Antes de comenzar con el relato quiero agradecerles por sus comentarios y puntos en mi primer post, les dejo el link si aún no lo han visto:
http://www.poringa.net/posts/relatos/4022283/Por-Fin-me-Cogi-a-la-Suegra-de-mi-Hermano.html#comment-197100
La verdad no esperaba que tuviese tantas reacciones y mucho menos que consiguiera seguidores pero eso me animó a contar esta otra historia, pasó unos días después de que me cogí a Rebeca.
Verán, cuando yo era adolescente (entre 13 y 15 años aproximadamente) salía a jugar a la calle con amigos de la colonia y primos de mi edad, solíamos jugar durante toda la tarde e incluso en ocasiones hasta la madrugada, siempre había amigos nuevos pues en la calle había una casa que, por alguna razón, siempre ha estado en renta y las familias iban y venían constantemente. En una ocasión, justamente en esa casa, llegó una familia, un matrimonio con un hijo único llamado Armando, en ese entonces él tenía unos 8 años más o menos y aunque la mayoría éramos mayores jugaba con nosotros, pues como les comento éramos amigos de varias calles a la redonda así que éramos bastantes y de varias edades por lo que cualquiera podría acoplarse con nosotros. Después de unos años la familia de Armando se mudó y no volvimos a saber de él, nos pesó un poco ya que esa familia fue la que más tiempo se quedó en esa casa y Armando se hizo cercano a nosotros.
Fue hasta hace poco más de años que volvimos a saber de él, Armando se contactó con mi hermano menor (son más o menos de la misma edad por lo que se llevaban mejor entre ellos) y le dijo que regresaría a vivir a la ciudad y quería que nos reuniéramos para beber algo, platicar y recordar viejas anécdotas. El día que lo volví a ver después de tantos años fue en una fiesta de Halloween, era una fiesta de disfraces, Armando llegó de último invitado, junto con su esposa, Paulina, ella físicamente es 1.55ms de altura, piel clara muy clara, casi blanca, pelo largo, ondulado y oscuro, manos suaves, delicadas y con la punta de sus dedos un poco rosados, el disfraz de Paulina era de enfermera sexy el cual causó controversia tanto para los hombres que estábamos presentes como para las mujeres, sobre todo para ellas, ya saben, la liquidaban con la mirada y por dentro de sí mismas seguramente la tachaban de zorra, incluso un para de mujeres, murmurando criticas por como venía vestida y la verdad es que no es para menos, muchos de los hombres pensamos lo mismo, bien dice que la primera impresión es la que cuenta ¿No? y es que como nosotros no sabíamos absolutamente nada de ella y de primera impresión verla así, a más de uno nos hizo cuestionarla ¿Pero qué importaba? se veía espectacular y aquel hombre que la haya visto ese día y no le causara que su verga se levantara es simplemente por que no le gustan las mujeres, bueno, sigo con su descripción, el vestido de enfermera que llevaba puesto a penas le cubría su trasero, se podían ver perfectamente sus piernas blanquecinas y como llevaba unos tacones abiertos, blancos y de plataforma para hacer juego con la putería que llevaba como ropa se podían ver sus hermosos pies, no es que tenga fetiche con los pies, pero sé reconocerlo, estaban hermosos, se notaba que los cuidaba, blancos e igual que sus manos, la punta de los dedos un poco rosados.
¿A cuántos más de ustedes les pasa? Que ven pies hermosos de mujeres y piensan... seguro que así también tiene la vagina, y se les para la verga de sólo imaginarlo ¿O soy el único al que le pasa? Jajajajajaja.
Cuando Armando me presentó a su esposa no pude evitar escanearla con la vista de arriba a abajo y de regreso, varias veces, sus pechos son pequeños pero si llenaban completamente mis manos y sus nalgas, aunque también pequeñas, eran muy firmes. -Apuesto a que el ano también lo tiene rosado- Pensé.
La verdad no entendía como es que Armando, siendo un hombre prieto y feo, muy muy feo, consiguió casarse con una mujer así pero para ser honestos, él es gracioso y no temé hacer el ridículo, además de que a pesar de tener ese cuerpo tan deseado, Paulina no es tan agraciada del rostro.
En seguida los guié a la sala y les ofrecí sentarse, ellos lo hicieron y yo fue a servirles una copa a ambos, regresé y me senté al lado de mi esposa ¿Creían que perdería la oportunidad que se me presentaba? ¡Por supuesto que no! Seguramente ustedes harían lo mismo que yo hice, intencionalmente le ofrecí a ambos uno de los tantos asientos que estaban libres y ¡Paulina quedó justo enfrente de mí! Así podría deleitarme con esa piel blanquecina bañada en luz tenue que recorría desde su cuello hasta sus tobillos, seguramente ya lo saben o al menos se lo preguntarán y la respuesta es SI, podía ver la ropa interior de Paulina desde mi lugar, a mi antojo, llevaba puesta una tanguita blanca de hilo dental y no llevaba brasier.
Armando me platicaba que llevaba un par de meses viviendo en la ciudad, que obviamente se había casado, llevaban poco más 1 año de matrimonio y ya tenían un hijo de unos 4 años aproximadamente, me comentó también que había llegado a comprar una casa en un fraccionamiento nuevo a la ciudad ¿Y qué creen? es el mismo fraccionamiento dónde yo vivo así que, si no fuera bastante excitante ya con que fuera esposa de mi amigo, con un cuerpo tan deseable, ahora era mi vecina ¡UFFFF! ¿Qué le faltaba para excitarme aún más? Al enterarme de ello trate de ocultar mi felicidad con sorpresa.
- ¡Que casualidad! Ahí vivimos nosotros.
Le dije.
- ¡¿Enserio?! ¿Por qué no te había visto antes por allá?
Me preguntó Armando.
Bueno yo suelo trabajar por las tardes y en la mañana realmente no salgo mucho de mi casa.
Respondí.
- Eso me alegra por que ¿Sabes? Estaba un poco indeciso por venir aquí, por eso llegamos tarde y es que el fraccionamiento está al otro lado de la ciudad y por lo mismo no pensábamos quedarnos tanto tiempo, pero si ustedes viven ahí ¿Crees que puedas darnos un aventón cuando te vayas? La verdad es que aún no compro auto, con los gastos de la nueva casa, tú sabes...
Me confesó Armando.
- Claro que si, no hay problema, lo que necesites vecino, ya sabes que aquí estamos.
Yo estaba encantado.
La noche pasaba entre tragos, juegos de bebida, karaoke, baile, bromas, etc y muchos nos dimos cuenta de algo curioso. Paulina, la mayor parte del tiempo, se la pasaba alejada de Armando, conviviendo con todos, hombres y mujeres, yo diría que más con los hombres, mientras Armando sólo la observaba desde la sala platicando y recordando viejos tiempos con los amigos. No le di mayor importancia y seguí con el festejo y claro, viendo como Paulina se contoneaba de un lugar a otro, moviendo ese culo y como sus tetas brincaban mientras ella bailaba.
- Hermano, ¿Crees que puedas llevarnos a casa ahora? Sé que te dije que tú decidías cuando irnos pero la verdad es que Paulina ya está demasiado ebria, debo llevarla a recostar.
Me dijo Armando.
- Claro no hay problema, vamos, te abro el auto para que la subas de una vez.
Mi esposa y yo nos despedimos de todos, abrí el auto, mi esposa se subió en el asiento del copiloto y Armando ayudando a Paulina a recostarse en el asiento trasero.
- Iré a despedirme de todos y por mis cosas, ya regreso.
Dijo Armando.
Yo me bajé para abrir la cajuela del auto para que Armando metiera sus cosas cuando regresara.
Paulina comenzó levantarse.
- Tengo que salir de aquí.
Dijo
Abrió la puerta del auto y se arrodillo en el jardín frente a la casa y vomitó.
- ¿Te sientes bien?
Le pregunté.
Me acerqué a ella y tome su cabello haciéndole una cola de caballo, mientras ella vomitaba.
- Ya me siento mejor.
Dijo
Le ayudé a levantarse, la sujeté por la cintura con ambas manos, ella apoyó sus piernas y pudo ponerse de pie, sentía que se estaba tambaleando así que la recargué cobre mi para evitar que cayera al suelo, en ese momento sentí sus firmes nalgas apretando con todo su peso justo en mi verga ¡¡UFFFF!! Se recostó sobre mi hombro y la metí de nuevo al auto, me coloqué en el asiento del piloto y Armando salió en seguida. Creí que mi mujer me diría algo pero ella estaba recostada en su asiento a punto de dormirse, Armando se subió y no fuimos, fui platicando con él en todo el camino y de vez en cuando volteaba hacía atrás para ver las piernas y la tanguita de Paulina. Llegamos a su casa que increíblemente estaba en la misma calle que la nuestra, a tan sólo una cuadra de distancia. Me ofrecí a ayudar a bajar a Paulina quien ese momento ya estaba completamente dormida, Armando me dijo que él podía solo, la metió en su casa y regresó por sus cosas, mi mujer y yo nos fuimos a nuestra casa y tuvimos sexo, la verdad no pensaba quedarme con esa excitación que tenía así que la descargue en la panocha de mi esposa.
Los meses pasaron y como ahora Paulina y mi esposa eran vecinas y considerando que Armando y yo somos amigos, ellas intentaron hacerse amigas y digo intentaron por que si hay alguna mujer leyendo esto, sabe que entre mujeres, después de esa primera impresión, es difícil hacerse amiga de alguien como Paulina o al menos eso me dijo mi esposa. Paulina frecuentaba nuestra casa, para tomar café con mi esposa y platicar, Armando de vez en cuando la acompañaba pero eran pocas las veces ya que él trabajaba todo el día. En una ocasión, mientras ellas platicaban, logré escuchar que Paulina le decía a mi esposa:
- Hablando del tema sexual, la verdad es que, entre Armando y yo no es muy bueno, lo hacíamos 1 o 2 veces al mes... Y digo hacíamos por que desde que su madre vino a vivir con nosotros, no ha habido casi nada de sexo y cuando lo hacemos, por el hecho de que él trabaja todo el día llega cansado y no dura nada 2 o 3 minutos y después ya está dormido, la verdad es que estoy insatisfecha sexualmente.
No saben como prendió saber que Paulina estaba necesitada de verga.
Los días pasaban y aprovechaba mis ratos de soledad en la casa para masturbarme pensando en Paulina y su piel blanquecina totalmente desnuda. Hasta que un día...
Recibí una llamada de Armando, me pidió que le hiciera un favor, como Paulina había tenido una discusión tan fuerte con su suegra decidió salirse de la casa hasta que llegara Armando y calmara a su madre, pero como Paulina no tenía a donde ir me pidió que le diera permiso de estar en mi casa y que él, saliendo de trabajar, pasaría por ella, como era mi día de descanso del trabajo acepté y para mi suerte, mi esposa estaba fuera, así que teníamos varias horas antes de que Armando o mi esposa llegasen a mi casa.
- Muy bien, gracias hermano, te debo una.
- No claro que no, sabes que estoy para ayudarles en lo que pueda.
- Gracias de nuevo, le marcaré a Paulina y le diré que vaya a tu casa, llegará en unos minutos.
Colgué la llamada y entonces mi plan comenzó, al poco tiempo sonó el timbre de la puerta principal y acudí a abrir la puerta. Del otro lado estaba Paulina, con la mirada un poco baja, con su mano derecha se cubría el abdomen y se apretaba la cintura del lado izquierdo, sobre ella recargaba el codo de la mano izquierda y sus dedos limpiaban una lagrima en su mejilla.
- Hola...
Me dijo con mucha pena.
- Hola, pasa, Armando me contó algo de lo que pasó, siento que pasaras por eso, cuando llegue Armando te ayudará a arreglar el problema, pero por ahora no pienses en ello.
La acompañé a la sala y le ofrecí algo de beber, me pidió agua, se la traje y comenzamos a platicar, durante la platica salió justamente el tema de la fiesta, aquella en que la conocí.
- ¡Oh si!, recuerdo que ibas vestida un tanto... exótica jajajaja.
- Fue idea de Armando.
Dijo Paulina y pude notar un poco de molestia en su tono de voz y en su rostro.
- ¿Cómo? ¿Él te pidió que fueras vestida de esa forma?
Le pregunté.
- Lo hace todo el tiempo, le excita que los hombres me vean vestida así, que les provoque erecciones mientras piensan en mi, cuando salgo a pasear con él quiere que me ponga vestidos y faldas cortas para que en la calle los hombres vean mis piernas y mi ropa interior, Armando me hace usar muchas tangas, si salgo a la calle con él y llevo puesto un vestido o una falta, ten por seguro que llevo puesta una tanga a petición de él, para que en algún momento algún suertudo, como dice Armando, pueda verla, él no me pone atención a mi, sólo busca la mirada de los hombres que tienen puestos sus ojos sobre mí ¿Sabes lo frustrante y raro qué es? ¿El estar con alguien que quieres y que todos los hombres te vean con morbosidad excepto él?... En una ocasión me convenció de ponerme una falda rosa muy corta y una blusa de tirantes blanca muy delgada ¡SIN ROPA INTERIOR! por lo cuál se transparentaban mis pezones, íbamos en el coche, él iba manejando y en un semáforo en rojo, un tipo nos limpiaba el parabrisas del auto y él me convenció de abrir mis piernas para que ese hombre pudiera ver mi vagina, el pobre no supo como reaccionar, ni siquiera terminó de limpiar el parabrisas, salió corriendo dejando notar que abajo de su pantalón su pene estaba erecto jajajajajaja.
No lo podía creer, todo el tiempo pensé que era una completa zorra por vestir así tan descaradamente enfrente de Armando.
- ¡Vaya! jajajajajajaaja -dije- Apuesto a que ese limpiaparabrisas debió sentirse el hombre más afortunado en ese momento, ¿Pero qué hay de ti? ¿A ti te excitan las miradas de todos esos hombres?
- Debo aceptar que sólo de algunos, hay hombres muy atractivos que me miran, me excito y después me desquito con Armando, la verdad es que en los días que salgo vestida así es cuando Armando mejora en el sexo, regresamos a casa y él está muy excitado, supongo que por eso no he dejado de complacer su fetiche.
- ¡Wow! nunca me imaginé que Armando tuviese ese tipo de gustos, debo aceptar y a la vez pedirte perdón, por que la verdad yo pensé que eras... emmm... bueno...
- ¿Qué? ¿Una zorra?
Yo sólo me encogí de hombros y con una sonrisa llena de culpa le hice entender que era eso a lo que me refería.
- Pues te equivocas, realmente soy muy tímida, me cuesta mucho exhibirme de esa forma... pero debo aceptar que a veces, de sólo pensar en cuál será mi recompensa, hace que me moje.
Para ese momento yo tenía la verga bien dura.
Pensé que esto sería más fácil pero al darme cuenta de que Paulina no era una zorra como yo pensaba y que por el contrario, era tímida como ella decía, dudaba de la efectividad de mi plan para acostarme con ella pero decidí arriesgarme, quien sabe, tal vez tendría la misma suerte que con Rebeca. Le ofrecí más agua y aproveché también para llenar mi vaso, regresé, le di su vaso, me senté a su lado y "accidentalmente" derramé el agua sobre mí.
- Pero que tonto, iré a cambiarme, no tardo... es una suerte que esté en mi propia casa ¿No crees?
- Descuida, lo bueno es que a mi no me mojó, préstame una franela, mientras te cambias yo limpiaré esto.
Me levanté y Paulina pudo notar el bulto que hacía mi verga debajo de mis pantalones, abrió lo ojos y se sonrojó, no era difícil notarlo, el rostro enrojecido de Paulina hace buen contraste con su piel blanca, yo sacudía el exceso de agua en mi ropa haciendo énfasis en mi pantalón para que ella no dejara de ver mi paquete.
Le di una franela y me fui a mi cuarto, me puse una licra azul marino que, en lo personal, creo que resalta el bulto de mis huevos junto con el de mi verga y hace que mi trasero se vea más firme, es una licra un poco ajustada, creo que para la ocasión y lo que tenía planeado cumplía perfectamente con su propósito. Tomé la ropa mojada y salí así, en ropa interior a exhibirme frente a Paulina, aprovechando que la sala estaba de camino al patio para tender ahí mi ropa mojada. Cuando Paulina me vio semidesnudo se sorprendió, se levantó del sillón, se sonrojó de nuevo y desvió la mirada a un lado.
- ¿Qué te pasa? ¿Por qué sales así cuando yo estoy aquí?
Me preguntó un poco molesta. Yo regresaba de dejar mi ropa al sol y le respondí:
- Tranquila, es mi casa así que no hay problema con que esté vestido así, además, no tengo nada que no hayas visto antes ¿O sí? Vamos, relájate, somo adultos.
Ella volteó a verme a los ojos y dijo:
- ¡Si, somos adultos, casados! y esto está mal.
- Vamos, no estamos haciendo nada... mejor respóndeme algo... ¿Aquel día en la fiesta, cuando nos conocimos ¿Te diste cuenta que yo también te estaba mirando no? Te diste cuenta que miraba tus piernas, tus pechos y hasta miraba por debajo de tu falda ¿No es así?
- Claro que si, incluso Armando se dio cuenta -me dijo un poco molesta, como intentando asustarme por lo que pudiera decir mi amigo si se enterara de lo que estaba pasando-
- Pero a él le encanta que los hombres te vean ¿No? Me lo acabas de decir tú misma, lo que yo quiero saber es si ¿A ti te gustó que yo te mirara? -en ese momento comencé a acercarme poco a poco a ella- ¿Te excitaste en aquella ocasión o en alguna otra, sintiendo mi mirada sobre tus senos, sobre tus piernas y sobre tu hermoso culo?
Ella no respondió, creo que estaba sorprendida por lo que pasaba, por lo que yo decía ¿O tal vez por que su respuesta era un "SI" y tenía miedo de que no pudiera controlarse después de responder?
- Por que, te diré algo, tú si me excitas a mi Paulina, desde que te conocí me he masturbado muchas veces imaginando que hay debajo de tu ropa.
Le seguía diciendo, mientras yo estaba justo a un paso de que nuestros cuerpos se encontraran. Al escucharme decir eso ella se sorprendió aún más, incluso se llevó una mano a su boca para tapársela, sus ojos temblorosos miraban fijamente los míos, yo tomé su mano derecha y la dirigí hacía mi verga para que ella pudiera sentirla, ella se asustó un poco pero no dijo nada, no se esperaba que hiciera eso, bajó la mirada hacía mi falo e intentó retirar su mano pero yo no la dejé, la sujeté con fuerza, la apreté más contra mi miembro y le dije:
- Mira como me pones Paulina, mira como estoy, agarra mi verga y dime que no te gusta.
De nuevo no respondió, fui retirando mi mano poco a poco hasta que Paulina por sí sola tenía su mano sujetando mi verga sobre la tela de mi ropa interior, no dejaba de verla fijamente y comenzó a manosearme despacio, rosando mi falo, sin dejar de mirarla, eso me prendió aún más y retiré su otra mano de su boca para plantarle un beso, cuando sintió mi lengua jugueteando con la suya puso sus manos sobre mi pecho y me apartó de ella.
- Esto está mal -me dijo Paulina- Muy mal... debo irme...
Se apresuró hacía la puerta principal.
- Espera, -le dije- no tengo problema con que te vayas, si eso es realmente lo que quieres, pero mira como me dejas, tengo mi verga demasiado dura y es por ti, es por tu cuerpo, es por como me tocaste que está a punto de explotar, no importa si decides irte pero haz de saber que yo no puedo simplemente quedarme así, si te vas tendré que desahogarme, masturbándome y estaré pensando en ti Paulina, estaré pensando en aquel día que nos conocimos, pensaré que Armando te pedía que abrieras las piernas para que yo pudiera ver tu vagina para después cogerte, me hare una paja como nunca antes pensando en ti.
Ese fue mi última carta esperando que Paulina se quedara para poder cogérmela y así evitar que Armando supiera lo que ahí había pasado, pero Paulina se fue de mi casa sin decir nada.
Resignado y molesto me fui a mi cama a comenzar lo que le había prometido a Paulina momentos antes y me desnudé pero cuando me disponía a jalármela llamaron a la puerta, no tenía pensado abrir, quería tener un orgasmo ya mismo pero la insistencia de la persona del otro lado de la puerta pudieron conmigo y me dirigí a abrir, sólo asomé mi rostro pues iba desnudo, ¡Era Paulina!
- ¿Es verdad?...
Me preguntó, con la mira baja y con pena.
- ¿ Qué cosa?
- Que te... lo que dijiste... ¿Tú te... masturbas pensando en mi?.
Yo solté una sonrisa un tanto burlona y abrí la puerta completamente, Paulina me vio totalmente desnudo y con la verga erecta, con mis venas aún palpitantes invitándola a pasar.
Paulina de nuevo se sorprendió y se sonrojó bastante, volteó para todos lados para asegurarse de que ningún vecino haya visto tal escena, yo tomé nuevamente una de sus manos y la puse en mi verga, ella le clavó la mirada una vez más y sentí como la apretaba un poco mientras se mordía el labio inferior de su boca, la hice pasar sin que soltara mi falo y cerré la puerta, comencé a caminar hacía atrás y sinceramente me sentí como un perro lazarillo guiando a su dueña ciega, sólo que en esta ocasión mi verga era la correa que la dueña sujetaba , llegamos a la sala y ella aún con la mirada un poco indecisa me dijo:
- Esto esta mal, no deberíamos...
La interrumpí preguntándole
- ¿Si está mal por qué regresaste?... ¿Si está mal por qué lo disfrutas tanto?
De nuevo me arrojé sobre sus labios y comencé a besarla apasionadamente, esta vez no me aparto, comencé a quitarle su playera, lo mismo hice con su brasier para poder dejar al descubierto sus blancas tetas y esos rosaditos pezones que tenía, eran pequeños como me gustan, ella volteó la mirada, apenada por el hecho de mostrarse semi desnuda ante mi, lo cuál me excito, no sabía que eso me gustaba, de nuevo la besé, mi lengua pasó a su boca, comenzó a mover la mano con la que sujetaba mi verga, ¡ POR FIN PAULINA ME ESTABA MASTURBANDO! la sensación era magnifica debido a sus manos tan suaves. La recosté sobre el sillón más grande de la sala y me puse de pie a su lado para contemplarla un momento, parecía que, con la mirada, estaba preguntándome "¿A qué esperas cabrón? Hazme tuya de una puta vez" y Paulina tomó de nuevo mi verga, me jaló indicándome que me acercara más a ella y comenzó a lamer mi falo con esa pequeña punta de su lengua que jugueteaba alrededor de mi glande hasta dejarlo húmedo por todos lados, entonces, abrió grande su boca y metió mi estaca dentro de ella, eso provocó que mi cabeza se fuera hacía atrás exhalando un gemido de placer, la miré de nuevo y ella me miraba fijamente mientras se tragaba mi verga una y otra vez.
- ¿Lo ves?... Como si puedes ser una zorra cuando te lo propones.
Le dije con un tono un poco burlón y lleno de ironía.
A pesar de tener mi verga en medio, pude notar como sus labios encorvaban una sonrisa y de nuevo comenzó a mover su lengua alrededor de mi glande esta vez con un poco más de esmero, eso aumento el placer que yo sentía y provocó la sujetara del cabello y que empujara mi miembro más profundo, ella soltó un gemido ahogado por el trozo de carne que tenía entre los labios, comencé a desabotonar el short de mezclilla que traía puesto Paulina, se lo quieté y comencé a masajear su panocha por sobre su calzón negro de encaje que traía el cual ya estaba húmedo de esa parte.
- Eres tan zorra que aún no te he metido la verga y ya estás toda mojada.
Le dije.
Ella se estremecía de placer, cerraba los ojos con fuerza y la humedad en sus bragas aumentaba, saqué mi falo de su boca y me puse sobre ella, me metí entre sus piernas, sin dejar de estimular su vagina comencé a lamer su cuello y sus clavículas, a mordisquearlos, igual que como había hecho con Rebeca, ella se encorvó y gimió repetidamente, sus manos tomaron con fuerza mi cabeza para que yo no dejara de hacer eso, ella se revolcaba de placer, en ocasiones apretaba con fuerza sus labios para impedir que sus gemidos salieran. Me separó y me dijo.
-Nunca me habían hecho eso.
- ¿Y que tal?
Le pregunté.
- Sólo mira como me pones....
- Espero hacerte cosas que nadie te ha hecho -le respondí- Vamos, muéstrame qué tan zorra puedes ser, enséñame cuanta falta te hace sentir una verga dentro de ti.
Le dije.
Ella paró sus gemidos de golpe, me tomó por el rostro y me miró fijamente por un par de segundos, como tratando de encontrar algo en mis ojos, no me dijo nada, metí mi mano por debajo de sus bragas para introducir uno de mi dedos en su panocha, ella de nuevo sintió placer y comenzó a mover sus caderas mientras yo metía y sacaba mi dedo. Quería verla, estaba estaba ansioso por verla, desde que vi esos pezones pequeños y rosados me preguntaba si tendría una vagina rosadita y estrecha, así que bajé por su cuerpo, recorriendo cada centímetro con mi lengua en el camino. Comencé a lamer sus labios vaginales por encima de sus bragas, los apretaba con mis labios a en ocasiones les daba mordiscos suaves, ella se retorcía y gemía más, recargó sus piernas en mi espalda, con una mano masajeaba mi cabello y con la otra apretaba sus tetas, con el dedo índice y pulgar presionaba y jalaba su pequeño pezón rosado mientras yo sentía como sus bragas se mojaban más y más, me separé un poco para poder retirar su calzoncito y cuando lo hice ella abrió sus piernas, ofreciéndome esa deliciosa, juvenil, depilada y rosadita panocha.
Comencé a lamer sus muslos, despacio, a besarlos suavemente, bajaba poco a poco hasta llegar a su entrepierna, ella apretaba sus tetas y se dejaba llevar por lo que le hacía, comencé a besar al costado de sus labios mayores para dejar que el placer y la excitación la inundaran antes de llegar al su clítoris.
- ¡Chúpamela ya!
Me dijo suplicante.
Yo la miré a los ojos y estiré mi lengua por fuera de mi boca muy lentamente, con mis dedos, abrí los labios de su panocha para que no estorbaran a mi lengua, ella la seguía con su mirada esperando el momento en que mi húmeda lengua chocara con su clítoris, cada milímetro que avanzaba debió ser una tortura para ella, estaba desesperada y no aguanto más, tomó mi cabeza y jaló con fuerza, mi boca se estrelló completamente contra su panocha y de nuevo ella se encorvaba y gemía como gata en celo, comenzó a mover su cadera para restregarme su vagina por toda mi boca, yo movía rápidamente mi lengua, saboreando los jugos que ya había dejado escapar.
- ¡Si, así! Chupamela cabrón ¿Es lo que querías no? Ahora no dejes de chupar hasta que me corra.
link: https://www.tumbex.com/robertoxdd-love.tumblr/post/121383839814/sexo-oral
Eso me prendió y comencé lamer su clítoris, ella gemía frenéticamente y mi verga estaba tan dura como la vez que me cogí a Rebeca, "Creo que me está gustando ser infiel" -pensé- Aumenté el ritmo de mi lengua, lubriqué 2 de mis dedos con mi saliva y lo introduje en su estrecha vagina, los metía y sacaba al ritmo que lamía si clítoris, Paulina comenzó retorcerse un poco por lo que imaginé que ya estaba sintiendo los espasmos previos al orgasmo, ahí venía, el jugoso elixir que me encanta, ella hizo algo que en su momento no entendí por qué, con su mano derecha agarró sus bragas y las mantuvo ahí, después de unos segundos comiéndome su vagina, sus chorros vaginales salieron de ella y Paulina rápidamente colocó sus bragas en su panocha para mojarlas completamente con sus fluidos, yo me apresuré a besarla, nuestras lenguas jugueteaban de nuevo dentro de nuestras bocas mientras ella terminaba de mojar sus braguitas, sus gemidos cesaban y yo estaba un poco curioso por saber el motivo por el cuál había empapado sus bragas con sus líquidos.
- Ahora me toca a mi.
Me dijo.
Hizo que me sentara en el sillón y ella se arrodilló frente a mi, se recogió un poco el cabello, tomo mi verga, la apretó, me miró, sonrió y me metió mi falo en la boca hasta que sus labios chocaron con su mano.
De vez en cuando sacaba mi verga de su boca para chuparme los huevos y recorrer con su lengua el camino desde ellos hasta mi glande y de nuevo se metía mi falo en la boca, yo estaba envuelto en placer, ella conjugaba el ritmo de su boca con su mano, como me encanta que me masturben y me hagan una mamada al mismo tiempo, yo la tomé del cabello y la jale con fuerza como ella había hecho conmigo, mi verga se fue profundo en su garganta, ella intentaba retirarse pero yo no la dejaba, comenzó a dar arcadas y toser un poco, no sé a ustedes pero me encanta sentir el aire que dejan escapar cuando tienen mi estaca clavada en su garganta, por fin se retiró e inhaló una bocana de aire, comenzó a masturbare de nuevo y se llevó otra vez mi falo a su boca, yo comencé a gemir más rápido, ella notó que estaba a punto de correrme, eso la motivó a aumentar el ritmo y meter más adentro mi verga, no tarde en derramar mis mecos en su boca, Paulina, al sentirlos se detuvo y apretó mi miembro con sus labios para no dejar escapar ni una sola gota de leche, cuando terminé de correrme ella se retiró pero no pudo evitar que un poco de mi se semen se le escapara, embarrando sus labios y su barbilla y a mi la verga y los huevos, Paulina se tragó lo que tenía en la boca y posteriormente lamió el resto de mis mecos que habían escapado de su boca, cuando los juntó todos abrió su boca para enseñarme como los tenía en su lengua.
Después se colocó sobre mi, dejando una rodilla apoyada en el sillón y la otra pierna bien abierta, agarró mi verga y comenzó a introducirla en su vagina, desde el primer momento sentí como me apretaba, ella comenzó a mover las caderas sin dejar que mi verga entrara completamente.
- Abre la boca.
Me dijo.
La obedecí y comenzó a meter sus bragas dentro de mi boca, ella sonreía sin dejar de moverse, yo la miré un poco confundido pero no me negué, dejé que esas bragas entraran completamente en mi boca, cuando terminó de meterlas, Paulina puso un dedo en mi barbilla y empujo hacía arriba para que yo aprisionara completamente esas bragas empapadas por sus fluidos y puso la palma de su mano tapándome la boca.
-No las vas a sacar hasta de ahí que yo me corra de nuevo.
Me dijo la muy zorra.
Podía sentir esos jugos resbalando por mi garganta, me encantaba el sabor, así que comencé a apretar mi boca para exprimir esas bragas y que dejaran escapar ese elixir de mujer que guardaban entre la tela. Paulina dejó caer su peso sobre mi para que mi verga se clavara en su interior, pude sentir como mi verga golpeaba la entrada de su útero, ella gemía, se movía de arriba a abajo cada vez más fuerte y más rápido, ambos estábamos sumergidos en una ola de placer, ambos con nuestras espaldas encorvadas disfrutando como nuestros sexos se unían. Después de un par de minutos así, la retiré, la puse en cuatro en la orilla del sillón, le abrí las nalgas y restregué mi verga en medio de su raja, ella gemía, podía ver su cara sonrojada por la excitación, cuando consideré que su ano estaba lo suficientemente lubricado, puse la punta de mi miembro en la entrada y comencé a meterlo poco a poco, ella gritó y mostraba dolor en su rostro, yo me detuve, quería preguntarle si estaba bien pero no podía con sus bragas dentro de mi boca, así que me detuve sin sacar la punta de mi falo, después de unos segundos ella comenzó a moverse hacía a mi, metiendo centímetro a centímetro mi verga dentro de ese estrecho culo, cuando sus nalgas por fin golpearon mis muslos, la nalgueé y ahora yo indicaba el ritmo, comencé a penetrar su ano, ella gritaba de placer.
-Si, métemelo hasta el fondo, no pares, apuesto que deseabas hacerme esto desde la primera vez que me viste... pues dame duro , hazme saber cuanto haz pensado en mi....
¡UFFFF! escucharla decir eso me puso al máximo y comencé a cogerme su culo lo más rápido que pude, su blancas nalgas comenzaron a ponerse rojas por el golpeteo de mis muslo y de las nalgadas que le ponía, ella se sujetaba con fuerza al sillón pues ya lo estaba recorriendo, subí un pie en el sillón para evitar que siguiera moviéndose.
Eso aumento el placer en los dos, ahora era más intenso así que no tardamos en corrernos, dejé escapar el resto de la leche que tenía en mis huevos, inundé su recto mientras ella chorreaba fluidos y empapaba mis piernas hasta que sus jugos llegaron a mis tobillos, tuve que recargarme un poco sobre ella pues mi piernas temblaban, recorrí su espalda suavemente con la yema de mis dedos, un ligero roce sobre su piel que provocó que Paulina se encorvara de nuevo y me hizo sentir las paredes de su recto en la punta de mi verga. saqué mi falo de su culo y nos recostamos en el sillón, ella me besó en los labios después metió sus dedos en mi boca para sacar sus bragas, las enrolló alrededor de mi verga y me dijo:
- Te dejaré mis braguitas, como premio, me diste una buena cogida, me hiciste sentir como una zorra, te las mereces.
Y comenzó a masturbarme con sus bragas, fue esplendido, la sensación es muy diferente de hecho, no sé como explicarlo, pero les recomiendo hacerlo. Yo estaba extasiado de placer, no sé como pero después de unos minutos pude correrme de nuevo, Paulina me besó una vez más sin dejar de mover su mano.
Horas después Armando llegó y se fueron a su casa.
Hace unos días me enteré que se habían divorciado, que incluso vendieron la casa que compraron en el fraccionamiento, en un principio pensé que Armando se había enterado de lo que pasó entre nosotros y que ese había sido el motivo de su separación, pero no fue así, él no tiene ni idea. Ahora estoy buscando de nuevo a Paulina, si, adivinaron, para cogérmela de nuevo. Aún conservo sus braguitas, cuando estoy sólo las saco de su escondite, las pongo al rededor de mi verga como hizo Paulina y me masturbo pensando en ella, o en incluso en Rebeca, por cierto... En unos días, ella vendrá de nuevo a la ciudad.
4 comentarios - Me Cogí a la Esposa de mi Amigo