Con las restricciones de los últimos días, decidí irme a vivir con Lucas. La decisión fue más que nada porque estoy trabajando en un sanatorio, y no quería estar en casa de mis viejos, por precaución (en serio... aunque un poco de amor a la pija hay también, pero dejemoslo con que soy buena hija). Me sorprendí a mi misma en estos días de convivencia. Más allá del garche, la estamos pasando bien.
Aunque hay algo que extraño bastante. El último año, por haber pasado sola la cuarentena, me hice muy adicta a pajearme. Y obvio, una cosa es estar sola y otra convivir con otra persona; con la que además garchamos bastante. Un día, charlando cosas sin sentido salió el tema de la convivencia y qué extrañábamos. Cuestión, que le dije "extraño tocarme antes de dormir a la noche, o a la tarde después de la siesta". La cara de Lucas mostraba que no esperaba esa respuesta. "Si es por mi... hacelo", me dijo con los ojos desorbitados de solo imaginarlo. Me quedé mirándolo. "Querés ver?", le dije tirando la silla hacia atrás mientras abría las piernas y me tocaba los muslos.
Nos paramos al mismo tiempo, me abrazó y nos comimos la boca super desesperados. Sus manos amasaron mi cola mientras las mías lo agarraban de los pelos apretando su cara contra la mía. De golpe lo empujé y lo senté. Me di vuelta bajando el jogging con la cola mirando hacia él. "Sólo mirás" le volví a aclarar, mientras me sentaba en la silla. Mojé dos dedos en mi boca y bajé derecho a mi concha. Corrí la tanguita y empecé a jugar en circulitos sobre mi clítoris, mojándolo con mi saliva. Mis ojos se clavaban en Lucas, que no se perdía detalle.
Mi remera terminó en el piso, quedé en tetas y la tanguita a la altura de las rodillas. Estaba tirada en la silla, con la cola casi al borde. Una mano rodeaba mis tetas, y con la otra me pajeaba cada vez más fuerte. Bajé los dedos, hasta la entrada de mi vagina. Toda mojada. Subí los dedos y lubriqué mi clítoris con mis jugos.
Volví a bajar y esta vez me penetré sintiendo toda la humedad y el calor del interior de mi concha. Cerré los ojos y levanté la cabeza mordiéndome los labios. Mis dedos me garchaban intensamente y yo ya no podía parar de gemir. Lucas, con los pantalones en el piso, recorría el tronco de su pija dura mirando el show.
No tardé en acabar. Mis piernas se tensaron y mi cuerpo tembló un instante que para mi fue eterno. Cuando me aflojé, Lucas se levantó, me llevó a la cama y terminamos la noche garchando con una calentura y pasión como aquellas veces que nos reencontrábamos después de mucho tiempo.
Un día fui a la casa de mis viejos para buscar algunas cosas, y encontré el juguetito que me había salvado la cuarentena en Italia: un consolador bien gordito. Sin dudar lo puse en el bolso y me lo llevé de Lucas. Esa noche, le propuse que la paja me la haga él. Pero usando el consolador. Me acosté en la cama, él se puso a mi lado y comenzó a acariciarme.
Lo que empezó como una simple paja, se desvirtuó cuando sacó las sogas y me ató las manos arriba de la cabeza. No estaba en los planes, pero tampoco puse mucha resistencia. Sus manos me acariciaban suave recorriendo mi cuerpo desde los hombros hasta los muslos haciéndome estremecer. Empezó a besarme la panza, pero lo frené. "Besos no... pajeame... usá las manos nomás".
Con una mano agarraba mis tetas bien fuerte, pero rozando la punta de sus dedos con los pezones. La otra mano bajaba lento por mi panza hasta llegar a mi concha. Instintivamente abrí más las piernas, dejando que hiciera lo que guste. Puso dos dedos en mi boca, los lubriqué y derechito los llevó a mi concha. Después de pajearme un rato, agarró el consolador y mientras me penetraba con él, movía los dedos en mi clítoris. Exploté fuerte, pero al punto de sentir que mi cuerpo se levitaba de la cama.
Lucas se tiró encima mío y me penetró de una la verga que se resbaló fácilmente en mi concha. Cuando fue mi turno, lo cabalgué con ganas. Me clavé despacio el pijón de mi amante y empecé a moverme cada vez más fuerte con la verga toda clavada en mi.
Me tiré hacia adelante, para besarlo, mientras sus manos se agarraban fuerte de mi cola. Sus dedos buscaban desesperados penetrarme por atrás. Yo seguía moviéndome, no podía frenar. Hasta que sentí la puntita de sus dedos en mi ano. Me paré, él empujó un poquito y mi colita cedió fácil (lógico, con el tubo que está tragando regularmente...).
Me movía hacia adelante y atrás, clavándome pija y dedos alternadamente. De pronto, veo el consolador. Lo agarré, lo lamí como peteando una verga y se lo di. "Dame con esto", le pedí mientras me abría la cola con las manos. Sorprendido, Lucas me hizo caso penetrando mi cola con el consolador. "Ay si... dale más..." le pedí cuando sentí la puntita abrirme la cola. "Que perrita te ponés", me decía mientras yo me movía desesperada enterrándome su verga en la concha y el consolador en el culo.
Yo no podía disimular la calentura que tenía. Me mordía los labios para no gritar como una puta re cogida. "Te gusta putita, te gusta?", preguntaba ahora ya más suelto, metiéndome fuerte la verga y moviendo rápido el consolador en mi cola. Mi mente voló un instante a esas enfiestadas que me pegaban cuando era más chica y me daban verga por todos lados.
Acabé tanto que cuando saqué la pija de mi concha estaba chorreando de mis flujos. Se la limpié con la boca y poniéndome en 4 le supliqué que me rompiera el orto. "Ahora meteme esa verga y terminá de romperme el culo" le dije totalmente sacada. No me tuvo piedad. Me taladró el culo hasta llenarlo de leche y terminar rendidos en la cama.
Nos acomodamos en cucharita, tratando de recuperar el aliento. Sus manos seguían acariciando mis muslos y agarrando mi cola. "Te gusta sentirte cogida por todos lados, eh?" tiró de la nada. De la nada no. Él sabía que yo había hecho trios con 2 pibes (obvio, no sabe que me cogieron entre varios más también... mentiras piadosas); y como en estos meses hicimos tríos con mi amiga, tal vez pensaba que yo podía llegar a pedirle uno con otro chabón.
Pero si bien no niego me gustó mucho la experiencia, hoy por hoy estoy bien con su pija y atravesando una etapa bien lesbi con mi amiga. No quería nada más. "Me encanta que me lo hagas vos. Tu pija me vuelve loca, no quiero otra" le dije para despejar toda duda.
Por supuesto, que no todos los días eran tan intensos. No estamos 24x7 pensando en coger. Pero a veces, charlas que parecen inocentes, abren puertas a situaciones bien calientes. Un día, escuchando las noticias de restricciones y esas cosas, me salió la tana de adentro y me puse a putear a medio mundo.
Empezamos a hablar de cómo extrañábamos juntarnos con nuestras familias, y por supuesto salió también la juntada con amigas. La carita de Lucas se iluminó de repente, porque claro... relacionó "mis amigas" a "Agustina". Hacía varios meses que no las veía, y en particular, desde el último encuentro entre los 3, no tuvimos otro encuentro sexual Agus, Lucas y yo. Me di cuenta que no era la única que extrañaba la presencia de Agus.
Una tarde, sin decirle nada a Lucas, la invité. Como después de las 18 no se puede circular, le propuse que viniera apenas terminara del trabajo... y se quede a a dormir. "Pero le preguntaste a Lucas si no le molesta?" me preguntó, ilusa, mi amiga. Yo no respondí, solo me quedé en silencio y casi al mismo tiempo nos empezamos a reír.
Luego de una merienda tranqui de amigas, le conté mi idea. Quería que la sorpresa de su presencia sea más fuerte que verla sentada en una mesa. Cerca de la hora de su regreso, nos fuimos a la habitación. Entre besos y caricias nos desnudamos y enredando nuestros cuerpos nos dejamos caer a la cama.
La puerta se abrió. Lucas había llegado. Cuando entró a la habitación se quedó paralizado al vernos a las dos desnudas en su cama. "Hola Lucas" saludó Agus mientras su mano no soltaba mis tetas. Él se acercó y nos saludó con un beso a cada una. "Andá a bañarte, te esperamos", le dije aunque él no reaccionaba. "Dale!" le grité para que saliera del trance, no podía dejar de mirarnos. Se bañó lo más rápido que pudo y volvió con nosotras. Apareció con la toalla cubriendo de su cintura para abajo. Agus se mordió los labios y se arrodilló a los pies de la cama.
"Decile a Agustina que la extrañaste", le dije acomodándome en la cama. Lucas no podía ni hablar. Agus arrancó la toalla y la tiró al piso dejando caer su poronga aún flácida pero enorme entre sus piernas. Mi amiga agarró los huevos y la recorrió entera. Lucas alternaba mirar a mi amiga y mirarme a mi, tirada en la cama pajeándome mirándolos. Las manos de mi chico agarraban el pelo de mi amiga para que ella pudiera petear tranquila. En poco tiempo, ella tenía la boca totalmente repleta del pedazo de Lucas.
Las arcadas de la garganta de Agus me encendían. Mis dedos rozaban mi clítoris bien suavecito, aunque mi concha era un infierno de calentura y flujos brotando sin cesar. Lucas miraba como me pajeaba con la verga durísima atragantando la boca de mi amiga. Cuando no aguanté más, me levanté y me uní a ella.
Lo acostamos en la cama, y nos tiramos una a cada lado. Agarré la pija desde la base y nos fuimos turnando para petearlo. Antes de pasarnos la verga de una a la otra, nos besábamos desesperadas. Una se la metía en la boca, la otra chupaba las bolas. Yo fui subiendo con mi boca hasta su cuello. Lo besé, me di vuelta y me senté en su cara. Volví con mi boca a su pija, ahora con la lengua de Lucas en mi concha, que me volvía loca.
Tener la boca de Agus tan cerca era demasiada tentación para mi. No podía evitar besarla cada tanto y ahogar los gritos de placer que me generaba la chupada de mi chico. Cuando me hizo acabar, me tiró a un costado para hacer lo mismo con mi amiga. "No no... cogeme de una, estoy re caliente" le dijo ella (ciertamente, la última vez que había garchado fue en febrero con nosotros).
Lucas abrió las piernas de Agus y la penetró. Primero despacio, para volver a acostumbrar su conchita cerradita. "Ay si despacio... es muy grande" decía ella entre gemidos, exagerando un llanto falso que pedía a gritos ser penetrada más profundo.
Yo me acosté a su lado, chupándole las tetas. El ritmo de Lucas fue cada vez más intenso, hasta que se dejó caer sobre el cuerpo de ella. Primero me besó a mi, y luego a Agus. Después, nos besamos entre nosotras. Me acomodé en 4 al lado de mi amiga, y casi de inmediato Lucas la sacó y me empezó a garchar a mi. La pija estaba totalmente lubricada por la concha de Agustina y entró de una hasta el fondo.
Lucas se agarraba fuerte de mis caderas y empujaba mi cuerpo contra el suyo, generando un ruido cada vez más intenso cuando nuestros cuerpos chocaban. Agus se acomodó frente a mi, dejando mi cara entre sus piernas. "Dale perra" me dijo agarrándome de los pelos y hundiendo mi boca en su concha. Las embestidas de Lucas hacían que me clavara más la cara en la concha de Agustina.
Estiré lo más que pude la mano hasta abrir el cajón de la mesita de luz y sacar mi consolador. Mi lengua seguía sin frenar golpeando su clítoris mientras el consolador la penetraba. Lucas no frenaba de cogerme, mientras yo hacía acabar a Agus. Casi al mismo tiempo que ella, Lucas sacó la verga ensuciándome toda la espalda de leche.
Quedé tirada boca abajo en la cama, totalmente exhausta, con el consolador en la mano chorreando la acabada de mi amiga. Lucas estaba arrodillado en la cama, con la verga aún dura. Mi amiga se le tiró encima, y luego de limpiar la verga con la boca, se le sentó arriba. Lo envolvió con sus piernas mientras Lucas sostenía la base de su pija permitiendo que ella se acomodara para penetrarse.
Cuando la sintió, se dejó caer con cuidado clavándose el enorme trozo de mi amante. Ella se movía hacia arriba y hacia abajo, Lucas la sostenía del culo y le chupaba las tetas. Yo me puse atrás de ella y la besaba en los hombros, el cuello y la espalda. Mis manos amasaban suavemente sus tetas mezclándose con la saliva de Lucas.
Agus refregaba con fuerza su clítoris contra el cuerpo de Lucas, hasta que alcanzó un nuevo orgasmo. Le clavó las uñas en la espalda (lo dejó marcado, y no puedo negar que aún hoy que lo veo me re calienta recordar esa situación) para luego dejarse caer sobre la cama. Me tiré encima de ella y empezamos a besarnos. "Te gusta cogerte a mi chico, guacha" le repetía agarrándole la cara para luego comerle la boca. Lucas se pajeaba en otro rincón de la cama, mirándonos jugar a nosotras. "Ponete en 4, puta" le ordené a mi amiga, que obedeció de inmediato.
Busqué en el placard la nueva adquisición: una fusta (si, me compré una fusta para que me dejen la cola bien roja, perdón por ser tan sumisa). Cuando me vio, se sorprendió.
- Qué hacés?
- Callate y chupale la pija - respondí autoritaria, haciéndole una seña a Lucas para que se pusiera delante de ella. Mi amiga empezó a chuparla, levantando la cola para donde estaba yo.
- Te gusta la pija de mi chico?
- Me encanta - me respondía sacándose el tronco que la penetraba hasta la garganta, como solo ella podía hacerlo. Mi respuesta fue un latigazo en su cola.
- Le vas a tragar toda la leche, puta. Entendiste? Que no caiga ni una gota - le susurraba mientras castigaba sus nalgas nuevamente.
- Si.. obvio... - respondía ella, que peteaba cada vez con más ganas. Lucas ya tenía la pija a punto de explotar. Yo dejé la fusta a un lado y empecé a chuparle el culo a ella que no paraba de gemir, ahogando sus gritos en la pija de mi amante.
Lucas la tiró en la cama y empezó a garcharsela. Sacaba casi toda la verga y se la enterraba de golpe haciéndola delirar. Yo me acosté a su lado, para chuparle las tetas. De frente, mi macho seguía taladrando la concha de mi amiga. Nos giramos un poco, quedamos las dos en cucharita mientras Lucas volvía a la carga. Ahora yo estaba atrás de ella.
Con una mano le manoseaba las tetas y con la otra (sin pensarlo) comencé a ahorcarla. Primero despacio para ver su reacción. Cuando vi que solo respondía gimiendo más fuerte apreté un poco más. "Te gusta como te coge mi chico, perra? Te gusta?" le repetía mientras apretaba su cuello y Lucas desesperado aceleraba el ritmo al verme someterla.
"Ay si... me encanta... como me coge... me vuelve loca" repetía ella. Mi mano en sus tetas bajó hasta la concha y empecé a pajearla. Sentía en su panza el pijón de Lucas entrar y salir y me volvía loca. Aceleraba la paja y apretaba más su cuello, hasta que acabó apretando las piernas y chocando su cola contra mi abdomen.
Lucas se detuvo y sacó la verga. Yo la levanté a Agustina, que aún se estaba recuperando y la puse en 4. "Chupasela y tragate todo, puta dale", le decía mientras con la fusta volvía a pegarle. Ella obedeció y empezó a petearlo. Hasta que Lucas no aguantó más y descargó toda su leche en la garganta de mi amiga. Como había prometido, ni una gota salió de su boca. Cuando la soltó, se dio vuelta y me mostró que había tragado todo.
Ella se quedó un rato mirándome con los ojos desorbitados, tratando de entender todo lo que había pasado (nunca había sido tan dominante con ella). Nos abrazamos y nos fundimos en un beso con un gusto a leche que me calentó mucho. "Que puta estás" me decía al oído Agus, que suavemente llevó sus dedos a mi concha.
Así como estábamos, arrodilladas en la cama, mientras me besaba empezó a pajearme. "Qué puta estás.. qué puta estás" me repetía cada vez más fuerte, y esa fuerza se acompañaba con una paja cada vez más violenta. Yo solo podía agarrarme de sus hombros para no caer.
Cuando acabé, me abracé a ella y la besé ahogando el grito desenfrenado por un orgasmo fuertísimo que me aflojó todo el cuerpo. Lucas se había acostado en un borde de la cama, mirando todo esto mientras se acariciaba la pija ya flácida, pero guardando esas imágenes en su memoria.
Como se había hecho la hora de la comida, pedimos algo y cenamos los 3 juntos. De postre, Lucas disfrutó cogerse a sus dos putitas como quiso, nuevamente. Cuando acabamos, Agus se fue a bañar y nosotros nos acomodamos en la cama para dormir. Me acosté sobre su pecho, y mientras me acariciaba el pelo me dijo: "sabés que me arruinaste la cabeza... me vuelve loco esto. Me pone a mil", se confesó aún con el corazón latiendo fuerte. Sobre mi pierna pude sentir su pija que empezaba a crecer de nuevo.
Al rato volvió Agus, que ya entendiendo su lugar, se acostó al lado mío. Yo quedé en medio de mis dos amores del momento. Lucas, mi amor de adolescente; y Agustina, mi mejor amiga con la que viví miles de cosas... pero estos polvazos, ni en mi mente más perversa se me habían cruzado.
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Índice
Aunque hay algo que extraño bastante. El último año, por haber pasado sola la cuarentena, me hice muy adicta a pajearme. Y obvio, una cosa es estar sola y otra convivir con otra persona; con la que además garchamos bastante. Un día, charlando cosas sin sentido salió el tema de la convivencia y qué extrañábamos. Cuestión, que le dije "extraño tocarme antes de dormir a la noche, o a la tarde después de la siesta". La cara de Lucas mostraba que no esperaba esa respuesta. "Si es por mi... hacelo", me dijo con los ojos desorbitados de solo imaginarlo. Me quedé mirándolo. "Querés ver?", le dije tirando la silla hacia atrás mientras abría las piernas y me tocaba los muslos.
Nos paramos al mismo tiempo, me abrazó y nos comimos la boca super desesperados. Sus manos amasaron mi cola mientras las mías lo agarraban de los pelos apretando su cara contra la mía. De golpe lo empujé y lo senté. Me di vuelta bajando el jogging con la cola mirando hacia él. "Sólo mirás" le volví a aclarar, mientras me sentaba en la silla. Mojé dos dedos en mi boca y bajé derecho a mi concha. Corrí la tanguita y empecé a jugar en circulitos sobre mi clítoris, mojándolo con mi saliva. Mis ojos se clavaban en Lucas, que no se perdía detalle.
Mi remera terminó en el piso, quedé en tetas y la tanguita a la altura de las rodillas. Estaba tirada en la silla, con la cola casi al borde. Una mano rodeaba mis tetas, y con la otra me pajeaba cada vez más fuerte. Bajé los dedos, hasta la entrada de mi vagina. Toda mojada. Subí los dedos y lubriqué mi clítoris con mis jugos.
Volví a bajar y esta vez me penetré sintiendo toda la humedad y el calor del interior de mi concha. Cerré los ojos y levanté la cabeza mordiéndome los labios. Mis dedos me garchaban intensamente y yo ya no podía parar de gemir. Lucas, con los pantalones en el piso, recorría el tronco de su pija dura mirando el show.
No tardé en acabar. Mis piernas se tensaron y mi cuerpo tembló un instante que para mi fue eterno. Cuando me aflojé, Lucas se levantó, me llevó a la cama y terminamos la noche garchando con una calentura y pasión como aquellas veces que nos reencontrábamos después de mucho tiempo.
Un día fui a la casa de mis viejos para buscar algunas cosas, y encontré el juguetito que me había salvado la cuarentena en Italia: un consolador bien gordito. Sin dudar lo puse en el bolso y me lo llevé de Lucas. Esa noche, le propuse que la paja me la haga él. Pero usando el consolador. Me acosté en la cama, él se puso a mi lado y comenzó a acariciarme.
Lo que empezó como una simple paja, se desvirtuó cuando sacó las sogas y me ató las manos arriba de la cabeza. No estaba en los planes, pero tampoco puse mucha resistencia. Sus manos me acariciaban suave recorriendo mi cuerpo desde los hombros hasta los muslos haciéndome estremecer. Empezó a besarme la panza, pero lo frené. "Besos no... pajeame... usá las manos nomás".
Con una mano agarraba mis tetas bien fuerte, pero rozando la punta de sus dedos con los pezones. La otra mano bajaba lento por mi panza hasta llegar a mi concha. Instintivamente abrí más las piernas, dejando que hiciera lo que guste. Puso dos dedos en mi boca, los lubriqué y derechito los llevó a mi concha. Después de pajearme un rato, agarró el consolador y mientras me penetraba con él, movía los dedos en mi clítoris. Exploté fuerte, pero al punto de sentir que mi cuerpo se levitaba de la cama.
Lucas se tiró encima mío y me penetró de una la verga que se resbaló fácilmente en mi concha. Cuando fue mi turno, lo cabalgué con ganas. Me clavé despacio el pijón de mi amante y empecé a moverme cada vez más fuerte con la verga toda clavada en mi.
Me tiré hacia adelante, para besarlo, mientras sus manos se agarraban fuerte de mi cola. Sus dedos buscaban desesperados penetrarme por atrás. Yo seguía moviéndome, no podía frenar. Hasta que sentí la puntita de sus dedos en mi ano. Me paré, él empujó un poquito y mi colita cedió fácil (lógico, con el tubo que está tragando regularmente...).
Me movía hacia adelante y atrás, clavándome pija y dedos alternadamente. De pronto, veo el consolador. Lo agarré, lo lamí como peteando una verga y se lo di. "Dame con esto", le pedí mientras me abría la cola con las manos. Sorprendido, Lucas me hizo caso penetrando mi cola con el consolador. "Ay si... dale más..." le pedí cuando sentí la puntita abrirme la cola. "Que perrita te ponés", me decía mientras yo me movía desesperada enterrándome su verga en la concha y el consolador en el culo.
Yo no podía disimular la calentura que tenía. Me mordía los labios para no gritar como una puta re cogida. "Te gusta putita, te gusta?", preguntaba ahora ya más suelto, metiéndome fuerte la verga y moviendo rápido el consolador en mi cola. Mi mente voló un instante a esas enfiestadas que me pegaban cuando era más chica y me daban verga por todos lados.
Acabé tanto que cuando saqué la pija de mi concha estaba chorreando de mis flujos. Se la limpié con la boca y poniéndome en 4 le supliqué que me rompiera el orto. "Ahora meteme esa verga y terminá de romperme el culo" le dije totalmente sacada. No me tuvo piedad. Me taladró el culo hasta llenarlo de leche y terminar rendidos en la cama.
Nos acomodamos en cucharita, tratando de recuperar el aliento. Sus manos seguían acariciando mis muslos y agarrando mi cola. "Te gusta sentirte cogida por todos lados, eh?" tiró de la nada. De la nada no. Él sabía que yo había hecho trios con 2 pibes (obvio, no sabe que me cogieron entre varios más también... mentiras piadosas); y como en estos meses hicimos tríos con mi amiga, tal vez pensaba que yo podía llegar a pedirle uno con otro chabón.
Pero si bien no niego me gustó mucho la experiencia, hoy por hoy estoy bien con su pija y atravesando una etapa bien lesbi con mi amiga. No quería nada más. "Me encanta que me lo hagas vos. Tu pija me vuelve loca, no quiero otra" le dije para despejar toda duda.
Por supuesto, que no todos los días eran tan intensos. No estamos 24x7 pensando en coger. Pero a veces, charlas que parecen inocentes, abren puertas a situaciones bien calientes. Un día, escuchando las noticias de restricciones y esas cosas, me salió la tana de adentro y me puse a putear a medio mundo.
Empezamos a hablar de cómo extrañábamos juntarnos con nuestras familias, y por supuesto salió también la juntada con amigas. La carita de Lucas se iluminó de repente, porque claro... relacionó "mis amigas" a "Agustina". Hacía varios meses que no las veía, y en particular, desde el último encuentro entre los 3, no tuvimos otro encuentro sexual Agus, Lucas y yo. Me di cuenta que no era la única que extrañaba la presencia de Agus.
Una tarde, sin decirle nada a Lucas, la invité. Como después de las 18 no se puede circular, le propuse que viniera apenas terminara del trabajo... y se quede a a dormir. "Pero le preguntaste a Lucas si no le molesta?" me preguntó, ilusa, mi amiga. Yo no respondí, solo me quedé en silencio y casi al mismo tiempo nos empezamos a reír.
Luego de una merienda tranqui de amigas, le conté mi idea. Quería que la sorpresa de su presencia sea más fuerte que verla sentada en una mesa. Cerca de la hora de su regreso, nos fuimos a la habitación. Entre besos y caricias nos desnudamos y enredando nuestros cuerpos nos dejamos caer a la cama.
La puerta se abrió. Lucas había llegado. Cuando entró a la habitación se quedó paralizado al vernos a las dos desnudas en su cama. "Hola Lucas" saludó Agus mientras su mano no soltaba mis tetas. Él se acercó y nos saludó con un beso a cada una. "Andá a bañarte, te esperamos", le dije aunque él no reaccionaba. "Dale!" le grité para que saliera del trance, no podía dejar de mirarnos. Se bañó lo más rápido que pudo y volvió con nosotras. Apareció con la toalla cubriendo de su cintura para abajo. Agus se mordió los labios y se arrodilló a los pies de la cama.
"Decile a Agustina que la extrañaste", le dije acomodándome en la cama. Lucas no podía ni hablar. Agus arrancó la toalla y la tiró al piso dejando caer su poronga aún flácida pero enorme entre sus piernas. Mi amiga agarró los huevos y la recorrió entera. Lucas alternaba mirar a mi amiga y mirarme a mi, tirada en la cama pajeándome mirándolos. Las manos de mi chico agarraban el pelo de mi amiga para que ella pudiera petear tranquila. En poco tiempo, ella tenía la boca totalmente repleta del pedazo de Lucas.
Las arcadas de la garganta de Agus me encendían. Mis dedos rozaban mi clítoris bien suavecito, aunque mi concha era un infierno de calentura y flujos brotando sin cesar. Lucas miraba como me pajeaba con la verga durísima atragantando la boca de mi amiga. Cuando no aguanté más, me levanté y me uní a ella.
Lo acostamos en la cama, y nos tiramos una a cada lado. Agarré la pija desde la base y nos fuimos turnando para petearlo. Antes de pasarnos la verga de una a la otra, nos besábamos desesperadas. Una se la metía en la boca, la otra chupaba las bolas. Yo fui subiendo con mi boca hasta su cuello. Lo besé, me di vuelta y me senté en su cara. Volví con mi boca a su pija, ahora con la lengua de Lucas en mi concha, que me volvía loca.
Tener la boca de Agus tan cerca era demasiada tentación para mi. No podía evitar besarla cada tanto y ahogar los gritos de placer que me generaba la chupada de mi chico. Cuando me hizo acabar, me tiró a un costado para hacer lo mismo con mi amiga. "No no... cogeme de una, estoy re caliente" le dijo ella (ciertamente, la última vez que había garchado fue en febrero con nosotros).
Lucas abrió las piernas de Agus y la penetró. Primero despacio, para volver a acostumbrar su conchita cerradita. "Ay si despacio... es muy grande" decía ella entre gemidos, exagerando un llanto falso que pedía a gritos ser penetrada más profundo.
Yo me acosté a su lado, chupándole las tetas. El ritmo de Lucas fue cada vez más intenso, hasta que se dejó caer sobre el cuerpo de ella. Primero me besó a mi, y luego a Agus. Después, nos besamos entre nosotras. Me acomodé en 4 al lado de mi amiga, y casi de inmediato Lucas la sacó y me empezó a garchar a mi. La pija estaba totalmente lubricada por la concha de Agustina y entró de una hasta el fondo.
Lucas se agarraba fuerte de mis caderas y empujaba mi cuerpo contra el suyo, generando un ruido cada vez más intenso cuando nuestros cuerpos chocaban. Agus se acomodó frente a mi, dejando mi cara entre sus piernas. "Dale perra" me dijo agarrándome de los pelos y hundiendo mi boca en su concha. Las embestidas de Lucas hacían que me clavara más la cara en la concha de Agustina.
Estiré lo más que pude la mano hasta abrir el cajón de la mesita de luz y sacar mi consolador. Mi lengua seguía sin frenar golpeando su clítoris mientras el consolador la penetraba. Lucas no frenaba de cogerme, mientras yo hacía acabar a Agus. Casi al mismo tiempo que ella, Lucas sacó la verga ensuciándome toda la espalda de leche.
Quedé tirada boca abajo en la cama, totalmente exhausta, con el consolador en la mano chorreando la acabada de mi amiga. Lucas estaba arrodillado en la cama, con la verga aún dura. Mi amiga se le tiró encima, y luego de limpiar la verga con la boca, se le sentó arriba. Lo envolvió con sus piernas mientras Lucas sostenía la base de su pija permitiendo que ella se acomodara para penetrarse.
Cuando la sintió, se dejó caer con cuidado clavándose el enorme trozo de mi amante. Ella se movía hacia arriba y hacia abajo, Lucas la sostenía del culo y le chupaba las tetas. Yo me puse atrás de ella y la besaba en los hombros, el cuello y la espalda. Mis manos amasaban suavemente sus tetas mezclándose con la saliva de Lucas.
Agus refregaba con fuerza su clítoris contra el cuerpo de Lucas, hasta que alcanzó un nuevo orgasmo. Le clavó las uñas en la espalda (lo dejó marcado, y no puedo negar que aún hoy que lo veo me re calienta recordar esa situación) para luego dejarse caer sobre la cama. Me tiré encima de ella y empezamos a besarnos. "Te gusta cogerte a mi chico, guacha" le repetía agarrándole la cara para luego comerle la boca. Lucas se pajeaba en otro rincón de la cama, mirándonos jugar a nosotras. "Ponete en 4, puta" le ordené a mi amiga, que obedeció de inmediato.
Busqué en el placard la nueva adquisición: una fusta (si, me compré una fusta para que me dejen la cola bien roja, perdón por ser tan sumisa). Cuando me vio, se sorprendió.
- Qué hacés?
- Callate y chupale la pija - respondí autoritaria, haciéndole una seña a Lucas para que se pusiera delante de ella. Mi amiga empezó a chuparla, levantando la cola para donde estaba yo.
- Te gusta la pija de mi chico?
- Me encanta - me respondía sacándose el tronco que la penetraba hasta la garganta, como solo ella podía hacerlo. Mi respuesta fue un latigazo en su cola.
- Le vas a tragar toda la leche, puta. Entendiste? Que no caiga ni una gota - le susurraba mientras castigaba sus nalgas nuevamente.
- Si.. obvio... - respondía ella, que peteaba cada vez con más ganas. Lucas ya tenía la pija a punto de explotar. Yo dejé la fusta a un lado y empecé a chuparle el culo a ella que no paraba de gemir, ahogando sus gritos en la pija de mi amante.
Lucas la tiró en la cama y empezó a garcharsela. Sacaba casi toda la verga y se la enterraba de golpe haciéndola delirar. Yo me acosté a su lado, para chuparle las tetas. De frente, mi macho seguía taladrando la concha de mi amiga. Nos giramos un poco, quedamos las dos en cucharita mientras Lucas volvía a la carga. Ahora yo estaba atrás de ella.
Con una mano le manoseaba las tetas y con la otra (sin pensarlo) comencé a ahorcarla. Primero despacio para ver su reacción. Cuando vi que solo respondía gimiendo más fuerte apreté un poco más. "Te gusta como te coge mi chico, perra? Te gusta?" le repetía mientras apretaba su cuello y Lucas desesperado aceleraba el ritmo al verme someterla.
"Ay si... me encanta... como me coge... me vuelve loca" repetía ella. Mi mano en sus tetas bajó hasta la concha y empecé a pajearla. Sentía en su panza el pijón de Lucas entrar y salir y me volvía loca. Aceleraba la paja y apretaba más su cuello, hasta que acabó apretando las piernas y chocando su cola contra mi abdomen.
Lucas se detuvo y sacó la verga. Yo la levanté a Agustina, que aún se estaba recuperando y la puse en 4. "Chupasela y tragate todo, puta dale", le decía mientras con la fusta volvía a pegarle. Ella obedeció y empezó a petearlo. Hasta que Lucas no aguantó más y descargó toda su leche en la garganta de mi amiga. Como había prometido, ni una gota salió de su boca. Cuando la soltó, se dio vuelta y me mostró que había tragado todo.
Ella se quedó un rato mirándome con los ojos desorbitados, tratando de entender todo lo que había pasado (nunca había sido tan dominante con ella). Nos abrazamos y nos fundimos en un beso con un gusto a leche que me calentó mucho. "Que puta estás" me decía al oído Agus, que suavemente llevó sus dedos a mi concha.
Así como estábamos, arrodilladas en la cama, mientras me besaba empezó a pajearme. "Qué puta estás.. qué puta estás" me repetía cada vez más fuerte, y esa fuerza se acompañaba con una paja cada vez más violenta. Yo solo podía agarrarme de sus hombros para no caer.
Cuando acabé, me abracé a ella y la besé ahogando el grito desenfrenado por un orgasmo fuertísimo que me aflojó todo el cuerpo. Lucas se había acostado en un borde de la cama, mirando todo esto mientras se acariciaba la pija ya flácida, pero guardando esas imágenes en su memoria.
Como se había hecho la hora de la comida, pedimos algo y cenamos los 3 juntos. De postre, Lucas disfrutó cogerse a sus dos putitas como quiso, nuevamente. Cuando acabamos, Agus se fue a bañar y nosotros nos acomodamos en la cama para dormir. Me acosté sobre su pecho, y mientras me acariciaba el pelo me dijo: "sabés que me arruinaste la cabeza... me vuelve loco esto. Me pone a mil", se confesó aún con el corazón latiendo fuerte. Sobre mi pierna pude sentir su pija que empezaba a crecer de nuevo.
Al rato volvió Agus, que ya entendiendo su lugar, se acostó al lado mío. Yo quedé en medio de mis dos amores del momento. Lucas, mi amor de adolescente; y Agustina, mi mejor amiga con la que viví miles de cosas... pero estos polvazos, ni en mi mente más perversa se me habían cruzado.
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Índice
39 comentarios - Conviviendo con Juli
Gran relato, van diez puntos y a favoritos.
Cuando te vas a la cama para dormir y tienes sexo ¿te levantas a limpiarte o directamente te duermes?
gracias por pasar!! !
Se me acabaron los halagos.
G R A C I A S.
muy bueno!!! me gusta que seas pajerita y lo compartás con Lucas, agus y nosotros 😉
Ese trío cada vez se afianza más.
gracias por comentar
"me hice muy adicta a pajearme" x2 jajaja no queda otra che jeje
""Chupasela y tragate todo, puta dale", le decía mientras con la fusta volvía a pegarle. " ayy eso hasta yo me pongo loca jajaj
pobre luquitas, no se puede quejar la verdad 😛
gracias por comentar!
Con Agus, Lucas la coge con o sin forro ?
_mientras yo me movía desesperada enterrándome su verga en la concha y el consolador en el culo.
_poniéndome en 4 le supliqué que me rompiera el culo. "Ahora meteme esa verga y terminá de romperme el culo"
_me salió la tana de adentro y me puse a putear a medio mundo.( mi preferida y me senti identificado 😂)
_Yo fui subiendo con mi boca hasta su cuello. Lo besé, me di vuelta y me senté en su cara
_ cada vez con más ganas. Lucas ya tenía la pija a punto de explotar. Yo dejé la fusta a un lado y empecé a chuparle el culo a ella que no paraba de gemir
_Le clavó las uñas en la espalda (lo dejó marcado, y no puedo negar que aún hoy que lo veo me re calienta recordar esa situación
_Con una mano le manoseaba las tetas y con la otra (sin pensarlo) comencé a ahorcarla.
Un lujo el relato, dejo puntos, reco y fav. Besos genia.
a veces me saco y salto re guarra 😛