Les traigo la parte 14 de este fanfiction del universo pókemon, dividido como siempre en breves capítulos. Serena ahora vive con Álex y cada vez falta menos para su primera producción en Pokeporn Live, antes, tendrá que preparar su cuerpo para poder realizar las fantasías habituales que cobran vida en las producciones de White Sting ¿Dara la talla para tan osados videos?
En el universo de este fanfiction todos los personajes tienen 18 años o más.
Starring
Serena:
Shauna:
Capítulo 36. Semana 1 de entrenamiento. Preparación manual.
Con solo mirarla a los ojos y detectar un destello travieso supo lo que le seguía a la mamada, que a diferencia de otras fue de compromiso, realizada solo por el hecho de que el pene se interponía en su camino hacia el plato principal de la jornada. Álex lo comprendió levantando sus musculosas piernas para sostenerlas con sus brazos invitándola a hacer algo que nunca le había hecho... a él.
La artista de Kalos jugueteo con su glande erecto, que por la posición apuntaba a su dueño como una palanca de automóvil en reversa. Luego apoyo un milímetro de su lengua y fue bajando pasando por el escroto y deteniéndose antes de llegar al trasero para verlo con lujo de detalle por primera vez.
- ¿Vas a hacer eso que me dijiste que le envidiaste a May y Lillie? - Preguntó esperando a que se decidiera.
Serena se hecho cuerpo a tierra y se acercó al orificio con su nariz, posándola para oler volviendo loco al hombre.
- Oooh esto es… inesperado, por lo general lo escupen primero, no tienes que hacer nada que no quieras.
Álex No se esperaba esa clase de acercamiento tan morboso, al igual que él había hecho con ella el día en que le enseñó sus producciones gravadas, la chica pegó su rostro angelical para hacer actos de súcubo. Acots como frotarse la nariz contra su ano, aspirar pegada a él y frotarse la nariz y los labios contra el orificio, haciéndolo todo a ojos cerrados, concentrada a tal punto que no parecía escucharlo.
- Estoy lista para empezar con el entrenamiento. - Dijo por fin tras frotarse por más tiempo del debido. - Si quiero ser la mejor de todo Pokeporn Live tengo que acostumbrarme a esto.
- Bueno, diría que además de las oficinas de ejecutivos en nuestro trabajo es el único donde saber chupar culos puede llevarte lejos.
- Entonces veamos qué tan lejos puedo llegar…- Bromeó Serena haciéndose desear, estirando el agujero masculino con sus dedos y pegando su lengua por fin a ese hemisferio tabú.
No importaba la edad, la altura, el sexo ni la fuerza, la lengua era el músculo, en proporción al resto, más poderosos del cuerpo humano sin importar que sea de un cuarentón o una iniciada en el porno. La lengua de Serena demostró que no tenía trabas de ningún tiempo mientras se abría paso por el asterisco recolectando sabores y despertando chispazos húmedos de placer.
A diferencia de otras oportunidades, como cuando se lo realizó a la oficial Jenny o a su Hypno, no sintió ni la más mínima repulsión, al contrario, su lengua le picaba como si fuera víctima de un potente afrodisíaco.
La desatada joven no tardó en sumar a sus labios a la obra haciendo gemir a un hombre que la duplicaba en edad (y un poco más) y tenía años y años de experiencia en la industria del porno. Sintió que Álex le tomaba una mano y la conducía a su pene para indicarle que además de chupar su culo debía masturbarlo.
- Vamos amor, sigue que lo haces bien, jodidamente bien… uuuhhhh. - La alentó comenzando a ser masturbado mientras recibía chupones profundos y sonoros en el ano y también, se frotaba contra el agujero.
Tras unos minutos el hombre dejo caer sus piernas y le indico que se acostara boca arriba para llevar a cabo uno de sus “trucos” más populares. “Esta pose es casi indispensable, quiero que te acostumbres a ella” le dijo mientras se acomodaba para sentarse con delicadeza sobre su boca.
- Lo sé, y cuando trabajemos juntos quiero que la hagamos.
- Así será. Ahí va… eso es, buena chica, buena chica. - Jadeó cuando acercó su agujero a la boca de Serena y esta estiro su lengua para llegar a él y lamerlo, antes de que lo apoyara por completo como si fuera él el que la besaba con el extremo equivocado de su sistema digestivo.
El éxtasis era total, que alguien tan hermosa, capaz de arrancar suspiros en cualquier pasarela gozara de una posición tan morbosa no era fácil de encontrar. Álex dejo una rodilla apoyada y la otra pierna flexionada, hundiendo su pie en el colchón en una pose casi heroica que le permitida frotarse contra los labios, la lengua y la nariz de su amada. Cada tanto se despegaba para permitirle descansar, aunque ella seguía apegada a él sin permitirse poner su lengua y labios en reposo.
- Quiero que me masturbes, no volveré a subir hasta que no me hagas correr. Considéralo una prueba.
- Te haré venir con mi boca y mis manos, no te levantes hasta que no haya terminado. - Aceptó desafiante antes de perderse bajo el. Álex se dejó masturbar por la mano de su novia mientras sentía su respiración contra su piel, y su lengua hurgándole su resquicio más recóndito.
El anilingus evolucionó en un rimjob en toda regla, ese peculiar acto solo realizado por las más osadas que consistía en lamer el ano combinándolo con un trabajo manual. Serena era muy buena en lo primero, tenía talento natural para poner su lengua a bucear profundo, no obstante, su mano no sincronizaba del todo bien.
- Dejame ayudarte o estaré sentado sobre ti todo el día, en otro momento practicaremos la…
- No, yo lo haré. – Se negó Serena con la boca tapizada en saliva. – Quiero hacerte venir con mi lamida y mi paja, tenme paciencia.
- Por supuesto amor, por supuesto, solo no quería abusar de tu… generosidad. Esto puede considerarse desagradable para muchas, incluso dentro de la industria muchas ni se acercan.
-Para mí es lo más delicioso del mundo…- Mintió, aunque como Álex no la veía, se lo creyó.
- Como quieras, me quedare quieto y te dejaré todo el trabajo, solo separare mi culo de tu boca cuando me haya corrido… Demonios, ya te imagino haciendo esto en cámaras, con una acompañante chupando tu vagina como te mereces, sin dudas serás una estrella.
Serena puso todo su empeño en la masturbación, como si hubiera podido administrar recursos cognitivos de repente. Con una mano formando un anillo con su pulgar e índice, rodeó la base del glande y lo masturbó como si tuviera una década de experiencia mientras que, con su otra mano previamente escupida, masajeaba sus enormes testículos, todo combinado con su ininterrumpido rimjob.
- Eso es preciosa, eso es, lo haces muy, muy bien, sigue, sigue, solo un poco más…- La alentó meneando un poco su enorme y musculoso cuerpo. Por momentos dejaba caer un poco de su peso sobre ella, aunque por pocos segundos. Apiadándose de su amada, considero que era un primer anilingus exitoso y debía de finalizarlo. Había sido tan bueno que había perdido la noción del tiempo ¿Cuánto duró? ¿5, 10 o 20 minutos?
- Oh, oh, uuuh, ahí va, ahí va… abre bien la boquita, quiero sacarte ese horrible sabor de boca.
Ni bien Álex llegó al orgasmo retrocedió y eyaculó con ganas en su boca, apuntando desde arriba y en cuatro a la boca de su amada. Serena permaneció con la boca inmóvil hasta que esta se colapsó de semen y comenzó a derramarse por las comisuras. Al cerrar su boca, sus cachetes quedaron inflados.
- Pareces ese pókemon ardilla ¿Cuál es su nombre? Nunca recuerdo los nuevos. – Bromeó viéndola incorporarse con la boca repleta de su esperma y un chorro grueso a ambos lados de la boca.
Serena se tomó su tiempo para ingerir el caldo de amor de su novio y al terminar, tosió con descontrol.
- Cof, cof, más espesa, cof, que de costumbre… ¡Cof! ¿Lo hice bien? – Álex la tomó de la vagina metiendo dos dedos y la acomodó abierta de piernas en la cama, al retirarlos estos estaban mojados.
- Lo hiciste muy bien, te ganaste el mejor sexo de tu vida. – Le prometió rozando su glande contra su vagina, entre sus labios mayores, suaves como pétalos de rosa, sintiendo el contacto suave de su clítoris en zona superior.
- Ya me estaba preguntando si te había olvidado de mi vagina… métela, métela, estoy mojándome toda desde que te olí el culo. – No obstante, su voz sonó insegura. Tener a semejante herramienta cerca de los 30 centímetros con el centro de su cuerpo entre ceja y ceja, o mejor dicho, bajo su única ceja, aguardando por abrirse paso en su cavidad casi virgen la atemorizaba.
“Buena señal. Las experiencias anales propias y ajenas no le son repulsivas, al contrario, la práctica sin contenerse, la voy a coger con ganas como recompensa.” Pensó Álex mientras que por la cabeza de ella pasó un pensamiento muy distinto… “Creo que tengo miedo de que me parta al medio, tuve que haber hecho el anilingus más largo, ahora me la va a meter hasta el diafragma”
- Oooh uuuuuh, aaaah ¡Despacio! - Gimió Serena y eso que solo había entrado la cabeza.
- Te falto decir unas “Es” y unas “Is” para completar las vocales. – Bromeó notando su expresión de preocupada desde arriba, entre sus brazos musculosos. - ¿No te molesta navegar entre mis nalgas con tu lengua, pero si una ronda de viejo y tradicional sexo a la antigua? Interesante.
- Tienes una… uuuh, arma de destrucción masiva entre las piernas, ah, ah, ah, no sé si alguna vez podré acostumbrarme. – Confesó afligida, sintiendo cada centímetro de su cavidad distenderse con cada empellón.
- No se trata de acostumbrarse, al contrario, cuando te acostumbras a algo dejas de disfrutarlo, se trata de aprender a gozarlo. – Solo a modo de típico discurso motivacional mientras su cadera comenzaba a subir y bajar, subir y bajar, introduciendo cada vez más su tronco dentro de su amada. Era difícil escucharlo cuando semejante extintor de carne se abría paso dilatando su vagina a límites insospechados, tocando fondo y avanzando varios centímetros más una y otra y otra vez por interminables minutos.
- Ahh, ahh, ahh, ahh, ahh, me estás… separando… ahh, ahh, las dos piernas. - Gimió Serena con los ojos llorosos, sus ojos iban de los de su amado, concentrado en bombear su probóscide monstruosa dentro de ella y de su vientre, que se inflaba cada vez más cada vez que el glande hacía tope. Eso no podía ser bueno.
La noche tan esperada entro en el marco de la normalidad, lo que cualquier pareja normal haría solo que se trataba de una jovencita ex artista y un experimentado actor porno entrado en años. Sexo vaginal en posición misionera y con una pierna tomada entre sus brazos. La diferencia de tamaños daba la ilusión de ser un hombre solitario con su muñeca de sexual, Álex era un metro noventa de pura potencia, de brazos gruesos y espalda tatuada... de no ser por los ensordecedores gemidos cualquier pensaría que Serena era.
- Ah, ah, ah, ah, ah, uuuuuh, aaah…
- Me vendré si te duele tanto, solo dime dónde. – Anunció sin dejar de cogerla con ímpetu.
- ¡Dónde sea! ¡Dónde sea! Ahhhh…
Álex tomó ambas piernas de su novia y casi levantándola en el aire, impactó su cadera con el culo de la chica a una velocidad pasmosa, hasta que eyaculó en el útero de Serena, colmándolo con su semen. Como de costumbre, a sacarla la sustancia de vida se derramo de su delicada vagina.
Álex la acostó sobre él besando sus labios con ahínco. Introdujo su lengua en la boca de Serena y la deslizó por cada sección, por cada resquicio probando su saliva y sintiendo el aliento de su amada ingresando directamente en su boca. Sentía que compartían el mismo aire que respiraban.
- Esto recién empieza, ponte de pie, quiero entrenar tu culo. – Le susurró en el oído después de pasarle la lengua a sus orejas.
- Me preguntaba cuando empezaríamos, quiero ponerme a punto para que puedas hacerme sexo anal.
- Sos una caja de sorpresas, nunca conocía a una chica que tuviera su primera experiencia de alcoba junto a su amiga y que quiera… - Serena lo interrumpió con un sonoro beso.
- No más discursos de anciano ¿Si? – Poniéndose de pie frente a su cama y dándole la espalda. - ¿Me pongo aquí o tienes algún lugar predilecto?
- Demonios. – Exclamó sin poder evitarlo, tomándose un segundo para admirar el paisaje. De espaldas, con su culo de tamaño justo, ni pequeño ni muy grande, todo natural frente a él y encima, separando los cachetes con las manos le ofreció el mejor paisaje que una mujer podía darle. Antes de meterse de lleno en su labor, admiró su cuerpo y paso sus manos por sus flancos, palpando su sensual piel hasta llegar a sus nalgas, las cuales junto y separo con sus grandes manos, sintiendo como la carne se escurría entre sus dedos, todo para hacerla desear…
- Empieza ya…- Se impacientó cuando el hombre amasaba sus nalgas desde la base hacia arriba, sintiendo el peso de las mismas sobre sus manos. Álex por fin se inclinó y hundió su rostro en su zanja. - ¿Me separó los cachetes?
- No, al contrario, apriétame entre ellos, respiraré todo de ti.
- Bueno. Si es lo que te gusta. – Serena con la espalda algo arqueada, apoyo su trasero en el rostro de su amado lo más que pudo, sintiendo su nariz metiéndosele entre las nalgas, su respiración, su barba mal afeitada raspándole la tierna piel.
- Sube y baja, frótate contra mí, vamos, sin parar…- Exigió y el chico aceptó, usando el rostro del hombre como un poste de danza. Se sintió rara haciéndolo, como un animal rascándose, no obstante, la sensación del rostro oprimido contra su rostro y su nariz rozándole el ano y la vagina era muy placentera, ni hablar de la respiración, sus pulmones fuertes de hombre acostumbrado al ejercicio parecían sacarle el aire de adentro. Álex no tardo en tomarla de las piernas y chupar su culo de manera ruidosa, con chupones profundos y húmedos, usando labios y lengua al mismo tiempo.
- Ahuuu, sí, sí, es tan rico, tan rico… no entiendo porque se siente tan bien. – Gozó Serena sin dejar de balancear su trasero.
- ¿Rico he? No tienes idea de lo rico que tienes el culo. – Admitió tras verlo por unos segundos. – Me gustaría tener la lengua de un Lickitung para meterla tan profundo como me sea posible.
- ¡No digas esas cosas, es sucio!… por afuerita es suficiente.
- Para mí no lo es. - Y abriéndole el asterisco con los dedos, introdujo su lengua tan profundo como su anatomía le permitió, haciéndola bailar en el interior, tocando las estrechas paredes que hacían saltar a la chica de tal manera que la tuvo que abrazar de las piernas. A pesar de que Serena aseguraba que le resultaba desagradable la idea de una lengua dentro de su culo, estaba lo suficientemente relajada como para permitirle llegar muy lejos. Pronto quedó inmóvil y se dejó llevar por el placer del anilingus.
- No, no, tan profundo no, te harás daño. – Se preocupó girando al cabeza para verlo, mordiéndose el puño para ahogar un chillido.
- Voy a comer tu culito de esta manera a toda hora, siempre que se me dé la gana y en el trabajo. – La amenazó en tono bastante dominante. – Y no será lo único que entrará ahí…
Mojándose la yema de un dedo, Álex frotó su ano por fuera, como acariciando cada arruguita del pequeño asterisco hasta que, tras un momento, lo deslizó hacia el interior metiendo medio dedo. Sintió el ano apresándole la mitad del dedo hasta la mitad de la falange como si se hubiera apuesto un anillo real.
- Amo cuando tu agujerito me aprieta el dedo, apriétame fuerte, quiero sentirlo.
Álex aún a pesar de su edad y experiencia, se sentía como un niño con un parque de diversiones para él solo (un niño precoz y muy pervertido) cuando una mujer lo dejaba deleitarse con sus encantos. Serena resultó ser de las que no decían que no a nada, justo como le gustaban… femeninas y hermosas de días, sucias y lujuriosas de noche.
- Ahora meteré otro. ¿Te gusta cómo se siente? – Le pregunto mientras giraba el dedo para sentir el orificio “raspando” su falange.
- No preguntes, solo hazlo, mientras no me metas el puño o el pene sin avisar estaré bien. – Bromeó agitando su culito de forma juguetona. – Vamos, mete dos de tus gruesos dedos.
Álex se llevó a la boca el dedo que le había metido chupándolo con ganas, pasándoselo por la lengua e hizo lo mismo con un segundo dedo, el grande, introduciéndolos con lentitud en el culo hasta que el ano y sus nudillos se tocaron. Estaban enteros dentro de ella, cada sección interior, como compuertas de avión, se habían abierto para dejarle el paso a sus dedos, que le hicieron ganchitos y le frotaron las paredes con suavidad.
- Hoy es nuestro primer día de entrenamiento, quiero que llegues al orgasmo sin tocar tu vagina, tan solo gracias a mis dedos en tu culito ¿Crees que podrás?
- Uuuuuh, es fácil para mí, me encanta sentir tus dedos adentro, en mi cuerpo, moviéndose, tocando mi interior… amo esa sensación en mi colita. – Gimió la chica con sus ojos cerrados y abriéndose las nalgas con las manos. - Gíralos en mi culo, quiero sentirlos, quiero que me masturbes el ano hasta que me corra, amor.
Álex sonrió maravillado y le dejó un chupón en la nalga.
- Así será, preciosa, jugaré con tu culito hasta que no puedas estar sin meterle algo adentro, prepárate. – Álex volvió a llevarse los dedos a la boca para empaparlos de saliva y los reintrodujo hasta el fondo, solo que sumando un 3er dedo. Ahora sentía las paredes rectales en cada instancia de sus falanges, aunque a esta altura los divertimentos anales no le eran ajenos, seguía siendo muy estrecha.
Los minutos pasaban, y con cada roce de la piel contra sus interiores, con cada alarma de invasión en su cuerpo, con cada retorcer de esos fuertes y gruesos dedos de hombre explorando cada centímetro de su cuerpo, Serena soltaba un prolongado gemido de placer.
El actor porno volvió a chuparse los dedos y metiendo uno solo, lo movió de atrás hacia adelante lo más rápido que pudo, estimulando su ano hasta que Serena le apreso el dedo y llegó a un escandaloso orgasmo… sus flujos blanquecinos brotaron como un geiser y se chorrearon por su pierna, Álex los recolectó con la mano y los lamio para probarlos.
- Lo lograste, sin dudas tenés aptitudes para el sexo anal, cuando estés lista lo gozaras de forma inimaginable.
- No pares… no te detengas… aún no estoy lista y quiero estarlo, sigue jugando con mi culito. – Esta vez, fue Serena la que le chupo los dedos que danzaron en su interior, de a uno en uno, volteándose nuevamente para enseñarle su dañado asterisco, algo dilatado por el intenso jugueteo.
-De acuerdo, me gusta tu entusiasmo… ahí van de vuelta. – Tras darle un beso húmedo en el orificio, volvió al ruedo…
En cualquier viaje, siempre el primer paso es el más importante de todos. Aunque Serena había pisado muy firme y sin descanso en su vida sexual, empezar el entrenamiento de su cuerpo, o, mejor dicho, de sus orificios para la ajetreada vida del porno con el pie derecho era imperioso.
Capítulo 37. Semana 2 de entrenamiento. Juguetes para adultos.
La jovencita de Kalos se sintió como una heroína de película los días siguientes, llevaba como ellas una doble vida desde que se mudó con Álex: De día era una joven normal que atendía los últimos detalles de la mudanza ayudada por Shuna y por sus pókemon (en especial Pangoro e Hypno) y de noche, se quitaba su traje de mortal desnudándose ante su amado para encarnar a una aprendiz del sexo, siendo ultrajada con salvajismo y amor en iguales proporciones por su hercúleo hombre.
Esos últimos días, mientras hacían el amor o tenían sexo (aprendió que eran dos cosas diferentes) siempre ponía un capítulo de International White Sting Whores (Perras internacionales de White Sting) para que se metiera en papel y conociera la modalidad de dichas producciones, producciones que un día encarnaría.
Ni bien se reencontró con su amiga, Shauna le dio un abultado sobre lleno de dinero: la paga de por el set de fotografías eróticas había sido depositada y ella la retiró. Con lo acordado con Trevor embolsado, pudo costear los gastos de mudanza y guardarse el resto para cualquier gasto que su nueva vida le deparara.
No eran muchas cosas por mover de todos modos: su ropa, algunos artículos hogareños, una cómoda y un guardarropas pequeño. Les fue difícil ubicarlos en la habitación de Álex a pesar de ser grande porque estaba tan bien ordenada que su mueble parecía no encajar en ninguna parte. Agotadas tras encontrarles un lugar aceptable, decidieron dar por finalizada la mudanza tomándose la noche.
Shauna la invitó a una cena de des pedida que mutó a una cena de celebración (por su nueva vida en pareja) en un restaurant dentro del shopping de Azulona llamado “ParaChef”, una cadena fina especializada en pastas atendida por el famoso chef, Don Fabio, cadena decorada por un Parasect que en vez de tener una inmensa seta en su cuerpo tenía un sombrero de chef y preparaba espaguetis con sus tenazas.
Desde el interior del establecimiento se veía una enorme publicidad de lencería que tenía a Shauna como protagonista acostada boca abajo con un conjunto de red negro, esta se lo enseño con orgullo y Serena pensó que había escogido ese lugar como excusa para enseñarle la gigantografia.
La de cabellos dorados puso al día a su amiga y se percató de cuántas cosas tenía para contarle. Sus anécdotas de alcoba sin darse cuenta se habían acumulado como la ropa sucia en la pila del baño y casi las tuvieron que echar del restaurant para cuando termino. Habían sido muchas experiencias para una sola noche, desde su incidente sexual con Pangoro, pasando por su incidente sexual con los guardabosques y su primera victoria en una batalla pókemon hasta culminar en el entrenamiento diario con Álex, entrenamiento sexual.
- Sobre eso, está más que satisfecho, hoy me dijo que estoy lista para el siguiente nivel. – Susurró inclinándose contra la mesa y cubriendo la boca con su mano.
- ¿Siguiente nivel? ¿Quiere decir que te la meterá por… la Cueva Perdida? – Referenciando a un misterioso lugar en el Archipiélago Sete, en Isla Insta más específicamente. – Digo, sus videos se tratan sobre alguien como tú recibiendo una sobredosis de carne por la retaguardia.
- No creo, por ahora aprendía algunos trucos y superé la etapa manual, no sé exactamente que me tiene preparado esta noche. – Susurró en tono misterioso antes de que el dueño, Don Fabio, les anunciara el cierre por 3era vez.
Fueron las últimas en irse, con las panzas llenas de deliciosas pastas y doloridas por las risas de docenas de chistes y comentarios picantes. De todas formas, Serena juró visitarla a menudo e invitarla al set de filmación de su primer trabajo pornográfico, pronto a suceder.
- No puedo creerlo, te zambulliste de lleno en el porno, nunca hubiera imaginado, estoy tan orgullosa.
– La felicitó, aunque para el dueño del restaurant, que escuchó todo mientras cerraba, le pareció el halago más extraño del mundo. – Pensar que cuando salimos por primera vez aún estabas como loca por ese tal Ketchum y no le habías mostrado una teta a nadie.
- ¡¿Te acordás?! Me moje toda cuando Álex me chupó un pecho, que mojigata… - Rememoró secándose una lágrima de risa del ojo. - Que tiempos, extraño un poco mi tierna inocencia, era tan tonta y sabía tan poco de los hombres, de mi cuerpo.
- ¡Patrañas! Estás disfrutando tu vida más que nunca, olvida la vieja Serena, la tonta enamoradiza, ahora tenés algo real que podés sentir, tocar y coger a diario. – Haciendo un gesto obsceno con la mano y su boca que aludía al sexo oral. - ¡No lo desaproveches, pensa solo en tu futuro, no añores tu pasado!
Serena sonrió enternecida, ahora con lágrimas que no eran de risa.
- ¿Qué puedo decir? Tuve una buena maestra. – Ironizo dándole un abrazo. – Si fuera un pókemon mi habilidad sería Inicio Lento, tardé en arrancar, ahora nadie me podrá parar.
Ambas rieron por la comparación.
- Pasado mañana Álex tiene una nueva filmación con dos zorras de la industria y me dijo que seré una de ellas en una de las siguientes producciones. Me faltan ultimar detalles para ser parte de la familia Pokeporn.
- ¡Yuuuupiii por fin! ¡Serena se convertirá en una zorra! – Saltó Shauna abrazándola y girando con ella. Detrás, el dueño del local giró el cartel que decía “cerrado” con un rostro reprobatorio mientras las vio perderse por las escaleras mecánicas. Había sido la conversación más extraña y cautivadora que había escuchado jamás.
Una vez afuera, en las concurridas calles de Azulona, con tanta vida nocturna como diurna, notaron que en una noche como esa sus aventuras, compartidas en un principio, habían comenzado. La semilla del nuevo sueño había germinado con la humilde intención de Shauna de levantarle el ánimo con una salida de chicas al Ónix de Neón lugar casi mitológico para la joven ya que allí conoció a su amado.
- Fuiste tan buena conmigo, no sé cuándo ni cómo podré recompensártelo. – Se sinceró Serena. – Es una pena que no quieras volverte actriz porno, te daría un lugar a como dé lugar, estoy segura de que Álex sería de ayuda.
- Me conocés, el sexo para mí es un placer, no un negocio y no quiero ninguna recompensa, no insistas con eso. – Cruzándose de brazos ofendida. - Me conformo mostrando mi cuerpo y ropas de diseño en las pasarelas, ya sabes, cosas más finas. – Girando como una bailarina.
- Si, fina, como no. – Recordando su última aventura sexual con ella con dos pókemon implicados.
- ¡Mira, otro cartel mío!
Señalándole uno rectangular sobre un edificio de departamentos que la tenía ella apoyada en una pared tras un sendero de pétalos de rosa y vistiendo un camisón blanco trasparentado. “Sigue el camino de la pasión” rezaba el slogan. Sin dudas había estado ocupada mostrando su atractiva silueta delgada y piel trigueña que resaltaban cualquier prenda.
El momento de la despedida llegó y tras abrazarse se separaron para seguir caminos opuestos, no obstante, Serena tenía una idea en mente zumbándole como un Beedrill enfurecido en el cerebelo y no se iba a quedar en paz consigo misma si no la revelaba…
- Espera, Shauna… - La detuvo del brazo. – Estaba pensando… ¿Tenés algo que hacer mañana? Digo, es una noche hermosa, hace varios días que no nos vemos y… tengo una buena idea.
- Bueno, no, mañana es sábado y estoy libre, solo el trabajo que tengo en casa, gracias por abandonarme por un macho he, ahora tengo que ocuparme de todo yo sola. Tengo más trabajo que una doméstica en domingo.
Serena apoyó su dedo en los labios de su amiga como solía hacer con Álex para que se callara.
- Tengo una idea, quiero darle una sorpresa a Álex…- Susurró con una sonrisa pícara y las mejillas sonrojadas.
- ¿Qué tenés en mente y porque esa mirada? ¿Me vas a secuestrar o algo así?
- ¿Te acordás de cómo empezó todo? Con nosotras en el Ónix de Cristal y luego yendo en su motocicleta a su taller, seguro te acordás de como terminamos la noche y que bien lo pasamos…
- ¡Amiga! ¡Son novios ahora, las cosas cambiaron! – Se escandalizó, y era difícil despertar esa reacción en ella. - ¿Estarías dispuesta a compartir semejante hombre? Mira si se termina enamorando de mi inigualable belleza caribeña, te vas a arrepentir…
- Correré el riesgo, vamos, hace tiempo que quiero ser yo la que lo sorprende.
En la puerta del taller, estaba sentado Pangoro como haciendo de portero, disfrutando de la noche como todo pókemon siniestro con Sylveon en el hombro. Al verla recibió un cálido saludo de Shauna e ingresaron en silencio al taller… Serena ya poseía las llaves de cada puerta y podía ir y venir a su antojo.
Rhyhorn, su otro célebre pókemon, vital en su primera victoria, dormía roncando en una manta en un rincón y ni se percató de la llegada de su entrenadora, que junto a Shauna, pasaba por sobre él y subían las escaleras en silencio. Hypno y Braixen debían estar en el patio tras el taller.
- Espera aquí, a mi señal subes. No podrá creer lo que le tengo planeado. – Susurró Serena frotándose las manos sin poder contener su entusiasmo. Por fin iba a poder darle una de esas noches sorpresa dignas de recordarse, una de esas aventuras con las que podría presumir con cualquier hombre por el resto de su vida.
El hombre, como Serena esperaba, estaba viendo una película de acción en su sofá, una sobre superhéroes que adquirían los poderes de un pókemon en particular. Lo que no esperaba era que a su lado estaba Braixen, la zorra del desierto de tipo fuego, comiendo un mix de pokochos rosados y azules con leche de Milktank.
- Hola corazón, viniste justo en la mejor parte, con mi nueva amiga vamos por la segunda película de Ravengers.
Vestido de musculosa y con joggins de gimnasia percudidos, esos días Álex había estado muy ocupado tanto en su taller como en el entrenamiento y solía usar ropa deportiva en su casa, ropa que a Serena la encendía como mecha de dinamita.
- ¡Braixen! – Agregó la pókemon con alegría, ingiriendo un gran bocado de pokochos con su cuchara torcida.
La joven los saludo a ambos y sumamente ansiosa, se sentó sobre el hombre besándolo con pasión desmedida, sin importarle que su pókemon inicial mirara.
El actor se dio cuenta al instante que no era un simple beso de saludo, la mano de la joven, mucho más valiente que de costumbre, ya le estaba acariciando el inmenso bulto tras el joggin, manoseando sus testículos y despertando el tronco bajo la tela.
- Braixen, parece que tendrás que terminar de ver la película otro día. - Susurró sin que Serena dejara de besarlo, con lengua a la vista, tomándolo del rostro sin la delicadeza que la caracterizaba. - ¿Serena que ocurre? ¿Pasa algo? Estás… distinta, como poseída.
- Te tengo una sorpresa. – Actos seguido, se quitó la blusa, la arrojó a un lado y siguió por el sostén, quedando en tetas frente a ambos. Con su brasier le cubrió los ojos atándolo a su cabeza. Quedó como si tuviera dos enormes ojos de mosca saliéndole de los extremos del cráneo. - ¡Ja! ¡Pareces un monstruo de cine!
- ¿Estás loca, amor? Braixen nos está mirando ¿No quieres esperar a que se vaya o meterla en la pokebola? – Se alarmó el hombre, que por más actor porno que fuera y por más que llevara el sexo en las venas, tenía sus recaudos y notaba que su pareja se traía algo gordo entre manos (además de su pene).
- ¿Braixen? – Preguntó que pasaba sin comprender la pókemon fuego que no estaba familiarizada con ese comportamiento en su entrenadora… ni si quiera la había visto desnuda antes.
- Puedes irte o quedarte a ver, Braixen, vos elijes. – Le sugirió. - Estuviste mucho tiempo en el rancho, es hora de que tengas nuevas experiencias.
- ¿Amor? ¿Qué estás haciendo? – Preguntó el hombre mientras Serena le sacaba la remera y le bajaba el pantalón desatando su elástico. - ¿Vas a hacer lo que creo que vas a hacer frente a tu pókemon? ¿De eso se trata?
- No, voy a hacer algo peor… ¡Puedes subir! – Gritó asustando con su grito tanto a Álex como a Braixen, que observaba con curiosidad. Sus ojos inquietos iban tanto de su entrenadora al hombre con el que hace tan solo minutos, su cuchara torcida cargada de pokechos quedó a medio camino y derramaban leche en el sofá.
- ¿Trajiste a alguien? – Escuchando los pasos de una acompañante sin poder verla. Pronto sintió los labios de su novia besando los suyos, un poco más calmados y un segundo par de manos bajándole los calzoncillos y descubriendo su mastodóntico pene.
Frente a tres pares de ojos, dos de ellos siendo de un pókemon, Shauna y Serene agasajaron al hombre con una prodigiosa mamada. Serena lengüeteo el glande mientras su invitada se deleitaba con el inmenso tronco, recorriendo sus venas con su lengua mientras Braixen, observaba con más curiosidad que temor.
Lo bueno de Shauna era que, debido a su vasta experiencia en el sexo, no necesitaba indicaciones, consejos ni directrices. Sabía que la gracia era mantener el misterio y en silencio, observando al desconcertado hombre, lamia y succionaba sus genitales viendo como el pene se alzaba como mástil de bandera sobre ella, creando una enorme sombra.
Serena se concentraba en el glande, ingiriendo su enorme cabeza que apenas entraba en su boca y dejaba caer su saliva para lubricar el tronco desde arriba hacia abajo, Shauna, sin importarle que la saliva de su amiga comenzaba a llegar a los testículos los tomaba con su mano y los succionaba como si fueran bayas a las que quisiera sacarle jugo.
Ambas se posicionaron a cada lado del tronco con sus bocas, sintiendo las convulsionadas venas latiendo contra sus labios y subieron y bajaron sus cabezas sincronizadas, masturbando el cuero de su pene con sus bocas, al llegar arriba, lamian el glande en cada resquicio, en cada sección del inmenso hongo.
- ¿Te gusta el pene de Álex, Braixen? – Pregunto obsequiándole un beso en su extremo. – Es grande, venoso y está muy rico. Me encanta chupárselo después de entrenar, esta saladito y con perfume a hombre.
- Braaaaaaixen. - Coincidió la pókemon acercándose al pene, algo temerosa mientras Shauna se lo ofrecía aferrando el tronco y apuntándolo a ella. Llegó a tocarlo con la nariz, olfateando su extremo.
- Podes probarlo si queres, Braixen, te gustará. – La alentó Serena. Su pókemon negó con desconfianza y retrocedió. – Bueno, cuando cambies de idea solo tenes que sumarte… sé que no es tan fácil, a mí también me intimido el tamaño.
- Ooooh por Arceus que buena mamada. – Resopló Álex cuando su amada comenzó a cabecear como una convulsionada mientras la segunda, aún desconocida, recolectaba la saliva de forma ruidosa que se derramaba por el tronco y la volvía a escupir por todos lados. En dos segundos habían hecho todo un enchastre.
- Quiero que me la mame la visita… aún no puedo descubrir quién es…
Shauna reemplazo a Serena, antes de arrancar envolvió el glande con sus labios y dejo caer un enorme salivazo blanco y espeso que se esparció por todo el pene como crema derretida, luego cabeceo lento pero profundo. El hombre sintió la garganta y las cuerdas vocales de la desconocida por varios segundos con cada cabeceada.
- ¿Te gusta la sorpresa mi amor? ¿No te lo esperabas verdad? - Dijo Serena descansando un poco, subiendo a besar a su hombre aún con el corpiño cubriendo sus ojos.
- No me esperaba semejante sorpresa, sin dudas estoy más que intrigado y complacido, y créeme que es difícil a esta altura generarme esas cosas. – Álex tomó a su novia de los cabellos y mientras Shauna aceleraba la fellatio, aumentando tanto la velocidad como el gorgoteo gutural propio de la acción, introdujo su lengua y la hizo danzar como una serpiente quemada dentro de su boca, recolectando el exótico sabor de la saliva de su novia. Álex con su habilidad aferró la lengua de Serena con su boca y la succiono para deleitarse con el gustito de su saliva, no obstante, su plan era otro.
- ¡Nada de tocar! – Se dio cuenta Serena dándole un bofetón en la mano antes de que tocara a Shauna en la cabeza, casi consiguiendo así una pista vital. El peinado con rodetes a los lados, tan característicos de su amiga, hubieran decantado un resultado. – Si queres tocar algo tócame aquí…
Serena condujo la mano de Álex a sus senos, y este los masajeo con mucho amor, pellizcando con delicadeza sus pezones hasta sentirlos endurecerse bajo sus dedos, sin poder contenerse pasó a succionarlos como un crío al momento. No importaba que fuera un actor porno que toco y degustó docenas y docenas de pares de tetas tanto frente al lente como detrás, las tetas de Serena siempre le despertaban su lado más adolescente y como tal, las gozaba como si fueran las primeras tetas en su vida.
- Uuuh, que rico, siempre me gusta como chupas mis tetas. – Susurró Serena dejando caer un hilillo de saliva en su seno que Álex junto con su lengua, succionando el pezón edulcorado con tan delicioso aliciente.
- Permiso, bajo a ayudarla o se va a ahogar, es demasiado para una sola…- Informó lujuriosa la blonda lamiendo el tronco, tan cubierto de saliva que el olor se sentía en el aire.
- Dijiste ayudarla, al menos sé que es una chica. – Bromeó.
- ¿Si fuera hombre sería un problema? – Se interesó en el tema Serena. - ¿O sos de los que piensan que un agujero es un agujero?
- Bueno, tengo unas historias con algunos de esos llamados trapitos, los jóvenes que se disfrazan de muj … ¿Por qué estamos hablando de esto? Vamos, sigue. Es historia para otro día. – Se abochornó el hombre haciéndolas reír. Shauna mordió su puño para no revelar su voz. Al parecer Álex tenía varias historias secretas por contar.
- De los que usan cualquier trinchera en la guerra entonces… bien, ya me vas a contar algún día tus locas anécdotas, hoy quiero que disfrutes de una buena mamada antes de que pasemos a mi entrenamiento.
Shauna tomo aire, tomó a Serena de sus pelos, ahora más largos, y la hizo cabecear a una velocidad que nada tenía que envidiarles a las profesionales. Encima, mientras con una mano conducía a la blonda, con la otra masturbaba el tronco en su base, inflamando sus ya de por si gruesas venas.
- Vamos, danos un aperitivo antes de empezar, quiero compartir tu semen con la invitada…- Susurró Serena mientras Shauna hundía su rosto entre sus testículos, sin un mínimo de pudor por estar con la pareja de su amiga. Serena sabía qué hacía bastante que no estaba con un hombre y debía de extrañar el olor y el sabor de un buen pene.
- ¿Ya quieres mi leche de tan temprano amor? Promete que serás buena anfitriona y la vas a compartir.
- Si, lo prometo, vamos, llena mi boquita con tu leche de hombre. – Expresó antes de meter el glande en su boca mientras la cabeza de Shauna subía y bajaba frotando sus labios contra el tronco.
- Ahí te va, ahí, ahí, sí, sí, si… uuhhh aaaah joder.
Varios chorros gruesos y espesos de semen color crema ingresaron en la boca de Serena y se acumularon formando una laguna amarillenta. Su dieta de proteínas y carbohidratos complementada con varios anabólicos para mejorar su rendimiento en el gimnasio le estaban dando a su semen una consistencia y texturas extraña, espesa como de queso derretido con un fuerte olor a cloro a la que no terminaba de acostumbrarse.
- Ven, bebe mientras esta tibiecita… - Serena se ubicó sobre Shauna que aguardo el obsequio lechoso con la boca abierta mientras el hombre aprovechó la distracción para sacarse el sostén de los ojos.
- ¡Lo sabía! Después de todo estuvieron todo el día juntas. – Se mostró complacido el hombre, que veía con buenos ojos los tríos sorpresa (“¿y qué hombre no?”) pensó Álex. – Bienvenida de nuevo, Shauna, hace tiempo que no nos veíamos.
- En un rato te saludo, primero quiero lo que Serena me prometió… ¡Vamos, apurate, dame de ese semen antes de que se enfríe, me gusta caliente recién salido de los huevos! – Se impacientó.
Ocurrió un imprevisto: antes de que Serena hiciera el célebre “cum swap” (aún ante la mirada atenta de una silenciosa Braixen) sonó el timbre y por el susto, Serena se tragó por accidente el contenido ahogándose, provocando una tos incontrolable. Braixen también se asustó tanto que soltó una bocanada de fuego que la escondió detrás del sofá.
- ¿¡Quién carajos viene a joder a esta hora!? – Se molestó Shauna de manera casi desmedida, como si fuera su casa. – ¡No es tan tarde, pero por su culpa me quede sin postre! ¡Con lo que me costó ordeñar semejante ubre!
Serena seguía tosiendo muy ahogada, entre molesta e intrigada, de seguro una cantidad nada despreciable de semen había entrado por dónde no debía entrar.
- Verás, amor, no sos la única que pensó en una sorpresa. – Dijo incorporándose el hombre, poniéndose el calzoncillo y atando el elástico del jogging. Acto seguido, antes de que el timbre sonara por segunda vez, le alcanzó a Serena un vaso con agua y apagó la ignorada televisión.
- Estoy ahí en unos minutos. - Informo por el timbre inalámbrico para darle tiempo a Serena de que se vistiera.
- ¿Esperas a alguien? ¿Pediste un aperitivo de medianoche o algo así? – Preguntó algo mejor tras bajar la “proteina” con agua, en serio, ese cóctel que se armaba sumado a la falta de frutas en su comida estaban alternando la entera composición de su semen.
– También se me ocurrió la idea de darte una sorpresa y como no tengo muchos dildos ni juguetes sexuales para el siguiente paso de nuestro entrenamiento, se me ocurrió traer a alguien que me preste algunos y de paso, te de algunas lecciones, una especialista diría, alguien que puede comprarse una cantidad pasmosa de juguetes sexuales y los colecciona.
- ¿Una invitada he? – Se interesó Shauna rascando su barbilla. – Esta noche tiene sorpresas dentro de sorpresas. Me gusta.
- Más bien diría, invitados.
Álex, Serena y Shauna (detrás de la enorme espalda del hombre) bajaron a abrir la puerta y se encontraron con dos personajes conocidos de cabelleras rubias y de ojos verde manzana muy particular.
- Cuanto tardaste ¿Estabas ocupado? – Pregunto una joven delgada y blonda cargando una abultada mochila. Llevaba un vestido de colegiala corto, blanco, que le llegaba a la mitad de los muslos, muy fino, con detales de volados azules de tul en el busto y al final de la pollera que le conferían el aspecto de llevar alas de insecto debajo. Sus piernas delgadas estaban cubiertas por medias blancas con listones celestes a juego… Era Lillie y parecía vestida para un bautismo como de costumbre.
En cambio, el recién llegado masculino, idéntico a ella en casi todos los rasgos, vestía una campera negra con las mangas arrancadas y una calavera roja estampada en el pecho que parecía un manchón de sangre y una capucha grande con dibujos de una cadena. Abajo usaba jeans rasgados en los muslos y enormes borcegos marrones con los cordones mal ajustados. Parecía ser uno de los habituales clientes del taller de motocicletas de Álex, rudo y sombrío, aunque no era nada corpulento ni alto. Al igual que su hermana, traía un bolso cargado de misterios.
- Ya es tarde y el Pangoro no deja de gruñirnos. ¿Nos invitas a pasar? – Exigió sin saludar Gladio. - ¿Y esta quién es? – Preguntó al ver a Shauna detrás.
- Esta tiene nombre… - Susurró la trigueña muy resentida.
- Tranquilo, Shauna es casi de la familia, no tendrás problema…
- ¿Estás bromeando? – Increpó el joven rubio a Serena, que no se había percatado de que su inconsciente la había traicionado. - ¿Estás bromeando con la relación que tengo con mi hermana?
- ¡No, no, no fue mi intención insinuar nada sobre…!
Gladio la señalo y le dedicó la primera sonrisa que jamás le vio. “Te engañe” dijo por fin antes de entrar acompañado por su hermana.
- Jajajaja, caíste como la mejor amor, tuviste que ver tu cara. - Continuó con el hostigamiento Álex, ganándose un fuerte codazo en las costillas.
- ¿Por qué no pones esos enormes brazos a trabajar y la ayudas con la mochila?
Álex, besó su mejilla y tomó su pesada mochila repleta de juguetes sexuales, disfraces y toda clase de artilugios caros que solo una niña rica como ella podía permitirse. Iba a ser una noche no con una, ni dos, ni tres sorpresas, sino incontables momentos inesperados.
Continuará
Gracias por leer! Se viene un capítulo cargado de perversiones, no me van a alcanzar los tags 😛.
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Capítulos anteriores:
A Serena le gustan mayores. Parte 1:http://www.poringa.net/posts/relatos/3601156/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Fanfic-de-Pokemon-resubido.html
A Serena le gustan mayores. Parte 2:http://www.poringa.net/posts/relatos/3715160/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-2-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 3:http://www.poringa.net/posts/relatos/3730867/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-3-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 4:http://www.poringa.net/posts/relatos/3758350/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-4-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 5:http://www.poringa.net/posts/relatos/3769535/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-5-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 6:http://www.poringa.net/posts/relatos/3779280/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-6-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 7:http://www.poringa.net/posts/relatos/3784970/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-7-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 8:http://www.poringa.net/posts/relatos/3808107/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-8-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 9:http://www.poringa.net/posts/relatos/3828349/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-9-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 10:http://www.poringa.net/posts/relatos/3858230/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-10.html
A Serena le gustan mayores. Parte 11:http://www.poringa.net/posts/relatos/3868644/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-11.html
A Serena le gustan mayores. Parte 12:http://www.poringa.net/posts/relatos/3897135/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-12.html
A Serena le gustan mayores. Parte 13:http://www.poringa.net/posts/relatos/3932899/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-13.html
En el universo de este fanfiction todos los personajes tienen 18 años o más.
Starring
Serena:
Shauna:
Capítulo 36. Semana 1 de entrenamiento. Preparación manual.
Con solo mirarla a los ojos y detectar un destello travieso supo lo que le seguía a la mamada, que a diferencia de otras fue de compromiso, realizada solo por el hecho de que el pene se interponía en su camino hacia el plato principal de la jornada. Álex lo comprendió levantando sus musculosas piernas para sostenerlas con sus brazos invitándola a hacer algo que nunca le había hecho... a él.
La artista de Kalos jugueteo con su glande erecto, que por la posición apuntaba a su dueño como una palanca de automóvil en reversa. Luego apoyo un milímetro de su lengua y fue bajando pasando por el escroto y deteniéndose antes de llegar al trasero para verlo con lujo de detalle por primera vez.
- ¿Vas a hacer eso que me dijiste que le envidiaste a May y Lillie? - Preguntó esperando a que se decidiera.
Serena se hecho cuerpo a tierra y se acercó al orificio con su nariz, posándola para oler volviendo loco al hombre.
- Oooh esto es… inesperado, por lo general lo escupen primero, no tienes que hacer nada que no quieras.
Álex No se esperaba esa clase de acercamiento tan morboso, al igual que él había hecho con ella el día en que le enseñó sus producciones gravadas, la chica pegó su rostro angelical para hacer actos de súcubo. Acots como frotarse la nariz contra su ano, aspirar pegada a él y frotarse la nariz y los labios contra el orificio, haciéndolo todo a ojos cerrados, concentrada a tal punto que no parecía escucharlo.
- Estoy lista para empezar con el entrenamiento. - Dijo por fin tras frotarse por más tiempo del debido. - Si quiero ser la mejor de todo Pokeporn Live tengo que acostumbrarme a esto.
- Bueno, diría que además de las oficinas de ejecutivos en nuestro trabajo es el único donde saber chupar culos puede llevarte lejos.
- Entonces veamos qué tan lejos puedo llegar…- Bromeó Serena haciéndose desear, estirando el agujero masculino con sus dedos y pegando su lengua por fin a ese hemisferio tabú.
No importaba la edad, la altura, el sexo ni la fuerza, la lengua era el músculo, en proporción al resto, más poderosos del cuerpo humano sin importar que sea de un cuarentón o una iniciada en el porno. La lengua de Serena demostró que no tenía trabas de ningún tiempo mientras se abría paso por el asterisco recolectando sabores y despertando chispazos húmedos de placer.
A diferencia de otras oportunidades, como cuando se lo realizó a la oficial Jenny o a su Hypno, no sintió ni la más mínima repulsión, al contrario, su lengua le picaba como si fuera víctima de un potente afrodisíaco.
La desatada joven no tardó en sumar a sus labios a la obra haciendo gemir a un hombre que la duplicaba en edad (y un poco más) y tenía años y años de experiencia en la industria del porno. Sintió que Álex le tomaba una mano y la conducía a su pene para indicarle que además de chupar su culo debía masturbarlo.
- Vamos amor, sigue que lo haces bien, jodidamente bien… uuuhhhh. - La alentó comenzando a ser masturbado mientras recibía chupones profundos y sonoros en el ano y también, se frotaba contra el agujero.
Tras unos minutos el hombre dejo caer sus piernas y le indico que se acostara boca arriba para llevar a cabo uno de sus “trucos” más populares. “Esta pose es casi indispensable, quiero que te acostumbres a ella” le dijo mientras se acomodaba para sentarse con delicadeza sobre su boca.
- Lo sé, y cuando trabajemos juntos quiero que la hagamos.
- Así será. Ahí va… eso es, buena chica, buena chica. - Jadeó cuando acercó su agujero a la boca de Serena y esta estiro su lengua para llegar a él y lamerlo, antes de que lo apoyara por completo como si fuera él el que la besaba con el extremo equivocado de su sistema digestivo.
El éxtasis era total, que alguien tan hermosa, capaz de arrancar suspiros en cualquier pasarela gozara de una posición tan morbosa no era fácil de encontrar. Álex dejo una rodilla apoyada y la otra pierna flexionada, hundiendo su pie en el colchón en una pose casi heroica que le permitida frotarse contra los labios, la lengua y la nariz de su amada. Cada tanto se despegaba para permitirle descansar, aunque ella seguía apegada a él sin permitirse poner su lengua y labios en reposo.
- Quiero que me masturbes, no volveré a subir hasta que no me hagas correr. Considéralo una prueba.
- Te haré venir con mi boca y mis manos, no te levantes hasta que no haya terminado. - Aceptó desafiante antes de perderse bajo el. Álex se dejó masturbar por la mano de su novia mientras sentía su respiración contra su piel, y su lengua hurgándole su resquicio más recóndito.
El anilingus evolucionó en un rimjob en toda regla, ese peculiar acto solo realizado por las más osadas que consistía en lamer el ano combinándolo con un trabajo manual. Serena era muy buena en lo primero, tenía talento natural para poner su lengua a bucear profundo, no obstante, su mano no sincronizaba del todo bien.
- Dejame ayudarte o estaré sentado sobre ti todo el día, en otro momento practicaremos la…
- No, yo lo haré. – Se negó Serena con la boca tapizada en saliva. – Quiero hacerte venir con mi lamida y mi paja, tenme paciencia.
- Por supuesto amor, por supuesto, solo no quería abusar de tu… generosidad. Esto puede considerarse desagradable para muchas, incluso dentro de la industria muchas ni se acercan.
-Para mí es lo más delicioso del mundo…- Mintió, aunque como Álex no la veía, se lo creyó.
- Como quieras, me quedare quieto y te dejaré todo el trabajo, solo separare mi culo de tu boca cuando me haya corrido… Demonios, ya te imagino haciendo esto en cámaras, con una acompañante chupando tu vagina como te mereces, sin dudas serás una estrella.
Serena puso todo su empeño en la masturbación, como si hubiera podido administrar recursos cognitivos de repente. Con una mano formando un anillo con su pulgar e índice, rodeó la base del glande y lo masturbó como si tuviera una década de experiencia mientras que, con su otra mano previamente escupida, masajeaba sus enormes testículos, todo combinado con su ininterrumpido rimjob.
- Eso es preciosa, eso es, lo haces muy, muy bien, sigue, sigue, solo un poco más…- La alentó meneando un poco su enorme y musculoso cuerpo. Por momentos dejaba caer un poco de su peso sobre ella, aunque por pocos segundos. Apiadándose de su amada, considero que era un primer anilingus exitoso y debía de finalizarlo. Había sido tan bueno que había perdido la noción del tiempo ¿Cuánto duró? ¿5, 10 o 20 minutos?
- Oh, oh, uuuh, ahí va, ahí va… abre bien la boquita, quiero sacarte ese horrible sabor de boca.
Ni bien Álex llegó al orgasmo retrocedió y eyaculó con ganas en su boca, apuntando desde arriba y en cuatro a la boca de su amada. Serena permaneció con la boca inmóvil hasta que esta se colapsó de semen y comenzó a derramarse por las comisuras. Al cerrar su boca, sus cachetes quedaron inflados.
- Pareces ese pókemon ardilla ¿Cuál es su nombre? Nunca recuerdo los nuevos. – Bromeó viéndola incorporarse con la boca repleta de su esperma y un chorro grueso a ambos lados de la boca.
Serena se tomó su tiempo para ingerir el caldo de amor de su novio y al terminar, tosió con descontrol.
- Cof, cof, más espesa, cof, que de costumbre… ¡Cof! ¿Lo hice bien? – Álex la tomó de la vagina metiendo dos dedos y la acomodó abierta de piernas en la cama, al retirarlos estos estaban mojados.
- Lo hiciste muy bien, te ganaste el mejor sexo de tu vida. – Le prometió rozando su glande contra su vagina, entre sus labios mayores, suaves como pétalos de rosa, sintiendo el contacto suave de su clítoris en zona superior.
- Ya me estaba preguntando si te había olvidado de mi vagina… métela, métela, estoy mojándome toda desde que te olí el culo. – No obstante, su voz sonó insegura. Tener a semejante herramienta cerca de los 30 centímetros con el centro de su cuerpo entre ceja y ceja, o mejor dicho, bajo su única ceja, aguardando por abrirse paso en su cavidad casi virgen la atemorizaba.
“Buena señal. Las experiencias anales propias y ajenas no le son repulsivas, al contrario, la práctica sin contenerse, la voy a coger con ganas como recompensa.” Pensó Álex mientras que por la cabeza de ella pasó un pensamiento muy distinto… “Creo que tengo miedo de que me parta al medio, tuve que haber hecho el anilingus más largo, ahora me la va a meter hasta el diafragma”
- Oooh uuuuuh, aaaah ¡Despacio! - Gimió Serena y eso que solo había entrado la cabeza.
- Te falto decir unas “Es” y unas “Is” para completar las vocales. – Bromeó notando su expresión de preocupada desde arriba, entre sus brazos musculosos. - ¿No te molesta navegar entre mis nalgas con tu lengua, pero si una ronda de viejo y tradicional sexo a la antigua? Interesante.
- Tienes una… uuuh, arma de destrucción masiva entre las piernas, ah, ah, ah, no sé si alguna vez podré acostumbrarme. – Confesó afligida, sintiendo cada centímetro de su cavidad distenderse con cada empellón.
- No se trata de acostumbrarse, al contrario, cuando te acostumbras a algo dejas de disfrutarlo, se trata de aprender a gozarlo. – Solo a modo de típico discurso motivacional mientras su cadera comenzaba a subir y bajar, subir y bajar, introduciendo cada vez más su tronco dentro de su amada. Era difícil escucharlo cuando semejante extintor de carne se abría paso dilatando su vagina a límites insospechados, tocando fondo y avanzando varios centímetros más una y otra y otra vez por interminables minutos.
- Ahh, ahh, ahh, ahh, ahh, me estás… separando… ahh, ahh, las dos piernas. - Gimió Serena con los ojos llorosos, sus ojos iban de los de su amado, concentrado en bombear su probóscide monstruosa dentro de ella y de su vientre, que se inflaba cada vez más cada vez que el glande hacía tope. Eso no podía ser bueno.
La noche tan esperada entro en el marco de la normalidad, lo que cualquier pareja normal haría solo que se trataba de una jovencita ex artista y un experimentado actor porno entrado en años. Sexo vaginal en posición misionera y con una pierna tomada entre sus brazos. La diferencia de tamaños daba la ilusión de ser un hombre solitario con su muñeca de sexual, Álex era un metro noventa de pura potencia, de brazos gruesos y espalda tatuada... de no ser por los ensordecedores gemidos cualquier pensaría que Serena era.
- Ah, ah, ah, ah, ah, uuuuuh, aaah…
- Me vendré si te duele tanto, solo dime dónde. – Anunció sin dejar de cogerla con ímpetu.
- ¡Dónde sea! ¡Dónde sea! Ahhhh…
Álex tomó ambas piernas de su novia y casi levantándola en el aire, impactó su cadera con el culo de la chica a una velocidad pasmosa, hasta que eyaculó en el útero de Serena, colmándolo con su semen. Como de costumbre, a sacarla la sustancia de vida se derramo de su delicada vagina.
Álex la acostó sobre él besando sus labios con ahínco. Introdujo su lengua en la boca de Serena y la deslizó por cada sección, por cada resquicio probando su saliva y sintiendo el aliento de su amada ingresando directamente en su boca. Sentía que compartían el mismo aire que respiraban.
- Esto recién empieza, ponte de pie, quiero entrenar tu culo. – Le susurró en el oído después de pasarle la lengua a sus orejas.
- Me preguntaba cuando empezaríamos, quiero ponerme a punto para que puedas hacerme sexo anal.
- Sos una caja de sorpresas, nunca conocía a una chica que tuviera su primera experiencia de alcoba junto a su amiga y que quiera… - Serena lo interrumpió con un sonoro beso.
- No más discursos de anciano ¿Si? – Poniéndose de pie frente a su cama y dándole la espalda. - ¿Me pongo aquí o tienes algún lugar predilecto?
- Demonios. – Exclamó sin poder evitarlo, tomándose un segundo para admirar el paisaje. De espaldas, con su culo de tamaño justo, ni pequeño ni muy grande, todo natural frente a él y encima, separando los cachetes con las manos le ofreció el mejor paisaje que una mujer podía darle. Antes de meterse de lleno en su labor, admiró su cuerpo y paso sus manos por sus flancos, palpando su sensual piel hasta llegar a sus nalgas, las cuales junto y separo con sus grandes manos, sintiendo como la carne se escurría entre sus dedos, todo para hacerla desear…
- Empieza ya…- Se impacientó cuando el hombre amasaba sus nalgas desde la base hacia arriba, sintiendo el peso de las mismas sobre sus manos. Álex por fin se inclinó y hundió su rostro en su zanja. - ¿Me separó los cachetes?
- No, al contrario, apriétame entre ellos, respiraré todo de ti.
- Bueno. Si es lo que te gusta. – Serena con la espalda algo arqueada, apoyo su trasero en el rostro de su amado lo más que pudo, sintiendo su nariz metiéndosele entre las nalgas, su respiración, su barba mal afeitada raspándole la tierna piel.
- Sube y baja, frótate contra mí, vamos, sin parar…- Exigió y el chico aceptó, usando el rostro del hombre como un poste de danza. Se sintió rara haciéndolo, como un animal rascándose, no obstante, la sensación del rostro oprimido contra su rostro y su nariz rozándole el ano y la vagina era muy placentera, ni hablar de la respiración, sus pulmones fuertes de hombre acostumbrado al ejercicio parecían sacarle el aire de adentro. Álex no tardo en tomarla de las piernas y chupar su culo de manera ruidosa, con chupones profundos y húmedos, usando labios y lengua al mismo tiempo.
- Ahuuu, sí, sí, es tan rico, tan rico… no entiendo porque se siente tan bien. – Gozó Serena sin dejar de balancear su trasero.
- ¿Rico he? No tienes idea de lo rico que tienes el culo. – Admitió tras verlo por unos segundos. – Me gustaría tener la lengua de un Lickitung para meterla tan profundo como me sea posible.
- ¡No digas esas cosas, es sucio!… por afuerita es suficiente.
- Para mí no lo es. - Y abriéndole el asterisco con los dedos, introdujo su lengua tan profundo como su anatomía le permitió, haciéndola bailar en el interior, tocando las estrechas paredes que hacían saltar a la chica de tal manera que la tuvo que abrazar de las piernas. A pesar de que Serena aseguraba que le resultaba desagradable la idea de una lengua dentro de su culo, estaba lo suficientemente relajada como para permitirle llegar muy lejos. Pronto quedó inmóvil y se dejó llevar por el placer del anilingus.
- No, no, tan profundo no, te harás daño. – Se preocupó girando al cabeza para verlo, mordiéndose el puño para ahogar un chillido.
- Voy a comer tu culito de esta manera a toda hora, siempre que se me dé la gana y en el trabajo. – La amenazó en tono bastante dominante. – Y no será lo único que entrará ahí…
Mojándose la yema de un dedo, Álex frotó su ano por fuera, como acariciando cada arruguita del pequeño asterisco hasta que, tras un momento, lo deslizó hacia el interior metiendo medio dedo. Sintió el ano apresándole la mitad del dedo hasta la mitad de la falange como si se hubiera apuesto un anillo real.
- Amo cuando tu agujerito me aprieta el dedo, apriétame fuerte, quiero sentirlo.
Álex aún a pesar de su edad y experiencia, se sentía como un niño con un parque de diversiones para él solo (un niño precoz y muy pervertido) cuando una mujer lo dejaba deleitarse con sus encantos. Serena resultó ser de las que no decían que no a nada, justo como le gustaban… femeninas y hermosas de días, sucias y lujuriosas de noche.
- Ahora meteré otro. ¿Te gusta cómo se siente? – Le pregunto mientras giraba el dedo para sentir el orificio “raspando” su falange.
- No preguntes, solo hazlo, mientras no me metas el puño o el pene sin avisar estaré bien. – Bromeó agitando su culito de forma juguetona. – Vamos, mete dos de tus gruesos dedos.
Álex se llevó a la boca el dedo que le había metido chupándolo con ganas, pasándoselo por la lengua e hizo lo mismo con un segundo dedo, el grande, introduciéndolos con lentitud en el culo hasta que el ano y sus nudillos se tocaron. Estaban enteros dentro de ella, cada sección interior, como compuertas de avión, se habían abierto para dejarle el paso a sus dedos, que le hicieron ganchitos y le frotaron las paredes con suavidad.
- Hoy es nuestro primer día de entrenamiento, quiero que llegues al orgasmo sin tocar tu vagina, tan solo gracias a mis dedos en tu culito ¿Crees que podrás?
- Uuuuuh, es fácil para mí, me encanta sentir tus dedos adentro, en mi cuerpo, moviéndose, tocando mi interior… amo esa sensación en mi colita. – Gimió la chica con sus ojos cerrados y abriéndose las nalgas con las manos. - Gíralos en mi culo, quiero sentirlos, quiero que me masturbes el ano hasta que me corra, amor.
Álex sonrió maravillado y le dejó un chupón en la nalga.
- Así será, preciosa, jugaré con tu culito hasta que no puedas estar sin meterle algo adentro, prepárate. – Álex volvió a llevarse los dedos a la boca para empaparlos de saliva y los reintrodujo hasta el fondo, solo que sumando un 3er dedo. Ahora sentía las paredes rectales en cada instancia de sus falanges, aunque a esta altura los divertimentos anales no le eran ajenos, seguía siendo muy estrecha.
Los minutos pasaban, y con cada roce de la piel contra sus interiores, con cada alarma de invasión en su cuerpo, con cada retorcer de esos fuertes y gruesos dedos de hombre explorando cada centímetro de su cuerpo, Serena soltaba un prolongado gemido de placer.
El actor porno volvió a chuparse los dedos y metiendo uno solo, lo movió de atrás hacia adelante lo más rápido que pudo, estimulando su ano hasta que Serena le apreso el dedo y llegó a un escandaloso orgasmo… sus flujos blanquecinos brotaron como un geiser y se chorrearon por su pierna, Álex los recolectó con la mano y los lamio para probarlos.
- Lo lograste, sin dudas tenés aptitudes para el sexo anal, cuando estés lista lo gozaras de forma inimaginable.
- No pares… no te detengas… aún no estoy lista y quiero estarlo, sigue jugando con mi culito. – Esta vez, fue Serena la que le chupo los dedos que danzaron en su interior, de a uno en uno, volteándose nuevamente para enseñarle su dañado asterisco, algo dilatado por el intenso jugueteo.
-De acuerdo, me gusta tu entusiasmo… ahí van de vuelta. – Tras darle un beso húmedo en el orificio, volvió al ruedo…
En cualquier viaje, siempre el primer paso es el más importante de todos. Aunque Serena había pisado muy firme y sin descanso en su vida sexual, empezar el entrenamiento de su cuerpo, o, mejor dicho, de sus orificios para la ajetreada vida del porno con el pie derecho era imperioso.
Capítulo 37. Semana 2 de entrenamiento. Juguetes para adultos.
La jovencita de Kalos se sintió como una heroína de película los días siguientes, llevaba como ellas una doble vida desde que se mudó con Álex: De día era una joven normal que atendía los últimos detalles de la mudanza ayudada por Shuna y por sus pókemon (en especial Pangoro e Hypno) y de noche, se quitaba su traje de mortal desnudándose ante su amado para encarnar a una aprendiz del sexo, siendo ultrajada con salvajismo y amor en iguales proporciones por su hercúleo hombre.
Esos últimos días, mientras hacían el amor o tenían sexo (aprendió que eran dos cosas diferentes) siempre ponía un capítulo de International White Sting Whores (Perras internacionales de White Sting) para que se metiera en papel y conociera la modalidad de dichas producciones, producciones que un día encarnaría.
Ni bien se reencontró con su amiga, Shauna le dio un abultado sobre lleno de dinero: la paga de por el set de fotografías eróticas había sido depositada y ella la retiró. Con lo acordado con Trevor embolsado, pudo costear los gastos de mudanza y guardarse el resto para cualquier gasto que su nueva vida le deparara.
No eran muchas cosas por mover de todos modos: su ropa, algunos artículos hogareños, una cómoda y un guardarropas pequeño. Les fue difícil ubicarlos en la habitación de Álex a pesar de ser grande porque estaba tan bien ordenada que su mueble parecía no encajar en ninguna parte. Agotadas tras encontrarles un lugar aceptable, decidieron dar por finalizada la mudanza tomándose la noche.
Shauna la invitó a una cena de des pedida que mutó a una cena de celebración (por su nueva vida en pareja) en un restaurant dentro del shopping de Azulona llamado “ParaChef”, una cadena fina especializada en pastas atendida por el famoso chef, Don Fabio, cadena decorada por un Parasect que en vez de tener una inmensa seta en su cuerpo tenía un sombrero de chef y preparaba espaguetis con sus tenazas.
Desde el interior del establecimiento se veía una enorme publicidad de lencería que tenía a Shauna como protagonista acostada boca abajo con un conjunto de red negro, esta se lo enseño con orgullo y Serena pensó que había escogido ese lugar como excusa para enseñarle la gigantografia.
La de cabellos dorados puso al día a su amiga y se percató de cuántas cosas tenía para contarle. Sus anécdotas de alcoba sin darse cuenta se habían acumulado como la ropa sucia en la pila del baño y casi las tuvieron que echar del restaurant para cuando termino. Habían sido muchas experiencias para una sola noche, desde su incidente sexual con Pangoro, pasando por su incidente sexual con los guardabosques y su primera victoria en una batalla pókemon hasta culminar en el entrenamiento diario con Álex, entrenamiento sexual.
- Sobre eso, está más que satisfecho, hoy me dijo que estoy lista para el siguiente nivel. – Susurró inclinándose contra la mesa y cubriendo la boca con su mano.
- ¿Siguiente nivel? ¿Quiere decir que te la meterá por… la Cueva Perdida? – Referenciando a un misterioso lugar en el Archipiélago Sete, en Isla Insta más específicamente. – Digo, sus videos se tratan sobre alguien como tú recibiendo una sobredosis de carne por la retaguardia.
- No creo, por ahora aprendía algunos trucos y superé la etapa manual, no sé exactamente que me tiene preparado esta noche. – Susurró en tono misterioso antes de que el dueño, Don Fabio, les anunciara el cierre por 3era vez.
Fueron las últimas en irse, con las panzas llenas de deliciosas pastas y doloridas por las risas de docenas de chistes y comentarios picantes. De todas formas, Serena juró visitarla a menudo e invitarla al set de filmación de su primer trabajo pornográfico, pronto a suceder.
- No puedo creerlo, te zambulliste de lleno en el porno, nunca hubiera imaginado, estoy tan orgullosa.
– La felicitó, aunque para el dueño del restaurant, que escuchó todo mientras cerraba, le pareció el halago más extraño del mundo. – Pensar que cuando salimos por primera vez aún estabas como loca por ese tal Ketchum y no le habías mostrado una teta a nadie.
- ¡¿Te acordás?! Me moje toda cuando Álex me chupó un pecho, que mojigata… - Rememoró secándose una lágrima de risa del ojo. - Que tiempos, extraño un poco mi tierna inocencia, era tan tonta y sabía tan poco de los hombres, de mi cuerpo.
- ¡Patrañas! Estás disfrutando tu vida más que nunca, olvida la vieja Serena, la tonta enamoradiza, ahora tenés algo real que podés sentir, tocar y coger a diario. – Haciendo un gesto obsceno con la mano y su boca que aludía al sexo oral. - ¡No lo desaproveches, pensa solo en tu futuro, no añores tu pasado!
Serena sonrió enternecida, ahora con lágrimas que no eran de risa.
- ¿Qué puedo decir? Tuve una buena maestra. – Ironizo dándole un abrazo. – Si fuera un pókemon mi habilidad sería Inicio Lento, tardé en arrancar, ahora nadie me podrá parar.
Ambas rieron por la comparación.
- Pasado mañana Álex tiene una nueva filmación con dos zorras de la industria y me dijo que seré una de ellas en una de las siguientes producciones. Me faltan ultimar detalles para ser parte de la familia Pokeporn.
- ¡Yuuuupiii por fin! ¡Serena se convertirá en una zorra! – Saltó Shauna abrazándola y girando con ella. Detrás, el dueño del local giró el cartel que decía “cerrado” con un rostro reprobatorio mientras las vio perderse por las escaleras mecánicas. Había sido la conversación más extraña y cautivadora que había escuchado jamás.
Una vez afuera, en las concurridas calles de Azulona, con tanta vida nocturna como diurna, notaron que en una noche como esa sus aventuras, compartidas en un principio, habían comenzado. La semilla del nuevo sueño había germinado con la humilde intención de Shauna de levantarle el ánimo con una salida de chicas al Ónix de Neón lugar casi mitológico para la joven ya que allí conoció a su amado.
- Fuiste tan buena conmigo, no sé cuándo ni cómo podré recompensártelo. – Se sinceró Serena. – Es una pena que no quieras volverte actriz porno, te daría un lugar a como dé lugar, estoy segura de que Álex sería de ayuda.
- Me conocés, el sexo para mí es un placer, no un negocio y no quiero ninguna recompensa, no insistas con eso. – Cruzándose de brazos ofendida. - Me conformo mostrando mi cuerpo y ropas de diseño en las pasarelas, ya sabes, cosas más finas. – Girando como una bailarina.
- Si, fina, como no. – Recordando su última aventura sexual con ella con dos pókemon implicados.
- ¡Mira, otro cartel mío!
Señalándole uno rectangular sobre un edificio de departamentos que la tenía ella apoyada en una pared tras un sendero de pétalos de rosa y vistiendo un camisón blanco trasparentado. “Sigue el camino de la pasión” rezaba el slogan. Sin dudas había estado ocupada mostrando su atractiva silueta delgada y piel trigueña que resaltaban cualquier prenda.
El momento de la despedida llegó y tras abrazarse se separaron para seguir caminos opuestos, no obstante, Serena tenía una idea en mente zumbándole como un Beedrill enfurecido en el cerebelo y no se iba a quedar en paz consigo misma si no la revelaba…
- Espera, Shauna… - La detuvo del brazo. – Estaba pensando… ¿Tenés algo que hacer mañana? Digo, es una noche hermosa, hace varios días que no nos vemos y… tengo una buena idea.
- Bueno, no, mañana es sábado y estoy libre, solo el trabajo que tengo en casa, gracias por abandonarme por un macho he, ahora tengo que ocuparme de todo yo sola. Tengo más trabajo que una doméstica en domingo.
Serena apoyó su dedo en los labios de su amiga como solía hacer con Álex para que se callara.
- Tengo una idea, quiero darle una sorpresa a Álex…- Susurró con una sonrisa pícara y las mejillas sonrojadas.
- ¿Qué tenés en mente y porque esa mirada? ¿Me vas a secuestrar o algo así?
- ¿Te acordás de cómo empezó todo? Con nosotras en el Ónix de Cristal y luego yendo en su motocicleta a su taller, seguro te acordás de como terminamos la noche y que bien lo pasamos…
- ¡Amiga! ¡Son novios ahora, las cosas cambiaron! – Se escandalizó, y era difícil despertar esa reacción en ella. - ¿Estarías dispuesta a compartir semejante hombre? Mira si se termina enamorando de mi inigualable belleza caribeña, te vas a arrepentir…
- Correré el riesgo, vamos, hace tiempo que quiero ser yo la que lo sorprende.
En la puerta del taller, estaba sentado Pangoro como haciendo de portero, disfrutando de la noche como todo pókemon siniestro con Sylveon en el hombro. Al verla recibió un cálido saludo de Shauna e ingresaron en silencio al taller… Serena ya poseía las llaves de cada puerta y podía ir y venir a su antojo.
Rhyhorn, su otro célebre pókemon, vital en su primera victoria, dormía roncando en una manta en un rincón y ni se percató de la llegada de su entrenadora, que junto a Shauna, pasaba por sobre él y subían las escaleras en silencio. Hypno y Braixen debían estar en el patio tras el taller.
- Espera aquí, a mi señal subes. No podrá creer lo que le tengo planeado. – Susurró Serena frotándose las manos sin poder contener su entusiasmo. Por fin iba a poder darle una de esas noches sorpresa dignas de recordarse, una de esas aventuras con las que podría presumir con cualquier hombre por el resto de su vida.
El hombre, como Serena esperaba, estaba viendo una película de acción en su sofá, una sobre superhéroes que adquirían los poderes de un pókemon en particular. Lo que no esperaba era que a su lado estaba Braixen, la zorra del desierto de tipo fuego, comiendo un mix de pokochos rosados y azules con leche de Milktank.
- Hola corazón, viniste justo en la mejor parte, con mi nueva amiga vamos por la segunda película de Ravengers.
Vestido de musculosa y con joggins de gimnasia percudidos, esos días Álex había estado muy ocupado tanto en su taller como en el entrenamiento y solía usar ropa deportiva en su casa, ropa que a Serena la encendía como mecha de dinamita.
- ¡Braixen! – Agregó la pókemon con alegría, ingiriendo un gran bocado de pokochos con su cuchara torcida.
La joven los saludo a ambos y sumamente ansiosa, se sentó sobre el hombre besándolo con pasión desmedida, sin importarle que su pókemon inicial mirara.
El actor se dio cuenta al instante que no era un simple beso de saludo, la mano de la joven, mucho más valiente que de costumbre, ya le estaba acariciando el inmenso bulto tras el joggin, manoseando sus testículos y despertando el tronco bajo la tela.
- Braixen, parece que tendrás que terminar de ver la película otro día. - Susurró sin que Serena dejara de besarlo, con lengua a la vista, tomándolo del rostro sin la delicadeza que la caracterizaba. - ¿Serena que ocurre? ¿Pasa algo? Estás… distinta, como poseída.
- Te tengo una sorpresa. – Actos seguido, se quitó la blusa, la arrojó a un lado y siguió por el sostén, quedando en tetas frente a ambos. Con su brasier le cubrió los ojos atándolo a su cabeza. Quedó como si tuviera dos enormes ojos de mosca saliéndole de los extremos del cráneo. - ¡Ja! ¡Pareces un monstruo de cine!
- ¿Estás loca, amor? Braixen nos está mirando ¿No quieres esperar a que se vaya o meterla en la pokebola? – Se alarmó el hombre, que por más actor porno que fuera y por más que llevara el sexo en las venas, tenía sus recaudos y notaba que su pareja se traía algo gordo entre manos (además de su pene).
- ¿Braixen? – Preguntó que pasaba sin comprender la pókemon fuego que no estaba familiarizada con ese comportamiento en su entrenadora… ni si quiera la había visto desnuda antes.
- Puedes irte o quedarte a ver, Braixen, vos elijes. – Le sugirió. - Estuviste mucho tiempo en el rancho, es hora de que tengas nuevas experiencias.
- ¿Amor? ¿Qué estás haciendo? – Preguntó el hombre mientras Serena le sacaba la remera y le bajaba el pantalón desatando su elástico. - ¿Vas a hacer lo que creo que vas a hacer frente a tu pókemon? ¿De eso se trata?
- No, voy a hacer algo peor… ¡Puedes subir! – Gritó asustando con su grito tanto a Álex como a Braixen, que observaba con curiosidad. Sus ojos inquietos iban tanto de su entrenadora al hombre con el que hace tan solo minutos, su cuchara torcida cargada de pokechos quedó a medio camino y derramaban leche en el sofá.
- ¿Trajiste a alguien? – Escuchando los pasos de una acompañante sin poder verla. Pronto sintió los labios de su novia besando los suyos, un poco más calmados y un segundo par de manos bajándole los calzoncillos y descubriendo su mastodóntico pene.
Frente a tres pares de ojos, dos de ellos siendo de un pókemon, Shauna y Serene agasajaron al hombre con una prodigiosa mamada. Serena lengüeteo el glande mientras su invitada se deleitaba con el inmenso tronco, recorriendo sus venas con su lengua mientras Braixen, observaba con más curiosidad que temor.
Lo bueno de Shauna era que, debido a su vasta experiencia en el sexo, no necesitaba indicaciones, consejos ni directrices. Sabía que la gracia era mantener el misterio y en silencio, observando al desconcertado hombre, lamia y succionaba sus genitales viendo como el pene se alzaba como mástil de bandera sobre ella, creando una enorme sombra.
Serena se concentraba en el glande, ingiriendo su enorme cabeza que apenas entraba en su boca y dejaba caer su saliva para lubricar el tronco desde arriba hacia abajo, Shauna, sin importarle que la saliva de su amiga comenzaba a llegar a los testículos los tomaba con su mano y los succionaba como si fueran bayas a las que quisiera sacarle jugo.
Ambas se posicionaron a cada lado del tronco con sus bocas, sintiendo las convulsionadas venas latiendo contra sus labios y subieron y bajaron sus cabezas sincronizadas, masturbando el cuero de su pene con sus bocas, al llegar arriba, lamian el glande en cada resquicio, en cada sección del inmenso hongo.
- ¿Te gusta el pene de Álex, Braixen? – Pregunto obsequiándole un beso en su extremo. – Es grande, venoso y está muy rico. Me encanta chupárselo después de entrenar, esta saladito y con perfume a hombre.
- Braaaaaaixen. - Coincidió la pókemon acercándose al pene, algo temerosa mientras Shauna se lo ofrecía aferrando el tronco y apuntándolo a ella. Llegó a tocarlo con la nariz, olfateando su extremo.
- Podes probarlo si queres, Braixen, te gustará. – La alentó Serena. Su pókemon negó con desconfianza y retrocedió. – Bueno, cuando cambies de idea solo tenes que sumarte… sé que no es tan fácil, a mí también me intimido el tamaño.
- Ooooh por Arceus que buena mamada. – Resopló Álex cuando su amada comenzó a cabecear como una convulsionada mientras la segunda, aún desconocida, recolectaba la saliva de forma ruidosa que se derramaba por el tronco y la volvía a escupir por todos lados. En dos segundos habían hecho todo un enchastre.
- Quiero que me la mame la visita… aún no puedo descubrir quién es…
Shauna reemplazo a Serena, antes de arrancar envolvió el glande con sus labios y dejo caer un enorme salivazo blanco y espeso que se esparció por todo el pene como crema derretida, luego cabeceo lento pero profundo. El hombre sintió la garganta y las cuerdas vocales de la desconocida por varios segundos con cada cabeceada.
- ¿Te gusta la sorpresa mi amor? ¿No te lo esperabas verdad? - Dijo Serena descansando un poco, subiendo a besar a su hombre aún con el corpiño cubriendo sus ojos.
- No me esperaba semejante sorpresa, sin dudas estoy más que intrigado y complacido, y créeme que es difícil a esta altura generarme esas cosas. – Álex tomó a su novia de los cabellos y mientras Shauna aceleraba la fellatio, aumentando tanto la velocidad como el gorgoteo gutural propio de la acción, introdujo su lengua y la hizo danzar como una serpiente quemada dentro de su boca, recolectando el exótico sabor de la saliva de su novia. Álex con su habilidad aferró la lengua de Serena con su boca y la succiono para deleitarse con el gustito de su saliva, no obstante, su plan era otro.
- ¡Nada de tocar! – Se dio cuenta Serena dándole un bofetón en la mano antes de que tocara a Shauna en la cabeza, casi consiguiendo así una pista vital. El peinado con rodetes a los lados, tan característicos de su amiga, hubieran decantado un resultado. – Si queres tocar algo tócame aquí…
Serena condujo la mano de Álex a sus senos, y este los masajeo con mucho amor, pellizcando con delicadeza sus pezones hasta sentirlos endurecerse bajo sus dedos, sin poder contenerse pasó a succionarlos como un crío al momento. No importaba que fuera un actor porno que toco y degustó docenas y docenas de pares de tetas tanto frente al lente como detrás, las tetas de Serena siempre le despertaban su lado más adolescente y como tal, las gozaba como si fueran las primeras tetas en su vida.
- Uuuh, que rico, siempre me gusta como chupas mis tetas. – Susurró Serena dejando caer un hilillo de saliva en su seno que Álex junto con su lengua, succionando el pezón edulcorado con tan delicioso aliciente.
- Permiso, bajo a ayudarla o se va a ahogar, es demasiado para una sola…- Informó lujuriosa la blonda lamiendo el tronco, tan cubierto de saliva que el olor se sentía en el aire.
- Dijiste ayudarla, al menos sé que es una chica. – Bromeó.
- ¿Si fuera hombre sería un problema? – Se interesó en el tema Serena. - ¿O sos de los que piensan que un agujero es un agujero?
- Bueno, tengo unas historias con algunos de esos llamados trapitos, los jóvenes que se disfrazan de muj … ¿Por qué estamos hablando de esto? Vamos, sigue. Es historia para otro día. – Se abochornó el hombre haciéndolas reír. Shauna mordió su puño para no revelar su voz. Al parecer Álex tenía varias historias secretas por contar.
- De los que usan cualquier trinchera en la guerra entonces… bien, ya me vas a contar algún día tus locas anécdotas, hoy quiero que disfrutes de una buena mamada antes de que pasemos a mi entrenamiento.
Shauna tomo aire, tomó a Serena de sus pelos, ahora más largos, y la hizo cabecear a una velocidad que nada tenía que envidiarles a las profesionales. Encima, mientras con una mano conducía a la blonda, con la otra masturbaba el tronco en su base, inflamando sus ya de por si gruesas venas.
- Vamos, danos un aperitivo antes de empezar, quiero compartir tu semen con la invitada…- Susurró Serena mientras Shauna hundía su rosto entre sus testículos, sin un mínimo de pudor por estar con la pareja de su amiga. Serena sabía qué hacía bastante que no estaba con un hombre y debía de extrañar el olor y el sabor de un buen pene.
- ¿Ya quieres mi leche de tan temprano amor? Promete que serás buena anfitriona y la vas a compartir.
- Si, lo prometo, vamos, llena mi boquita con tu leche de hombre. – Expresó antes de meter el glande en su boca mientras la cabeza de Shauna subía y bajaba frotando sus labios contra el tronco.
- Ahí te va, ahí, ahí, sí, sí, si… uuhhh aaaah joder.
Varios chorros gruesos y espesos de semen color crema ingresaron en la boca de Serena y se acumularon formando una laguna amarillenta. Su dieta de proteínas y carbohidratos complementada con varios anabólicos para mejorar su rendimiento en el gimnasio le estaban dando a su semen una consistencia y texturas extraña, espesa como de queso derretido con un fuerte olor a cloro a la que no terminaba de acostumbrarse.
- Ven, bebe mientras esta tibiecita… - Serena se ubicó sobre Shauna que aguardo el obsequio lechoso con la boca abierta mientras el hombre aprovechó la distracción para sacarse el sostén de los ojos.
- ¡Lo sabía! Después de todo estuvieron todo el día juntas. – Se mostró complacido el hombre, que veía con buenos ojos los tríos sorpresa (“¿y qué hombre no?”) pensó Álex. – Bienvenida de nuevo, Shauna, hace tiempo que no nos veíamos.
- En un rato te saludo, primero quiero lo que Serena me prometió… ¡Vamos, apurate, dame de ese semen antes de que se enfríe, me gusta caliente recién salido de los huevos! – Se impacientó.
Ocurrió un imprevisto: antes de que Serena hiciera el célebre “cum swap” (aún ante la mirada atenta de una silenciosa Braixen) sonó el timbre y por el susto, Serena se tragó por accidente el contenido ahogándose, provocando una tos incontrolable. Braixen también se asustó tanto que soltó una bocanada de fuego que la escondió detrás del sofá.
- ¿¡Quién carajos viene a joder a esta hora!? – Se molestó Shauna de manera casi desmedida, como si fuera su casa. – ¡No es tan tarde, pero por su culpa me quede sin postre! ¡Con lo que me costó ordeñar semejante ubre!
Serena seguía tosiendo muy ahogada, entre molesta e intrigada, de seguro una cantidad nada despreciable de semen había entrado por dónde no debía entrar.
- Verás, amor, no sos la única que pensó en una sorpresa. – Dijo incorporándose el hombre, poniéndose el calzoncillo y atando el elástico del jogging. Acto seguido, antes de que el timbre sonara por segunda vez, le alcanzó a Serena un vaso con agua y apagó la ignorada televisión.
- Estoy ahí en unos minutos. - Informo por el timbre inalámbrico para darle tiempo a Serena de que se vistiera.
- ¿Esperas a alguien? ¿Pediste un aperitivo de medianoche o algo así? – Preguntó algo mejor tras bajar la “proteina” con agua, en serio, ese cóctel que se armaba sumado a la falta de frutas en su comida estaban alternando la entera composición de su semen.
– También se me ocurrió la idea de darte una sorpresa y como no tengo muchos dildos ni juguetes sexuales para el siguiente paso de nuestro entrenamiento, se me ocurrió traer a alguien que me preste algunos y de paso, te de algunas lecciones, una especialista diría, alguien que puede comprarse una cantidad pasmosa de juguetes sexuales y los colecciona.
- ¿Una invitada he? – Se interesó Shauna rascando su barbilla. – Esta noche tiene sorpresas dentro de sorpresas. Me gusta.
- Más bien diría, invitados.
Álex, Serena y Shauna (detrás de la enorme espalda del hombre) bajaron a abrir la puerta y se encontraron con dos personajes conocidos de cabelleras rubias y de ojos verde manzana muy particular.
- Cuanto tardaste ¿Estabas ocupado? – Pregunto una joven delgada y blonda cargando una abultada mochila. Llevaba un vestido de colegiala corto, blanco, que le llegaba a la mitad de los muslos, muy fino, con detales de volados azules de tul en el busto y al final de la pollera que le conferían el aspecto de llevar alas de insecto debajo. Sus piernas delgadas estaban cubiertas por medias blancas con listones celestes a juego… Era Lillie y parecía vestida para un bautismo como de costumbre.
En cambio, el recién llegado masculino, idéntico a ella en casi todos los rasgos, vestía una campera negra con las mangas arrancadas y una calavera roja estampada en el pecho que parecía un manchón de sangre y una capucha grande con dibujos de una cadena. Abajo usaba jeans rasgados en los muslos y enormes borcegos marrones con los cordones mal ajustados. Parecía ser uno de los habituales clientes del taller de motocicletas de Álex, rudo y sombrío, aunque no era nada corpulento ni alto. Al igual que su hermana, traía un bolso cargado de misterios.
- Ya es tarde y el Pangoro no deja de gruñirnos. ¿Nos invitas a pasar? – Exigió sin saludar Gladio. - ¿Y esta quién es? – Preguntó al ver a Shauna detrás.
- Esta tiene nombre… - Susurró la trigueña muy resentida.
- Tranquilo, Shauna es casi de la familia, no tendrás problema…
- ¿Estás bromeando? – Increpó el joven rubio a Serena, que no se había percatado de que su inconsciente la había traicionado. - ¿Estás bromeando con la relación que tengo con mi hermana?
- ¡No, no, no fue mi intención insinuar nada sobre…!
Gladio la señalo y le dedicó la primera sonrisa que jamás le vio. “Te engañe” dijo por fin antes de entrar acompañado por su hermana.
- Jajajaja, caíste como la mejor amor, tuviste que ver tu cara. - Continuó con el hostigamiento Álex, ganándose un fuerte codazo en las costillas.
- ¿Por qué no pones esos enormes brazos a trabajar y la ayudas con la mochila?
Álex, besó su mejilla y tomó su pesada mochila repleta de juguetes sexuales, disfraces y toda clase de artilugios caros que solo una niña rica como ella podía permitirse. Iba a ser una noche no con una, ni dos, ni tres sorpresas, sino incontables momentos inesperados.
Continuará
Gracias por leer! Se viene un capítulo cargado de perversiones, no me van a alcanzar los tags 😛.
Si les gustó sean buenos y muéstrenme su apoyo puntuando y comentando, no sean ratas y no manden solamente a favoritos, please, escribir relatos no es algo de una hora y lo tienen gratis. Si no les gustó, por supuesto que entiendo que no den puntos o comentarios.
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A Serena le gustan mayores. Parte 2:http://www.poringa.net/posts/relatos/3715160/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-2-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 3:http://www.poringa.net/posts/relatos/3730867/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-3-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 4:http://www.poringa.net/posts/relatos/3758350/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-4-Fanfic-de-Pokemon.html
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