Morboseando en el coche

Había tenido una buena noche de fiesta, acabando con varios amigos ya casi de mañana. Al cerrar la discoteca decidimos que era buena hora para irnos a casa, pero claro, mi infiel amiga Elena, que andaba sin su marido ya, tenía alguna idea más. Conseguimos quedarnos solos y que yo fuera quien la llevase a su casa. De camino al coche, ya nos paramos varias veces a besarnos y meternos mano. Ella llevaba un vestido negro, hasta las rodillas, sin mangas, con botones en la parte delantera, desde arriba hasta abajo del vestido.
Al llegar al coche, me apoyo contra él y nos empezamos a besar más apasionadamente aún. Me saco la polla del pantalón y me empezó a masturbar sin importarnos mucho que pudiera pasar alguien. Abrí el coche y Elena se sentó en el asiento trasero, hacia fuera, y yo me pegué a ella, para que no se nos viera mucho, durante la gran mamada que esta me hizo. No tardo en ponerme la polla bien a tope y yo la comencé a agarrar de la cabeza, apretándosela bien, para hacerla una garganta profunda.
Me puse un condón y la tumbe en el asiente trasero. Entre, cerré la puerta y me eché sobre ella. Nos volvimos a besar, mientras subí un poco su vestido, la aparte el tanga negro y metí mi polla por su coño. Comenzamos a follar, besándonos muy calientemente y acariciaba sus muslos. Una de mis manos subió por su cuerpo hasta llegar arriba de su vestido. Comencé a desabrochárselo y abrírselo, viendo también su sujetador negro de aro. Comencé a besarla el cuello y el pecho mientras se lo desabrochaba.
Me senté en el asiento y Elena lo hizo sobre mí. Volvió a meterse mi polla en su coño y seguimos follando. La abrí bien el vestido y la acaricié de arriba abajo, sobre todo sus pechitos tapados. Acabe sacándolos de él y comiéndoselos. Mi polla cambio de agujero y también la folle el culo.
Cuando estaba para correrme, Elena se puso a gatas en el asiento y me quito el condón y volvió a comerme la polla. Yo metí mi dedo gordo por su coño masturbándola. Cuando me corrí, esta se tragó mi semen y yo seguí masturbándola hasta que se corrió. Entonces saque mi dedo y esta me lo chupo, limpiándolo de sus jugos.
Volvió a sentarse sobre mí y nos besamos y acariciamos un rato, antes de decidirnos por ir a desayunar a un bar cercano.

Mientras desayunábamos, lejos de relajarnos, seguíamos cachondos, metiéndonos mano en cuanto podíamos. Al salir del bar estábamos nuevamente cachondísimos, por lo que, al llegar al coche, ahora fui yo quien la apoyé contra la puerta. Nos volvimos a besar y mis manos la acariciaban los pechitos por encima del vestido. Agarre el vestido fuerte y tire de el fuerte haciendo que unos cuantos botones se desabrocharan y pudiera ver nuevamente su sujetador. metí la cabeza besándola la zona de alrededor de los pechitos, mientras seguía acariciándoselos por encima del sujetador. Cuando la volví a sacar los pechos de él, sus carnosos pezones estaban bien duros y comencé a mordérselos. Abrí la puerta trasera y volví a tirarla en el asiento. Me tumbe encima de ella y volvimos a besarnos, tras cerrar la puerta.
Fui bajando, besando su cuerpo y desabrochando los botones que la faltaban, hasta llegar a su coño. Se lo bese con el tanga puesto, antes de cogerlo con mis manos y quitárselo. Me coloqué a gatas entre sus piernas y comencé a comerla el coño, mientras acariciaba sus pechitos y pellizcaba sus pezones. Me coloque de rodillas, me quite el pantalón y me puse un condón. La coloque sus piernas rodeándome la cintura y comenzamos a follar. Mis manos acariciaban sus muslos. Elena no paraba de gemir y decirme que la situación la tenía a mil.
La hice colocarse a gatas y comencé a follarla el culo y el coño. Comencé despacito para poco a poco ir subiendo la velocidad. Además, según subía la velocidad, la tiraba mas fuerte del pelo hacia mí. De vez en cuando la daba unos buenos azotes en su rico culo.
Cuando se corrió, no pare de follarla el culo hasta que me corrí dentro de él. Me quite el condón y me limpie la polla con su tanga. Se lo di y esta se lo puso sucio con semen mío.

Cuando nos vestimos bien, fuimos a los asientos delanteros y tras unos besos, por fin nos dirigimos a casa.