Valeria… Cada vez que la recuerdo se me endurece la verga…
Los pondré un poco en contexto. Cuando conocí a Valeria, íbamos en segundo grado de secundaria, y desde esa vez que entré, el primer día de clases en ese ciclo escolar, mis ojos se fijaron totalmente sobre ella. Desde ese momento siempre me gustó, aparte de que se me hacía guapa, tenía, para su temprana edad, un trasero bien hecho, nalgas de buen tamaño y en proporción a su cuerpo.
Cabe destacar que Valeria tiene una gemela, Valentina. Sin embargo, no sé por qué, pero por alguna razón siempre me gustó más Valeria, tal vez fue por ser a la primera que vi.
En secundaria nunca pasó nada entre ella y yo. Terminamos la secundaria y entramos a la preparatoria. En la misma escuela que íbamos había varios grados académicos, desde guardería hasta la preparatoria, así es que, para la preparatoria estuvimos juntos nuevamente en el mismo salón.
Valeria, en esa época, ya tenía mejor cuerpo, le habían crecido las tetas y el culo aún más. Ella usaba calzones que se le marcaban en el pantalón que siempre llevaba, haciendo antojar tremendo culo a todos los hombres que la veíamos. A veces, se le marcaban los pezones estando en el salón de clases, tal vez porque su sostén era demasiado delgado o tal vez solo tenía los pezones muy duros. Yo siempre trataba de tomarle fotos sin que nadie me viera. Cubría mi teléfono con alguna chamarra o sudadera y trataba de sentarme atrás de ella para fotografiar ese tremendo culo. En varias ocasiones ella sentada enfrente de mí, se levantaba y se inclinaba hacia enfrente, con su amiga. Era como si el universo me hubiese volteado a ver y me dijera: “Es toda tuya”. Posaba sus ricas nalgas frente a mí.
En la misma preparatoria teníamos una clase de natación a la semana, y solo esperaba con ansia ese día porque ella usaba un bikini, el cual dejaba ver con más detalle su cuerpo bien esculpido. La tanga se le metía entre las nalgas, y yo solo nadaba junto a ella y trataba de rosar su culo con mi mano bajo el agua. Me excitaba tanto.
En esa misma época, intenté andar con ella, le hice saber que me gustaba, pero ella me rechazó. Según ella me veía como un amigo. Y en el momento tenía lógica, ya que desde que la conocí siempre le hablé, pero nunca intenté nada hasta después de 4 años de conocerla.
Pero en los próximos años esto sería diferente…
Pasaron varios años. Ya íbamos en la universidad. En aquella ocasión sí tuvimos que separarnos puesto que ella estudiaría algo diferente a lo que yo quería. La verdad perdimos la comunicación con la que frecuentábamos, y a veces solo nos escribíamos para preguntarnos cómo nos iba y cosas por el estilo. Pero eran de las típicas conversaciones que contestas en 2 horas, aun viendo que te acaba de llegar el mensaje de la otra persona.
Así es como Valeria terminó siendo mi crush de todos los años que estudiamos juntos.
Pero a continuación les platicaré lo que sucedió una vez estando borrachos…
Como mencioné, ya había pasado tiempo desde que habíamos hablado por última vez, así es que, una noche mientras estaba acostado en mi cama, se me ocurrió iniciar la conversación en ella desde Instagram. Inmediatamente me contestó. Empezamos a platicar acerca de las pedas que hicimos en varias casas de nuestros amigos y lo bien que la pasábamos. Inmediatamente me vino a la mente: “¿Y si la invito a beber a mi casa?”
Con ansiedad, excitación y miedo, le hice la pregunta.
-Hay que beber este viernes. Le dije.
-Va, que se arme. Me contestó.
-Yo pongo la casa, a parte ese día mis papás y mi hermano no estarán ahí. Le afirmé.
-Perfecto, ¿quieres que lleve algo? Me preguntaba.
Y yo con ganas de decirle que solo se preocupara por traer su culo con esas nalgas tan ricas y su vagina bien depilada. Pero solo lo pensé.
-Solo trae la botana y yo pongo las botellas. Le contesté.
-Ok, pero también va a ir mi gemela, Valentina. Me dijo.
Yo solo quería que Valeria viniera sola a mi casa, pero no, tenía que invitar a su hermana. Tal vez muchos piensen que es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, que dos gemelas fueran a mi casa con alcohol, pero no es así, ya que Valentina era, en ese entonces, la novia de mi mejor amigo. Entonces no me podía coger a las dos.
El viernes ya estaba listo todo, ya tenía todo preparado y acomodado en la sala de mi casa. Solo esperaba a que tocaran el timbre. Cuando de repente sonó. Eran ellas.
Valeria venía con un pantalón de mezclilla muy apretado, se le marcaban bien rico sus nalgotas, bien levantadas. Nos sentamos en la sala y empezamos a beber. Valeria también traía puesta una blusa que al agacharse se le veía gran parte de sus tetas, y como siempre, se le marcaban los pezones. Yo ya tenía bien dura la verga, pero su hermana ahí estaba a lado nuestro.
Pasó el tiempo y ya estábamos algo mareados Valeria y yo. Valentina no tanto, de hecho, ella nunca tomaba mucho porque siempre era la que cuidaba a su hermana y a parte ya había quedado de verse con su novio en el gym más tarde.
-Y si vamos a mi recámara? Les pregunté.
-¿Para qué o por qué? Me preguntaron.
-Porque en mi recámara tengo una terraza y ahí pueden fumar. Les contesté.
-Va, vamos.
Yo iba logrando paso a paso lo que tenía planeado, e iba resultando.
Mientras íbamos subiendo las escaleras yo iba detrás de Valeria, fijando mi mirada en su culo, solo veía cómo subía una nalga al dar un paso y luego la otra. Me daban ganas de soltarle una nalgada tan fuerte que vibraran sus nalgas.
Ya estando en mi recámara, Valeria se sentó en mi cama, y yo junto a ella. Su gemela se acomodó en la silla de mi escritorio que estaba ahí mismo.
De un momento a otro se nos terminaron las bebidas que habíamos subido a la recámara, entonces bajé por más. Me di prisa para que no se le pasara lo ebria a Valeria.
Cuando ya venía de regreso Valeria ya se había colocado boca abajo en mi cama. Se veía tan rica, prácticamente lo primero que vi al entrar a mi habitación fueron sus tremendas nalgas que me recibían muy excitantes. Me daban ganas de montarme sobre ella y darle unas embestidas. Pero su hermana seguía ahí.
Dejé las bebidas en el escritorio y me senté nuevamente junto a Valeria. Hasta que, sin pensarlo, y valiéndome que su hermana estuviera ahí, le solté una fuerte nalgada en su nalga derecha, haciéndola rebotar.
-Eeey. Me dijo Valeria asombrada.
-Lo siento. Le respondí.
Su hermana Valentina solo se me quedó viendo con unos ojos que parecían desconcertados, y a la vez dudando de si me había atrevido a hacer eso.
Ya eran como las 6 de la tarde, Valentina ya se tenía que ir al gym, y Valeria recordó que tenía una clase en su universidad a las 7. Entonces empezaron a recoger sus cosas para irse.
-Yo las llevo. Les dije.
-No cómo crees. Me respondió Valeria.
-No es problema, a parte ya se les hace tarde y van un poco mareadas. Respondí firmemente.
Así es que las llevé en mi auto. Primero pasamos a dejar a Valentina al gym que estaba dentro del mismo fraccionamiento donde vivíamos. Después de dejarla, a unos cuantos metros detuve el auto, y yo con varias copas demás, le empecé a decir a Valeria que tenía ganas de ella. Ella me respondió que se había peleado con su novio y que por esa razón no me dijo nada más cuando le di la nalgada en mi casa. Entones me acerqué a ella y la empecé a besar, empezamos a cruzar nuestros labios y lenguas. Comencé a subir mi mano por sus piernas, y de ahí subiéndola por sus chichis. Le toqué por todas partes, metí mi mano bajo su blusa y sentí sus pezones que salían de su sostén. Moví mi mano hacia abajo y estuve tocando su vagina sobre su pantalón, ella comenzaba a gemir de placer, era un sonido muy excitante.
-Pasémonos a los asientos de atrás, quiero cogerte. Le dije, muy excitado y prendido.
-No, llévame a mi casa. Debo cambiarme de ropa porque se me hace tarde para ir a la escuela. Me dijo.
Yo no podía creer eso, pensé que accedería a coger en los asientos de atrás de mi auto.
Cuando llegamos a su casa me dijo…
-Espérame en mi sala. Me voy a cambiar la ropa.
-No, yo voy contigo. Le dije como jugando para ver qué me contestaba.
-No, ahorita bajo. Me respondía mientras iba subiendo las escaleras.
-Yo te voy a acompañar, ya dije. Le seguía respondiendo mientras subía las escaleras detrás de ella.
Logramos subir a su recámara sin que ella me lo impidiera. Era una habitación pequeña, pero tenía lo que necesitaba, la cama.
De repente, Valeria se puso de espaldas hacia mí y se empezó a bajar el pantalón, se lo quitó por completo y se subió su calzón mientras daba un pequeño brinco. Me le acerqué por atrás y le agarré su culo, dándole un agarrón con fuerza. Ella se dio la media vuelta y de nuevo nos empezamos a besar. Los dos ya estábamos muy excitados, y ella inmediatamente se quitó el calzón mientras yo me quitaba la ropa. Se colocó en su cama en 4, yo acomodaba mi verga que ya la tenía bien dura para penetrarla. Era una vista increíble, ver su coño frente a mí después de desearlo tanto tiempo. Al momento de ir metiendo mi pene sentía su vagina bien empapada, bien mojada, haciendo que mi verga entrara hasta el fondo en un solo movimiento. Ella soltó el gemido tan fuerte que hacía que me prendiera mucho más.
-Destrózame, destrózame. Me decía mientras gemía.
-Te destrozaré muy fuerte zorra.
Ella estaba bien empinada, arqueando su espalda como una puta profesional.
-Destrózame así, así, así. Seguía gritando mientras la penetraba.
Estaba tan excitado que ya sentía ganas de terminar en ella y llenarla de semen. Pero sin previo aviso, ¡llegó su hermano de trabajar! Solo escuchamos su carro y saqué mi verga lo más rápido que pude y bajé las escaleras corriendo para sentarme en la sala. Al mismo tiempo ella se metió al baño para arreglarse y ahora sí ir a la escuela.
-Qué onda viejo, no sabía que estabas aquí. Me dijo su hermano de Valeria al entrar a la casa.
-Sí, es que estoy esperando a Valeria. Le respondí, mientras me tapaba la verga que la tenía bien dura.
En eso baja Valeria y le dice a su hermano que yo la llevaré a la escuela. Nos salimos cuanto antes y nos subimos a mi carro.
Cuando ya íbamos en camino a su escuela le dije…
-No te voy a llevar a tu escuela.
-¿Qué? ¿Cómo? Me preguntó.
-Voy a terminar lo que empecé. Le respondí con un tono de lujuria.
-No, me van a poner inasistencia y ya no puedo faltar. Me dijo.
-Ese no es problema, cállate. Le dije, mientras me seguía de largo, dejando atrás su escuela.
Inmediatamente la llevé a un motel y pedí la habitación más sencilla. Solo quería terminar en ella y llenarla de semen.
Entrando a la habitación del motel, nos dirigieron a la habitación. Entramos con el carro a un pequeño garaje, inmediatamente se cerró la puerta del garaje y nos bajamos del auto. Al fondo había unas escaleras bien iluminadas con vegetación debajo de ellas. Subimos cuanto antes, nuevamente su culo subía frente a mí. Entramos a la habitación y Valeria rápidamente se quitó la ropa. Traía un calzoncito apretado de color morado. Nuevamente mi pene se empezaba a levantar. Mientras yo también me quitaba la ropa, ella puso música en el estéreo que había en la habitación. Y, sin que ella se diera cuenta, tomé mi teléfono y empecé a tomar fotos de ella estando de espaldas hacia mí, sus nalgas se veían muy ricas, jamás me imaginé que algún día tendría a Valeria sola para mí, en un motel y desnuda.
Valeria regresó a la cama, en la cual yo ya estaba acostado esperándola. Sin dudarlo, me la empezó a mamar, empezó a chuparme la verga como si no hubiera comido en años. Se la metía completa al hocico, la frotaba de arriba abajo con su mano mientras le escupía y se la volvía a tragar. Era una zorra salvaje con experiencia. Todo el líquido pre seminal escurría por su mano mientras la agitaba de arriba abajo.
Enseguida se recorrió hacia mi boca y me empezó a besar mientras yo introducía mi pene en su vagina ya muy mojada. Al momento de penetrarla, gemía y volteaba hacia arriba, poniendo los ojos en blanco.
-¡uy que rico! ¿Hace cuánto tiempo deseaste esto? Me preguntó haciéndose la muy puta y la irresistible.
-Desde esta mañana. Le respondí.
Aunque la verdad era que sí había deseado esto por años.
Ella estando arriba de mí, gemía y me pedía que la destrozara. Yo le contestaba con las embestidas cada vez más fuertes. Quería que le rompiera su vagina. Brincaba como si estuviera cabalgando una bestia. De arriba hacia abajo y de atrás hacia delante.
Al poco rato cambiamos de posición, ella se acostó boca abajo en la cama con su cabeza colgando, y yo chupándole la vagina jugosa, de lado a lado, metiendo mi lengua. Luego empecé a meterle mis dedos, el índice y el dedo medio, y seguí excitándola y haciéndola gemir de placer.
-¿Dónde aprendiste a hacer eso? Me decía, excitada y con una voz sensible que revelaba lo bien que la estaba pasando.
-Cállate y disfruta como la zorra que eres. Le contesté.
Después, me hinqué sobre ella y le seguí metiendo la verga hasta el fondo, cada vez era más rápido y con más intensidad. La tomaba de los hombros y al mismo tiempo la embestía con todas mis fuerzas. La tomaba del cabello y le hacía lo mismo. Le soltaba una nalgada mientras le recordaba lo puta que era. Solo veía cómo agarraba con fuerza las sábanas cada vez que se lo metía. Lo hacíamos con un ritmo muy rico, hasta que me dijo…
-¡Me vas a hacer acabar!
-Acaba, mójame la verga de tus fluidos. Le dije, solo esperando el momento para yo también acabar con ella.
De un momento a otro gimió como nunca había escuchado gemir a una mujer. Ella estaba terminando.
-¡Uy que rico! Gritaba mientras soltaba sus fluidos.
Jadeaba de placer. Tanto que me decía que quería que me la cogiera más seguido.
Yo muy excitado, saqué mi pene y derramé tantos chorros de semen como podía en su espalda. La empecé a llenar desde su culo hasta su cabeza mientras ella aún seguía en su orgasmo.
Al instante, como si todo hubiera estado planeado, sonó su celular de Valeria, era Valentina, su gemela. Le llamaba para preguntarle que, ¿dónde estaba?, puesto que ya habían pasado las 2 horas de su clase y no había regresado a su casa.
Nos empezamos a vestir nuevamente y emprendimos el camino de regreso a su casa.
-No le digas de esto a nadie, ni a mi hermana. Concluyó Valeria.
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Los pondré un poco en contexto. Cuando conocí a Valeria, íbamos en segundo grado de secundaria, y desde esa vez que entré, el primer día de clases en ese ciclo escolar, mis ojos se fijaron totalmente sobre ella. Desde ese momento siempre me gustó, aparte de que se me hacía guapa, tenía, para su temprana edad, un trasero bien hecho, nalgas de buen tamaño y en proporción a su cuerpo.
Cabe destacar que Valeria tiene una gemela, Valentina. Sin embargo, no sé por qué, pero por alguna razón siempre me gustó más Valeria, tal vez fue por ser a la primera que vi.
En secundaria nunca pasó nada entre ella y yo. Terminamos la secundaria y entramos a la preparatoria. En la misma escuela que íbamos había varios grados académicos, desde guardería hasta la preparatoria, así es que, para la preparatoria estuvimos juntos nuevamente en el mismo salón.
Valeria, en esa época, ya tenía mejor cuerpo, le habían crecido las tetas y el culo aún más. Ella usaba calzones que se le marcaban en el pantalón que siempre llevaba, haciendo antojar tremendo culo a todos los hombres que la veíamos. A veces, se le marcaban los pezones estando en el salón de clases, tal vez porque su sostén era demasiado delgado o tal vez solo tenía los pezones muy duros. Yo siempre trataba de tomarle fotos sin que nadie me viera. Cubría mi teléfono con alguna chamarra o sudadera y trataba de sentarme atrás de ella para fotografiar ese tremendo culo. En varias ocasiones ella sentada enfrente de mí, se levantaba y se inclinaba hacia enfrente, con su amiga. Era como si el universo me hubiese volteado a ver y me dijera: “Es toda tuya”. Posaba sus ricas nalgas frente a mí.
En la misma preparatoria teníamos una clase de natación a la semana, y solo esperaba con ansia ese día porque ella usaba un bikini, el cual dejaba ver con más detalle su cuerpo bien esculpido. La tanga se le metía entre las nalgas, y yo solo nadaba junto a ella y trataba de rosar su culo con mi mano bajo el agua. Me excitaba tanto.
En esa misma época, intenté andar con ella, le hice saber que me gustaba, pero ella me rechazó. Según ella me veía como un amigo. Y en el momento tenía lógica, ya que desde que la conocí siempre le hablé, pero nunca intenté nada hasta después de 4 años de conocerla.
Pero en los próximos años esto sería diferente…
Pasaron varios años. Ya íbamos en la universidad. En aquella ocasión sí tuvimos que separarnos puesto que ella estudiaría algo diferente a lo que yo quería. La verdad perdimos la comunicación con la que frecuentábamos, y a veces solo nos escribíamos para preguntarnos cómo nos iba y cosas por el estilo. Pero eran de las típicas conversaciones que contestas en 2 horas, aun viendo que te acaba de llegar el mensaje de la otra persona.
Así es como Valeria terminó siendo mi crush de todos los años que estudiamos juntos.
Pero a continuación les platicaré lo que sucedió una vez estando borrachos…
Como mencioné, ya había pasado tiempo desde que habíamos hablado por última vez, así es que, una noche mientras estaba acostado en mi cama, se me ocurrió iniciar la conversación en ella desde Instagram. Inmediatamente me contestó. Empezamos a platicar acerca de las pedas que hicimos en varias casas de nuestros amigos y lo bien que la pasábamos. Inmediatamente me vino a la mente: “¿Y si la invito a beber a mi casa?”
Con ansiedad, excitación y miedo, le hice la pregunta.
-Hay que beber este viernes. Le dije.
-Va, que se arme. Me contestó.
-Yo pongo la casa, a parte ese día mis papás y mi hermano no estarán ahí. Le afirmé.
-Perfecto, ¿quieres que lleve algo? Me preguntaba.
Y yo con ganas de decirle que solo se preocupara por traer su culo con esas nalgas tan ricas y su vagina bien depilada. Pero solo lo pensé.
-Solo trae la botana y yo pongo las botellas. Le contesté.
-Ok, pero también va a ir mi gemela, Valentina. Me dijo.
Yo solo quería que Valeria viniera sola a mi casa, pero no, tenía que invitar a su hermana. Tal vez muchos piensen que es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, que dos gemelas fueran a mi casa con alcohol, pero no es así, ya que Valentina era, en ese entonces, la novia de mi mejor amigo. Entonces no me podía coger a las dos.
El viernes ya estaba listo todo, ya tenía todo preparado y acomodado en la sala de mi casa. Solo esperaba a que tocaran el timbre. Cuando de repente sonó. Eran ellas.
Valeria venía con un pantalón de mezclilla muy apretado, se le marcaban bien rico sus nalgotas, bien levantadas. Nos sentamos en la sala y empezamos a beber. Valeria también traía puesta una blusa que al agacharse se le veía gran parte de sus tetas, y como siempre, se le marcaban los pezones. Yo ya tenía bien dura la verga, pero su hermana ahí estaba a lado nuestro.
Pasó el tiempo y ya estábamos algo mareados Valeria y yo. Valentina no tanto, de hecho, ella nunca tomaba mucho porque siempre era la que cuidaba a su hermana y a parte ya había quedado de verse con su novio en el gym más tarde.
-Y si vamos a mi recámara? Les pregunté.
-¿Para qué o por qué? Me preguntaron.
-Porque en mi recámara tengo una terraza y ahí pueden fumar. Les contesté.
-Va, vamos.
Yo iba logrando paso a paso lo que tenía planeado, e iba resultando.
Mientras íbamos subiendo las escaleras yo iba detrás de Valeria, fijando mi mirada en su culo, solo veía cómo subía una nalga al dar un paso y luego la otra. Me daban ganas de soltarle una nalgada tan fuerte que vibraran sus nalgas.
Ya estando en mi recámara, Valeria se sentó en mi cama, y yo junto a ella. Su gemela se acomodó en la silla de mi escritorio que estaba ahí mismo.
De un momento a otro se nos terminaron las bebidas que habíamos subido a la recámara, entonces bajé por más. Me di prisa para que no se le pasara lo ebria a Valeria.
Cuando ya venía de regreso Valeria ya se había colocado boca abajo en mi cama. Se veía tan rica, prácticamente lo primero que vi al entrar a mi habitación fueron sus tremendas nalgas que me recibían muy excitantes. Me daban ganas de montarme sobre ella y darle unas embestidas. Pero su hermana seguía ahí.
Dejé las bebidas en el escritorio y me senté nuevamente junto a Valeria. Hasta que, sin pensarlo, y valiéndome que su hermana estuviera ahí, le solté una fuerte nalgada en su nalga derecha, haciéndola rebotar.
-Eeey. Me dijo Valeria asombrada.
-Lo siento. Le respondí.
Su hermana Valentina solo se me quedó viendo con unos ojos que parecían desconcertados, y a la vez dudando de si me había atrevido a hacer eso.
Ya eran como las 6 de la tarde, Valentina ya se tenía que ir al gym, y Valeria recordó que tenía una clase en su universidad a las 7. Entonces empezaron a recoger sus cosas para irse.
-Yo las llevo. Les dije.
-No cómo crees. Me respondió Valeria.
-No es problema, a parte ya se les hace tarde y van un poco mareadas. Respondí firmemente.
Así es que las llevé en mi auto. Primero pasamos a dejar a Valentina al gym que estaba dentro del mismo fraccionamiento donde vivíamos. Después de dejarla, a unos cuantos metros detuve el auto, y yo con varias copas demás, le empecé a decir a Valeria que tenía ganas de ella. Ella me respondió que se había peleado con su novio y que por esa razón no me dijo nada más cuando le di la nalgada en mi casa. Entones me acerqué a ella y la empecé a besar, empezamos a cruzar nuestros labios y lenguas. Comencé a subir mi mano por sus piernas, y de ahí subiéndola por sus chichis. Le toqué por todas partes, metí mi mano bajo su blusa y sentí sus pezones que salían de su sostén. Moví mi mano hacia abajo y estuve tocando su vagina sobre su pantalón, ella comenzaba a gemir de placer, era un sonido muy excitante.
-Pasémonos a los asientos de atrás, quiero cogerte. Le dije, muy excitado y prendido.
-No, llévame a mi casa. Debo cambiarme de ropa porque se me hace tarde para ir a la escuela. Me dijo.
Yo no podía creer eso, pensé que accedería a coger en los asientos de atrás de mi auto.
Cuando llegamos a su casa me dijo…
-Espérame en mi sala. Me voy a cambiar la ropa.
-No, yo voy contigo. Le dije como jugando para ver qué me contestaba.
-No, ahorita bajo. Me respondía mientras iba subiendo las escaleras.
-Yo te voy a acompañar, ya dije. Le seguía respondiendo mientras subía las escaleras detrás de ella.
Logramos subir a su recámara sin que ella me lo impidiera. Era una habitación pequeña, pero tenía lo que necesitaba, la cama.
De repente, Valeria se puso de espaldas hacia mí y se empezó a bajar el pantalón, se lo quitó por completo y se subió su calzón mientras daba un pequeño brinco. Me le acerqué por atrás y le agarré su culo, dándole un agarrón con fuerza. Ella se dio la media vuelta y de nuevo nos empezamos a besar. Los dos ya estábamos muy excitados, y ella inmediatamente se quitó el calzón mientras yo me quitaba la ropa. Se colocó en su cama en 4, yo acomodaba mi verga que ya la tenía bien dura para penetrarla. Era una vista increíble, ver su coño frente a mí después de desearlo tanto tiempo. Al momento de ir metiendo mi pene sentía su vagina bien empapada, bien mojada, haciendo que mi verga entrara hasta el fondo en un solo movimiento. Ella soltó el gemido tan fuerte que hacía que me prendiera mucho más.
-Destrózame, destrózame. Me decía mientras gemía.
-Te destrozaré muy fuerte zorra.
Ella estaba bien empinada, arqueando su espalda como una puta profesional.
-Destrózame así, así, así. Seguía gritando mientras la penetraba.
Estaba tan excitado que ya sentía ganas de terminar en ella y llenarla de semen. Pero sin previo aviso, ¡llegó su hermano de trabajar! Solo escuchamos su carro y saqué mi verga lo más rápido que pude y bajé las escaleras corriendo para sentarme en la sala. Al mismo tiempo ella se metió al baño para arreglarse y ahora sí ir a la escuela.
-Qué onda viejo, no sabía que estabas aquí. Me dijo su hermano de Valeria al entrar a la casa.
-Sí, es que estoy esperando a Valeria. Le respondí, mientras me tapaba la verga que la tenía bien dura.
En eso baja Valeria y le dice a su hermano que yo la llevaré a la escuela. Nos salimos cuanto antes y nos subimos a mi carro.
Cuando ya íbamos en camino a su escuela le dije…
-No te voy a llevar a tu escuela.
-¿Qué? ¿Cómo? Me preguntó.
-Voy a terminar lo que empecé. Le respondí con un tono de lujuria.
-No, me van a poner inasistencia y ya no puedo faltar. Me dijo.
-Ese no es problema, cállate. Le dije, mientras me seguía de largo, dejando atrás su escuela.
Inmediatamente la llevé a un motel y pedí la habitación más sencilla. Solo quería terminar en ella y llenarla de semen.
Entrando a la habitación del motel, nos dirigieron a la habitación. Entramos con el carro a un pequeño garaje, inmediatamente se cerró la puerta del garaje y nos bajamos del auto. Al fondo había unas escaleras bien iluminadas con vegetación debajo de ellas. Subimos cuanto antes, nuevamente su culo subía frente a mí. Entramos a la habitación y Valeria rápidamente se quitó la ropa. Traía un calzoncito apretado de color morado. Nuevamente mi pene se empezaba a levantar. Mientras yo también me quitaba la ropa, ella puso música en el estéreo que había en la habitación. Y, sin que ella se diera cuenta, tomé mi teléfono y empecé a tomar fotos de ella estando de espaldas hacia mí, sus nalgas se veían muy ricas, jamás me imaginé que algún día tendría a Valeria sola para mí, en un motel y desnuda.
Valeria regresó a la cama, en la cual yo ya estaba acostado esperándola. Sin dudarlo, me la empezó a mamar, empezó a chuparme la verga como si no hubiera comido en años. Se la metía completa al hocico, la frotaba de arriba abajo con su mano mientras le escupía y se la volvía a tragar. Era una zorra salvaje con experiencia. Todo el líquido pre seminal escurría por su mano mientras la agitaba de arriba abajo.
Enseguida se recorrió hacia mi boca y me empezó a besar mientras yo introducía mi pene en su vagina ya muy mojada. Al momento de penetrarla, gemía y volteaba hacia arriba, poniendo los ojos en blanco.
-¡uy que rico! ¿Hace cuánto tiempo deseaste esto? Me preguntó haciéndose la muy puta y la irresistible.
-Desde esta mañana. Le respondí.
Aunque la verdad era que sí había deseado esto por años.
Ella estando arriba de mí, gemía y me pedía que la destrozara. Yo le contestaba con las embestidas cada vez más fuertes. Quería que le rompiera su vagina. Brincaba como si estuviera cabalgando una bestia. De arriba hacia abajo y de atrás hacia delante.
Al poco rato cambiamos de posición, ella se acostó boca abajo en la cama con su cabeza colgando, y yo chupándole la vagina jugosa, de lado a lado, metiendo mi lengua. Luego empecé a meterle mis dedos, el índice y el dedo medio, y seguí excitándola y haciéndola gemir de placer.
-¿Dónde aprendiste a hacer eso? Me decía, excitada y con una voz sensible que revelaba lo bien que la estaba pasando.
-Cállate y disfruta como la zorra que eres. Le contesté.
Después, me hinqué sobre ella y le seguí metiendo la verga hasta el fondo, cada vez era más rápido y con más intensidad. La tomaba de los hombros y al mismo tiempo la embestía con todas mis fuerzas. La tomaba del cabello y le hacía lo mismo. Le soltaba una nalgada mientras le recordaba lo puta que era. Solo veía cómo agarraba con fuerza las sábanas cada vez que se lo metía. Lo hacíamos con un ritmo muy rico, hasta que me dijo…
-¡Me vas a hacer acabar!
-Acaba, mójame la verga de tus fluidos. Le dije, solo esperando el momento para yo también acabar con ella.
De un momento a otro gimió como nunca había escuchado gemir a una mujer. Ella estaba terminando.
-¡Uy que rico! Gritaba mientras soltaba sus fluidos.
Jadeaba de placer. Tanto que me decía que quería que me la cogiera más seguido.
Yo muy excitado, saqué mi pene y derramé tantos chorros de semen como podía en su espalda. La empecé a llenar desde su culo hasta su cabeza mientras ella aún seguía en su orgasmo.
Al instante, como si todo hubiera estado planeado, sonó su celular de Valeria, era Valentina, su gemela. Le llamaba para preguntarle que, ¿dónde estaba?, puesto que ya habían pasado las 2 horas de su clase y no había regresado a su casa.
Nos empezamos a vestir nuevamente y emprendimos el camino de regreso a su casa.
-No le digas de esto a nadie, ni a mi hermana. Concluyó Valeria.
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