Dado el recibimiento de mi historia anterior les traigo una segunda.
Era un sábado por la mañana, generalmente mi madre no trabaja los sábados, pero ese día era diferente.
Me había dicho el día anterior que venía un paciente y que no tenía otro día donde ubicarlo (dado que por suerte tiene mucho trabajo).
Cuando la ví casi no pude esconder la erección tenía unas calzas blancas muy apretadas, que hacian resaltar el gran culo que tiene.
En ese instante por suerte sonó el timbre, ella va a abrir la puerta y yo dejo entre abierta la ventana para poder ver, ya que desde la última vez quede muy caliente.
Me asome a verla al pasillo y ya en la puerta el tipo le comió la boca bien fuerte, y ella le manoteo la chota.
Yo ya no daba mas me escondí y ellos entraron al consultorio, ella hacia las poses básicas del yoga. Pero todo se fue a la mierda con la postura del gato.
El tipo se puso atrás de ella y empezó a comerle el orto desde afuera de la calza, mientras le tocaba la concha.
Ella gemia mordiendo la colchoneta ya que sabía que yo andaba por la casa, y no quería que escuche.
Todo era en vano, al fin al cabo se lo que hace mi madre en su consultorio.
Espero que les haya gustado.
Escriban acá abajo que les parece
Y si quieren mas historias.
Un Saludo
Era un sábado por la mañana, generalmente mi madre no trabaja los sábados, pero ese día era diferente.
Me había dicho el día anterior que venía un paciente y que no tenía otro día donde ubicarlo (dado que por suerte tiene mucho trabajo).
Cuando la ví casi no pude esconder la erección tenía unas calzas blancas muy apretadas, que hacian resaltar el gran culo que tiene.
En ese instante por suerte sonó el timbre, ella va a abrir la puerta y yo dejo entre abierta la ventana para poder ver, ya que desde la última vez quede muy caliente.
Me asome a verla al pasillo y ya en la puerta el tipo le comió la boca bien fuerte, y ella le manoteo la chota.
Yo ya no daba mas me escondí y ellos entraron al consultorio, ella hacia las poses básicas del yoga. Pero todo se fue a la mierda con la postura del gato.
El tipo se puso atrás de ella y empezó a comerle el orto desde afuera de la calza, mientras le tocaba la concha.
Ella gemia mordiendo la colchoneta ya que sabía que yo andaba por la casa, y no quería que escuche.
Todo era en vano, al fin al cabo se lo que hace mi madre en su consultorio.
Espero que les haya gustado.
Escriban acá abajo que les parece
Y si quieren mas historias.
Un Saludo
1 comentarios - Yoga especial