Aclaración: este relato no es de mi autoría, fue escrito hace muchos años por otro usuario de Poringa llamado Nick Bendt, pero dado que ya no está en P! y sus relatos fueron borrados, quise resubirlos para que no se pierda esta excelente historia. Desde ya, que la disfruten
Aclaración 2: todos los personajes representados en este relato SON MAYORES DE EDAD
Capítulo XI: Del círculo vicioso es difícil salir
Después de que Agustina saliera del baño, ya satisfecha tras el orgasmo, se vistió y Martín ingresó a ducharse. Luego de eso, ambos cenaron con su madre. Tras terminar de comer, mamá se fue a dormir. Agustina fue a su cama a acostarse, y Martín se quedó en el living viendo TV hasta que le agarre sueño.
Ya de noche, Florencia se había quedado a cenar en casa de su amiga, y después de eso regresó a su hogar. Por suerte sus amigas no notaron que iba sin bombacha debajo de esa calza ajustada… apenas llegó a casa, fue hasta su habitación, donde se encontró con su hermana descansando en la cama.
Florcha la saludó de paso, mientras abría el cajón buscando ropa para ir a ducharse. Se acordó de la prenda que le dio a su hermanito antes de irse.
-Ah che, sabés que pasó con mi bombacha?-Le preguntó a Agustina.
-…Sí.. está en el lavarropas.
-Ok. Qué…¿Lo viste?
-¿A qué cosa?
-No te hagas. A nuestro hermano… lo viste hacerse la paja?
-Sí…
-Jaja, me lo imaginaba. ¿Vos le pediste verlo? ¿O él a vos?
-Yo a él… jaja, es que estaba aburrida!
-Cómo fue? Cóntame!
-Nah…
-Dale boluda! Estuvo bueno?
-…Y… digamos que sí.
-No me voy de acá hasta que me cuentes!!! ¿Cómo se la hizo? ¿La tenía dura? ¿Le salió mucha leche?
-Paraaaaa un minuto! Bueno.. no es que él se la haya hecho…
-¿Cómo.. qué querés decir?
-Sí.. o sea… yo le hice la paja.
Florcha abrió los ojos mirándola.
-¡¿QUÉ?!
-Eso…
-Pará!! Cómo que le hiciste la paja?!?!?
-Mirá… vinimos acá, y al principio él se empezó a pajear… y me dijo que le gustaban mis tetas… a todo esto, se dio cuenta de que a mí se me marcaban los pezones en la remera!.. él insistió mucho… y me preguntó si me las podía acariciar un poquito… yo le dije que sí, pero un poquito nomás.
Florencia miraba atenta a su hermana mientras le explicaba lo sucedido.
-Bueno.. y con él acariciándome una teta… me puso re caliente Flor!.. encima me ponía la pija parada en frente y de cerca! Ahí me pidió que le haga la paja… y yo se la hice! No me pude resistir!
-¿¿¿En serio???
-Sí… la tiene tan linda que se la tuve que tocar…
-Y que más pasó??!!??
-Mientras yo le hacía la paja, él me tocaba la teta, y ahí yo ya estaba súper caliente, te imaginas… y me pidió que le muestre las tetas.
-Y se las mostraste????????
-Sí…
-Ahhh bueno!!!! Le mostraste las tetas!?!!??
-Sí… me subí la remera, y se las mostré… y me las siguió acariciando! Bueno, al final le hice la paja rápido, hasta que se vino en tu bombacha… te la llenó de lechita! La probé y estaba riquísima boluda!
Florencia no se podía creer lo que su hermana le contaba. Le estaba gustando mucho escuchar todo lo que habían hecho.
-Estás loca! De verdad paso todo eso?
-Jaja sí tonta… no sabés la paja que me hice en el baño! Me mojo toda el pendejo…
-Me imagino… y cómo es hacerle la paja? Está bueno?
-Re lindo! Me encantó… la tenía tan durita pobre!
-Jooo… yo también quiero aprender a hacer una paja!-Dijo Florcha con la voz de nena caprichosa.
Agustina se la quedó mirando.
-Qué?... Querés que te enseñe?-Preguntó Agustina.
-Siiiii.... enseñameee porfa!
-En serio querés aprender? No sos muy pendeja todavía para hacer eso?-Dijo Agustina bromeando a su hermana.
-Jajaja puta!!! Dale hermanitaaa! Enseñame a hacer una paja, ¿si?-Dijo Florcha sonriéndole y poniendo cara de buenita.
-Bueeeeno. Pero esperá. ¿Cómo te enseño?
Florencia se quedó mirando a su hermana, que le iba a enseñar cómo hacerle la paja a un chico.
Agustina se quitó la sábana de encima, y se sentó en la cama, frente a su hermana. Estaba en corpiño y tanga. Le dijo a Florcha que se siente a su lado.
Florencia aceptó y se sentó en la cama al lado de su hermana semi desnuda.
La mayor comenzó a explicar:
-No es tan difícil. Se la agarrás así con la mano…
Agustina le mostró la típica forma de la mano cuando agarra una pija, encerrándola entre sus dedos.
-Una vez que la tenés toda en tu mano, la movés para arriba y para abajo.-Explicó Agus mientras hacía el movimiento de la paja con la mano.
-Pero apretándola? O suave?-Preguntó Flor.
-Más o menos! Ni apretándola fuerte ni muy suave…
-Ok.
-Tratá de hacerlo vos.
Florencia trató de imitar la posición de la mano, y moverla como su hermana. Los primeros movimientos fueron algo torpes. Su hermana le apoyó la mano en la suya e hizo el movimiento como si estuviera haciendo una paja, enseñándole.
-Ves? Así. Y si lo hacés bien, seguro que en poco tiempo le va a salir toda la leche.
Agustina seguía explicándole a su hermana.
-Si le hacés la paja muy rápido, va a acabar enseguida. Si se la hacés más lento, va a durar más.
-¿Vos como se la hiciste? ¿Rápido o lento?-Preguntó Florcha.
-¿A Martín?-Preguntó Agustina.
-Sí.
-Al principio lento… después cuando le mostré las tetas, se la hice más rápido.
Florencia atendía las explicaciones y ahora trataba ella sola de hacer el movimiento de la paja con su mano.
Agustina aprovechaba para decirle más cosas:
-Y cuando bajás con tu mano, se la bajás hasta verle toda la cabecita esa gorda que tienen… que vendría a ser el glande. Le corrés la piel hasta abajo y después se la volvés a subir, ¿entendés?
-Más o menos.
-Ahh y otra cosa. Ponete babita en la mano así se desliza mejor.
-¿Cómo cuando nos tocamos el clítoris?
-¡Claro! Es fácil.
-¿Y cómo se siente cuando la tocás?-Preguntó Florencia.
-Calentita… y muy dura! Es hermoso sentir como se agranda cuando está en tu manito.
A Florcha le entraron muchas ganas de hacer una paja en ese momento y sentir las cosas que le decía su hermana mayor.
-Bueno… aprendiste o no?-Le preguntó Agustina.
-Supongo que sí…
-Querés que te explique de vuelta?
-No, está bien.
-Para aprender bien tenés que ponerlo en práctica!
-Sí… lástima que no tengo novio.
Agustina se quedó pensando, cuando se le ocurrió una idea.
-No tenés novio… pero… tenemos un pito a nuestra entera disposición…-Dijo Agustina sonriéndole.
Florencia la miró.
-¿Lo llamo al pendejo?-Preguntó Florencia.
-Dale, a ver si sos buena alumna…-Respondió Agustina.
Se rieron ambas.
-Mamá ya está durmiendo?-Volvió a preguntar Florencia.
-Sí.
Florcha se puso de pie y salió de la habitación. Caminó hasta el living, donde estaba su hermano mirando televisión. Lo interrumpió hablándole desde la puerta de la sala:
-Hey hermanito!.
Martín, sentado en el sillón, se giró para verla.
-Flor! Qué pasa?
-Podés venir un ratito a nuestra pieza que te necesitamos para algo!
Inmediatamente Florencia se fue y volvió a la habitación. El chico se quedó pensando en para qué lo necesitaban. Esperaba que no fuera para hacer alguna tarea, o algo de eso. Apagó la TV, se levantó del sillón y se dirigió a la habitación de sus hermanas. Estaba la puerta abierta. Entró.
Lo primero que vió, fue a sus dos hermanas paradas esperándolo al borde de la cama. Florcha estaba con remera y calza, mientras que Agustina estaba en tanga y corpiño… la tanguita era de color fucsia, y el corpiño blanco. Esa tanga ya se la había llenado de leche días atrás.
-Cerrá bien la puerta.-Le ordenó Florcha.
El chico lo hizo. Una vez que la puerta ya estaba cerrada, Martín se acercó a ellas.
-Para qué me necesitan?
Florencia inmediatamente se agachó sobre su hermano, y le agarró el pantalón. Se lo empezó a bajar, ante la atónita mirada del chico.
-¿Me dejás hacerte la paja hermanito? Es que quiero aprender como se hace.-Le dijo Florcha mientras ya le bajaba el calzoncillo agachada delante de él.
Martín no dijo nada. Lo tomó de sorpresa!!. Vaya, una buena sorpresa! Su hermana le bajó todo hasta los tobillos, y le vió la pija aún algo flácida. Enseguida se le fue parando naturalmente.
Se fijó en Agustina que estaba paradita al lado de Florcha, le miró las grandes tetas cubiertas por el corpiño… que ya había tocado esa tarde! Se le paró la pija a tope mientras Florcha la veía pararse en frente de su cara. Que buenas estaban ambas.
-Que lindo pito! ¿Puedo?-Preguntó Florcha mirando a su hermano desde abajo, agachada, a punto de agarrarle la pija.
Martín movió la cabeza diciendo que sí. Tragó saliva. Todavía no podía creer lo que pasaba. Se limitó a no preguntar nada y quedarse callado.
-Hacé silencio que mami duerme.-Le dijo Florcha.
Florencia puso su manito alrededor de la pija parada de su hermano, y se la agarró entera. La primera sensación fue excelente, la notaba tremendamente dura y caliente.
Mientras Agustina la miraba, Florcha comenzó a mover la mano. Empezó a hacerle la paja a su hermano.
-Hermanito, decime si te hago mal o te molesta algo, ¿si? Es la primera vez que hago una paja.-Dijo Florencia, con la pija en la mano.
Martín asintió, ya evidentemente excitado.
Muy lento, le movía la piel de la chota como su hermana mayor le había dicho. En unos instantes, le corrió entero el prepucio hacía atrás, dejando a la vista el glande ya gordito y excitado del chico.
-¿Así Agus?-Preguntó Florencia.
-Eso! Ponete babita en la mano así se la hacés mejor.-Respondió Agustina.
Florcha obedeció y se escupió baba en su mano, para volver a la verga de su hermano menor.
Se la deslizó por primera vez, notando la enorme diferencia, como su manito se deslizaba sobre el tronco duro del chico.
Le estaba gustando mucho tirarle la piel para atrás y verle la cabecita roja, hinchadita y babeada… seguía masturbando a su hermano, lentamente, bajando y subiendo su mano llena de baba por la verga.
-¿Te gusta pendejo?-Le preguntó Agustina, mientras miraba.
-Siiii.
-Después de la paja que te hice esta tarde, todavía tenés leche en esos huevitos?-Le preguntó Agustina.
-…Sí Agus…-Respondió Martín, con la voz baja, excitadísimo por las preguntas de su hermana mayor, que encima estaba en tanga.
-Bueno Flor, ahora sacale la leche como te enseñé.-Dijo Agustina.
Y que decir de Florencia, que mientras pajeaba esa hermosa pija parada, notaba como se le empezaba a mojar la concha.
Florencia supo que si lo pajeaba rápido, como le había enseñado su hermana, iba a acabar. Aumentó la velocidad, más rápido. Mientras le hacía la paja ahora a más velocidad, miraba a su hermano tratando de ver si le gustaba. Entendió por la cara de excitado que tenía el chico, que sí. Iba bien.
Martín sintió que iba a explotar.
-Ahhhhhhh… voy a acabar Flor.
Florencia siguió pajeándolo así rápido, subiendo y bajando la mano inexperta por el tronco del chico, cubriendo y descubriendo la cabecita de la pija, todo lleno de baba.
Instantáneamente, sintió como la pija de su hermano sufría un ligero cambio y se tensaba, Martín empezaba a suspirar y resoplar, e inmediatamente salió el primer chorro de semen.
-AHHhhhhhhhhhhh……… mmmmmmmmmhhhhhh-Gimió Martín en voz baja, mientras Florcha le exprimía la pija.
Apenas sintió el líquido caliente salir y embardunarse en su manito, Florcha detuvo la paja. Agustina la vió:
-Seguí boluda! No pares!! Pajealo rápido así le sacás toda la leche!
Florencia le hizo caso y volvió a pajearlo bien rápido, mientras los demás chorros de semen caliente salían de la pija de su hermano. Lo estaba ordeñando.
Parte del semen cayó al suelo, y otra parte quedó en la mano de Florcha, con la que le estaba haciendo la pajota.
Una vez que dejó de salir leche, Florencia miró a su hermano… estaba muy satisfecho, se lo notaba en la cara. Se sintió re bien por haber hecho su primera paja y había sido muy buena! Aparte de que al chico le había encantado, a ella mucho más. Ya sentía la calzita mojada por su conchita virgen.
Se puso de pie, mientras se miraba el esperma calentito de su hermano en toda su mano. Se la mostró a Agustina.
-Quiero! ¿Me das?-Le preguntó Agustina sonriéndole.
-Jajaja.
Florcha se rió, mientras le acercaba uno de sus dedos lleno de semen espeso a su hermana. Agustina se inclinó un poco, y se metió el dedo de Florencia en la boca, succionando toda la lechita que tenía. Se lo sacó apretándolo con los labios y se tragó la leche.
-Probala! Dale que está tibiecita ya!-Le dijo Agustina a su hermana.
Florencia hizo lo propio, metiéndose un dedo entero en la boca, embardunado de leche tibia recién ordeñada a su hermanito menor. Probó el semen y trató de tragárselo. Pudo…aunque no le encontró un sabor específico.
Agustina le pidió otra vez a su hermana, que le acercó la mano, mientras la mayor se metió otro dedo de Florcha en la boca, pasándole la lengua y tragándose leche.
Martín se quedó mirándolas embelezado tras acabar, con la pija colgando ya flácida y llena de semen y baba. Dios! Era tan hermoso ver como sus hermanas se chupaban los dedos y se tragaban su leche!
-Más que bien por ser tu primera paja hermanita.-Le dijo Agustina a Florcha, que sonreía.
A Florencia le quedaron los deditos limpios, pero no la palma de la mano, la cual la tenía cubierta de semen ya frío y ahora pegoteado.
-Que desastre el piso!-Dijo Florcha, mirando la leche que había caído.
Agustina ya había tenido un par de noviecitos, pero ninguno soltaba tales cantidades de semen. Se sorprendía cada vez que veía como a su hermanito le salía tanta leche, y más después de haberlo pajeado horas antes. La calentaba mucho eso.
-Bueno… voy a buscar algo para limpiar este enchastre…-Dijo Florencia mientras salía de la habitación abriendo la puerta con cuidado para no hacer ruido y no despertar a mamá.
La chica fue hasta el lavadero a buscar un trapo, lo humedeció en la canilla y volvió a la habitación.
Se arrodilló en el piso, y fue pasando el trapo húmedo por el suelo, limpiando los restos de semen que habían caído. Una vez que lo dejó reluciente, se puso de pie y lo miró a su hermano. Bajó la mirada hasta la pija, y se inclinó hacia él.
-¿Te la limpio?-Le preguntó Florencia a su hermanito.
Martín no entendió. Florencia le empezó a pasar el trapito por la pija al muchacho, limpiándosela de toda la baba y el semen que tenía embardunada.
-Gracias.-Le dijo Martín.
-De nada!
Ya con la verga limpita, Florencia le subió el calzoncillo y el pantalón a su hermano.
-Bueno… me voy a bañar ya…-Dijo Florencia mientras agarraba la ropa limpia que se iba a poner con la mano que no tenía semen.
Martín suspiró, tremendamente satisfecho, y saludó a Agus antes de irse a dormir. Le miró por última vez la tanga, y se retiró a su habitación a descansar. Agustina también se metió a la cama.
Florencia apenas ingresó al baño, se lavó la mano llena de leche de su hermano, y se desnudó, metiéndose a bañar. En la bañera ya calentita bajo el agua de la ducha, agarró el jabón y se lo pasó por todo el cuerpo, poniendo especial énfasis en su vagina. Se enjabonó bien la conchita y la cola, rozándose con el jabón. Obviamente que haberle hecho la paja a su hermano la había calentado mucho. Dejó el jabón a un costado y buscó el agujerito de la cola así parada, llevando una mano atrás. Lo encontró y se masajeó con un dedito el culo. Después, se recostó sobre la bañera, y se rozaba el clítoris tratando de acabar, llegando al orgasmo.
Salió del baño, se secó, se vistió y fue directo a su pieza a dormir. Estaba muy cansada. Se puso una tanga blanca, que también en una ocasión anterior, Martín se la había llenado de semen caliente.
Ingresó a su habitación, mientras se acostaba en su cama, a oscuras. Agustina la escuchó mientras se acostaba, en la oscuridad de la habitación, ya ambas acostadas en sus camas:
-¿Te pajeaste?-Le preguntó Agustina.
-¿Cómo sabes?-Respondió Florcha.
-Me imaginé que estabas excitada después de hacerle la paja. No me quiero imaginar cómo te mojaste… A mi me pasó lo mismo.
-Sí… me volví re pajera estos días boluda…
-Jajajaja. Yo también! Estoy más pajera que nunca…
Ambas se rieron, en la oscuridad de la pieza.
-Y pensar que las tanguitas que tenemos puestas ahora, estuvieron llenas de su leche…-Dijo Florcha.
-Y se las pasó por todo el pito!-Le respondió Agustina.
-Dios! Bueno… basta que me voy a calentar de nuevo!
-Jajaja. Que cochinas somos boluda.
-Muy chanchas.
Volvieron a reírse. Al ratito se durmieron.
Martín también se durmió solo en su habitación.
Ese domingo había arrancado muy aburrido, pero terminó de la mejor manera.
:::
Las acciones habían tomado su curso, poco a poco. Martín nunca jamás se imaginó todo lo que estaba pasando. Meses antes, compartir cosas con sus hermanas era algo tedioso. Cuando aún las veía como hermanas, cuando no le despertaban ningún sentimiento caliente ni nada por el estilo. Discutía con ellas cada dos por tres. Ahora todo era diferente. A sus hermanas ahora las veía como las dos chicas más lindas y sexys del planeta. Y vivían con él. No tuvo tiempo de pensar, o darse cuenta cuando cambió todo tan de repente. Su vida en familia siempre había sido normal, sus hermanas no le despertaron nunca ningún tipo de atractivo, ni nada.
Pero aquél frío día de invierno, cuando por primera vez curioseó la ropa de sus hermanas en el baño, viendo las bombachas húmedas allí, y sintiéndoles el olor a concha… todo empezó a cambiar claramente. Ese fue el paso que cambió todo. Ya no se hacía pajas pensando en las compañeritas del colegio. Se empezó a calentar con la ropa interior de sus hermanas, haciéndose pajas con ellas. Y ahí empezó a ver a sus hermanas de otra manera. Le empezaron a calentar ellas, sus tangas, se empezó a fijar más en sus cuerpos… y ya le fueron gustando como si fueran chicas normales, hasta llegar al punto actual, donde lo que más le calienta, son ellas dos, con el agregado de saber que eran sus hermanas, algo muy prohibido, que lo excitaban aún más.
Durante varios años sus amigos lo cargaban cada vez que podían con sus hermanas mayores. Eran el sueño de todos los chicos del barrio. Siempre le repetían lo buenas que estaban, que sus hermanas eran las chicas más lindas de la ciudad, que Agustina tenía tetas grandes, que Florencia tenía un culo enorme y perfecto, etc. Incluso algunos amigos de Martín cuando iban a su casa, estaban todo el tiempo pendientes de ver a alguna de las chicas por la casa.
El muchacho se cansó de escuchar de sus amigos las frases “tu hermana tiene un culo tremendo”, “tus hermanas parten la tierra”, “no pueden estar tan buenas”, “que ganas de coger con tus hermanas”.
Martín siempre trataba de no darles bola, no entendía porque se lo decían tanto, y le molestaba mucho. Ahora lo comprendía. Se dio cuenta de lo buenas que estaban sus hermanas.
De alguna forma que ni él se creía, había llegado a tal punto de verle las tetas a Agustina, de tocárselas, de cogerse a ambas con la ropa puesta, y de recibir una paja de cada una. Sin contar que ellas mismas le entrenaban sus tangas y bombachas húmedas recién quitadas para que él se haga la paja y las llene de leche.
Se había olvidado de todo. Las chicas de la escuela, las profesoras, el porno en Internet, todo. Para lo único que vivía era ir a la escuela, hacer la tarea, estudiar, y hacer cositas chanchas con sus hermanas. Estaba casi todo el tiempo caliente. Había pasado de hacerse pajas aburridas mirando porno, a hacer de todo con sus hermanas, en poco tiempo. Era un gran cambio.
Su gran anhelo a su corta edad, era dejar de ser virgen. Ya muchos de sus compañeros canchereaban y sacaban pecho de ya haber cogido.
Todo lo que había pasado era muy bueno…y todo lo que les había visto: las bombachas, las tetas, las colas entangadas… pero ansiaba mucho más. Lo que más quería, lo que más lo calentaba, era que algún día pudiera verle la concha a alguna de sus hermanas. De solo pensarlo… ya se le ponía tan parada como un mástil. Pensar en verle la parte del cuerpo más prohibida y caliente a una chica, y encima a sus hermanas, doblemente prohibido… eso lo traía loco. Se imaginaba algún día metiendo su pija caliente en la concha mojada y delicada de alguna de sus hermanas…y pensaba que eso sería supremo. Ni ideal, ni súper, ni perfecto. Sería supremo.
Pero faltaba mucho para que pase una cosa así, y desde luego, en el fondo sabía que eso nunca iba a pasar.
Por el lado de las chicas, tenían sensaciones algo diferentes, pero en general iguales. Florencia estaba dando sus primeros pasos en el sexo, en conocer los placeres, su propio placer hacía ya tiempo que lo había descubierto, pero ahora comenzaba a practicarlo con chicos, lo que nunca se imaginó en su vida, era que iba a ser con su hermanito menor. Había visto una pija por primera vez, había hecho su primera paja, y todo le había encantado. Aunque hasta el momento, ningún chico le había puesto un dedo encima. Sin dudas que fue un quiebre haber agarrado a su hermano, aquella tarde-noche, en el baño, haciéndose la paja con su tanga mojada en la mano. Hasta ese momento, su vida sexual era siempre lo mismo: se tocaba el clítoris en su cama o en el baño, imaginando tener sexo con algún chico lindo del barrio, nada más.
Tras descubrirlo ‘con las manos en la masa’ a su hermano, en su momento se enojó, de manera natural, aunque con el correr de los días, el chico la convenció, y ella se convenció de que no era tan malo. Y hasta le empezó a gustar. Cuando supo que su hermano le olía las bombachas y se hacía la paja con ellas, en el fondo la calentaba. Ya todos los días se mojaba más pensando en lo que iba a hacer su hermanito después con sus tangas húmedas y llenas de flujo vaginal.
Desembocó en toda la situación con su otra hermana, por un despiste, teniendo que contarle todo. Por suerte, Agustina lo tomó para bien. Y a partir de allí, fue dando pasos que nunca se hubiera imaginado dar con ellos.
Darle las bombachas recién usadas a su hermano para que se las llene con leche, ya era algo que nunca imaginó hacer, desde luego. Mostrársele en ropa interior le gustaba, ver como el chico se calentaba mirándola, la hacía sentir muy bien. Aunque no lo vaya a admitir nunca, le dieron celos cuando Agustina le contó que le había hecho la paja a Martín, mientras éste le tocaba una teta. Se sintió celosa, y quiso aprender a hacerle la paja a un chico. No podía describir lo caliente que fue tocarle la verga al chico, y pajearlo hasta sacarle toda la leche de los huevos. En poco tiempo, había hecho todas esas cosas con un chico por primera vez, y era su hermano. Hasta había probado y tragado su semen. Hacía pocos meses, pensaba que todas esas cosas eran chanchadas asquerosas.
Ahora cada vez que se pone una bombacha, no puede evitar calentarse al pensar que su hermanito se la había embardunado de semen caliente, de esperma rico… y que se la había pasado por toda esa chota dura… pensar en esas cosas la ponía caliente y se excitaba. A veces lo pensaba y no podía creer como una chica estudiosa y decente como ella, se había vuelto tan cochina y zorra, teniendo que tocarse el clítoris cada día para sacarse la calentura que le provocaba toda la situación tan morbosa.
Por el lado de la mayor, Agustina, ya a corta edad se masturbaba con frecuencia. Después vinieron los novios, un par solamente, pero ya tenía bastante experiencia con el sexo, después de hacerlo varias veces, aunque no muchas, con sus novios.
Con todo lo que le empezó a enseñar sobre sexo a sus hermanos, enseguida se dio cuenta de que hacer esas cosas con ellos, le generaba un morbo especial. Por ser tan prohibido, por ser tan mal visto por la sociedad, por ser tan oscuro… notaba en la situación algo muy placentero.
Su hermanito, con apoyarla sobre la ropa, mostrarle la verga, o tocarle la teta, la ponía muchísimo más caliente que su novio. Hacía mucho tiempo que no tenía tantos días estando tan caliente, quizás desde que era más adolescente. Mojar las tangas como las estaba mojando, hacía mucho tiempo que no le sucedía. Había descubierto una nueva sensación, jugar con sus hermanos a cosas prohibidas, la mataban de gusto y placer.
Le encantaba cuando su hermano le pedía la tanga, se re calentaba mojándolas para él, ni cuando cogía con su novio se mojaba tanto. Encima con Javier, su novio, la cosa no venía tan bien. Lo quería, pero a la hora de coger, no engranaba tan bien la cosa. Agustina nunca se quedaba satisfecha después de coger con su novio. Él se venía bastante rápido y se dormía, mientras que Agustina se quedaba caliente. A veces ni eso, cogía con él por compromiso, y casi ni se humedecía.
Ahora notaba que con su hermano, y con Florcha, la situación era completamente diferente. Notarse la chocha bien viscosa era algo que quería sentir todos los días. Y con la situación con Martín y su hermana, eso era posible.
Pero había algo en lo que ambas compartían el mismo sentimiento. Las dos sabían que se habían pasado, que una chica no debía hacer tales cosas con su hermano, que no era ético, que era inmoral. Una cosa que sería imposible de explicar para una mujer decente.
Hacer todas esas chanchadas con su hermanito menor las había revolucionado sexualmente, estaban mas pajeras que nunca, pero el lado racional llamaba a la cordura, y haber hecho esas cosas, eran casi inadmisibles, pero no se podían contener.
Agustina ya le había dicho al chico, que era la única paja que le iba a hacer en su vida, sólo por esa vez. Florencia se la hizo sólo para aprender a pajear a un chico, ella también tenía claro que una cosa así no se podía repetir, por más que le hubiera encantado.
:::
Ya amanecía el lunes por la mañana, eso significaba que había que volver a las obligaciones bien temprano. El calorcito se hacía sentir y hacía más llevadero el asunto.
Martín y Florencia partieron para la escuela, Agustina a la universidad, y mamá al trabajo.
Una vez que pasó la mañana y llegaron los chicos a casa al mediodía, Martín almorzó y se tiró a dormir la siesta. Estaba muy cansado por alguna razón. Florencia se fue a inglés, y a eso de la media tarde, Agustina llegó a casa, después de una dura jornada en la universidad.
La hermanita mayor merendó algo, mensajeándose con su novio, cada vez le hablaba menos. Le dieron ganas de hacer pis, y se fue al baño. Se desabrochó el jean, y se lo bajó junto con la tanga hasta los muslos nomás. Se sentó en el inodoro y comenzó a salir pis de su vagina.
Mientras tanto, Martín se despertó de la siesta. Salió por el pasillo bostezando, notando que tenía ganas de mear también. Fue hasta la puerta del baño, que estaba entreabierta, vió que en el baño estaba la luz apagada, asique entró. Abrió la puerta, e ingresó. Recién allí se percató de que estaba su hermana.!!!!
-¿Qué haces pendejo?!? Salí!!!!-Le gritó Agustina apenas lo vió.
-Perdón!… no sabía que estabas.
-Tocá la puerta antes de entrar tontito.
-Bueno, como estaba la luz apagada, pensé que no había nadie… no es para tanto hermanita…
Martín seguía parado al lado de ella, sentada en el inodoro haciendo pis.
-No es para tanto?? Me vas a ver desnuda!
-Si no te veo nada!
El chico le miró las piernas, tenía el jean subido hasta los muslos, y alcanzaba a verle algo fucsia ahí, era la tanga. Apenas le veía una partecita de los muslos, porque también la remera que traía Agus no dejaba ver nada más abajo.
Escuchaba el chorrito de pis de su hermana y el muchacho se calentó un poco. Por alguna razón, le pareció muy hot ver mear a su hermana.
-Bueno, dale, salí!-Le repitió Agustina.
-¿Por? ¿No me dejas ver?
-Estoy meando tonto!
-Jaja ya sé! Me gusta verte así!
-No seas cochino.
-Si mirá como se me puso Agus.
Agustina le miró el paquete y lo notó abultado, como otras veces.
Martín fue a más, excitado por la situación, y porque no había nadie en casa, y se bajó el short y el calzoncillo, sacando la pija ya parada afuera, mostrándosela entera a su hermana.
Agustina terminó de hacer pis, mientras permanecía sentada en el inodoro, ahora viéndole la pija a su hermanito.
-¿Qué hacés?
-¿Me hacés la paja?-Preguntó el chico, ofreciéndole la verga.
-Hey! Qué te dije ayer?
-Pero…
-Nada de peros hermanito, te dejé bien en claro que era la única paja que te iba a hacer, fue cosa de un día. No pretenderás que yo te haga la paja todos los días…
-Ufaa. Quiero que me hagas la pajaaa…
Agustina agarró un trozo de papel higiénico, y se lo metió entre las piernas, pasándoselo por la conchita, limpiándose.
Al chico le hubiera encantado ver algo, pero era imposible. Sólo se calentaba más viendo a una chica hermosa haciendo pis a pocos metros de él.
La chica aún sentada, se subió la tanga así, para no mostrarle nada a su hermano. Para subirse el jean, se tuvo que poner de pie, en ese momento Martín aprovechó para verle la tanga puesta y un poco de la cola.
Agustina tiró la cadena, y antes de subirse el jean, su hermano le preguntó:
-Esperá!! No te subas el jean, me dejás verte la tanga un minuto Agus?
-…Bueno… pero un ratito eh!
-Gracias! Sos re linda!
Agustina se puso de frente a su hermano, mostrándole la tanga fucsia puesta, con el jean en los muslos. Le miraba la pija parada a su hermano sin pestañear.
Martín se tocó la verga con un par de dedos apenas, viéndole la tanga a su hermana mayor en el baño. Le quedaba hermosa en esos muslos tan gorditos y finos. Que diosa era.
-… Ya está?-Preguntó la chica.
-Me dieron muchas ganas de olerte la tanga!
-Bueno, cuando me bañe te la doy.
-No me dejás ahora?
Martín se puso como un burro, mientras de la cabeza de la pija le brotaba el líquido viscoso, humedeciéndole el prepucio.
-¿Ahora?-Le preguntó su hermana.
-..Si… dejame olerte la concha hermanita… porfi.
A Agustina ya le empezaban a palpitar los labios de abajo.
-Tanto te gusta el olor de mi concha?
-Siiiii.
-Bueno, para que veas que soy buena con vos, y que no te andes quejando… olémela.
Martín inmediatamente se puso de rodillas en el suelo, arrodillándose ante su hermana. Acercó la cara a la concha, y le empezó a sentir el olor proveniente de debajo de esa tanga. Enseguida lo notó, como siempre.
La adolescente recién había meado, y le estaban oliendo la concha.
La chica permanecía parada, mirando como su hermanito le olía la concha de cerca. No pudo evitar excitarse. Su cuerpo fue elevando la temperatura, sintiendo el típico calorcito en todo el cuerpo. Sentirse tan chanchita la ponía a full.
Martín tenía la enorme tentación de sacar la lengua y pegarle una buena lamida a la tanga, en la zona de la concha. Pero se contuvo.
-Bueno, me parece que ya es suficiente, no?
-Ok… muchas gracias Agu! De verdad.
-De nada… que hermanito pervertido que tengo!
-Jajaja.
El muchacho se puso de pie, con la pija súper parada, mientras su hermana se subía el jean.
-Te vas a pajear?-Le preguntó Agustina a su hermano, mientras le miraba esa pija bien gordita e hinchada.
-No.. me voy a aguantar hasta la noche… cuando me des la tanga! ¿Me prometés que me la vas a dar?
-Jaja, sí tontito. Tengo que leer unos apuntes de la uni, después de eso me baño, que tengo que salir con una amiga.
-Gracias!
-Jaja.. de nada.
Martín se metió como pudo la pija dura adentro del calzoncillo, se subió el short, y le quedaba una cosa enorme, Agustina se le reía. Ambos salieron del baño.
Martín se quedó en la cocina merendando algo, mientras que Agustina agarró los apuntes, y se fue a su habitación, se acostó en su cama a leer. Otra vez que su hermano la había hecho humedecerse. Ya sentía la chochita algo viscosa. Trató de concentrarse en la lectura.
Al rato, llegó Florencia a casa, de su clase de inglés. Saludó a su hermano con un beso en el cachete, estaba un poco transpirada, hacía mucho calor. Se le notaba la cara y el pelo algo húmedo por el sudor.
Fue hasta su habitación, donde se encontró con Agustina leyendo. Florcha se quitó la remera, suspirando después de haber caminado tantas cuadras con el sol fuerte. Se sacó el jean negro que tenía puesto, y se puso una calza corta que tanto le gustaban, deportiva, le llegaba hasta los muslos, bien fresquita. En la parte de arriba, se quedó así, en corpiño. Estaba calurosa.
Abrió la carpeta de la escuela, buscó las hojas de matemática, e iba a empezar a repasar todos los temas, porque el examen final era mañana mismo.
Empezó a repasar todo lo que había estudiado con su hermano todos los días anteriores. Estuvo un rato sentada en su cama, mientras leía.
Un ratito después, la chica cambió de posición para ponerse más cómoda. Se arrodilló en el borde lateral de la cama, casi poniéndose en cuatro, inclinada hacia delante, leyendo los apuntes. Apoyó sus brazos en la cama, mientras así arrodillada casi en cuatro, le quedaba la cola algo paradita. Agustina le podía ver claramente el ojete a su hermana desde su cama, un poco más y casi que estaba pidiendo que se la cojan por como estaba arrodillada en el borde de la cama, inclinada hacia delante leyendo, y con el orto paradito. Estaba muy cómoda así.
Permaneció así, mientras que pasado unos minutos, llamó a su hermano, para entender algo que se le había escapado de los ejercicios.
-Martínnnnnnnnnnn!!!!!-Gritó Florcha llamándolo.
-QUEEEEEEEEEEEEEEEEEE????????-Respondió el chico desde la cocina.
-Vení un minutooooo.
Martín se levantó y caminó hasta la habitación de sus hermanas. Entró y se encontró con Agustina acostada leyendo sus apuntes, y a Florcha en corpiño y calza, arrodillada en la cama casi en cuatro.
-¿Qué pasa Flor?
-Ayúdame con éste ejercicio… me olvidé como se resolvía!!!!
Martín se sentó al lado de Florencia, que siguió en la misma posición. Miró el ejercicio y le volvió a enseñar como se hacían, mientras le explicaba, cada tanto le miraba disimuladamente las tetas, viéndole el corpiño blanco que traía.
-Gracias hermanito, sos un genio!
-De nada.
El muchacho terminó de explicarle y la chica entendió. Agarró un lápiz y se puso a hacer los ejercicios para practicar. Mientras tanto, el chico le miraba la cola a su hermana, sin decirle nada. También la espalda descubierta completamente. Lo único que tenía en la espalda, era la tira del corpiño.
Martín un ratito después se puso de pie, mientras Florencia seguía haciendo los ejercicios. El chico le miró el ojete de cerca, cubierto por esa calza negra apretada, como se le marcaba toda la cola gorda era increíble.
El chico ya había quedado caliente de hacia una hora, con lo sucedido con Agustina en el baño, tras olerle la concha.
Verle la cola a Florencia así, casi en cuatro, se le puso dura enseguida.
Martín se puso atrás de Florcha, con su paquete directamente apuntando al culo de su hermana.
Así de dura y parada como la tenía, se acercó más a ella, y le apoyó toda la pija en la cola.
-Este ejercicio debe ser el más difícil… como me cuesta!-Dijo Florencia, sintiendo la pija de su hermano contra su ojete, mientras pensaba en como resolver el problema de matemática.
Martín no dijo nada… se quedó apoyándola toda. Enseguida empezó a cogérsela con la ropa puesta, moviéndose para atrás y adelante despacio, dándole achuchones con la pija a punto de estallar bajo el short y el calzoncillo, apretándola contra la cola gorda en la calza de Florcha.
Agustina lo estaba viendo desde su cama, que estaba a pocos metros, solo había un espacio que separaba ambas camas. Miraba atenta como su hermanito parado detrás de Florencia, se la estaba cogiendo con ella arrodillada en el borde de la cama, haciendo ejercicios de matemática. Dejó los apuntes de la universidad a un lado, y se dedicó a mirar como Martín le apoyaba la pija en la cola a su hermanita. Empezó a mojar la tanga.
Florencia sentía a su hermano atrás presionándola, pero no le daba mucha bola por el momento, quería concentrarse en los ejercicios.
Martín se puso muy caliente, y ante la pasividad de su hermana, puso ambas manos sobe las caderas de la chica. Agarró el elástico de la calzita y lo bajó un poquito, alcanzándole a ver la tira de la tanguita blanca que tenía puesta Florencia. Le encantó, y se puso más caliente aún.
Como veía que Florencia no le decía nada, le empezó a bajar la calza con ambas manos, hasta que se la bajó hasta los muslos, dejando a la vista toda la cola de su hermana, entangada, con la tanga blanca metiéndose entre las nalgas, cubriendo muy poco.
-¿Quién te dio permiso de bajarme la calza?-Dijo Florcha.
Martín no respondió, siguió a lo suyo. Le miraba ya la cola solo con la tanguita, dios! Estaba tan gordita, ese ojete estaba tan grande que no podía creerlo. Y así casi en cuatro, arrodillada en la cama con la cola parada. Le miró más abajo, por donde la tela se perdía, y se le alcanzaban a ver los labios de la concha abultados en la tanga… notándose ligeramente la raja en el medio. Uff. El chico pensaba que se moría.
Florencia siguió a lo suyo, haciendo el ejercicio, escribiendo con el lápiz. Pensaba que su hermano nomás le estaba mirando la cola como había hecho tantas veces.
Martín no aguantó más. Se bajó despacito el short y el calzoncillo, sin hacer ruido, aún parado detrás de Florcha, con el culo a pocos centímetros. Se bajó todo hasta los tobillos, ya con la pija al aire. Giró la cabeza y miró atrás, a Agustina. Ella lo miraba y sonreía. Agustina tampoco aguantó más, y se desabrochó el jean, sin bajárselo, se metió una mano adentro, acariciándose el pubis por encima de la tanga.
El muchacho se agarró la pija parada con tres dedos desde la base, y se volvió a poner bien atrás de Florcha.
Apuntó la pija directo al culo de su hermana. Se lo acercó, y le rozó la cabecita de la chota con la tanga, en el medio de las nalgas.
Se estremeció. Que caliente era! Se bajó el prepucio, y le pasó el glande rojizo y húmedo por la tanga, otra vez, esta vez se sintió bien. Se separó, y notó como le dejó un poquito de líquido pre-seminal en la tanga.
Florencia sintió inmediatamente como algo le estaba rozando la tanga, sentía el roce en la cola, en el medio de las nalgas…
-¿Qué estás haciendo?-Preguntó Florcha, girando la cabeza hacia atrás.
Vió a su hermano sin short, con una mano en la pija, descubierta, parada, y dura.
-Me ibas a coger de verdad!!!!
-No tonta… te la rocé un poquito en la tanga nomás…
-No te parece demasiado??? Que te estás pasando??
-No pasa nada boluda… no te voy a coger!
Florencia suspiró, y volvió a centrarse en el ejercicio de matemática. Agarró de nuevo el lápiz, y pensaba arduamente como resolverlo, estaba decidida a terminarlo, el examen era importantísimo mañana, se jugaba el pase a la universidad.
Su hermano se volvió a acercar, agarrándose la pija, y se la punteó en el medio del ojete, entre medio de las nalgas, sobre la tanga. Florencia lo sintió mal, pero se dejó. En ese momento se empezó a excitar.
El chico sacó la pija, y volvió a meterla ahí, ahora más profundo, enterrándola un poco en los cachetes de la cola, manchándole toda la tanga con su pija babosa y caliente.
Florcha permanecía escribiendo en la hoja, pensando en las dos cosas, en el ejercicio, y en la pija de su hermano bien dura y caliente en su ojete. La conchita se le fue haciendo agua, humedeciendo la tanguita.
El muchacho ahora le pasaba la pija por toda la tanga, llenándola de ese líquido viscoso que le salía de la cabecita hinchada. Con sus dedos desde la base del tronco, se la sacudía por la raja de la cola. Se la pasaba por la piel directamente, pasándole el glande húmedo por los cachetes del culo.
Martín estaba en esos momentos de excitación suprema, tenía unas ganas tremendas de correrle la tanga, y metérsela de una hasta el fondo en la concha, y desvirgarla. Bueno, y él también se desvirgaría. Pero se contenía como podía… hacer eso podría traer tantos problemas que lo asustaban.
Agustina desde su cama miraba hipnotizada, ya se había metido la manito directamente en la concha, se estaba tocando el clítoris viendo a su hermano pasarle la pija por la cola a su hermana!!!! Estaba excitadísima, pajeándose ahí nomás.
Florencia permanecía escribiendo, mientras ya tenía la chocha llena de flujo, mojando la tanga. Su hermanito se iba a dar cuenta.
Martín le tocó la cola con su mano, y le hundió un par de dedos bajo la tanga entre las nalgas, agarrando la tanga llena de su líquido pre-seminal, estaba dispuesto a correrle la tanga para verle el agujero del culo y la concha.
Florencia ya sentía que su hermanito se la iba a violar, apenas sintió que su hermano le agarró la tanga, soltó el lápiz y giró la cabeza hacia atrás para verlo.
-¡¡¡HEY BASTA!!! Te estás aprovechando de mí!!!
Continuará….
Aclaración 2: todos los personajes representados en este relato SON MAYORES DE EDAD
Capítulo XI: Del círculo vicioso es difícil salir
Después de que Agustina saliera del baño, ya satisfecha tras el orgasmo, se vistió y Martín ingresó a ducharse. Luego de eso, ambos cenaron con su madre. Tras terminar de comer, mamá se fue a dormir. Agustina fue a su cama a acostarse, y Martín se quedó en el living viendo TV hasta que le agarre sueño.
Ya de noche, Florencia se había quedado a cenar en casa de su amiga, y después de eso regresó a su hogar. Por suerte sus amigas no notaron que iba sin bombacha debajo de esa calza ajustada… apenas llegó a casa, fue hasta su habitación, donde se encontró con su hermana descansando en la cama.
Florcha la saludó de paso, mientras abría el cajón buscando ropa para ir a ducharse. Se acordó de la prenda que le dio a su hermanito antes de irse.
-Ah che, sabés que pasó con mi bombacha?-Le preguntó a Agustina.
-…Sí.. está en el lavarropas.
-Ok. Qué…¿Lo viste?
-¿A qué cosa?
-No te hagas. A nuestro hermano… lo viste hacerse la paja?
-Sí…
-Jaja, me lo imaginaba. ¿Vos le pediste verlo? ¿O él a vos?
-Yo a él… jaja, es que estaba aburrida!
-Cómo fue? Cóntame!
-Nah…
-Dale boluda! Estuvo bueno?
-…Y… digamos que sí.
-No me voy de acá hasta que me cuentes!!! ¿Cómo se la hizo? ¿La tenía dura? ¿Le salió mucha leche?
-Paraaaaa un minuto! Bueno.. no es que él se la haya hecho…
-¿Cómo.. qué querés decir?
-Sí.. o sea… yo le hice la paja.
Florcha abrió los ojos mirándola.
-¡¿QUÉ?!
-Eso…
-Pará!! Cómo que le hiciste la paja?!?!?
-Mirá… vinimos acá, y al principio él se empezó a pajear… y me dijo que le gustaban mis tetas… a todo esto, se dio cuenta de que a mí se me marcaban los pezones en la remera!.. él insistió mucho… y me preguntó si me las podía acariciar un poquito… yo le dije que sí, pero un poquito nomás.
Florencia miraba atenta a su hermana mientras le explicaba lo sucedido.
-Bueno.. y con él acariciándome una teta… me puso re caliente Flor!.. encima me ponía la pija parada en frente y de cerca! Ahí me pidió que le haga la paja… y yo se la hice! No me pude resistir!
-¿¿¿En serio???
-Sí… la tiene tan linda que se la tuve que tocar…
-Y que más pasó??!!??
-Mientras yo le hacía la paja, él me tocaba la teta, y ahí yo ya estaba súper caliente, te imaginas… y me pidió que le muestre las tetas.
-Y se las mostraste????????
-Sí…
-Ahhh bueno!!!! Le mostraste las tetas!?!!??
-Sí… me subí la remera, y se las mostré… y me las siguió acariciando! Bueno, al final le hice la paja rápido, hasta que se vino en tu bombacha… te la llenó de lechita! La probé y estaba riquísima boluda!
Florencia no se podía creer lo que su hermana le contaba. Le estaba gustando mucho escuchar todo lo que habían hecho.
-Estás loca! De verdad paso todo eso?
-Jaja sí tonta… no sabés la paja que me hice en el baño! Me mojo toda el pendejo…
-Me imagino… y cómo es hacerle la paja? Está bueno?
-Re lindo! Me encantó… la tenía tan durita pobre!
-Jooo… yo también quiero aprender a hacer una paja!-Dijo Florcha con la voz de nena caprichosa.
Agustina se la quedó mirando.
-Qué?... Querés que te enseñe?-Preguntó Agustina.
-Siiiii.... enseñameee porfa!
-En serio querés aprender? No sos muy pendeja todavía para hacer eso?-Dijo Agustina bromeando a su hermana.
-Jajaja puta!!! Dale hermanitaaa! Enseñame a hacer una paja, ¿si?-Dijo Florcha sonriéndole y poniendo cara de buenita.
-Bueeeeno. Pero esperá. ¿Cómo te enseño?
Florencia se quedó mirando a su hermana, que le iba a enseñar cómo hacerle la paja a un chico.
Agustina se quitó la sábana de encima, y se sentó en la cama, frente a su hermana. Estaba en corpiño y tanga. Le dijo a Florcha que se siente a su lado.
Florencia aceptó y se sentó en la cama al lado de su hermana semi desnuda.
La mayor comenzó a explicar:
-No es tan difícil. Se la agarrás así con la mano…
Agustina le mostró la típica forma de la mano cuando agarra una pija, encerrándola entre sus dedos.
-Una vez que la tenés toda en tu mano, la movés para arriba y para abajo.-Explicó Agus mientras hacía el movimiento de la paja con la mano.
-Pero apretándola? O suave?-Preguntó Flor.
-Más o menos! Ni apretándola fuerte ni muy suave…
-Ok.
-Tratá de hacerlo vos.
Florencia trató de imitar la posición de la mano, y moverla como su hermana. Los primeros movimientos fueron algo torpes. Su hermana le apoyó la mano en la suya e hizo el movimiento como si estuviera haciendo una paja, enseñándole.
-Ves? Así. Y si lo hacés bien, seguro que en poco tiempo le va a salir toda la leche.
Agustina seguía explicándole a su hermana.
-Si le hacés la paja muy rápido, va a acabar enseguida. Si se la hacés más lento, va a durar más.
-¿Vos como se la hiciste? ¿Rápido o lento?-Preguntó Florcha.
-¿A Martín?-Preguntó Agustina.
-Sí.
-Al principio lento… después cuando le mostré las tetas, se la hice más rápido.
Florencia atendía las explicaciones y ahora trataba ella sola de hacer el movimiento de la paja con su mano.
Agustina aprovechaba para decirle más cosas:
-Y cuando bajás con tu mano, se la bajás hasta verle toda la cabecita esa gorda que tienen… que vendría a ser el glande. Le corrés la piel hasta abajo y después se la volvés a subir, ¿entendés?
-Más o menos.
-Ahh y otra cosa. Ponete babita en la mano así se desliza mejor.
-¿Cómo cuando nos tocamos el clítoris?
-¡Claro! Es fácil.
-¿Y cómo se siente cuando la tocás?-Preguntó Florencia.
-Calentita… y muy dura! Es hermoso sentir como se agranda cuando está en tu manito.
A Florcha le entraron muchas ganas de hacer una paja en ese momento y sentir las cosas que le decía su hermana mayor.
-Bueno… aprendiste o no?-Le preguntó Agustina.
-Supongo que sí…
-Querés que te explique de vuelta?
-No, está bien.
-Para aprender bien tenés que ponerlo en práctica!
-Sí… lástima que no tengo novio.
Agustina se quedó pensando, cuando se le ocurrió una idea.
-No tenés novio… pero… tenemos un pito a nuestra entera disposición…-Dijo Agustina sonriéndole.
Florencia la miró.
-¿Lo llamo al pendejo?-Preguntó Florencia.
-Dale, a ver si sos buena alumna…-Respondió Agustina.
Se rieron ambas.
-Mamá ya está durmiendo?-Volvió a preguntar Florencia.
-Sí.
Florcha se puso de pie y salió de la habitación. Caminó hasta el living, donde estaba su hermano mirando televisión. Lo interrumpió hablándole desde la puerta de la sala:
-Hey hermanito!.
Martín, sentado en el sillón, se giró para verla.
-Flor! Qué pasa?
-Podés venir un ratito a nuestra pieza que te necesitamos para algo!
Inmediatamente Florencia se fue y volvió a la habitación. El chico se quedó pensando en para qué lo necesitaban. Esperaba que no fuera para hacer alguna tarea, o algo de eso. Apagó la TV, se levantó del sillón y se dirigió a la habitación de sus hermanas. Estaba la puerta abierta. Entró.
Lo primero que vió, fue a sus dos hermanas paradas esperándolo al borde de la cama. Florcha estaba con remera y calza, mientras que Agustina estaba en tanga y corpiño… la tanguita era de color fucsia, y el corpiño blanco. Esa tanga ya se la había llenado de leche días atrás.
-Cerrá bien la puerta.-Le ordenó Florcha.
El chico lo hizo. Una vez que la puerta ya estaba cerrada, Martín se acercó a ellas.
-Para qué me necesitan?
Florencia inmediatamente se agachó sobre su hermano, y le agarró el pantalón. Se lo empezó a bajar, ante la atónita mirada del chico.
-¿Me dejás hacerte la paja hermanito? Es que quiero aprender como se hace.-Le dijo Florcha mientras ya le bajaba el calzoncillo agachada delante de él.
Martín no dijo nada. Lo tomó de sorpresa!!. Vaya, una buena sorpresa! Su hermana le bajó todo hasta los tobillos, y le vió la pija aún algo flácida. Enseguida se le fue parando naturalmente.
Se fijó en Agustina que estaba paradita al lado de Florcha, le miró las grandes tetas cubiertas por el corpiño… que ya había tocado esa tarde! Se le paró la pija a tope mientras Florcha la veía pararse en frente de su cara. Que buenas estaban ambas.
-Que lindo pito! ¿Puedo?-Preguntó Florcha mirando a su hermano desde abajo, agachada, a punto de agarrarle la pija.
Martín movió la cabeza diciendo que sí. Tragó saliva. Todavía no podía creer lo que pasaba. Se limitó a no preguntar nada y quedarse callado.
-Hacé silencio que mami duerme.-Le dijo Florcha.
Florencia puso su manito alrededor de la pija parada de su hermano, y se la agarró entera. La primera sensación fue excelente, la notaba tremendamente dura y caliente.
Mientras Agustina la miraba, Florcha comenzó a mover la mano. Empezó a hacerle la paja a su hermano.
-Hermanito, decime si te hago mal o te molesta algo, ¿si? Es la primera vez que hago una paja.-Dijo Florencia, con la pija en la mano.
Martín asintió, ya evidentemente excitado.
Muy lento, le movía la piel de la chota como su hermana mayor le había dicho. En unos instantes, le corrió entero el prepucio hacía atrás, dejando a la vista el glande ya gordito y excitado del chico.
-¿Así Agus?-Preguntó Florencia.
-Eso! Ponete babita en la mano así se la hacés mejor.-Respondió Agustina.
Florcha obedeció y se escupió baba en su mano, para volver a la verga de su hermano menor.
Se la deslizó por primera vez, notando la enorme diferencia, como su manito se deslizaba sobre el tronco duro del chico.
Le estaba gustando mucho tirarle la piel para atrás y verle la cabecita roja, hinchadita y babeada… seguía masturbando a su hermano, lentamente, bajando y subiendo su mano llena de baba por la verga.
-¿Te gusta pendejo?-Le preguntó Agustina, mientras miraba.
-Siiii.
-Después de la paja que te hice esta tarde, todavía tenés leche en esos huevitos?-Le preguntó Agustina.
-…Sí Agus…-Respondió Martín, con la voz baja, excitadísimo por las preguntas de su hermana mayor, que encima estaba en tanga.
-Bueno Flor, ahora sacale la leche como te enseñé.-Dijo Agustina.
Y que decir de Florencia, que mientras pajeaba esa hermosa pija parada, notaba como se le empezaba a mojar la concha.
Florencia supo que si lo pajeaba rápido, como le había enseñado su hermana, iba a acabar. Aumentó la velocidad, más rápido. Mientras le hacía la paja ahora a más velocidad, miraba a su hermano tratando de ver si le gustaba. Entendió por la cara de excitado que tenía el chico, que sí. Iba bien.
Martín sintió que iba a explotar.
-Ahhhhhhh… voy a acabar Flor.
Florencia siguió pajeándolo así rápido, subiendo y bajando la mano inexperta por el tronco del chico, cubriendo y descubriendo la cabecita de la pija, todo lleno de baba.
Instantáneamente, sintió como la pija de su hermano sufría un ligero cambio y se tensaba, Martín empezaba a suspirar y resoplar, e inmediatamente salió el primer chorro de semen.
-AHHhhhhhhhhhhh……… mmmmmmmmmhhhhhh-Gimió Martín en voz baja, mientras Florcha le exprimía la pija.
Apenas sintió el líquido caliente salir y embardunarse en su manito, Florcha detuvo la paja. Agustina la vió:
-Seguí boluda! No pares!! Pajealo rápido así le sacás toda la leche!
Florencia le hizo caso y volvió a pajearlo bien rápido, mientras los demás chorros de semen caliente salían de la pija de su hermano. Lo estaba ordeñando.
Parte del semen cayó al suelo, y otra parte quedó en la mano de Florcha, con la que le estaba haciendo la pajota.
Una vez que dejó de salir leche, Florencia miró a su hermano… estaba muy satisfecho, se lo notaba en la cara. Se sintió re bien por haber hecho su primera paja y había sido muy buena! Aparte de que al chico le había encantado, a ella mucho más. Ya sentía la calzita mojada por su conchita virgen.
Se puso de pie, mientras se miraba el esperma calentito de su hermano en toda su mano. Se la mostró a Agustina.
-Quiero! ¿Me das?-Le preguntó Agustina sonriéndole.
-Jajaja.
Florcha se rió, mientras le acercaba uno de sus dedos lleno de semen espeso a su hermana. Agustina se inclinó un poco, y se metió el dedo de Florencia en la boca, succionando toda la lechita que tenía. Se lo sacó apretándolo con los labios y se tragó la leche.
-Probala! Dale que está tibiecita ya!-Le dijo Agustina a su hermana.
Florencia hizo lo propio, metiéndose un dedo entero en la boca, embardunado de leche tibia recién ordeñada a su hermanito menor. Probó el semen y trató de tragárselo. Pudo…aunque no le encontró un sabor específico.
Agustina le pidió otra vez a su hermana, que le acercó la mano, mientras la mayor se metió otro dedo de Florcha en la boca, pasándole la lengua y tragándose leche.
Martín se quedó mirándolas embelezado tras acabar, con la pija colgando ya flácida y llena de semen y baba. Dios! Era tan hermoso ver como sus hermanas se chupaban los dedos y se tragaban su leche!
-Más que bien por ser tu primera paja hermanita.-Le dijo Agustina a Florcha, que sonreía.
A Florencia le quedaron los deditos limpios, pero no la palma de la mano, la cual la tenía cubierta de semen ya frío y ahora pegoteado.
-Que desastre el piso!-Dijo Florcha, mirando la leche que había caído.
Agustina ya había tenido un par de noviecitos, pero ninguno soltaba tales cantidades de semen. Se sorprendía cada vez que veía como a su hermanito le salía tanta leche, y más después de haberlo pajeado horas antes. La calentaba mucho eso.
-Bueno… voy a buscar algo para limpiar este enchastre…-Dijo Florencia mientras salía de la habitación abriendo la puerta con cuidado para no hacer ruido y no despertar a mamá.
La chica fue hasta el lavadero a buscar un trapo, lo humedeció en la canilla y volvió a la habitación.
Se arrodilló en el piso, y fue pasando el trapo húmedo por el suelo, limpiando los restos de semen que habían caído. Una vez que lo dejó reluciente, se puso de pie y lo miró a su hermano. Bajó la mirada hasta la pija, y se inclinó hacia él.
-¿Te la limpio?-Le preguntó Florencia a su hermanito.
Martín no entendió. Florencia le empezó a pasar el trapito por la pija al muchacho, limpiándosela de toda la baba y el semen que tenía embardunada.
-Gracias.-Le dijo Martín.
-De nada!
Ya con la verga limpita, Florencia le subió el calzoncillo y el pantalón a su hermano.
-Bueno… me voy a bañar ya…-Dijo Florencia mientras agarraba la ropa limpia que se iba a poner con la mano que no tenía semen.
Martín suspiró, tremendamente satisfecho, y saludó a Agus antes de irse a dormir. Le miró por última vez la tanga, y se retiró a su habitación a descansar. Agustina también se metió a la cama.
Florencia apenas ingresó al baño, se lavó la mano llena de leche de su hermano, y se desnudó, metiéndose a bañar. En la bañera ya calentita bajo el agua de la ducha, agarró el jabón y se lo pasó por todo el cuerpo, poniendo especial énfasis en su vagina. Se enjabonó bien la conchita y la cola, rozándose con el jabón. Obviamente que haberle hecho la paja a su hermano la había calentado mucho. Dejó el jabón a un costado y buscó el agujerito de la cola así parada, llevando una mano atrás. Lo encontró y se masajeó con un dedito el culo. Después, se recostó sobre la bañera, y se rozaba el clítoris tratando de acabar, llegando al orgasmo.
Salió del baño, se secó, se vistió y fue directo a su pieza a dormir. Estaba muy cansada. Se puso una tanga blanca, que también en una ocasión anterior, Martín se la había llenado de semen caliente.
Ingresó a su habitación, mientras se acostaba en su cama, a oscuras. Agustina la escuchó mientras se acostaba, en la oscuridad de la habitación, ya ambas acostadas en sus camas:
-¿Te pajeaste?-Le preguntó Agustina.
-¿Cómo sabes?-Respondió Florcha.
-Me imaginé que estabas excitada después de hacerle la paja. No me quiero imaginar cómo te mojaste… A mi me pasó lo mismo.
-Sí… me volví re pajera estos días boluda…
-Jajajaja. Yo también! Estoy más pajera que nunca…
Ambas se rieron, en la oscuridad de la pieza.
-Y pensar que las tanguitas que tenemos puestas ahora, estuvieron llenas de su leche…-Dijo Florcha.
-Y se las pasó por todo el pito!-Le respondió Agustina.
-Dios! Bueno… basta que me voy a calentar de nuevo!
-Jajaja. Que cochinas somos boluda.
-Muy chanchas.
Volvieron a reírse. Al ratito se durmieron.
Martín también se durmió solo en su habitación.
Ese domingo había arrancado muy aburrido, pero terminó de la mejor manera.
:::
Las acciones habían tomado su curso, poco a poco. Martín nunca jamás se imaginó todo lo que estaba pasando. Meses antes, compartir cosas con sus hermanas era algo tedioso. Cuando aún las veía como hermanas, cuando no le despertaban ningún sentimiento caliente ni nada por el estilo. Discutía con ellas cada dos por tres. Ahora todo era diferente. A sus hermanas ahora las veía como las dos chicas más lindas y sexys del planeta. Y vivían con él. No tuvo tiempo de pensar, o darse cuenta cuando cambió todo tan de repente. Su vida en familia siempre había sido normal, sus hermanas no le despertaron nunca ningún tipo de atractivo, ni nada.
Pero aquél frío día de invierno, cuando por primera vez curioseó la ropa de sus hermanas en el baño, viendo las bombachas húmedas allí, y sintiéndoles el olor a concha… todo empezó a cambiar claramente. Ese fue el paso que cambió todo. Ya no se hacía pajas pensando en las compañeritas del colegio. Se empezó a calentar con la ropa interior de sus hermanas, haciéndose pajas con ellas. Y ahí empezó a ver a sus hermanas de otra manera. Le empezaron a calentar ellas, sus tangas, se empezó a fijar más en sus cuerpos… y ya le fueron gustando como si fueran chicas normales, hasta llegar al punto actual, donde lo que más le calienta, son ellas dos, con el agregado de saber que eran sus hermanas, algo muy prohibido, que lo excitaban aún más.
Durante varios años sus amigos lo cargaban cada vez que podían con sus hermanas mayores. Eran el sueño de todos los chicos del barrio. Siempre le repetían lo buenas que estaban, que sus hermanas eran las chicas más lindas de la ciudad, que Agustina tenía tetas grandes, que Florencia tenía un culo enorme y perfecto, etc. Incluso algunos amigos de Martín cuando iban a su casa, estaban todo el tiempo pendientes de ver a alguna de las chicas por la casa.
El muchacho se cansó de escuchar de sus amigos las frases “tu hermana tiene un culo tremendo”, “tus hermanas parten la tierra”, “no pueden estar tan buenas”, “que ganas de coger con tus hermanas”.
Martín siempre trataba de no darles bola, no entendía porque se lo decían tanto, y le molestaba mucho. Ahora lo comprendía. Se dio cuenta de lo buenas que estaban sus hermanas.
De alguna forma que ni él se creía, había llegado a tal punto de verle las tetas a Agustina, de tocárselas, de cogerse a ambas con la ropa puesta, y de recibir una paja de cada una. Sin contar que ellas mismas le entrenaban sus tangas y bombachas húmedas recién quitadas para que él se haga la paja y las llene de leche.
Se había olvidado de todo. Las chicas de la escuela, las profesoras, el porno en Internet, todo. Para lo único que vivía era ir a la escuela, hacer la tarea, estudiar, y hacer cositas chanchas con sus hermanas. Estaba casi todo el tiempo caliente. Había pasado de hacerse pajas aburridas mirando porno, a hacer de todo con sus hermanas, en poco tiempo. Era un gran cambio.
Su gran anhelo a su corta edad, era dejar de ser virgen. Ya muchos de sus compañeros canchereaban y sacaban pecho de ya haber cogido.
Todo lo que había pasado era muy bueno…y todo lo que les había visto: las bombachas, las tetas, las colas entangadas… pero ansiaba mucho más. Lo que más quería, lo que más lo calentaba, era que algún día pudiera verle la concha a alguna de sus hermanas. De solo pensarlo… ya se le ponía tan parada como un mástil. Pensar en verle la parte del cuerpo más prohibida y caliente a una chica, y encima a sus hermanas, doblemente prohibido… eso lo traía loco. Se imaginaba algún día metiendo su pija caliente en la concha mojada y delicada de alguna de sus hermanas…y pensaba que eso sería supremo. Ni ideal, ni súper, ni perfecto. Sería supremo.
Pero faltaba mucho para que pase una cosa así, y desde luego, en el fondo sabía que eso nunca iba a pasar.
Por el lado de las chicas, tenían sensaciones algo diferentes, pero en general iguales. Florencia estaba dando sus primeros pasos en el sexo, en conocer los placeres, su propio placer hacía ya tiempo que lo había descubierto, pero ahora comenzaba a practicarlo con chicos, lo que nunca se imaginó en su vida, era que iba a ser con su hermanito menor. Había visto una pija por primera vez, había hecho su primera paja, y todo le había encantado. Aunque hasta el momento, ningún chico le había puesto un dedo encima. Sin dudas que fue un quiebre haber agarrado a su hermano, aquella tarde-noche, en el baño, haciéndose la paja con su tanga mojada en la mano. Hasta ese momento, su vida sexual era siempre lo mismo: se tocaba el clítoris en su cama o en el baño, imaginando tener sexo con algún chico lindo del barrio, nada más.
Tras descubrirlo ‘con las manos en la masa’ a su hermano, en su momento se enojó, de manera natural, aunque con el correr de los días, el chico la convenció, y ella se convenció de que no era tan malo. Y hasta le empezó a gustar. Cuando supo que su hermano le olía las bombachas y se hacía la paja con ellas, en el fondo la calentaba. Ya todos los días se mojaba más pensando en lo que iba a hacer su hermanito después con sus tangas húmedas y llenas de flujo vaginal.
Desembocó en toda la situación con su otra hermana, por un despiste, teniendo que contarle todo. Por suerte, Agustina lo tomó para bien. Y a partir de allí, fue dando pasos que nunca se hubiera imaginado dar con ellos.
Darle las bombachas recién usadas a su hermano para que se las llene con leche, ya era algo que nunca imaginó hacer, desde luego. Mostrársele en ropa interior le gustaba, ver como el chico se calentaba mirándola, la hacía sentir muy bien. Aunque no lo vaya a admitir nunca, le dieron celos cuando Agustina le contó que le había hecho la paja a Martín, mientras éste le tocaba una teta. Se sintió celosa, y quiso aprender a hacerle la paja a un chico. No podía describir lo caliente que fue tocarle la verga al chico, y pajearlo hasta sacarle toda la leche de los huevos. En poco tiempo, había hecho todas esas cosas con un chico por primera vez, y era su hermano. Hasta había probado y tragado su semen. Hacía pocos meses, pensaba que todas esas cosas eran chanchadas asquerosas.
Ahora cada vez que se pone una bombacha, no puede evitar calentarse al pensar que su hermanito se la había embardunado de semen caliente, de esperma rico… y que se la había pasado por toda esa chota dura… pensar en esas cosas la ponía caliente y se excitaba. A veces lo pensaba y no podía creer como una chica estudiosa y decente como ella, se había vuelto tan cochina y zorra, teniendo que tocarse el clítoris cada día para sacarse la calentura que le provocaba toda la situación tan morbosa.
Por el lado de la mayor, Agustina, ya a corta edad se masturbaba con frecuencia. Después vinieron los novios, un par solamente, pero ya tenía bastante experiencia con el sexo, después de hacerlo varias veces, aunque no muchas, con sus novios.
Con todo lo que le empezó a enseñar sobre sexo a sus hermanos, enseguida se dio cuenta de que hacer esas cosas con ellos, le generaba un morbo especial. Por ser tan prohibido, por ser tan mal visto por la sociedad, por ser tan oscuro… notaba en la situación algo muy placentero.
Su hermanito, con apoyarla sobre la ropa, mostrarle la verga, o tocarle la teta, la ponía muchísimo más caliente que su novio. Hacía mucho tiempo que no tenía tantos días estando tan caliente, quizás desde que era más adolescente. Mojar las tangas como las estaba mojando, hacía mucho tiempo que no le sucedía. Había descubierto una nueva sensación, jugar con sus hermanos a cosas prohibidas, la mataban de gusto y placer.
Le encantaba cuando su hermano le pedía la tanga, se re calentaba mojándolas para él, ni cuando cogía con su novio se mojaba tanto. Encima con Javier, su novio, la cosa no venía tan bien. Lo quería, pero a la hora de coger, no engranaba tan bien la cosa. Agustina nunca se quedaba satisfecha después de coger con su novio. Él se venía bastante rápido y se dormía, mientras que Agustina se quedaba caliente. A veces ni eso, cogía con él por compromiso, y casi ni se humedecía.
Ahora notaba que con su hermano, y con Florcha, la situación era completamente diferente. Notarse la chocha bien viscosa era algo que quería sentir todos los días. Y con la situación con Martín y su hermana, eso era posible.
Pero había algo en lo que ambas compartían el mismo sentimiento. Las dos sabían que se habían pasado, que una chica no debía hacer tales cosas con su hermano, que no era ético, que era inmoral. Una cosa que sería imposible de explicar para una mujer decente.
Hacer todas esas chanchadas con su hermanito menor las había revolucionado sexualmente, estaban mas pajeras que nunca, pero el lado racional llamaba a la cordura, y haber hecho esas cosas, eran casi inadmisibles, pero no se podían contener.
Agustina ya le había dicho al chico, que era la única paja que le iba a hacer en su vida, sólo por esa vez. Florencia se la hizo sólo para aprender a pajear a un chico, ella también tenía claro que una cosa así no se podía repetir, por más que le hubiera encantado.
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Ya amanecía el lunes por la mañana, eso significaba que había que volver a las obligaciones bien temprano. El calorcito se hacía sentir y hacía más llevadero el asunto.
Martín y Florencia partieron para la escuela, Agustina a la universidad, y mamá al trabajo.
Una vez que pasó la mañana y llegaron los chicos a casa al mediodía, Martín almorzó y se tiró a dormir la siesta. Estaba muy cansado por alguna razón. Florencia se fue a inglés, y a eso de la media tarde, Agustina llegó a casa, después de una dura jornada en la universidad.
La hermanita mayor merendó algo, mensajeándose con su novio, cada vez le hablaba menos. Le dieron ganas de hacer pis, y se fue al baño. Se desabrochó el jean, y se lo bajó junto con la tanga hasta los muslos nomás. Se sentó en el inodoro y comenzó a salir pis de su vagina.
Mientras tanto, Martín se despertó de la siesta. Salió por el pasillo bostezando, notando que tenía ganas de mear también. Fue hasta la puerta del baño, que estaba entreabierta, vió que en el baño estaba la luz apagada, asique entró. Abrió la puerta, e ingresó. Recién allí se percató de que estaba su hermana.!!!!
-¿Qué haces pendejo?!? Salí!!!!-Le gritó Agustina apenas lo vió.
-Perdón!… no sabía que estabas.
-Tocá la puerta antes de entrar tontito.
-Bueno, como estaba la luz apagada, pensé que no había nadie… no es para tanto hermanita…
Martín seguía parado al lado de ella, sentada en el inodoro haciendo pis.
-No es para tanto?? Me vas a ver desnuda!
-Si no te veo nada!
El chico le miró las piernas, tenía el jean subido hasta los muslos, y alcanzaba a verle algo fucsia ahí, era la tanga. Apenas le veía una partecita de los muslos, porque también la remera que traía Agus no dejaba ver nada más abajo.
Escuchaba el chorrito de pis de su hermana y el muchacho se calentó un poco. Por alguna razón, le pareció muy hot ver mear a su hermana.
-Bueno, dale, salí!-Le repitió Agustina.
-¿Por? ¿No me dejas ver?
-Estoy meando tonto!
-Jaja ya sé! Me gusta verte así!
-No seas cochino.
-Si mirá como se me puso Agus.
Agustina le miró el paquete y lo notó abultado, como otras veces.
Martín fue a más, excitado por la situación, y porque no había nadie en casa, y se bajó el short y el calzoncillo, sacando la pija ya parada afuera, mostrándosela entera a su hermana.
Agustina terminó de hacer pis, mientras permanecía sentada en el inodoro, ahora viéndole la pija a su hermanito.
-¿Qué hacés?
-¿Me hacés la paja?-Preguntó el chico, ofreciéndole la verga.
-Hey! Qué te dije ayer?
-Pero…
-Nada de peros hermanito, te dejé bien en claro que era la única paja que te iba a hacer, fue cosa de un día. No pretenderás que yo te haga la paja todos los días…
-Ufaa. Quiero que me hagas la pajaaa…
Agustina agarró un trozo de papel higiénico, y se lo metió entre las piernas, pasándoselo por la conchita, limpiándose.
Al chico le hubiera encantado ver algo, pero era imposible. Sólo se calentaba más viendo a una chica hermosa haciendo pis a pocos metros de él.
La chica aún sentada, se subió la tanga así, para no mostrarle nada a su hermano. Para subirse el jean, se tuvo que poner de pie, en ese momento Martín aprovechó para verle la tanga puesta y un poco de la cola.
Agustina tiró la cadena, y antes de subirse el jean, su hermano le preguntó:
-Esperá!! No te subas el jean, me dejás verte la tanga un minuto Agus?
-…Bueno… pero un ratito eh!
-Gracias! Sos re linda!
Agustina se puso de frente a su hermano, mostrándole la tanga fucsia puesta, con el jean en los muslos. Le miraba la pija parada a su hermano sin pestañear.
Martín se tocó la verga con un par de dedos apenas, viéndole la tanga a su hermana mayor en el baño. Le quedaba hermosa en esos muslos tan gorditos y finos. Que diosa era.
-… Ya está?-Preguntó la chica.
-Me dieron muchas ganas de olerte la tanga!
-Bueno, cuando me bañe te la doy.
-No me dejás ahora?
Martín se puso como un burro, mientras de la cabeza de la pija le brotaba el líquido viscoso, humedeciéndole el prepucio.
-¿Ahora?-Le preguntó su hermana.
-..Si… dejame olerte la concha hermanita… porfi.
A Agustina ya le empezaban a palpitar los labios de abajo.
-Tanto te gusta el olor de mi concha?
-Siiiii.
-Bueno, para que veas que soy buena con vos, y que no te andes quejando… olémela.
Martín inmediatamente se puso de rodillas en el suelo, arrodillándose ante su hermana. Acercó la cara a la concha, y le empezó a sentir el olor proveniente de debajo de esa tanga. Enseguida lo notó, como siempre.
La adolescente recién había meado, y le estaban oliendo la concha.
La chica permanecía parada, mirando como su hermanito le olía la concha de cerca. No pudo evitar excitarse. Su cuerpo fue elevando la temperatura, sintiendo el típico calorcito en todo el cuerpo. Sentirse tan chanchita la ponía a full.
Martín tenía la enorme tentación de sacar la lengua y pegarle una buena lamida a la tanga, en la zona de la concha. Pero se contuvo.
-Bueno, me parece que ya es suficiente, no?
-Ok… muchas gracias Agu! De verdad.
-De nada… que hermanito pervertido que tengo!
-Jajaja.
El muchacho se puso de pie, con la pija súper parada, mientras su hermana se subía el jean.
-Te vas a pajear?-Le preguntó Agustina a su hermano, mientras le miraba esa pija bien gordita e hinchada.
-No.. me voy a aguantar hasta la noche… cuando me des la tanga! ¿Me prometés que me la vas a dar?
-Jaja, sí tontito. Tengo que leer unos apuntes de la uni, después de eso me baño, que tengo que salir con una amiga.
-Gracias!
-Jaja.. de nada.
Martín se metió como pudo la pija dura adentro del calzoncillo, se subió el short, y le quedaba una cosa enorme, Agustina se le reía. Ambos salieron del baño.
Martín se quedó en la cocina merendando algo, mientras que Agustina agarró los apuntes, y se fue a su habitación, se acostó en su cama a leer. Otra vez que su hermano la había hecho humedecerse. Ya sentía la chochita algo viscosa. Trató de concentrarse en la lectura.
Al rato, llegó Florencia a casa, de su clase de inglés. Saludó a su hermano con un beso en el cachete, estaba un poco transpirada, hacía mucho calor. Se le notaba la cara y el pelo algo húmedo por el sudor.
Fue hasta su habitación, donde se encontró con Agustina leyendo. Florcha se quitó la remera, suspirando después de haber caminado tantas cuadras con el sol fuerte. Se sacó el jean negro que tenía puesto, y se puso una calza corta que tanto le gustaban, deportiva, le llegaba hasta los muslos, bien fresquita. En la parte de arriba, se quedó así, en corpiño. Estaba calurosa.
Abrió la carpeta de la escuela, buscó las hojas de matemática, e iba a empezar a repasar todos los temas, porque el examen final era mañana mismo.
Empezó a repasar todo lo que había estudiado con su hermano todos los días anteriores. Estuvo un rato sentada en su cama, mientras leía.
Un ratito después, la chica cambió de posición para ponerse más cómoda. Se arrodilló en el borde lateral de la cama, casi poniéndose en cuatro, inclinada hacia delante, leyendo los apuntes. Apoyó sus brazos en la cama, mientras así arrodillada casi en cuatro, le quedaba la cola algo paradita. Agustina le podía ver claramente el ojete a su hermana desde su cama, un poco más y casi que estaba pidiendo que se la cojan por como estaba arrodillada en el borde de la cama, inclinada hacia delante leyendo, y con el orto paradito. Estaba muy cómoda así.
Permaneció así, mientras que pasado unos minutos, llamó a su hermano, para entender algo que se le había escapado de los ejercicios.
-Martínnnnnnnnnnn!!!!!-Gritó Florcha llamándolo.
-QUEEEEEEEEEEEEEEEEEE????????-Respondió el chico desde la cocina.
-Vení un minutooooo.
Martín se levantó y caminó hasta la habitación de sus hermanas. Entró y se encontró con Agustina acostada leyendo sus apuntes, y a Florcha en corpiño y calza, arrodillada en la cama casi en cuatro.
-¿Qué pasa Flor?
-Ayúdame con éste ejercicio… me olvidé como se resolvía!!!!
Martín se sentó al lado de Florencia, que siguió en la misma posición. Miró el ejercicio y le volvió a enseñar como se hacían, mientras le explicaba, cada tanto le miraba disimuladamente las tetas, viéndole el corpiño blanco que traía.
-Gracias hermanito, sos un genio!
-De nada.
El muchacho terminó de explicarle y la chica entendió. Agarró un lápiz y se puso a hacer los ejercicios para practicar. Mientras tanto, el chico le miraba la cola a su hermana, sin decirle nada. También la espalda descubierta completamente. Lo único que tenía en la espalda, era la tira del corpiño.
Martín un ratito después se puso de pie, mientras Florencia seguía haciendo los ejercicios. El chico le miró el ojete de cerca, cubierto por esa calza negra apretada, como se le marcaba toda la cola gorda era increíble.
El chico ya había quedado caliente de hacia una hora, con lo sucedido con Agustina en el baño, tras olerle la concha.
Verle la cola a Florencia así, casi en cuatro, se le puso dura enseguida.
Martín se puso atrás de Florcha, con su paquete directamente apuntando al culo de su hermana.
Así de dura y parada como la tenía, se acercó más a ella, y le apoyó toda la pija en la cola.
-Este ejercicio debe ser el más difícil… como me cuesta!-Dijo Florencia, sintiendo la pija de su hermano contra su ojete, mientras pensaba en como resolver el problema de matemática.
Martín no dijo nada… se quedó apoyándola toda. Enseguida empezó a cogérsela con la ropa puesta, moviéndose para atrás y adelante despacio, dándole achuchones con la pija a punto de estallar bajo el short y el calzoncillo, apretándola contra la cola gorda en la calza de Florcha.
Agustina lo estaba viendo desde su cama, que estaba a pocos metros, solo había un espacio que separaba ambas camas. Miraba atenta como su hermanito parado detrás de Florencia, se la estaba cogiendo con ella arrodillada en el borde de la cama, haciendo ejercicios de matemática. Dejó los apuntes de la universidad a un lado, y se dedicó a mirar como Martín le apoyaba la pija en la cola a su hermanita. Empezó a mojar la tanga.
Florencia sentía a su hermano atrás presionándola, pero no le daba mucha bola por el momento, quería concentrarse en los ejercicios.
Martín se puso muy caliente, y ante la pasividad de su hermana, puso ambas manos sobe las caderas de la chica. Agarró el elástico de la calzita y lo bajó un poquito, alcanzándole a ver la tira de la tanguita blanca que tenía puesta Florencia. Le encantó, y se puso más caliente aún.
Como veía que Florencia no le decía nada, le empezó a bajar la calza con ambas manos, hasta que se la bajó hasta los muslos, dejando a la vista toda la cola de su hermana, entangada, con la tanga blanca metiéndose entre las nalgas, cubriendo muy poco.
-¿Quién te dio permiso de bajarme la calza?-Dijo Florcha.
Martín no respondió, siguió a lo suyo. Le miraba ya la cola solo con la tanguita, dios! Estaba tan gordita, ese ojete estaba tan grande que no podía creerlo. Y así casi en cuatro, arrodillada en la cama con la cola parada. Le miró más abajo, por donde la tela se perdía, y se le alcanzaban a ver los labios de la concha abultados en la tanga… notándose ligeramente la raja en el medio. Uff. El chico pensaba que se moría.
Florencia siguió a lo suyo, haciendo el ejercicio, escribiendo con el lápiz. Pensaba que su hermano nomás le estaba mirando la cola como había hecho tantas veces.
Martín no aguantó más. Se bajó despacito el short y el calzoncillo, sin hacer ruido, aún parado detrás de Florcha, con el culo a pocos centímetros. Se bajó todo hasta los tobillos, ya con la pija al aire. Giró la cabeza y miró atrás, a Agustina. Ella lo miraba y sonreía. Agustina tampoco aguantó más, y se desabrochó el jean, sin bajárselo, se metió una mano adentro, acariciándose el pubis por encima de la tanga.
El muchacho se agarró la pija parada con tres dedos desde la base, y se volvió a poner bien atrás de Florcha.
Apuntó la pija directo al culo de su hermana. Se lo acercó, y le rozó la cabecita de la chota con la tanga, en el medio de las nalgas.
Se estremeció. Que caliente era! Se bajó el prepucio, y le pasó el glande rojizo y húmedo por la tanga, otra vez, esta vez se sintió bien. Se separó, y notó como le dejó un poquito de líquido pre-seminal en la tanga.
Florencia sintió inmediatamente como algo le estaba rozando la tanga, sentía el roce en la cola, en el medio de las nalgas…
-¿Qué estás haciendo?-Preguntó Florcha, girando la cabeza hacia atrás.
Vió a su hermano sin short, con una mano en la pija, descubierta, parada, y dura.
-Me ibas a coger de verdad!!!!
-No tonta… te la rocé un poquito en la tanga nomás…
-No te parece demasiado??? Que te estás pasando??
-No pasa nada boluda… no te voy a coger!
Florencia suspiró, y volvió a centrarse en el ejercicio de matemática. Agarró de nuevo el lápiz, y pensaba arduamente como resolverlo, estaba decidida a terminarlo, el examen era importantísimo mañana, se jugaba el pase a la universidad.
Su hermano se volvió a acercar, agarrándose la pija, y se la punteó en el medio del ojete, entre medio de las nalgas, sobre la tanga. Florencia lo sintió mal, pero se dejó. En ese momento se empezó a excitar.
El chico sacó la pija, y volvió a meterla ahí, ahora más profundo, enterrándola un poco en los cachetes de la cola, manchándole toda la tanga con su pija babosa y caliente.
Florcha permanecía escribiendo en la hoja, pensando en las dos cosas, en el ejercicio, y en la pija de su hermano bien dura y caliente en su ojete. La conchita se le fue haciendo agua, humedeciendo la tanguita.
El muchacho ahora le pasaba la pija por toda la tanga, llenándola de ese líquido viscoso que le salía de la cabecita hinchada. Con sus dedos desde la base del tronco, se la sacudía por la raja de la cola. Se la pasaba por la piel directamente, pasándole el glande húmedo por los cachetes del culo.
Martín estaba en esos momentos de excitación suprema, tenía unas ganas tremendas de correrle la tanga, y metérsela de una hasta el fondo en la concha, y desvirgarla. Bueno, y él también se desvirgaría. Pero se contenía como podía… hacer eso podría traer tantos problemas que lo asustaban.
Agustina desde su cama miraba hipnotizada, ya se había metido la manito directamente en la concha, se estaba tocando el clítoris viendo a su hermano pasarle la pija por la cola a su hermana!!!! Estaba excitadísima, pajeándose ahí nomás.
Florencia permanecía escribiendo, mientras ya tenía la chocha llena de flujo, mojando la tanga. Su hermanito se iba a dar cuenta.
Martín le tocó la cola con su mano, y le hundió un par de dedos bajo la tanga entre las nalgas, agarrando la tanga llena de su líquido pre-seminal, estaba dispuesto a correrle la tanga para verle el agujero del culo y la concha.
Florencia ya sentía que su hermanito se la iba a violar, apenas sintió que su hermano le agarró la tanga, soltó el lápiz y giró la cabeza hacia atrás para verlo.
-¡¡¡HEY BASTA!!! Te estás aprovechando de mí!!!
Continuará….
8 comentarios - Hermanas: tangas y bombachas VII
Sabes si vas a poder subir el resto? Saludos dejo +10