IMPORTANTE ANUNCIO! LOS CAPÍTULOS DE LA HISTORIA SE PUBLICARÁN TODOS LOS JUEVES. AQUELLOS QUE ME AYUDEN CON CAFECITOS PODRAN LEERLOS DOS DIAS ANTES DE SU PUBLICACIÓN EN LA PÁGINA.
(La historia es completamente ficticia, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia)
Pueden leer el capítulo anterior en el siguiente link:
Capítulo 9: http://www.poringa.net/posts/relatos/3981305/La-Cuarentena-Mi-Melliza-y-Yo-Capitulo-9.html
- No... Quiero ahora... - le dije enardecido.
Me di vuelta y la apreté contra mí comiéndole la boca. Ella se colgó de mi cuello y se me subió encima, una de mis manos fue directo a su cola para evitar que se cayera y con la otra tomé la caja con los juguetes. Fuimos directamente a mi habitación, dejé las cosas en la mesa de luz sin dejar de besarla y a mi hermana en la cama, quedó boca arriba y la desnudé en pocos pero rápidos movimientos, abrí sus piernas y ví que su concha ya brillaba por sus jugos, no lanzarme a chupársela sería un pecado. Sus manos fueron a mi cabeza, a enredarse con mi pelo mientras a cada lamida a su clítoris arqueaba su espalda y empujaba mi cara hacia adentro. Sus gemidos resonaban en toda la habitación pidiendo más. Con la yema de mis dedos acariciaba su esfinter usando sus propios jugos y mi saliva como lubricantes, lentamente fue entrando la falange del dedo índice, ella seguía gimiendo ahora con gemidos más intensos. Acerqué uno de los juguetes, algo parecido a un rosario con bolitas cada vez más grandes. Metí la primera sin dificultad, haciendo un poco más de fuerza entró la segunda en el momento en el que apretaba su clítoris con mis labios. Volvió a acabar teniendo ya dos bolitas dentro, pidiendo más. La tercera costó un poco más pero al final su cola empezaba a ceder, ya la cuarta se asemejaba más al diámetro de mi pija. Con fuertes lamidas a toda su concha para tomarme todos sus jugos y volverla loca de placer empujé y entró la cuarta. Su gemido fue mezcla de dolor y placer que la hacían retorcerse.
- ¡Cojeme! ¡Metémela en la concha! La quiero toda Chito! - dijo casi fuera de sí.
Me coloqué encima y mi pija entró sola en esa concha por demás mojada. Al tener el rosario dentro la conchita de mi hermana se sentía más estrecha, supuse que así se sentiría cojerse a Karina. Y casi como si la hubiera llamado con el pensamiento sentí el teléfono vibrar, ella estaba llamando.
- Atende... - le dije a Mimi al oído mientras seguía penetrándola con fuerza.
- H- Hol... Laaaaa - dijo Mica con el teléfono en la oreja y el cabello en la cara, sudando. - Sí... Está acá... Estamos haciendo material nuevo... Compré unos juguetes anales y lo estamos estrenando - escuché una risa del otro lado. Estaba seguro que a Kari le calentaba la situación de estar llamando a sus hermanos mientras cojían. - . Sí, la próxima no te salvas, Chito está con todo - aproveché para darla vuelta, ahora que estaba distraída era el momento ideal. Mimi quedó en 4, con la cola bien arriba, con una mano empujé su espalda hacia abajo, para dejarla con la cara apoyada en la cama. Ella lo entendió y se puso en posición, yo volví a penetrarle la concha y tomé el juguete tirarlo hacia afuera muy despacio. Los gemidos salían de su boca mientras hablaba, cortando la conversación con mi hermana menor. Al sacar la última de las bolitas su ano volvió a cerrarse, aunque no del todo. Esta vez tomé la botellita de lubricante y me eché en la pija (mucha falta no hacía porque aún tenía los flujos de su concha), también en su cola. Froté mi pija por la entrada de arriba a abajo varias veces. Ellas hablaban de mis padres, yo ya había colocado el glande en la entrada de su cola y empezaba a presionar de a poco. - Espera que me la está metiendo en la cola Kari... Sí, está re dura encima... - de a poco la iba metiendo, la sacaba y volvía a meterla un poco más adentro. Ella sostenía el teléfono con la mano izquierda y con la derecha frotaba su concha. Mi verga se abría paso de a poco, cuando estuvo toda adentro me quedé quieto un momento, dejando que ella se acostumbre a la sensación de tener toda mi verga metida. - Kari la metió entera, se siente muy rico, lo tenés que probar... - muy despacio empecé a cojerla tomándola de la cintura. Ella apretaba los dientes y gemía comentándole a Kari sus sensaciones. Su concha ya era un charco de jugos que caían mojando las sábanas. Yo sentía que iba a acabar en cada metida, se sentía demasiado bien, hasta me atrevería a decir que ni con mi ex se sentía así.
En un momento la saqué entera, ver ese ano tan dilatado y debajo esa concha hinchada de excitación no hacía más que aumentar mi calentura. Volví a bañar mi verga con lubricante y la metí entera, ahora la cojía un poco más fuerte, Mica aullaba de placer, Karina escuchaba todo y seguramente se estaría pajeando, deseando estar con nosotros para ser la próxima en ser cojida.
- ¡Acabame adentro por favor! La quiero sentir chorreando! - Sabía que iba a acabar, sentía mi pija tensarse y cumplí con su pedido. Al menos 5 chorros de leche caliente llenaban el interior de su cola.
Mi verga fue perdiendo dureza y sola se salió de adentro de Mimi seguida por el semen que bajaba en espesos hilos blancos para caer en la cama.
- Por dios Kari, fue demasiado rico... ¿Qué?... Sí, ya te paso. - Mica se dejó caer en la cama, el sudor cubría su cuerpo y una expresión de satisfacción llenaba su cara cuando me pasó el teléfono.
- Sí, ¿Hola? - fingí como si no hubiera escuchado su charla.
- Llené de flujo el piso del baño Chito, me cojí la concha como nunca, espero los viejos no hayan escuchado, les dije que me dolía la panza. Quiero ir a verlos, quiero que me cojas y quiero que Mica me coma la concha, hay que idear algo, no doy más. - su voz sonaba agitada y ronca. No mentía en lo que me dijo, se escuchaba como si la hubieran estado cojiendo por horas.
- Sí, dejame a mí, voy a ver si se me ocurre algo para este finde. - dije acariciando la cola de Mica, abriéndola para ver que aún brotaba semen de dentro suyo.
- Por favor, quiero que seas el primero en llenarme de leche hermanito... - la charla me la estaba poniendo dura de nuevo y Mimi se había quedado dormida. Escuché como mis padres golpearon la puerta y su respuesta. - Me tengo que ir, no te olvides de lo que te dije. Besos hermanito. - y colgó...
A los pocos segundos llegó una foto al WhatsApp, era el piso del baño en el que el consolador estaba pegado y alrededor pequeños charcos de flujo, le seguía un mensaje "La próxima pija que quiero bañar de flujo es la tuya."
Entre las dos me iban a secar. Como pude salí de la habitación para dejar descansar a Mimi y me metí a la ducha. Al salir me puse a cocinar.
*
Cuando la sopa estuvo lista y antes de ir a despertar a mi melliza me llegó un mensaje de Magic Mike, casi como si lo hubiera invocado, me dijo que tenía para gastar, que le ofreciera y le cobrara sin miedo. Le pregunté cuánto pagaría por fotos y videos en los que se viera como despertaba a Mimi con un buen anal, él me dijo que yo pusiera el precio, le dije una suma exorbitante solo por joder y él me dijo que no habría problema. De hecho mandó el dinero apenas le dije la suma. Apagué la cocina, tapé la olla y empecé a grabar desde justo antes de entrar. Mica dormía mirando a la ventana, aún desnuda. Me acerqué y aprovechando que su cola aún estaba húmeda la fui metiendo despacio. Ella gemía entre sueños, cuando la metí entera se despertó sobresaltada, me miró y le hice señas de que no dijera nada, me vio filmando y se calmó. La tomé de la cintura con una mano y de a poco la fui cojiendo más y más fuerte. Sus gemidos volvían a llenar la habitación, sentía mis huevos chocar contra su concha. Dejé el celular apoyado en una de las mesas de luz, que apuntara directo a la penetración. Subí las piernas de mi hermana a mis hombros y ahora, con fuerza me dejé caer, la metí entera de un tirón. Mimi apenas despertaba y ya tenía el orto lleno de pija nuevamente. Estaba gritando, arañando mi espalda y enredando sus manos en mi pelo. La cama se movía haciendo mucho ruido, me daba pena por los vecinos de abajo que nos escuchaban cojer por segunda vez en el día y ahora más fuerte. Por segunda vez la llené de leche, acerqué el teléfono y filmé para que Mike viera como quedaba su orto abierto y lleno de leche. Ella pujó un poco y todo el líquido blanco salió hacia afuera. Di por terminado el video y se lo mandé al comprador. Le dije a Mimi que la cena ya estaba hecha, le di un beso suave y la ayudé a ir al baño. Se dió un baño y cenamos juntos. Le conté lo de Magic Mike y le mostré lo que nos había mandado. Me abrazó fuerte y estuvimos hablando sobre en qué gastar esa plata. Acordamos comprar una nueva cama. Esa noche dormimos agotados pero muy satisfechos.
*
Semanas más tarde, más precisamente un viernes y luego de que el gobierno dijera que se permitían las reuniones de familia pudimos ir a visitar a mis padres. Prometimos quedarnos, aunque debíamos dormir en la habitación de Karina porque las habitaciones que nos correspondían a Lucas y a mí estaban pintándola para usarla como un taller para mi padre, quien había dejado su trabajo de contador para volver a construir muebles. Terminamos de cenar y luego de una sobremesa llena de anécdotas de cuarentena, de contar cómo iba el trabajo que supuestamente aún tenía y que Mimi contara que le iba bien en su carrera, con Kari llevamos unos colchones a su pieza. Calentamos agua para quedarnos charlando y tomando mate toda la noche (o eso le dijimos a nuestros padres) y despedimos a los viejos que ya se iban a dormir. La pieza de Kari era la última del pasillo y estaba bastante alejada de la de mis padres por lo que podríamos hacer algunas cosas si teníamos cuidado. Yo fui al baño y al volver Karina y Mica estaban ya comiéndose la boca...
- Vení que solo faltas vos... - me dijo Mimi, cerré la puerta y me bajé los pantalones para acercarme a mis hermanitas.
Continuará...
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(La historia es completamente ficticia, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia)
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Capítulo 9: http://www.poringa.net/posts/relatos/3981305/La-Cuarentena-Mi-Melliza-y-Yo-Capitulo-9.html
- No... Quiero ahora... - le dije enardecido.
Me di vuelta y la apreté contra mí comiéndole la boca. Ella se colgó de mi cuello y se me subió encima, una de mis manos fue directo a su cola para evitar que se cayera y con la otra tomé la caja con los juguetes. Fuimos directamente a mi habitación, dejé las cosas en la mesa de luz sin dejar de besarla y a mi hermana en la cama, quedó boca arriba y la desnudé en pocos pero rápidos movimientos, abrí sus piernas y ví que su concha ya brillaba por sus jugos, no lanzarme a chupársela sería un pecado. Sus manos fueron a mi cabeza, a enredarse con mi pelo mientras a cada lamida a su clítoris arqueaba su espalda y empujaba mi cara hacia adentro. Sus gemidos resonaban en toda la habitación pidiendo más. Con la yema de mis dedos acariciaba su esfinter usando sus propios jugos y mi saliva como lubricantes, lentamente fue entrando la falange del dedo índice, ella seguía gimiendo ahora con gemidos más intensos. Acerqué uno de los juguetes, algo parecido a un rosario con bolitas cada vez más grandes. Metí la primera sin dificultad, haciendo un poco más de fuerza entró la segunda en el momento en el que apretaba su clítoris con mis labios. Volvió a acabar teniendo ya dos bolitas dentro, pidiendo más. La tercera costó un poco más pero al final su cola empezaba a ceder, ya la cuarta se asemejaba más al diámetro de mi pija. Con fuertes lamidas a toda su concha para tomarme todos sus jugos y volverla loca de placer empujé y entró la cuarta. Su gemido fue mezcla de dolor y placer que la hacían retorcerse.
- ¡Cojeme! ¡Metémela en la concha! La quiero toda Chito! - dijo casi fuera de sí.
Me coloqué encima y mi pija entró sola en esa concha por demás mojada. Al tener el rosario dentro la conchita de mi hermana se sentía más estrecha, supuse que así se sentiría cojerse a Karina. Y casi como si la hubiera llamado con el pensamiento sentí el teléfono vibrar, ella estaba llamando.
- Atende... - le dije a Mimi al oído mientras seguía penetrándola con fuerza.
- H- Hol... Laaaaa - dijo Mica con el teléfono en la oreja y el cabello en la cara, sudando. - Sí... Está acá... Estamos haciendo material nuevo... Compré unos juguetes anales y lo estamos estrenando - escuché una risa del otro lado. Estaba seguro que a Kari le calentaba la situación de estar llamando a sus hermanos mientras cojían. - . Sí, la próxima no te salvas, Chito está con todo - aproveché para darla vuelta, ahora que estaba distraída era el momento ideal. Mimi quedó en 4, con la cola bien arriba, con una mano empujé su espalda hacia abajo, para dejarla con la cara apoyada en la cama. Ella lo entendió y se puso en posición, yo volví a penetrarle la concha y tomé el juguete tirarlo hacia afuera muy despacio. Los gemidos salían de su boca mientras hablaba, cortando la conversación con mi hermana menor. Al sacar la última de las bolitas su ano volvió a cerrarse, aunque no del todo. Esta vez tomé la botellita de lubricante y me eché en la pija (mucha falta no hacía porque aún tenía los flujos de su concha), también en su cola. Froté mi pija por la entrada de arriba a abajo varias veces. Ellas hablaban de mis padres, yo ya había colocado el glande en la entrada de su cola y empezaba a presionar de a poco. - Espera que me la está metiendo en la cola Kari... Sí, está re dura encima... - de a poco la iba metiendo, la sacaba y volvía a meterla un poco más adentro. Ella sostenía el teléfono con la mano izquierda y con la derecha frotaba su concha. Mi verga se abría paso de a poco, cuando estuvo toda adentro me quedé quieto un momento, dejando que ella se acostumbre a la sensación de tener toda mi verga metida. - Kari la metió entera, se siente muy rico, lo tenés que probar... - muy despacio empecé a cojerla tomándola de la cintura. Ella apretaba los dientes y gemía comentándole a Kari sus sensaciones. Su concha ya era un charco de jugos que caían mojando las sábanas. Yo sentía que iba a acabar en cada metida, se sentía demasiado bien, hasta me atrevería a decir que ni con mi ex se sentía así.
En un momento la saqué entera, ver ese ano tan dilatado y debajo esa concha hinchada de excitación no hacía más que aumentar mi calentura. Volví a bañar mi verga con lubricante y la metí entera, ahora la cojía un poco más fuerte, Mica aullaba de placer, Karina escuchaba todo y seguramente se estaría pajeando, deseando estar con nosotros para ser la próxima en ser cojida.
- ¡Acabame adentro por favor! La quiero sentir chorreando! - Sabía que iba a acabar, sentía mi pija tensarse y cumplí con su pedido. Al menos 5 chorros de leche caliente llenaban el interior de su cola.
Mi verga fue perdiendo dureza y sola se salió de adentro de Mimi seguida por el semen que bajaba en espesos hilos blancos para caer en la cama.
- Por dios Kari, fue demasiado rico... ¿Qué?... Sí, ya te paso. - Mica se dejó caer en la cama, el sudor cubría su cuerpo y una expresión de satisfacción llenaba su cara cuando me pasó el teléfono.
- Sí, ¿Hola? - fingí como si no hubiera escuchado su charla.
- Llené de flujo el piso del baño Chito, me cojí la concha como nunca, espero los viejos no hayan escuchado, les dije que me dolía la panza. Quiero ir a verlos, quiero que me cojas y quiero que Mica me coma la concha, hay que idear algo, no doy más. - su voz sonaba agitada y ronca. No mentía en lo que me dijo, se escuchaba como si la hubieran estado cojiendo por horas.
- Sí, dejame a mí, voy a ver si se me ocurre algo para este finde. - dije acariciando la cola de Mica, abriéndola para ver que aún brotaba semen de dentro suyo.
- Por favor, quiero que seas el primero en llenarme de leche hermanito... - la charla me la estaba poniendo dura de nuevo y Mimi se había quedado dormida. Escuché como mis padres golpearon la puerta y su respuesta. - Me tengo que ir, no te olvides de lo que te dije. Besos hermanito. - y colgó...
A los pocos segundos llegó una foto al WhatsApp, era el piso del baño en el que el consolador estaba pegado y alrededor pequeños charcos de flujo, le seguía un mensaje "La próxima pija que quiero bañar de flujo es la tuya."
Entre las dos me iban a secar. Como pude salí de la habitación para dejar descansar a Mimi y me metí a la ducha. Al salir me puse a cocinar.
*
Cuando la sopa estuvo lista y antes de ir a despertar a mi melliza me llegó un mensaje de Magic Mike, casi como si lo hubiera invocado, me dijo que tenía para gastar, que le ofreciera y le cobrara sin miedo. Le pregunté cuánto pagaría por fotos y videos en los que se viera como despertaba a Mimi con un buen anal, él me dijo que yo pusiera el precio, le dije una suma exorbitante solo por joder y él me dijo que no habría problema. De hecho mandó el dinero apenas le dije la suma. Apagué la cocina, tapé la olla y empecé a grabar desde justo antes de entrar. Mica dormía mirando a la ventana, aún desnuda. Me acerqué y aprovechando que su cola aún estaba húmeda la fui metiendo despacio. Ella gemía entre sueños, cuando la metí entera se despertó sobresaltada, me miró y le hice señas de que no dijera nada, me vio filmando y se calmó. La tomé de la cintura con una mano y de a poco la fui cojiendo más y más fuerte. Sus gemidos volvían a llenar la habitación, sentía mis huevos chocar contra su concha. Dejé el celular apoyado en una de las mesas de luz, que apuntara directo a la penetración. Subí las piernas de mi hermana a mis hombros y ahora, con fuerza me dejé caer, la metí entera de un tirón. Mimi apenas despertaba y ya tenía el orto lleno de pija nuevamente. Estaba gritando, arañando mi espalda y enredando sus manos en mi pelo. La cama se movía haciendo mucho ruido, me daba pena por los vecinos de abajo que nos escuchaban cojer por segunda vez en el día y ahora más fuerte. Por segunda vez la llené de leche, acerqué el teléfono y filmé para que Mike viera como quedaba su orto abierto y lleno de leche. Ella pujó un poco y todo el líquido blanco salió hacia afuera. Di por terminado el video y se lo mandé al comprador. Le dije a Mimi que la cena ya estaba hecha, le di un beso suave y la ayudé a ir al baño. Se dió un baño y cenamos juntos. Le conté lo de Magic Mike y le mostré lo que nos había mandado. Me abrazó fuerte y estuvimos hablando sobre en qué gastar esa plata. Acordamos comprar una nueva cama. Esa noche dormimos agotados pero muy satisfechos.
*
Semanas más tarde, más precisamente un viernes y luego de que el gobierno dijera que se permitían las reuniones de familia pudimos ir a visitar a mis padres. Prometimos quedarnos, aunque debíamos dormir en la habitación de Karina porque las habitaciones que nos correspondían a Lucas y a mí estaban pintándola para usarla como un taller para mi padre, quien había dejado su trabajo de contador para volver a construir muebles. Terminamos de cenar y luego de una sobremesa llena de anécdotas de cuarentena, de contar cómo iba el trabajo que supuestamente aún tenía y que Mimi contara que le iba bien en su carrera, con Kari llevamos unos colchones a su pieza. Calentamos agua para quedarnos charlando y tomando mate toda la noche (o eso le dijimos a nuestros padres) y despedimos a los viejos que ya se iban a dormir. La pieza de Kari era la última del pasillo y estaba bastante alejada de la de mis padres por lo que podríamos hacer algunas cosas si teníamos cuidado. Yo fui al baño y al volver Karina y Mica estaban ya comiéndose la boca...
- Vení que solo faltas vos... - me dijo Mimi, cerré la puerta y me bajé los pantalones para acercarme a mis hermanitas.
Continuará...
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4 comentarios - "La Cuarentena, Mi Melliza y Yo" Capítulo 10
nose si se entendioo pero bueno saludos