No dejes de pasar por mi mejor post
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa.html
No te vas a arrepentir!
Diez años atrás era apenas una adolescente de quince, aun no me había acostado con ningún chico, pero ya no era virgen, mi sexo ya había probado mis dejos y algún que otro objeto que había encontrado en casa, algún vegetal, algún envase de desodorante, creo que soy clara.
Mi prima es apenas un año mayor que yo, su mamá, o sea, mi tía, es hermana de mi papá, y por esas cosas del destino fuimos primas, amigas, confidentes y algo más.
Yolanda, ese es su nombre, iba al mismo colegio que yo, ella asistía a un curso superior al mío, y casi a diario a la salida del cole, en mutua compañía nos íbamos a su casa.
En esos años, mi tía ya se había divorciado y trabajaba casi todo el día, mi prima era única hija, y digamos que por conveniencia mutua de ambas familias, en un acuerdo no escrito Yolanda y yo vivíamos a diario en la soledad de su modesto departamento, hasta que papá pasaba a buscarme cuando llegaba el atardecer.
Y las cosas cambiaron tan rápido que casi no nos dimos cuenta, como dije, éramos más que primas, de la inocencia de jugar a diario con muñecas, a la comidita, al doctor y todos esos juegos de niñas, un día nos encontramos hablando de sexo, de chicos y nos hicimos señoritas.
Yolanda siempre fue más extrovertida que yo, sin embargo, me confió cosas solo a mí, cosas que no confiaría a nadie más, fui la versión viviente de su diario íntimo.
Sabía que ella si se había acostado con un par de chicos, y lo más curioso, también con un par de chicas, ella solo lo tomaba como un juego, pero podía notar en ella a pesar de mi juventud, un lado bisexual.
Y no recuerdo cómo empezó, solo sé que en algún momento comenzamos un tonto juego, tal vez más por experimentar cosas nuevas más que por un deseo en sí, porque muchas veces no había un disparador, solo era llegar y hacerlo…
Solo íbamos a su departamento, directo a su cuarto, solo estábamos solo nosotras dos, ella se sentaba a un lado de la habitación, yo al otro, sobre la mullida alfombra, era hablar de chicos, solo abrir un poco las piernas, levantar las faldas de nuestros uniformes y empezar a tocarnos, una a cada lado, era excitante, tal vez vernos una a la otra como lo hacíamos, tal vez jugar en ese loco secreto, o tal vez sentirnos gemir mutuamente.
Como fuera, lo hacíamos hasta acabar, recuerdo que me mojaba mucho con toda esta tontera, pero era algo tan rico, tan nuestro…
Y con el correr del tiempo cambiamos algunas cosas, perfeccionamos detalles, ella de vez en cuando se encargaba de conseguir algún que otro video porno, algo que particularmente no me atraía, pero el verlo junto a ella y luego poder masturbarnos hacía cambiar las cosas.
Originalmente lo hacíamos sin quitarnos las prendas, pero conforme a buscar más y más, poco a poco nos desinhibimos y nos desnudábamos entre sonrisas, era solo un juego de desnudez, masturbación y provocación visual.
Y como dije, siempre buscábamos nuevos límites, una tarde Yolanda me sorprendió con su vagina completamente depilada, se me hizo bonita, y me pidió que hiciera lo mismo con la mía. Tonteras…
Pero habría una tarde en que las cosas cambiarían, se rompería ese equilibrio eterno de autosatisfacción…
Esa tarde llegamos del colegio y como de costumbre fuimos a su cuarto, yo estaba particularmente deseosa ya que por culpa de mi período hacía unos días que me estaba aguantando, fue entonces cuando mi prima me dijo que tenía una sorpresa, que no hiciera nada y que solo la esperara.
La vi desaparecer y pasar al otro cuarto, al de su madre, o sea mi tía, volvió presurosa con una sonrisa en sus labios y una caja en sus manos, poniéndola sobre la mesa dijo
Mirá lo que encontré! Jurame que no vas a decir una palabra, si mamá se entera de esto me mata!
Juré cómplice besando mi dedo índice, en señal de cruz sobre mis labios, ella abrió la caja, para mí fue como la caja de Pandora, eran cosas íntimas de mi tía, algo de lencería, algunos preservativos, lubricantes íntimos, también había un pequeño látigo, unas esposas y un vibrador con forma de pene.
Imaginen el momento, la curiosidad, pensar si mi tía lo usaba con alguien o solo para autosatisfacerse, Yolanda tomo el vibrador y con picardía me dijo si me animaba a probarlo, que ella ya lo había hecho y sabía muy rico!
A mí se me hizo imposible resistir, y mi prima insistió de hacer las cosas ‘a su manera’, y yo no tuve reparos, pero les juro que nunca olvidaría ese momento, caí tontamente, mezcla de inocencia, desconocimiento y excitación…
Yolanda me dijo que solo me dejara llevar, que ella nunca me haría daño, me senté en mi lugar del cuarto, como de costumbre, sin siquiera sacarme una prenda, con intriga, ella me esposó una de mis muñecas, levantó la larga cadena que unían ambas esposas y la enhebró en un barral que estaba en altura y luego me sujetó la otra mano.
Imaginen mi posición, sentada con las piernas abiertas y mis brazos levantados al cielo, parecía más una prisionera de guerra que una chica que estuviera por recibir placer…
Ella vino por mi frente, lubricó un poco el pequeño juguete, corrió el frente de mi culote, y lo introdujo en mi conchita por completo, hasta la base amplia que tenía para impedir que se introdujera por completo, volvió a tapar mi sexo con la ropa interior y ya…
Hasta ahí no me pareció gran cosa, sentía ese juguete dentro, pero… no pasaba nada… hasta que mi prima mostró sus cartas…
En mi desconocimiento, no había observado que el juguetito tenía pilas, y que ella tenía un control remoto inalámbrico entre sus manos…
Ella me miró con una risa perversa y empezó el sufrimiento, solo lo puso a vibrar, Dios! era como si en mi vagina se agitaran miles de hormigas embravecidas, era incontrolable, furioso, me mojé toda, fruncí el ceño, mordí mis labios, fue una dulce punzada en lo profundo de mi concha…
Yolanda lo detuvo por un instante, solo para disfrutar y hacerme desear, luego lo puso en marcha nuevamente, solo que ahora a mayor velocidad, quise estirar mis manos para detenerlo, pero estaba prisionera, sentí mis jugos salir nuevamente, y sensaciones de orgasmos escapar de lo profundo de mi cuerpo.
Paró nuevamente, la sensación era que no quería que parara, pero tampoco quería que volviera a ponerlo en funcionamiento, solo una dulce tortura.
Empezó a ser locamente desesperante, porque arrancaba y paraba, una y otra vez, con más velocidad, con más vibración, mis ruegos no sirvieron, me sentí mojar toda mi ropa interior, a chorros, juro que no sabía si eran mis jugos en exceso o me estaba orinando encima, era locamente desesperante, mis piernas y mis músculos saltaban descontrolados, sufría en un loco placer, gritaba, me volvía loca, y ella solo reía…
Les juro que estaba fuera de control, pensé que me mataría, realmente tenía tal estado de excitación que temí por mi corazón, ese juguete vibrando en mi sexo me estaba matando, miré mi culote celeste entre mis piernas, estaba mojado por delante, por detrás, como si lo hubiera metido bajo el agua, sentía que comenzaba a desvanecerme… ‘ya basta, por favor’ fue lo último que dije en un tono apenas audible.
Creo que realmente me desvanecí en ese momento, porque en un instante mis manos estaban liberadas, ella me hablaba y yo no entendía, solo vi el juguete a un costado, ni recordaba que me lo hubiera quitado, solo sentía como me tocaban sus manos, en mis piernas, en mi abdomen, en mis pechos, ella me recorría toda con sus manos y cuando tuve verdadera conciencia le dije
Que haces?
Yolanda se me quedo viendo a los ojos en una forma diferente, como jamás me había mirado, y lo que hizo fue solo seguir acariciando mi piel con sus manos, estuvo un tiempo así y después se sentó arriba de mí, quedando sobre mí y yo no supe que hacer, no supe por qué pero lo cierto es que no me quite, solo me quede quieta, de pronto me dio un beso en los labios y le seguí el juego, solo era un beso, se comenzó a separar de mis labios, entonces beso poco a poco todo mi cuello, bajo a mi pecho, hasta llegar sobre mis tetas que estaban cubiertas por las prendas y comenzó a acariciarlas, eso sabía riquísimo, como las tocaba, como si las deseara en ese momento, bajo más, a mi abdomen y lo desnudo, mierda! pensé, eso se me hizo muy sexy!!!
El caso es que una vez que hizo eso creo que adivinó que me tenía bajo control, entonces se quitó su camisa y su sostén dejando su torno desnudo, ella es una chica más de culo que de tetas, así que me supieron pequeñas, y la verdad es que no me hacía gran ilusión chuparle los pechos a una mujer, pero bueno, solo tal vez era ese momento, la cosa es que me acomodé y ella aún estaba sobre mí, solo pase mi lengua por sus pezones muy delicadamente y di unos pequeños mordiscos que la hicieron gemir, la bese y me beso, dios mío…
Mientras la lamía solo me dijo en voz baja estar sorprendida, a ella le gustaba estar con otras chicas, pero… que había de mí?
Fue mi turno, ella siempre tomando la iniciativa desnudó mi torso, mis tetas entonces llenaron su vista, por cierto, tengo muy buenas tetas, ella me beso el cuello y bajo hasta ellas, la maldita solo me miraba y no hacía más, no hacía nada, dando tiempo al tiempo, hasta que solo se acercó y comenzó a lamer mis pezones, a mordisquear, a chupar de una manera tan loca que hizo que tuviera un orgasmo solo de esa forma, otro más, ya había perdido la cuenta cuantos habían sido, es que admito que yo tengo mucha sensibilidad en los pezones…
Pero bueno, el caso es que solo soltó una sonrisa de triunfo y me pidió que me recostara, me quito la corta pollera y mi ropa interior impregnada en mis jugos, ella quedo frente a mi conchita y solo paso sus dedos como acariciándola, como estaba depilada se sentía aún más el rozar de sus yemas, me pidió que abriera las piernas y lo hice, fue besándolas poco a poco, eso era tan rico, me estaba provocando, se colocó en medio y con su lengua me acaricio… Después solo soplo un poco y eso fue loco, enserio lo fue, muy excitante solo el sentir el aire… y solo me chupó la conchita hasta no dejar ni un solo rastro de mis jugos, una y otra vez, yo solo sentía, un orgasmo tras otro, mi cuerpo era incontrolable, entonces ella paro, subió a mis labios y me dio un beso con sabor a mis propios jugos, eso no era un beso de semen como me hubiera gustado, pero bueno, fue sexy…
Ambas compartimos lo que ella había probado, su lengua se perdió en mi boca, esos jugos supieron a locura...
Me siguió besando, pero el beso se convirtió en un beso realmente caliente, de ese tipo película porno…
Me pidió que ahora yo le diera sexo oral y accedí, no sé en qué pensaba, elle terminó de desnudarse, la bese y recorrí su cuerpo con mis labios, besos suaves y lentos para provocarla más, llegue a su conchita y me acomode entre sus piernas, solo pase la punta de mi lengua, muy delicadamente sobre su sexo, todo depilado, la noté mojadísima y comencé hacerlo, solo hice lo que ella había hecho con su lengua en mí, fue muy rico... yo estaba muy excitada y solo sentí cuando mi prima tuvo un orgasmo, noté como se mojó, como su cuerpo se descontrolo y mientras se apretaba sus pequeño pechos y yo realmente lo disfrute.
Yolanda me miro y me pidió que la besara y lo mismo, sus jugos que recién habían acabado en mi boca pasaron en ese beso, estaba exhausta…
Pero ella tenía el demonio en su sangre, tomó nuevamente el consolador y lo comenzó a lubricar son su saliva, me dijo que si quería que lo hiciera nuevamente y accedí, es que eso se sentía riquísimo, como lo hacía, era esa sensación indescriptible, tan rico que me hizo gemir, perra, las contracciones apretando el consolador, tenerlo dentro y acabar ahhh!!! Pero que rico fue...
Ella solo se reía, creo que ese era su juego, hacer que yo cayera, una y otra vez...
Cuando termino de masturbarme, me dijo que quería hacer una última cosa conmigo y claramente la deje, ya no debería haberle seguido el juego, pero lo hice, fue todo muy loco!!!
Ella solo me hizo una linda y rica tijera, nuestros sexos depilados y empapados resbalaban uno contra el otro en un dulce roce, todos mojados, despacio al principio y cada vez más rápido, solo sentía que eso nunca acabaría, que el placer era muy grande y ese cuarto se llenó de gemidos de las dos, eso era una locura, de pronto unos gemidos más fuertes y las dos terminamos, y me volvió a besar tan rico…
Esa, sería la primera de muchas tardes, ese encuentro marcaría un antes y después, se terminarían las masturbaciones cómplices para dar paso a una vida de juegos lésbicos, cada vez más excitantes, cada vez más perversos, cada vez más peligrosos…
Esos juegos duraron un par de años más, como siempre, fueron secretos, nuestros secretos…
Asumo que todos esos momentos de mi vida me encantaron y volvería a vivirlos junto a Yolanda, pero como dije, lo mío eran los hombres, así que empecé a frecuentar algunos chicos y sin proponerlo nos fuimos distanciando, como un proceso lógico que madura y llega a su fin.
Hoy en día formé mi familia, tengo tres hijos, vivo en una relación estable junto a un buen hombre, mi prima Yolanda vive sola en un departamento céntrico, ella es muy reservada y sigue preservando su imagen, es cómico, todos le preguntan cuándo conseguirá un novio, claro, solo yo sé el motivo por el cual nunca tendrá uno
Si te gustó la historia puedes escribirme con título ‘SECRETOS DE PRIMAS’ a dulces.placeres@live.com
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No te vas a arrepentir!
Diez años atrás era apenas una adolescente de quince, aun no me había acostado con ningún chico, pero ya no era virgen, mi sexo ya había probado mis dejos y algún que otro objeto que había encontrado en casa, algún vegetal, algún envase de desodorante, creo que soy clara.
Mi prima es apenas un año mayor que yo, su mamá, o sea, mi tía, es hermana de mi papá, y por esas cosas del destino fuimos primas, amigas, confidentes y algo más.
Yolanda, ese es su nombre, iba al mismo colegio que yo, ella asistía a un curso superior al mío, y casi a diario a la salida del cole, en mutua compañía nos íbamos a su casa.
En esos años, mi tía ya se había divorciado y trabajaba casi todo el día, mi prima era única hija, y digamos que por conveniencia mutua de ambas familias, en un acuerdo no escrito Yolanda y yo vivíamos a diario en la soledad de su modesto departamento, hasta que papá pasaba a buscarme cuando llegaba el atardecer.
Y las cosas cambiaron tan rápido que casi no nos dimos cuenta, como dije, éramos más que primas, de la inocencia de jugar a diario con muñecas, a la comidita, al doctor y todos esos juegos de niñas, un día nos encontramos hablando de sexo, de chicos y nos hicimos señoritas.
Yolanda siempre fue más extrovertida que yo, sin embargo, me confió cosas solo a mí, cosas que no confiaría a nadie más, fui la versión viviente de su diario íntimo.
Sabía que ella si se había acostado con un par de chicos, y lo más curioso, también con un par de chicas, ella solo lo tomaba como un juego, pero podía notar en ella a pesar de mi juventud, un lado bisexual.
Y no recuerdo cómo empezó, solo sé que en algún momento comenzamos un tonto juego, tal vez más por experimentar cosas nuevas más que por un deseo en sí, porque muchas veces no había un disparador, solo era llegar y hacerlo…
Solo íbamos a su departamento, directo a su cuarto, solo estábamos solo nosotras dos, ella se sentaba a un lado de la habitación, yo al otro, sobre la mullida alfombra, era hablar de chicos, solo abrir un poco las piernas, levantar las faldas de nuestros uniformes y empezar a tocarnos, una a cada lado, era excitante, tal vez vernos una a la otra como lo hacíamos, tal vez jugar en ese loco secreto, o tal vez sentirnos gemir mutuamente.
Como fuera, lo hacíamos hasta acabar, recuerdo que me mojaba mucho con toda esta tontera, pero era algo tan rico, tan nuestro…
Y con el correr del tiempo cambiamos algunas cosas, perfeccionamos detalles, ella de vez en cuando se encargaba de conseguir algún que otro video porno, algo que particularmente no me atraía, pero el verlo junto a ella y luego poder masturbarnos hacía cambiar las cosas.
Originalmente lo hacíamos sin quitarnos las prendas, pero conforme a buscar más y más, poco a poco nos desinhibimos y nos desnudábamos entre sonrisas, era solo un juego de desnudez, masturbación y provocación visual.
Y como dije, siempre buscábamos nuevos límites, una tarde Yolanda me sorprendió con su vagina completamente depilada, se me hizo bonita, y me pidió que hiciera lo mismo con la mía. Tonteras…
Pero habría una tarde en que las cosas cambiarían, se rompería ese equilibrio eterno de autosatisfacción…
Esa tarde llegamos del colegio y como de costumbre fuimos a su cuarto, yo estaba particularmente deseosa ya que por culpa de mi período hacía unos días que me estaba aguantando, fue entonces cuando mi prima me dijo que tenía una sorpresa, que no hiciera nada y que solo la esperara.
La vi desaparecer y pasar al otro cuarto, al de su madre, o sea mi tía, volvió presurosa con una sonrisa en sus labios y una caja en sus manos, poniéndola sobre la mesa dijo
Mirá lo que encontré! Jurame que no vas a decir una palabra, si mamá se entera de esto me mata!
Juré cómplice besando mi dedo índice, en señal de cruz sobre mis labios, ella abrió la caja, para mí fue como la caja de Pandora, eran cosas íntimas de mi tía, algo de lencería, algunos preservativos, lubricantes íntimos, también había un pequeño látigo, unas esposas y un vibrador con forma de pene.
Imaginen el momento, la curiosidad, pensar si mi tía lo usaba con alguien o solo para autosatisfacerse, Yolanda tomo el vibrador y con picardía me dijo si me animaba a probarlo, que ella ya lo había hecho y sabía muy rico!
A mí se me hizo imposible resistir, y mi prima insistió de hacer las cosas ‘a su manera’, y yo no tuve reparos, pero les juro que nunca olvidaría ese momento, caí tontamente, mezcla de inocencia, desconocimiento y excitación…
Yolanda me dijo que solo me dejara llevar, que ella nunca me haría daño, me senté en mi lugar del cuarto, como de costumbre, sin siquiera sacarme una prenda, con intriga, ella me esposó una de mis muñecas, levantó la larga cadena que unían ambas esposas y la enhebró en un barral que estaba en altura y luego me sujetó la otra mano.
Imaginen mi posición, sentada con las piernas abiertas y mis brazos levantados al cielo, parecía más una prisionera de guerra que una chica que estuviera por recibir placer…
Ella vino por mi frente, lubricó un poco el pequeño juguete, corrió el frente de mi culote, y lo introdujo en mi conchita por completo, hasta la base amplia que tenía para impedir que se introdujera por completo, volvió a tapar mi sexo con la ropa interior y ya…
Hasta ahí no me pareció gran cosa, sentía ese juguete dentro, pero… no pasaba nada… hasta que mi prima mostró sus cartas…
En mi desconocimiento, no había observado que el juguetito tenía pilas, y que ella tenía un control remoto inalámbrico entre sus manos…
Ella me miró con una risa perversa y empezó el sufrimiento, solo lo puso a vibrar, Dios! era como si en mi vagina se agitaran miles de hormigas embravecidas, era incontrolable, furioso, me mojé toda, fruncí el ceño, mordí mis labios, fue una dulce punzada en lo profundo de mi concha…
Yolanda lo detuvo por un instante, solo para disfrutar y hacerme desear, luego lo puso en marcha nuevamente, solo que ahora a mayor velocidad, quise estirar mis manos para detenerlo, pero estaba prisionera, sentí mis jugos salir nuevamente, y sensaciones de orgasmos escapar de lo profundo de mi cuerpo.
Paró nuevamente, la sensación era que no quería que parara, pero tampoco quería que volviera a ponerlo en funcionamiento, solo una dulce tortura.
Empezó a ser locamente desesperante, porque arrancaba y paraba, una y otra vez, con más velocidad, con más vibración, mis ruegos no sirvieron, me sentí mojar toda mi ropa interior, a chorros, juro que no sabía si eran mis jugos en exceso o me estaba orinando encima, era locamente desesperante, mis piernas y mis músculos saltaban descontrolados, sufría en un loco placer, gritaba, me volvía loca, y ella solo reía…
Les juro que estaba fuera de control, pensé que me mataría, realmente tenía tal estado de excitación que temí por mi corazón, ese juguete vibrando en mi sexo me estaba matando, miré mi culote celeste entre mis piernas, estaba mojado por delante, por detrás, como si lo hubiera metido bajo el agua, sentía que comenzaba a desvanecerme… ‘ya basta, por favor’ fue lo último que dije en un tono apenas audible.
Creo que realmente me desvanecí en ese momento, porque en un instante mis manos estaban liberadas, ella me hablaba y yo no entendía, solo vi el juguete a un costado, ni recordaba que me lo hubiera quitado, solo sentía como me tocaban sus manos, en mis piernas, en mi abdomen, en mis pechos, ella me recorría toda con sus manos y cuando tuve verdadera conciencia le dije
Que haces?
Yolanda se me quedo viendo a los ojos en una forma diferente, como jamás me había mirado, y lo que hizo fue solo seguir acariciando mi piel con sus manos, estuvo un tiempo así y después se sentó arriba de mí, quedando sobre mí y yo no supe que hacer, no supe por qué pero lo cierto es que no me quite, solo me quede quieta, de pronto me dio un beso en los labios y le seguí el juego, solo era un beso, se comenzó a separar de mis labios, entonces beso poco a poco todo mi cuello, bajo a mi pecho, hasta llegar sobre mis tetas que estaban cubiertas por las prendas y comenzó a acariciarlas, eso sabía riquísimo, como las tocaba, como si las deseara en ese momento, bajo más, a mi abdomen y lo desnudo, mierda! pensé, eso se me hizo muy sexy!!!
El caso es que una vez que hizo eso creo que adivinó que me tenía bajo control, entonces se quitó su camisa y su sostén dejando su torno desnudo, ella es una chica más de culo que de tetas, así que me supieron pequeñas, y la verdad es que no me hacía gran ilusión chuparle los pechos a una mujer, pero bueno, solo tal vez era ese momento, la cosa es que me acomodé y ella aún estaba sobre mí, solo pase mi lengua por sus pezones muy delicadamente y di unos pequeños mordiscos que la hicieron gemir, la bese y me beso, dios mío…
Mientras la lamía solo me dijo en voz baja estar sorprendida, a ella le gustaba estar con otras chicas, pero… que había de mí?
Fue mi turno, ella siempre tomando la iniciativa desnudó mi torso, mis tetas entonces llenaron su vista, por cierto, tengo muy buenas tetas, ella me beso el cuello y bajo hasta ellas, la maldita solo me miraba y no hacía más, no hacía nada, dando tiempo al tiempo, hasta que solo se acercó y comenzó a lamer mis pezones, a mordisquear, a chupar de una manera tan loca que hizo que tuviera un orgasmo solo de esa forma, otro más, ya había perdido la cuenta cuantos habían sido, es que admito que yo tengo mucha sensibilidad en los pezones…
Pero bueno, el caso es que solo soltó una sonrisa de triunfo y me pidió que me recostara, me quito la corta pollera y mi ropa interior impregnada en mis jugos, ella quedo frente a mi conchita y solo paso sus dedos como acariciándola, como estaba depilada se sentía aún más el rozar de sus yemas, me pidió que abriera las piernas y lo hice, fue besándolas poco a poco, eso era tan rico, me estaba provocando, se colocó en medio y con su lengua me acaricio… Después solo soplo un poco y eso fue loco, enserio lo fue, muy excitante solo el sentir el aire… y solo me chupó la conchita hasta no dejar ni un solo rastro de mis jugos, una y otra vez, yo solo sentía, un orgasmo tras otro, mi cuerpo era incontrolable, entonces ella paro, subió a mis labios y me dio un beso con sabor a mis propios jugos, eso no era un beso de semen como me hubiera gustado, pero bueno, fue sexy…
Ambas compartimos lo que ella había probado, su lengua se perdió en mi boca, esos jugos supieron a locura...
Me siguió besando, pero el beso se convirtió en un beso realmente caliente, de ese tipo película porno…
Me pidió que ahora yo le diera sexo oral y accedí, no sé en qué pensaba, elle terminó de desnudarse, la bese y recorrí su cuerpo con mis labios, besos suaves y lentos para provocarla más, llegue a su conchita y me acomode entre sus piernas, solo pase la punta de mi lengua, muy delicadamente sobre su sexo, todo depilado, la noté mojadísima y comencé hacerlo, solo hice lo que ella había hecho con su lengua en mí, fue muy rico... yo estaba muy excitada y solo sentí cuando mi prima tuvo un orgasmo, noté como se mojó, como su cuerpo se descontrolo y mientras se apretaba sus pequeño pechos y yo realmente lo disfrute.
Yolanda me miro y me pidió que la besara y lo mismo, sus jugos que recién habían acabado en mi boca pasaron en ese beso, estaba exhausta…
Pero ella tenía el demonio en su sangre, tomó nuevamente el consolador y lo comenzó a lubricar son su saliva, me dijo que si quería que lo hiciera nuevamente y accedí, es que eso se sentía riquísimo, como lo hacía, era esa sensación indescriptible, tan rico que me hizo gemir, perra, las contracciones apretando el consolador, tenerlo dentro y acabar ahhh!!! Pero que rico fue...
Ella solo se reía, creo que ese era su juego, hacer que yo cayera, una y otra vez...
Cuando termino de masturbarme, me dijo que quería hacer una última cosa conmigo y claramente la deje, ya no debería haberle seguido el juego, pero lo hice, fue todo muy loco!!!
Ella solo me hizo una linda y rica tijera, nuestros sexos depilados y empapados resbalaban uno contra el otro en un dulce roce, todos mojados, despacio al principio y cada vez más rápido, solo sentía que eso nunca acabaría, que el placer era muy grande y ese cuarto se llenó de gemidos de las dos, eso era una locura, de pronto unos gemidos más fuertes y las dos terminamos, y me volvió a besar tan rico…
Esa, sería la primera de muchas tardes, ese encuentro marcaría un antes y después, se terminarían las masturbaciones cómplices para dar paso a una vida de juegos lésbicos, cada vez más excitantes, cada vez más perversos, cada vez más peligrosos…
Esos juegos duraron un par de años más, como siempre, fueron secretos, nuestros secretos…
Asumo que todos esos momentos de mi vida me encantaron y volvería a vivirlos junto a Yolanda, pero como dije, lo mío eran los hombres, así que empecé a frecuentar algunos chicos y sin proponerlo nos fuimos distanciando, como un proceso lógico que madura y llega a su fin.
Hoy en día formé mi familia, tengo tres hijos, vivo en una relación estable junto a un buen hombre, mi prima Yolanda vive sola en un departamento céntrico, ella es muy reservada y sigue preservando su imagen, es cómico, todos le preguntan cuándo conseguirá un novio, claro, solo yo sé el motivo por el cual nunca tendrá uno
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