Recuerdos
... me doy la vuelta y te veo dormida plácidamente. Eres hermosa y frágil. Me da pena despertarte. Me dijiste que lo hiciera a las 8:00 y son las 7:30 y a mi mente vienen desbocados los recuerdos de la noche. Me apoyaste contra la pared nada más entrar en el cuarto y me desabrochaste de manera nerviosa y excitada el cinturón, me bajaste de golpe los pantalones y los calzoncillos, y como un resorte mi chota, dura, apuntó al techo, una mano tuya acariciaba mis testículos, tu boca besaba mi glande, me mirabas a los ojos...
...mis dedos se perdían en tu pelo y te acariciaban suavemente al compás de los movimientos de tu cabeza succionando mi chota cada vez con más intensidad. Te levante y te besé en la boca, te resistías, te agarrabas a mi verga con verdadera adoración, mis pantalones en los tobillos me estorbaban así que rápidamente me zafé de ellos y de la mano te llevé a la cama, bajando la delgada cremallera de tu falda te la quité y vi como tus bragas estaban empapadas, sin quitártelas me llene mi boca con tu cajeta como si quisiera arrancártela de un solo bocado. Te echaba mi aliento y tu coño ardía, te quitaste tu misma la blusa mientras yo daba buena cuenta del rico bocado que tenía en mi boca y cuando miré hacia arriba vi dos grandes pezones duros y enhiestos apuntando al techo. Comencé a pellizcarlos mientras hozaba en tu cachucha cada vez más húmeda.
Te quité las bragas y te abrí de piernas y apareció ante mí la imagen de tu pochola jugosa y deliciosa y mi lengua se perdió en su interior, comencé a besarte las inglés, tus labios, tu clítoris... Lo hacía despacio, sin prisa, recreándome con su olor y tu sabor. Lo abrí con mis manos y tu clítoris henchido y excitado salió de su madriguera. Lo besé y lo aspiré con una mezcla de ternura y brusquedad. Te metí un par de dedos y los dirigí hacia arriba, buscando la raíz de tu centro del placer y comencé a apretar hacia afuera. Los pequeños gemiditos subieron de intensidad...susurrantes ¡sigue, sigue...me está encantado...mamón! Por fuera mi lengua trabajaba sin descanso, por dentro mis dedos hacían de las suyas. No podías más, estabas a punto de correrte, me decían tus movimientos cada vez más rápidos, cosa que me excitó muchísimo y aceleré hasta que un tremendo orgasmo recorrió tu cuerpo e inundó mi boca. Apenas te recuperaste te lanzaste directamente a por mi verga, me besaste el perineo, mordías mis pelotas, subías por el tronco, llegabas a mi glande lo descapullabas al máximo y lo rodeabas con tu lengua -qué sensación tan extraordinaria- Mientras mamabas mi pija me mirabas con lujuria y lascivia sabías que me gustaba tanto como sentir tu lengua recorriendo mi verga. Hice un amago por librarme de tu boca -deseaba tanto penetrar tu concha- pero fue imposible. Tus dientes apretaron mi pene durisimo y capté la señal. Era tuyo y querías hacer con él lo que te viniera en gana y lo que más deseabas en ese momento era devorarlo sin compasión así que, resignado, me dejé hacer.
Me pajebas mientras con tu lengua lo lamías, lo descapullabas y absorbías la punta como si estuvieras comiéndote un espagueti, abrías tu boca y lo engullías hasta que con tu lengua rozabas mis testículos. Cuando notabas que iba a venirme...parabas. Subías y me besabas mi boca...volvías a bajar y vuelta a empezar ¡qué gran mamada me estabas regalando! ¡Qué experta mamoma estabas hecha! me estabas volviendo loco me estabas sacando de mí. Mis gemidos se tornaron gritos y eso te excitaba te ponía muy caliente saberte una gran realizadora de mamadas tu coño quería más guerra así que decidiste que era el momento de sacarme toda la leche para volver a empezar. Incrementaste el ritmo y una explosión recorrió mi interior y de mi guasca comenzo a salir leche a borbotones inundando tu cara, tu boca, tus tetas...
Después de esa gran chupada estabas, cachonda, excitada, llena de lujuria de nuevo pero sabías que tendrías que dejarme reposar...
... me doy la vuelta y te veo dormida plácidamente. Eres hermosa y frágil. Me da pena despertarte. Me dijiste que lo hiciera a las 8:00 y son las 7:30 y a mi mente vienen desbocados los recuerdos de la noche. Me apoyaste contra la pared nada más entrar en el cuarto y me desabrochaste de manera nerviosa y excitada el cinturón, me bajaste de golpe los pantalones y los calzoncillos, y como un resorte mi chota, dura, apuntó al techo, una mano tuya acariciaba mis testículos, tu boca besaba mi glande, me mirabas a los ojos...
...mis dedos se perdían en tu pelo y te acariciaban suavemente al compás de los movimientos de tu cabeza succionando mi chota cada vez con más intensidad. Te levante y te besé en la boca, te resistías, te agarrabas a mi verga con verdadera adoración, mis pantalones en los tobillos me estorbaban así que rápidamente me zafé de ellos y de la mano te llevé a la cama, bajando la delgada cremallera de tu falda te la quité y vi como tus bragas estaban empapadas, sin quitártelas me llene mi boca con tu cajeta como si quisiera arrancártela de un solo bocado. Te echaba mi aliento y tu coño ardía, te quitaste tu misma la blusa mientras yo daba buena cuenta del rico bocado que tenía en mi boca y cuando miré hacia arriba vi dos grandes pezones duros y enhiestos apuntando al techo. Comencé a pellizcarlos mientras hozaba en tu cachucha cada vez más húmeda.
Te quité las bragas y te abrí de piernas y apareció ante mí la imagen de tu pochola jugosa y deliciosa y mi lengua se perdió en su interior, comencé a besarte las inglés, tus labios, tu clítoris... Lo hacía despacio, sin prisa, recreándome con su olor y tu sabor. Lo abrí con mis manos y tu clítoris henchido y excitado salió de su madriguera. Lo besé y lo aspiré con una mezcla de ternura y brusquedad. Te metí un par de dedos y los dirigí hacia arriba, buscando la raíz de tu centro del placer y comencé a apretar hacia afuera. Los pequeños gemiditos subieron de intensidad...susurrantes ¡sigue, sigue...me está encantado...mamón! Por fuera mi lengua trabajaba sin descanso, por dentro mis dedos hacían de las suyas. No podías más, estabas a punto de correrte, me decían tus movimientos cada vez más rápidos, cosa que me excitó muchísimo y aceleré hasta que un tremendo orgasmo recorrió tu cuerpo e inundó mi boca. Apenas te recuperaste te lanzaste directamente a por mi verga, me besaste el perineo, mordías mis pelotas, subías por el tronco, llegabas a mi glande lo descapullabas al máximo y lo rodeabas con tu lengua -qué sensación tan extraordinaria- Mientras mamabas mi pija me mirabas con lujuria y lascivia sabías que me gustaba tanto como sentir tu lengua recorriendo mi verga. Hice un amago por librarme de tu boca -deseaba tanto penetrar tu concha- pero fue imposible. Tus dientes apretaron mi pene durisimo y capté la señal. Era tuyo y querías hacer con él lo que te viniera en gana y lo que más deseabas en ese momento era devorarlo sin compasión así que, resignado, me dejé hacer.
Me pajebas mientras con tu lengua lo lamías, lo descapullabas y absorbías la punta como si estuvieras comiéndote un espagueti, abrías tu boca y lo engullías hasta que con tu lengua rozabas mis testículos. Cuando notabas que iba a venirme...parabas. Subías y me besabas mi boca...volvías a bajar y vuelta a empezar ¡qué gran mamada me estabas regalando! ¡Qué experta mamoma estabas hecha! me estabas volviendo loco me estabas sacando de mí. Mis gemidos se tornaron gritos y eso te excitaba te ponía muy caliente saberte una gran realizadora de mamadas tu coño quería más guerra así que decidiste que era el momento de sacarme toda la leche para volver a empezar. Incrementaste el ritmo y una explosión recorrió mi interior y de mi guasca comenzo a salir leche a borbotones inundando tu cara, tu boca, tus tetas...
Después de esa gran chupada estabas, cachonda, excitada, llena de lujuria de nuevo pero sabías que tendrías que dejarme reposar...
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