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Agentes

 Agente SALMA preséntese inmediatamente en mi despacho - se escuchó por los altavoces de la comisaría.
Mi nombre es SALMA y soy policía.
Soy alta, morena, de pechos grandes y piernas largas.
Era mi superior, mi jefe DIEGO que me llamaba.
Caminé por los pasillos pensando que coño querría.
Diego era un poli duro y estricto en su trabajo, que no se abría mucho a los demás. Nadie conocía su vida fuera del cuerpo.
Al entrar todo estaba muy oscuro.
Escuché su voz que me ordenó que cerrara la puerta. Estaba sentado en un sillón, fumando y sirviéndose una copa de algo que parecía whisky con mucho hielo.
- Señorita Salma tenemos que hablar de su trabajo como guardia nocturna. Nos han llegado comentarios de que usted y dos reclusos tienen encuentros subidos de tono en sus horas de guardia.
Me tomé la molestia de revisar su taquilla y encontré material Pornográfico.
Sé que lo comparte con los reclusos. Por no hablar de los juguetes sexuales, condones, etc, etc, etc -
Repetía mientras hacía chocar los cubitos de hielo de su vaso.
Pensé que lo mejor para salir de este lío era “Follarme a mi Superior” y así asunto zanjado.
Cada cual seguiría su camino y no me molestaría más por lo que hiciese con los reclusos.
Creo que eso era lo que él estaba buscando, así que decidí comenzar el juego y quedándome de pie frente a él le dije en voz alta.
- Esta policía tiene muy claro de qué manera tratar a los reclusos y a los Compañeros del Cuerpo, sobre todo si tienen una buena pistola. – Dije, acercándome suavemente.
Muchas veces las mujeres saben que para conseguir algo no hay nada como darle a los hombres lo que más desean.
Y eso, evidentemente, no es otra cosa que SEXO.
Parecía que mis palabras no le habían convencido.
Se puso en pie y dijo:
El amor y el sexo son cosa de dos.
-Pervierte a los reclusos poniéndose delante de sus celdas, lo he visto en las cámaras y disfruta con su papel de policía cachonda.
Debo darte un castigo ejemplar, esto no se puede tolerar -
Me dijo poniendo sus manos en mi cintura y acariciándome la espalda.
Bajó sus manos y me acarició las nalgas por encima del vestido.
Me tocaba con mucha excitación y me deje llevar por el momento.
De pronto tomo unas esposas y con fuerza me cogió las manos y me esposó a una cadena que colgaba del techo.
Después de colocarme las esposas quedé sin poder tocarme ni moverme.
Empezó a bajar la cremallera de mi traje azul y a decirme que tenia derecho a no guardar silencio y a decir todas las guarradas quisiera y que cualquier cosa que me diera placer sería utilizada a mi favor.
-El amor es cosa de dos, pero nunca falta la maldita zorra que no sabe contar.-
Dijo en voz alta.
Se encendieron dos luces más a los extremos de la habitación y pude ver a los 2 reclusos con los cuales había tenido algún que otro encuentro.
Diego llamó a los demás .
¡ Venid vamos a corrernos una buena juerga con esta zorrita.
-Eres una zorra policía con muy poca autoridad.
Intenté que no se acercaran pero era muy difícil ya que Diego era un hombre bastante fuerte y me sujetada con firmeza.
La tensión me produjo excitación. Empezaron a tocarme y a arrancarme la ropa quedándome sólo con las botas y pantys, sujetador y tanga.
Diego me bajó el tanga de una manera algo brusca y yo me limité a abrir las piernas y dejar que me comieran el coño con sus lenguas y me chuparan entera.
Mi sujetador color blanco no tardó en ser desabrochado por las manos hábiles de uno de los reclusos.
Este escondía mi par de tetas grandes,
De pezones sonrosados y ahora duros por la excitación.
Mi clítoris temblaba en medio del empuje de esos dedos experimentados.
Despacio primero y luego con decisión. Un dedo completamente aceitoso comenzó a introducirse en mi culo.
Las manos decidieron que la poca ropa que quedaba en mi cuerpo estaba sobrando y pidieron ayuda a otras manos para, entre las cuatro, dejar mi cuerpo al descubierto.
El jefe Diego siguió su trabajo con la punta de su polla haciendo que sintiera una mezcla de dolor y placer, de anhelo y rechazo.
Empezó a follarme sin tapujos, una embestida tras otra, y yo cada vez levantaba más el culo para sentir cómo me llegaba ese pedazo de polla erecta hasta el final de coño.
Mientras me penetraba, otro recluso me penetraba lentamente por el culo con sus dedos.
- Quiero follarte bien el culo, eres una zorra puta, es mi deseo desde que te asignaron a mi cargo.
- ah ah ah sigue siiii ah ah ah.
Mis pechos estaban mojados en saliva, con los pezones erguidos y absorbidos por dos bocas que se entretenían en chupar, morder y volver a chupar.
De pronto me descolgaron los brazos, que empezaban a estar un poco adormecidos.
No importó porque había seis brazos dispuestos a cogerme y acariciarme.
Pasándome de unos a otros sin apenas tocar el suelo. Así empezó un masaje, en el que ni un solo centímetro de mi cuerpo quedó desatendido,
Por detrás unas manos rudas manoseaban mi culo y lo escupían.
Estaba completamente anulada en medio de la orgía de sensaciones todo me parecía poco.
Antes de que pudiera orientarme en la nueva situación, y con culito todavía buscando respiro, uno de los reclusos con una polla enorme y con fuertes venas marcadas en ella, me penetró con decisión, entrando y saliendo a un ritmo pausado pero implacable.
- Eres una policía implacable pero en el sexo eres mas bien sumisa, además de Zorra.
Me dejé caer tocando con mis tetas mojadas un pecho masculino sudoroso que inmediatamente se puso a chupar y mordisquear mis pezones.
Apenas habían pasado diez segundos y una segunda polla se empeñaba en meterse en mi culo.
Era una Zorra en manos de mis acompañantes que no respondía al salvaje castigo al que estaba siendo sometida.
Diego me insultaba y me agarraba de los pelos hacia atrás con fuerza levantando mi cabeza.
- Follame follame follame ¡¡me corro me corro!!!
-Joder!! Debe dolerte el coño con lo que te estoy dando, y tu sigues ahí pidiendo más como las perras de la calle -.
Mis jadeos no cesaban.
Yo necesitaba más polla, y cada vez chorreaba más y más jugos.
Se cambió con el otro recluso y este empezó a meter su enorme rabo poco a poco en el culo.
Me penetró con todo una y otra vez, y otra vez, yo gritaba de dolor y gemía de placer.
- Sabes qué, Agente Salma? que si tanta falta de rabo tienes esta noche deberíamos de romperte ese culo sin parar.
Humedeció todo mi culo, con el jugo que sacaba de mi coño, quedando completamente empapado.
Listo para que metieran sus pollas poco a poco, primero uno, luego otro… luego a la vez.
Tenía dos pollas en mi culo y yo seguía gimiendo, y pidiendo más. Eso les excitaba aún más, les volvía locos.
Me trataban como su zorra particular, como si fuera sólo de ellos y seguían diciéndome obscenidades.
- ¡Zorra veo que te está gustando,!
Seguro que tu marido nunca te ha follado así, verdad?, y tampoco tus compañeros del cuerpo, ni siquiera estos dos reclusos a los que te follas!.
Respecto a mí, he de decir que estaba que no podía más.
Necesitaba follar...
- Si por favor… dadme más… estoy realmente cachonda, seguid dándome rabo,, dadme más porque estoy que estallo de placer.
Uno de los reclusos grito:
- Menuda Zorra está hecha, Agente Salma … pero te has oído hablar? Joder!
-Me estás reventando la polla, por supuesto que te voy a dar lo que te mereces.
El placer era indescriptible, nunca imaginé que me pudiera pasar algo así, además sus cuerpos, sus miradas y el lenguaje soez y vulgar que empleaban conmigo me excitaban de sobremanera.
- Ah sí? Te gusta?, A que esperas para abrirme ese culo, eh?
Ábretelo con las dos manos –.Y obedecí.
Volvió a ponerme el rabo sobre mi culito pero a pesar de mi excitación no conseguía entrar, sólo la punta iba haciendo hueco.
La tenía exageradamente grande para mí. Se enfadó aún más de lo que ya estaba y me volvió a escupir.
-Esto es lo que te gusta? es esto? no?…
Ya sé lo que te hace falta a ti.. el empujoncito final.
Este gesto hizo que inmediatamente se abriera el culo como nunca.
Me metió su polla más adentro y me dio una enorme embestida, brutal, profunda, que me hizo gemir de placer.
Empezó a encularme salvajemente.
Yo estaba tan excitada que seguí poniendo el culo en pompa para que me lo reventara bien.
El gemía, incluso gritaba mientras me seguía diciendo guarradas y dándome cada vez más fuerte.
Así perra, déjate joder, pero qué rico culo tienes, te gusta eh? te gusta?
Sus embestidas seguían y seguía.
Me agarraba del pelo, me obligaba a mantener otra polla en la boca.
Estaba a punto de correrme.
El se corrió primero… dejó caer su cuerpo sobre el mío y no me sacó la polla,
seguía dándome por el culo y yo conseguí un extraordinario orgasmo.
Estaba tan excitada que no podía parar.
De mi boca salió - Dame más y tu cómeme las tetas.
Me hizo limpiar su polla llena de mis jugos de arriba abajo mientras me decía
que si me portaba bien y obedecía tendría más rabo y más leche -
Y yo con el calentón que tenía, pedía más.
Siguieron en ronda corriéndose en mi cara también se vaciaron sobre mis tetas.
Con su mano me agarró de los pelos, me tiró la cabeza hacia atrás y aprovechó que abrí la boca para soltar mi gemido de placer para meterme el rabo hasta el fondo de la boca.
- Te has corrido demasiado pronto y no me has dado suficiente placer, deberás de esforzarte por esta falta.
Esto aún no ha acabado.
Diego cogió la porra de policía y me la metió por el culo.
Seguía introduciendo la porra, paró hasta la mitad y empezó a sacarla y a meterla con un ritmo rápido.
Yo gritaba y gemía, él lo chupaba, lo saboreaba, pasaba la lengua y succionaba.
Me hacía que saboreara la porra recién salida de mi culo abierto y lleno de semen.
Volvía a introducirlo con un ritmo frenético y no pude más, en ese momento, me volví a correr con el culo.
Cuando una mujer está tan condenadamente cachonda se convierte en algo incomprensiblemente salvaje y placentero.
- Le gusta Agente Salma?
- Si… me encanta…sigue por favor, sigue.
- Te gusta Zorra? Esos gemidos no los dan sino las Zorras sabes?
Tienes un culazo digno de reventar y de esta noche no te escaparas.
Nuevamente, puso su rabo sobre mi culo y luego de unos veinte minutos de follarme bien por el culo, ya no aguantó más y me puso de rodillas frente a el y me derramó todo su semen por la cara, entrando en mi boca.
Mientras seguía introduciendo sus dedos en mi culo, dilatándolo aún más.
No podía más.
Diego miraba con lascivia la escena y de vez en cuando dirigía alguna orden nueva.
Comienzan a penetrarme sin parar por todos lados.
Uno de ellos faltaba por correrse y los otros dos parecía que querían repetir.
Dos se corrieron sobre mi prácticamente a la vez. Chupé sus corridas, mientras el otro recluso me follaba sin parar, alternando mi culito y mi coño, yo tenía orgasmos constantemente, no tenía fin...hasta que no pudo más y se corrió en mi culito.
Ellos me seguían acariciando todo mi cuerpo y yo lamía sus miembros.
Sólo con sus manos me proporcionaron por fin, un orgasmo tan profundo y prolongado que volví a mearme sin remedio.
- Tenía que haber traído a más hombres para que te abrieran bien el culo.
Te gustó perra? cada vez que te quiera follar el culo tendrás que venir a verme, este culo es mío, y tu eres mi Zorra, así que ya puedes irte dejando de follar por otros, a no ser que yo te lo pida.
Reconozco que de todas las veces que me han enculado, esta había sido la que más me gustó y no sé qué es lo que tiene ese hombre que me pone tan condenadamente excitada.
Espero otro encuentro con la ley.
Tenemos la intención de cumplir la fantasía,espero que pronto lo hagamos realidad.
Pasamos la velada hablando de lo que podría pasar.
La situación en casa se volvió de lo más caliente y follabamos como locos pensando en cuando llegaría el momento.
ya les contare

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