sirvió las dos copas. Yo pensé que ya había terminado todo, pero después de tomarse (diría tragarse) su copa de vino, volvió a servirse y fue para una parte en la que había una barra con dos banquetas, las corrió, agarró el teléfono y empezó a hacer una llamada, apoyó los brazos en la barra, del otro lado alguien atendió el teléfono, puso el manos libres y dijo "escuchá esto" y me dijo a mí, "metémela por el orto". Me habían pasado cosas raras y esta, en comparación, no parecía tanto, pero me asustó un poco. Me arrodillé para lubricarla con saliva y me dijo, "no, metemela como está, quiero que me duela". Del otro lado del teléfono se escuchaba la voz de un hombre que decía "por favor no, no te la cojas". Ahí creí entender, me pareció que era una venganza contra su pareja y ella me miró por sobre el hombro y me dijo "entrá despacio". Me costó meterla, la cola estaba super apretada y ella cerraba los ojos y se mordía el labio inferior como aguantando el dolor y me susurraba "metela, me gusta, me duele, me encanta, metela..." Y el del teléfono me preguntaba si yo era muy dotado y me pedía que le relatara como me la estaba cogiendo. Cuando la tuvo toda adentro cogimos un ratito y mi excitación me hizo acabar pronto mientras le acariciaba las tetas desde atrás y le besaba y mordía el lóbulo de la oreja. El tipo del teléfono se había quedado mudo, yo ya me habia olvidado de él y ella, con mi pija todavía adentro sacó el manos libres y le dijo "me gustó mucho, espero que lo hayas disfrutado... te corto porque quiero seguir cogiendo". Cortó la llamada y sonó el teléfono de la recepción para decir que se había acabado el turno. Ella levantó el teléfono y dijo "nos quedamos hasta que yo esté satisfecha". Y nos quedamos hasta el otro día, cogiendo mucho y contándonos intimidades. Después de eso fuimos amantes durante dos años, algunas veces haciendo trío con la amiga que se había negado a pagar la apuesta y a veces con el marido. Como siempre, les pido que me hagan saber sus comentarios sobre el relato, me excita mucho contar las experiencias que tuve y me calientan las cosas que me dicen. Saludos
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