Cuando cumplí 18 años me mandaron de vacaciones y como regalo a la casa de una tía en Buenos Aires.
Ella era una mujer de 55 años que estaba casada con Lucho, un tipo bien desagradable. Era petiso, gordo y muy ordinario. En esos momentos Lucho se encontraba recién jubilado a pesar de tener 60 años y mi tía era la que trabajaba y lo hacía casi todo el día por lo que le pidió a su marido que se encargara de mí.
La primera noche hizo un asado y tomamos bastantes cervezas. Mi tía se fue a dormir temprano y quedamos con Lucho charlando. Ninguno de los dos teníamos que madrugar.
Se la pasó preguntando de mis relaciones, cuando le dije que no tenía me preguntó si era puto a lo contesté que no. Se rió bastante y me dijo que era una lástima porque con mi cuerpo en baires me iba a ir muy bien cómo trolo.
En esa época pesaba apenas 40 quilos y era muy menudo. Muchos me habían confundido o intentado levantar pero yo no era gay, todavía.
El caso es que nos fuimos a dormir y yo estaba bastante ebrio por lo cual me desmayé en la cama.
A la mañana algo me despertó. Me encontraba boca abajo con algo en mi culo. Era Lucho que tenía su cara y en especial su lengua en mi agujero. Me quise levantar pero dio un brinco y cayó con todo su peso sobre mí lo que me inmovilizó. Con una mano me tapó la boca y me dijo que me calmara, todo iba a terminar muy bien para mí. Su enorme barriga sobre mi espalda no me daba la posibilidad de hacer nada. Empecé a llorar y sentí sus dedos insertarse en mi culo con mucha brusquedad. Se mojó dos dedos en la boca y me dijo que me aflojara para que no me duela tanto. De los nervios tenía todos los músculos tensionados y él forzó mi culo con esos dedos. Los metió enteros y yo ahogué el grito en su otra mano. Me estuvo violando con los dedos hasta que creyó que ya estaba listo. Apoyó la punta de su pija en la entrada de mi culo y me la mandó hasta el fondo. Creo que me desmayé, cuando recuperé el conocimiento Lucho me estaba culiando con ganas y casi asfixiando con su otra mano, no podía parar de llorar, el dolor era insoportable. Ese tipo tosco y gordo no paraba de meter y sacar esa pija que me quemaba las entrañas. Después sacó su mano de mi boca y con ambas manos me tomó de los pelos y hundió mi cabeza en la almohada lo que tampoco me permitió gritar, no tenía las fuerzas.
Al final acabó y se quedó un rato arriba mío. Me dijo que iba a bajarse de mí pero que no intentara hacer nada. Me tomé la cara y lloré. Él me empezó a acariciar y a decirme que tarde o temprano eso iba a pasar y que mejor si era con un amigo. Le sollocé que no era puto y metiéndome un dedo en el culo me dijo que estaba equivocado, que yo era muy puto aunque quiera demostrar lo contrario. Lo amenacé con contarle lo sucedido a su esposa, me tomó del pelo y con voz muy seria me dijo “¿Querés que se entere todo el mundo?. Si le contás a tu tía esto llega a tus viejos y tus hermanos”. Quedé helado y no me salió ninguna palabra. Entonces me dijo lo que iba a pasar. “Te voy a coger todos los días hasta que te vayas y vas a hacer todo lo que yo te diga sin protestar”. Acepté sin decir una palabra.
Cuando me tranquilicé Lucho me empezó a dar conversación ya más amable. Me dijo que a medida que me cogiera el dolor iba a disminuir y se transformaría en placer. “Quiero que te enamores de mi pija”. Me dijo que tenía una cola hermosa de nena que era lo que le había volado la cabeza para violarme de esa manera. Mientras decía esas cosas volvió a meter sus dedos en mi culo pero muy suave, era una caricia que me gustó o por lo menos no me disgustó. Esos dedos lo volvieron a calentar pero esta vez llevó una de mis manos a su pija para que lo pajee mientras él me penetraba con sus dedos. Jamás había visto otra pija que no sea de alguno de mis compañeros y no me desagradó. Era bastante más grande que la mía y muy peluda. Primero él subía y bajaba mi mano hasta que lo empecé a hacer por mi cuenta. El culo me dolía un montón pero me estaba gustando el masturbarlo. Su gran abdomen me impedía ver con claridad su pija por lo que me acomodé sacando sus dedos de mí y aceleré el ritmo de la paja hasta que acabó. El chorro le saltó por toda su panza. Cando se recuperó un poco me preguntó si alguna vez había probado el semen y con la cabeza le dije que no. Con un dedo levantó un poco y lo llevó a mi boca, hizo que le chupara el dedo y me tragara su semen. Hice cara de desagrado pero por no estar acostumbrado a ese sabor ácido. No era lo peor que había tragado. Después me tomó de la cabeza y me ordenó le limpiara con la lengua. Con ayuda de sus dedos sacaba lo que le quedaba en su pija y eso llevaba a mi boca. Luego se levantó y se fue.
Quedé en cama sin terminar de entender lo que había ocurrido. Pero a pesar de haber sido violado la situación no me había molestado demasiado.
Durante el día se comportó con una normalidad que asustaba, era un sociópata. Esa noche salimos a comer afuera y yo me mantuve callado casi toda la velada. Mi tí preguntó que me ocurría y le dije que extrañaba ero que ya se me iba a pasar, entonces ella le dijo a Lucho que se ocupara mejor de mí. Se le dibujó una sonrisa morbosa.
A la mañana se repitió la historia, mi tía se fue a trabajar y Lucho directo a mi habitación pero yo ya estaba despierto.
Entró completamente desnudo y viendo que estaba despierto se subió a la cama y me puso boca abajo, abrió mis nalgas con sus manos y escupió bastante. Se volvió a colocar sobre mí y me penetró. Le dije que me estaba doliendo demasiado. Dijo que por hoy dejaba tranquilo el culo pero no a mí. Se acostó boca arriba y me pidió se la chupara. Cómo no sabía qué hacer porque a mí tampoco me la habían chupado me tuvo que guiar. Primero que lamiera desde sus huevos hasta la cabeza y después que me la fuera comiendo de a poco. Tenía un olor bastante fuerte por la cantidad de vello púbico pero se aguantaba. Estuve chupando un rato y me acabó en la boca haciendo que me tragara hasta la última gota.
Después me llevó a living y fuimos completamente desnudos, sacó una película gay en VHS (la historia es de hace mucho) y me fue mostrando las poses que íbamos a hacer.
Llevaba dos días en baires y ya era completamente gay.
Durante mi adolescencia había sido muy introvertido por lo que no tenía nada de calle. Esto que me estaba pasando eran mis primeras relaciones sexuales. Me habían cogido el culo, chupado una pija, tragado semen y jamás había besado a otra persona.
Durante la tarde le seguí chupando la pija en calidad de entrenamiento y vimos cómo tres veces seguida la peli. Me encantaba.
Al tercer día ya lo esperaba con el culo en pompa. Me puso un poco de vaselina y me cogió en cuatro patas. Ahora lo disfrutaba pero realmente me gustaba sentirlo encima de mí, esa sensación de asfixia me encantaba.
Me echó un polvo a la mañana y otro a la siesta. Se lo veía muy cansado.
Esa noche me llevó a un video club que estaba bastante alejada de su casa. Llegamos y me dijo que fuera a una habitación apartada donde se encontraba la sección porno y que eligiera la película que quisiera. Le dije que me daba mucha vergüenza pero ahí entendí que no era un pedido sino una orden. Pasé por el mostrador y el tipo que atendía me comía con la mirada lo que me puso más incómodo todavía. Entre a esa sección y había otros tres tipos lo que me hizo salir pero le vi la cara a Lucho y volví a entrar. En la sección gay agarré la primera que tenía a mano y salí casi corriendo. Cuando se la di al encargado éste se rió de la situación, apartó la peli y me dio otra. Sin mirarme y como al pasar tiró que cualquier día a la siesta, que no sea finde, siempre está sólo y me podría ayudar a elegir mejor. Le dí las gracias y me fui.
A la mañana vimos la pelí que era de pendejos cogidos por veteranos, se la chupé a lucho hasta que me acabó en la boca y quedó exhausto. A la hora de la siesta le dije que iba a devolver la peli y Lucho me dijo que me portara bien con su amigo.
Llegué y Raúl (el encargado) me recibió cerrando la puerta con llave y colocando un cartel de “regreso en 5 minutos”.
Raúl tenía unos cuarenta años, alto, delgado, pelo largo y con un olor muy fuerte a tabaco. No era lindo pero cualquier cosa era mejor que Lucho.
Me tomó de la mano y me llevó al fondo del video club donde había un sillón de dos cuerpos. Me tomó en sus brazos y me empezó a besar. Mi primer beso terminó siendo con un cenicero. Me apartó un poco y se bajó los pantalones, tenía una pija de buen tamaño muy venosa. Me arrodillé y se la empecé a chupar. Ël en tanto sacó un cigarrillo y fumó mientras me tragaba esa poronga. Cada tanto tomaba mi cabeza con sus dos manos y me cogía la boca. Tenía que cerrar los ojos porque la ceniza de su cigarrillo caía sobre mi cara. No duró mucho y quedó encantado al sentir que me tragaba toda su leche que era igual de fuerte que la de mi tío. Se terminó de sacar los pantalones, se sentó en el sillón y me pidió se la chupe para volver a levantarla. Cuando estuvo lista me acomodó en el sillón y por detrás me cogió. Por suerte me había puesto un poco de vaselina porque el animal ni se la escupió para lubricarla. Lo disfruté una barbaridad. Me pegaba fuerte en las nalgas, tiraba de mis cabellos, sacaba su pija metía dos dedos en mi culo los que luego iban a mi boca y continuaba penetrándome hasta que volvió a acabar obviamente en mi boca. Hasta ese momento pensé que era normal que te acaben y tragarse su leche. Eso me hizo un poco famoso en este lugar tan lejos de casa.
Continuará…
Ella era una mujer de 55 años que estaba casada con Lucho, un tipo bien desagradable. Era petiso, gordo y muy ordinario. En esos momentos Lucho se encontraba recién jubilado a pesar de tener 60 años y mi tía era la que trabajaba y lo hacía casi todo el día por lo que le pidió a su marido que se encargara de mí.
La primera noche hizo un asado y tomamos bastantes cervezas. Mi tía se fue a dormir temprano y quedamos con Lucho charlando. Ninguno de los dos teníamos que madrugar.
Se la pasó preguntando de mis relaciones, cuando le dije que no tenía me preguntó si era puto a lo contesté que no. Se rió bastante y me dijo que era una lástima porque con mi cuerpo en baires me iba a ir muy bien cómo trolo.
En esa época pesaba apenas 40 quilos y era muy menudo. Muchos me habían confundido o intentado levantar pero yo no era gay, todavía.
El caso es que nos fuimos a dormir y yo estaba bastante ebrio por lo cual me desmayé en la cama.
A la mañana algo me despertó. Me encontraba boca abajo con algo en mi culo. Era Lucho que tenía su cara y en especial su lengua en mi agujero. Me quise levantar pero dio un brinco y cayó con todo su peso sobre mí lo que me inmovilizó. Con una mano me tapó la boca y me dijo que me calmara, todo iba a terminar muy bien para mí. Su enorme barriga sobre mi espalda no me daba la posibilidad de hacer nada. Empecé a llorar y sentí sus dedos insertarse en mi culo con mucha brusquedad. Se mojó dos dedos en la boca y me dijo que me aflojara para que no me duela tanto. De los nervios tenía todos los músculos tensionados y él forzó mi culo con esos dedos. Los metió enteros y yo ahogué el grito en su otra mano. Me estuvo violando con los dedos hasta que creyó que ya estaba listo. Apoyó la punta de su pija en la entrada de mi culo y me la mandó hasta el fondo. Creo que me desmayé, cuando recuperé el conocimiento Lucho me estaba culiando con ganas y casi asfixiando con su otra mano, no podía parar de llorar, el dolor era insoportable. Ese tipo tosco y gordo no paraba de meter y sacar esa pija que me quemaba las entrañas. Después sacó su mano de mi boca y con ambas manos me tomó de los pelos y hundió mi cabeza en la almohada lo que tampoco me permitió gritar, no tenía las fuerzas.
Al final acabó y se quedó un rato arriba mío. Me dijo que iba a bajarse de mí pero que no intentara hacer nada. Me tomé la cara y lloré. Él me empezó a acariciar y a decirme que tarde o temprano eso iba a pasar y que mejor si era con un amigo. Le sollocé que no era puto y metiéndome un dedo en el culo me dijo que estaba equivocado, que yo era muy puto aunque quiera demostrar lo contrario. Lo amenacé con contarle lo sucedido a su esposa, me tomó del pelo y con voz muy seria me dijo “¿Querés que se entere todo el mundo?. Si le contás a tu tía esto llega a tus viejos y tus hermanos”. Quedé helado y no me salió ninguna palabra. Entonces me dijo lo que iba a pasar. “Te voy a coger todos los días hasta que te vayas y vas a hacer todo lo que yo te diga sin protestar”. Acepté sin decir una palabra.
Cuando me tranquilicé Lucho me empezó a dar conversación ya más amable. Me dijo que a medida que me cogiera el dolor iba a disminuir y se transformaría en placer. “Quiero que te enamores de mi pija”. Me dijo que tenía una cola hermosa de nena que era lo que le había volado la cabeza para violarme de esa manera. Mientras decía esas cosas volvió a meter sus dedos en mi culo pero muy suave, era una caricia que me gustó o por lo menos no me disgustó. Esos dedos lo volvieron a calentar pero esta vez llevó una de mis manos a su pija para que lo pajee mientras él me penetraba con sus dedos. Jamás había visto otra pija que no sea de alguno de mis compañeros y no me desagradó. Era bastante más grande que la mía y muy peluda. Primero él subía y bajaba mi mano hasta que lo empecé a hacer por mi cuenta. El culo me dolía un montón pero me estaba gustando el masturbarlo. Su gran abdomen me impedía ver con claridad su pija por lo que me acomodé sacando sus dedos de mí y aceleré el ritmo de la paja hasta que acabó. El chorro le saltó por toda su panza. Cando se recuperó un poco me preguntó si alguna vez había probado el semen y con la cabeza le dije que no. Con un dedo levantó un poco y lo llevó a mi boca, hizo que le chupara el dedo y me tragara su semen. Hice cara de desagrado pero por no estar acostumbrado a ese sabor ácido. No era lo peor que había tragado. Después me tomó de la cabeza y me ordenó le limpiara con la lengua. Con ayuda de sus dedos sacaba lo que le quedaba en su pija y eso llevaba a mi boca. Luego se levantó y se fue.
Quedé en cama sin terminar de entender lo que había ocurrido. Pero a pesar de haber sido violado la situación no me había molestado demasiado.
Durante el día se comportó con una normalidad que asustaba, era un sociópata. Esa noche salimos a comer afuera y yo me mantuve callado casi toda la velada. Mi tí preguntó que me ocurría y le dije que extrañaba ero que ya se me iba a pasar, entonces ella le dijo a Lucho que se ocupara mejor de mí. Se le dibujó una sonrisa morbosa.
A la mañana se repitió la historia, mi tía se fue a trabajar y Lucho directo a mi habitación pero yo ya estaba despierto.
Entró completamente desnudo y viendo que estaba despierto se subió a la cama y me puso boca abajo, abrió mis nalgas con sus manos y escupió bastante. Se volvió a colocar sobre mí y me penetró. Le dije que me estaba doliendo demasiado. Dijo que por hoy dejaba tranquilo el culo pero no a mí. Se acostó boca arriba y me pidió se la chupara. Cómo no sabía qué hacer porque a mí tampoco me la habían chupado me tuvo que guiar. Primero que lamiera desde sus huevos hasta la cabeza y después que me la fuera comiendo de a poco. Tenía un olor bastante fuerte por la cantidad de vello púbico pero se aguantaba. Estuve chupando un rato y me acabó en la boca haciendo que me tragara hasta la última gota.
Después me llevó a living y fuimos completamente desnudos, sacó una película gay en VHS (la historia es de hace mucho) y me fue mostrando las poses que íbamos a hacer.
Llevaba dos días en baires y ya era completamente gay.
Durante mi adolescencia había sido muy introvertido por lo que no tenía nada de calle. Esto que me estaba pasando eran mis primeras relaciones sexuales. Me habían cogido el culo, chupado una pija, tragado semen y jamás había besado a otra persona.
Durante la tarde le seguí chupando la pija en calidad de entrenamiento y vimos cómo tres veces seguida la peli. Me encantaba.
Al tercer día ya lo esperaba con el culo en pompa. Me puso un poco de vaselina y me cogió en cuatro patas. Ahora lo disfrutaba pero realmente me gustaba sentirlo encima de mí, esa sensación de asfixia me encantaba.
Me echó un polvo a la mañana y otro a la siesta. Se lo veía muy cansado.
Esa noche me llevó a un video club que estaba bastante alejada de su casa. Llegamos y me dijo que fuera a una habitación apartada donde se encontraba la sección porno y que eligiera la película que quisiera. Le dije que me daba mucha vergüenza pero ahí entendí que no era un pedido sino una orden. Pasé por el mostrador y el tipo que atendía me comía con la mirada lo que me puso más incómodo todavía. Entre a esa sección y había otros tres tipos lo que me hizo salir pero le vi la cara a Lucho y volví a entrar. En la sección gay agarré la primera que tenía a mano y salí casi corriendo. Cuando se la di al encargado éste se rió de la situación, apartó la peli y me dio otra. Sin mirarme y como al pasar tiró que cualquier día a la siesta, que no sea finde, siempre está sólo y me podría ayudar a elegir mejor. Le dí las gracias y me fui.
A la mañana vimos la pelí que era de pendejos cogidos por veteranos, se la chupé a lucho hasta que me acabó en la boca y quedó exhausto. A la hora de la siesta le dije que iba a devolver la peli y Lucho me dijo que me portara bien con su amigo.
Llegué y Raúl (el encargado) me recibió cerrando la puerta con llave y colocando un cartel de “regreso en 5 minutos”.
Raúl tenía unos cuarenta años, alto, delgado, pelo largo y con un olor muy fuerte a tabaco. No era lindo pero cualquier cosa era mejor que Lucho.
Me tomó de la mano y me llevó al fondo del video club donde había un sillón de dos cuerpos. Me tomó en sus brazos y me empezó a besar. Mi primer beso terminó siendo con un cenicero. Me apartó un poco y se bajó los pantalones, tenía una pija de buen tamaño muy venosa. Me arrodillé y se la empecé a chupar. Ël en tanto sacó un cigarrillo y fumó mientras me tragaba esa poronga. Cada tanto tomaba mi cabeza con sus dos manos y me cogía la boca. Tenía que cerrar los ojos porque la ceniza de su cigarrillo caía sobre mi cara. No duró mucho y quedó encantado al sentir que me tragaba toda su leche que era igual de fuerte que la de mi tío. Se terminó de sacar los pantalones, se sentó en el sillón y me pidió se la chupe para volver a levantarla. Cuando estuvo lista me acomodó en el sillón y por detrás me cogió. Por suerte me había puesto un poco de vaselina porque el animal ni se la escupió para lubricarla. Lo disfruté una barbaridad. Me pegaba fuerte en las nalgas, tiraba de mis cabellos, sacaba su pija metía dos dedos en mi culo los que luego iban a mi boca y continuaba penetrándome hasta que volvió a acabar obviamente en mi boca. Hasta ese momento pensé que era normal que te acaben y tragarse su leche. Eso me hizo un poco famoso en este lugar tan lejos de casa.
Continuará…
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