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Mi inolvidable iniciación V

Capitulo anterior
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Al siguiente día Pepe y yo fuimos como de costumbre a la escuela.
Yo casi no podía ni caminar por el dolor tan fuerte que sentía en mis extremidades, y sobre todo, en la parte interior de mi pubis y en toda mi vulva, la cual me ardía fuertemente.
Así que al regresar, cuando Pepe intentó llevarme al interior del bosque, yo traté de darle una negativa diciéndole que aún me dolían mucho mis partes y que me seguía saliendo sangre por todo lo que él me había hecho hacía dos días.
Pepe se conmovió y, comprendiendo la situación, me dijo que entonces lo dejaríamos para después.
Como al siguiente día él se quedó a ensayar, yo me fui directo a casa con ganas de descansar.
Pero al tercer día, cuando regresábamos nuevamente por el camino, Pepe me insistió:
-Anda…Angelita…ahora sí vamos….yo quiero….
-Ay, Pepe….es que todavía me duele mucho allí….
-Mira, manita…te prometo que no te lo meteré….sólo quiero enseñarte un jueguito nuevo que sé que te gustará…
-De verdad…?….y qué es…?
-Mmmm….no te lo diré hasta que estemos allá.
-Bueno, está bien….pero prométeme que hoy no me meterás tu cosa.
-Te lo prometo.
-Vamos, pues…
Yo me di cuenta en seguida de la calentura y el ardor que mi hermano sentía, pues podía verle el pequeño bulto endurecido debajo de la tela de su pantalón.
Aún cuando lógicamente yo también estaba ardiendo, todavía sentía mucho dolor entre mis partes íntimas, lo que me hacía rechazar de momento cualquier intento de penetración por parte de él.
Pero ya que Pepe me había prometido no metérmela, me fui con él hacia el fondo de la espesura del bosque, hasta llegar a nuestro acostumbrado rinconcito del placer.
Una vez allí, mi hermano me dijo:
-Ven….rápido Angelita….quitémonos la ropa.
Obediente como era para esas cosas, de inmediato comencé a desnudarme frente a mi hermano mientras el hacía lo propio, quedándome solamente con mis pantaletas puestas. Mi hermano me dijo:
-Por qué no te las quitas….?
-No….es que…. traigo papel allí….
-Ahhh…..pero por qué?
-Ya te lo dije….me sigue saliendo sangre…y todavía siento que me duele mucho…
-Oh, mi niña linda….ven que yo te quitaré eso….déjame ver….
Sin que yo pudiera impedirlo, él llevó sus manos hasta mis calzones y me los bajó, comprobando que en efecto tenía papel acomodado entre mis piernas.
Mi hermano comenzó a despegar aquel bulto blanco de mi entrepierna hasta dejarlas sin obstáculo alguno.
Después se arrodilló frente a mi y empezó a observar con cuidado mi escondido sitio, lanzando de repente una exclamación de sorpresa.
-Pero….qué es esto, Angelita?….qué fue lo que te
ocurrió…?
-De qué hablas…..? Le contesté temerosa-
-Mira nadamás cómo tienes tu rajita….está toda
traqueteada….qué te ha pasado…?
-No….este….nada….debe ser por lo de ese día…
-Pues yo no te la dejé así….recuerdo bien cómo la tenías ese día…
-Si, Pepito…fuiste tú….manito….
-Mmmmm….no Angelita….tienes que decirme qué pasó…
-No ha pasado nada….tienes que creerme….
-Cómo te voy a creer…?….yo te ví bien cómo te
quedó….pero esto es algo muy diferente….y tú lo sabes….
-Pues….este….
-Anda, Angelita…tienes que decirme lo que pasó….
Recuerda que entre nosotros no debe haber secretos….
Yo comencé a sentir más temor ante las insistentes e inquisitivas palabras de mi hermano, que me veía como con coraje, sospechando sin duda que tal vez él no era el único que me había cogido en los últimos días.
Yo le respondí intimidada:
-No…de verdad….no ha pasado nada desde ese día que estuvimos tú y yo….
-No te creo, Angelita….esto no te lo hice yo….sino que fue algo mucho más grande….
-De verdad….no….no…
-Dime una cosa….acaso mi hermano Juan te hizo
algo…?….él es más mayor y la debe tener más grande….dime la verdad….tengo que saberlo…
-No….cómo crees?…..no ha sido Juan…
-Pero entonces….quien….?
-Fue…..fue….
-Quien fue….?…anda, manita….ya díme quien fue….
-Es que….si te digo, te vas a enojar conmigo….
-No me enojaré si me lo dices todo….
-Pero…..no se lo dirás a mamá….?
-No.
-Promételo, Pepe….
-Lo prometo.
-Pues…..mira…..fue….un hombre….
-Si…?….y quien es él…?
-Un desconocido.
-Ahhh….y cómo fue eso…?
-Fue anteayer….el primer día que te quedaste a ensayar en la escuela.
-Ohh…ya lo decía yo….pero cómo pudo ser eso…?
-Pues….es que ese día…..yo no me fui a casa…. sino que me desvié para acá….
-Y por qué hiciste eso, Angelita…?…no te dije que te
fueras directo a casa….?
-Si…. pero…quería cortar algunos mangos….porque tenía hambre…. “le mentí, buscando en mi mente con rapidez una historia que pareciera convincente-
-Está bien…te entiendo…pero ahora cuéntame cómo fue…
Al saberme descubierta tuve que inventar la primera cosa que se me vino a la cabeza y que le fuera creíble, para que Pepe no me regañara ni le dijera nada a mi madre.
-Pues…me vine hasta aquí y me puse a tirarle piedras a los mangos. En eso estaba yo cuando sentí que alguien me tapó la boca por detrás y me cargó llevándome hasta los matorrales de allá le dije, señalando con la mano-.
-Ah, si?
-Si….y me acostó en el suelo y me quitó toda mi ropa por la
fuerza. Después se sacó su cosa esa que tenía entre sus piernas, que la verdad
era una cosota bien grandotota, largota y muy gruesa…..
-Si, claro…..ya me imagino……y dime…. te la metió
toda…?
-Si….pero todo lo hizo por la fuerza, contra mi voluntad….
Entonces, al tratar de zafarme de él, los movimientos provocaron que me lastimara de esta manera….ay, manito, no tienes idea de lo feo que se siente…..
Tuve que ponerme a lloriquear para fingir aflicción, cuando en realidad era todo lo contrario.
-Mmmmm….ya no llores, Angelita…..me dijo, abrazándome-
…..
-Si….está bien…..no lloraré…
-Y no viste quien era el hombre…?….por qué no me lo
dijiste…?
-Porque pensé que te enojarías conmigo…..y no quiero eso…..si…le ví la cara…pero no lo conozco….jamás lo había visto antes.
-Oh, no puede ser….yo tengo la culpa de todo esto…..cómo fue que te dejé venir sola….jamás volveré a hacerlo. “decía mi hermano
realmente preocupado por lo sucedido-
-No se lo dirás a mamá….?
-No….linda….como crees….pero tienes que prometerme que ya no te desviarás solita hasta aquí y que me obedecerás en todo.
-Si, manito….te lo prometo. Le contesté, dándole un beso como premio por su comprensión-
Me daba cuenta de que por poco y me descubría, pero no sé de
donde saqué todo ese cuento que él se creyó de inmediato. Pepe me espetó:
-Ay, manita….con todo ese estropeamiento, tendremos que dejar pasar varios días para hacerlo….
-No, manito….la próxima vez ya podré….haré un
esfuerzo…..ya lo verás.
-Bueno….pues esperaremos.
Tomándome de los cabellos puesta de rodillas, y teniendo su pene totalmente erecto (al verlo, calculé que no era ni siquiera la cuarta parte del tamaño del otro), me colocó la cara frente a su parada verga y me puso la punta en la boca, la que abrí totalmente emulando la forma como lo hacía María, y comencé a succionar aquella rica paleta con mis labios y mi lengua.
Pepe se estremecía de gozo mientras arremetía con suavidad contra mi cabeza, jalándome de los cabellos, sacando y metiendo su pene de mi cavidad bucal, en tanto yo sentía el delicioso líquido viscoso y blanquecino derramarse sobre mi lengua, degustándolo con deleite.
Así nos mantuvimos pegados, él con su verga metida en mi boca agarrándome del pelo, mientras yo me la metía y me la sacaba de adentro frotando con mis jugos salivales aquel precioso manjar de carne dura y roja.
Pepe no tardó mucho en venirse, como siempre sucedía, en calientes torrentes que inundaron toda mi boca, mientras yo trataba de tragarme como mejor podía toda la savia espesa que emanaba del interior de su pito.
Después de habernos deleitado ambos con aquella hermosa mamada, nos volvimos a vestir y nos alejamos de allí.
Mientras regresábamos a casa, solos por el camino, Pepe me siguió interrogando.
-Y dime, Angelita….qué más te hizo ese hombre…?
-Ay manito…. pues ya te lo dije….eso fue todo…
-Mmmm….y no te lo metió por otra parte…?….dime la verdad…
-Por otra parte?….no te entiendo…
-Si….lo que quiero decir es que si….no te puso su cosa esa por detrás….
-Ay no….eso no….
-Júramelo.
-Ay manito…. te lo juro por mamá….
-Mmmm…está bien…te creo…
-Oye, Pepito….-le dije en tono conciliador- Dime algo, si?
-Qué….?
-Que quisiste decir con eso de por detrás…?
-Ahhh, si…..bueno….lo que ocurre es que también por allí se puede hacer…linda.
-Si…?…por el culito…?
-Si…por allí…
-Ay Pepe…..y que se sentirá?
-Humm….pues rico….qué más…
-Ohhhh…..oye manito….,
-Qué..?
-No…. nada….
-Mmmm…que es lo que quieres decirme, Angelita?
-Pues….pues…que….por que no….
-Anda…ya dímelo.
-Bueno…solo pensaba que quizás tú…. y yo…..
-Qué…?
-Que por allí….por detrás….aún no lo hemos hecho….
-Ajá….y?
-No te gustaría….?
-Oh, Angelita…pues claro que sí.
-Ay Pepe….ahora que vayamos allá….pues si quieres…
-Oh…de verdad, manita?
-De verdad….solo será tuyo….
-Oh…me haces tan feliz, chiquilla mía.
-Eso es lo que más deseo….
-Bueno…. ahora….olvidemos todo lo que pasó, si
Angelita…?
Has de cuenta que jamás conociste ni viste a ese hombre que te violó….
-De acuerdo, manito…..ya todo está olvidado.
Los días pasaron rápidamente sintiendo que poco a poco se me iba quitando el dolor y el brutal estropeamiento vaginal que aquel hombre me había causado.
Llegado el momento anhelado de perderme de nuevo con mi hermano en nuestro rinconcito boscoso, nos desviamos al retornar de la escuela hasta nuestro sitio favorito.
Debo confesar con sinceridad que a pesar de todo aquel dolor que me había hecho sentir el desconocido, yo seguía extrañando su fuerte presencia, el tamaño descomunal de su verga y los momentos de inenarrable placer y lujuria que me hizo sentir, y que jamás se compararían con lo poco que mi hermano me podía ofrecer en ese aspecto.
Yo anhelaba tanto volver a sentir la enorme verga entrando y saliendo dentro de mí, que de tan sólo pensarlo me ponía tan caliente que me derretía en los jugos que se me escrurrían de adentro de mi bollito, olvidándome por completo del dolor y de los estragos que me había ocasionado y que seguramente, de verlo de nuevo, volvería a causarme.
Debo confesar con toda honradez que en mi cabeza sólo tenía pensamientos para él, para aquel hombre fornido y tan generosamente bien dotado por la naturaleza;
y mi cuerpo, que empezaba a despertar abruptamente a las sensaciones y delicias del sexo, me pedía con insistencia un reencuentro salvaje con aquel macho fenomenal.
Pero al no estar disponible, tenía que conformarme con el pene de Pepe, que sin llegar a ser ni con mucho como el de aquél, sí me proporcionaba placer y por lo menos calmaba mis infinitas ansias de ser penetrada nuevamente hasta lo más profundo.
Quizás era por eso que al sentirme tocada y manipulda por mi hermano, mi mente se remontaba evocando la imagen de aquel hombre, con su grandiosa verga endurecida como fierro, que tanto me hacía bramar de deseo y felicidad.
Para entonces Pepe, que ya me tenía completamente desnuda entre el verdor de los matorrales, me estaba acariciando los pequeños senos que apenas comenzaban a despuntar incipientemente sobre mi pecho, llevando su boca hasta la puntita del pezón, donde toqueteaba con su lengua en movimientos circulatorios provocándome ricas sensaciones de deleite.
Estaba entendido que él, muy a su pesar, dejaría pasar algunos días para que mi chochito se recuperara completamente, por lo cual ahora buscaba otros sitios donde procurarme placer y también calentarse él con el fin de desfogar nuestras ansias de alguna manera.
Al no tener de momento a su disposición la ricura de mi lindo bollito, por ahora fuera de servicio, mi hermano se dio a la tarea de dedicarse a explorar mi culito, que con sus dedos ensalivados frotaba en pleno centro causándome nuevas sensaciones de brama y de deseo.
Era evidente que Pepe se disponía esta vez a desflorar mi precioso conducto anal, por cuyas paredes aún no había entrado verga alguna.

Yo, por mi parte, tenía la clara intención de complacerle, pues sabía que actuando de esa forma, al entregarle en esta ocasión mi preciado hoyito trasero, tendría en él a mi más rendido amante incestuoso que en adelante ya no dudaría de mí, y que con seguridad me creería todo lo que yo le dijera.
Eso, desde luego, favorecía mis más ambiciosos planes para el futuro.
También buscaba con ello el mantener a Pepe con la boca cerrada, pues en el fondo de mi corazón latía la leve incertudumbre de que fuera a decirlo algún día
a mi madre, lo cual me provocaba mucho miedo.
Así que en medio de estas cavilaciones y mientras Pepe me
manipulaba ansiosamente el agujerito de mi trasero, tomé con mis dos manos su
verga parada y comencé a chuparla con deleite, disfrutando plenamente del rico
semen que ya le salía del hoyito de su punta enrojecida. Puesto que mi hermano
no aguantaba tanto como el desconocido, pues siempre eyaculaba demasiado rápido
(todo lo contrario de mi amante anónimo), al comenzar a sentir que su pito latía
dentro de mi boca mientras él tenía su dedo metido en mi esfínter, me lo saqué
de la boca y le dije que antes de que se viniera me lo pusiera por detrás, en la
mera entradita de mi culo. í‰l no esperó de nuevo mi petición, y poniéndome en
cuatro patas, como una perrita en celo, se colocó en la popa de mi grupa,
ensalivó la entrada de mi cueva anal y me colocó la delgada cabeza de su glande
en el arrugado centro de mis nalgas, comenzando a empujar con suavidad hacia
adentro. Yo pude sentir como, ayudado por la saliva y el líquido seminal que le
escurría de la cabeza, su pene enhiesto se fue abriendo paso por mi oscura cuevita trasera, en tanto yo me deleitaba con aquellas nuevas sensaciones que nunca había experimentado.
La verga de mi hermano pronto halló refugio dentro de las paredes de mi culito, y al no tenerla precisamente de un tamaño extragrande, no tuvo problemas para desaparecer con prontitud en mi conducto posterior,
en tanto él se movía rítmicamente provocándome casi instantáneamente una serie de orgasmos nuevos, sensacionales y deliciosos que disfruté con avidez y a más no poder.
Siendo como era en esas lides amorosas, tan débil para aguantarse y tan veloz para eyacular, él también explotó al mismo tiempo que yo derramando su elíxir mágico por primer vez dentro de las oscuras profundidades de mi esfínter.
Yo suponía para mis adentros que mi hermano, al introducirla en mi culo, me
provocaría fuertes dolores como consecuencia de mi desfloramiento anal.
Pero la realidad es que no fue así, ya que aunque disfruté con golosidad de su penetración, me di cuenta que sin lugar a dudas yo habría de requerir de algo mucho más grande, largo y grueso que el pito de Pepe (volvía a emular en mi mente, sin poder evitarlo, la visión del hombre desconocido), lo cual en el fondo me causó cierta sensación de molestia. ¿Cómo era posible que Pepe no me sacara también sangre de mi culito? ¿Es que su tamaño tan pequeño no bastaba para romper aquellos pliegues que tanto deseaba yo fuesen abiertos en su totalidad?
Pero lamentablemente así era en la realidad, pues advertía que no obstante que me la había metido toda adentro, yo seguía sintiéndo mi trasero igual, como estaba antes de que me penetrara,
sin experimentar aquella sensación tan brutalmente dolorosa pero al mismo tiempo tan agradable que me dejara el hombre de las monedas de cinco pesos cuando me rompió mi rajita frontal por completo.
Por todo ello deduje finalmente que en realidad no había sido mi hermano quien me había desflorado por delante, sino que mi campeón rompedor era sin duda el hombre aquél, del cual ni siquiera conocía su nombre.
Ahora comprendía también que Pepe, debido quizás a la rapidez de sus eyaculaciones no alcanzaba a llenarme del todo, y por supuesto, en el cortísimo tiempo que duraban nuestros encuentros, no podía causarme los estragos que normalmente debían causarse a una oquedad virginal.
Ahora entendía que mi hermano, debido al limitado tamaño y delgadez de su verga, no podía haberme roto mi chochito,
sino que de seguro sólo me había lastimado levemente el himen, dejando el camino preparado para lo mejor; lo que habría de venir después. Y también comprendía de golpe que sólo aquel hombre, aquel desconocido del bosque, con su espada incomparable y a la cual ya amaba, podría proporcionarme lo que ahora tanto deseaba: El desfloramiento anal y la consumación del rompimiento vaginal.
Continuará......

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