Cuando empece a tener sexo la mayoría de las mujeres que eran maduras buscaban tocarme y jugar con mi cola. Me acuerdo que me incomodaba porque "yo no soy puto", y ellas reaccionaban la mayoría de las veces dejando de lado sus deseos de jugar o alguna sonriendo. Hubo una que me dijo "ya te va a gustar y te vas a hacer adicto".Esto fue cuando tenía 20 años mas o menos. Muchos años después, a los 35 años, salía con una chica que me consideraba "un madurito interesante". Ella tenía 26 años y de forma esporádica practicaba la prostitución, lo hacía, según me dijo, porque le daba morbo ser puta y la guita le venía bárbara. Eran las épocas de las salas de chat y del messenger y así hacía sus contactos. Un par de veces intentó jugar con mi cola y notó mi resistencia y me empezó a contar sus experiencias y me decía que a ella le encantaba. Yo seguía diciendo que no, pero en mi cabeza empezaban a zapatear algunos ratones, sobre todo porque ella me decía que de esa manera yo iba a aprender a hacer mejor la cola a las mujeres y ninguna se me iba a resistir. Un día después de coger mucho nos quedamos dormidos cucharita, a ella le encantaba estar ella detras mío apoyandome la cola. De a poco me empecé a despertar porque sentía algo raro y era ella que me estaba chupando el agujerito con mucha delicadeza y ya me estaba metiendo una falange. Para mi sorpresa, estaba al palo mal, la tenía durísima y lo que estaba sintiendo era agradable. Ella empezó a jugar con el dedo círculos, con mucha delicadeza y le metía saliva para que resbalara. Paraba para que me acostumbrara y empujaba un poquito para adentro y lo volvía a mover en círculos. A mí eso me daban ganas de ir de cuerpo pero a la vez me gustaba cada vez mas. Yo fingía seguir dormido para no cortar eso y ella puso lubricante y me mandó el segundo dedo que entró sin mayores problemas. Cuando tuvo dos dedos adentro los separaba como abriendo una tijera y movía en círculos para abrirme bien. Metió otros dos dedos pero la penetración no era tan profunda. Yo notaba que con la otra mano buscaba algo en su cartera, y en mi cabeza apareció la imagen de un consolador que a veces usabamos para doble penetración. Era enorme y me dio miedo cuando pensé en eso, pero igualmente la dejé hacer. Sacó sus dedos de mi cola y sentí algo un poco frío apoyándose en lla entrada de mi culo. Era el juguete con el gel. Hizo un poco de presión y lo fue metiendo muy despacito hasta hacer tope. Yo estaba con mucho dolor pero me seguía haciendo el dormido y ella empezó de a poco a cogerme con el consolador. Me dolía pero quería sentirlo, me gustaba mucho y acabé sin haberme tocado. En ese momento, ella cuando vió que yo acababa aceleró el ritmo y las embestidas y no pude evitar un grito ahogado, mezcla de dolor y de placer. Ella me giró la cabeza y me dijo "te acabo de violar" y me dió un beso super apasionado. A partir de ese día incorporamos el cambio de roles como una práctica habitual y hoy es una de las cosas que más me gusta.
Aprender a ser puto
Cuando empece a tener sexo la mayoría de las mujeres que eran maduras buscaban tocarme y jugar con mi cola. Me acuerdo que me incomodaba porque "yo no soy puto", y ellas reaccionaban la mayoría de las veces dejando de lado sus deseos de jugar o alguna sonriendo. Hubo una que me dijo "ya te va a gustar y te vas a hacer adicto".Esto fue cuando tenía 20 años mas o menos. Muchos años después, a los 35 años, salía con una chica que me consideraba "un madurito interesante". Ella tenía 26 años y de forma esporádica practicaba la prostitución, lo hacía, según me dijo, porque le daba morbo ser puta y la guita le venía bárbara. Eran las épocas de las salas de chat y del messenger y así hacía sus contactos. Un par de veces intentó jugar con mi cola y notó mi resistencia y me empezó a contar sus experiencias y me decía que a ella le encantaba. Yo seguía diciendo que no, pero en mi cabeza empezaban a zapatear algunos ratones, sobre todo porque ella me decía que de esa manera yo iba a aprender a hacer mejor la cola a las mujeres y ninguna se me iba a resistir. Un día después de coger mucho nos quedamos dormidos cucharita, a ella le encantaba estar ella detras mío apoyandome la cola. De a poco me empecé a despertar porque sentía algo raro y era ella que me estaba chupando el agujerito con mucha delicadeza y ya me estaba metiendo una falange. Para mi sorpresa, estaba al palo mal, la tenía durísima y lo que estaba sintiendo era agradable. Ella empezó a jugar con el dedo círculos, con mucha delicadeza y le metía saliva para que resbalara. Paraba para que me acostumbrara y empujaba un poquito para adentro y lo volvía a mover en círculos. A mí eso me daban ganas de ir de cuerpo pero a la vez me gustaba cada vez mas. Yo fingía seguir dormido para no cortar eso y ella puso lubricante y me mandó el segundo dedo que entró sin mayores problemas. Cuando tuvo dos dedos adentro los separaba como abriendo una tijera y movía en círculos para abrirme bien. Metió otros dos dedos pero la penetración no era tan profunda. Yo notaba que con la otra mano buscaba algo en su cartera, y en mi cabeza apareció la imagen de un consolador que a veces usabamos para doble penetración. Era enorme y me dio miedo cuando pensé en eso, pero igualmente la dejé hacer. Sacó sus dedos de mi cola y sentí algo un poco frío apoyándose en lla entrada de mi culo. Era el juguete con el gel. Hizo un poco de presión y lo fue metiendo muy despacito hasta hacer tope. Yo estaba con mucho dolor pero me seguía haciendo el dormido y ella empezó de a poco a cogerme con el consolador. Me dolía pero quería sentirlo, me gustaba mucho y acabé sin haberme tocado. En ese momento, ella cuando vió que yo acababa aceleró el ritmo y las embestidas y no pude evitar un grito ahogado, mezcla de dolor y de placer. Ella me giró la cabeza y me dijo "te acabo de violar" y me dió un beso super apasionado. A partir de ese día incorporamos el cambio de roles como una práctica habitual y hoy es una de las cosas que más me gusta.
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