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Mi timidez y las mujeres de mi familia 47

Mi timidez y mi responsabilidad guiaron mi juventud, hasta que mis tías, mi madre y mi prima y otras chicas me hicieron despertar, pero las circunstancias me abrieron los horizontes

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Cuando llegué al pueblo, ya había terminado el servicio de cenas, mi madre al verme se quitó el delantal y le dijo a Julia que se subía a casa, realmente ya no hacía falta, con la mano saludé a los camareros, a Julia y a Lisa les di un beso al aire.

Mientras yo iba sacando mi ropa y devolviéndola al armario me madre se duchó, el olor a comidas y café se le quedaba pegado, sobre todo al pelo.

Cuando volvió liada con una toalla yo ya había juntados las dos camas, Clara cerró la puerta tras de sí, abrió la toalla y la dejó caer al suelo, la figura menuda pero llena de sensualidad de Clara me abría los brazos, cuando me abrazó me envolvió su olor, era como volver a estar en casa otra vez, me empujo a la cama y me besó hasta hacerme casi desfallecer mientras me quitaba o mejor dicho me arrancaba la ropa, cuando me tuvo desnudo del todo, besó por todo el cuerpo, el pecho, el cuello, el vientre, las piernas, todo entero, dejándose lo mejor para el final, se arrodilló entre mis piernas, las abrió del todo y cogiendo con las dos manos mi polla la lamió hasta que se tragó el capullo, lo saboreó y terminó metiéndose el resto hasta darle arcadas, cuando la tenía como una estaca se subió sobre mí, creí que se la iba a meter en el coño, pero subió hasta mi cara y me dijo…

-        Mira Manu, lo que te prometí, aquí tienes mi coño para lo que quieras.

En un reflejo me puse a lamerle, con el coño abierto la recorrí toda mientras mi madre se dejaba caer con las rodillas al lado de mi cabeza, me estaba comiendo la puerta donde nací y me estaba sabrosa, con las manos le cogía las nalgas y las apretaba contra mi boca, mi madre se apretaba los pechos pequeños, se estiraba los pezones gimiendo y moviendo las caderas frenéticamente, quiso cambiar de postura, las rodillas le hacían daño, pero no la dejé, la hice correrse en mi boca, el clítoris no podía resistir tanta excitación, pero yo la tenía cogida de la cintura y no se podía levantar, se corrió en una explosión de placer, me llenó la boca, me imagino que sería de sus jugos, quizá se le aflojara la vejiga también, no me importó, pero cuando la solté tenía la cara mojada y las sabana también, ella estaba desmadejada a mi lado, con una pierna sobre mí, no tenía ni fuerzas para tumbarse del todo.

-        Mmm, gracias Manu, hacía mucho que esperaba algo así, me daba miedo pero lo deseaba ardientemente, me has hecho correrme varias veces seguidas, no creía que pudiera pasar y menos a mí, me gustaría poder explicarte las miles de sensaciones que me has hecho vivir, todo mi cuerpo vibraba y no podía huir de tus manos y de tu boca.

-        Cuando me mandaste la foto la otra noche, me entraron unas ganas locas de follarte, pero también quise dedicarte un rato de placer extremo, aunque no sabía cómo conseguirlo.

-        Pues lo has hecho muy bien, hijo me has dado justo lo que necesitaba y con la determinación que tenías, he volado por el cielo.

Por fin pudo quitar su pierna de encima de mí, estaba derrotada, se tumbó a mi lado, me pasó el brazo por el pecho y me acercó su cara a mi cuello…

-        Cuéntame Manu, como está Ana?

-        Ana está muy bien, solo que el médico le ha recomendado que no haga esfuerzos.

-        Y… no los hace?

-        Ella me ha dicho que no, que no hace esfuerzo alguno.

-        Aaah, bien Manu, te creo y como está físicamente?

-        Muy bien, muy gorda pero bien , su cuerpo ha cambiado bastante.

-        Ah! Has visto las tetas que tiene?

-        Sí, me he dado cuenta.

-        Pero… te las ha enseñado? Te acuerdas aquel día en el probador?, verdad que no tienen nada que ver?

-        Aquel día las tuyas eran mucho más grandes que las de ella, pero ahora te gana.

-        Pero, como las tiene ahora, le habrán crecido más.

-        Me imagino que sí, las tiene así y muy duras.

Con las manos imité al tamaño de las tetas de mi tía, ella se incorporó y me puso sus tetas dentro de mis manos, claramente eran más pequeñas.

-         Y duras? Las tiene más duras que yo?

Cerré las manos sobre las tetas de mi madre, ya dudaba sobre la dureza de las tetas de mi madre y las de Ana, lo que no dudaba de la mía, ya al recordarme la escena de las dos en el probador me había puesto la polla dura, ahora al sentir la calidez de su piel y la aspereza de sus pezones en las palmas, el capullo me saltaba al compas de los latidos de mi corazón.

No pude resistir tanta tensión me abrace a Clara y le dije al oído…

-        Clara quiero follar contigo, ahora mismo.

-        Y quien te lo impide? Mi coño es tuyo, ya lo sabes junto con toda yo, hazme lo que gustes.
Se quedó tumbada sobre las dos camas, con los brazos y piernas en cruz, a mi disposición, me acerqué a ella y cogiéndola de la cintura le di la vuelta, le puse una almohada bajo de las caderas, sus nalgas blancas se quedaron elevadas, presintió lo que quería y separó las piernas, le fui besando por la parte interna de los muslos, ella parecía que me huía, pero no, simplemente me facilitaba mi aproximación abriéndolas más y más, le besé las nalgas, ella elevó las caderas y pude ver desde el pubis al fondo hasta los hoyuelos de las nalgas una raja tajante partía todo en dos mitades, metí la boca entre sus labios, estaban tan abiertos que el clítoris brillaba por sí solo, la entrada de su vagina estaba tan abierta que parecía un pozo sin fondo, cuando subí sobre su espalda a gatas le fui besando la espalda, la piel se le erizaba, mi polla le iba rozando los muslos según subía, me apoye un poco y bajé la polla hasta el comienzo de sus labios y la fui restregando entre ellos hasta la entrada del coño, empuje y se la metí, ella arqueó todavía más la cintura y se coló hasta los huevos, la saque rodeada de flujos blanquecinos como la espuma, y la pase entre las nalgas, me apoye con los codos en la sabana mis manos pasaron bajo su pecho y se apoderaron de sus tetas colgadas en ese momento, los dedos rodearon los pezones mientras mi polla se pegaba al agujero rugoso y moreno, Clara con sus manos se cogió las nalgas y se las separó aún más, y volviéndose a mi me susurró…

-        Manu recuerda, toda yo soy tuya, métela donde quieras y como quieras, sin miedo.

Cerré mis brazos sobre el menudo cuerpo de Clara sujetándolo, la polla estaba mojada con sus jugos pero el ano no estaba dilatado, fui presionando lentamente, mi madre iba moviendo el culo en todas direcciones buscando el menor rozamiento, yo notaba el esfínter abrirse y cerrarse en la punta del capullo, esperé a que se abriera y empuje, Clara hundió la cara en la sabana pero sus manos no soltaron sus nalgas, ella volvió a relajar el esfínter y yo volví a empujar.

-        Vamos Manu ya casi está, empuja fuerte.

Mi madre aún me animaba a mí, cuando al tercer intento el glande penetró, noté como por la espalda de Clara corría un estremecimiento y un gemido se le escapaba de la boca, quise salirme pero…

-         Ni se te ocurra hijo, ya ha pasado lo peor, me estás dando un gusto brutal, quiero toda esa polla dentro de mí, luego haz lo que quieras.

Me adapté a los movimientos del ano de Clara, cuando apretaba paraba y cuando aflojaba le volvía a meter un poco más, solté una teta y me moje los dedos con el flujo que le salía por el coño y los repartí por el trozo de polla que aún quedaba fuera, cuando al esfínter volvió a aflojar se me coló entero sin yo empujar, mi madre se volvió…

-        Sigue Manu, sigue metiendo lo que quieras, me la puedes meter toda si quieres.

-        Clara, ya te la he metido toda, solo quisiera tener más larga la polla para complacerte.

-        Ya me complaces con lo que tienes, es la polla más maravillosa y cariñosa que puede haber dentro de un coño, me llena toda, por el agujero que sea, ahora sigue, hijo, sigue follándome.

Clara se puso de rodillas con la cabeza y los brazos caídos en la sabana, las piernas totalmente abiertas, el culo adaptado al grosor de mi polla, el esfínter me acompañaba cuando entraba y salía, notaba la suavidad del intestino, era menos excitante que los pliegues de la vagina, pero por eso lo elegí, así podía estar más rato dentro de Clara follándola, la metía y la sacaba suavemente, mi madre ya no sufría, todo lo contrario, estaba gozando con los roces de mi polla en su interior, se sentía protegida por mi y querida por mi polla, la vi incómoda y abrazándola por la cintura me dejé caer de lado, las camas lo permitían, ella se quedó sobre mí empalada con los brazos hacia atrás, y empezó a moverse, subía y bajaba sobre mi miembro hasta casi sacarlo del todo, ya se dejaba caer de golpe, le pasé las manos por delante, una fue a la teta izquierda la otra al clítoris, dejó caer su cabeza sobre mi hombro, nos besamos de lado cuando coincidían nuestras bocas, se volvió a correr, lo noté cuando se quedó tensa con la punta de la polla casi fuera, estuvo unos segundos elevada, para caer de golpe suspirando y metiéndose la polla en las entrañas, los espasmos tardaron en remitir y cuando le pasó ya no podía estar sentada, se tumbó boca abajo, no se la llegué a sacar y con la polla asomando entre sus nalgas me corrí, lo hice apretándome contra ella, metido hasta el fondo, no salí hasta que mi polla me lo obligó, cuando le miré tenía el ano completamente seco, pero ella estaba llena de mi leche.
Por la mañana me desperté antes que mi madre, cuando me levante para ir al baño todavía estaba en la misma postura, boca abajo con las piernas separadas.


Continuará.

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