La tarde que la vi por primera vez me cambió la vida. Rubia,ojos claros, pechos muy generosos, piernas perfectas, cola no tan grande comolos pechos pero bien redonda. Solo tenía 2 problemitas, la edad (yo unos 13 o14 y ella 9 más) y que era la mujer de Tito (vecino de toda la vida, su mama meinvitaba a merendar siempre). Con el paso de los años, fuimos entablando unarelación amistosa con Vero. Yo tendría unos 17 cuando en el local que tenían alfrente de la casa, abrieron con su hermana menor (tan hermosa como ella peropelo negro enrulado) un vivero, aprovechando que Tito era jardinero ypaisajista. Comencé a frecuentar el local bastante seguido a tomar mates yhablar boludeces. Muchos años después me enteré (tarde) que Nancy, la hermanita,estaba muerta conmigo.
Los años pasaron, el local lo cerraron, yo tenía mis novias,pero siempre nos encontrábamos por la calle y charlábamos como viejos amigos. Yalgo que ella no supo nunca, desde mi habitación veía gran parte del jardín desu casa, y obviamente, cada verano era la gran protagonista de mis pajas cuandose ponía a tomar sol. Hasta que un día escucho que le cantan el felizcumpleaños, y me fui a la vereda, esperando que salga. Habrán pasado 2 horashasta que se asomó, y me le tiré encima para saludarla, cumplía 36 añitos (yoestaba por cumplir 27) y aproveché para invitarla a salir, diciéndole que megustaba mucho estar con ella, que la pasaba re bien, y un montón de cosaslindas halagándola. Su respuesta fue casi instantánea, me dijo: “Dale, hoyviene mi familia, salgamos mañana, te llamo al mediodía así arreglamos”. En esemomento, sin pensarlo y para despedirnos, la tomé sutilmente de la cara y le diun suave pero largo pico y me fui.
Esa noche y la mañana siguiente me entró el miedo de haberhecho una cagada, con la mujer de mi vecino. Vero no me llamó al mediodía, conlo que me calmé pensando que ella también se arrepentía. Pero las cosas debíanpasar, y me llamó a la tarde, y quedamos en que la pasaba a buscar por la facua las 19:00. A esa hora puntual estaba yo parado en la esquina de la facu,cuando la vi caminando hacia mí. Era la belleza hecha mujer. Nos saludamos conun beso en los cachetes, como si lo del día anterior no hubiera pasado, yfuimos a un bar cercano. La charla fue tan entretenida, que sin darnos cuentaeran más de la 01 y seguíamos allí, solo tomados de la mano como parejita apunto de concretar. Fuimos a la parada del colectivo (yo no la podía llevar ala casa) y después de esperar media hora (ya abrazados besándonos), le sugeríir a algún lugar íntimo. Me miró como si no supiera de que le estaba hablando,y unos segundos después me dijo “pero un ratito, es tarde”. Subimos a la moto yla lleve al único hotel que conocía por la zona. Ese “ratito” fueron unas 7horas, donde tuvimos sexo en 6 ocasiones (ni yo lo creería si no lo hubieravivido). Cogimos en varias posiciones, nos mirábamos en los espejos,bromeábamos entre polvo y polvo, me agarraba la pija como si fuera la primeraen su vida, era realmente el sueño del pibe. Pasadas las 09:00 la llevo atomarse un remise, y me fui a dar una vuelta para no llegar los dos juntos.
Pasaron unos días y no tenía noticias de Vero. Ella teníacelular, pero yo no (era 1997 y todavía no eran tan baratos como ahora).Tampoco la veía en la calle, ni en su jardín, me estaba preocupando un poco.Hasta que un día me llamó a casa y le pregunté:
S (yo) – Estas bien? Que le dijiste a Tito la otra mañana?Te cago a pedos?
V (Vero) – No, todo bien, le dije que me fui a lo de unaamiga…
S – Y se lo creyó????
V – Supongo que si, y si no lo creyó que se joda.
S – Me asusté un poco, que no te veía…
V – Jajaja, estoy en Tucumán, en lo de mis padres, vuelvo enunos días.
Seguimos hablando un rato más y nos despedimos,prometiéndonos un encuentro para hablar a su regreso.
Unos días más adelante, cuando regresó, quedamos en que lapase a buscar de nuevo por la facu, pero esta vez el encuentro fue superefusivo, me abrazó y me comió la boca con una intensidad que casi me temblabanlas piernas, todo esto a la vista de cualquier compañero de ella que pudieraestar saliendo. Y me dijo directo, vamos a comer algo y llévame al hotel. Ycomo debe ser tratada toda dama, no la hice esperar. Ya en la habitación, y despuésde dos polvazos espectaculares, le pregunté por la reacción (o no reacción) desu marido la otra mañana. Ella comenzó a contarme la historia de ellos. Secasaron ella con 19 y el 38. El momento más efusivo de él fue una vez por mes ycada vez menos. A sus 25, ya no cogían más. Cuando apareci en la historia, ellallevaba cerca de 11 años sin ser tocada, casi virgen de nuevo pero con un pocode experiencia. Allí también me contó, con algo de vergüenza, que la noche desu cumpleaños se hizo un par de tremendas pajas recordando el beso que le dí.Esa confesión me enterneció muchísimo, tanto que me recontra puse al palo y noshechamos otros 3 polvos. Me sentí el macho que la había desvirgado y convertidoen una mujer completa. Esa noche volvimos más temprano, para no enojar a Tito.
Seguimos asi, saliendo como novios, durante varios años. Nosveíamos 3 o 4 veces por semana, hasta nos fuimos unos días de vacaciones a laplaya…
Los años pasaron, el local lo cerraron, yo tenía mis novias,pero siempre nos encontrábamos por la calle y charlábamos como viejos amigos. Yalgo que ella no supo nunca, desde mi habitación veía gran parte del jardín desu casa, y obviamente, cada verano era la gran protagonista de mis pajas cuandose ponía a tomar sol. Hasta que un día escucho que le cantan el felizcumpleaños, y me fui a la vereda, esperando que salga. Habrán pasado 2 horashasta que se asomó, y me le tiré encima para saludarla, cumplía 36 añitos (yoestaba por cumplir 27) y aproveché para invitarla a salir, diciéndole que megustaba mucho estar con ella, que la pasaba re bien, y un montón de cosaslindas halagándola. Su respuesta fue casi instantánea, me dijo: “Dale, hoyviene mi familia, salgamos mañana, te llamo al mediodía así arreglamos”. En esemomento, sin pensarlo y para despedirnos, la tomé sutilmente de la cara y le diun suave pero largo pico y me fui.
Esa noche y la mañana siguiente me entró el miedo de haberhecho una cagada, con la mujer de mi vecino. Vero no me llamó al mediodía, conlo que me calmé pensando que ella también se arrepentía. Pero las cosas debíanpasar, y me llamó a la tarde, y quedamos en que la pasaba a buscar por la facua las 19:00. A esa hora puntual estaba yo parado en la esquina de la facu,cuando la vi caminando hacia mí. Era la belleza hecha mujer. Nos saludamos conun beso en los cachetes, como si lo del día anterior no hubiera pasado, yfuimos a un bar cercano. La charla fue tan entretenida, que sin darnos cuentaeran más de la 01 y seguíamos allí, solo tomados de la mano como parejita apunto de concretar. Fuimos a la parada del colectivo (yo no la podía llevar ala casa) y después de esperar media hora (ya abrazados besándonos), le sugeríir a algún lugar íntimo. Me miró como si no supiera de que le estaba hablando,y unos segundos después me dijo “pero un ratito, es tarde”. Subimos a la moto yla lleve al único hotel que conocía por la zona. Ese “ratito” fueron unas 7horas, donde tuvimos sexo en 6 ocasiones (ni yo lo creería si no lo hubieravivido). Cogimos en varias posiciones, nos mirábamos en los espejos,bromeábamos entre polvo y polvo, me agarraba la pija como si fuera la primeraen su vida, era realmente el sueño del pibe. Pasadas las 09:00 la llevo atomarse un remise, y me fui a dar una vuelta para no llegar los dos juntos.
Pasaron unos días y no tenía noticias de Vero. Ella teníacelular, pero yo no (era 1997 y todavía no eran tan baratos como ahora).Tampoco la veía en la calle, ni en su jardín, me estaba preocupando un poco.Hasta que un día me llamó a casa y le pregunté:
S (yo) – Estas bien? Que le dijiste a Tito la otra mañana?Te cago a pedos?
V (Vero) – No, todo bien, le dije que me fui a lo de unaamiga…
S – Y se lo creyó????
V – Supongo que si, y si no lo creyó que se joda.
S – Me asusté un poco, que no te veía…
V – Jajaja, estoy en Tucumán, en lo de mis padres, vuelvo enunos días.
Seguimos hablando un rato más y nos despedimos,prometiéndonos un encuentro para hablar a su regreso.
Unos días más adelante, cuando regresó, quedamos en que lapase a buscar de nuevo por la facu, pero esta vez el encuentro fue superefusivo, me abrazó y me comió la boca con una intensidad que casi me temblabanlas piernas, todo esto a la vista de cualquier compañero de ella que pudieraestar saliendo. Y me dijo directo, vamos a comer algo y llévame al hotel. Ycomo debe ser tratada toda dama, no la hice esperar. Ya en la habitación, y despuésde dos polvazos espectaculares, le pregunté por la reacción (o no reacción) desu marido la otra mañana. Ella comenzó a contarme la historia de ellos. Secasaron ella con 19 y el 38. El momento más efusivo de él fue una vez por mes ycada vez menos. A sus 25, ya no cogían más. Cuando apareci en la historia, ellallevaba cerca de 11 años sin ser tocada, casi virgen de nuevo pero con un pocode experiencia. Allí también me contó, con algo de vergüenza, que la noche desu cumpleaños se hizo un par de tremendas pajas recordando el beso que le dí.Esa confesión me enterneció muchísimo, tanto que me recontra puse al palo y noshechamos otros 3 polvos. Me sentí el macho que la había desvirgado y convertidoen una mujer completa. Esa noche volvimos más temprano, para no enojar a Tito.
Seguimos asi, saliendo como novios, durante varios años. Nosveíamos 3 o 4 veces por semana, hasta nos fuimos unos días de vacaciones a laplaya…
1 comentarios - La vecinita (gran fantasía)