(foto de Mora, relato real)
Mora y yo estamos casados por más de quince años, y puedo decirles, que viviendo ambos los 40, podemos dar garantía que somos una pareja feliz, sana sentimentalmente, y ninguno duda del amor expresado al otro.
Somos un matrimonio de mente abierta, que hemos priorizado la satisfacción sexual y el placer sin complejos ni tabúes, somos tolerante con el morbo del otro, y siempre complementa las necesidades propias, habiéndonos expuesto a las miradas de ajenos de nuestras fechorías, a prostituirse por una noche y una vez con un desconocido, mientras yo la observaba a cubierto y a lo lejos en un monte descampado mientras se cogían a mi mujer en el capot del auto, a compartirla con un pendejo "alzado" en un cine para adultos, y tantas delicias más, que pudo asegurar que a mi "Mo" no la cambió por nadie... Realmente me completa y me hace feliz.
Una tarde lluviosa de un sábado de octubre, de esas grises que llaman al aburrimiento, Mora aparece en el living donde miraba un partido de la premier league; toda vestida de negro, con una minifalda tableada corta, remera ceñida al cuerpo con un escote en "V" muy pronunciado, medias de red a tono autososten, borcegos de cuero, una cola tirante recogida alta, delineador que seguía en punta hacia las orejas dándole un aspecto de gata indomable, labial rojo púrpura que resaltaba sus labios carnosos, y me dice:
- Papi... Me llevas a Zara del Shopping?
Al verla, con solo imaginarme a mi nena caminando con gracia por un shopping un sábado de tarde, robándose las miradas de solteros y casados, mientras yo la sigo a distancia prudencial observando la escena, me hizo decirle si! Casi al instante.
- Que te vas a comprar bebota?
Y con su risa burlesca simulando una nena pero con ese tono lujurioso que me enloquece y la convierte en la reina de las putas, dijo:
- No papi, trabajo ahí, en la sección de hombres, atiendo a señores que no saben que comprar... (mientras se mordía el dedo simulando ingenuidad)
Claro y de más decir está decir, que Mora no trabaja ahí. Me estaba vendiendo la aventura de asesorar y simular ser una vendedora en la sección de hombres de la afamada tienda, mientras se dejaba ver provocativamente por debajo de la minifalda.
- Ah si? A ver... Date vuelta y muéstrame que tienes abajo de la pollerita
Sin sacarse el dedo índice de la boca, mientras lo mordía y me mostraba su sonrisa picarona, giró, se levantó la diminuta falda hasta la cintura, y vi la imperceptible tanga negra de encaje asomar a la altura del coxis de entre sus nalgas...
- que chiquita bebé, pensé que no tenias nada
Le retruqué, a lo que ella elevando la apuesta, se agachó tocando sus piernas brillosas por la loción de Victoria Secrets que podía oler desde donde la observaba, hasta llegar a sus tobillos, y pude ver asomar pulposa su concha por entre la tanga, ya que un tajo en el diseño le servía de ventana a su lampiña vulba.
Sentí unas ganas irrefrenable de cogerla en ese mismo instante por la raja de su ropa interior que liberaba su sexo sin más, pero al pararme del sillón, se incorporó enseguida, se acomodó la pollera y encaminando hacia la puerta me dijo:
- Llegó tarde papi!
No se si será una regla internacional, pero donde vivo, los vendedores de Zara atienden de negro, y por lo general las mujeres atienden la sección femenina y los hombres la masculina, pero la tienda es tan grande, que muchas veces falta asesoramiento, y pocos reparan en quien los atiende.
En el viaje que no duró más de veinte minutos, le preguntaba cómo la trataban los clientes y sus compañeros y ya comenzó a hacerme volar la cabeza de tal forma, que mi miembro explotaba debajo de mis jeans.
Cuando entramos a la tienda hicimos un recorrido viendo la disposición de la misma, los lugares más resguardados y con menos gente, y potenciales suertudos a vivir una experiencia única.
Al cabo de un rato, me quedé a unos 10 metros simulando ver unas sudaderas, cuando veo que se acerca a un veterano, pelado, de unos 55 a 60 años, con un poco de panza a jugar por la tirantez de los botones de su camisa, pantalón de vestir beige, y un jean en la mano que calculaba a ojo sin decidirse.
Veo que Mora me mira, se pone a doblar jeans al lado del hombre y de manera natural le pregunta:
- Buscaba para usted?
- En realidad es para regalar, pero me la juego a que usa un talle menos que yo.
- veamos, entonces ese me parece chico, le dijo.
Se dio vuelta dándole la espalda, y se agachó para buscar otro talle en el estante debajo de la mesa. Pude ver que el veterano retrocedía un paso y centraba su mirada en el culo semi desnudo que me imaginaba sin ver de mi mujer.
Lo tuvo así quizás 45 segundos, y al acercarme por el costado disimuladamente un par de metros, pude ver como su culo iluminaba su rostro poseído, y note como comenzaba a formarse el bulto prominente debajo de su pantalón.
Cuando cree tener el pantalón que deseaba, se da vuelta hacia él, algo agachada dejando ver ahora sus pechos, convencida que ese estaría bien.
- Permítame, le dijo.
Se puso en cuclillas frente a él, su cabeza le quedaba a la altura de su bulto cada vez más evidenciable, lo miró, levantó la vista y lo miró a él mordiéndose el labio, cuando veo que su mini la tiene en la cintura, y por la perspectiva del cliente de frente, le estaría viendo su conchita depilada y de labios hinchados saludarlo desde su entrepierna.
Ella abre el pantalón estirándolo a lo ancho, mide la anchura desde las rodilla, y comienza a subirlo hacia su cintura, viendo por mi posición, como la palma de su mano le rosa con ganas y despacio la pija del cliente. Queda simulando medidas como un sastre y rosando con la mano el paquete del comprador que se movía como un resorte.
- Tiene razón, era como el que estaba viendo.
Se voltea, se levanta para volverse agachar, y ahora su culo semi desnudo, se posa en su pija haciendo contacto, disimulando sentir la pija que me imaginaba chica y gorda partiendo en dos sus nalgas. Ella buscaba laboriosa mente, el al cabo de tres segundos, empezó a refregarle la pija mientras cada tanto, pegaba una ojeada a su alrededor para no ser descubierto y yo miraba para otro lado a tiempo para no interrumpir su furia animal.
Al cabo de un breve bamboleo, mi mujer se para y le muestra el que el señor estaba viendo, pude ver el lamparón en su bragueta evidenciando su eyaculación prohibida, justo al tiempo que llega una señora de edad viene a buscarlo, agradece éste el asesoramiento, y se pierde un par de secciones más allá con su mujer disimulando con el pantalón que acababa de seleccionar, su mancha delatora.
A esa altura mi cutis estaba rojo de la calentura, por entre el bolsillo de mi pantalón, me había pajeado suavemente viendo aquella escena, y de a poco empecé a acercarme con la intención de llevarla al auto y cogerla, pero el deseo duró poco, ya que vi acercarse a un joven, de buen físico de unos veinte años donde estaba ella, por el refilón, lo ve acercarse y se agacha mostrándole el culo a quien venía a su encuentro.
El flaco se para indeciso, sonríe pícaramente y se queda inmóvil observando. Mora, haciéndose la distraída, lo ve y le pregunta si necesita ayuda. El le pregunta por el probador y mi putita le señala la zona, lo observa llegar, hablar con el portero de los probadores, ve que le da un cartel con el numero tres a la distancia, y se acerca mientras yo observo impávido, veo que habla con el portero, y pasa a los probadores.
Comencé a acercarme y el tiempo se me hacia eterno, para mi fue una hora, pero el reloj y la realidad me dijeron que fueron 5 minutos, cuando la veo salir sola y acercarse a mi:
- Vámonos ya a casa!
En el camino se desvelo la incógnita, me contó que le dijo al portero que su hermano estaba en el cambiador 3 y la había llamado para que le diera su opinión, por lo que la dejó pasar. Se metió sigilosa al cambiador indicándole silencio con el dedo sobre sus labios, y lo encontró en bóxer por probarse unos deportivos.
Me dijo que se acercó y le disuadió sus dudas con un beso de lengua, mientras su mano se metía por debajo del elástico de su bóxer buscando encontrar su pija, que aún en el desconcierto se hallaba "bobona". Le pellizco sus pezón es de pectorales firmes, y cuando la sintió tiesa, se agachó dejando al descubierto su conchita brillosa de lubricación, le bajó a medias el bóxer y comenzó a mamársela mientras se acariciaba en círculos su clítoris prominente y duro.
Cuando sintió su respiración jadeante le tapó la boca y siguió chupándosela, y cuando comenzó a sentir latir el glande a punto de eyacular, salió en seco y se paró alejándose de él, le hizo señas que se sentará en el piso, y con el puño cerrado, le hizo la seña moviéndolo hacia arriba y abajo que se pajeara. Este lo hizo sin dudarlo, ella se acercó, apoyo un zapato en la pared, con una mano lo agarro de los pelos afirmando su cabeza contra la pared, y mientras se tocaba su concha sedienta, comenzó a acercarla a su cara hasta que su lengua apenas podía dar lengüetazos en su clítoris húmedo.
Sentía como se pajeaba con más fuerza mientras seguía maniatándolo del cabello, y con la otra mano, por la espalda, comenzó a meterse un dedo en el culo hasta tenerlo todo adentro y se lo cogía despacio desde la uña hasta la tercer falange, entrando y saliendo hasta que pudo ver sus ojos desorbitados cuando se baño el pecho de leche, que recogió con el mismo dedo que se había metido en el culo, y se trago cada fragmento que se había esparcido en el pecho atlético y lampiño del joven desconocido, juntándololo con la yema de sus dedos y llevándose a la boca. Salió como había entrado, en silencio y a mi encuentro pidiéndome por favor que la lleve a casa y la coja como merecía.
Ahora se durmió, después del tercer polvo que me sacó, extenuada, diciéndome al oído previamente mientras la cogía, que el pendejo la tenía más grande y venosa que yo, y que de haber tenido un condón, mi suerte hubiera sido otra.
Fin.
PD: manden privado con sus comentarios y si quieren fotos, le encanta imaginarlos en nuestra cama cogiéndola con lo que les produce.
2 comentarios - Mi Bebota manoseada