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Un día perfecto

No dejes de pasar por mi mejor post

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa.html

No te vas a arrepentir!


Lo que leerán a continuación obviamente no sucede todos los días, no soy una ‘máquina sexual’, tampoco voy a contar mentiras, pero si es cierto que, en cuanto a mi sexualidad, en ese momento en que se alinean los planetas, tengo un día brillante y perfecto, tal vez se da un par de veces al mes, con surte dos o tres en la semana, depende de muchos factores...



Un poco de mí, digamos que mi nombre es Angela, tengo poco más de treinta, casada hace siete con Jeremías. Mi esposo es viajante, así que generalmente no nos vemos demasiado durante el día, generalmente se va temprano y vuelve tarde, muy tarde. En mis horas diarias tengo una rutina, por la mañana gimnasio, hago fitness en un gym a varias cuadras de casa, por la tarde trabajo, hace más de diez años soy la secretaria personal de un médico bastante conocido en mi ciudad.



Físicamente soy pequeña, en el colegio siempre era la primera en la fila, me decían la enana, digamos metro cincuenta, de contextura bastante delgada, no tengo gran cola, es más, es pequeña, tampoco muchas piernas, lo único desproporcionado en mi cuerpo son mis tetas, de enorme tamaño, tan grandes como mi cabeza, al punto de traerme constantes dolores de espalda, herencia familiar, mi madre siempre me decía que no me quejara, muchas se conformarían con tener apenas la mitad de lo que tengo, pero para ser honesta, se me hacen incómodas, saltando para todos lados, centro de atención de las miradas de los hombres, además, en mi pequeño cuerpo, todo parece enorme.

Me considero de rostro bonito, carita redonda, llena de pecas, la piel blanca como la leche y los cabellos renegridos como la noche, de carácter extrovertido, geminiana, de peligrosa doble personalidad…



Y se preguntarán, como es ese día perfecto?



Bien, mi ciudad es de climas templados, tirando a cálidos, suelo dormir en tanga, apenas con una remera ajustada, me da un poco de pudor dormir con mis ‘nenas’ desnudas, Jeremías usa apenas un slip, ajustado, tipo bóxer.

Cada mañana suena el despertador cuando el sol ya empieza a colarse por la ventana y el cuarto está aún oscuro, pero las siluetas ya son visibles.

Cada despertar es igual, mi mano ya casi por costumbre va a la entrepierna de mi marido, a acariciar ese bóxer, la verga de mi esposo está dura como una piedra, se siente tan ‘aaahhhh’ que me llena de deseo, el me acaricia los cabellos, y yo solo sigo acariciando suavemente su hermoso sexo, el abre un poco las piernas para mejorar mi acceso, voy desde sus bolas hasta la punta de su glande, siento que él me desea, desea que lo haga…



Esos amaneceres son perfectos, ese hombre cada día se despierta con la pija dura como roca, es irresistible, así que me acerco lentamente, con su ayuda bajo su slip y diablos…

Solo me arrimo, ahora la acaricio ya desnuda, me gusta masajearle las bolas, Jeremías se deja llevar, solo con su mano en mi nuca me lleva lentamente, mostrándome el camino, tomo su verga con la mano libre y la apunto al techo, sin dejar de jugar con sus bolas, desnudo su glande y dejo mi primer aliento en él, para humedecerlo, paso la lengua, lentamente, desde la base hasta la punta, que rico! una y otra vez, beso su cabecita, la empapo con mi saliva y la dejo chorrear, me la meto en la boca, bien profundo, una y otra vez, me muevo con sigila con ella en mi interior, se siente tan rica!



Tengo mis pezones duros y mi concha mojada, pero no es mi turno, solo lo siento venir, se pone más dura aun, me excito, el cierra sus ojos y sus manos aprietan las sábanas, se contrae, al fin siento la explosión, un disparo de semen, y otro, y otro, sigo chupando sin cesar hasta sacarle la última gota, mi primer desayuno! tan rico! ese sabor a hombre, aún estoy tragando cuando su alarma vuelve a sonar… justo a tiempo…



Después de ese perfecto despertar nos miramos, reímos y nos besamos tiernamente, Jeremías me abraza dulcemente, es de esos hombre tiernos, atentos, protectores, que están pendientes de una y la tratan como una reina.

Luego de ese despertar, nos cambiamos y desayunamos juntos, planificamos nuestros días, nos contamos las últimas infidencias, y nos despedimos con un último y romántico beso, el llegará al anochecer…



Empiezo mi rutina, como todos los días… me pongo unas calzas, zapatillas, un top de gimnasia y una remera larga, tengo demasiados complejos con mi físico, por mi estatura, por mi delgadez, por mis tetas desproporcionadas…

Llegó al gym, saludo a las chicas y a Braulio, uno de los instructores, el que personalmente me atiende a mí.

Caliento un poco los músculos y empiezo mis ejercicios bajo la atenta supervisión de mi instructor.

Braulio tiene poco más de veinte, con un excelente cuerpo trabajado en proporciones ideales, como que parece tener todo justo, como dibujado a mano, ese cuerpo por lo que la mayoría de las mortales suspiramos, de rostro digamos muy varonil, de quijada cuadrada y pómulos saltones, un rubión de pequeños ojos claros, siempre regalando sonrisas a quien quiera recibirlas.

A pesar de todo, lo que me gusta de él es su inocencia, su forma de ser aniñada, al límite de parecer tonto, todas las chicas se hubieran acostado con él, pero el siempre parecía estar en la luna… aunque había una excepción… ‘yo’.



Tipo once de la mañana termino mi jornada, transpirada me dispongo volver a casa, Braulio me acompaña, su departamento está de paso a mi casa, nos despedimos, pero ambos sabemos que no hay casualidades…

Llegamos, lo deseo y si él no lo propone yo lo haré, somos discretos, miramos el entorno para evitar miradas sospechosas, nos escabullimos por las escaleras como niños que han robado una fruta…

Al fin solos es su pequeño departamento, estoy sudando todavía y él se excita con eso, con mis olores…

Braulio se desnuda ante mi atenta mirada, a través de la luz que entra por las persianas veo la perfección de su cuerpo, él se depila todo, y cuando digo todo es todo…

Él se desespera por mis pechos, y por todo lo narrado solemos jugar un tonto juego, él dice que es mi bebe y quiere tomar teta, yo siempre le digo que mis tetas son suyas, nadie me las trata como el…

El joven casi hace un culto de ellas, así que yo las desnudo ante sus ojos y él se puede pasar una eternidad contemplándolas, sus ojos logran endurecer mis pezones en una forma única, él se reclina dulcemente sobre mí y empieza a lamerlas con devoción, una, otra juega con mis pezones y solo me estremezco, es un maldito…



Él logra que me inunde, solo me saca la tanga y empieza a cogerme, pero en ningún momento sus ojos se apartan de mis tetas, y eso es tan excitante…

Mis pechos se mueven descontrolados, son el centro del universo en ese momento, y la verga de mi amante me llena de placer, toco sus músculos tensos como el acero, su cuerpo lampiño, me pierdo, naufrago en placer…

Ya se la rutina, él nunca va a cambiar el final, es previsible, solo saca su pija y la esconde entre mis pechos, solo se mueve entre ellas, se siente tan rico, tan caliente, veo sus ojos, le siento venir…

Braulio se separa y se pajea sobre mis pechos, su semen caliente salta como metralla, no sé de dónde saca tanta leche, pero realmente son chorros que saltan a gran distancia, uno tras otro, siempre me sorprende y me saca una risa de admiración…



Al fin mis tetas están cubiertas de su líquido pegajoso y meloso, el solo me observa, me gusta jugar con ese cuadro, me acaricio los pezones con mis dedos llenos de semen, con paciencia, los llevo a mi boca, siento su sabor, estiro mis pechos y me lamo yo misma, como se lame un gato, al final, termina todo siendo un enchastre, y más enchastre, más feliz es Braulio…



Es la hora de regresar a casa, mi niño está tranquilo después de tomar teta, es tan loco… me limpio bien, me enjuago en el baño, me visto, me despido y con la misma discreción que entré, salgo nuevamente, ahora si camino a casa.

Al llegar me doy una ducha rápida mientras dejo algunas pavadas cocinándose, el tiempo apremia, me pongo un conjunto de ropa interior limpio, almuerzo semidesnuda recordando todo lo vivido, desde el dulce despertar junto a Jeremías hasta el encuentro maternal con Braulio, me pongo medias de nylon, pollera a media pierna, camisa celeste, chaqueta y zapatos negros, me peino, me maquillo, tomo mis cosas y parto en taxi a mi trabajo…


Un día perfecto


Ya en la clínica privada saludo al doctor Roque Martinez, como cada tarde, acomodo sus cosas y recibo a sus pacientes, el doc es un tipo sesentón, de barriga prominente, un tanto calvo y fumador empedernido, cojea de una de sus piernas por una enfermedad de su infancia que no viene al caso, esos tipos pura inteligencia, sabe todo de todo, un tipo con experiencia que vivió la vida, puertas afuera, un hombre de familia, casado, buen esposo, buen padre, tres hijos, puertas adentro, un amante improvisado.



Nunca supe el momento que caí en sus redes, solo sé que ahora que me tiene no se librará fácil de mi… es que como decirlo… el doc tiene un aparato impresionante, algo descomunal, una verga de unos veinticinco centímetros, ancha como un brazo, hermosa, llena de gruesas venas…

Me rio al recordar la primera vez, me asusté tanto con ‘eso’… poco tiempo después me la haría comer toda…

Él no quería que me casara con Jeremías, decía que ya no tendría lugar en mi vida, pobre tonto, que tiene que ver una cosa con otra?



Al terminar de atender sus pacientes, cuando el sol se recuesta por el horizonte, llega mi momento, un juego perfecto…

Aun con mis lentes de aumento paso por su consultorio y pregunto en tono de ingenua



Doc, si no hay nada más que hacer lo dejo hasta mañana…


Él se ríe, se recuesta un poco en su sillón y responde



No quieres que te revise?


Ya sé cómo proceder, el doc es de esos tipos que le gusta ser seducidos, de los que disfrutan cuando la mujer toma un rol activo, de los de dejar hacer, además, su condición física ya la impide ser un artista de acrobacias a la hora del sexo…

El sigue sentado, un tanto alejado del escritorio, como una chica de cabaret empiezo a mecerme al compás de la música que solo tarareo en mi cerebro, porque en la habitación reina el silencio, una a una dejo caer mis prendas, es curioso, no me da vergüenza que él me va desnuda, con el no hay complejos…



Mi niña… - dice el en tono amistoso – vení, tengo algo para vos…


Solo me acerco, lo beso profundamente en la boca, mientras el llena sus manos con mis tetas, empiezo a mojarme, me inclino, y él se recuesta un poco, busco el cinto bajo su barriga, lo aflojo y con dificultad bajo sus pantalones, el acaricia mis cabellos mientras su verga flácida reposa hacia abajo, es increíble, pero, así como está es más grande que la de mi esposo erecta, y lo mismo con la de Braulio, no puedo evitar comparar…

La meto en mi boca, empiezo a chuparla, a su edad es complicado, pero con un poco de trabajo su verga se levanta como un edificio…

Me incorporo, le doy la espalda, la tomo entre mis dedos y la apunto en mi conchita, bajo lentamente, poco a poco, cada vez que lo hace siento como si me matara, apenas llega a la mitad, salgo y vuelvo a probar, me muevo, una y otra vez, mientras me acaricio el clítoris, que rico! me pierdo, pierdo noción de tiempo y espacio, solo sé que él me mira con deseo, estoy tan mojada…

En cada movimiento voy un poco más abajo, y más, y más… no lo busco, pero sin querer mis nalgas llegan a su barriga, la tengo toda adentro, no me explico la profundidad de mi argolla, pero qué diablos…

Me muevo un buen tiempo, lo suficiente para sentirme morir, para caer de rodillas ante ese mástil, entonces solo salgo, me tiro hacia adelante, recuesto mi frente en su escritorio dejando mi trasero hacia su lado y en forma ingenua le digo



Doc, me parece que la nena tiene fiebre… no le toma la temperatura rectal?


Él se ríe, me da una nalgada, se incorpora con dificultad, saca una crema de uno de los cajones, embarduna mi esfínter y también su falo, aprieto las manos contra el borde del mueble, cierro los ojos y me preparo a recibirlo…

Cuando su verga penetra mi culo ya no tengo retorno… mierda… apenas si puedo respirar, me encanta que me dilate toda, empiezo a gemir y a pedirle más y más…

Es cómico, porque al principio le digo que despacito, que un poquito, que me va a lastimar, pero cuando pasan los minutos suelo gritar



Más! más! metémela mas! metémela toda, quiero más!


El doc suele reír y contestar a mis espaldas



Pero Ángela… no seas tan puta… ya la tenés toda adentro!!!


En esos momentos el cambia, toma un rol activo y me trata con rudeza, me tiene entregada y empuja y empuja, las patas del escritorio chirrean en el piso y con los embates hasta siento desplazarlo bajo mi cuerpo…

Y saben que le gusta al doc? Suele pedirme que me abra las nalgas con mis manos, le gusta ver cómo queda mi culito todo abierto, yo no sé qué es lo que tanto lo excita, pero le doy el gusto, me abro toda para él, le gusta jugar con su cabezota en la puertita de mi esfínter y generalmente se viene en esos momentos, le gusta chorrear mi colita y mi conchita con sus jugos…



Cuando todo termina es hora de regresar a casa, es demasiado tarde, empieza el fin de mi día…



Tomo otro taxi de regreso, estoy cansada…

Llego a casa, mi querido Jeremías me sorprende, llegó temprano, miro alrededor, limpió todas las cosas sucias que dejé al medo día y está preparando una rica cena, un exquisito sabor llega a mis fosas nasales…

Me recibe con una sonrisa, me abraza y me besa, me dice cómplice mientras masajea mis hombros



Hola mi amor! prepárate, date una ducha… después de la cena jugaremos en la camita…


Le devuelvo una sonrisa cómplice y acaricio su mentón, diablos! si necesito esa ducha… honestamente el doc me dejó la concha y el culo a la miseria, me duele todo… pero me falta algo para culminar mi día perfecto… la noche es mi mejor momento, y quiero a mi hombre, quiero gozar con su sexo reviviendo en mi mente lo vivido en mi día perfecto…



Si te gustó, puedes escribirme a con título ‘UN DIA PERFECTO’ a dulces.placeres@live.com

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