Muy buenas compañeros, el relato que les voy a contar a continuación sucedió hace dos meses, para mi desgracia, y que cambio mi vida por completo.
Mi nombre es Luis y el de mi esposa Lorena, y somos una pareja feliz, nos queremos y nos respetamos, pero sexualmente no muy activos debido a las situaciones laborales de cada uno. Yo soy abogado, y trabajo durante el día, y mi mujer es enfermera, y trabaja en horario nocturno. Lo cual, impide que coincidamos con frecuencia en casa, y cuando estamos juntos, siempre hay alguna excusa por alguna de las partes para no hacer el amor.
Lorena, mi esposa, trabaja de enfermera desde hace tres años en el Hospital de Valencia, en la ultima planta, donde esta la gente mayor (de60 a70 años). Tiene 29 años, es morena, guapa de cara, mide 1´65, y tiene buen cuerpo (lo que mas me gusta de ella son sus piernas y su culo).
Ella siempre se va ha trabajar sobre las 9 de la noche, una hora después de llegar yo a casa, justo para cenar juntos y hablar un rato. Siempre se va con el uniforme puesto, porque siempre llega tarde a trabajar. Su uniforme consiste en una bata blanca (corta a mi parecer), un poco ceñida, con su ropa interior, liguero y medias de liga color carne (nunca sabia porque no se ponía nada debajo del uniforme, una camiseta o algo que no le incomodara ante los pacientes), en fin, demasiado provocativa y sexy.
Muchas mañanas, antes de levantarme de la cama, oía como llegaba a casa, entraba directamente al baño a lavarse. En ese momento yo me levantaba de la cama y acudía al baño. Siempre me tocaba esperar, porque como ya saben, las mujeres acaparan el baño mucho tiempo. Ella se dejaba la puerta entreabierta, lo cual me permitía ver lo que hacia (siempre me ha gustado ese lado voyeur). Lo que veía siempre me hacia dudar, ya que se quitaba el tanga, lo echaba para lavar, y se sentaba en el videt para lavarse. Luego salía del baño, me daba un beso y se iba a la cama a descansar, sin mediar palabra, siempre hacia lo mismo.
Bueno, pues hace dos meses, yo tuve un problema en la espalda. Mi mujer Lorena me acompaño al Hospital, donde me detectaron 3 hernias discales. Lo primero que hicieron los médicos tras la valoración, fue ingresarme en el hospital, y justo en la planta donde trabaja mi mujer. Asta ahí todo perfecto, porque por fin, podría pasar más tiempo con mi esposa.
Me subieron a la ultima planta, iba acompañado de mi mujer, que saludaba mientras a los compañeros que se cruzaba, y ya arriba del todo, también saludaba a algunos pacientes, de los cuales me iba explicando sus historias y demás cosas. Llegamos a la habitación, la ultima habitación del pasillo, sola para mí. En la habitación de enfrente había un paciente de 68 años, ingresado 2 años antes por problemas respiratorios. Se llama Eugenio, y me contó mi esposa que era un hombre amable pero bastante salido. El señor, se asomo por la ventana que hay en la puerta, llamo dos veces y abrió. Saludo a mi mujer, le dio dos besos, y se me presento.
Mi mujer le acompaño a su habitación porque el pobre tenia un poco de dificultad para andar. Se pararon ha hablar en el pasillo, hablaban en voz baja para no molestar a los pacientes, pero alcance a oír al paciente que si mi mujer se pasaría otra vez esta noche para darle la medicina, a lo que mi mujer contesto que si.
Lorena se quedó conmigo asta su turno, cenamos juntos, hablamos distendidamente e incluso tuvimos un momento de privacidad que hacia tiempo no teníamos. Después se cambio de ropa, se puso su uniforme, solo con la ropa interior debajo y las medias con liguero, a lo que remataba con unos zapatos blancos. Siempre la veía sexy, pero me molestaba porque ella es provocativa, y la gente la mira con descaro.
Mi esposa empezó el turno desde la primera habitación asta la ultima, es decir, desde el principio del pasillo asta el final.
Eran las 23:30 cuando entro en la habitación para ver como estaba, yo pensaba que había terminado la primera ronda, lo cual le dije que se quedara conmigo un rato, pero me dijo que no, que le faltaba por visitar Eugenio. Yo puse mala cara, pero bueno, es su trabajo, no soy yo quien para decirle como tiene que hacerlo. Ella me prometió que, cuando terminase con Eugenio volvería a la habitación.
Entonces salio por la puerta, la dejo abierta, y alcance a ver como se entraba en la habitación de enfrente, cerrando la puerta con pestillo. Pude ver como me miraba por la ventanita de la puerta cuando la cerró por dentro, y eso me dio una mala señal. Me comía la curiosidad y los celos. A lo que me levante y acudí a ver porque cerro con pestillo.
Ya en la puerta me asome por la ventana que tenía, estaba a oscuras, pero se podía ver. Centre mi vista en mi mujer, estaba sentada al lado de la cama del paciente, hablaban distendidos, como si se conociesen de hace tiempo. Eugenio, estaba semisentado en la cama, y encendió la lamparita de la mesita que tenia al lado, abrió el cajón, y saco una pastilla (seria su medicación), y se la tomo. Al mismo tiempo mi esposa se levantaba de la silla, y se dirigió a un armario que hay enfrente de la cama, se agacho para buscar algo en la bolsa del Eugenio, mostrando su hermoso culo para deleite del abuelo.
Cuando lo encontró, lo guardo en su bolsillo derecho de la bata y se dirigió otra vez al lado del abuelo, pero esta vez de pie. Eugenio empezó a acariciarle los muslos, cada vez mas arriba, mi esposa se dejaba hacer, se la veía cómoda. Ella destapo al abuelo, dejando ver un enorme pollon, bien tieso, el cual agarro y empezó a frotarlo suavemente. Yo estaba en blanco, mi mujer tenía un romance con un paciente y yo sin reaccionar.
Lo siguiente que que vi, fue que empezaron a besarse, pequeños besos cortos, que iban dando a besos mas largos y apasionados, mientras Eugenio le acariciaba con sus dedos por encima del húmedo tanga de mi mujer, y mi esposa le hacia una paja a el abuelo. Después ella se dirigió hacia su pene, note como me miro mientras se acercaba a su polla, lo lamió de arriba abajo, le chupo los huevos, y se lo introdujo en la boca suavemente. Eugenio, mientras tenia su mano entre las piernas de mi mujer, empezó a subir el ritmo del movimiento de su mano, al mismo tiempo que mi esposa subía su ritmo chupando ese enorme falo.
A continuación, mi esposa recupero la postura, y mirándome seria, se dio la vuelta, se bajo el tanga, se subió a la cama, y saco un condón de su bolsillo (que era lo que había cogido antes). Lo abrió y cuando fue a ponérselo, el abuelo se lo quito y lo tiro al suelo. Ella se giro para ir a cogerlo pero Eugenio la engancho por los brazos, la miro y le dijo que hoy follarían sin condón. Entonces mi esposa no acepto, pero cuando ella quiso levantarse, el abuelo la cogió y levantándola como si fuese una pluma, se la puso encima y la inserto asta el fondo. Yo cerré los ojos medio llorosos, incrédulo de lo que estaba presenciando. Los volví a abrir, y observe a mi esposa cabalgando encima de ese viejo verde, que le agarraba del culo para penetrarla mejor. No paraba de escuchar gemidos y gritos en voz baja para no llamar la atención.
15 minutos mas tarde, y tras tres orgasmos de mi mujer, vi como Eugenio, aviso a mi esposa de que llegaba su turno de correrse. Lorena, intento levantarse para que no se corriera dentro, pero el abuelo la forzó. Y en un ultimo intento por zafarse, Eugenio la presiono contra el, de manera que mi esposa llego al cuarto orgasmo y el abuelo se corrió dentro de ella.
Trague saliva, estaba de pie, frente a una puerta, por cuya ventana había sido espectador de mis cuernos.
Mi esposa se desplomo encima de Eugenio, jamás la había visto así de entregada. La imagen era impactante, ella encima de el, con su pene aun dentro de mi mujer, chorreando un poquito de semen por su vagina. Mi esposa, miro el reloj, se levanto a toda prisa, se puso el tanga sin limpiarse (imagínense la situación), y se dirigió a toda prisa a la puerta para salir.
Allí estaba yo, al otro lado, esperando explicaciones. Salio y me vio, me dio un beso y nos fuimos a la habitación, cerro la puerta y me dijo que debía habérmelo contado, y que mantenía una relación con el desde hace un año y medio. Se notaba en su rostro la culpabilidad, y con lagrimas en los ojos me dijo que le quería, que sentía algo por ese hombre que cambiaria. Yo le increpe, y le pregunte por mi, por lo nuestro, a lo que me contesto que también me quería y que eso no iba a cambiar, pero que también le quería a el.
Después de 2 minutos de silencia, me dijo que se tenia que hacer otra ronda y que después volvería para hablar. Entonces le dije que se limpiase el coño para que no fuese “tan guarra” como había demostrado. Se giro, me miro seriamente, se levanto el la bata, me enseño el tanga húmedo con semen y me dijo “Me encanta sentirlo dentro de mi”…
Mi nombre es Luis y el de mi esposa Lorena, y somos una pareja feliz, nos queremos y nos respetamos, pero sexualmente no muy activos debido a las situaciones laborales de cada uno. Yo soy abogado, y trabajo durante el día, y mi mujer es enfermera, y trabaja en horario nocturno. Lo cual, impide que coincidamos con frecuencia en casa, y cuando estamos juntos, siempre hay alguna excusa por alguna de las partes para no hacer el amor.
Lorena, mi esposa, trabaja de enfermera desde hace tres años en el Hospital de Valencia, en la ultima planta, donde esta la gente mayor (de60 a70 años). Tiene 29 años, es morena, guapa de cara, mide 1´65, y tiene buen cuerpo (lo que mas me gusta de ella son sus piernas y su culo).
Ella siempre se va ha trabajar sobre las 9 de la noche, una hora después de llegar yo a casa, justo para cenar juntos y hablar un rato. Siempre se va con el uniforme puesto, porque siempre llega tarde a trabajar. Su uniforme consiste en una bata blanca (corta a mi parecer), un poco ceñida, con su ropa interior, liguero y medias de liga color carne (nunca sabia porque no se ponía nada debajo del uniforme, una camiseta o algo que no le incomodara ante los pacientes), en fin, demasiado provocativa y sexy.
Muchas mañanas, antes de levantarme de la cama, oía como llegaba a casa, entraba directamente al baño a lavarse. En ese momento yo me levantaba de la cama y acudía al baño. Siempre me tocaba esperar, porque como ya saben, las mujeres acaparan el baño mucho tiempo. Ella se dejaba la puerta entreabierta, lo cual me permitía ver lo que hacia (siempre me ha gustado ese lado voyeur). Lo que veía siempre me hacia dudar, ya que se quitaba el tanga, lo echaba para lavar, y se sentaba en el videt para lavarse. Luego salía del baño, me daba un beso y se iba a la cama a descansar, sin mediar palabra, siempre hacia lo mismo.
Bueno, pues hace dos meses, yo tuve un problema en la espalda. Mi mujer Lorena me acompaño al Hospital, donde me detectaron 3 hernias discales. Lo primero que hicieron los médicos tras la valoración, fue ingresarme en el hospital, y justo en la planta donde trabaja mi mujer. Asta ahí todo perfecto, porque por fin, podría pasar más tiempo con mi esposa.
Me subieron a la ultima planta, iba acompañado de mi mujer, que saludaba mientras a los compañeros que se cruzaba, y ya arriba del todo, también saludaba a algunos pacientes, de los cuales me iba explicando sus historias y demás cosas. Llegamos a la habitación, la ultima habitación del pasillo, sola para mí. En la habitación de enfrente había un paciente de 68 años, ingresado 2 años antes por problemas respiratorios. Se llama Eugenio, y me contó mi esposa que era un hombre amable pero bastante salido. El señor, se asomo por la ventana que hay en la puerta, llamo dos veces y abrió. Saludo a mi mujer, le dio dos besos, y se me presento.
Mi mujer le acompaño a su habitación porque el pobre tenia un poco de dificultad para andar. Se pararon ha hablar en el pasillo, hablaban en voz baja para no molestar a los pacientes, pero alcance a oír al paciente que si mi mujer se pasaría otra vez esta noche para darle la medicina, a lo que mi mujer contesto que si.
Lorena se quedó conmigo asta su turno, cenamos juntos, hablamos distendidamente e incluso tuvimos un momento de privacidad que hacia tiempo no teníamos. Después se cambio de ropa, se puso su uniforme, solo con la ropa interior debajo y las medias con liguero, a lo que remataba con unos zapatos blancos. Siempre la veía sexy, pero me molestaba porque ella es provocativa, y la gente la mira con descaro.
Mi esposa empezó el turno desde la primera habitación asta la ultima, es decir, desde el principio del pasillo asta el final.
Eran las 23:30 cuando entro en la habitación para ver como estaba, yo pensaba que había terminado la primera ronda, lo cual le dije que se quedara conmigo un rato, pero me dijo que no, que le faltaba por visitar Eugenio. Yo puse mala cara, pero bueno, es su trabajo, no soy yo quien para decirle como tiene que hacerlo. Ella me prometió que, cuando terminase con Eugenio volvería a la habitación.
Entonces salio por la puerta, la dejo abierta, y alcance a ver como se entraba en la habitación de enfrente, cerrando la puerta con pestillo. Pude ver como me miraba por la ventanita de la puerta cuando la cerró por dentro, y eso me dio una mala señal. Me comía la curiosidad y los celos. A lo que me levante y acudí a ver porque cerro con pestillo.
Ya en la puerta me asome por la ventana que tenía, estaba a oscuras, pero se podía ver. Centre mi vista en mi mujer, estaba sentada al lado de la cama del paciente, hablaban distendidos, como si se conociesen de hace tiempo. Eugenio, estaba semisentado en la cama, y encendió la lamparita de la mesita que tenia al lado, abrió el cajón, y saco una pastilla (seria su medicación), y se la tomo. Al mismo tiempo mi esposa se levantaba de la silla, y se dirigió a un armario que hay enfrente de la cama, se agacho para buscar algo en la bolsa del Eugenio, mostrando su hermoso culo para deleite del abuelo.
Cuando lo encontró, lo guardo en su bolsillo derecho de la bata y se dirigió otra vez al lado del abuelo, pero esta vez de pie. Eugenio empezó a acariciarle los muslos, cada vez mas arriba, mi esposa se dejaba hacer, se la veía cómoda. Ella destapo al abuelo, dejando ver un enorme pollon, bien tieso, el cual agarro y empezó a frotarlo suavemente. Yo estaba en blanco, mi mujer tenía un romance con un paciente y yo sin reaccionar.
Lo siguiente que que vi, fue que empezaron a besarse, pequeños besos cortos, que iban dando a besos mas largos y apasionados, mientras Eugenio le acariciaba con sus dedos por encima del húmedo tanga de mi mujer, y mi esposa le hacia una paja a el abuelo. Después ella se dirigió hacia su pene, note como me miro mientras se acercaba a su polla, lo lamió de arriba abajo, le chupo los huevos, y se lo introdujo en la boca suavemente. Eugenio, mientras tenia su mano entre las piernas de mi mujer, empezó a subir el ritmo del movimiento de su mano, al mismo tiempo que mi esposa subía su ritmo chupando ese enorme falo.
A continuación, mi esposa recupero la postura, y mirándome seria, se dio la vuelta, se bajo el tanga, se subió a la cama, y saco un condón de su bolsillo (que era lo que había cogido antes). Lo abrió y cuando fue a ponérselo, el abuelo se lo quito y lo tiro al suelo. Ella se giro para ir a cogerlo pero Eugenio la engancho por los brazos, la miro y le dijo que hoy follarían sin condón. Entonces mi esposa no acepto, pero cuando ella quiso levantarse, el abuelo la cogió y levantándola como si fuese una pluma, se la puso encima y la inserto asta el fondo. Yo cerré los ojos medio llorosos, incrédulo de lo que estaba presenciando. Los volví a abrir, y observe a mi esposa cabalgando encima de ese viejo verde, que le agarraba del culo para penetrarla mejor. No paraba de escuchar gemidos y gritos en voz baja para no llamar la atención.
15 minutos mas tarde, y tras tres orgasmos de mi mujer, vi como Eugenio, aviso a mi esposa de que llegaba su turno de correrse. Lorena, intento levantarse para que no se corriera dentro, pero el abuelo la forzó. Y en un ultimo intento por zafarse, Eugenio la presiono contra el, de manera que mi esposa llego al cuarto orgasmo y el abuelo se corrió dentro de ella.
Trague saliva, estaba de pie, frente a una puerta, por cuya ventana había sido espectador de mis cuernos.
Mi esposa se desplomo encima de Eugenio, jamás la había visto así de entregada. La imagen era impactante, ella encima de el, con su pene aun dentro de mi mujer, chorreando un poquito de semen por su vagina. Mi esposa, miro el reloj, se levanto a toda prisa, se puso el tanga sin limpiarse (imagínense la situación), y se dirigió a toda prisa a la puerta para salir.
Allí estaba yo, al otro lado, esperando explicaciones. Salio y me vio, me dio un beso y nos fuimos a la habitación, cerro la puerta y me dijo que debía habérmelo contado, y que mantenía una relación con el desde hace un año y medio. Se notaba en su rostro la culpabilidad, y con lagrimas en los ojos me dijo que le quería, que sentía algo por ese hombre que cambiaria. Yo le increpe, y le pregunte por mi, por lo nuestro, a lo que me contesto que también me quería y que eso no iba a cambiar, pero que también le quería a el.
Después de 2 minutos de silencia, me dijo que se tenia que hacer otra ronda y que después volvería para hablar. Entonces le dije que se limpiase el coño para que no fuese “tan guarra” como había demostrado. Se giro, me miro seriamente, se levanto el la bata, me enseño el tanga húmedo con semen y me dijo “Me encanta sentirlo dentro de mi”…
4 comentarios - Mi mujer me fue infiel con un paciente