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El Gigante de la Muebleria

El Gigante de la mueblería.

A dos cuadras de la oficina, hay una casa de muebles con un taller anexo que funciona como carpintería. Se dedican a la fabricación, reparación y tapizados de todo tipo de mobiliario. A pesar de la pandemia siguen teniendo mucho trabajo.

Por las tardes tomo el colectivo frente al local y casi siempre un gigante sale para decirme piropos. 
Su voz suena tímida y tonta.
El muchacho tendrá unos treinta años, mide como dos metros y toda su humanidad es robusta: pies grandes , manos grandes, labios muy gruesos , dientes muy grandes y blancos , lengua roja y ancha, piernas como torres y brazos de levantador de pesas.
Su piel es de color café con leche y por alguna razón lo veía como si fuera un oso bueno y tierno.

Pensé en su madre. ¡Que duro abra Sido, para Ella, tener semejante crío por parto natural! . ¿ Y darle de comer? _ ¡ Que presupuesto! Ja ja ja.

Ese tarde , el osito, me dijo "LINDA"....sin dudarlo, me di vuelta y le contesté con un "GRACIAS"....se quedó perplejo y no supo seguirme la conversación, vino el colectivo y me subí.
A lo lejos veía al OSO mirándome , pálido y asustado...ja ja.

Había pasado más de una semana y no lo volví a ver. Por algún motivo extrañe sus piropos..me fui hasta el negocio con la excusa de comprar una mesita de madera para mi hija. Me atendió un hombre mayor , muy simpático y efusivo. Me trajo de la trastienda más de cinco modelos distintos para ver. Todas eran muy lindas , elegi la de color rosada. 
Mi plan de un encuentro casual no había funcionado, no buscaba un romance , Tan solo deseaba un encuentro divertido y un desahogo a mis tensiones del día a día.

El vendedor se ofreció a llevármela al departamento , con la condición que le pagará por adelantado, saqué mi tarjeta y la compré en tres cuotas fijas.......Al Oso no lo ví por ningún lado, supuse que había renunciado o que estaba de licencia.

El fin de semana vino un flete con la mesa y el Oso era el empleado/chofer, Alberto su nombre , que me la entregó.
Lo hice pasar al comedor, mientras mi hija dormía en el dormitorio.
Colocamos la mesa en una esquina y la decoramos con peluches.............. Lo invite con un Te ,Y la taza entre su manos parecía de juguete, pensé que la infusión no alcanzaría para satisfacer semejante estómago, semejante lengua , semejante piernas y brazos......hacia varios meses que no tenía relaciones y pensaba sacar me las ganas con El.

Yo, estaba de pijama, blanco con estampados de gatitos. Los pantalones me llegaban por arriba del tobillo y la camisa tenía cuello y botones muy infantiles . Las pantuflas eran de color rosa y mis zoquetes verde flúor. Mis cabellos estaban revueltos y tenía la cara lavada, parecía un E.T. ( ja ja).

El osito tomaba el te de a sorbos, miraba por la ventana del balcón y suspiraba; no sabía de qué hablar.
Cuando el hombre es tímido es muy difícil llevarlo a la cama, ese era mi propósito, quería saber si su picha era proporcional a su cuerpo.

Utilize el viejo truco de desabrocharme un botón de mi camisa , dos tercios de mi seno izquierdo quedó desnudo y lo apoye sobre la mesa para que pareciera más grande. Cuando me reía saltaba el pezón fuera del escote y los ojos del gigante También !!, Me hacía la distraída y lo volvía a esconder bajo la tela .

Mis artilugios no funcionaban, decepcionada Me puse en modo amiga: pregunté por su infancia, sus padres y por sus sueños rotos.
De apoco se fue soltando y las palabras salían de su boca como cascadas. ..!

Nuestras infancias fueron muy parecidas, Alberto: se crío solo con su madre y nunca tuvo la guía de un padre.
A los 17 años vino solo a Buenos Aires y su primer empleo fue la mueblería, hasta hoy.
Lo había dejado de mirar como hombre y pase a verlo como un niño de cuerpo grande.
No tenía apuro para irse, así que, abrí una botella de cerveza y nos pusimos a beber.
Hacia mucho que no tomaba alcohol , después del tercer vaso sentí los primeros síntomas del mareo. ....en el ir y venir a la cocina me di cuenta que me miraba mucho los pies, no sé si por lo ridículo de mi zoquete o por cierta fijación sexual....me fui hasta mi dormitorio para chequear que ni hija seguía durmiendo y de paso me cambié el calzado por unas ojotas sin medias.
Mis pies estaban arreglados, con las uñas pintadas de rojo, los talones bien tallados con piedra pomez y una pulcera dorada en uno de mis tobillos.
Vino a mi memoria una relación platónica que tenia un viejo almacenero de mi pueblo conmigo . De tanto en tanto me regalaba sandalias romanas y me las ponía el mismo, En mi inocencia no comprendía su obsesión . Se que mi madre lo fue a ver para enfrentar lo y desde aquel día se me acabaron los regalos.

Alberto, el osito, también se había mareado con la cerveza y empezó hablar incoherencias: Me dijo que se había enamorado de mí , que hacía tiempo una bruja le había dicho que su amor iba ser con una india como yo...etc. etc.
Esto se había tornado muy incómodo y lejos estaba de mi el deseo de formalizar con alguien. Estaba bien con mi hija y mi soledad.

Ya cansada de tanta pavada, me puse de pie, y al mejor estilo callejera le dije: _ Saca la picha que te la chupo!!!_ al mismo tiempo le tire de su cinturón para aflojarle, con tanta mala suerte que me quedé con un pedazo en la mano.
Tire el trozo de cinturón por el aire y me arrodille frente a su bragueta. Como una pecadora que se iba a confesar.
Su picha salió blanda y por más chupones que le daba no reaccionaba. 
Volví hasta mi dormitorio, mi hija seguía dormida, y saqué del Placard un zapato viejo de tacón negro. 
Lo puse en la mano de Alberto y volví a su picha.
El osito apático olió y lamió la plantilla del zapato y su sangre empezó a irrigar el tronco hasta hinchar lo por completo.
Su tamaño era agradable, no muy largo , pero si ancho. Parecía una latita de gaseosa.
Tuve que abrir toda mi boca para poder mamar. Y a pesar de mis esfuerzos su exitacion pasaba por otro lado. Por mi zapato con olor a pie.
Me acosté sobre la mesa dejando mi chocho en el borde, Alberto empujó su "lata" dentro mío y levanté mi pie derecho hasta su boca, tenía menos olor que el zapato pero suficiente para mantener lo activo.
Ante que eyaculara tuve dos orgasmos muy fuertes y un pie lleno de saliva.

Odie sus ojos de enamorado cuando me acabo. Fue el presagio de muchos meses de acoso.
Nunca más volví a tomar el colectivo frente a la mueblería y por muchos sábados estube con las persianas bajas para que creyera que no estaba.

Los tímidos son terribles y enamorados de algún extraño fetiche.

@sandraguarani90





El Gigante de la Muebleria

3 comentarios - El Gigante de la Muebleria

Ulilegui
Lindo relato Sandra!!!!
Te gusta tomar la delantera ja ja ja
esperanzatito
Los tímidos se contienen mucho y explotan llenos de fantasías pasadas 😉
kramalo
muy bueno..!! te debe haber aburrido la "remada" que le tuvistes que hacer...ja!