Se acercaba el día de los enamorados y tenía ganas de hacer algo distinto. Durante varios años, el 13 (día de los amantes) lo había festejado con Lucas: nos encontrábamos (muchos años en secreto), salíamos a algún bar alejado y luego... a garchar. Este año pensamos en pasar el día juntos, aunque mi mente iba un poco más allá. Para esta ocasión especial me compré unas bolas chinas, para usar con él.
El viernes fui con mi amiga Agustina a comer, y luego me quedé en su casa a dormir. Le conté sobre mi compra, y empezamos a recordar la vez que la até y la hice delirar con ese juguetito. A medida que hablábamos nuestras caras se iban transformando en una mezcla de calentura y perversión. Le propuse usarlas de nuevo pero, esta vez, los 3 juntos. Quedamos un poco alteradas por las cosas que estaban pasado en nuestras cabezas y no me aguanté más. "Vamos a volverlo loco", le dije a mi amiga y empezó el show.
Y no le contesté más. Apagué el celular y me tiré encima de mi amiga, estábamos las dos re contra calientes. Pegamos nuestros cuerpos y nos franeleamos mientras nos besábamos desesperadas. Ella tomó la iniciativa. Me acostó boca arriba y poniéndose a mi lado empezó a masturbarme con los dedos, mientras su lengua golpeaba mis pezones duros.
Yo la abracé y solo disfruté la situación hasta que me hizo acabar. Quedé con las piernas abiertas y respirando agitada, mientras Agus se subía encima besándome. Flexioné una de mis piernas y se sentó sobre ella, apoyando su espalda en mi muslo. Se empezó a mover masturbando su conchita contra mi pierna. Estiré mis manos para agarrarle los pechos, mientras ella desesperada se movía sin parar hasta que por fin, acabó en un orgasmo bien fuerte.
Nos abrazamos y dormimos plácidamente hasta el otro día. Cuando prendí el teléfono tenía varios mensajes de Lucas pidiendo por favor que le mostráramos más. "No te preocupes, que pronto ves todo en vivo", le contesté mientras volvía a mi casa.
Esa noche fui a cenar con él y luego pasamos la noche juntos. Lo que pintaba ser una noche romántica (nuestro primer día de los enamorados sin escondernos) duró poco. Apenas se cerró la puerta del ascensor, me arrinconó en una esquina y metió una mano en mi concha y la otra en mi cola. "Pendeja puta calienta pija", me dijo justo antes de besarme mientras sus manos me refregaban toda. Un romántico (pero admito que me la busqué jeje).
Se abrió la puerta y él se acomodó como si no hubiese pasado nada y salió rumbo a su departamento. Yo quedé con la boca y las piernas abiertas agarrándome de los espejos del ascensor; me había tomado de sorpresa. Tardé en reaccionar, hasta que logré salir y entrar al departamento.
Me sentó en el sillón y se desnudó delante mío. "Querías leche, tomá la leche" me dijo mientras metía su verga en la boca agarrándome de los pelos. Desesperada empecé a petear ese trozo inmenso de carne que se iba endureciendo en mi garganta. Frené para sacarme la remera y quedarme en tetas.
Su verga baboseada goteaba sobre mi cuerpo. Mis manos se movían cada vez más rápido sobre el tronco ensalivado. Cuando noté que su cuerpo se tensionaba, justo antes de acabar, saqué la pija de mi boca y la apunté en mi rostro. Saqué la lengua y dejé que los chorros de leche hirviendo me ensuciaran toda la cara.
Con la punta de la verga fue juntando algunos chorros y metiéndolos en mi boca. Me acostó en el sillón y empezó a desvestirme, pero le pedí que me dejara ir a limpiarme. "No. Acostate y si te chorrea te limpias con las manos". Obediente, me acosté y dejé que hiciera lo que él quisiera conmigo. Ese era el comienzo de la noche romántica que habíamos planeado. No podía con mi alma de esclava sumisa. Su lengua se apoyó en mi concha y con una hermosa chupada me hizo acabar, mientras su leche seguía chorreando en mis mejillas.
Ya calmados, tuvimos una cena tranquila y amorosa, como si nada hubiese pasado. Pero llegó el momento del postre... del otro postre. Besándonos fuimos a la habitación. Nuestras ropas fueron quedando tiradas en el piso a nuestro paso. En la cama, logré ponerme yo arriba de él. Su verga se refregaba en mi concha que chorreaba de ganas de sentirla adentro. La agarré con las manos y sin preámbulos la metí adentro despacio, hasta sentirla bien en el fondo. Tiré mi cuerpo hacia adelante y lo empecé a cabalgar mientras nos besábamos ahogando mis gemidos.
Su boca chupaba mis tetas y sus manos se aferraban fuerte de mi cola. Me apretaba las nalgas con ganas empujando mi cuerpo hacia abajo cada vez que subía, hasta que su verga quedaba casi afuera. Me tiró a un costado y se acomodó atrás mío, y empezó a garcharme en cucharita.
Su verga estaba totalmente enterrada, sus movimientos eran cortos y fuertes. Sentía mi cuerpo abrirse en dos cada vez que la punta de su pija tocaba fondo. Sus dedos empezaron a pajearme hasta hacerme acabar. Sacó la pija, chorreando en mis flujos y la metió en mi boca.
Volvió a garcharme con ganas, hasta que ya no dio más. "Adentro... acabame adentro, llename de leche... dale". Sentí su verga temblar y explotar dentro mío. Luego de un descanso breve, le presenté el nuevo juguetito que había comprado. "No dejás de sorprenderme", me dijo cuando le conté lo que quería hacer con las bolas chinas.
Me volví a subir sobre él, sentándome en su pija. Agarré las bolas chinas y empecé a meterlas en mi cola. "Ayudame", le pedí llevándole una mano hacia atrás. "Ay si... más" repetía cada vez que metía otra. Yo me movía suave sobre su verga sintiendo también como apretaban las bolas en mi culo. Con cuidado me levanté y quedé en 4, con la cola hacia arriba entregada a él. Lucas empezó a sacarlas de a una, mientras sus dedos me penetraban la conchita.
Antes de salir la última, tuve otro orgasmo sobre su mano. Me tiré en la cama, y sin perder tiempo, se subió encima clavándome la verga en la concha. Me agarró de los pelos y empezó a cogerme con fuerza. "Metemela... en la cola... metemela en la cola" repetía entre gemidos. Lucas sacó la pija, levantó mis caderas y apoyó la punta del pijón en mi ano ya dilatado.
Con un poco de dificultad al principio, empezó a abrirme el culo. Sentí como se escupía el tronco de la verga y desparramaba la saliva por la entrada de mi ano. Cuando se acomodó bien, volvió a agarrarme de los pelos y moverse cada vez con más fuerza, destrozando mi cola sin piedad.
Tuve que pedir por favor que frenara. No daba más. Sacó la verga y se pajeó sobre mi espalda hasta largar su acabada sobre mi cuerpo. Me quedé inmóvil sin poder reaccionar.
- Te gustó mi juguetito? - le pregunté al otro día, mientras desayunábamos.
- Si a vos te gusta y sirve para que goces más, me encanta.
- Si, me gusta más en la concha que en la cola, pero me encantó.
Tranquilas las charlas en el desayuno las nuestras.
- Sabés quien tiene ganas de probarlas? Agustina.- La mirada de Lucas se transformó, entendiendo a qué apuntaba mi comentario.
El fin de semana siguiente, llegué con Agustina a su departamento. Las veces anteriores, habíamos hecho un acting donde provocábamos el encuentro sin que él supiera. Pero a esta altura, ya no hacía falta. Quedamos en juntarnos a comer algo y hacer lo que había que hacer.
Sentados los 3 en la mesa, nos miramos un instante y sin necesidad de palabras, nos fuimos a la habitación. Entre las dos lo agarramos y lo tiramos en la cama. Yo arriba, lo besaba mientras Agustina le arrancaba el pantalón. Lo dejamos en bolas casi sin que se diera cuenta.
Mi amiga no perdió el tiempo y empezó a chuparle la pija. Le pasaba la lengua y empezaba a lubricarla para hacer su magia. Yo lo besaba por su pecho, su abdomen, sus brazos. Lucas cerraba los ojos y disfrutaba como sus dos putitas le daban placer.
Me acomodé al lado de Agus, y entre las dos nos fuimos turnando para chupar el vergón que ya estaba al palo. Nuestras bocas se deslizaban por el tronco, chocando nuestros labios en la punta. De vez en cuando nos dábamos un piquito, que no tardó en terminar en un beso fogoso de lengua que nos hizo olvidar de todo.
Lucas se incorporó cuando vio que habíamos quedado pegadas chapando. Sus manos empezaron a acariciar nuestras cabezas con ternura mientras no se perdía detalle de nuestro beso. Sus ojos exaltados mostraban que, a pesar que no era la primera vez, aún no podía creer lo que estaba viviendo.
Agus se levantó, y se sentó sobre su pija dándole la espalda. Yo la besaba mientras ella saltaba despacio sobre la verga de Lucas. Luego cambiamos. Me acostaron boca arriba y mientras me penetraba, Agus empezó a chuparme la concha apoyando solo la lengua en mi clítoris. A veces, se tentaba y la boca se iba a limpiar la pija de Lucas que salía empapada de mis flujos.
No fue difícil hacerme acabar. Cuando dejé de temblar, le tocó a Agustina. Nos acomodamos con un 69, ella arriba mío y, mientras yo se la chupaba, Lucas la penetraba. No podía cerrar los ojos ni para pestañar de lo caliente que era la imagen de la pija de mi macho penetrar profundamente la concha de mi amiga.
Cuando sacaba la verga, los flujos de ella chorreaban en mi cara. Mi chupada fue efectiva, y sentí que el cuerpo de Agus tembló incontrolablemente. Lucas también lo notó, y clavó su verga adentro dejándola enterrada mientras yo aceleraba la lengua hasta que explotó. Agustina se desahogó en un grito descontrolado mientras acababa con mi lengua moviéndose a mil, y la pija de Lucas clavada dando empujes cortitos sobre el fondo de su concha.
Cuando sacó la poronga, se pajeó sobre la cola de mi amiga hasta acabar. La leche fue escurriéndose por las piernas de Agustina hasta caer en mi rostro. Una vez calmados, era hora de jugar más. Saqué las bolas chinas del cajón y unas sogas. "Agus... querías esto?", le dije mientras le mostraba el juguetito. "Atala", le ordené a Lucas.
Ella obediente se acostó en la cama y estiró los brazos sobre su cabeza para ser amarrada. Mientras él se acostó a su lado, chupándole las tetas, yo me acomodé entre sus piernas. Se la chupé un rato, mientras lubricaba las bolas chinas, y despacio empecé a meterlas en su concha.
Una vez que estuvieron todas adentro, se las fui sacando de a poco. "Te gusta?", le pregunté. Agus estaba con los ojos cerrados sin poder parar de gemir. "Si.. si" exclamó casi sin aire. Lucas tenía una mano sobre una teta y la lengua sobre la otra. Cuando se las saqué todas, le comí la concha desesperadamente hasta hacerla acabar.
Sin desatarla, la dimos vuelta dejándola en 4. Su cara quedó apoyada sobre la almohada y su cola levantada. Lo puse a Lucas atrás y agarrándole la pija (previa chupada lubricante) se la metí en la concha. Su colita hacia el techo fue muy tentadora. Mientras él se la garchaba sin piedad, yo empecé a chuparle la cola queriendo abrir su ano con mi lengua.
Empecé a penetrarla con las bolas chinas, esta vez por atrás. "Ay Dios, me van a matar!" exclamaba ante las embestidas de Lucas y mi lengua. "Rompele el culo" le ordené a Lucas mostrándole el agujero dilatado que había dejado en su cola. Obediente, la sacó y empezó la culeada. "Despacio despacio despacio" repetía Agustina.
Me acomodé delante de ella, poniendo la carita de mi amiga en mi concha. No hizo falta decir nada. Ella se estiró y apoyó su lengua en mí, ahogando los gritos de la destrozada de orto que le estaban dando. Acabé muy intensamente en su boca. "Te molesta que me acabe adentro de la cola?" me preguntó Agustina.
Yo tenía las pulsaciones a mil por mi último orgasmo y esa pregunta me las subió aun más. Lucas se frenó esperando mi respuesta. No dije nada, solamente lo miré a Lucas y asentí. Él aceleró, cerró los ojos y acabó adentro del culo de mi amiga, que se había abrazado a mí. Mientras yo acariciaba su cara y su pelo, él seguía descargando todo su semen dentro suyo.
Cuando terminó, se tiró sobre la cama y me abrazó. Luego se levantó sin decir nada y se fue a bañar. Cuando entré atrás de ella, me abrazó. "Perdón... estaba muy caliente". Si bien me había sorprendido lo que me pidió, no me molestó como hubiese pensado. Al contrario. "No pasa nada... me encantó ver tu cara de puta" le dije sonriendo.
Volvimos con Lucas que se estaba quedando dormido. Nosotras, al contrario, estábamos recargadas. Lo despertamos chupándole la pija hasta dejársela como una piedra. Sabía que ahora me iba a tocar a mí entregar la cola. Me senté arriba de Lucas mientras Agus acomodaba la verga en mi conchita. Me fui sentando despacio sintiendo como me iba llenando de carne. "Dale puta metela toda" me incitaba ella.
Me empecé a mover, hacia arriba y abajo, con movimientos cada vez más intensos. Agus estaba atrás mío, apoyando sus tetas en mi espalda. Sus manos se juntaron con las de Lucas en mis tetas. Las fue bajando, hasta mi concha y empezó a masturbarme mientras la verga seguía taladrándome. Yo refregaba mi espalda en sus pechos.
Agus me pidió que me pusiera boca arriba. Quería probar mi juguetito. Se puso entre mis piernas y empezó a chuparmela. Lucas se acomodó al lado de mi cabeza metiendo su vergón en mi boca. Los dedos de Agustina jugaban dentro de mi concha, y no tardaron en dejarle lugar a las bolas chinas. Yo ahogaba los gemidos en la pija. Me dieron vuelta, y repetimos la historia: Lucas me garchaba por la concha, Agus metía las bolas en mi cola.
"Que carita de puta ponés cuando te sentís penetrada por todos lados" me decía Agus al oído mientras sacaba de a una las bolitas. "Me encanta" llegué a susurrarle. Lucas sacó la pija para acabar. No aguantó y acomodó la verga entre mis nalgas (sería una turca, pero en la colita).
Agustina acomodó la cara sobre mi espalda esperando que el primer chorro le golpee en su rostro. Si bien saltó bastante, no fue lo suficiente para ensuciar a mi amiga, que no perdió el tiempo y se acercó hasta la puntita para limpiar los últimos chorros que goteaban de su cabeza. Luego, pasó la lengua por mi espalda desparramando el resto del semen que chorreaba sobre mi cuerpo.
Si pensaron que mi cola se había salvado, están equivocados. Al otro día lo primero que apuntaron ambos es a lubricar bien mi agujerito para ser destrozado por el pijón de Lucas. Empezó Agus, chupándome el ano y penetrándolo con las bolas chinas. Luego fue el turno de Lucas de jugar con las bolas y con su lengua, para luego enterrarla toda.
Mi cola ya estaba acostumbrada a tanta verga y no ofreció resistencia. Él me agarró de los pelos y me pegó una culeada que dejó mis piernas temblando. "Por qué no me agarrás del pelo así a mi?", reclamó Agustina mientras acariciaba mi espalda y me daba chirlos suaves en la cola. "Vení, acomodate", dijo Lucas poniéndola en 4 al lado mío.
Mientras seguía rompiendo mi cola, sus dedos empezaron a penetrarla por la concha. Nuestras caras se unieron en un beso mientras él nos disfrutaba a las dos. Sacó la pija de mi cola y se fue a limpiar. "Me esperan así", dijo y se fue. No nos daba el cuerpo ni para movernos, pero no dejamos de besarnos ni un instante. Cuando volvió, de una entró en la concha de mi amiga. Sus dedos ahora se enterraban en mi conchita.
Se acomodó encima de ella y agarrándola de los pelos se la garchó violentamente. "Así, puta?" le repetía mientras su pija salía casi por completo y se enterraba entera. "Si... siii... siii" atinaba a decir ella totalmente entregada. Cuando la soltó, Agus se tiró en la cama y quedó inmóvil. Ahora era mi turno.
Como su buena perrita, levanté más la cola. Me agarró de los pelos y me destrozó la concha hasta que mis piernas no dieron más y quedé rendida en la cama. "Basta" repetimos casi al mismo tiempo. Lucas estaba parado al pie de la cama, con la verga enorme y dura apuntando al techo.
Nos arrodillamos a sus pies y empezamos a chuparle la pija, hasta que nos largó toda la leche sobre nuestras tetas. Mientras él acababa sobre nosotras, nos besamos atrapando sensualmente nuestros labios con los dientes. Lucas tenía los ojos abiertos sin perderse detalle de lo que hacíamos. "Me van a volver loco", dijo cuando de su pija no salió más leche.
Lo dejamos con la pija chorreando y nos abrazamos entre las dos enchastrando nuestros pechos llenos de semen. Luego de bañarnos, Lucas nos sorprendió con el desayuno listo para los 3. Sin dudas, atiende muy bien a sus putitas en todos los ámbitos.
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Indice
El viernes fui con mi amiga Agustina a comer, y luego me quedé en su casa a dormir. Le conté sobre mi compra, y empezamos a recordar la vez que la até y la hice delirar con ese juguetito. A medida que hablábamos nuestras caras se iban transformando en una mezcla de calentura y perversión. Le propuse usarlas de nuevo pero, esta vez, los 3 juntos. Quedamos un poco alteradas por las cosas que estaban pasado en nuestras cabezas y no me aguanté más. "Vamos a volverlo loco", le dije a mi amiga y empezó el show.
Y no le contesté más. Apagué el celular y me tiré encima de mi amiga, estábamos las dos re contra calientes. Pegamos nuestros cuerpos y nos franeleamos mientras nos besábamos desesperadas. Ella tomó la iniciativa. Me acostó boca arriba y poniéndose a mi lado empezó a masturbarme con los dedos, mientras su lengua golpeaba mis pezones duros.
Yo la abracé y solo disfruté la situación hasta que me hizo acabar. Quedé con las piernas abiertas y respirando agitada, mientras Agus se subía encima besándome. Flexioné una de mis piernas y se sentó sobre ella, apoyando su espalda en mi muslo. Se empezó a mover masturbando su conchita contra mi pierna. Estiré mis manos para agarrarle los pechos, mientras ella desesperada se movía sin parar hasta que por fin, acabó en un orgasmo bien fuerte.
Nos abrazamos y dormimos plácidamente hasta el otro día. Cuando prendí el teléfono tenía varios mensajes de Lucas pidiendo por favor que le mostráramos más. "No te preocupes, que pronto ves todo en vivo", le contesté mientras volvía a mi casa.
Esa noche fui a cenar con él y luego pasamos la noche juntos. Lo que pintaba ser una noche romántica (nuestro primer día de los enamorados sin escondernos) duró poco. Apenas se cerró la puerta del ascensor, me arrinconó en una esquina y metió una mano en mi concha y la otra en mi cola. "Pendeja puta calienta pija", me dijo justo antes de besarme mientras sus manos me refregaban toda. Un romántico (pero admito que me la busqué jeje).
Se abrió la puerta y él se acomodó como si no hubiese pasado nada y salió rumbo a su departamento. Yo quedé con la boca y las piernas abiertas agarrándome de los espejos del ascensor; me había tomado de sorpresa. Tardé en reaccionar, hasta que logré salir y entrar al departamento.
Me sentó en el sillón y se desnudó delante mío. "Querías leche, tomá la leche" me dijo mientras metía su verga en la boca agarrándome de los pelos. Desesperada empecé a petear ese trozo inmenso de carne que se iba endureciendo en mi garganta. Frené para sacarme la remera y quedarme en tetas.
Su verga baboseada goteaba sobre mi cuerpo. Mis manos se movían cada vez más rápido sobre el tronco ensalivado. Cuando noté que su cuerpo se tensionaba, justo antes de acabar, saqué la pija de mi boca y la apunté en mi rostro. Saqué la lengua y dejé que los chorros de leche hirviendo me ensuciaran toda la cara.
Con la punta de la verga fue juntando algunos chorros y metiéndolos en mi boca. Me acostó en el sillón y empezó a desvestirme, pero le pedí que me dejara ir a limpiarme. "No. Acostate y si te chorrea te limpias con las manos". Obediente, me acosté y dejé que hiciera lo que él quisiera conmigo. Ese era el comienzo de la noche romántica que habíamos planeado. No podía con mi alma de esclava sumisa. Su lengua se apoyó en mi concha y con una hermosa chupada me hizo acabar, mientras su leche seguía chorreando en mis mejillas.
Ya calmados, tuvimos una cena tranquila y amorosa, como si nada hubiese pasado. Pero llegó el momento del postre... del otro postre. Besándonos fuimos a la habitación. Nuestras ropas fueron quedando tiradas en el piso a nuestro paso. En la cama, logré ponerme yo arriba de él. Su verga se refregaba en mi concha que chorreaba de ganas de sentirla adentro. La agarré con las manos y sin preámbulos la metí adentro despacio, hasta sentirla bien en el fondo. Tiré mi cuerpo hacia adelante y lo empecé a cabalgar mientras nos besábamos ahogando mis gemidos.
Su boca chupaba mis tetas y sus manos se aferraban fuerte de mi cola. Me apretaba las nalgas con ganas empujando mi cuerpo hacia abajo cada vez que subía, hasta que su verga quedaba casi afuera. Me tiró a un costado y se acomodó atrás mío, y empezó a garcharme en cucharita.
Su verga estaba totalmente enterrada, sus movimientos eran cortos y fuertes. Sentía mi cuerpo abrirse en dos cada vez que la punta de su pija tocaba fondo. Sus dedos empezaron a pajearme hasta hacerme acabar. Sacó la pija, chorreando en mis flujos y la metió en mi boca.
Volvió a garcharme con ganas, hasta que ya no dio más. "Adentro... acabame adentro, llename de leche... dale". Sentí su verga temblar y explotar dentro mío. Luego de un descanso breve, le presenté el nuevo juguetito que había comprado. "No dejás de sorprenderme", me dijo cuando le conté lo que quería hacer con las bolas chinas.
Me volví a subir sobre él, sentándome en su pija. Agarré las bolas chinas y empecé a meterlas en mi cola. "Ayudame", le pedí llevándole una mano hacia atrás. "Ay si... más" repetía cada vez que metía otra. Yo me movía suave sobre su verga sintiendo también como apretaban las bolas en mi culo. Con cuidado me levanté y quedé en 4, con la cola hacia arriba entregada a él. Lucas empezó a sacarlas de a una, mientras sus dedos me penetraban la conchita.
Antes de salir la última, tuve otro orgasmo sobre su mano. Me tiré en la cama, y sin perder tiempo, se subió encima clavándome la verga en la concha. Me agarró de los pelos y empezó a cogerme con fuerza. "Metemela... en la cola... metemela en la cola" repetía entre gemidos. Lucas sacó la pija, levantó mis caderas y apoyó la punta del pijón en mi ano ya dilatado.
Con un poco de dificultad al principio, empezó a abrirme el culo. Sentí como se escupía el tronco de la verga y desparramaba la saliva por la entrada de mi ano. Cuando se acomodó bien, volvió a agarrarme de los pelos y moverse cada vez con más fuerza, destrozando mi cola sin piedad.
Tuve que pedir por favor que frenara. No daba más. Sacó la verga y se pajeó sobre mi espalda hasta largar su acabada sobre mi cuerpo. Me quedé inmóvil sin poder reaccionar.
- Te gustó mi juguetito? - le pregunté al otro día, mientras desayunábamos.
- Si a vos te gusta y sirve para que goces más, me encanta.
- Si, me gusta más en la concha que en la cola, pero me encantó.
Tranquilas las charlas en el desayuno las nuestras.
- Sabés quien tiene ganas de probarlas? Agustina.- La mirada de Lucas se transformó, entendiendo a qué apuntaba mi comentario.
El fin de semana siguiente, llegué con Agustina a su departamento. Las veces anteriores, habíamos hecho un acting donde provocábamos el encuentro sin que él supiera. Pero a esta altura, ya no hacía falta. Quedamos en juntarnos a comer algo y hacer lo que había que hacer.
Sentados los 3 en la mesa, nos miramos un instante y sin necesidad de palabras, nos fuimos a la habitación. Entre las dos lo agarramos y lo tiramos en la cama. Yo arriba, lo besaba mientras Agustina le arrancaba el pantalón. Lo dejamos en bolas casi sin que se diera cuenta.
Mi amiga no perdió el tiempo y empezó a chuparle la pija. Le pasaba la lengua y empezaba a lubricarla para hacer su magia. Yo lo besaba por su pecho, su abdomen, sus brazos. Lucas cerraba los ojos y disfrutaba como sus dos putitas le daban placer.
Me acomodé al lado de Agus, y entre las dos nos fuimos turnando para chupar el vergón que ya estaba al palo. Nuestras bocas se deslizaban por el tronco, chocando nuestros labios en la punta. De vez en cuando nos dábamos un piquito, que no tardó en terminar en un beso fogoso de lengua que nos hizo olvidar de todo.
Lucas se incorporó cuando vio que habíamos quedado pegadas chapando. Sus manos empezaron a acariciar nuestras cabezas con ternura mientras no se perdía detalle de nuestro beso. Sus ojos exaltados mostraban que, a pesar que no era la primera vez, aún no podía creer lo que estaba viviendo.
Agus se levantó, y se sentó sobre su pija dándole la espalda. Yo la besaba mientras ella saltaba despacio sobre la verga de Lucas. Luego cambiamos. Me acostaron boca arriba y mientras me penetraba, Agus empezó a chuparme la concha apoyando solo la lengua en mi clítoris. A veces, se tentaba y la boca se iba a limpiar la pija de Lucas que salía empapada de mis flujos.
No fue difícil hacerme acabar. Cuando dejé de temblar, le tocó a Agustina. Nos acomodamos con un 69, ella arriba mío y, mientras yo se la chupaba, Lucas la penetraba. No podía cerrar los ojos ni para pestañar de lo caliente que era la imagen de la pija de mi macho penetrar profundamente la concha de mi amiga.
Cuando sacaba la verga, los flujos de ella chorreaban en mi cara. Mi chupada fue efectiva, y sentí que el cuerpo de Agus tembló incontrolablemente. Lucas también lo notó, y clavó su verga adentro dejándola enterrada mientras yo aceleraba la lengua hasta que explotó. Agustina se desahogó en un grito descontrolado mientras acababa con mi lengua moviéndose a mil, y la pija de Lucas clavada dando empujes cortitos sobre el fondo de su concha.
Cuando sacó la poronga, se pajeó sobre la cola de mi amiga hasta acabar. La leche fue escurriéndose por las piernas de Agustina hasta caer en mi rostro. Una vez calmados, era hora de jugar más. Saqué las bolas chinas del cajón y unas sogas. "Agus... querías esto?", le dije mientras le mostraba el juguetito. "Atala", le ordené a Lucas.
Ella obediente se acostó en la cama y estiró los brazos sobre su cabeza para ser amarrada. Mientras él se acostó a su lado, chupándole las tetas, yo me acomodé entre sus piernas. Se la chupé un rato, mientras lubricaba las bolas chinas, y despacio empecé a meterlas en su concha.
Una vez que estuvieron todas adentro, se las fui sacando de a poco. "Te gusta?", le pregunté. Agus estaba con los ojos cerrados sin poder parar de gemir. "Si.. si" exclamó casi sin aire. Lucas tenía una mano sobre una teta y la lengua sobre la otra. Cuando se las saqué todas, le comí la concha desesperadamente hasta hacerla acabar.
Sin desatarla, la dimos vuelta dejándola en 4. Su cara quedó apoyada sobre la almohada y su cola levantada. Lo puse a Lucas atrás y agarrándole la pija (previa chupada lubricante) se la metí en la concha. Su colita hacia el techo fue muy tentadora. Mientras él se la garchaba sin piedad, yo empecé a chuparle la cola queriendo abrir su ano con mi lengua.
Empecé a penetrarla con las bolas chinas, esta vez por atrás. "Ay Dios, me van a matar!" exclamaba ante las embestidas de Lucas y mi lengua. "Rompele el culo" le ordené a Lucas mostrándole el agujero dilatado que había dejado en su cola. Obediente, la sacó y empezó la culeada. "Despacio despacio despacio" repetía Agustina.
Me acomodé delante de ella, poniendo la carita de mi amiga en mi concha. No hizo falta decir nada. Ella se estiró y apoyó su lengua en mí, ahogando los gritos de la destrozada de orto que le estaban dando. Acabé muy intensamente en su boca. "Te molesta que me acabe adentro de la cola?" me preguntó Agustina.
Yo tenía las pulsaciones a mil por mi último orgasmo y esa pregunta me las subió aun más. Lucas se frenó esperando mi respuesta. No dije nada, solamente lo miré a Lucas y asentí. Él aceleró, cerró los ojos y acabó adentro del culo de mi amiga, que se había abrazado a mí. Mientras yo acariciaba su cara y su pelo, él seguía descargando todo su semen dentro suyo.
Cuando terminó, se tiró sobre la cama y me abrazó. Luego se levantó sin decir nada y se fue a bañar. Cuando entré atrás de ella, me abrazó. "Perdón... estaba muy caliente". Si bien me había sorprendido lo que me pidió, no me molestó como hubiese pensado. Al contrario. "No pasa nada... me encantó ver tu cara de puta" le dije sonriendo.
Volvimos con Lucas que se estaba quedando dormido. Nosotras, al contrario, estábamos recargadas. Lo despertamos chupándole la pija hasta dejársela como una piedra. Sabía que ahora me iba a tocar a mí entregar la cola. Me senté arriba de Lucas mientras Agus acomodaba la verga en mi conchita. Me fui sentando despacio sintiendo como me iba llenando de carne. "Dale puta metela toda" me incitaba ella.
Me empecé a mover, hacia arriba y abajo, con movimientos cada vez más intensos. Agus estaba atrás mío, apoyando sus tetas en mi espalda. Sus manos se juntaron con las de Lucas en mis tetas. Las fue bajando, hasta mi concha y empezó a masturbarme mientras la verga seguía taladrándome. Yo refregaba mi espalda en sus pechos.
Agus me pidió que me pusiera boca arriba. Quería probar mi juguetito. Se puso entre mis piernas y empezó a chuparmela. Lucas se acomodó al lado de mi cabeza metiendo su vergón en mi boca. Los dedos de Agustina jugaban dentro de mi concha, y no tardaron en dejarle lugar a las bolas chinas. Yo ahogaba los gemidos en la pija. Me dieron vuelta, y repetimos la historia: Lucas me garchaba por la concha, Agus metía las bolas en mi cola.
"Que carita de puta ponés cuando te sentís penetrada por todos lados" me decía Agus al oído mientras sacaba de a una las bolitas. "Me encanta" llegué a susurrarle. Lucas sacó la pija para acabar. No aguantó y acomodó la verga entre mis nalgas (sería una turca, pero en la colita).
Agustina acomodó la cara sobre mi espalda esperando que el primer chorro le golpee en su rostro. Si bien saltó bastante, no fue lo suficiente para ensuciar a mi amiga, que no perdió el tiempo y se acercó hasta la puntita para limpiar los últimos chorros que goteaban de su cabeza. Luego, pasó la lengua por mi espalda desparramando el resto del semen que chorreaba sobre mi cuerpo.
Si pensaron que mi cola se había salvado, están equivocados. Al otro día lo primero que apuntaron ambos es a lubricar bien mi agujerito para ser destrozado por el pijón de Lucas. Empezó Agus, chupándome el ano y penetrándolo con las bolas chinas. Luego fue el turno de Lucas de jugar con las bolas y con su lengua, para luego enterrarla toda.
Mi cola ya estaba acostumbrada a tanta verga y no ofreció resistencia. Él me agarró de los pelos y me pegó una culeada que dejó mis piernas temblando. "Por qué no me agarrás del pelo así a mi?", reclamó Agustina mientras acariciaba mi espalda y me daba chirlos suaves en la cola. "Vení, acomodate", dijo Lucas poniéndola en 4 al lado mío.
Mientras seguía rompiendo mi cola, sus dedos empezaron a penetrarla por la concha. Nuestras caras se unieron en un beso mientras él nos disfrutaba a las dos. Sacó la pija de mi cola y se fue a limpiar. "Me esperan así", dijo y se fue. No nos daba el cuerpo ni para movernos, pero no dejamos de besarnos ni un instante. Cuando volvió, de una entró en la concha de mi amiga. Sus dedos ahora se enterraban en mi conchita.
Se acomodó encima de ella y agarrándola de los pelos se la garchó violentamente. "Así, puta?" le repetía mientras su pija salía casi por completo y se enterraba entera. "Si... siii... siii" atinaba a decir ella totalmente entregada. Cuando la soltó, Agus se tiró en la cama y quedó inmóvil. Ahora era mi turno.
Como su buena perrita, levanté más la cola. Me agarró de los pelos y me destrozó la concha hasta que mis piernas no dieron más y quedé rendida en la cama. "Basta" repetimos casi al mismo tiempo. Lucas estaba parado al pie de la cama, con la verga enorme y dura apuntando al techo.
Nos arrodillamos a sus pies y empezamos a chuparle la pija, hasta que nos largó toda la leche sobre nuestras tetas. Mientras él acababa sobre nosotras, nos besamos atrapando sensualmente nuestros labios con los dientes. Lucas tenía los ojos abiertos sin perderse detalle de lo que hacíamos. "Me van a volver loco", dijo cuando de su pija no salió más leche.
Lo dejamos con la pija chorreando y nos abrazamos entre las dos enchastrando nuestros pechos llenos de semen. Luego de bañarnos, Lucas nos sorprendió con el desayuno listo para los 3. Sin dudas, atiende muy bien a sus putitas en todos los ámbitos.
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41 comentarios - San Valentín compartido
mi hermano sabe que estoy con lucas, NO sabe lo que tengo con agustina y NO sabe que lo hacemos los 3 juntos. ahora el esta de novio, igualmente, no lo incluiria. no me copan esas cosas
gracias por comentar
En las fotos del Whatsapp, quien es quién?
¿Como limpias las bolas? Yo mis juguetes los limpio con gel íntimo
agua tibia, jabon neutro antes y despues de usar 😉
gracias por comentar
gracias por comentar!
gracias 😃
Lucas acabó alguna vez dentro de Agus ?
Me parece muy bien! Imagínate si tu amiga terminará embarazada de tu novio ahre
Te suele llenar de leche la concha o se viene poquito?
El miedo de cuidarse y quedar embarazada igual ?
gracias por comentar!