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Diario de una Puta parte 3

Diario de una Puta: parte 3
Año 2010.

Por mas de dos años me dedique a trabajar en el negocio de ropa y a los bailes. El alcohol y la droga era de todos los días y no podía parar de consumir. 
Por la mañana , después del desayuno , me tomaba una lata de cerveza y durante el día fumaba porros a escondidas.
Los sábados por la mañana iba a trabajar alcoholizada y con los zapatos en la mano.
El dueño del negocio me retaba como el padre que nunca tuve , fingía escuchar lo , pero no me importaba un comino.

A mi madre nunca más la fui a ver , aunque le seguía escribiendo y mandando dinero todos los meses. Extrañaba a mis hermanos y a mis mascotas.
A mi tía nunca más le volví hablar. ( Ya saben por q).

En el fondo de mi corazón sentía que mi verdadera familia era mi amiga Andrea. Fue la única persona que me dió un techo y me cuido incondicionalmente en el peor momento de mi vida.

En los últimos meses habíamos profundizado nuestra amistad al punto de masturbar nos mutuamente. Ella amaba mis dos agujeros y me los atendía todas las noches.
Lamía mi clitoris con esmero y me penetraba con bestiales juguetes que fuimos a comprar en un sexshop de la Av. Corrientes.
Todo los sábados por la noche llevábamos a la cama a un tercero ( hombre o mujer) . Bebíamos, fumabamos porros y nos hacíamos el amor hasta reventar. Mi vagina ya no era un anillo, ahora parecía un brazalete. Tomaba anticonceptivos como caramelos y me bajaba la bombacha más de diez veces al día. 
A mis veinte años vivía para los bailes y el sexo.
Ya no me gustaba trabajar, me sentía obligada a ser la que Yo no era. Responsable . Amaba ser libre y que nadie me de órdenes. 
Una tarde, en el trabajo, el jefe no tuvo mejor idea que cuestionarme la forma que tenía de vestir. En ese momento estaba lavando unas vajillas de la cocina , me di vuelta y le arroje a los pies un plato. Había explotado en cólera y me fui para siempre. Nunca volví a buscar mi cosas , ni la paga que me debían.

Le pedí a mi amiga que me aguante un tiempo , con comida y techo, hasta conseguir otro trabajo de mierda. 
Pasaban las semanas y nadie me llamaba. 
Bebía más que antes y caminaba todo el día como una perra rabiosa.

Una tarde de verano, mientras esperaba el colectivo, se detuvo un auto y un hombre mayor de 60 me preguntó si era prostituta. Cómo empujada por un demonio le dije que : SI!!!!.
Me subí y me llevo hasta una calle llena de fábricas y galpones. Me recosté sobre sus piernas y le chupe la picha. El viejo se quejaba de dolor y me sujetaba del pelo con mucha fuerza. 
Después de acabar , escupí su guasca por la ventanilla y me pago. El precio lo había puesto el y no estaba nada mal. Me llevo de vuelta a la parada de colectivo y me quedé esperando otro "cliente".
Esa tarde atendí tres hombres y me fui a buscar a mi amiga por la panadería. La invite a una confitería y nos tomamos un taxi hasta su casa. Nunca le conté como había ganado ese dinero....Al otro día me vesti para la ocasión y me enfoque en la mirada de los conductores exitados...

Continúa 

@sandraguarani90.


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