yo le estaba esperando lista; me puse sólo unas medias con silicona que me llegan a la entrepierna, unas sandalias altas y una bata transparente de color blanca. En cuanto llegó me saludó como de costumbre, con un beso muy tierno y caliente; su lengua no deja de jugar con la mía. Nos fuimos directamente al cuarto se recostó en el lugar que ocupa mi esposo, le quité la ropa, me apodere de su verga que ya la tenía bien dura y parada y me la metí a la boca hasta sentirme ahogada. Se la mamé por un largo rato hasta sentir su babita salada en mi boca; traté de succionarla, pero ya estaba muy caliente.
Se sentó en la cama, me quité la bata, me agarró de las nalgas y me atrajo a él; su boca quedó a la altura de mi concha perfectamente depilada y perfumada. Metió su lengua en mis labios por unos momentos y mientras me lamía la concha uno de sus dedos buscaba entrar en mi cola la forma en como lo hacía me dio la confianza, aflojé un poco y sentí como lentamente entraba uno y después dos dedos por mi culo,. Me dijo, ponte como perrita. Se levantó de la cama y yo me puse en cuatro. Me tomó de las caderas, puso su verga en la entrada de mi concha y poco a poco la fue metiendo hasta empujarla toda, pareciera que quería meter hasta sus huevitos en mí; sentía la gloria.
Mientras me cogía bien duro hubo algunos comentarios que hacía y que en lugar de que me molestaran, provocaba que mi livido sexual fuera hasta las estrellas. Se acostó en la cama y muy obediente me subí en él. Y mientras le cabalgaba como a él le gusta jaló su pantalón y me dijo, te traigo un regalito. Me quedé quieta por un momento y sacó de su pantalón un juguete sexual, un dildo de silicón, como de unos 10 cm de largo y de color rosa. Le puso un condón y me dijo acércate a mí. Me incliné un poco a él, con su mano toda estirada buscaba la entrada de mi culo para meterlo muy despacito. Ese sí entró y conforme iba entrando me sentía como si me quisiera partir en dos. Primero fue un dolor intenso que con el paso del tiempo fue disminuyendo el dolor y se fue convirtiendo en un gozo extremo. Me sentía bien puta. Me imaginaba que tenía a dos vergas en mi. Y por un momento me pasó por la mente pensar que quien me cogía por el culo era mi esposo.
Mis movimientos se hicieron más intensos y tuve en poco tiempo un orgasmo y después otro en la misma posición. Mis piernas temblaban y yo le decía a mi suegro que lo amaba. Me dijo, entonces ya estás lista para tener a otro en esta misma cama. La próxima vez entonces seremos tres. Yo no decía a nada que no, me estaba viniendo muy rico.
Terminamos de coger y con mucho cuidado me ayudó a sacarme el juguete de mi ano. Un poco adolorida me recosté junto a él, me abrazó y me besó muy tiernamente
Se sentó en la cama, me quité la bata, me agarró de las nalgas y me atrajo a él; su boca quedó a la altura de mi concha perfectamente depilada y perfumada. Metió su lengua en mis labios por unos momentos y mientras me lamía la concha uno de sus dedos buscaba entrar en mi cola la forma en como lo hacía me dio la confianza, aflojé un poco y sentí como lentamente entraba uno y después dos dedos por mi culo,. Me dijo, ponte como perrita. Se levantó de la cama y yo me puse en cuatro. Me tomó de las caderas, puso su verga en la entrada de mi concha y poco a poco la fue metiendo hasta empujarla toda, pareciera que quería meter hasta sus huevitos en mí; sentía la gloria.
Mientras me cogía bien duro hubo algunos comentarios que hacía y que en lugar de que me molestaran, provocaba que mi livido sexual fuera hasta las estrellas. Se acostó en la cama y muy obediente me subí en él. Y mientras le cabalgaba como a él le gusta jaló su pantalón y me dijo, te traigo un regalito. Me quedé quieta por un momento y sacó de su pantalón un juguete sexual, un dildo de silicón, como de unos 10 cm de largo y de color rosa. Le puso un condón y me dijo acércate a mí. Me incliné un poco a él, con su mano toda estirada buscaba la entrada de mi culo para meterlo muy despacito. Ese sí entró y conforme iba entrando me sentía como si me quisiera partir en dos. Primero fue un dolor intenso que con el paso del tiempo fue disminuyendo el dolor y se fue convirtiendo en un gozo extremo. Me sentía bien puta. Me imaginaba que tenía a dos vergas en mi. Y por un momento me pasó por la mente pensar que quien me cogía por el culo era mi esposo.
Mis movimientos se hicieron más intensos y tuve en poco tiempo un orgasmo y después otro en la misma posición. Mis piernas temblaban y yo le decía a mi suegro que lo amaba. Me dijo, entonces ya estás lista para tener a otro en esta misma cama. La próxima vez entonces seremos tres. Yo no decía a nada que no, me estaba viniendo muy rico.
Terminamos de coger y con mucho cuidado me ayudó a sacarme el juguete de mi ano. Un poco adolorida me recosté junto a él, me abrazó y me besó muy tiernamente
4 comentarios - mi suegro siempre me complace