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Casa compartida parte I

Espero y esto sea obvio, pero esto no es mas que una historia que se me vino a la mente un día, no algo que me ocurrió en la vida real. Espero y lo disfruten, díganme cualquier cosa que les gustaría que mejore.

Han pasado meses desde que me mude de la casa de mis padres para poder ir a mi universidad más rápido, actualmente vivo en una casa compartida con tres mujeres, dos de ellas inquilinas como yo, Alice y Laura, Alice es una joven de 19 que, al igual que yo, está en la universidad, pero ella estudia arte y música mientras que yo ingeniería, no hablamos mucho, más que nada porque prácticamente vive en su cuarto, la universidad pide mucho de ella. Es bajita, apenas un metro cincuenta y cinco, tiene cabello rubio tintado por las puntas en un tono de marrón claro y ojos café claro, flaca. Laura es algo mayor que Alice, ella tiene 25 y trabaja de medio tiempo en una cafetería no muy lejos de la casa, por lo que se, se gana lo suficiente para pagar la renta. Laura mide un metro setenta, casi tan alta como, llegándome solo a los hombros, igual de flaca que Alice, tiene pelo largo hasta los omoplatos y de color marrón, ojos azules que vienen de su abuelo por lo que me ha contado.

La otra mujer de la casa es la casera, Daisy, una viuda que ya lleva 4 años sola desde la muerte de su esposo, de pelo negro y ojos café oscuro, mide un metro sesenta y ocho y pesa 68 kilos. Daisy tiene 40, nunca tuvo hijos por complicaciones en parto, pero es una mujer atractiva que no se ha dejado llevar por los años, si, tiene un trasero prominente y algo de barriga, pero, aun así, estoy seguro que cualquier hombre se volvería loco por ella si la llegase a ver, ese trasero y sus senos, para nada caídos incluso con su edad.

Creo que ya fue obvio, tengo una especie de atracción por ella y ni siquiera me he presentado, me llamo Daniel, tengo 23 años, tengo ojos cafés oscuro y pelo negro y mido un metro ochenta, mi estatura viene de que mi familia es de gigantes, todos del lado de mi padre miden o sobre pasan el metro ochenta, uno de mis primos incluso llegando a los noventa centímetros. Como ya dije antes, soy un simple estudiante de ingeniería, estoy en el segundo semestre y no tengo trabajo todavía, mis padres me dan algo de dinero para pagar la estadía en la casa de Daisy, la cual es una amiga de mi mamá. Para cuando llegue a la casa, Alice y Laura ya vivían aquí, estuvieron en contra de dejarme dormir en la casa, siendo que sería el único hombre y a lo mejor y las violo, tuve suerte de que Daisy las termino convenciendo y yo termine por demostrar de que no tenía ningún tipo de intención en hacer eso, apenas y hablo con Alice por estar ocupados y Laura y yo nos llevamos un poco bien, pero ella ya tiene novio.

Lo importante de esta historia es que, termine por hacer algo que, no me arrepiento la verdad, pero si mis padres lo descubren, seguro me sacan de la casa.

En un domingo de julio, Laura y Alice salieron para hacer una compra de víveres mientras que Daisy y yo nos quedamos hablando en la casa, no pasaron ni seis minutos antes de que comenzara a diluviar por toda la ciudad, cosa que dejo atrapadas a mis dos compañeras de casa en el centro comercial, ya que ningún taxi quería tomar pasajeros en esa situación.

-Yo se los dije a esas dos estúpidas, era mejor esperar a ver como cambiaba el tiempo, pero no, quisieron salir de una y ahora les tocó quedarse allá fuera- Dijo Daisy mientras miraba por la ventana, verla estar así de frustrada siempre me causaba gracia.

-Fue decisión de ellas Daisy, tampoco vayas ahora a replicarles cuando regresen- Dije mientras miraba mi celular en la sala, jugando algún juego que tenía en ese momento.

-Aun así, Daniel- Daisy se sentó mi lado, manteniendo una pequeña distancia para no andar incomodos- Las dos se lo merecen ¡Es que son tercas!

-Si si si, siempre sales con lo mismo cuando algo como esto sucede, yo no sé cómo es que ellas siguen viviendo aquí.

-Tampoco hables como si fuera un monstro- Me dijo dándome un pequeño toque en el brazo. Siempre me ha gustado molestarla de esa forma, sus reacciones eran siempre las mismas, pero tenían ese toque que hacía que no solo estuviera atraído por su cuerpo, también por su forma de ser, incluso si me trataba como un niño.

Los dos terminamos levantándonos y yendo a la concina para comer un poco de helado que había guardado y hablar de cualquier tema que se nos ocurriera, así duramos por una hora, pero no dejaba de llover.

-Ya son las 4 y todavía no van a poder venir así.

-Laura me acaba de decir por el cell que ya llamo a su novio, que en cuanto él se desocupe les hace el favor con su carro de traerlas a las dos, no te preocupes- Dije mientras dejaba los dos pocillos donde comimos el helado en el lavabo para lavarlos.

-Bueno, algo es algo, pero nadie sabe cuánto va a durar esta lluvia, a lo mejor y estamos solos durante otras cuatro horas.

En el momento en el que escuche esas palabras me quede frio, era la primera vez en la que los dos estaríamos solos por tanto tiempo, cosa que nunca se había dado por yo estar ocupado o porque Alice o Laura andaban por la casa o por alguna otra razón. Me quede un buen tiempo mirando lejos pensando en si debía aprovechar estas horas para hablarle a Daisy de lo que sentía o desperdiciar mi tiempo haciendo otra cosa, y mientras yo andaba así, ella se levantó para lavar los dos pocillos.

La mire por atrás, ella solo llevaba un short que le apretaba las nalgas y los muslos, se veía muy bien así, por lo que termine soltando un suspiro y abrazándola por atrás, chocando mi entre pierna contra su trasero.

- ¿Daniel? ¿Qué haces? Ahora no es momento para bromas, puedo solt-

-Daisy- No la deje terminar de hablar -Yo me siento muy atraído a ti, eres demasiado hermosa, tu cuerpo siempre me tiene como un loco y me toca soportar estar así, pero ya no puedo más.

El silencio reino por unos minutos, Daisy soltó los pocillos y cerro la pluma, giro su cabeza lentamente para poderme ver a la cara, estando notablemente sorprendida.

-Dejemos las bromas, que tú eres un joven de en sus 20s y yo me parezco más a tu mamá.

-Daisy, no hables así de ti, eres hermosa, más que incluso cualquier chica en mi clase.

Por favor Daniel, es mejor que te intereses en Alice o en alguien como Laura- Me dijo mientras intentaba soltarse de mi agarre, a lo que yo solo fortalecí y terminé por robarle un beso.

Al principio intentó empujarme, pero terminó por seguir el beso al ver que no estaba intentando forzar uno de lengua y que realmente quería que ella lo disfrutara. El beso duro por un buen tiempo, mis manos se mantuvieron en su cintura, y el bulto entre mis piernas terminó rozando el trasero de Daisy, cuando por fin nos separamos y ella vio como estaba, la solté con la intención de disculparme.

-Daniel- Daisy no me dejo hablar, su expresión era seria y era como si me estuviera escaneando- ¿Estás seguro de lo que dices? ¿Te gustaría hacerlo con una mujer como yo?

Yo solo asentí como un niño pequeño al ser preguntado si quería algún dulce, incluso ahora que cuento esta historia, siento pena por la forma en la que me veía. Daisy me jaló a su cuarto y me hizo prometer que jamás le diría de esto a nadie, cuando se lo prometí, nos desnudamos para vernos el uno al otro.

Cuando por fin la vi completamente desnuda, ese cuerpo de mujer de su edad bien cuidado, sus muslos, su trasero, sus senos, su entre pierna algo descuidada, tuve una erección que hasta el día de hoy me sorprende, y a la cual Daisy también demostró una sorpresa.

-Por Dios Daniel ¿Cuánto es eso?

-Si no me equivoco veinte centímetros ¿Por? Tampoco es para tanto.

-Olvídalo, es solo que llevo 4 años sin... ¿Estas realmente seguro de esto?

-Por última vez- Decía mientras la agarraba de la mano y la atraía a mí, causando que mi pene chocara contra su estómago por lo duro que estaba -Si, y ya debes de entenderlo por como ando.

Daisy empezó a mirar para otro lado al no poder aguantar la situación, y yo la termine besado de nuevo, pero esta vez, ella empezó por meter lengua, envolviendo la mía y moviéndola por varias partes de esta. Mientras seguíamos en eso, la cargue un poco para acostarla en la cama, quedando encima y continuando con el beso lleno de saliva que compartíamos.

Rompí el beso para verla acostada, ambos estábamos respirando con dificultad por el beso, pero no me quede ahí, acerque mi boca a su pecho y comencé a besar los alrededores de su pezón, chupándolo de repente y sorprendiéndola, escuchando como soltaba un pequeño gemido. Recorrí desde su pezón hasta su estómago, hasta llegar a sus piernas, que mantenía cerradas.

-Creo que no es necesario- Decía con una risa nerviosa y realizando más presión en las piernas que antes, yo solo la mire con una cara que demostraba lo fastidiado que estaba con su forma de cerrarse y pensar menos de ella misma.

Le abrí las piernas a la fuerza, pudiendo ver por fin lo que más ansiaba, su vagina, cubierta de una cantidad moderada de vello púbico, de un color un poco oscuro y de labios mayores prominentes. Me acerque lentamente, hasta colocar mi boca frente a su entre pierna, dándole una buena lamida, rozando su clítoris solo un poco para jugar con ella.

Daisy comenzó a arquear su espalda entre cada lamida y beso que llegaba a darle a su coño, seguí así un buen rato hasta que decidí introducir dos de mis dedos dentro, el del medio y el anular, con los que empecé a escarbar y rozar cada rincón de su interior, intentando encontrar ese punto específico para hacerla gritar.

Entre cada lamida y beso, me asegure de meter mis dedos y de moverlos, hasta que por fin logre sacar algunos gemidos y gritos de placer, saque mis dedos para proceder he introducir mi lengua y moverlas por los mismos lugares que tocaron mis dedos. Pude sentir las manos de Daisy colocarse en mi cabeza para mantenerme ahí, cada lamida que daba dentro hacía que sus piernas temblaran un poco y que su agarre en mi cabello fuera un poco más duro, hasta que procedió por terminar en toda mi boca.

-Daniel, discúlpame, no tenía esa intención, déjame buscar algo para secarte.

-Tranquila, no me molesta- Dije mientras me limpiaba la cara con las manos- Me alegra que al menos ya te soltaste por el final.

-Pero es que eres- Daisy termino dándome un empujón para acostarme y colocarse ahora encima de mi- ¿Te gusta jugar conmigo? Pues ahora te tocara aguantar-

Al terminar de hablar, pude sentir su mano en mi miembro, masajeándolo y dándole pequeños besos en el glande, haciéndome suspirar, el calor de su mano y el contacto de sus labios en mi pene era una sensación impresionante, pero fue incluso mejor cuando lo comenzó a lamer y a chupar sin avisarme, movía su lengua por cada parte de mi miembro, desde la base hasta el glande para luego meterlo en su boca y llevárselo hasta donde podía, aun lamiendo con mi verga en su boca.

-Daisy, detente- Dije intentando alejarla para poder sentarme- Si me voy correr quiero que sea haciéndolo.

Tuve suerte en ese momento de que, si me escuchó y se lo saco antes de hacerme terminar, pero su mirada de deseo hizo que la lujuria del momento aumentara aún más. Salí del cuarto corriendo para buscar en mi cuarto dos condones, cuando regresé con ellos en la mano, me encontré a Daisy acostada y con sus manos en su vagina abriéndola para mí.


Abrí uno de los condones y me lo puse lo más rápido que pude, saltando a la cama en el momento que logré colocármelo, besando a Daisy con lengua y acomodando mi miembro para poder meterlo, rozándolo un poco para jugar con ella y molestarla, cosa que hizo que me ganara otro golpe y un sermón de que jugar con los sentimientos de las mujeres no está bien.

Cuando lo metí, la sensación fue una locura, tuve que quedarme quieto un momento para poder acostumbrarme a los pliegues de su vagina al tocar mi pene, todo por tener el aguantón de antes para no correrme en su boca. Luego de poder acostumbrarme a su vagina, comencé a moverme sacándolo de a poco y penetrando lentamente otra vez, los dos estábamos jadeando por el placer de unos pocos movimientos.

-De verdad lo hiciste, no puedo creer que lo quisieras hacer con alguien como yo, espero y no te arrepientas después- Dijo estirando sus brazos y dejando ver esos preciosos senos otra vez.

-Ya deja de decir eso y disfruta- Respondí mientras le di un movimiento fuerte, moviéndome más rápido, haciéndola gemir y jadear, mientras que yo comenzaba a chupar y lamer sus pezones, mordiéndolos de vez en cuando solo para ver que reacción saco de ella.

Seguimos así por lo que sentí fueron cinco minutos, la cama estaba sudada, ahora haciéndolo con ella de lado y con una pierna levantada, ya estábamos dejándonos llevar y disfrutando el placer de nuestros cuerpos.

-Verga, no aguanto más- Dije suspirando mientras empezaba a ir más rápido.

- ¡Hazlo! ¡Termina de una vez dentro de mí! Tienes el condón por lo que no hay problema.

Escucharla decir eso solo me hizo ir más rápido hasta que mis caderas no pudieron continuar al comenzar a correrme, nuestra respiración estaba combinada, he incluso con el sudor en nuestro cuerpo, haber tenido sexo en un cuarto cerrado como lo hicimos hizo que el ambiente del cuarto fuera caliente y que el olor a seco estuviera impregnado en el aire.

Saqué mi pene con el condón lleno de semen y mire a Daisy, la cual se levantó por sí sola para quitarme el condón y hacer algo que aún no puedo sacarme de la cabeza, dejó que mi corrida fluyera por el condón hasta caerle en la lengua y comenzar a tragar.

-Eso no era necesario.

- ¿Que? Pensaba que te gustaría ver algo así.

-S-si me gustó, pero no quiero que hagas cosas así si no te gustan.

-Je, a mi marido nunca le gustó este lado de mí, pero si a ti no te importa, puedo hacer más.

Escucharla hablar de esa forma justamente después de tragarse mi semen me dio más ganas para hacerlo otra vez, pero tuve que contenerme al notar que la lluvia ya estaba parando y al escuchar mi celular sonando y notar que Laura me había escrito un mensaje de que ya estaba en camino.

-Mierda, Daisy, cámbiate rápido que ya vienen las dos.

- ¡Anda! Yo mejor me baño Daniel, tu vístete rápido y sal del cuarto para recibirlas- Daisy se levantó, y al abrir la puerta del baño de su cuarto, sintió la diferencia de olor y temperatura en los cuartos- Y ventílame el cuarto un poco.

Asentí y la besé otra vez, recogiendo el condón usado y tirándolo a la basura, tomando mi ropa y vistiéndome lo más rápido que pude, abriendo la puerta poniendo el ventilador en giratorio para ventilarlo lo más que podía antes que llegarán.

Cuando escuché la puerta abriéndose, salí disparado del cuarto y recibí a Alice, Laura y a su novio.

- ¿Oigan, pero sí que se demoraron verdad?

-Jaja, que gracioso, ayúdanos con las bolsas más bien- Me dijo Laura que extendía su brazo con dos bolsas repletas.

-Hey ¿Por qué estás tan sudado? -Me preguntó Alice mientras caminaba a mi lado para dejar las bolsas en la cocina.

-Nada, me puse a hacer ejercicio para ver si el tiempo pasaba más rápido o algo.

- ¿Y la casera? Me gustaría saludarla antes de irme.

-Ella se metió a su cuarto a bañarse hace como media hora, dijo que quería dormir, así que no se si podrías- Le dije al novio de Laura, mientras dejaba las bolsas en la mesa- Pero no hay problema, le decimos que la saludas y todo.

-Ay cómo van a decir que se vaya así oye- Me dijo Daisy detrás de mí, completamente cambiada, pero con algunos puntos mojados en su ropa y con su pelo mojado, se notaba que se había secado y cambiado apurada.

Jesús, el novio de Laura, saludo y se despidió de todos, dándole un beso a su novia antes de ir y dejando a los habitantes de la casa solos.

-Bueno, Alice y yo nos vamos a bañar, les hablamos luego- dijo Laura mientras subía al segundo piso de la casa donde están sus cuartos, las dos se despidieron y nos dejaron a Daisy y a mí solos en el primer piso.

Daisy aprovechó para darme una nalgada y besarme pegada a mi cuerpo, empinándose para poder besarme bien.

-Cuando se vayan a dormir, tú y yo utilizaremos el segundo condón, que lo dejaste en mi cuarto.


Bueno, eso fue todo, díganme por favor si les gustó.

Aquí tienen la segunda parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/4108278/Casa-compartida-parte-II.html

Si les interesa, también pueden leer Amante japonesa: http://www.poringa.net/posts/relatos/4109453/Amante-japonesa.html

Bye.

3 comentarios - Casa compartida parte I

DnIncubus +1
Vas bien, creo que debes seguir, claro si así lo quieres o tal cual, lo dejas así; aunque opinión mía Daisy puede dar más tela a esta historia, sigue así, Saludos
axlragnarok
La verdad, todo depende de ver cómo le va aquí, de la noche a la mañana obtuve 56 puntos y unos favoritos, pero quiero ver si mejora luego, si haré la continuación
El_Cochinoco +1
Muy bueno amigo, la verdad. Tenes buen ritmo para contar la historia y el momento, sin estirarlo ni dejarlo muy breve. 👍