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El secreto en la montaña de mi maridito

El secreto en la montaña de mi maridito
pete
orto
Salta tiene bellos paisajes, parajes pintorescos que guardan ecos de aventuras espontaneas y muchas veces prohibidas. Con Julian, mi amigo, nos encontrarnos una tarde para hacer trekking en uno los picos que rodean a La Linda. Empezamos el asenso al Cerro Elefante hablando de muchos temas, contandonos anecdotas y chistes, de a ratos caminaba detras suyo para apreciar sus fuertes y macizas piernas de macho que culminaban en un par de nalgas de generosas carnes ocultadas por ese pantalon deportivo que se ajustaba a cada movimiento suyo. Su cara de niño grande, blanco, sonriente, agradable y su barba poblada despertaban mi imaginación y mi deseo. Mil ratones en mi mente empezaban a idear maneras de coaccionarlo para aventurarnos a hacer algo que alivie mi tension sexual. La respiracion agitada por la travesia me sonaba a jadeos, su remera transpirada enmarcando su pecho velludo y el vaiven de sus brazos gruesos me llevaron como hipnotizado a proponerle apartarnos del sendero con la excusa de buscar un lugar alejado para orinar. Nos perdimos en la arboleda. Era el momento. Como en acto reflejo mientras yo lo hacia, de entres sus ropas saca una pija blanca y venosa de cabeza rosada, los chorros empezaron a caer, nos mirabamos de reojo... Al concluir empiezo a sacudirla empuñandola firme y lento. Mi ereccion no tardo en hacerse notoria y al girar veo tambien su dureza. Las palabras no eran necesarias. Camine hacia el pija en mano. No se movio un milimetro. Tambien lo deseaba. Cuando estuve de frente tome su mano y la acerque hacia mi, a lo que respondio con un movimiento de ordeñe que hizo que se me hinchara aun mas. Puse mis manos en sus hombros para bajarlo, accedio; en cuclillas me hizo sentir la tibieza de su boca, su lengua hacia maravillas sobre mi glande y mi tronco lo cual agradecia acariciando su nuca. Los sonidos de la naturaleza camuflaban los nuestros. Al incorporarse lo puse de espaldas para bajar sus pantalones, necesitaba ver y apretar esas nalgas peludas. La penetracion era inminente, mi piel morena contrastaba con la suya y solo atine a mojarme con saliva y apuntar con mi pija en direccion a su zona mas caliente. Mientras lo agachaba entraba en el abriendo sus carnes de a poco. El bombeo nos arranco suspiros intensos. Estabamos en la cima. Despues de unos minutos de moverme dentro suyo nos quitamos parte de la ropa, el objetivo era probar otras poses. No importaba nada, nos revolcamos como animales en la tierra comiendonos vivos hasta explotar. Sus jugos de macho me salpicaron la cara y los mios inundaron su interior, el bombeo se prolongo unos minutos mas. Al sacarla esperabamos ver caer mi leche, cosa que no sucedio, era la primera vez que preñaba un culo. Lo senti muy mio. Me senti muy suyo. El regreso a la realidad estuvo matizado por mas risas y charlas contandonos fantasias y dejando abierta la posibilidad de nuevas aventuras. Fue sin duda una tarde memorable. Un encuentro muy placentero

2 comentarios - El secreto en la montaña de mi maridito

Ande3445
Uffffff, que excitante y placentera historia
Sjlm123
Amigo/a las dos primeras fotos son mías por qué las públicas? De última pedí permiso o etiqueta. Cualquiera la verdad!